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Moshé explicó a los judíos como arrepentirse y retornar a Hashem: a través del estudio de la Torá.

"Esta Torá que yo te ordené no es un asunto oculto", les advirtió. "No pretendan no
comprenderla, pues Yo les he otorgado la Explicación Oral de la Torá Escrita".

Un tonto ingresa al Beit Hamidrash. Al ver a los demás judíos estudiar con fervor, pregunta,
"¿Cómo se hace para ser experto en Torá?" Le respondieron, "Después de estudiar el Alef-Bet
(alfabeto) uno avanza con las Escrituras y a partir de allí con los profetas y finalmente la
Mishná y la Guemará (Talmud)".

El tonto piensa, "¿Cómo podré aprender todo eso?" Renuncia antes de comenzar.

Sin embargo, la persona inteligente actúa como el más sagaz de dos hombres que vieron un
panecillo colgando de un hilo suspendido del cielorraso. Uno comenta, "Mira, está tan alto que
jamás lo bajaremos". El otro pensó, "Alguien obviamente lo colgó. Debe haber una forma de
bajarlo". Llevó escaleras y cañas y trató de pescar el pan hasta que finalmente lo bajó.

En forma similar, el hombre sabio dice, "Permíteme estudiar un poco de Torá hoy, algo más
mañana y una nueva porción cada día hasta que eventualmente, la dominaré".

Moshé siguió diciendo a los judíos, "La Torá no está más en el Cielo - Yo la bajé a la tierra y la
revelé ante ustedes. Por lo tanto, no digan, 'Si tuviéramos a otro Moshé que nos trajera la Torá del
Cielo y nos la explicara, estudiaríamos'. (Aunque la Torá siguiera en el Cielo, por así decirlo y
ustedes se tuvieran que esforzar al máximo para bajarla de allí, estarían obligados a hacerlo).

"La Torá tampoco se encuentra más allá del mar, para que pongan como excusa: 'Si alguien viajara
al exterior para traernos la explicación de la Torá, la estudiaríamos. (Sin embargo, si la Torá
estuviera del otro lado del océano, deberían viajar hasta allí para estudiarla).

Las palabras, "La Torá no está en el Cielo", implican que D-s no toma las decisiones de la Torá en el
Cielo. En su lugar, otorga el poder para juzgar asuntos de halajá a los Sabios de la tierra. Cualquier
decisión, en última instancia debe reflejar la opinión de la mayoría del Sanhedrín (Gran Asamblea).

Surgió una disputa entre los Sabios respecto de si un determinado tipo de horno puede ser tamé
(impuro) o no.

Rabí Eliezer ben Horkenos, quizás el Sabio más sobresaliente de la generación, declaró que dicho
horno era puro, mientras que los otros Sabios lo consideraban impuro.

Rabí Eliezer presentó los argumentos que avalaban su opinión, pero los Sabios, quienes integraban
la mayoría, no lo aceptaban.

"Si la haíajá es como la enseño", exclamó Rabí Eliezer, "que el algarrobo en este patio lo confirme".

Ocurrió un milagro, el algarrobo se movió cien amot (aprox. 50 mts.) hacia adelante (algunos
dicen, cuatrocientos amot).
"No aceptamos la comprobación del algarrobo", protestaron los jajamim. (D-s ha cumplido con el
decreto del tzadik de modificar las leyes de la naturaleza, pero tu decisión halájica es igualmente
errónea).

"Si la halajá es como la enseño, que el arroyo lo demuestre", proclamó Rabí Eliezer.

En ese momento, el arroyo comenzó a fluir en sentido contrario.

"No traigas comprobaciones con arroyos", protestaron los Sabios.

"Si tengo razón", insistió Rabí Eliezer, "que las paredes del Beit Hamidrash lo comprueben".

Cuando las paredes comenzaron a caer, Rabí Iehoshua exclamó, "¿Qué tiene que ver con una
disputa de halajá entre estudiosos de Tora?"

De inmediato las paredes dejaron de caerse. En honor a Rabí Iehoshua, no se derrumbaron, pero
en honor a Rabí Eliezer tampoco volvieron a su posición erecta original. En su lugar, quedaron
torcidas.*

Finalmente, Rabí Eliezer proclamó, "Si estoy en lo correcto, que el Cielo lo compruebe".

Se escuchó una Voz Celestial: "La halajá es siempre como Rabí Eliezer la enseña".

Rabí Iehoshua se puso de pie y declaró, "La Torá nos solicita no escuchar siquiera a la Voz Celestial
en asuntos halájicos. La Torá no está más en el Cielo, sino que está establecida por una mayoría de
Sabios en la tierra, como dice (Shemot 23:2), "Te inclinarás por la mayoría".

Más adelante uno de los Sabios, Rabí Natán, tuvo una revelación del profeta Eliahu y lo interrogó,
"¿Qué dijo D-s en ese momento?"

Eliahu respondió, "D-s sonrió (con satisfacción) y exclamó, 'Mis hijos me ganaron, mis hijos me
ganaron'". (La Voz Celestial era como una prueba para los Sabios, si seguirían la opinión de la
mayoría o no, como lo ordena la Torá y pasaron la prueba).

Como Rabí Eliezer siguió apegado a su punto de vista, los Sabios ordenaron que se quemara
cualquier objeto que ese día hubiera sido declarado puro según las instrucciones de Rabí Eliezer.
Asimismo, los Sabios decidieron excomulgar a Rabí Eliezer ben Horkenos. Su insistencia en enseñar
la halajá según su opinión personal ponía en peligro la unidad de la enseñanza de la Torá y su
cumplimiento.

"¿Quién irá de Rabí Eliezer y le informará de nuestro decreto (sin provocarlo)?", preguntaron los
Sabios.

"Yo lo haré", ofreció Rabí Akivá.

Vistió vestimentas negras (como señal de duelo) y se sentó a una distancia de cuatro amot (aprox.
2 metros) de Rabí Eliezer.
"¿Qué te ocurre Rabí Akivá?", le preguntó Rabí Eliezer.

"Parece", explicó Rabí Akivá, "que tus colegas se han apartado de tí".

Rabí Eliezer comprendió. Rasgó sus vestiduras y se quitó los zapatos (pues, según la halajá, quien
es excomulgado debe rasgar sus vestiduras y caminar sin zapatos de cuero). Luego se sentó en el
suelo y comenzó a llorar.

El duelo del tzadik (Rabí Eliezer) causó la sequía de inmediato de un tercio de la cosecha de olivos,
trigo y cebada de todo el mundo. Algunos opinan que la masa preparada por las mujeres en aquel
entonces se volvió agria.

Quien presidía el Sanhedrín, Rabí Gamliel, bajo cuyo liderazgo se había decretado la proscripción,
estaba viajando en el mar. El océano comenzó a enfurecerse y las olas enormes amenazaban con
hacer zozobrar la nave.

"Parece", comentó, "que el mundo está conmocionado por el decreto contra Rabí Eliezer ben
Horkenos".

Se dirigió orando a D-s: "Amo del Universo, Tú sabes que no actué por mi honor ni por el honor de
la casa de mi padre (para aseverar mi superioridad). Fue por Tu bien que ¡o proscribí, para evitar
difundir la discordia en el pueblo judío. (Conocemos su verdadero valor, que es un gran talmid
jajam y un hombre sagrado, pero sus instrucciones provocarían la división en dos de la Torá)."

Entonces se calmó el mar.

Otra enseñanza del versículo, "la Torá no está en el Cielo" es que la gran sabiduría de la Torá no se
encuentra entre aquellos que buscan los estudios seculares.

El Sabio Shmuel enseñó, "'La Torá no se encuentra en el Cielo' - hace referencia a los astrónomos
que estudian los cielos (es decir, que invierten su tiempo en estudiar astronomía)".

"Tú mismo eres un astrónomo y un gran Sabio de la Torá también", lo contradijo el pueblo.

Explicó, "Dediqué tiempo al estudio de la astronomía cuando me encontraba en la casa de baños


(donde está prohibido pensar en la Torá)".

Los judíos preguntaron a Moshé, "Nuestro maestro Moshé, has afirmado, 'La Torá no está ni en el
Cielo ni más allá del mar'. ¿Donde está?"

Moshé contestó, "Está muy cercana a ustedes, cuando la estudian en los Batei Midrashim (casas
de estudios) todo el tiempo que la estudien con su boca, y se preparan para cumplirla de corazón.
(Si solamente aprendes de la boca para afuera, la Torá no estará 'cerca' de tí.)

Uno de los Sabios relató, "Una vez cuando viajaba de un lugar a otro, me encontré con un judío
que, sin conocimientos de Torá y mitzvot, despreciaba el estudio de la Torá.
"Hijo mío", le pregunté, '¿qué le dirás a tu Padre en el Cielo el día del juicio?'

"Tengo una excusa válida", me dijo. "Diré que el Cielo no me ha dotado de la inteligencia necesaria
para estudiar Torá".

"¿Cuál es tu profesión?", le pregunté.

"Soy un pescador", contestó.

"¿Cuál es tu trabajo?", seguí preguntando.

"Me entregan el lino", contestó, "del cual hilo redes. Las arrojo al océano y pesco".

"Le dije, 'Si tienes la suficiente inteligencia para armar redes y pescar, ¿cómo puedes decir que no
puedes comprender la Torá, de la que se dice, 'Pues cercana a ti está la cosa, mucho: en tu boca y
en tu corazón, para cumplirla' (Devarim 30:14)?'

"Rompió a llorar sinceramente arrepentido y yo lo consolé, 'Hijo Mió, hay muchos como tú que
darán excusas el día del juicio. De todos modos, D-s los censurará a todos'".

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Shemot(Éxodo 1:1-6:1)

El Nuevo Faraón y La Biografía de Moshé

La muerte del gran Faraón trajo muchas lágrimas y las calles de Egipto se llenaron con personas de
duelo. “Yossi, ¿por qué lloras?”, le pregunta Muhammad el egipcio a Yossi el judío. “El Faraón que
te hizo esclavo y te quitó tu libertad - ¿por él estás llorando?”.
El pueblo judío, descendientes de Yaakov y sus 12 hijos, habían estado viviendo en Egipto desde los
días de la hambruna con los que el Faraón había soñado. Al principio, los judíos fueron tratados
magníficamente, eran la familia del Primer Ministro Yosef. Pero desde la invasión y la conquista de
la nueva dinastía, que no conocía la historia de la grandeza de Yosef, los judíos fueron esclavizados
por el nuevo Faraón. (Rabino S.R. Hirsch)

“No es por el Faraón por el que estamos llorando”, contestó Yossi. “Si el Faraón le hubiera
preguntado a su adivino qué día iba a morir, la respuesta habría sido: “en el día de una gran fiesta
judía”. ¿Qué gran fiesta judía?, habría preguntado el Faraón. ¡Cualquier día que usted muera será
una gran fiesta judía!”.

“Estamos llorando por nuestra propia situación. Mientras el Faraón que decretó nuestra esclavitud
estaba vivo, él podía cambiar de opinión. Ahora seremos esclavos para siempre. Los crueles
egipcios ni siquiera nos permiten llorar en público mientras nos azotan. Por lo menos en este
funeral, podemos llorarle a Dios”.

De acuerdo al Midrash, el Faraón realmente no murió; a él le dio lepra en todo su cuerpo, lo que
significa que la piel muere. ¿Cuál fue el remedio prescrito por los doctores egipcios? Un baño tibio,
dos veces al día, en sangre de niños judíos.

***

Sensibilidad al Sufrimiento

El libro de Éxodo sigue al de Génesis, que fue la siembra de la semilla del pueblo judío. En el libro
de Éxodo, ellos crecen y se transforman en una nación esclava. La esclavitud egipcia tuvo tres
etapas:

1. Extraños en una tierra extranjera, discriminados.

2. Esclavos, pero con condiciones humanas.

3. Tortura total (Rabino S.R. Hirsch).

El Faraón no pudo encontrar otra excusa para culpar a los nobles hebreos excepto que ellos “eran
muchos”. Él le pidió a sus consejeros una solución final para el problema de los judíos, y el
malvado Bilaam sugirió ser más inteligente que el Creador. “Dios juró que Él nunca traería otro
diluvio al mundo, ¿cierto? Entonces, ahoguemos a los judíos en el Nilo y no habrá retribución
posible de medida por medida”.

El error de Bilaam fue que Dios juró no destruir “el mundo entero” con agua, pero sí pueden haber
diluvios locales. Y resultó ser, que la caída final del Faraón fue en el Mar Rojo.

La Torá se refiere al exilio egipcio como “el horno de hierro que funde y hace desaparecer las
imperfecciones del oro”. El sufrimiento que los judíos soportaron hizo que seamos una nación
sensible al sufrimiento de otros. (Menajem Begin le dio refugio en Israel a un grupo de refugiados
Camboyanos. Nosotros sabemos lo que se siente cuando nadie te deja entrar.)

El plan del Faraón era convencer con palabras bonitas a los judíos para que trabajaran por el bien
del país. El mismo Faraón se vistió con bata de trabajo y fue a trabajar construyendo las pirámides.
Todos los judíos patriotas fueron con él. “Hagan un esfuerzo máximo por un día. Van a recibir su
paga por cada ladrillo”, dijeron los egipcios. Ellos diligentemente contaron cada ladrillo que cada
judío hizo y al día siguiente, decretaron que cada judío tenía que hacer esa cantidad de ladrillos
todos los días. Sólo la tribu de Levi, los “estudiantes de Ieshivá” de esa generación, no fueron.
“Tenemos que estudiar Torá”, dijeron, y estuvieron libres de la esclavitud. (Midrash)

***

Bebés en el Río

No es fácil decretar un genocidio. Incluso el malvado Hitler tuvo que construir primero la filosofía
de la raza superior. El Faraón trató con otros métodos. Las matronas tenían que matar a los bebés,
pero dos valientes mujeres, Shifra y Pua (Yojeved y Miriam, de acuerdo a la tradición) desafiaron al
Faraón y salvaron a los bebés. Como recompensa, ellas construyeron las casa de los Cohanim-
Levitas y el reinado.

Finalmente, el Faraón utilizó métodos más directos. “Tiren a todos los bebés hombres – incluso los
bebés egipcios (en ese día) – al río”.

Con estas noticias, el líder de la comunidad judía, Amram, decidió divorciarse de su esposa. “¿Por
qué hay que ahogar a los bebés?”. Su pequeña hija, Miriam, salvó la situación. Ella tuvo profecía
de que su madre daría a luz al redentor del pueblo judío. Ella le dijo a su padre: “Aba, tú eres peor
que el Faraón que sólo decretó contra los hombres. Al divorciarte de Mami, tú has decretado
también contras las mujeres” (Midrash).

El Talmud dice: “Por el mérito de las mujeres justas, salimos de Egipto”. Las mujeres motivaron a
sus maridos, que estaban destruidos, física y emocionalmente, a continuar teniendo hijos. Cuando
Amram se volvió a casar con Yojeved, así lo hicieron todos los otros hombres. Cuando Yojeved dio
a luz a su tercer hijo, la casa se llenó de luz y nació circuncidado. Ellos lo escondieron por tres
meses porque había nacido prematuro. Cuando los egipcios vinieron a buscar al bebé, lo pusieron
en una pequeña canasta en los juncos. Su hermana lo cuidaba.

“¿Por qué te hice caso Miriam? ¿Ahora otro niño judío será ahogado?”

“No te preocupes Aba, las cosas van a salir bien”.

Batya, la hija del Faraón, estaba disgustada con el decreto. “¿Matar pequeños bebés? ¿Cuán bajo
puedes caer?” Así que decidió convertirse al judaísmo (el nombre Batya significa “hija de Dios”) y
fue a la Mikve más cercana – el Río Nilo.
Al ver al bebé, mandó a su sirvienta a traerlo. El Midrash dice que Batya estiró su propia mano
para alcanzar la canasta y que su mano milagrosamente se alargó, enseñándonos que siempre
debemos hacer un esfuerzo, incluso cuando parece imposible.

Al ver al bebé llorar, Batya sintió su pureza y sintió la Presencia Divina. Moshé se negó a ser
amamantado por una mujer egipcia, por lo que su hermana ofreció conseguir una nodriza judía – y
resultó la mayor ironía, ¡Yojeved recibió un pago de parte del Faraón por amamantar a su propio
bebé judío!

***

Biografía de Moshé (basada en el Midrash)

1. Moshé es llevado al palacio del Faraón a temprana edad y mantiene su identidad judía a través
de la conexión con sus padres reales.

2. Al estar sentado en el regazo del Faraón, Moshé le quita la corona al rey y se la pone en su
cabeza. Al ser este acto interpretado por los magos como un mal augurio, le ponen a Moshé oro y
carbones en frente. Moshé toma el oro pero un ángel empuja su mano al carbón. Luego el lleva el
carbón a su boca, dejándole un impedimento en el habla para toda su vida (Midrash).

3. Ya como adulto, Moshé empatiza con su pueblo para sentir su dolor. Él carga el peso con ellos
tanto como le es posible.

4. Moshé mata a un egipcio que violó a una mujer judía, antes de que el egipcio pudiera matar al
esposo de la mujer.

5. Moshé regaña a Datan y Aviram, quienes lo delataron ante el Faraón, lo que resultó en una
orden de arresto y un decreto de muerte para Moshé.

6. Moshé se escapa de la muerte por milagro. Su cuello se convierte en mármol, repeliendo la


espada del verdugo. Los sirvientes del Faraón se quedan ciegos, sordos y mudos tratando de
capturarlo.

7. Moshé pasa muchos años deambulando, particularmente en Etiopía. Termina en Midián, donde
salva a las hijas de Itro de los pastores, que las maltrataban porque su padre rechazaba la idolatría.

8. Moshé se casa con Tzipora, convirtiéndose en el yerno de Itro.

El común denominador de todos estos eventos es que Moshé no puede soportar la injusticia, sea
entre judío o no judíos. Él, consistentemente se levanta a favor de los oprimidos.

9. Mientras Moshé pastoreaba a su ganado en el desierto, un pequeño cordero se escapó. Moshé


lo persiguió hasta la ladera del Monte Sinai, donde encontró un manantial de agua para tomar.
“Pequeño cordero, si sólo hubiera sabido que tenías sed, te habría cargado hasta el manantial en
mis propios hombros”. Dios dijo: “Moshé es merecedor de ser el líder de Mi pueblo”.
10. Dios se le aparece a Moshé en un arbusto ardiente, para indicar que Él siente la profundidad
del sufrimiento de los judíos. “El arbusto arde, pero no se consume”, - así también el pueblo judío.
Por una semana entera, Dios le ruega a Moshé que saque a los judíos de Egipto. Utilizando todas
las excusas y pidiéndole a Dios conocer los secretos de su Santo Nombre, Moshé finalmente dice,
“Manda a otro profeta (Aarón), el profeta que estás acostumbrado a mandar”.

Pregunta: El común denominador de Moshé es la intolerancia a la injusticia y no existe mayor


injusticia que la esclavitud de una nación entera. Entonces, ¿por qué Moshé no actúa
inmediatamente de acuerdo al consejo de Dios para redimirlos?

Respuesta: Moshé no podía tolerar la injusticia incluso en él mismo (Rabino Shlomo Wolbe). Él
sentía que su hermano Aarón se iba a sentir menospreciado si él tomaba su trabajo y por eso se
negó. Dios respondió: “Aarón se va a encontrar contigo y va a estar contento en su corazón. Él será
el Cohen y tú serás el Levi”.

11. En el camino de regreso a Egipto, un ángel quiso matar a Moshé por haber retrasado la
circuncisión de su hijo. Tzipora salva la vida de Moshé al circuncidar a su hijo. (¡Los judíos siempre
son salvados por una mujer!)

12. Moshé y Aarón van donde el pueblo y les dicen la contraseña transmitida por Yaakov y Yosef.
(“¡Dios ciertamente los redimirá!”) y el pueblo les creyó.

13. Moshé y Aarón van donde el Faraón. (Los ancianos judíos que los acompañaban, se
atemorizaron y se fueron uno a uno.) Las puertas de Egipto están resguardadas por animales
salvajes bajo el efecto de mágicos hechizos. Pero ellos acompañan a Moshé y Aarón como gatos
domesticados, llevándolos dentro del palacio.

“¡He sido enviado por el Dios de los hebreos! Exijo un viaje de tres días al desierto para brindar
ofrendas a Dios”.

El Faraón responde: “¿el Dios de los hebreos? ¿Acaso me ha mandado alguna vez un regalo de
cumpleaños? No puedo encontrarlo en mis libros de dioses”.

“Su libro contiene dioses muertos; el nuestro está vivo”.

“Vamos Moshé. Todos nosotros sabemos que la religión es el opio de las masas. No hay un Dios. Si
les doy a los judíos unas vacaciones de 3 días, ¿qué van a decir los egipcios? ¡Eso mataría nuestra
economía!”.

El Faraón decreta: “¡No más descanso!”. Los judíos ahora tenían que trabajar 24 horas al día, siete
días a la semana. (Moshé había sugerido una semana de 6 días de trabajo, para que los esclavos
judíos “pudieran ser más productivos” – es decir, para que pudieran descansar con sus familias en
Shabat). Ahora, debían trabajar en Shabat.

Los judíos estaban enfurecidos: “Moshé, te mandamos para mejorar nuestra situación ¡y ahora las
cosas están peor!”.
Dios así lo hizo, para que el pueblo supiera que Moshé y Aarón no tenían poderes propios (Rabino
Hirsch).

¡Ahora que confiaban en Dios, podía venir Su poder para iluminar el momento!

Sobre el Midrash

Extraido de Lehavin Ulehaskil. Edit. Bnei Sholem

¿Qué son Midrashím?

La interpretación común de la palabra “Midrashim” como “leyendas”, “fábulas” o “cuentos” no es


solamente inadecuada, sino también, engañosa.

El término “Midrashim” proviene de la raíz hebrea “darash” que significa buscar, investigar. El
Midrash, por lo tanto, es una exposición de los pesukim (versículos) de la Torá que surge de
nuestros sabios, después de haber sondeado en las profundidades de cada pasuk y en todas las
palabras y letras del mismo en busca del verdadero significado interior.

Según la tradición Sinaítica, las palabras de la Torá pueden ser interpretadas por los Sabios de la
Torá en distintos niveles de comprensión. Todas ellas son verdaderas, pues el Creador moldeó la
Torá de forma tal, que cada una de sus palabras y letras están cargadas de significado,
permitiendo así un gran número de interpretaciones diferentes.

Ahora explicaremos el origen de los Midrashim (adaptado del R. Moshe Jaim Luzzato, Ma-amar al
Haagadot).

El Todopoderoso dictó a Moshé el texto de toda la Torá, desde la primer palabra “Bereshit” hasta
las últimas palabras, “I”eínei kol Israel”. Al mismo tiempo, le proporciona a Moshé una Explicación
Oral detallada del texto que le estaba dictando. El Texto Escrito de la Torá constituía meras notas,
breves alusiones a la Torá Oral elaborada. Sin embargo, Hashem le advirtió a Moshé de no poner
por escrito la Torá Oral.
Moshe y los Sabios, quienes lo seguían, cuidaron de preservar no solo los rollos escritos de la Tora
sino también la Explicación Oral de los mismos. La estudiaron y la transmitieron de generación en
generación.

Sin embargo, llegó el momento en que los lideres de la Torá de una generación consideraron que
la Torá Oral no podía ser conservada en la memoria únicamente como lo hicieran las generaciones
anteriores. Las persecuciones y sufrimientos que el Pueblo Judío padecía en manos de los romanos
afectaba su tranquilidad mental y poder de concentración. La Torá Oral corría peligro de ser
olvidada, jas veshalom. Los Sabios, por lo tanto, aplicaron una regla Sinaítica, transmitida por
Moshé, que autorizaba a los Sabios de la Torá líderes de una generación a tomar ciertas medidas
de emergencia a fin de asegurar la supervivencia de la Torá. Dicha medida de emergencia a fin de
preservar la integridad de la Torá, fue la de emprender la compilación de la Torá Oral en varios
volúmenes escritos. Estos son conocidos como la Mishná y la Guemará (Talmud). Se trataba de
una empresa gigantesca que solo podría ser lograda por varias generaciones de los estudiosos de
Torá más brillantes (aprox. 3450- 4230). Fue concluida exitosamente con la obvia ayuda del
Todopoderoso.

Los Sabios codificaron adecuadamente las halajot, leyes religiosas que Hashem habla
encomendado a Moshé. Sin embargo, surgió un problema, respecto de cómo registrar la ética
Divina y las enseñanzas de moral que Hashem había revelado a Moshé. Estas contenían principios
morales e ideológicamente profundos que, cuando estuvieran escritos, podrían ser leídos por
estudiantes de carácter impuro. Los Sabios temieron que, cualquiera que no estuviese guiado por
el Temor Divino y que estudiara la verdadera ética de la Torá, podría distorsionar su significado,
aún si fuera un erudito. Y si los futuros estudiosos de éstas explicaciones, los Midrashím, fueran
tambien ignorantes, seguramente sacarían deducciones erróneas.

Sin embargo, los Sabios decidieron poner por escrito las enseñanzas morales de la Torá, pero
mediante un código secreto. Sólo serían comprensibles para quienes poseyeran la clave del código
maestro. Por lo tanto, disimularon dichas enseñanzas morales Divinas, los Midrashim, en cuentos,
adivinanzas, parábolas y proverbios enigmáticos. Estos serían inteligibles para los legos, sólo serían
descifrados por un circulo limitado de estudiosos de la Torá cuyos maestros les hubieran
transmitido dichas claves. Estos, a su vez, revelaron a sus discípulos que el texto literal de los
Midrashim es solamente una investidura exterior que disimula su alma y verdadera esencia. Si
alguien leyera los Midrashim sin estar familiarizado con el código, eludiría su verdadero
significado.

A continuación figura una lista parcial de axiomas relacionadas con los Midrashim:
– Relacionan principios éticos y morales profundos mediante parábolas y comparaciones
aparentementes simples.

– Para los principiantes, muchas máximas de nuestros Sabios parecen verdaderas en su sentido
absoluto. En realidad, son únicamente aplicables a una esfera limitada – a un tiempo, lugar o
sujeto determinado. Por lo tanto, un extraño que no está acostumbrado a su aplicación limitada o
a un Mídrash en particular puede ser confundido. Para él contradice otra afirmación de los Sabios.

– Los Sabios sabían, por tradición, que Hashem, cuando concibió la Torá, invistió cada palabra y
cada letra con un vasto número de diferentes significados, todos ellos verdaderos.

– Los Sabios, a veces, ocultaban una profunda moral tras principios aparentemente científicos,
aceptables en su época. En realidad, no les preocupaba su validez científica, sino la lección moral
que ocultaban.

– Es imposible comprender Midrashim salvo que una persona se haya interiorizado previamente
de ciertos conceptos fundamentales. Por ejemplo, es evidente que todas las leyes naturales están
regidas por fuerzas espirituales- ángeles, shedim y mazikim. Las leyes de la naturaleza operan
únicamente por el resplandor del Mundo Celestial. A la inversa, cada uno de los movimientos del
hombre deja una huella espiritual en el Mundo Celestial.

– También es importante tener en cuenta que si nuestros Sabios presentan diferentes puntos de
vista sobre un mismo tema todos ellos contienen un determinado aspecto de la realidad. Aunque
aparentemente resulte contradictorio, todos contienen la verdad en cierto sentido.

– Nuestros Sabios sostenían una tradición por la cual cada pasuk de la Torá aparte de ser
verdadero en su sentido más simple y obvio, también contenía un vasto número de alusiones a
eventos pasados y futuros. Ellos explicaban los pesukim de acuerdo con las leyes Divinas para la
interpretación de la Torá.

Los Midrashim nos inspiran temor y amor hacia el Creador cuando se refieren a Su grandeza, la
unicidad del pueblo Judío, la santidad de los tzadikim y la recompensa divina en éste mundo y en
el mundo- por- venir. Por lo tanto, también se los llama “hagadot” que en Arameo deriva de la raíz
“atraer”, pues captura los corazones del lector, atrayéndolo a servir al Todopoderoso.

Cuando leemos los Midrashím, debemos tener en cuenta que fueron registrados por nuestros
Sabios, cuya talla y santidad era tal que podían vivir milagros. La Guemará relata un ejemplo
(Taanit 24a)

R..Elazar Ish Bartota distribuía entre los pobres hasta el último centavo que poseía. Era conocido
por su caridad que no era proporcional a sus ingresos, por lo que se privaba de necesidades
elementales. Por lo tanto, los recaudadores de caridad judíos trataban de evitarlo.

El día del casamiento de la hija de R. Elazar era inminente. El fué al mercado a comprar los
alimentos para la boda. Mientras caminaba por las calles, los recaudadores de fondos pasaron, en
cuanto notaron la presencia de R. Elazar trataron de esconderse, pero fue demasiado tarde. El los
había detectado e iba tras ellos. Cuando los alcanzó, les dijo – Les ruego que me digan por qué
causa están recaudando fondos.

Para una niña y un niño huérfanos – contestaron. -Están a punto de casarse y carecen de los
fondos necesarios.

R.Elazar exclamó -Juró que tienen prioridad sobre mi hija. Tomen todo el dinero que yo poseo y
utilícenlo para su casamiento.

R. Elazar vació sus bolsillos y les entregó su dinero. Se guardó únicamente un zuz (una pequeña
moneda) con la cual compró un poco de grano. Cuando volvió a su hogar, colocó el grano en su
granero y fue al Beit Hamidrash a estudiar

Más tarde, su mujer le preguntó a su hija -¿Qué compró tu padre para tu boda?

-Un poco de grano- contestó ella. Fué al granero y lo inspecciono, pero para su sorpresa, cuando
trató de abrir la puerta del granero no la pudo mover Estaba bloqueada por muchas bolsas, de
granos apiladas hasta el techo del granero.

La hijo de R. Elazar corrió al Beit Hamidrash llamó a su padre, Ven a ver lo que tu buen amigo (el
Todopoderoso) hizo por ti. Le contó del milagro que había ocurrido.

R. Elazar hizó una promesa – Juro que estas provisiones son como el hekdesh (comida sagrada). Tu
participación está limitado a un monto equivalente a todos los pobres del K-Ial Israel.

Lá,Guemará pregunta por qué los milagros evidentes son, otorgados a algunos de los Sabios.
(Berajot 20a)
R. Papa preguntó a Abaie – ¿Por qué somos diferentes a las generaciones anteriores en que no
vivimos milagros como ellos? Y ésto a pesar de que nuestros conocimientos de la Torá supera los
de ellos.

El respondió La diferencia es, que las generaciones anteriores estaban preparadas para mayores
sacrificios en aras de kidush Hashem (a fin de santificar el Nombre de Hashem) mientras nosotros
no estamos preparados para lo mismo.

Hashem actúa frente a un hombre de la misma manera que él se conduce. Como las generaciones
anteriores demostraron tener un espíritu sobrenatural por el Honor Divino, El respondió con
hechos sobrenaturales en sus vidas, con milagros. Las generaciones posteriores estaban
dispuestas a sacrificar sus vidas por Hashem también, pero únicamente si se los exigía la halaja.
Las generaciones anteriores, por el otro lado, desplegaban mesirut nefesh (abnegación), aún en
los casos en que la Torá permitiera permanecer pasivo.

Las vidas de nuestros Sabios constituían un permanente kídush Hashem. Su amor por Hashem se
expresaba no solamente en su estudio de la Torá y en sus plegarias sino en trabajar, comer, dormir
y en cada respiración.

R. Elazar Ish Bartota, quien encontró que el grano se había multiplicado milagrosamente en su
granero, dio más tzedaka de la que por halaja se le exige a cada Judío. Fué un moser nefesh por la
mitzva. Las necesidades de un hombre pobre eran más importantes a sus ojos que las propias.
(Consideren el abismo entre nuestro mundo del pensamiento y el de él. Si se le sugiere a una
persona donar el dinero para una caridad en lugar de las flores o un pródigo menú o un fotógrafo
en el casamiento de su hija, ¿cómo reaccionaría?)

Los Sabios que compilaron los Midrashim eran santos.

Para darnos una idea más de su grandeza, consideremos la siguiente afirmación (Suka 21b):

“Hilel tenía ochenta discípulos. Treinta de ellos eran tan grandes que merecían la shejiná como la
de Moshe Rabeinu. Treinta merecían que la órbita solar se detuviera como con Iehoshua Bin Nun.
Veinte eran comunes. El más grande entre ellos era Ionathan ben Uziel, el menos importante, R.
Iojanan ben Zakai. Acerca del menos importante, Iojanan ben Zakai, se decía que no había
versículo de las Escrituras ni de la Mishna o del Talmud que no conociera; había estudiado todas
las halajot, Midrashim, las complicadas alusiones ocultas de los versículos, y todas las normas de
los Sabios – no había ningún tema de la Torá mayor o menor en el cual no estuviera versado. Entre
los grandes, Ionatan ben Uziel, se decía que mientras estudiaba Torá los ángeles lo rodeaban para
escucharlo. Como resultado del fuego espiritual que emanaba, cualquier pájaro que sobrevolaba
sobre la cabeza de Ionatan ben Uziel mientras él estudiaba, se quemaba.”

Lo que surge de lo anterior es que el estudio superficial de los Midrashim no le hacen justicia. Cada
palabra de nuestros Sabios sagrados fué pronunciada con ruaj hakodesh (espíritu Divino) en ellas.
No se registró ningún Midrash para contarnos un simple cuento – cada uno transmite un profundo
mensaje.

Por supuesto, una versión de los Midrashim en castellano sólo proporciona un mero resplandor de
la santidad, belleza y sabiduría inherente al texto original en Hebreo. La popularización de los
Midrashim en castellano no es otra cosa que una “medida de emergencia” necesaria para
satisfacer la imposibilidad de la mayoría de los lectores de acceder a las fuentes originales.

Rezamos y esperamos antes que “la tierra se llene del conocimiento de Hashem, como las aguas
cubren el mar” (Ieshaiau 11:9).

Veracidad del Midrash

Claves: Testimonio, oral, verbal, transmisión, tradición, libro, profeta, Dios, religión, Midrash,
Talmud, rabino, rabínico, oral, Torá, estudio, bíblico, Biblia, Israel, israelita, hebreo, judío, judaísmo

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Pregunta: Estimado Prof. Yehuda

Estoy leyendo el libro: El Midrash Dice, Libro de Bereshit Genesis por Rabino Moshe Weissman.
Me he dado cuenta al estar leyendo que tiene una información mas amplia o detallada de lo que
contiene la Biblia en la parte de Genesis y quiero saber por que. Y si es que es un Libro en el cual
podamos confiar totalmente en lo que estamos leyendo.

Reciba un cordial Saludo y Gracias por su respuesta.

atte.
Rubén B.

País: México

Deben incluir en todos sus mensajes para nosotros su nombre y apellidos completos, edad,
profesión o actividad, el nombre de la ciudad y país donde vive. Si falta alguno de estos datos,
probablemente su email no sea respondido de ningún modo. Presten atención a las REGLAS,
gracias.)

Shalom,

gracias por escribirme.

La colección en cinco tomos que usted menciona, "El Midrash dice",

es muy interesante e instructiva,

vale la pena tenerla a mano para consulta y aprendizaje.

Obviamente, que es una fuente confiable y responsable de información verídica,

pues se basa fundamentalmente en algunos de los comentarios tradicionales acerca de la Torá,

sin embargo, el lector debe tener la suficiente cultura judaica y capacidad crítica

como para reconocer dónde es que habla la ideología personal del compilador (R. Weissman), y
dónde está hablando nuestra Tradición.

Ahora bien,

¿de dónde obtuvo nuestra Tradición los datos que no están explicitados en la Torá Escrita, acerca
de acontecimientos plasmados (o no) en el libro Bereshit/Génesis (u otros relatos de la Torá)?

Pues, de dos fuentes de innegable autoridad:

De la Torá Oral, que es la parte más extensa y profunda de la Torá, que el Eterno trasmitió
oralmente a Moshé, para que éste la trasmitiera a su vez de modo verbal.
(Si desea más información sobre esto, le recomiendo que adquiera la clase: "Introducción a la
Torá, divina, eterna...").

Y de los testimonios fidedignos trasmitidos de una generación a la siguiente.

Testimonios que se originaron en el momento en que el suceso (narrado y recordado


posteriormente) estaba ocurriendo.

Debe saber que no cualquier testimonio es fidedigno, por lo cual, cada testimonio que no había
sido recogido en la Torá Oral (la dada por Dios a Moshé e Israel), fue minuciosamente examinado y
confrontado (por expertos) con otros testimonios o evidencias, para descartar los relatos producto
del engaño, error u olvido.

Quedo a sus órdenes por si le quedan consultas o dudas.

Que el Uno y Único Dios bendiga a quienes le son fieles servidores, y que sepamos construir
Shalom, Iebarejejá H'.

Yehuda Ribco

Nuestro sitio se mantiene gracias a la colaboración de los generosos visitantes,

colabore con nosotros, para traer bendición a su vida y al mundo..

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Shavuót - Los 10 Mandamientos


HaShem quería dar el Primero de los Diez Mandamientos. En aquel momento, Moshé estaba sobre
la cima de la montaña. HaShem le ordenó descender...

Por: Rabino Moshe Weissman Fecha de actualización: 28/05/2017, 11:22 Para


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HaShem quería dar el Primero de los Diez Mandamientos. En aquel momento, Moshé estaba sobre
la cima de la montaña. HaShem le ordenó descender.

El razonamiento de HaShem fue similar. "Si Moshé permanece en la cima," El dijo, "el pueblo
puede no estar seguro de que ellos realmente escucharon los Diez Mandamientos de Mí. Podrían
pensar que fue la voz de Moshé. Que él por lo tanto descienda primero, y luego Yo pronunciaré los
Diez Mandamientos. HaShem por consiguiente ordenó a Moshé, "Baja y advierte al pueblo que
ellos no deben apiñarse más allá del límite fijado para ellos al pie de la montaña, a pesar de su
anhelo de verme a Mí. Todo el que toque Har Sinai morirá. Después de la partida de la shejiná
(Presencia Divina), una vez más serán autorizados a ascender la montaña." "Ya les he transmitido
esta advertencia," replicó Moshé.

"No obstante, adviérteles una segunda vez. ¡Ahora es el tiempo cuando la advertencia se aplica!"
HaShem le dijo. "Después de haberles advertido, tú, Aharón, y los hijos primogénitos que realizan
la avodá (servicio) pueden ascender a la montaña, y cada uno puede asumir su posición designada.
¡El pueblo debe permanecer al pie de la montaña; los primogénitos pueden ascender más alto,
Aharón aún más alto, y tú a la misma cima!" Tan pronto como Moshé hubo descendido, HaShem
comenzó a hablar, diciendo, "Yo soy HaShem, Vuestro Di-s...."

HaShem primero pronunció todos los Diez Mandamientos simultáneamente. Esta era una proeza
la cual está más allá de capacidad humana. El propósito de este milagro fue demostrar claramente
que los Diez Mandamientos vinieron directamente de El. Ningún ser humano, demonio o ángel
hubiera podido realizar tal milagro. Después de ello, El repitió cada Mandamiento separadamente.

Tan pronto como HaShem exclamó, "ANOJI," "Yo soy" la Creación fue silenciada. Los pájaros no
gorjearon ni volaron en el cielo; los bueyes no mugieron; los ángeles no dijeron shirá (cántico); el
océano no se agitó. El universo entero estaba quieto mientras la voz de HaShem estalló. Esto sirvió
como una demostración irrefutable de la certeza de que nada existe además de El. Cada uno de
los Diez Mandamientos fue dirigido a K-lal Israel en la forma singular. Así, ningún Judío podría
excusarse él mismo, diciendo, "Es suficiente si otro cumple la Torá." Cada Judío debe sentir una
obligación personal de guardar la Torá de HaShem, desde que ella le fue dirigida directamente a
él.

Los Diez Mandamientos contienen en conjunto 620 letras, de tal modo simbolizando que los Diez
Mandamientos son la esencia de la Torá. Puesto que la Torá contiene 613 mitzvot, y los jajamím
instituyeron siete mitzvot adicionales, produce un total de 620 mitzvot. Además de escuchar los
Diez Mandamientos básicos, Benei Israel también previeron la miríada de detalles incluídos, todos
los Midrashím (alegorías) vinculados a cada Mandamiento, toda halajá, kal vajómer y guezerá
shabá contenidos en ese respecto.

El Primer Mandamiento: Creer en la Existencia y Providencia de HaShem

"Yo soy HaShem, vuestro Di-s, Quien os sacó a vosotros fuera de la tierra de Egipto de la casa del
Faraón donde vosotros fuísteis esclavos."

"Yo soy tanto HaShem, un Di-s misericordioso para aquéllos que me obedecen a Mí, como elokeja,
un Di-s punitivo para uno que rehúsa escucharme a Mí." La obligación impuesta por el Primer
Mandamiento es creer en la existencia de un Creador omnipotente; saber que El ejerce continua
Providencia sobre el universo, que El es la Fuerza que dicta todas las leyes naturales, y que El
sustenta y provee para todas las criaturas, de la más diminuta a la más grande.

Esta mitzvá no está limitada a tiempos específicos (como la mayoría de las mitzvot); más bien, la
conciencia de la existencia y poder de HaShem deben constantemente preocupar al Judío.

¿Por qué escogió HaShem describirse a Sí Mismo como el "Di-s que sacó a los Benei Israel fuera de
Egipto?" HaShem se presentó a Sí Mismo a los Benei Israel en Har Sinai como el Di-s que los había
redimido a ellos, con ello recordándoles su especial obligación hacia El. (El no empleó la
descripción, "Di-s, Señor del Universo," dado que aquel término general no obligaría en sí mismo a
K-lal Israel a guardar la Torá.)

El Segundo Mandamiento: No Servir Idolos

"¡No tendréis otros dioses!"

El término "otros dioses" no implica, jas veshalom, que existen otros dioses además de HaShem.
La Torá se refiere a los ídolos como "dioses" dado que aquella terminología es empleada por sus
adoradores ( a pesar de que en realidad ellas son imágenes impotentes). La palabra "otros" no se
refiere a la relación entre HaShem y los ídolos, sino más bien a los ídolos en relación uno con el
otro. Dado que los adoradores de ídolos continuamente cambian sus deidades, rechazando las
antiguas y volviéndose a otras diferentes en su lugar, el término "otros" dioses significa dioses los
cuales son frecuentemente intercambiados por otros por sus adoradores.

Este Mandamiento implica que está prohibido creer en cualquier poder además de HaShem,
adorar ídolos, o inclinarse a ellos. Nuestros jajamím (sabios) prohibieron inclinarse ante un ídolo
aún sin intención de adorarlo. Tampoco está permitido tener un ídolo en posesión de uno aún si
uno no lo adora. Este Mandamiento también incluye la prohibición de hacer una estatua de un ser
humano o de cualquier criatura u objeto en el universo.

El Tercer Mandamiento: No pronunciar el Nombre de HaShem en Vano

Está prohibido emplear mal el Nombre de HaShem mencionándolo en conjunción con un


juramento innecesario o falso. HaShem dice, "No empleéis mal Mi Santo Nombre. Recordad que
Abraham apeló a este mismo Nombre y fue salvado de la caldera ardiente. Moshé apeló a él, y el
Iam Suf (Mar rojo) fue partido en doce partes; Iehoshúa lo llamó, y fue asistido; Ioná lo llamó en el
interior del pescado y fue salvado. El Nombre de HaShem es invocado por los enfermos y
enfermizos, y ellos son curados; por los transidos de dolor, y ellos son consolados. ¡Cuidáos de ser
descuidados en mencionar el Nombre de HaShem, porque uno que pronuncia el Nombre de
HaShem en vano no saldrá impune!" Un figurativo "mal empleo del nombre de HaShem" sería
exhibir una apariencia falaz de rectitud mientras en realidad se actúa inicuamente.
El Cuarto Mandamiento: Observar el Shabat

Este Mandamiento incluye la prohibición en contra de realizar cualquiera de las treinta y nueve
Labores principales prohibidas en Shabat. Además de esto, el Shabat debe ser distinguido por
nuestro hacer una berajá (bendición) cuando el Shabat comienza y a su conclusión. Esto nosotros
lo cumplimos haciendo kidush y havdalá. Shabat debe ser singularizado con deliciosos alimentos
especiales y por el usar vestimentas especiales. Una persona es reembolsada por todas las
expensas en las cuales incurre en honor del Shabat. A pesar de que el ingreso de toda persona es
determinado en Rosh Hashaná para el año entero, las cantidades gastadas en honor de Shabat,
Iom Tov, Rosh Jodesh, y para cuotas pagadas para el aprendizaje de la Torá de sus hijos no están
incluidas en esta cantidad fija. Si gasta más, HaShem la compensará con más; si escatima, HaShem
en consecuencia le devolverá menos. El día de Shabat debe ser un tiempo para ocupaciones
espirituales, Torá, y tefilá (plegaria). Una persona no debe pensar acerca de la labor incompleta de
la semana sino más bien apartar su mente de sus ocupaciones mundanas. Quienquiera que
descansa en el séptimo día testifica que HaShem creó el mundo en seis días.

El Quinto Mandamiento: Honrar a los Padres

"¡Honra a vuestro padre y a vuestra madre!"

Esta mitzvá obliga a uno a atender a las necesidades de sus padres, ocuparse de que ellos tengan
comida, bebida, y vestimenta. (El no está, sin embargo, obligado a gastar de su propio dinero, para
esto los padres deben proveer el dinero.) El debe acompañarlos cuando salen y atender todos sus
requerimientos. Debe dirigirse a ellos de una manera cortés.

Incluidos en esta mitzvá están los mandamientos de honrar a un hermano mayor y a la segunda/o
esposa/o del padre o la madre. Existen tres socios en la creación de una persona: HaShem, su
padre, y su madre. Si las personas honran a sus padres, HaShem dice, "Yo lo considero como si Yo
moré en su medio y ellos me honraron a Mí." Si una persona causa a sus padres irritación, HaShem
dice, "¡Es bueno que Yo no moro en su medio, porque si Yo hubiera estado entre ellos, me
hubieran provocado a Mí también!" La recompensa por honrar a los padres es longevidad en olam
habá (mundo venidero). Si bien la principal recompensa por la mitzvá está reservada para el
mundo venidero, es una de las mitzvot de las cuales una persona también recibe beneficio en este
mundo.
Cuando los reyes de las naciones oyeron el Primer Mandamiento de HaShem, no fueron
impresionados. Arguyeron, "¿Qué soberano desea ser negado? HaShem, al igual que cualquier
otro rey, comanda que El sea reconocido." Cuando escucharon acerca del Segundo Mandamiento,
similarmente observaron, "¿Existe algún soberano que tolerará a otra autoridad? HaShem, al igual
que todos los reyes, quiere ser adorado El solo. ¡Ese es el por qué El decretó que nadie sirva otros
dioses!" Tampoco fueron conmovidos por el Tercer Mandamiento, comentando, "¿Qué rey
querría que sus súbditos juraran falsamente en su nombre? Tampoco HaShem lo quiere." Acerca
del Shabat dijeron, "¡Desde luego, todos los reyes gustan que su día especial sea celebrado!" Pero
cuando escucharon acerca de la mitzvá de honrar a los padres, todos los reyes se levantaron de
sus tronos y alabaron a HaShem, admitiendo, "Si alguien en nuestros círculos es elevado a un
noble rango, inmediatamente niega a sus padres. HaShem actúa diferentemente. ¡El ordenó que
todos honren a sus padres!"

Los reyes entonces entendieron retroactivamente que todas las mitzvot de HaShem no fueron
dadas, como originalmente imaginaron, a fin de honrar a HaShem. Las mitzvot fueron presentadas
para el beneficio de los seres humanos.

El Sexto Mandamiento: No Matar

"¡No mataréis!" Uno que vierte sangre mutila a la shejiná. (Presencia Divina)

El emperador ordenó que estatuas de sí mismo fueran erigidas en su recientemente conquistada


provincia y que monedas llevando su imagen debían ser acuñadas. El populacho demostró su
desprecio por el nuevo conquistador derribando las estatuas representándolo y destruyendo las
monedas que llevaban su grabado. Similarmente, cuando uno mata a un ser humano quien fue
creado a imagen de HaShem, es como si él hubiera dañado a HaShem Mismo.

El castigo Celestial para un asesino es que será asesinado por algún otro. (Bereshit 9:6). Es una
forma de asesinato avergonzar a otro ser humano (causando a la sangre irse de su rostro).

El Séptimo Mandamiento: No Cometer Adulterio

"¡No cometeréis adulterio!"


HaShem castiga la transgresión de adulterio lo más severamente, porque El es paciente en el caso
de cualquier pecado excepto aquél de inmoralidad. Nuestros Sabios incluyeron en esta prohibición
a uno que se lleva la parnasá ( medios de vida) de otro Judío abriendo un negocio competitivo en
una vecindad que solía ser el dominio del otro. Nuestros Sabios así explican el pasuk (Iejézkel
18:6), "... y él no deshonró a la esposa de su semejante." Esto está dicho en alabanza de alguien
quien no privó a otro de parnasá comprometiéndose en el mismo oficio.

El Octavo Mandamiento: No secuestrar a un Judío

"¡No robaréis!"

La prohibición de robar en los Diez Mandamientos se refiere a robar seres humanos.(Hurto de


propiedad está prohibido por el pasuk en Vaikrá 19:11) Alguien que rapta a un Judío y lo vende o
lo utiliza como esclavo está sujeto al castigo capital por el Beit Din (Tribunal de justicia).

El Noveno Mandamiento: No Prestar Falso Testimonio

"¡No prestaréis falso testimonio en contra de vuestro semejante!"

Prestar falso testimonio conduce a la destrucción de la civilización. Causa a las víctimas ser
castigadas por crímenes los cuales nunca cometieron. También permite a las personas robar,
asesinar, y oprimir a otros y luego escapar al castigo por falso testimonio. Uno que testifica
falsamente de tal modo trae destrucción al mundo. También niega la Providencia del Creador.

El Décimo Mandamiento: No Intentar Traer dentro de la Posesión de Uno lo Que Pertenece a Otro

"¡No codiciaréis la casa de vuestro semejante, ni a su esposa, ni a sus sirvientes, ni cualquier cosa
que pertenezca a vuestro semejante (y, como resultado, idearéis planes para obtenerlo)" Está
prohibido hacer cualquier intento para obtener algo que pertenece a otro porque uno mismo
desea poseerlo. Esta prohibición incluye convencer a alguien para vendéros una cosa la cual no
desea vender pero que vos le presionáis a vender. Esto está prohibido aún si le pagáis en un pago
total. Tampoco está permitido desear aún en el corazón de uno las posesiones que pertenecen a
otro (Devarím 5:18). El mal rasgo de desear las posesiones de otras personas causa a una persona
volverse un criminal, porque en su ansia de obtener el objeto de su deseo, está expuesto a
tornarse violento si le es negado. Puede estar preparado incluso a asesinar al propietario del
objeto que ansía.

Mientras los primeros cinco Mandamientos mencionan el Nombre de HaShem, él es omitido de los
últimos cinco. HaShem dijo, "Que Mi Nombre no sea asociado con asesinos, adúlteros, ladrones,
falsos testigos, y personas codiciosas."

-selección extraída del libro "El Midrash Dice" por Rabino Moshe Weissman, © Ed. Benei Sholem -

(Con la amable autorización de www.tora.org.ar)

Moshé salva al Pueblo Judío

(selección extraída del libro “El Midrash Dice”, por el Rabino Moshe Weissman © Ed. Benei
Sholem)

El diecinueve de Tamuz, Moshé ascendió al Cielo una vez más. Permaneció allí por cuarenta días,
hasta el veintinueve de Av, para suplicar a Hashem perdonar a los Benei Israel.

Moshé presentó su defensa con un explícito vidui (confesión) del gran mal que los Benei Israel
habían cometido. Sólo después de ello él mencionó los varios puntos que podrían amenguar su
culpa.

Rezó, “Señor del Universo, Tú Mismo les causaste a ellos pecar puesto que Tú los colmaste de oro
y plata durante ietziat Mitzraim. Un león sólo patea si un comedero completo de carne es
colocado próximo a él.”

Moshé luego presentó sus argumentos a favor de K-lal Israel con tal intensidad y fervor que el
sintió que su cuerpo completo estaba febril. El estaba realmente enfermo de preocupación acerca
del jet haeguel y la furia de Hashem.
“¿Por qué, Hashem,” él rogó, “debería Tu furia arder contra Tu pueblo a quien Tú has sacado de la
tierra de Egipto? Ellos nunca tuvieron la intención de que el Becerro fuera un ídolo. Lo hicieron a
fin de proveer un intermediario sobre el cual Tu shejiná pudiera descansar (al igual que todas las
otras naciones que reciben Tu reflejo vía un sar y mazal). Aún cuando hicieron el eguel, no te
abandonaron a Ti. Querían reemplazarme a mí.

“Además, considera que ellos solían vivir entre los egipcios que fueron adoradores de ídolos.”

Moshé imploró a Hashem, “No estés enojado, Tú acabas de sacarlos de Egipto, una tierra donde
todos adoraban corderos. ¡Ellos estuvieron meramente imitando las costumbres de Egipto!”
Moshé arguyó, “Tú recientemente acabas de sacar a los Benei Israel de la idólatra tierra de
Egipto.¡Ellos todavía están acostumbrados a los ritos de aquel país y no están aún habituados a
Tus modos! Espera un poco, y ¡ellos seguramente producirán acciones que Te sean gratas a Ti!”

Moshé también sostuvo, “Si Tú los destruyes, los egipcios creerán que sus astrólogos predijeron la
verdad cuando declararon que la estrella raá se cernería sobre los Benei Israel en el desierto y les
causaría perecer. ¡Deja que Tu gran ira se abata y revoca el mal decreto contra Tu pueblo!”

Moshé estaba preparado para perder su vida por K-lal Israel, suplicando a Hashem, “Si Tú no los
perdonas, extíngueme de Tu Libro de los Vivos.”

Finalmente, Moshé tomó ayuda de la más fuerte arma de defensa, el mérito de los ancestros. El se
volvió en la dirección de la Cueva de Majpelá y exclamó a los ancestros, “¡Asistídme en esta hora
cuando vuestros hijos están a punto de ser masacrados como ovejas!” Los ancestros se levantaron
y se pararon frente a él.

Dirigiéndose a Hashem, Moshé oró, “Recuerda a Abraham, Itzjak, e Israel, Tus sirvientes a quienes
Tú juraste por Tu Santo Nombre, -¡Yo multiplicaré vuestra semilla como las estrellas del Cielo!”
¡Recuerda a las doce santas Tribus, Tus sirvientes, y salva a los Benei Israel en su mérito! Aún si
ellos transgredieron los Diez Mandamientos sirviendo al eguel, recuerda que su ancestro Abraham
fue probado con Diez Pruebas y todavía no fue recompensado por ellas. Que su recomensa sea
que su descendencia sea perdonada.”

Moshé mencionó el mérito de las Diez Pruebas de Abraham, en la esperanza de que éstas
protegieran a K”lal Israel del exterminio que ellos merecían por haber transgredido los Diez
Mandamientos.

Moshé además argumentó, “Si ellos merecen muerte por la quema, recuerda a Abraham quien,
por Tu Gran Nombre, estuvo listo para ser quemado en la caldera de Ur Kasdím. Que su
disposición a ser quemado los proteja de una muerte similar. Si deben ser muertos por la espada,
exímelos a causa de Itzjak quien inclinó su cuello para ser sacrificado sobre el altar. Si ellos
incurrieron en el castigo de exilio, evoca que Iaacov fue al exilio a Laván a fin de cumplir el deseo
de sus padres. Permite que su exilio expíe por ellos y salve a los Benei Israel de ser desterrados.

¿Por qué deberías Tú juzgar a los judíos más severamente que a los habitantes de Sedom?”

“Verdaderamente, Yo aplicaré a K-lal Israel la misma regla que Yo apliqué a Sedom,” Hashem
respondió. “Si existen diez tzadikím entre ellos (cuya grandeza sea tal que proteja a la comunidad
entera), Yo no los destruiré.”

“Yo Te proporcionaré los nombres de diez tzadikím“, Moshé respondió. “¡Yo mismo, Aharón,
Elazar, Itamar, Pinjas, Iehoshúa, y Kalev!”

“Aquéllos son solamente siete”, Hashem respondió. Moshé no sabía qué decir. El inquirió, “¿Serán
los muertos restituídos a la vida?”

“Ellos lo serán,” respondió Hashem. “¡Si es así, une a Abraham, Itzjak, y Iaakov, para completar el
número!” rogó Moshé.

Después de cuarenta días de plegaria incesante, Hashem finalmente accedió a perdonar a K-lal
Israel– no en su propio mérito, sino a causa de sus grandes ancestros. El ordenó a Moshé,
“¡Levántate ahora y conduce al pueblo a Eretz Israel! Mi ángel, no Mi shejiná, irá delante tuyo. Yo
he decidido que, antes que destruir K-lal Israel de una vez, Yo removeré los efectos de su pecado
gradualmente a lo largo de las generaciones. Cuandoquiera que un castigo sobrevenga al pueblo
judío a causa de sus pecados, Yo incluiré en él algo del castigo por el jet haeguel.”

En el último día de Av, Moshé retornó al pueblo. A pesar de que él había evocado la misericordia
de Hashem, de tal modo salvando a K-lal Israel de la destrucción, Moshé no había obtenido perdón
por su pecado.

Rabino Moshe Weissman

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