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Nicolás Uribe

11C

EL ESTADO “ÉTICO” COLOMBIANO

Jorge Guillermo Federico Hegel (1770-1831), uno de los filósofos más importantes del siglo
XIX, plantea un modelo de Estado completamente racional en el que “El Estado es la
realidad de la Idea ética.” es lo racional en sí y por sí,“ lo inmediato. Hegel va un poco en
contra del modelo propuesto por Rousseau en el que la voluntad general, o sea la suma de
las voluntades de los individuos dentro del Estado, es la que determina el fin del mismo,
pues como dice en el parágrafo 258, “la asociación de los individuos en el Estado viene a ser
un contrato, que tiene por base su capricho y su consentimiento libre y expreso.” (Hegel
1821)

El dejar que el fin que dirige al Estado esté basado en las voluntades individuales, es lo
mismo que permitir que sean los sentimientos y no la razón los que decidan sobre el devenir
y transformar al estado en una Sociedad Civil donde se puede decidir si estar o no y en la
que el sujeto no tiene deberes.

Por otra parte, lo que hemos visto en Colombia sobre el Estado no ha hecho más que alentar
la participación de los que tienen ganas de hablar sin tener nada que decir y que finalmente
no cumplen con sus promesas. Esta filosofía Colombiana ha terminado haciendo que
creamos que la verdad es diferente para cada uno y que lo verdadero acerca del Estado, el
gobierno y la Constitución es lo que cada cual lleva en su corazón, lo que nace de sus
sentimientos, de sus emociones.

Los políticos demagogos típicos Colombianos, como el expresidente y senador Álvaro Uribe
Vélez, han querido transformar al Estado, expuesto por Hegel como la máxima autoridad
Ética, en una masa sin forma compuesta de amistad, admiración y no como un ente de
garantía de derechos, como debe ser. Estas personas creen poder reemplazar la lógica de
la razón y los hechos por sentimientos.

El problema de raíz, y el que hizo que en primera instancia el pueblo eligiera a un aliado
narcotraficante como Presidente de la República, es el odio a la ley que tenemos los
Colombianos. Nosotros, al creer que todo es sentimientos y que el político que debe ser
elegido es el que reparte platos de lechona en las comunas de Medellín y no usar la razón,
vemos en la ley lo más hostil y lo menos justo, vemos la libertad y los derechos que
promueve el Estado como una cadena y los deberes que debemos cumplir como sujetos
dentro del Estado son sólo letra muerta. El Estado no lo interiorizamos sino que por el
contrario, tratamos de exteriorizarlo desde nosotros mismos.

Pero después de todo esto, ¿Cuál es la solución? Según Hegel, para que en Colombia dejen
de caerse los puentes cuando están a escasos 20 metros de terminar su construcción, para
que la corrupción no alcance índices tan altos, no debe comercializarse con los derechos del
individuo. El pobre no debe botar por el rico sólo porque promete llenarle el estómago si lo
elige; el discapacitado no debe botar por el demagogo para que le ponga rampas en cada
esquina; el Estado ya está encargado de garantizar las libertades del individuo siempre y
cuando el sujeto acepte sus obligaciones inherentes.

Entonces, mi pregunta para el debate es, ¿Estamos Jodidos o es posible cambiar todavía el
imaginario Colombiano teniendo como punto de partida las ideas de Estado Ético de Hegel?

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