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Abdón Ubidia

(Quito, 1944)

Abdón Ubidia (Quito, 1944) es una de las voces más representativas y relevantes de la
moderna literatura ecuatoriana. Su libro de relatos Bajo el mismo extraño cielo (Premio
Nacional de Literatura José Mejía, 1979), Divertinventos (1989) y las novelasSueño de
lobos (declarada Libro del Año 1986 y ganadora también del Premio Nacional de
Literatura) y Ciudad de invierno (que ha alcanzado las diez ediciones). Como
investigador en el campo de la literatura oral, ha publicado El cuento popular (1997)
y La poesía popular (1982). Ha colaborado en numerosas publicaciones culturales,
dirigió la revista cultural Palabra suelta, y ha realizado investigaciones de campo como
compilador de leyendas y tradiciones orales. Sus relatos han sido traducidos a varias
lenguas europeas.

Bibliografía
Novela: Ciudad de invierno (Quito, 1984); Sueño de lobos -Premio "José Mejía
Lequerica"- (Quito, 1986). Cuento: Bajo el mismo extraño cielo (Bogotá, 1979);
Divertinventos (Quito, 1989); El palacio de los espejos (Quito, 1996). Teatro: Adiós
siglo XX (Quito, 1992). Ensayo: El cuento popular (Quito, 1977); La poesía popular
ecuatoriana (Quito, 1982); Referentes (Quito, 2000). Consta en las antologías: Cuento
ecuatoriano contemporáneo (Guayaquil, s.f); Nuevos cuentistas del Ecuador
(Guayaquil, 1975); Así en la tierra como en los sueños (Quito, 1991); Cuentos
hispanoamericanos, Ecuador (1992); Cuento contigo (Guayaquil, 1993); Diez cuentistas
ecuatorianos (Quito, 1993); Doce cuentistas ecuatorianos (Quito, 1995); Veintiún
cuentistas ecuatorianos (Quito, 1996); Antología básica del cuento ecuatoriano (Quito,
1998); Cuento ecuatoriano de finales del siglo XX (Quito, 1999); Cuento ecuatoriano
contemporáneo (México, 2001).

DEL MÉTODO PARA DESTRUIR UN GRAN AMOR

Abdón Ubidia

Destruye, si es posible, su retrato.


Ovidio, Arte de olvidar.

Amiga, amigo: si usted ama está indefenso. El ataque proviene de usted mismo.
De adentro. Créanos: no podrá defenderse. El mundo lo arrollará. Un enamorado no
existe. Ha perdido su unidad. Ha perdido sus límites. Está disuelto, disgregado en el
aire. No sabe dónde empieza y termina lo suyo. Ha dejado de ser un sujeto.
El amor es una enfermedad mental y usted está enfermo. Usted comete locuras y
se ufana de ellas. Tiene la sensación de estar “dentro de” y no “fuera de”: conclusión: no
puede tener un conocimiento objetivo de las cosas. Conclusión: usted ha perdido el
mundo.
Es doloroso decirlo, pero la única manera de recuperarlo es recurrir al odio.
Porque el odio es una forma de conocimiento. El odio impone distancias, asigna límites,
define. No hace concesiones. Exterioriza. Expulsa de las almas apasionadas los
fantasmas inasibles y los vuelve objetos. Objetiva.
Cuando usted ama no puede saber en dónde termina su yo y empieza el del Otro.
Eso le obliga a omitir toda la serie negra de datos que sus ojos enamorados no quieren
ver: los pequeños y grandes defectos, las fealdades, las imperfecciones. Si ama, en usted
solo opera una serie áurea: la belleza que usted fabula y necesita: el agua que inventa
para su sed. Porque todo enamorado siempre sueña su amor. Convénzase: el odio es el
despertar del amor.
La receta para alcanzar el odio es una: piense usted en la serie negra de
recuerdos que, muy a su pesar, quedaron en su corazón; lo que perdonó, lo que pasó por
alto: busque en su memoria todas las fealdades, las torpezas, las cobardías que pueda
recordar. No tenga piedad. Usted es un asesino. Un asesino laborioso. Usted está
matando un gran amor. Y un asesino no puede tener piedad.
El resto lo hace el tiempo. Un día, usted habrá recobrado su unidad. Volverá a
tener un cuerpo suyo. Una conciencia suya. Una mente lúcida. Un lugar real en el
mundo. Será capaz de decir opiniones de este tipo: “Todo amor es narcisista: uno se ama
a través del otro”. O: “Toda pasión es el encuentro de dos fantasmas”. O: “Quien ama se
fabula y engalana para otro que también se fabula y engalana para uno”. O: “La pasión
es la salida irracional de una razón que se asfixia”.
En ese día el odio y el amor se habrán aniquilado mutuamente. Y usted será el
único vencedor de esa batalla. De pronto usted estará “fuera de” y no “dentro de”.
Volverá a ser un sujeto. Habrá recuperado el mundo.
No podrá creerlo. La felicidad de la razón será suya. Y aceptará el amor apacible
y fiel, y hasta el tedio o la soledad, como fórmulas válidas para eludir el sufrimiento. Y
la pasión habrá dado paso a la sabiduría. Y los días vendrán. Y los soles y las lluvias
vendrán. Y los años vendrán. Y usted envejecerá dulcemente. Y así, implacables, las
bellas dunas del desierto borrarán todos los espejismos*.

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* Publicación conjunta del Círculo machista de Munich y el Círculo feminista de Berlín.

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