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X: ¿Comenzamos a beber y a comer, para honrar el premio de Agatón, o debemos esperar a

Sócrates, que aún no ha llegado?

Y: Me parece que debemos comenzar sin él, si aún no ha llegado, es porque tiene la
costumbre de quedarse reflexionando en cualquier lugar. Por eso suele decir “Una
verdadera Inquietud y solución, bien valen un retraso en los festejos”.

(Todos comentan y acuerdan comenzar sin Sócrates.)

Agatón: Gracias a ustedes mis amigos por sus regalos y elogios. A ti Fedro, magnifico
Artista, a ti Pausanias, gran orador y autor de bellos discursos, A ti, mi gran Aristófanes,
gran cómico de nuestra Atenas, Hypatia (Erixímaco), ceremoniosa y gran médica …

Hypatia: (Erixímaco): Gracias por tus elogios Agatón, gran poeta y amigo. Mis queridos
amigos, les ruego que por favor, bebamos y comamos con gran moderación, pues es
necesario tener orden y mesura en ello.

Aristófanes: ¡A tu salud, sabio Erixímaco! (en tono burlón)

Hypatia: (Erixímaco): ¡Ayer ya bebimos lo suficiente, Aristófanes! Más bien


embriaguémonos de palabras, hablando de aquello que nos concierne a todos: el amor y lo
que significa para cada uno de nosotros. ¡Ese será el tema del banquete de esta noche!

(Todos se ponen de acuerdo y llega Sócrates)

Agatón: ¡Por fin llegas Sócrates! Llegas en un buen momento, como si hubieras sabido que
las cosas serias no comenzarían hasta después de los rituales de cortesía. Me sentare a tú
lado para aprovechar mejor tus conocimiento ( se sienta junto a Sócrates)

Sócrates: ¡Ah mi buen amigo! Si bastara con estar en contacto con lo verdadero para
quedar impregnado de él, entonces la educación y lasabiduría serían cosas simples, pues se
adquirirían por transmisión directa, igual que un líquido circula entre dos vasos qie se
comunican. Pero no es suficiente estar en contacto con el saber para aprender y conocer:
eso exige trabajo, soledad y reflexión.

Fedro: ¡Como esta noche vamos a hablar sobre el amor, propongo comenzar! (todos
afirman) Eros, el dios del amor, es el más antiguo y, por tanto, el más digno de todos los
dioses: posee todas las cualidades de las viejas familias y la autoridad de los más ancianos.
Si sus orígenes son lejanos es porque el controla desde hace mucho tiempo los destinos de
los humanos… Eros les da coraje a los enamorados en la guerra, pues combaten con más
ardor cuando deben proteger su amor, Los combatientes no quieren quedar mal ni parecer
cobardes ante los ojos de sus personas amadas. Los guerreros más intrépidos son llevados
por el sentimiento de amor y el deseo de gloria, para ser incluso más amados o adorados
por sus amantes.
Pausanias: Mi querido Fedro, debo precisar que existen dos tipos de amor, pero que esta
noche solo debemos elogiar uno de ellos. Pues, al igual que hay dos diosas de la belleza y
dos afroditas, también hay dos eros, dos tipos de amor. Uno se dirige hacia el cuerpo, los
placeres sensuales, el goce terrestre… el de la gran mayoría de las personas. El otro, más
noble, se dirige hacia una belleza más ideal y busca placeres menos vulgares que los de los
sentidos. Este amor celestial se siente atraído por las inteligencias; no ama en función de
deseos inestables de nuestra naturaleza animal o de un interés ordinario, sino que busca la
belleza del cuerpo, pero sobre todo la belleza del alma. Este amor gira en torno a una
belleza mucho más difícil de conseguir que el objeto de las pasiones del cuerpo.

El amor terrestre es simple atracción física. Al contrario, el amor celestial se dirige hacia
los muchachos jóvenes inteligentes y constantes. Está, por tanto, reservado a unos pocos
que no se atan a un cuerpo que se marchita con el tiempo, sino al alma, aunque esté dentro
de un cuerpo feo, pues solo ella es digna de ser amada por sus cualidades y virtudes.

(Aplausos)

Agatón: El amor es, en efecto, un dios. Es de lejos lo más bello, lo más joven, lo más justo
y lo más delicado, pues habita en el corazón de los dioses y de los hombres. El amor llena
de dulzura, inspira la concordia, convierte en poeta a aquel en quien habita y es como
poetas que podemos rendirle homenaje diciendo que les da paz a los hombres, calma los
mares, silencia los vientos y duerme el dolor…

(Aplausos)

Hypatia: (Erixímaco): Mis queridos amigos, escuchen bien la palabra de la médica, pues
el amor es sobre todo una cosa de orden y mesura. El amor es armonía y equilibrio tanto en
la naturaleza como en las sociedades, tanto en el espacio como en el cuerpo más pequeño.
De hecho, el amor está en todo y en todas partes; gobierna los movimientos de los planetas
y las estaciones, de los cuerpos y de los elementos físicos. Es la ley universal que rige los
acuerdos y los desacuerdos, lo malo y lo bueno.

Amigos míos, Eros, dios del amor, es a la vez viejo y joven, antiguo y nuevo, espiritual y
físico, terrestre y celestial, ya que está en todas partes y en todo, en mesura y en desmesura,
dándole a cada movimiento su sentido y su fin.

ARISTÓFANES: (CARRASPEANDO) Hace mucho tiempo, mucho antes de hoy,


existieron de forma particular en el cosmos tres seres diferentes en sexo: los masculinos, los
femeninos y los de un sexo sorprendente, los andróginos, que eran a la vez masculinos y
femeninos. Los individuos de este tercer sexo tenían una forma esférica y poseían cuatro
manos, cuatro pies, dos caras idénticas, cuatro orejas y dos sexos. Se desplazaban rodando
sobre cuatro brazos y cuatro patas. Estos machos y hembras que acabo de describir, estos
andróginos, de sexo mixto, eran tremendamente fuertes. Querían escalar hasta el cielo para
emprender la conquista del espacio y comer con los dioses que, como nosotros esta noche,
festejaban permanentemente con manjares y bebidas que los vuelven eternos y que hacen
que el cuerpo no sufra nunca. Sin embargo, Zeus, el dios de dioses, no permitió que estos
seres subieran las escaleras del cielo y, para aplastar sus ambiciones, decidió darles muchos
problemas.

(Aplausos)

Zeus, para evitar esa peligrosa ascensión para él y para su poder soberano, decidió cortar en
dos a estos seres antiguos. Les impidió, con esta amputación, llegar a perturbar sus
dominios. Los dioses cortaron a estos seres en mitades iguales, para disminuir así su fuerza
física. Desde ese día, cada mitad corre tras su otra mitad para reconstruir la unidad
primitiva y rehacer el Todo del que fue parte antes del castigo divino.

El amor no es sino la búsqueda de la mitad faltante, que realmente existe, en este mundo en
el que estamos separados, divididos y cortados de nuestra unidad originaria. Por medio del
amor buscamos esa fusión y por eso los enamorados se abrazan y se besan y no quieren
separarse. Se ponen tristes cuando viven lejos el uno del otro.

(Acción del libro)

Los enamorados, pueden dejarse morir de hambre y la especie humana habría desaparecido
desde hace mucho tiempo si no fuera porque Zeus le pidió al dios Apolo, que sabe sobre
técnicas médicas y artes, que ocultara las cicatrices de esta separación. Apolo arregló los
cuerpos de los seres que fueron separados de tal manera que las heridas y los cortes fueron
cosidos como los sacos de cuero bien lisos. Les estiró la piel y la pegó en el cetro del
cuerpo. Así les dio una forma aceptable y ocultó su amputación. También les giró la
cabeza para que tuvieran la huella de la separación bajo los ojos. Así, estos seres primitivos
amputados no podrían olvidar las consecuencias de su ambición. El ombligo es el resto
visible de este castigo que padecieron los seres primitivos por su orgullo. Zeus les permitió
reproducirse, de acuerdo con las diferencias sexuales entre hombres y mujeres. Cuando se
abrazan, recuperan la vida que tuvieron antes de la separación.

El amor es entonces un gran bien ya que repara en parte el mal de la separación. Porque
fuimos seres completos antes de convertirnos en lo que somos hoy en día.

SÓCRATES: Sí el arte de la política es unir a quienes se oponen, que gran político es el


amor, que une a los seres que están separados de sí mismos.”.

Agatón, el amor es un gran deseo ¿no es cierto? ¿deseamos lo que tenemos o lo que nos
hace falta?

AGATÓN: El deseo es querer aquello que no tenemos.


SÓCRATES: Entonces, Eros, el dios del amor, no es ni bello, ni el mejor de los dioses, ni
mucho menos el más sabio y medido, pues desea lo que es bello, sabio y bueno.

Mis amigos, tenemos que definir el amor de otra forma.

Hypatia: (Erixímaco): Entonces dinos que es el amor, Sócrates.

Pausanias: Sí Sócrates, dinos que es el amor.

Socrates: (…)

Aristófanes: Entonces es como tú (burlon) ¡porque eres hijo de una matrona, que da a luz
seres de carne y hueso, y de un escultor, que hace nacer seres inventados por el alma.

(Ríen con lo del libro)

DIOTIMA: El amor, Sócrates, es la posesión de un bien que dura para siempre. Es la


voluntad de procrear en lo bello para ser inmortal. Lo que el amor quiere es traer al mundo
según el cuerpo y según el alma.

(…)

Sócrates: El amor es la búsqueda de verdades universales.


ALCIBÍADES: ¡Es de Sócrates de quien habla Diotima! ¡Y no de Eros! ¡Pues, en realidad,
amigos míos, él es el mago, el brujo, el valiente harapiento, el rico en espíritu, pobre en
dinero y en título social! ¡Y sobre él voy a hablar para ajustarme a este juego, y o sobre el
amor en sí! (Le quita la copa a Aristófanes)

¡Sócrates no es un hombre, es un semidiós, valeroso en el combate, resistente en los


diálogos, fanático educador que nunca quiso nada de mí, ni mi poder, ni mi compañía, ni mi
ayuda material! Su cuerpo es como una caja insignificante y sin valor que esconde los mas
bellos tesoros de los templos más preciosos.

¡Y les ruego, amigos míos, aunque parezca que estoy delirando, que me dejen hablar de
este hombre que quiso que me educara y aprendiera a gobernarme a mí mismo antes de que
pudiera gobernar a las ciudades y a los pueblos!

Sí, todos saben que soy ambicioso y que deseo la gloria y los placeres fáciles. ¡Si Sócrates
hubiera respondido a mis atenciones, habría podido ser un gran político o un ilustre
consejero del jefe de Estado! Pero él rechazó todas las riquezas, los honores, los regalos, los
títulos y las facilidades que tengo gracias a mi nacimiento y mis relaciones.

Yo vi a Sócrates en la guerra, valiente y audaz, sin miedo y sin odio; lo vi defender, frente a
jueces corruptos, a ciudadanos honestos; lo vi buscar la verdad en todas partes, sin
preocuparse por las apariencias.

Sí Sócrates, es sin duda el hombre que hay que amar y aquel que sabe amar, pues él sabe
que amar es educar según lo bueno, lo bello, lo justo y lo verdadero. Yo no pude seguirlo,
pues no comprendo las razones de sus actos y de su filosofía, ¡que se reduce a decir lo
verdadero y a decir lo que ya se sabe a quienquiera que lo escuche! Yo no tengo ese valor
con la verdad…

¡Dicho eso, Brindemos por su sabiduría y sus amores!

(Todos aplauden con entusiasmo)

AGATÓN: Sócrates ¿todavía estás enamorado de Diotima?

SÓCRATES: Voy a hablarles de mi amor. Escuchen bien, amigos míos.

Una vida sin amor no es verdaderamente deseable; una vida sin filosofía no es una vida
verdadera.

Sí, estoy enamorado. Amo la filosofía que me da el amor de la vida verdadera.

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