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La humanización del cuidado de enfermería en la Unidad de

Cuidados Intensivos
Luis Gilberto Agreda López1

Resumen

A través de la historia se ha implementado diferentes factores al cuidado del paciente en estado crítico, tales
como el buen servicio y el auge en la tecnología para la seguridad en las Unidades de Cuidado Intensivo.
Es importante que los profesionales de enfermería tengan una prospectiva dinámica y humana respecto a
los diferentes aspectos que son más relevantes para los pacientes y sus familias, como el respeto hacia sus
creencias y valores, para brindar un apoyo en el nivel de afrontamiento, una orientación en el momento de
regirse al reglamento de visitas en esta área de trabajo y lo que es más significativo: el soporte a las familias
en una situación de prioridad presentada para la atención; por lo tanto es esencial constituir un enfoque
humanizado para brindar una atención integral desde el capital humano.
Palabras clave: Atención de enfermería, humanización de la atención, cuidados intensivos, labor médica.

Humanization of infirmary care in the Intensive Care Unit

Abstract

Through history they have been implemented different factors to critically ill patient care, such as good service
and a boom in technology for security in the Intensive Care Units.
It is important that nurses have a human dynamics and foresight regarding the different aspects that are
most relevant for patients and their families, such as respect for their beliefs and values, support for coping
level, an orientation to when guided visits to the regulations in this area of work and what is more significant:
support to families in a situation of priority brought to the attention; therefore it is essential to constitute a
humanized approach to provide comprehensive care from the human capital.
Key words: Nursing care, humanization of care, intensive care, medical work.

1. Introducción

Nos enfrentamos a un mundo globalizado, en constante desarrollo científico y tecnológico que favorece el
tratamiento y facilita la labor médica; sin embargo crea nuevos retos para el personal de enfermería en el cuidado
del paciente, y en muchos casos, sin querer, se desplaza el componente humano en pro de la ciencia. Los pacientes
en estado crítico cuentan con una alta tecnología en hospitalización, asistida por diferentes equipos tales como
monitores, ventiladores, desfibriladores, catéteres, entre otros, dejando a un lado la labor del profesional de
enfermería, quien complementa este conjunto de elementos tecnológicos que a su vez necesitan ser fusionados
por la parte humana, permitiendo de esta manera una atención óptima en el cuidado del paciente.
El objetivo de este trabajo es brindar a los profesionales de enfermería, parámetros y habilidades
comportamentales basadas en la ética para implementar en su rol profesional, que les permitan prestar un
cuidado humanizado al paciente atendido en las Unidades de Cuidado Intensivo (UCI).
1
Enfermero, Universidad del Cauca; Especialista en Auditoría en Salud, Fundación Universitaria del Área Andina; Especialista en Gerencia en Salud
Ocupacional, Fundación Universitaria del Área Andina; Diplomado en Competencias para la docencia universitaria, Fundación Universitaria del Área
Andina; Curso de Inducción Profesor Tutor, “CITE” Centro de Innovaciones en Tecnologías Educativas, Whitney University System, ILUMNO; Ponencia,
“Los medios educativos virtuales como herramienta de apoyo en la formación superior de enfermería”, XII Conferencia Iberoamericana de Educación
en Enfermería, ALADEFE, Montevideo, Uruguay. Docente tiempo completo Programa de Enfermería Universidad del Área Andina sede Bogotá. Correo
electrónico: lagreda@areandina.edu.co

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Por lo tanto es importante tener clara la necesidad de asumir una prospectiva con un mayor nivel de
compromiso respecto al cuidado del paciente crítico, teniendo en cuenta el estado de vulnerabilidad en el
que se encuentra, y sumado a esto, la falta de privacidad por la cantidad de camas hospitalarias, los sonidos
de los equipos de monitoreo, la pérdida del entorno natural al que estaba acostumbrado y el conjunto de
pacientes que se encuentran en una situación de dolor e incomodidad similar (Vargas, 2007).
Estos factores, atendidos bajo los parámetros médicos, aquejan al paciente, razón por la cual es necesario que
éste pueda sentir un apoyo moral y ético por parte del personal, que le facilite asumir temas en algunos casos
tabú, tales como: el nivel de afrontamiento con respecto a su situación crucial, que lo puede llevar a la muerte.
A pesar de tener toda la acometida científica y tecnológica calificada, necesita en su subconsciente tener un
soporte moral que lo aleje del temor, la angustia, el dolor y la sensación de desasosiego, brindándole así un
nivel de satisfacción más elevado para sobrellevar la crisis, ya que de esta manera se hace una interacción
humana asertiva por parte del personal de salud (Villarreal, 2007).
Asimismo, el correcto abordaje hacia las familias y el paciente con respecto al tema religioso, es primordial
dado el mundo multicultural que está teniendo un crecimiento exponencial según el Departamento
Administrativo Nacional de Estadística (DANE, 2005) del 1.09% hacia el 2020, lo cual indica que para esta
fecha la diversidad religiosa será maximizada; esto permite inferir que la cantidad de creencias religiosas se
verán variadas significativamente; a causa de esto se debe implementar conductas neutrales que ayuden
como profesionales al servicio del cuidado, a ajustarse adecuadamente para facilitar un trato digno, una
conexión conjunta y un respeto por las creencias (Arredondo-González y Siles-González, 2009).
Por lo tanto y siguiendo los parámetros de la Constitución Nacional (Presidencia de la República, 1991) que
permite inferir que en el diario vivir debe existir una coexistencia igualitaria de todas las creencias religiones y
que estas decisiones netamente personales no deben afectar a ningún tercero, puesto que debe prevalecer la
vida y las leyes, es necesario reflexionar: ¿Qué tan importante es que los profesionales de salud al cuidado del
paciente crítico intervengan para ayudar a suplir estas necesidades terapéuticas y así lograr que el paciente
responda adecuadamente a los tratamientos?

2. Metodología

Con base en la práctica y experiencia de trabajo, surge como proyecto pedagógico de aula “El cuidado
humanizado en las Unidades de Cuidado Intensivo”, con la recopilación de experiencias en las UCI de cuatro
instituciones hospitalarias de tercero y cuarto nivel de atención de la ciudad de Bogotá, para lo cual se describe
en forma narrativa la experiencia de cuidado humanizado. Sin embargo y a pesar de que este trabajo fue
elaborado en una institución de régimen de salud especial de las Fuerzas Militares, en una institución privada
que buscaba la acreditación de alta calidad, en un hospital del Estado y otro de carácter público privado, en
los cuales se tuvo en cuenta los factores que afectan el cuidado humanizado, la humanización no encuentra
diferencias con el paciente en estado crítico.
En primer lugar es necesario tener en cuenta algunas consideraciones en cuanto al ambiente y entorno de los
pacientes en estado crítico:
Para la admisión del paciente a una UCI se debe evaluar los criterios de ingreso, como las indicaciones por
prioridad, entre las cuales están: pacientes inestables que requieren monitoreo, ventilación mecánica, uso
de drogas vaso activas, pacientes en shock o postquirúrgicos que requieren maniobras de intubación y RCP,
con indicaciones fisiológicas como pacientes con alteraciones hemodinámicas, neurológicas, desequilibrios
metabólicos e indicaciones por patologías como neumonía, enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC),
asma, síndromes coronarios, traumas y poli traumas, pancreatitis, entre otras, las cuales crean en el paciente
un alto grado de vulnerabilidad física y psicológica.
Posteriormente se procede con la atención con métodos invasivos de monitoreo, toma de muestras, paso
de catéteres, en algunos casos intubación orotraqueal para ventilación mecánica y por supuesto sedación,

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procedimientos que requieren del personal de salud prontitud y exactitud en la ejecución, poniendo a prueba
las habilidades, conocimientos y destrezas, generando estrés y dejando en segundo plano el trato humanizado.
En cuanto a la UCI, es un área de tránsito restringido, donde sólo puede permanecer el personal autorizado y
en el que las visitas son por corto tiempo y escasamente una o dos personas, las más cercanas, debido al alto
riesgo de contaminación que perjudica a la persona en estado crítico, a quien el riesgo y la proximidad a la
muerte despiertan el acercamiento a sus creencias religiosas, al igual que a sus familiares y allegados.
También es necesario analizar que el paciente permanece en la mayoría de los casos en estado de sedación,
bajo efectos de los derivados opiáceos, que deprimen su estado mental y no le permiten pensar con claridad
y comunicar sus sentimientos. Los temores e incertidumbre de perder la vida hacen que como ser humano
se aferre a sus creencias religiosas.
El personal de la UCI debe tener una formación académica especial, como los cursos de Soporte Básico de
Vida (BLS, por sus siglas en inglés), Apoyo Vital Cardiopulmonar Avanzado (ACLS), especialización específica
en el área de cuidado crítico o respiratorio, entre otros, actualizados y certificados.

3. Resultados

Se puede analizar que el ser humano tiene ciertas necesidades que se van satisfaciendo de manera natural
por simple instinto, tales como la alimentación, el descanso, la depuración de sustancias, entre muchas otras,
que le permiten obtener un grado óptimo de bienestar y las hace inmersas ante las otras necesidades del ser
humano. En cambio las necesidades emocionales, intrapersonales y las que requieren ser suplidas con ayuda
del entorno o bien llamadas necesidades relacionales, adquieren un alto grado de importancia, según la
situación y el grado de madurez y edad de las personas. Es muy importante en esta fase tratar de suplir estas
necesidades e intervenir como profesional en el cuidado del paciente crítico para tratar de lograr un resultado
favorable en su recuperación (Cuadra, 2002).
Fueron determinados algunos de los factores que en el cuidado del paciente en estado crítico pueden favorecer
su recuperación, o en caso contrario, ayudar a una muerte digna, en paz con su fe o creencia religiosa:
3.1 La Familia
En principio el paciente necesita del contacto pleno de otro ser humano, que comprenda la necesidad del
afectado para saciar la angustia y el dolor en una situación de alto riesgo, ya que éste le proporciona un
estado de armonía con respecto al grado de vulnerabilidad ante el peligro actual y el futuro que se pueda
presentar; de esta forma los pacientes experimentan una comunicación afectiva, confiable y de protección.
Por lo tanto, el incluir una expresión de amor, demostrar preferencias y un apoyo incondicional, permite que
se vea una mejor labor médica, que no se dificulte la esperanza y que se desplace la frustración, la impotencia
y la impaciencia (Erskine, 2004), por lo cual es necesario que se permita a la familia estar cerca y prolongar el
tiempo de visita o de acompañamiento para estar al tanto de la situación clínica del paciente.
3.2 Valores y creencias
Este punto posibilita adentrarse en un tema bastante complejo y de alto impacto: las creencias religiosas y
el temor a la muerte, los cuales están sujetos a las necesidades espirituales, formadas desde la infancia y
catalogadas como ‘mi yo interior’, teniendo en cuenta que debido a la globalización, el mundo es hoy más
diverso culturalmente, lo que hace que cada paciente y su familia tengan una prospectiva muy específica,
como por ejemplo, lo que se debe o no comer, lo que es o no es correcto, una transfusión de sangre u órganos
y demás. No se puede dejar a un lado la importancia de considerar que debe primar la vida, la integridad y el
servicio que se presta a la comunidad, independientemente de los valores o creencias que tenga cada uno de
los involucrados en la situación crítica, claro está sin dañar la voluntad, la autoestima y la integridad personal
del otro; por tal razón el personal médico debe desarrollar ciertas capacidades que permitan detectar el
camino adecuado para implementar en cada uno de los casos registrados en la situación de crisis.

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Cabe finalmente resaltar que los puntos de vista deben ser neutrales y ajenos a los límites de los otros, por
tanto se debe trabajar en alcanzar un alto nivel de aceptación y profesionalismo que permitan que el paciente
pueda tener un aliciente realista y autónomo de la situación, lo cual posibilita manejar un proceso de abordaje
para el acompañamiento espiritual y médico al paciente durante su paso en la UCI. Un claro ejemplo en la
religión católica es la aplicación de los “santos óleos” para la unción de los enfermos, que permite al ser
en su fe, sanar el espíritu como también su “cuerpo y alma”. La misión en este caso como profesionales de
Enfermería es permitir y facilitar que este culto se pueda realizar, o en el caso de la religión cristiana, que el
Pastor o Líder religioso haga lo propio.
3.3 Reglamentos y visitas
Por otro lado, el reglamento de visitas debe tener prioridad con el paciente de cuidado crítico y ser flexible,
de acuerdo con la situación clínica del paciente, debido a la importancia que ellas conllevan para interactuar
de manera interpersonal, ya que permiten un proceso ético y psicológico para el mejoramiento, de hecho sin
dejar a un lado la importancia de los parámetros implementados en las instituciones hospitalarias para no
afectar la seguridad del paciente (Poblete y Valenzuela, 2007) (8).
Por su parte Small (2010) expone su experiencia como docente y supervisora en psicoterapia integrativa
y miembro clínico de la Asociación Internacional de Análisis Transaccional (ITAA, por sus siglas en inglés) y
permite una comprensión de la relación terapéutica mediante la discusión de las necesidades relacionales,
las cuales están basadas en la teoría del desarrollo evolutivo temprano, mostrando como estos conceptos son
fundamentales para ayudar a crear una relación curativa con los pacientes.
3.4 Ética profesional
Con los cambios surgidos en el régimen de salud y la situación actual de las instituciones, es necesario pensar
en el actuar del personal de salud, quienes en ocasiones olvidan el principio de su profesión. Por tal razón,
el diario El Tiempo (2015) muestra en el estudio realizado por la Veeduría Distrital, que el mayor porcentaje
en reclamaciones por parte de las personas en Bogotá en el año 2014 se concentra en los sectores de salud
y movilidad con un 56%, del cual el 23,04% son exclusivamente de salud. Con respecto al tema de salud, los
usuarios se manifiestan por la atención deshumanizada, lo que evidencia con el total de quejas registradas
por los bogotanos, que existe un promedio diario de 542 peticiones al día, estadísticamente 22 solicitudes de
quejas y reclamos por hora, dirigidos a los 22 hospitales públicos.
Las reclamaciones estuvieron enfocadas en la mala atención por parte del personal, lo que reduce
notablemente la calidad con respecto al servicio prestado por las instituciones, y permite colegir que
debe existir un compromiso por parte de los funcionarios para reducir estos índices y dar al paciente y sus
familiares una óptima atención enfocada a la ética, de tal modo que se pueda satisfacer sus necesidades
físicas y psicológicas (El Tiempo, 2015).
En este orden de ideas, se debe destacar la importancia de maximizar el cuidado y la satisfacción de los sujetos
en estado crítico por parte del personal de enfermería, quienes deben caracterizarse por la calidad humana,
los conocimientos profesionales y éticos y las destrezas que permitan crear un sentido de conciencia, para
planear una acción efectiva en el proceso de identificar el grado de dolor, incomodidad y las implicaciones que
conllevan estos pacientes, teniendo en cuenta la utilización de recursos tecnológicos, éticos y morales, para
tomar las mejores decisiones al elaborar una estrategia que promueva la satisfacción plena de los agentes
involucrados, quienes a su vez cooperarán en la negociación, aceptando los resultados, ya sean de frustración
o de goce.
El profesional de la salud no sólo se encarga de administrar los medicamentos y estar pendiente de su vigilancia
rigurosa, sino que debe ser una persona capacitada y realmente interesada en restablecer las condiciones
humanas del otro, por medio de comportamientos humanos que ayuden a crear un vínculo más afectivo en
todos los parámetros profesionales requeridos, como la comunicación, el entender de su dolencia y el grado
de malestar, para poder ayudar, promoviendo ante todo los derechos del paciente que se encuentra en las
UCI, siendo éstas un área de trabajo completamente diferente a las otras (Vargas, 2007).

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3.5 Afrontamiento a la muerte
Ruiz y Coca (2008) estudiaron la conspiración o pacto de silencio por parte de los familiares, allegados y personal
médico para mitigar el sufrimiento y angustia al paciente sobre su diagnóstico, en vez de que tenga plena infor-
mación sobre su posible muerte debido a su condición de quebranto. Sumado a esto, las creencias y la forma-
ción del núcleo familiar interfieren en un no rotundo de aceptación a la muerte por parte de los allegados, lo que
crea una negación en el ser humano con respecto a la pérdida del ser querido. Por esta razón es muy común que
nos veamos expuestos considerablemente a omitir o desviar el pronóstico al paciente, para crear un rechazo
a la realidad, dando cabida al pacto de silencio como un mecanismo de defensa natural en los seres humanos.
En definitiva, el profesional de enfermería debe lograr armonizar el ambiente del paciente, teniendo como base
los parámetros mencionados, permitiendo desvanecer los factores que rodean la UCI, puesto que el paciente
percibe y se apoya en el profesional como una persona que tiene la capacidad de proporcionar calidad de servicio
y ayuda para disminuir la angustia, la ansiedad y el dolor, sin importar las diferentes alternativas tecnológicas
que puedan intervenir para colaborar con su recuperación (Furegato y Prestupa, 1999).

4. Conclusiones

Se necesita involucrarse en procesos de mejora de la calidad del cuidado en las UCI, y pensar en que todas
las acciones que se ejecute con el paciente deben reflejar el trato como persona que necesita de la ayuda
profesional, dada su situación de vulnerabilidad.
Se requiere participación activa y motivación del profesional de enfermería, quien como características
esenciales para el cuidado humanizado, debe tener: particularidad de comunicación con el paciente y sus
familiares, beneplácito hacia sus creencias culturales y religiosas, y competencias éticas para fomentar un
eficiente nivel de afrontamiento sobre la situación, ya que el paciente necesita que se le brinde un espacio
cómodo que ayude a mitigar el impacto que conlleva el estar enfermo y hospitalizado en una UCI.
Se requiere compromiso por parte de las instituciones hospitalarias, sin olvidar la identidad de la profesión,
las normas y reglamentos de bioseguridad, aislamiento, requerimiento de personal, para permitir que la
familia esté cerca del paciente.
Si bien el uso de la tecnología en el cuidado del paciente ha cambiado los conceptos y formación del personal
médico, paramédico y de enfermería, es de puntual importancia volver a crear una conexión entre la ciencia
y lo humano, ya que estos dos factores en conjunto aislarían el individualismo al cual se está expuesto en
las UCI, retomando todo lo relacionado con la dignidad y el respeto humano, permitiendo de esta forma
fomentar ambientes de trabajo con excelente nivel de calidad y eficiencia que posibiliten a los pacientes
gozar de todas las herramientas necesarias para su correcta atención, teniendo como principal objetivo la
capacidad de suministrar bienestar al otro.

Referencias
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