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RELICARIO de los TRES REYES MAGOS…

En Alemania se encuentra la Catedral de Colonia, una de las más bellas ante los ojos humanos.
Donde descansan los supuestos restos o cráneos de los Reyes Magos y el centro del
catolicismo alemán.
Así, se inició en 1248 la construcción de una catedral que estaría a la altura de tal tesoro. Hoy,
dicha catedral es uno de los monumentos góticos más impresionantes de Europa cuya
construcción duró más de 600 años. Un detalle particular y muy original es que, la torre no
está rematada por una cruz, sino por una estrella.
Se coloca entre las diez iglesias más grandes del mundo.
Colonia se ha convertido, junto con Roma y Compostela, en uno de los grandes centros
cristianos de peregrinación.
Pero de la Catedral…queda mucho por contar…

“La irregularidad, es decir, lo inesperado, la


sorpresa o el estupor son elementos esenciales
y característicos de la belleza”

En 1164, el emperador Federico Barbarroja de Staufen donó al arzobispo de Colonia Rainald


Dassel, quien le había acompañado en su condición de Canciller del Imperio en la campaña
militar a Milán, los restos mortales de tres Reyes Magos de Oriente. El preciado tesoro fue
trasladado inmediatamente de Milán a Colonia. Desde entonces, miles de peregrinos de toda
Europa acuden a venerar las reliquias de los Reyes Magos; esta peregrinación desempeñó un
papel muy destacado en la vida de Colonia, tanto espiritual como económica. Aún hoy, las
coronas de los Santos Reyes adornan el escudo de Colonia.

Entre 1190 y 1120, Nicolás de Verdún, el orfebre más importante de su época, creó con su
taller un cofre-relicario donado para acoger las reliquias. En su forma se reconoce que en la
realidad se trata de tres sarcófagos: uno de ellos se alza sobre la cumbrera de los otros dos. El
relicario de los Reyes Magos tiene 1,53 m. de alto, 1,10 m de ancho y 2,20 m. de largo. El cofre
interior de madera está cubierto de planchas doradas de cobre y plata, en las que se repujaron
las figuras; solo en el lado frontal las planchas son, en general, de oro puro. Los frisos están
adornados por un buen número de planchas de esmalte dorado; particularmente bellas son las
columnitas de esmalte dorado, de muy diversas formas.

Sobre los cantos y la cumbrera están fijados ornamentos en forma de zarcillos finamente
labrados.
Adornan el relicario 1000 piedras preciosas y perlas, más de 300 gemas y camafeos antiguos,
que se consideraban especialmente ricos: para el mayor tesoro de la Catedral, las reliquias de
los Santos Reyes, se empleó exclusivamente los más ricos materiales. Pero más importante
que su valor material era el programa teológico: en los laterales inferiores aparecen reyes y
profetas veterotestamentarios; en la parte superior, apóstoles, con lo que expresa que el
Nuevo Testamento se fundamenta en el Antiguo. Las escenas de las cubiertas se han perdido.
En el lado trasero, abajo, está representada la flagelación y la crucifixión de Cristo, arriba,
aparece Cristo bendiciendo, con las tres virtudes teologales: fe, esperanza y caridad.

En el centro del anverso se encuentra la Virgen con el Niño; por la izquierda se acercan los
Reyes Magos, a los que se ha unido un cuarto rey: Otón IV, de este modo se incluyó en la
tradición de los primeros reyes cristianos. A la derecha de la Virgen pueden verse el Bautismo
de Jesús en el Jordán; por encima, Cristo como Juez del Mundo en el Juicio Final. De este
modo, el Relicario muestra no un ciclo con escenas de la vida de los Reyes Magos, sino que
ilustra toda la Historia de la Salvación.

La plancha frontal, de forma trapezoidal, puede desmontarse. De este modo, en la fiesta de los
Reyes, el 6 de Enero, pueden verse –tras una reja- tres cráneos adornados por coronas de oro;
sobre la plancha trapezoidal se alojan dos piedras talladas con especial esmero: una gema de
color rojo oscuro con una representación del dios Marte, y un camafeo con la coronación del
emperador Augusto. Las dos escenas se sometieron en la Edad Media a una interpretación
cristiana. El relicario se ha conseguido preservar a lo largo de los siglos; aún hoy en día es el
centro de la Catedral.

El gran Relicario, se trata de una muestra excepcional de la orfebrería de los siglos XII y XIII y es
el relicario medieval más grande que existe. El cuerpo tiene la forma de una basílica de tres
naves.
Los materiales valiosos expresan el valor ultraterrenal de los restos mortales que cobija este
relicario en su interior. Representa, junto al Altar Mayor, el centro propiamente dicho de la
Catedral.

El relicario fue realizado por el mejor artista francés de la época. Nicolás Verdún, y los
maestros orfebres de Colonia la terminaron hace 800 años. Dentro del relicario reposan los
cráneos de los Reyes, en tres cajas forradas de terciopelo y brocado. Cada hueso está envuelto
en la seda más fina y es considerado el sarcófago más grande del mundo, domina toda la
catedral. Su peso es de 350 kilos de oro, plata y vermeil. Ha sido proclamado Patrimonio de la
Humanidad

Nicolás de Verdún, el último de los grandes orfebres medievales, es un orfebre activo entre
1181 y 1205, quien trabajó cerca de Viena, Colonia y Tournai. En el siglo XII, el artista
Verdunois como su nombre lo indica, tenía verdadera fama en Europa, concretamente en
Alemania, Austria y Bélgica, que hoy se conoce como el gran orfebre de la Edad Media.
Auténtico genio, originó una revolución estética: la perfección de plata y esmalte, un nuevo
estilo, trabajó el oro y el esmalte como un pintor del lienzo y los colores. Creando obras que le
valieron una creciente celebridad. En 1184, trabaja en Colonia y dirigió el santuario de los
Reyes Magos de la catedral. no sabemos casi nada sobre él.

Orfebre de su época y una figura importante en la transición del románico tardío, a comienzos
del estilo gótico. Fue un artesano itinerante que viajó al lugar de su comisión, por lo que la
mayoría de lo que se conoce de su vida se infiere de sus obras.
Su estilo fue muy notable por su representación sensible, viva e inusualmente realista de la
figura humana.

¿Realmente son éstos los restos de aquellos Magos?

A través de toda la Edad Media y posteriormente se ha creído que sí. Más tarde esto ha sido
cuestionado. Pero resulta interesante seguir los argumentos de uno y otro lado.
Pero, más allá toda controversia, lo que hay que tener en cuenta es que éste es el lugar donde
se los recuerda y venera

-Yo soy Gaspar. Aquí traigo el incienso.


Vengo a decir: la vida es pura y bella.
Existe Dios. El amor es inmenso.
¡Todo lo sé por la divina Estrella!
-Yo soy Melchor. Mi mirra aroma todo.
Existe Dios. Él es la luz del día.
La blanca flor tiene sus pies en lodo.
¡Y en el placer hay la melancolía!

-Yo soy Baltasar. Traigo el oro. Aseguro


que existe Dios. Él es el grande y fuerte.
Todo lo sé por el lucero puro
que brilla en la diadema de la Muerte.

-Gaspar, Melchor y Baltasar, callaos.


Triunfa el amor, y a su fiesta os convida.
Cristo resurge, hace la luz del caos
y tiene la corona de la Vida.

Rubén Darío

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