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Por consiguiente, los proyectos de intervención al surgir como medio de optimización para el

mejoramiento de la educación, han ido generando mucha incertidumbre con respecto al futuro
educativo, donde no solo sus diseños de evaluación se adecuen a una problemática en especifica,
sino encuentren o lleguen siempre a los fines del mismo. Como en todo proyecto de esta índole
van a estar marcados por un diseño en específico, en tal caso existen 4 tipos:

· Evaluación de impacto

· Evaluación de resultados

· Evaluación de proceso

· Evaluación ex-ante

Sin embargo, a medida que se va estructurando el proyecto y se le va dando forma para su mayor
veracidad, unos elementos fundamentales para su mejor aplicación; son los estándares de calidad
que se presentarán como sustento en el mismo, los principales y de mayor importancia son:

· Pertinencia: congruencia entre los objetivos del proyecto y las necesidades identificadas y los
intereses de la población e instituciones.

· Eficacia: Es el grado en que se han cumplido los objetivos.

· Eficiencia: Indica el modo en que se han organizado y empleado los recursos disponibles en
la implementación del proyecto.

· Sostenibilidad: Establece que es la medida en que la población y/o las instituciones


mantienen vigentes los cambios logrados por el proyecto una vez que este ha finalizado.
· Objetivo: Debe medirse y analizarse los hechos definidos tal como se presentan.

· Imparcial: La generación de conclusiones del proceso de evaluación debe ser neutral,


transparente e imparcial. Quienes realizan la evaluación no deben tener intereses personales o
conflictos con la unidad ejecutora del proyecto.

· Valido: Debe medirse lo que se ha planificado medir, respetando las definiciones


establecidas.

· Confiable: Las mediciones y observaciones deben ser registradas adecuadamente.

· Creíble: Todas las partes involucradas en el proyecto deben tener confianza en la idoneidad e
imparcialidad de los responsables de la evaluación, quienes a su vez deben mantener una política
de transparencia y rigor profesional.

· Oportuno: Debe realizarse en el momento adecuado, evitando los efectos negativos que
produce el paso del tiempo.

· Útil: Debe ser útil y elaborarse en un lenguaje conciso y directo, entendible para todos los
que accedan a la información elaborada, los resultados de una evaluación no deben dirigirse sólo a
quienes tienen altos conocimientos técnicos sino que debe servir para que cualquier involucrado
pueda tomar conocimiento de la situación del proyecto.

Estos estándares de calidad, no solo sirven para sustentar el proyecto, sino para darle una forma
más formal y clara al mismo, para facilitar su comprensión y así lograr un éxito en sus objetivos
planteados.

Aunado a esto, uno de los posibles obstáculos que se puedan presentar a lo largo de la realización
del proyecto impidiendo el éxito de los objetivos puede ser por:
· Falta de disponibilidad de información.

· No contar con personal calificado para efectuar el trabajo.

· Clientelismo[4] de la población beneficiaria y de los encargados de la ejecución del proyecto.

· Carencia de un sistema de evaluación y monitoreo, por lo que no se conoce el proceso


desarrollado.

· Resistencias de la comunidad. En este caso muchas veces ocurre que la población ha recibido
muchas promesas incumplidas por parte de políticos de turno o bien se ha generado una
expectativa muy alta frente al proyecto, por lo cual desarrolla una actitud contraria hacia éste;
también se presentan resistencias debido a los prejuicios o ignorancia de los beneficiarios

Así mismo, ya teniendo la estructura adecuada de cómo evaluar un proyecto de intervención se


tienen que ir examinando unos puntos indispensables, que delimitaran al proyecto para una
mayor optimización de resultados:

“Quién o qué grupo se ha beneficiado, o, por el contrario ha sido adversamente afectado; en qué
medida: En relación con la situación existente antes de ejecutar el proyecto; De qué manera:
directa o indirectamente, y por qué: estableciendo en lo posible relaciones causales entre las
actividades y los resultados.”[5]

Estas respuestas serán como las palabras o ideas claves dentro del proyecto de intervención,
ayudándoles a identificar a quién o quienes está dirigido este, en qué forma y porque.

En conclusión, se puede decir que en los proyectos de intervención educativa la forma de


evaluación, que se utiliza para saber si se cumplió o no los fines del mismo, se lleva a cabo
mediante encuestas, cuestionario, entrevistas, diario de campos, la observación de los
participantes, registro de los que no y si participan, una opinión u observación externa, entre
otras, hasta un examen, sin embargo no es una regla a seguir, cada proyecto es diferente y tiene
una forma en especial en realizar su evaluación, la única semejanza es que todos tienen que pasar
por el proceso antes mencionado, sin importar el orden, ya que la estructura o forma que le den,
dependerá de:

· Quién o quienes lo realice

· Para quién o quienes va dirigido

· La manera en que fue realizado

· La finalidad de tal proyecto

Dando lugar a los principales agentes movilizadores que dentro del proyecto de intervención
jugarán un papel muy importante, son:

“Valoración de los cambios y resultados bajo la percepción de los tres agentes implicados:
alumnos, familia y profesionales.”[6]

Con estos tres actores indispensables, la forma de evaluación de los proyectos de intervención
educativa será más clara, precisa y concisa, se llevándose a la práctica eficazmente, gracias a una
sincronizada participación de sus personajes principales, que hará que los fines del mismo se
realicen por si solos.

En todos los proyectos de intervención se debe de interpretar y predecir la realidad, en caso de


que en uno se proyecte una evaluación que proporcione meramente recomendaciones es una
evaluación inútil y será un obstáculo para

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