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Cirio 8 ^Mlm,.384-^25 rrifi^, i935.

Ostamp
J^^JMXX. Gi^éftjcoL"Pasteo düz S\xn, Vicente, 18 ^JiaD/2/D
Dir^ejctoT' PpOpietOfHD:
JjLils Mon±iet

LOS BOLCHEVIQUES VUELVEN A BAILAR. UN VIAJERO QUE CONOCIÓ LA RUSIA DE LOS


ZARES, DICE QUE LA DANZA HA RECOBRADO SU ESPLENDOR EN EL PAÍS DE LOS SOVIETS
(Informüción, en las páginas 23, 24, 25 y 26.) (Foto Miltlos.)
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eUümpo

APARICIONES EN TOIEBO
UN MUCHACHO DE BURGUILLOS
DICE QUE SE LE HA APARECIDO
JESUCRISTO CUA-
TRO VECES
UN rKKEííIllNO JUNTO A LA KUKNTK

U
.\u de los hombres que trabajaban en la
construcción de! pozo tuvo sed. Buscó e!
botijo, pero estaba vacío. Enti^ejiándoselo
al chiquillo que trabajaba con ellos, le rogó que
lo llenase de agua.
—Baja a la fuente de Torremocha—le dijo.
El chiquillo cogió el botijo y echó a andar. La
fuente de Torremocha, situada en un bosquccillo
de junqueras, distaba unos trescientos metros de
la finca en que se construia el pozo. E r a un día
de primavera, lleno de sol. Hacía calor y el mu-
chacho se quitó la chaqueta y la puso bajo el
brazo.
No esperaba encontrar a nadie junto a la fuente;
pero antes de llegar a ella vio que se había equi-
vocado. Una alia figura, erguida y silenciosa, le
contemplaba atentamente. ,;,Era un hombre o una
mujer? Desde la distancia a que se hallaba el mu-
chacho no podía precisarlo. Continuó andando, y
L'Utonces creyó conocer la naturaleza de la inmó-
vil üsíura. "Un peregrino"---pens6—. Y aunque
le pareció extraña la presencia de un forastero
lili,. \i^t<i p>irr:ial áe Burs
anillos, iir) pueblo pequeño,
a dos l e g u a s de Toledo.
Abrazado al crucuro, Fauss
lo del Castillo, el muchas
cha que afirrna que se le ha
<-iparecido Jesucristo.

en aquella fuente, lejos


de todo camino, no se
inquietó. Llegó junto a
él y saludó contésmen-
te, como corresponde a
todo campesino:
-Buenos días.
La figura no se movió
apenas.
—B u e n o s días—con-
testó.
Mientras llenaba el bo-
tijo de agua, el mucha-
cho contempló al pere-
grino. Llevaba un hábi-
to pardo y calzaba san-
dalias; tenía la cabeza
descubierta y una larga
barba gris le caía sobre
el pecho. E r a viejo.
Y de repente, el chiqui-
llo sintió un estremeci-
miento al escuchar la
voz dulce del peregri-
no, que le p r e g u n t a b a :
—¿ P a r a q u i é n es el
agua que coges?
E l muchacho no acer-
taba a contestar. Tem-
blaba violentamente, y
a u n q u e se esforzaba,
las palabras no salían
de sus labios. Por fin,
logró hablar.
eUümpo
Esta vez llevaba un
hábito morado e iba
descalzo.
Casi se i'epitieron las
•t palabras del ¡irimei" en-
cuentro.
— ¿ P a r a q u i é n es el
^B^'' . , ,^¡^^^M
agua ?— preguntó e! pe-
regrino- -. ¿ E s p a i a los
mismos de a y e r ?
—Sí, señor—contestó t;[
muchacho.
—¿Ha dado a g u a e!
pozo ? -— volvió a pre-
g u n t a r la aparición.
—^No, señor.
— P r o n t o la d a r í . . .
—auguró otra vez el
peregrino.
Fausto había llenado y a
su botijo y se disponía
a alejarse, cuando el
peregrino lo c o n t u vo
con un gesto.
—Dame agua...—le pi-
dió.
Por tres veces el mu-
chacho le alargó, rebo-

La f a m i l i a de Fausto, ^triKi.i.i .> i.i ,MI. Í Í , , .'f su casa un el pueblo loleclano


de B u r g u i l l o s .

— P a r a ios trabajadores que están construyendo


un pozo, ahí arriba, en una ñnca de mi p a d r e . . .
—¿Tiene agua ya el pozo?—volvió a p r e g u n t a r
el peregrino.
~ N o , señor.
— P r o n t o la t e n d r á - - a u g u r ó . '
Y echó a a n d a r . E l chiquillo le vio alojarse, a r r o -
yo abajo, h a s t a que se perdió de vista.

E s t a escena ocurrió en Burguillos, un pueblo de


Toledo, situado a once kilómetros de la capital,
el día 15 de abril, lunes de Semana Santa, a las
diez y media de la mañana. El muchacho que in-
tervino en ella se llama F a u s t o del Castillo y cues-
ta mucho trabajo conseguir hacerle hablar de
la aparición.
AI día siguiente, m a r t e s de Semana Santa, F a u s -
to volvió nuevamente a la fuente de Torremocha
a llenar de a g u a su botijo. Al borde de la fuente,
esperándole, estaba el peregrino del día anterior.

Un día, vendo a
caballo en cslc inis=
iriM lui^ar, vio por ú l t i m a
v c = Eiiririr ante él la fiírura
i n n i ó \ ' i l del perc^^rino.

sante de agua, el vasíto de estaño con el


cual había llenado el botijo, y la misteriosa
figura bebió en silencio. Luego volvió a ha-
blar.
Mañana—dijo extendiendo una de sus
manos hacia el mu-
chacho—irás a misa
Los píidre^ d e Fausto y la escucharás de
h a b l a n d o c o n nuestro
rodillas...
c o m p a ñ e r o Javier Sán=
Fausto había empe-
chezsOcaña. La m a d r e
cree en la p o s i b i l i d a d
zado a temblar.
de la a p a r i c i ó n . E l pa= —Sí, señor—prome-
<ire no se decide a d a r tió—. I r é a misa...
^ina o p i n i ó n s o b r e lo Y la aparición des-
que dice su h i j o . apareció.

VÍ/...J>:.
^zmM^
^j^gKon-, ufP-^K -siiCí^viín-z::fsi«CT*-r-5!5;4^íE!;r' T^' =^'''^jí'f>=''=^'':^Z^Tí::^i(xrziL-X::z 1. í'»»TPí*'-'%«í%|jj;_r:: •'—P!t-,ij-"-.-:iijrtü

Citampo
y uno de los amigos
que más se habían dis-
tinguido en burlarse del
misterioso peregrino.
No vieron a nadie. Lle-
garon a la fuente, lle-
naron de agua el boti-
jo, y cuando regresa-
ban, entre las risas y
los comentarios iróni-
cos de sus acompañan-
tes, bruscamente, s i n
que supiese de dónde le
llegaba, Fausto recibió
una bofetada en la me-
jilla derecha y cayó al
suelo sin conocimiento.
El botijo que llevaba en
la mano, aunque había
caído sobre un suelo de
hierba y desde muy es-
casa altura, se rompió
en infinidad de pedaci-
tos. Los dos acompa-
ñantes d e 1 muchacho
echaron a correr dando
gritos de angustia...
Cuando, después de va-
rios minutos, los obre-
ros del pozo lograron
hacer recobrar el cono-
cimiento a Fausto, éste

Liieia de Jesús, la iinicasus


perviviente de l a s niñas
portuguesas de Atjustal, C9
actualmente rcligiosd en un
convento de Túy.

LA BOFETADA Los tres paslorcillos por:


tugucscs que aseguraron se
ley apiírccia la virgen en
Aquel día Fausto contó a su familia y a sus ami- los b o s q u e s de Cova da
2:os los dos encuentros que liabía tenido con "el Iria.
peregrino". Aunque ya no creía que era un pe-
regrino. "¡Es Jesucristo, es Jesucristo!"^—empe- de Burguillos se dividió en seguida. Medio pueblo
zó a repetir por todo el pueblo—. Como sucede creyó ver en la figura vestida de nazareno que
siempre en estos casos, la opinión del vecindario describía el chiquillo una sobrenatural aparición
de Jesucristo; el otro medio pueblo dijo que todo
aquello eran fantasías del muchacho...
El miércoles de Semana Santa, después de haber
oído la misa de rodillas, tal como se lo había pro-
metido a la aparición, Fausto volvió por agua a
la fuente de Torremocha. Esta vez no iba solo.
Le acompañaba un hermano más pequeño que él

Gilbcrta y Andrea Dcifcimhre, otras dos nifias visionarias


de Bcaurains'-

siguió andando. Unos cuantos pasos más ailá del


lugar en el que había caído se le apareció otra
vez la figura del peregrino.
—Te ha pasado eso—^le dijo al muchacho—por
lio ir solo...
•L^.iRSSIs&^'Mniii:^»:
I*J1 peregrino desapareció y Fausto regresó a Bur-
guillos. Durante todo el día llevó en la mejilla
Gilbcrta, Alberto v Fernanda Voisin, tres de los niños
Estos son los niños que primero señalaron la aparición que a f i r m a b a n la realidad de las apariciones de Bcau--- derecha la señal de los dedos de la misteriosa
de la Virgen en Ezquioga. raini;. aparición, según él, Jesucristo...
•••••^.ir

Cftampa
casa. Los días de Jueves
Santo y Viernes Santo no
fué al campo. El sábado,
a primeras horas de la
mañana, salió a dar de
comer a un caballo, Al
a t r a v e s a r una al a m e d a,
cercana al pueblo, volvió
a ver al peregrino. E s t a -
ba inmóvil en medio del
camino.
E l muchacho se echó a
temblar. Y con voz llorosa
se atrevió a inquirir la
causa de aquella persecu-
ción.
^ ¿ Q u é quiere usted de
mí? ¿Qué desea?
El peregrino habló c o n
voz dulce.
-—Ya te diré lo que quie-
r o . . . No me tengas mie-
do...
Desde entonces, F a u s t o no
lo h a vuelto a ver m á s .
E s un muchacho de diez y
seis años, fuerte y sano,
que nunca ha estado en-
fermo. Su familia dice que
siempre h a sido un chico
absolutamente normal.
R a m o n a Olaz<ibaI en ¿Kta= — ¿ Y por qué crees t ú que
sis en el c a m p o de Ezquio= la aparición era Jesucris-
ga. Lleva las manos vendas
to?—le he preguntado yo
das p o r l a s heridas que
a f i r m a b a le f u e r o n sobres hace unos dias.
n a t u r a l f n e n t e p r o d u c i d as. Pero no da ninguna expli-
cación. Baja la cabeza y
"YA TE DIRÉ LO QUE QUIERO..." noticia corrió por los pueblos inmediatos y em- repite muy t e r c a m e n t e :
pezaron a llegar gentes que querían ver a F a u s t o — E r a Jesucristo... E r a Jesucristo... No puedo
El suceso volvió a conmover al vecindario de y escuchar de sus labios el relato completo de h a b l a r más.
Burguillos y las discusiones entre los partidarios las tros apariciones. Pero el muchacho estaba JAVIER SANCHEZ-OCARA
de cada sector se enconaron cada vez más. La m u y triste y no quería hablar. Apenas salía de (Polo Citilriirjs y Vilasccra.)

HERMOSOS
DIENTES
Dientes que limpia Dens a diario son dientes
sanos y hermosos. Porque Dens reúne todas
las cualidades del dentífrico ideal. Suavi-
d a d p a r a devolver al esmalte su natural
blancura, sin a t a c a r l o ni r a y a r l o . Poder
antiséptico p a r a d e s i n f e c t a r a f o n d o la
boca. Perfume fresco y a g r a d a b l e - m e n t a
d u l c e - p a r a purificar el aliento.

TUBO, 2 PTAS.; PEQUEÑO, 1,25


T I M B R E A P A R T E

PERFUMERÍA GAL-MADRID.-BUENOS AIRES

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