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WARK JOHNSON EL CUERPO EN LA MENTE Fundamentos co! cals dels sigai ificado, ia imaginacion Serie CIENCIA e e IAD Sg TES A Tat ‘ EDITORIAL DEBATE Primera ediei6n: noviembre 1991 Directores de la Serie CIENCIA FERNANDO CONDE y FRANCISCO VARELA, Versiin eastellana de HORACIO GONZALEZ TREJO Quedan rigurosamente prohibidas, sin la autorizaci6n eserita de los titulares del Copyright, aj las sanciones establecidas en fas leyes, Ja reproduccién total 0 parcial de esta obra por evalguier medio © procedimiento, comprendidas ia reprogralia y el tratamiento informtico, y la distribucin de ejemplares de ella, mediante alguiler 0 préstamo publicos, ‘Titulo original: The Body in she Mind © The University of Chicago, 1987. Todas los derechos reservados © Dela traduccidn, Horacio Gonrilez Trejo © De la versién castellana, Editorial Debate, 8. A., Recoletos, 7, 26001 Madrid eve 180 8 oseso6ex Deno egal Wr29.21-1991 Compuesto Imprint, Impress en Rogar, Fuenabrade (Madd) impreso en Espa Para Sanders y Paul Michael SUMARIO Prefacio Agradecimientos . se sn Introduccidn: El contexto y Ia naturaleza de este estudio .... 1. La necesidad de una explicacién més amplia del signifi- cado y Ia raz6n draenei 2. BI surgimiento del significado a través de la estructu- a esquemética a 3. La estructura gestiltica como limitacién del significado 4. Proyecciones metaféricas de los esquemas de las imé- genes . sn 5. El modo en que fos esquemas limitan el significado, la comprensién y la racionalidad Hacia una teoria de la imaginacién Sobre la naturaleza del significado . «Todo esto... iy también realismots ... a1 23 49 7 101 BL 173, 221 263 291 Prefacio LA CRISIS EN LA TEOR{A DEL SIGNIFICADO Y LA RACIONALIDAD Sin imaginacién en el mundo nada tendria significado. Sin ima- ginacién no podrtamos dar sentido a nuestra experiencia. Sin ima- ginacién no podrlamos razonar sobre el conocimiento de la reali dad, Esta obra es una exposicion y una defensa de estas tres afirmaciones polémicas. Explora el papel central de la imaginacién humana en el significado, la comprensin y el razonamiento. Es sorprendente que ninguna de las teorlas del significado y de Ja racionalidad que hoy imperan propongan un andlisis riguroso de Ja imaginacién. No se la analiza en ninguno de los textos vigentes de seméntica ni en los estudios mas influyentes de la racionalidad. Como es légico, esas obras reconocen que la imaginacién desempe- fia un papel en el descubrimiento, la invencién y la creatividad, ‘pero no la investigan como un elemento esencial de la estructura de Ja racionalidad, La ausencia total de un estudio de la imaginacién en nuestras teorlas mas influyentes del significado y la racionalidad apunta an problema profundo de nuestras ideas actuales sobre la cognicién humana. Sostengo que Ia dificultad no es una cuestion de simple descuido, lo que nos permitirla salvar la brecha insertando un capt- tulo dedicado a la imaginacién en nuestras teorias de la mense, ef Ienguaje y el conocimiento, El problema es mucho mas acuciante ‘porque abarca la totalidad de nuestra oriensacién hacia esas cuestio- nes, que se basa en un conjunto de presupuestos ampliamente com- partidos que niegan a la imaginacién un papel central en la confi- ‘guraci6n de la racionalidad. Daré el nombre de «objetivismon al ofensivo grupo de supnes- tos que ba conducido a esta ceguera en torno a la imaginacién. Como veremos, esta orientacién objetivista esta firmemente arrai- gada en la tradicién cultural y filosdfica occidental y en los siltimos 10 Mark Johnson tiempos ba sido elaborada de manera muy compleja por fildsofos, lingdistas, psicélogos e informéticos. El objetivismo no sélo es un proyecto filosdfico abstruso, sino que desempena un papel inspor- tante en nuestras vidas, En su manifestacion simple, en tanto con- junto de tépicos compartidos por nuestra cultura, adopta la siguien te forma general: ef mundo se compone de objetor que tienen propiedades que sostienen diversas relaciones al margen de la comprensién bumana. E] mundo ex como es, da igual lo que cada uno crea, y s6lo existe una correcta evisién del ojo de Dios» sobre cémo es realmente el mundo. En sintesis, existe una estructura ra- ional de la realidad al margen de las creencias de un pueblo deter- minado y la razin exacta refleja esta estructura racional Para describir una realidad objetiva de este tipo necesitamos un lenguaje que exprese conceptos capaces de organtzar los objetos, las propiedades y las relaciones de una manera literal, unfvoca e inde- pendiente del contexto. Se considera que el razonamiento para ac ceder al conocimiento de nuestro mundo requiere la unién de di- chos conceptos en proposiciones que describen aspectos de la realidad. Asi, la razén es la capacidad puramente formal de conectar dichos concepts literales segiin las leyes de la ldgica y de hacer deducciones. Las palabras son simbolos arbitrarios que, aunque en sf mismos carecen de significado, lo adguieren en viriud de su capaci dad de corresponderse directamente con cosas del mundo. [1 per samiento racional puede considerarse como la manipulacién algo ritmica de dichos simbolos. En esa explicacion no se menciona a lor seres humanos: mi su capacidad de comprender, ni su actividad imaginativa, mi su natura: leza en tanto organismos que funcionan. Por consiguiente, de acuerdo con las versiones recientes del objetivismo, fa humanidad (la corporeidad humana) de la comprension no tiene wna relacién significativa con la naturaleza del significado y la racionalidad. Se considera que la estructura de la racionalidad trasciende las estrac: turas de la experiencia corporal. Y se tilda de objetivo al significado porque se compone exclusivamente de la relacién entre simbolos abstractos y cosas del mundo (con sus propiedades y relaciones). En consecuencia, se considera que la forma en que los seres bumanos captan las cosas como significativas —la forma en que comprenden Jw experiencia es inherente a la naturaleza del pensamiento y la razén significativos. A través de los siglos los fildsofos de la tradicién occidental ban El cuerpo en la mente n sustentado esta perspectiva sobre la naturaleza objetiva del signific cado y la racionalidad que, en las titimas décadas, ha terminado por definir el programa de investigacion dominante en una diversidad de disciplinas interrelacionadas. Esta seméntica objetivista se ha desarrollado de una forma alsamente técnica y ligicamente rigurosa en filosofia, lingilstica, psicologta, informética y otras disciplinas que forman parte del nuevo campo de la aciencis cognitivay, Durante la tiltima década ba estallado una crisis. Esta perspecti- a objetivista beredada del significado y la racionalidad ba sido se- riamente cuestionada a partir de premisas ligicas y desde la bare de un amplio conjunto de estudios empiricos. Hilary Putnam, sobre todo, ha dado contundente expresién al argumento lbgico'. Se re- fiere ala naturaleza general de la relacion entre sistemas de simbo- Jos abstractos y modelos del mundo. En sintesis, Putnam demuestra que cualquier intento de dar significado a los simbolos abstractos a través de su correspondencia directa y no mediada con el mundo, 0 «cualquier modelo de éste, viola inevitablemente nuestra compren- sién mds elemental del significado. Las pruebas empiricas proceden de estudios de muchas disciplix nas que comparten una preocupacién comsin, a saber: se centran en 10s fendmenos en los que la comprensién humana es imprescindible para explicar el significado y la razén, Entre los fendmenos més importantes que se han explorado y que ponen en duda los supues- 105 objetivistas figuran los siguientes Categotizacin, La perspectiva clésica (objetivista) sostiene que las categorias se definen por condiciones necesarias y suficientes que expecifican las propiedades compartidas exelusivamente por los miembros de la categoria. Estudios recientes demuestran que, si bien unas pocas categortas coinciden con el modelo elésico, la mayo- ia difieren en la medida en que incluyen estructuras imaginativas de la comprensién como esquemas, metéforas, metonimia ¢ image- nes mentales, Ademés, habitualmente sus estructuras dependen de "Tillacy Putnam, Reason, Truth and History, Cambridge University Press, Cambridge, 1981. Para una ampliaciéa de los argumenros de Putnam sobre la se. sminrica formalisea en general, véase George Lakoff, Women, Fire and Dangerous Things, What Categories Reveal about the Mind, capieutos 13 y 16, University of Chicago Press, Chicago, 1987, La breve sfatesis de la apropiacibn que Lakoff hace de los argumenios de Pucnam puede encontcarse en George Lakofl, «Cognitive semantics», en Umberto Eco (comp.), Meaning and Mental Representations (en prensa), 2 Mark Johnson fa naturaleza del cuerpo burmano, sobre todo de nuestras cupacida- des perceptivas y nuestras habilidudes motrices. Dichas ewtegortas se forman a partir de modelos cognitivos imaginativamente estrue turados y su naturaleza es tal que no podrian corresponderse direc- tamente con los elementos’ de la realidad externos a la experiencia humana’. Formulacibn de conceptos. De acuerdo con la opinién clasica, los conceptos existen por st mismos, abjetivamente. Sélo se caracte- rizan por su relacién con estados de cosas en ef mundo real 0 en mundas posibles. Por tanto, son independientes de cualquier modo imaginativamente estructurado de concebir una esfera de la expe riencia humana, Por el contrario, los estudios empiricos demuestran que la mayoria de los conceptos bumanos s6lo se definen y se com- prenden en los marcos conceptuales que dependen de la naturaleza de la experiencia humana en determinadas culturas. Dichos concep- 10s no son universales ni objetivos en ninguno de los sentidos acep. tables por la perspectiva clasica' Fas abnas importante sobre fa citegoriacin incuyen, Bleanor Rosch, «No sural Csegotiess, en Cognitive Prychalog 4, pigs 328-350, 197% Eleanor Roseh, Cognitive Reference Points», 0 Cognitive Peycbolngy 7, pigs 932.947, 1973, Eleanor Rosch, «Cognitive Represenctions of Semantic Categoresy en Joarhal of Experimental Prycbology 104, pigs. 192-233, 197%, Eleanor Rosch y BB. Loyd (comps), Cognition end Categorization, Laweence Eelbautm, Hillsdale, Nees oe sey, 1978; Edward Smith y Dovglos Medi, Caegories and Concepts, Harvard Uni versity Press, Cambridge, Massachoserts, 1981, Lakot, Women Fre and Dane rons Things, op. cts Past Kay y Chad McDaniel, «The Linguistic Signticance af the Meanings of Batic Color Terms», en Language 54. neta, pegs, 610645, 1978; Breat Berlin, Dennis Breediove y Peter Raven, Principles of Teelral Plant Cssiiestion, Academic Press, Nueva York, 1974; Lawrence Barsalon,«Determi- nants of Graded Structre in Categories», manuscrco inet, Facultad de Psiclo. Bia de la Emory University, 1984; Flopd Lounsbury, «A Formal Accoone of the Crow and Omaha-Type Kinship Terminologies, en W. H. Goodenough (comp) Explorations in Caltaral Anthropology, McGrave Hil, Nueva York, 96%; Barbors ‘vers, «Components of Categories, en © Crag (comp), Categorization od ows Clarification, Benjamins North Armetic, Fadel, 1085, BML W, Dison, Noun Classes, en Lingua 21, pigs, 104-125, 1968, Willesc Kempton, The Folk Chassfcation of Ceramics, A Study of Cognitive Prototypes, Academe Press, Nee= ve Yor, 1981 » Véase, por ejemplo, Chores ilove, «The Case for Casen, en E. Bach y R Hasins (comps), Uniersir in Linguiric Theory, Flt, Rinehoee und Winston, Nueva York, 1968; Cheries Fillmore, «An Alteraative to Checklist ‘Theories of Meanings», en Proceedings ofthe First Antal Meeting ofthe Berkley Linger Society, 1975; Charies Filmore, «Topics in Lexical Semantics, en P. Cole Comp. Garrent leruer is Lingsiste Theory, Indiana University Pres, Blooatingron, 976: El cuerpo en ia mence B Metiforas. Hasta bace poco las metéforas se consideraban ex- presiones lingiisticas desviadas euyo significado, si es que lo tensan, se reducis a un conjunto de proposiciones literales. A su vez, dichas Proposiciones se comprendian en funcion de la teorta tradicional del significado, es decir, caracterizadas en virtud de su capacidad de encajar en la realidad objetiva. En contraste con esta perspectiva reduccionista ba surgido un conjunto creciente de pruebas segsin las cuales la metdfora es una estructura imaginativa, penetrante e irre- ductible de la comprension humana que mfluye en la naturaleza del significado y constrine nuestras deducciones racionales', Polisemia, La polisemia es ef fendmeno por el cual una sola palabra presenta muchos significados sisteméticamente relaciona- dos (por ejemplo, periddico en «El anuncio del peribdico» y «Tra- baja para el periddico»). La polisemia es lo contrario de la bomo- nimia, que supone palabras completamente distintas que suenan (0 se escriben) de la misma manera (por ejemplo, banco en «Tengo dinero en el banco» y banco en «Sentémonos en el banco que hay junto al rio»). La explicacién tradicional del significado nunca se ha Charles Fillmore, «The Organization of Semantic lnforination in the Lexicon», en Chieugo Linguistic Society Parasession on the Lexicon, pigs, 138-147, 1978; Chacles Filmoze, «Towards a Descriptive Framework for Spatial Deixise, en Robert Jarve- Ila y Wolfgang Kleia (comps.), Speech, Place and Action, Jolin Wiley, Londees, 1982; Charles Fillmore, «Frame Semantics», en Linguistic Society ‘of Korea (comp), Linguistics in the Morning Calm, Hanshia, Seti, 1982; Charles Fillmore, Frames and the Semantics of Understendinge, manuscrito inédito, Facultad de Lingitistica de ta Universidad de California, Berkeley, 1984; Paul Kay, «Linguistic Competence and Folk Theories of Language, Two English Hedgesr, ea Proceedings of the Ninth Annual Meeting of the Berkeley Linguistics Society, pigs. 128-131, 1983; Eve Sweetser, «The Definition of Lie, An Examination of the Folk Theories Underlying a Semancic'Protorype», ea D. Holland y N. Quine (comps.), Folé Mo: dels in Language and Thoaghs, Cambridge University Press, Cambridge, 1985, * George Lakoff y Mack Johnson, Metaphors We Live By, University of Chicago Press, Chicago, 1980; Dedre Gentner y Donald Geatner, eFlowing Waters or Tee- ‘ming’ Crows, Mental Models of Electricity», en D. Gentner y A. L. Stevens (comps.), Mental Models, Laweence Erlbaum, Hillsdale, Nueva Jersey, 1982; Naomi Quinn, «Marriage as 2 Do-It-Yourself Project: The Organization of Marital Goals», en Proceedings of the Third Anual Conference of she Cognitive Science Sockehy, 1981; Donald Schon, «Generative Metaphors, A Perspective on Problem-setting ia Social Policy», en A. Orcony (comp.), Metaphor and Thought, pigs. 254-285, Cam- bridge University Press, Cambridge, 1979; Michael Reddy, «The Conduie Metaphor- 1 Case of Frame Conflice in Our Language about Laguages, en A. Ortony (comp.), ‘Metaphor and Thought, pigs. 284- 324, op. cit; Mack Torner, «Kinship Meta. pphors», disertacién doctoral, Departamento de Literatura de la Universidad de Cali fornia, Berkeley, 1983. 4 Mark Jolson enfrentado con la amplia gama de casos de polisemia, Los estudiat recientes demuestran los motives por los que no lo ha hecho: la polisemia supone una ampliaci6n del sentido central de una palabra 4 otros sentidos mediante mecanismos de la imaginacion humana, como la metifora y la metoninia, y en la perspectiva objetivista no hay lugar para este tipo de explicacién Cambio semintico histérico. Las explicaciones dominantes so bre el cambio semantico han estado excesivamente constromidas por Jos imperativos de las teorfas tradicionales del significado . En pe- neral quedaron limitadas en los casos en que los significados se ampliaron, se redujeron 0 cambiaron hacia su contrario. Empero, Sweetser ba demostrado que en el marco indoeuropeo existe una amplia gama de cambios seminticos histdricos que sélo se explican a través de proyecciones metaféricas en el seno del sirtema concep- tual bumano, motivadas por experiencias humanas comunes'. Este tipo de explicacién supera la teoria tradicional del significado por- que abarca patrones imaginativos de la comprensién hamana que se proyectan para conectar diversas esferas cognitivas. Sistemas conceptuales no occidentales. De acuerdo con la pers- pectiva objetivista, no exiten sistemas conceptuales opcionales verdaderamente distintos para captar aspectos de nuestra experien- cia, Al parecer, supuestamente los divorsos sistemas pueden redu- cirse a sn conjunto universal de conceptor que se basan de manera directa en las caracteristicar objetivas del mundo. En los siltimos aitor se han realizado estudios seménticos muy detallados de lon. 7 Vases Susan Lindner, «A Lexico Semantic Ansiysis of Verb-Pactile Constnc- tions with UP and OUT», disertacién doctoral, Departamento de Lingatica de Universded de California, San Diego, 1981; Claudia Brogan, «Story of Over, tess de lcenciacuraen Letees, Department de Lingistea de la Universidad de California, Berkeley, 198; Caudie Bevgman, cThe Use of Body-Pate Terms a3 Locitive in Chaleatongo Minaee, informe nimero 4 del Survey of California and Other Indian Languages, Universidad de Caiforna, Berkeley, 1983; Laue Janda, +A Semantic Annpss of the Russian Verbal Prefines ZA~, PERE~, DO. y OT-» disertacién doctoral, Universidad de California, Los Angeles, 1984; Ronald Langac ker, Foundations of Cognitive Groner, vol, Stantond University ess, Palo Aito, 1986: Giles Fauconsiet, Mental Spacer, MIT Press, Cambriige, Massachu sess, 1985, * Vease, por ejemplo, Michel Bral, Semantics, Studies the Science of Mew sing, Henry Holt and Co, Nueva York, 1900 {retitao por Dover, Nueva York 1968 " 7 Live Sweetser, From Elynvology to Pragmaticy, The Mind: Ar Rady Metaphor in Semantic Structure and Semanit Change fen prensa) aan Bi cuerpo en fa mente 15 guas no occidentales, estudios lo bastante detallados para demostrar (que los sistemas conceptuales en que algunos se basan son funda- mentalmente distintos del nuestro e incluso inconmensurables. Por ejemplo, hemos descubierto que en ciertas lenguas no occidentales Las concepciones del espacio y del tiempo son radicalmente distintas a las concepciones en las que se estructuran las lenguas indoeuro- peas Crecimiento del conocimiento. La perspectiva objetivista cldsica del conocimiento sostiene que la «ciencian produce teorias sucesivas que progresan y se aproximan cada ver mas a la descripcién correc- ta de lu realidad. A pesar de que nunca alcanzaremos la explicacién definitiva y completa, se cree que el auséntico conocimiento empiri co supone estructuras ldgicas universales de deduccién cuyos resul- tados pueden contrastarse con los datos «objesivos» y tedricamente neutrales. Esta vision fundamentalista del conocimiento presupone una perspectiva objetivista tanto del significado como de la raciona- Vidad. A resultas de un conjunto de investigaciones impresionantes yy de rapido desarrollo sobre el crecimiento del conocimiento cients- ‘ico, exta perspectiva objetivista se ha puesto del revés, al menos en ‘su versin més rigida, Sabemos que lo que cuenta como conaci- miento siempre es una materia que depende del contexto, que no existen adatos tedricamente neutraless en el sentido objetivista he- redudo y que los criterios de racionalidad son ineludiblemente eva- Iustivos y dependen de nuestros fines ¢ intereses. Por ende, la ma- ‘poria de'las versiones de las teorias objetivistas del significado y la racionalidad han quedado socavadas por nuestra nueva compren- sidn de la naturaleza y el desarrollo del conocimiento bumano’. T Teoneed Talmy, «Semantic Stevctuces in English and Atsugewi», disertacién doctoral, Universidad de California, Berkeley, 1972; Eugene Casad, «Cora Locato- tals and Structured Imagerye, disertaciSn doctoral, Departamento de Lingiistica de Te Universidad de Califoraia, San Diego, 1982; Ronald Langacker y Eugene Cased, ‘Claside” and “Oude” in Cora Grammars, ea International Journal of American Linguisticr 51, nimero 3, pags. 247-281, 1985; Claudia Brugman, «The Use of Body-Pare Terins as Locatives in Chalcatoago Mixtecr; Clavdia Drugman, «Meta- phot in the Blaboration of Granneatical Categories in Mixtec», manuscrito inddico, 1984; véase también el capleslo dedieado al erelativisino» en Lakoff, Women, Fire and Dangerous Things, op. ci > ‘Thomas Kuhn, The Stracture of Sciemtific Revolisions,2* edicién, Univecsity ‘of Chicago Peess, Chicago, 1970; Carl Hempel, Aspects of Scientific Explanation, Tree Press, Nueva York, 1965; Frederick Suppe, The Seractare of Scientific Theo- rier, 22 ediciSn, University af Illinois Press, Urbana, 1977; Harold 1, Brown, Per- 16 Mark Johnson Bastan lor estudios en cualquiera de estos campos para cuestio- nar radicalmente las perspectives objetivistas del significado + ta racionalidad. En conjanto resulsan abrumadores. Provocan wna cri. sis en la teorla del significado y la racionalidad porque demuestran que no podemos mantener nuestras compromisos objetivistas pro. fundamente arraigados. En concreto, esa inmensa red de estudios empiricos relacionados, a los que se suma el debate ldgico promovi. do por Putnam, plantea una moral fundamental: toda explicacion adecuada del significado y la racionatidad debe asignar un papel central alas estructuras cotpéreas e imaginativas de la compression, mediante las cuales captamos nuestco mundo. La explicacién objett. vista tradicional se centra en un conjunto de fenémenos muy lini. tados ¢ ignora en su mayor parte a esos tipor de fendmenot men. cionados anteriormente, lo cual ba dado origen «s la «crisis». En consecuencia, soba vuelto imprescindible explorar el campo ile la seméntica y enriquecer nuestra explicacién de la raxén a fin do abarcar esta nueva gama de fendmenos que abora se consideran centrales para la comprensiin humana, REINSERTAR EL CUERPO EN LA MENTE La clave de una respuesta adecuada a la crisis consiste en con trarse en algo que las explicaciones objesivistas del significado y la racionalidad han ignorado e infravalorado: ef eweepo humano 9, so. bre todo, las estructuras de la imaginacién y la comprension que surgen de nuestra experiencia corpdrea. El objetivismo ignoraba ef cuerpo porque consideraba que introducia elementos subjetivor que Presuntamente no tenian nada que ver con la naturaleza objetiva del significado. Ignoraba el cuerpo porgue pensaba que la razén era abstracta y trascendente, es decir, que no estaba vinculada a ningu- no de los axpectos corporales de la comprensién humana. Ignoraba el cuerpo porque no parecta desempenar papel alguno en suestro razonamiento sobre materias abstractas seption, Theory and Commitment, Univecsty of Chicago Press, Chicago, 1979; Paul Feyerabend, Against Method, New Lefe Books, Londies, 157% N. Hanson, Patterns of Discovers, Cambridge University Peess, Cambridge, 1998, W. VO Quine, From « Logical Point of View, Hazper Torchbooks, Nueva. York, 1961 Hilary Potsam, Reason, Truth and History, Cambridge University Press, Cammbeid, ge, 1981 El cuerpo en la mente 7 Sin embargo, en todos los estudios emptricos mencionados los que han dado lugar a la crisis—, se manifiesta na y otra vez 4a corporeidad del significado y la comprensién humanos, de mane. tas estrechamente relacionadas con formas de la estructuracién imaginativa de ls experioncia. El tipo de estructuracién imaginative que revelan dichos estudios no supone ilusiones roménticas libera, dias por nuestros euerpos y que lor trascienden; mas bien, som for mas de imaginacién que surgen de nuestra experiencia corporal, experiencia que contribuye a nuestra comprension y gula nuestro razonamiento. Con et propésito de ilustrar esta idea importante e infravalora- da de la comprensién imaginativa y corporeizadada analizaremos dos sipos de estructura imaginativa que som fundamentales para este estudio: los esquemas de las imagenes y las proyecciones meta. {sricas. El esquema de la imagen es un patrin periddico y dingmico de nuestras interacciones perceptivas y nuestros programas de mo. tricidad que da coberencia y estructura a nuestra experiencia, Por ejemplo, el esquema de VERTICALIDAD nace de nuestra tenden. cia a utilizar una orientacién ARRIBA. ABAJO al seleccionar estruc- turas significativas de nuestra experiencia, Captamos repetidamente esta estructura de verticalidad en miles de percepciones y activida. des que realizamos todos los dias, como percibir un drbol, nucstra sensacion sentida de estar de pie, la actividad de subir una escalera, de formar una imagen mental de un asta de bandera, de rmedir las estaturas de nuestros bijos y de experimentar el nivel de agua que asciende en la bamtera, El esquema de VERTICALIDAD es la es- tructira abstracta de esas experiencias, imégenes y percepciones de Ja VERTICALIDAD. Una de las afirmaciones fundamentales de este libro sostiene que las estructuras imaginativas basadas en la experiencia de este tipo de esquemas de las imagenes son parte inseparable del significado y la racionalidad, Un segundo tipo afin de estructura imaginativa corpéres, que pare mi también es fundamental, es la metéfora concebida como modo penetrante de la comprension mediante la cual proyectamos patrones de una esfera de experiencia con el propdsito de estructu- tar otra esfera de otro tipo. Planteada de exta manera, la metifora no es simplemente un modo lingtistico de expresién sino, mas bien, una de las principales estructurat cognitivas mediante las cua. les podemos tener experienciar coherentes y ordenadas sobre las que podemos razonar y a las que podemos dar sentido, A través de 8 Mark Johnson la metéfora empleamos patrones obtenidos en la experiencia fisica ‘para organizar nuestra comprensign mds abstracta. La comprension ‘a través de la proyeccién metaférica de lo concreto a lo abstracto iiliza la experiencia fisica en dos sentidos. En primer lugar, nues- tros movimientos corporales y sus interacciones en diversas esferas fisicas de la experiencia estin estructurados (como hemos visto que ‘ocurre con los esquemas de las imagenes) y, mediante la metifora, dicha estructura puede proyectarse a esferas abstractas, En segundo lugar, la comprension metafsrica no s6lo es una cuestion de proyec- cidn arbitraria y fantasiosa de cualquier cosa a cualquier obra y sin limitaciones. La experiencia corporal concreta no s6lo limita la wen- traday de las proyecciones metaforicas, sino la naturaleza de las proyecctones propiamente dichas, es decir, los tipos de trazados que s@ producen entre diversas esferas. Como muestra de esta limitacién al significado y al razonamien to analizaremos una comprensién metafSrica muy simple y pe- netrante: MAS ES ARRIBA. La expresién proposicional «mds es arriba» es un modo abreviado pero equévoco de mencionar una complaja red empirica de relaciones que, en sf misma, no es bati- camente proposicional. No es casual que comprendamos CANT! DAD en funcién del exquema de VERTICALIDAD, ya menciona- do, exactamente tal como lo hacemos. Ejemplos como Los precios siguen subiendo; Aumenta fa cantidad de libros que se publican anualmente; Sus ganancias brutas cayeron; Baja fa calefaccién y ava chos mas sugieren que entendemos que MAS (incremento) estd in clinado bacta ARRIBA (lo que supone el exquema de VERTICA- LIDAD). Existe una buena razén por la cual esta proyeccién metafbrica de ARRIBA a MAS es natural y por la cual MAS no estd orientado hacia ABAJO. La explicacién tiene que ver con nuestras experiencias corporales cotidianas mas corvientes y com los esque- mas de las imagenes que suponen. Si se aitade mas liquide a un recipiente el nivel sube, Si se incorporan més objetos a wna pila el nivel sube. Por consiguiente, en nuestra experiencia MAS y ARRI- BA estén correlacionados en el sentido de que proporcionan la base fisica de nuestra comprensién abstracta de a cantidad. En esta obra el término «cuerpo se utiliza como genérico de los origenes corpéreos de las estructuras imaginativas de la com iprensién, como los esquemas de las imigenes y sus elaboraciones metaféricas, Otra forma de expresar mi proyecto consiste en decir que, en oposicién al objetivismo, me centro en la indispensabilidad Et cuerpo en la mente 9 de la comprensibn humana corpérea para alcanzar significado y ra~ Chonalidad. Obviamente, on esta obra la ecomprensiéns eaten formada por esos tipos de estructuras imaginativas que surgen de nuestra experiencia en tanto organismos corporales que funcionan en interaccién con ef entorno. Postularé que nuestra comprension supone muchas estructuras preconcebidas 9 no proposicionales de experiencia (coma los esquemas de imagenes) que puede proyectar- se metafiricamente y elaborarse en tanto proposiciones para cons- situir nuestra red de significados. Por itimo, ademas de términos clave como «cwerpon, eestruc tura imaginativay y «comprensién», me gustaria poner de relieve una idea de la «experiencia mds rica que la que suele sustentar el objetivismo. Los esquemas de las imagenes y las proyecciones meta- ‘féricas son estructuras empiricas del significado que resultan im- prescindibles para nuestra comprensién y nuestro razonamiento més abstractos, Lejos de ser arbitrarias, las proyecciones metaféri- cas estén muy limitadas por otros aspectos de nuestro funciona- iento y experiencias corporales. En consecuencia, experiencia» debe entenderse en un sentido muy vasto y muy amplio que incluye las dimensiones perceptiva basica, emocional, bistériea, social, lin- gitistica y del programa de la motricidad. Rechazo la idea empirista clésica segiin la cual la experiencia se reduce a impresiones senso- riales pasivamente recibidas que se combinan y forman experien- ius atémicas. Por oposicién, sostengo que la experiencia abarca todo lo que nos vuelve bumanos: nuestro ser corporal, social, lin- gitstico e intelectual combinado en complejas interacciones que configuran nuestra comprensién del mundo. El cuerpo en la mente es una exploracién de algunas de las estructuras imaginativas corporeizadas mas importantes de la com- prension humana que configura nuestra red de significados y que da lugar a patrones de deduccién y reflexién en todos los niveles de abstraccién. No sélo me propongo defender que el cuerpo estd «en» Ja mente (es decir, que esas estructuras imaginativas de la compren- sién son decisivas para el significado y la razén), sino explorar de qué manera el cuerpo estd en la mente: al fin y al cabo, cémo es posible y necesario que los significados abstractos y que la razén y fa imaginacién tengan una base corporal. AGRADECIMIENTOS, Hace seis afios, cuando George Lakoff y yo concluimos Meta- phors We Live By («Metéforas por las que nos guiamos»), fuimos dolorosamente conscientes de que nuestras investigaciones sobre el papel central de la metfora en la comprensién humana planteaban uns serie de cuestiones dificiles acerca de Ia nacuraleza del significa do, la comprensién y la racionalidad, Desde entonces hemos soste- nido un diglogo inincerrumpido a medida que cada uno ahondaba en cuestiones relacionadas con aquel proyecto conjunto. Nunca po- dré expresar plenamente mi agradecimiento a George por sus ideas profundas, su apoyo infalible, sus criticas constantes y su compro- miso permanente con la empresa que compartimos. Existen otras personas importantes sin las cuales este trabajo ni siquiera habria alcanzado una apariencia de sentido y coherencia, Se trata de los que leyeron una o més versiones de Ia obra y me pro- porcionaron numerosos comentarios, de los que tanto he dependi- do, Durante mi estancia en Berkeley del aio pasado, Claudia Brug- man y Eve Sweetser fueron muy generosas con su tiempo, su dedicacién y sus ideas lingitfsticas. Desde una perspectiva filos6fica, quiero manifestar mi estima a Robert N. McCauley y a George ‘McClure, que han pasado infinidad de horas corrigiendo el manus- crito e intentando instruirme a lo largo de nuestras conversaciones constantes durante los seis tiltimos afios. David Clarke, Michele Emanation, Thomas Mitchell, Bob Radtke y un critico anénimo de la University of Chicago Press también han trabajado duro a Ja hora de ofrecerme criticas y sugerencias sobre las primeras versio- nes del libro. Nancy Tuana es coautora del andlisis sobre el razo- namiento metaférico de Hans Selye (incluido en el Capitulo 5). También me he beneficiado de los debates seménticos con David Banach, Geoffrey Nathan y Margaret Winters. Mark Johnson Completé buena parte del cexto durante ei afto de permiso que me concedié la Southern Illinois University en Carbondale. Durante nn parte de ese periodo tuve la suerce de recibir un premio del desarrollo para trabajar en el Instituce of Cognitive Studies de la University of California, en Berkeley. Cuantos se han relacionado con esa comunidad interdisciplinaria saben que es avicleo estimulan- te que siempre presta un gran apoyo. Ademis de los ya menciona- dos, quiero manifestar mi gratitud a Hubert Dreyfus, a John Searle ya Leonard Talmy por conferencias y conversaciones que dieron forma a mis opiniones. ‘La denda que tengo con mi esposa, Sandra MeMorris Johnson, es de otra naturaleza, En su condicién de artista, ha superado el mero debate de la naturaleza del significado para creat obras de arte que vuelven palpablemente presentes dimensiones del significado que no son proposicionales en el sentido vulgar de la palabra. Ver su obra equivale a vislumbrar las profundidades de significado que surgen a través del color, la linea, la cextura, la forma y la pura presencia fisica ‘Otra fuerza decisiva de mi pensamiento ha sido mi hijo Paul Michael, que cumplié dos afios mientras yo trabsjaba en la elabora- in def proyecto. Cada dia que hacfa gorgotitos, aferraba, gateaba, chupaba, se tambaleaba y avanzaba a tientas hacia una postura erec- tay equilibrada y hacia el milagco del habla que la acompafia, me tecordaba constantemente Ia evidente posicién central de nuestra corporeidad en Ix consticucién de nuestro mundo y de todas sus posibilidades de significado. Introducciéa, EL CONTEXTO Y LA NATURALEZA DE ESTE ESTUDIO LA IMPORTANCIA DEL CUERPO EN EL SIGNIFICADO Y LA RAZON Los seres humanos tenemos cuerpos. Somos «animales raciona- Jes» y también somos «animales racionales», lo que significa que nuestra racionalidad esta corporeizada. El carictet central de la cor- poreidad humana influye directamente en las cosas y en el modo en que éstas pueden ser significativas para nosotros, en las formas en que dichos significados pueden desarrollarse y expresarse, en los modos en que somos capaces de asimilar y razonar sobre nuestra experiencia y en las acciones que emprendemos. Nuestra realidad ‘esti moldeada por los patrones que rigen nuestro movimiento cor- poral, por los contornos de nuestra orientacién espacial y cemporal y por las formas de nuestra interaccién con los objetos. No sélo se trata de conceptualizaciones abstractas y juicios proposicionales En esta obra analizaré algunas de las manetas mas importantes en que las estructuras de nuestra experiencia corporal se absen paso hacia significadas abstcactos y patrones de deduccién. Concedo es- pecial atencién a la estructuracién y 1a proyeccién imaginativas porque influyen en el significado, la comptensién y la racionalidad humanas. Mi defensa comienza por demostrar que el movimiento corporal humano, la manipulacién de objetos y las interacciones perceptivas suponen patcones periddicos sin los cuales nuestra ex- periencia seria caética e incomprensibley Denomino «esquemas de las imégenes» a dichos patrones porque funcionan, bésicamente, como estructuras abstractas de imigenes. Se trata de estructuras zestilticas, que se componen de partes que guardan relacin entre Siy que se organizan en todos unificados mediante los cuales nues- tra experiencia manifiesta un orden discernible, Cuando intentamos 24 Mark Johnson comprender dicho orden y cazonar sobre él, los esquemas con base corporal desempefian un papel decisivo. Aunque determinado es- quema de Ia imagen puede surgir como estructura de interacciones corporates, es posible desarrollarlo figuradamente y ampliarlo en tanto eseructura en torno a Ia cual el significado se organiza en niveles més abstractos de conocimiento. Esta extensién y elabora- cién figurada suele adoptar la forma de proyeccién metafdrica de la esfera de las interacciones corporales fisicas a los llamados procesos racionales, como la reflexién y las deducciones que se extraea a partir de premisas. Intentaré demostrar que fo que a menudo consi- deramos significados abstractos y patrones deductivos suelen de- pender, en realidad, de esquemas procedentes de nuestca experien- cia corporal y de la resolucién de problemas. Existen dos aspectos sumamente polémicos de la perspectiva que desarrollaré acerca del caricter central de las estructusas de los esquemas de las imagenes en la organizacién del significado y en fa naturaleza de nuestras deducciones. B) primero es su naturaleza uparontemente andloga y no proposicional. El segundo es su cardc- ter figurado, en tanto estructuras de la imaginacién corporeizada Conviene poner de relieve la importancia de ambos aspectos, Esta obra se compone, bisicamente, de un desarrollo ampliado de dichas caracteristicas de fos esquemas de las imigenes y de sus re- percusiones radicales en la ceoria del significado, la comprensién y la racionalidad humanas. Los cécminos claves a esclarecer incluyen: cesquema de la imagen», ameréfora», «imaginacidn», «no proposi cional» y «corporal 0 corporcizado». Puesto que mi perspectiva amplia choca parcialmente con las teorias al uso, es importante no suponer que empleo estos términos de acuerdo con sus significados corrientes. Aunque me propongo mantener estas ideas claves rela- cionadas con sus sentidos vulgares, es imprescindible ampliarlos mis allé de su alcance habitual. Por ejemplo, no utilizaré «metifo- ra» en el sentido tradicional, como mera figura retbrics; mis bien la identificaré con una estructura penetrante e indispensable de la comprensién humana, mediante Ja cual captamos figuradamente el mundo. También sostendré que la «imaginacién» es una capacidad basica de los esquemas de las imigenes para organizar nuestra ex- periencia, en fugar de una mera facultad salvaje y sin leyes de la fantasia y la creatividad, Ademds, finalmente demosteacé que ciertas estructuras de significado de los esquemas de las imégenes no son cionales» en el sentido tradicional, aunque si lo som en un Bl cuerpo en la mente 25 sentido especifico que las vuelve decisivas para nuestra racionalidad, Espero que, al final de la exposicién, habré dado a esos términos significados que estén relacionados con el uso cotriente © vulgar, pero que también explican nuestra experiencia del significado y del tazonamiento mejor que las experiencias heredadas. Segiin los enfoques filos6ficos imperantes sobre el significado y Ia sacionalidad, se considera que ninguna de las dos caracteristicas mencionadas de los esquemas de las imagenes (es decir, su cardcter no proposicional e imaginative) se cortesponde con la naturaleza conceptual y proposicional correcta del significado, Précticamente todos estan de acuerdo en que la experiencia y el significado huma- nos dependen hasta cierto punto del cuerpo, pues es nuestro contac- to con la totalidad del mundo espacio-temporal que nos rodea. Em- pero, la idea heredada sobre el papel de la entrada corporal (en Ios patrones de significado y deduccién) no incluye un sitio para las estructuras esqueméticas no proposicionales y figuradamente ela- boradas. En el Prefacio llamé «objetivismo» a Ia tradicién que considera el significado y la racionatidad como puramente conceptuales, pro- posicionales, algoritmicos y, pur ende, en absoluco relacionados con las extensiones metaféricas de los esquemas no proposicionales de Jas imagenes. Puesco que los objetivistas piensan que el significado y Is racionalidad trascienden la forma en que los individuos captan significados 0 comprenden los procesos de razonamiento, suelen considerar fa razén en términos absteactos y absolutos, como si operara en una esfera libre de limitaciones corporales y regida ex- clusivamente por sus propias leyes Idgicas. En sintesis, ven la razén como duefia de su esfera aursnoma, sometida tan s6lo a sus propias, estructuras y capaz de proporcionar una base universalmente valida para el andlisis y Ia critica racionales. Como vetemos mas adelante, ‘esta perspectiva objetivista de la razén abstracta apoya la tesis se- ‘gio la cual los humanos tenemos acceso a un marco ahistérico y de valores neutrales paca describir correctamente la realidad Mi principal objetivo consiste en desarrollar una teorfa cons- tructiva de la imaginacién y la comprensién que ponga de relieve nuestra corporeidad como clave para abordat adecuadamente el sig- nificado y la raz6a (lo cual, dicho sea de paso, resuelve o disuelve algunos problemas inherentes al objetivismo). Pienso explorar una esfera hasta ahora descuidada de fa cognicién humana: zona en la que lo que se suele considerar como lo «corporal» se abre paso 6 Mark Johnson hacia lo «conceptual» y fo «racionaly por medio de la imaginacién, Puesto que la panordmica del significado, la comprensién y la eazén que desarrollaré entra basicamente en colisién con la posieién abje tivista dominante en Ia tradicién occidental, Ja describié con més lujo de detalles a fin de explicar por qué descuida esos aspectos de la comptensién que yo pondré de relieve, a saber: operaciones sobre estructuras esquemdricas no proposicionales y metafSricamente desarrolladas en la formacién del significado y en la extraccién de deducciones basadas en dicho significado. TEORIAS OBJETIVISTAS DEL SIGNIFICADO Y LA RACIONALIDAD Hasta aqui sélo he descrito el objetivismo como un conjunto indeterminadamente relacionado de supuestos que conforman un panorama més 0 menos sensato de relaciones entre la mente, el lenguaje y ef mundo fisico. Supone una realidad fija, determinada e independiente de le mente, coa simbolos arbitrarios gue alcanzan significado al organizar directamente esa realidad objetiva. El razo- namiento es una manipulacién de dichos simbolos cegida por leyes y que, cuando funciona correctamente, nos permite acceder al cono- cimiento objetivo, Es necesario precisar los postulados objetivistas para compren- der fos motivos por los cuales hace tanta falta una tearia de la imaginacién, En concreto, necesitamos una presentacién de las principales repercusiones del objetivismo en las ceorias del signi- ficado y la racionalidad que dominan la ciencia cognitiva contem- porinea. Lo que encontramos no es tanto una lista de supuestas uniformemente atribuibles a las principales teorfas, sino una pers- pectiva general que ha delimitado el contexto de discusién de dichas teorias. El marco principal presenta el siguiente casscter: Teorka objetivista del significado 1. El significado es una relacién abstracta entre las representa- ciones simbélicas (ya sean palabras o representaciones mentales) y la realidad objetiva (o sea, independiente de la mente), Dichos sim- El cuerpo en fa mente 2 bolos aleanzan su significado exclusivamente en virtud de su capa- idad para corresponderse con cosas, propiedades y relaciones que cexisten objetivamente «en el mundo». 2. Los conceptos se entienden como representaciones menta- les generales (Kant) 0 como entidades légicas (Frege) —en ambos casos, muy abstractas y bien definidas— que pueden utilizarse para identificar las cosas 6 los objetos que estén ahi, qué propiedades poseen y qué relaciones pueden compartir. Los conceptos deben ser de cardcter relativamente «general» para contener 0 presentar aquello que es comin a varios abjetos particulares. El concepto «si- lla», por ejemplo, se aplica a codas las sillas (especifica qué es lo que comparten todas las sillas y lo que les vuelve «sillas») y, dicho sea de paso, no es una imagen particular de ésta o de aquella si 3. Los conceptos estin adescorporeizados» en el sentido de que no estin vinculados a la mente particular que Ios experimenta en la forma en que, por ejemplo, [0 estén las imagenes. Se conside- ra que Ja imagen que me formo de una silla es particular, subjetiva y corporal (en mi), mientras que mi concepto de silla puede ser objetivo y flotar al margen de toda corporeidad determinada. Se supone que esta naturaleza compartible, abstracta y general de los conceptos es condicién de posibilidad, transmisibilidad y objetividad de nuestro conocimiento. 4, La tarea de la teoria del significado consiste en explicar la significacién de cualquier serie de simbolos que no sea absurda. Por regia general, dicha tarea se define de la siguiente manera: dar el significado de una expresién particular consiste en dar las condicio- nes bajo las cuales seria verdadera 0 bajo las cuales seria «satisfe- cha» por algin estado de cosas del mundo. Dar el significado de una aficmacién como «todos los platos estén sucios» consistiria en pre- cisar las circunstancias que volverian verdadera la oracién. Dar el significado de una orden como «lava los platos a mediodia» seria dar el estado de cosas del mundo que satisfarfa la orden. La teorta del significado io necesita realizar esta impresionance tarea de nombrar las condiciones de satisfaccién de todas las oraciones posi- bles aunque, en principio, ha de estar en condiciones de hacerlo. Es necesario el desarrollo de una teoria periddica que nos ensefie 2 construir unidades més grandes y més plenas de verdad a partir de unidades mas pequefas pero igualmente plenas de verdad, que se consideran primitivos semnticos. Partiendo del supuesto de que existe una cantidad relativamente pequetia de conjunciones légicas 28 Mark Johnson basicas para relacionar fos primitivos seméaticos, dicha teosia pe- riddica no seria una tarea imposible. 5. En el fondo, cualquier anilisis del significado debe expre- sarse en funcién de conceptos literales. Eo tileima instancia, no pueden existic conceptos irreductiblimente metafdricos 0 figurados. Esta restriccién la plantea la tesis objetivista segiin la cual los con. ceptos basicos abarcan objetos, propiedades y relaciones del mundo que son toralmente independientes de los seres humanos y de sus procesos de compreasién, El postulado es sencillo: los conceptos basicos en los que se analiza el significado deben organizar objetos, propiedades y relaciones determinados, abstractos y fijos. Lo cual Tequiere conceptos determinados, abstractos y fijos, Dichos concep- tos se denominan aliteralesy. Las proyecciones metaféricas no son el tipo de estructuras capaces de organizar el mundo asi descrito porque suponen entrecruzamientos entee categorias que no existen objetivamente en el mundo. Los objerivistas reconocen que la met- fora y otras proyecciones imaginativas desempefian un papel en el descubrimiento y la invencién, ¢ incluso que podefan ser necesarias Para nuestra comprensién. Empero, cualquier andlisis objetivisea dei significado finalmente debe reducirse a conceptos y proposicio- nes literales y Ia estructura de la racionalidad no puede ser irredue- tiblemence figurada, 6. Es importante sefialar que la teoria objetivista del significa- do sustenta y es compatible con la afirmacién epistemoldgica segin la cual existe un punto de vista «del ojo de Dios», es decir, una perspectiva que trasciende las limitaciones huinanas y configuea una postura reflexiva universalmente vélida, Por ejemplo, trata los significados como relaciones entre simbolos y estados objetivos de cosas que son independientes de la forma en que cada individuo comprende o capta dichas relaciones. Sostiene que existe una posi- cidn al margen de esa relacién, desde la cual es posible juzgar el ajuste entre el simbolo y Ia cosa. Afirma que los conceptos compar- ten relaciones légicas como cuestién de verdad objetiva, al margen de la forma en que los humanos los comprenden o sistematizan Considera que la estructura conceptual no esti determinada por procesos «subjetivos» de cogniciéa por parte de las personas que intentan captar el significado del concepto, Con frecuencia sostiene que fa exaltada tarea del filésofo consiste en abordar esos significa- dos, conceptos y conexiones Idgicas «objetivas», mientras que 2 [a Psicologia le corresponde estudiar las operaciones cognitivas «sub- El cuerpo en la mente » jetivas que rigen el modo de captar couceptos y la forma en que Estos «adquieren sentido para nosotros». No estoy diciendo que toda semintica dependiente de la verdad deba suponer que podemos alcanzar semejante visibn del ojo de Dios; sin embargo, en su versién rigida el objetivismo est clara- mente comprometido con la existencia de dicha petspectiva porque presupone la relacién objetiva del lenguaje con la realidad indepen- diente de la mente. . . a orientacién objetivista hacia el significado esté estrechamen- te relacionada con su perspectiva correlativa de la racionalidad. Perspectiva objetivista de la racionalidad 1. El razonamiento es una manipulacién de conexiones entre simbolos regidos por leyes. Consta de una serie de operaciones en las que, de acuerdo con varios cinones o principios ligicos, se esta- blecen y se determinan las conexiones entre simbolos y las combi- naciones de simbolos regidos por leyes. Por ejemplo, dicho raz0- namiento podria tener la siguiente forma: «Dado X, y por ley deductiva, se sigue Y» 2. Laesencia de la racionalidad es la logica formal. Los concep- tos pueden aunarse para formar proposiciones de diverso tipo y existe una cancidad Timitada de «conjunciones légicas» (9, 0, 54 en- tonces, etcétera) que definen las relaciones posibles, ya sea entre conceptos (como en «rojo y azul, «rojo 0 azul», etcétera) o entre proposiciones (como en «Eisté loviendo y hace frio», «Bistd llovien- do 0 no esté lloviendo», etcétera). También existen eleyes deducti- vas» para evaluar si son 0 no vilidas las conexiones entre proposi- ciones. . 3. Al igual que con la perspectiva objetivista del significado, la racionalidad también esté esencialmente descorporeizada; se com- pone de relaciones y operaciones Idgicas, abstractas y puras que son independientes de los procesos subjetivos de la mente del que razo- nna, Generalmente reconoce que las imagenes, lus proyecciones me- taféricas y los saltos analdgicos pueden formar parte de nuestros procesos mentales a la hora de establecer conexiones novedosas, elaborar nuevas hipdtesis y extraer conclusiones de premisas. Los objetivistas consideran estos procesos cognitivos como meros pro- cesos «psicoldgicos» que no se cortesponden con la reconstruccién y 30 Mark Johnson El cuerpo en la mente 31 la evaluacién légicas de los juicios cacionales. Por tanto, a menudo distinguen entre un presunto contexto de descubrimiento, que abat- ca procesos psicolégicos que generan ideas @ teorias nuevas, y un contexto de justificacién, en el cual ceconstruimos las telaciones Io aicas de una teoria con el fin de demostrar sus fandamentos y su certidumbre. En el contexto de Ia justificacién cacece de importan- cia la forma en que se pensé In iden o la ceoria. Consideran que la razén sélo se compone de operaciones que rastrean relaciones for. ‘ales obtenidas entre las representaciones simbélicas (palabras, re. presentaciones mentales, conceptos, proposiciones) y suponen que esta actividad es independiente del contenido particular de las zepee. sentaciones que se vinculan con el procesamiento que de ellas ha- cemos, Claro que el contenido o el material sobre e! que razonamos influye en fa naturaleza de la conclusién extraida, pero ello no afec- ta de ninguna manera a la estructura de Ja raciomalidad como tal, 4, La idea de la racionalidad trascendente tambiéa sustenta la explicacién del conocimiento como visién del ojo de Dios, paralela a la versi6n reforzada por la perspectiva objetivista del significado. Supone que los seres humanos pueden «conectat con uns racionae lidad autéaoma y trascendente que esti mis alld de cualquier desa. rrollo histérico. La razén es aquello que existe en todo iempo lugar, al margen de la persona que razona, Esca estructura esencial y fija de la racionalidad constituye ta base de las reivindicaciones de Ja verdad transhistérica y a priori. En este caso resulta atin mis dificil (que con la teoria del significado) ver la forma en que dicha exposicién puede evitar el compromiso con una visién del ojo de Dios debido a que la razén se considera en términos esencialicras ¢ transtemporales, oes EL CONTEXTO FILOSOFICO DEL OBJETIVISMO. Las raices de las perspectivas objetivista: ignil racionalidad estén muy hundidas en nuestra Reseed ccleeal Ra licemos brevemente la forma en que la tradicién filosdfica occiden. tal reforzé dichas perspectivas y las hizo plausibles mediante ciertas tendencias repetitivas. Concretamente me gustarfa ideatificar una tendencia que expresan incluso fildsofos de convicciones tadical- mente distintas y que consiste en insistir en la existencia de cierta brecha en la experiencia humana que da lugar a una serie de dico- tomias que se repiten (sean de naturaleza ontoldgica, epistemoldgi- ca, semdntica o logica). En lineas generales, se cree que existe una brecha entre auestro lado cognitivo, conceptual, formal 0 racional y ‘nuestro lado corporal, perceprivo, material y emocional. La conse~ cuencia més significativa de esta escisién consiste en que todo sign: ficado, conexidn ‘légica, conceptualizacién y razonamiento se ali nean con la dimensiéa mental o racional, mientras que la percepcidn, la imaginacién y la emocién se alinean con la dimen- sign corporal. En consecuencia, se deduce que las estructuras de la experiencia tanto no proposicionales como las figuradamente ela- boradas no tienen Iugat en el significado y en la extraccion de de- ducciones racionales. Como mis propésitos son constructivos —delinear el perfil de tuna teorfa de fa imaginacién encarnada—, no demoraré mi proyecto con un proiongade anilisis histérico que documenta los origenes y el desarrollo del pensamiento objetivista '. Empero, es importante comprender la orientacién cultural general que ha conducido @ la devaluacién de la imaginacién en las teorias del significado y la racionalidad, En lo que nos concierne, lo dos programas mas decisi- vos de la filosofia occidental son el cartesianismo y el kantismo, y ambos se basan en teorfas del conocimiento. Descartes estaba obsesionado con fa idea de que, con el fin de rebatir el escepticismo, el conocimiento debia basarse en algo segu- ro. En Discurso del método (1637) manifiesta la preocupacién de que, pese a siglos de esfuerzos concettados, no estamos més cerca de establecer un fundamento fitme del conocimiento. Llega @ ta conclusién de que el problema radica en el fracaso del método. Hace falta algo semejance a un método matemético general que garantice la certidumbre que deberia ser el sello del verdadero conocimiento. Descartes sostiene que, de hecho, existe algo que sabemos con indudable certeza, es decir, gue existimos en tanto seres pensantes. LLlega a la conclusién de que Jo que conocemos més estrechamente 0 son nuestros cuerpos, sino la estructura de nuestras mentes (0 sea, ja naturaleza de nuestra racionalidad). El cuerpo se compone de sustancias fisicas (cuerpos) y de sustancias mentales (mentes). Los humanos nos distinguimos por nuestras capacidades mentales y, en particular, por nuestra racionalidad. Por tanto, nos conocemos me- Pata una exposicién pormenorizads de los supuestos y desarcolls filos6ficos nds signficativos del objecvismo, véase Richard Rorey, Philosophy and tf of Nature, Princeton University Press, Princeton, 1979. ks [Sy 32 Mark Johnson jor a nosotros mismos cuando nos dedicamos a Ia actividad racional De momento, ao es mis que la expresién de la perspectiva de la escisién mente/cuerpo que esta profundameinte arraigada en ciettas interpretaciones de la tradicién judeo-cristiana, En algunas varian- tes de esta tradicién Jos humanos se distinguen como las tinicas criaturas hechas a imagen de Dios, lo que significa que poseen la divina chispa de la racionalidad que los diferencia de los brutos. Cada vez que alguien razona correctamente (incluida la disposiciéa cortecta), Se dice que en realidad participa de la razdn de Dios, es decir, que trasciende su encarnacién fisica al conectar con una ra- cionalidad trascendente. Conoce su verdadera natucaleza en tanto mente o alma incorpérea. Esta visién cartesiana de la mente, el cuerpo y el conocimiento crea dos brechas 0 escisiones fundamentales en ia experiencia hu- mana: la ontoldgica y 1a epistemolégica. En primer lugar, desde fa perspectiva carresiana el cuerpo no desempeia un papel crucial en el razonamiento humano, la racionalidad es esencialmente incorpé- rea, La racionalidad puede utilizar material presentado por los sen- tidos, pero en si misma no es un atributo de sustancia corporal Esta alitmacida da lugar a una brecha ontolégica basica entre men- te y cuerpo, entre razdn y sensacién, Por consiguiente, el problema ontoldgico consiste en encontrar algiin modo de salvar la brecha, de conectar mente y cuerpo. En segundo lugar, existe un compromiso epistemolégico que ha planteado un problema a todos los debates posteriores acerca del conocimiento. Para Descartes fo que la mente conoce son sus pro- pias representaciones 0 ideas. El conocimiento consiste en captit claramente lo que esas ideas suponen y ef modo en que se telacio- an entre si. El célebre «método» cartesiano para alcanzar cierto conocimiento es una «matemética universal» que 505 peemicirfa rasteear, de una manera ordenada y completa, todas [as conexiones posibles entre nuestras ideas '. Esta visién del conocimiento plantea luna grave dificultad: si lo que conocemos son nuestras propias ideas, ¢cémo podemos estar seguros de que representan con exacti- tud fo que existe en fa realidad exterior? Es el problema del escepti cismo y, segtin la tradicién cartesiana, se basa en la brecha episte- molégica entre las ideas y los aspectos de Ia realidad exterior, La ? Descartes, Reglas pant la direecitn del expirite, 1628, en E. Haldane y G.T. R. Ross (comps.), The Philosophical Works of Rene Descartes, Cambridge Univer: sity Peess, Cambridge, 191 Bl cuerpo en la mente 33 solucién de Descartes —que Dios no miente y, en consecuencia, garantiza la conexién entre nuestras ideas y el mundo exterior— no satisfizo pricticamente a nadie, Hacia falta una explicacién del co- ocimiento que no estuviera basada en la teologia para responder al reto del escepricismo, Podemos considerar el kantismo como un iatento de eludir el problema del escepticismo que el cartesianismo afront6. Aunque Kant rechazé la idea de que era posible demostear la existencia de un alma o una mente sustanciales independientes del cuerpo, se propuso dar sentido a ia distincién cartesiana entre atciburos men- tales y fisicos. Para Kant la dicotomia sobrevive en la rigida separa- cién de las facultades cognitivas en dos componentes esencialmente distintos: por un lado, el formal, conceptual e incelectual, y por el otto el material, perceptivo y sensible. En la influyente explicacién del conocimiento que da Kant, el componente material se identifica con procesos corporales mientras que el formal consta de activida- des de nuestra comprensién espontineamente organizadas. Aunque no existe compromiso con la mente sustancial cartesiana, sigue en pie la tensién cartesiana fundamental entre las dos facetas ontolégi- camente distintas de nuestra naturaleza: la corporal y la racional, Kant sostuvo que el conocimiento empirico verdadero debia sex el conocimiento de los objetos que todos pademos experimentar, de objetos sometidos a leyes universales. A fin de tener una experien- cia «objetiva» de este tipo, tiene que existir algin material que nuestros sentidos reciban del exterior y dicho contenido debe ser organizado por los patrones de pensamiento elaborados por nuestra mente, La capacidad corporal de recibir esas impresiones sensotia- les, la-sensibilidad, s6lo nos proporciona representaciones «particu- laces» (por ejemplo, imigenes, percepciones) que los objetos que experimentamos dan a nuesteos sentidos. La capacidad de concep- tualizar esos contenidos de la sensibilidad, la comprensién, es una facultad intelectual que nos proporciona representaciones «genera- les» (es decic, conceptos), bajo las cuales los particulares de las sen- saciones pueden organizarse de manera significativa. El resultado de que los conceptos formales estruccuren el material de las sensa- ciones es ung experiencia de las realidades objecivas que todos po- demos compartir en Is medida en que compartamos los mismos conceptos generales. Kant insiste en que el conocimiento objetivo de nuestro mundo fisico es posible gracias a que ciertos conceptos pueden compartirse, EEE sa Mack Johnson Kant afirma resolver el problema del escepticismo en base a cémo podemos saber que nuestros conceptos se corresponden con Ja realidad objetiva: lo que conocemos del mundo externo es fo que hemos recibido filtrado y estructurado por nuestra conciencia, No podemos conocer las cosas tal como son en si mismas sino como aparecen ante nosotros, sometidas a Ja estructuracién universal de Ia conciencia humana Sin embargo, en respuesta a ciertas objeciones escépticas, Kant se limita a reforzar una serie de dicotomias carcesianas que dan lugar a una sucesiéa de problemas fundamentales, Como ya he se- alado, existe una dicotomia excesivamente rigida entre lo catego rial y lo corporal. Las cacegorlas son productos de nuestra compren- sién, que es formal, espontinea y regida por leyes; las sensaciones son corporales y nos Ilegan a tcavés de la sensibilidad, que es mate- rial, pasiva y carece de principios activos de combinacién o de sinte- sis, Para Kane el trabajo real de la cognicidn tiene lugar en la for- macidn de categorias, en su conjuncién en juicios proposicionales y en su empleo para crear eseructuras coherentes y significativas ‘Aunque 10s procesos imaginativos y preconceptuales desempefan tun papel en la organizacibn de la entrada perceptiva, estan exclu das de nuestro pensamiento. En sintesis, la naturaleza del significa- do, segida por leyes, es consecuencia de Ia categotizacién y del juicio proposicional y Ia racionalidad se compone, sobre todo, de opera- iones légicas que afectan a categorias y proposiciones. Los problemas generados por esta rigida dicotomia entre lo formal y lo material son sumamente evidentes en la frecuente con- fusién de Kane de la distinciéa categorfa/sensacin en sw explica- cibn de la imaginacién, que es la capacidad de mediar entee concep- tos € impresiones sensoriales, Describe Ja imaginacién como la facultad de combinar impresiones sensoriales en una imagen unifi- cada que puede «someterse a un concepto», Por ejemplo, en fo que se refiere a mi percepci6n del perro, Kant pensaba que la imagina- ciéa organiza varias impresiones sensoriales (el tacto de la piel, las cuatro patas, el tronco, los dientes largos, etcétera) en una nica experiencia perceptiva (es decir, en la imagen unificada de un sex peludo}, de tal modo que enronces puedo reconocerlo (categorizar- lo) como perro. Asi comprendida, la imaginacién pareceria ser el puente necesario para salvar la brecha entre las facetas formal y material de la cognicién. Como veremos en el Capitulo 6, Kant nunca dio una explicacién adecuada del funcionamienco de la ima- El cuerpo en fa mence po en ta mei 35 sinacién porque oscilé entee texearla como una capacidad formal conceptual (vinculada a la comprensién) y como una capacidad ma. terial y sensible (vinculada a la sensibilidad). Aunque eo ocasionces parece darse cuenta de que la imaginacidn es corporal y nacional, sa adhesin a las dicotom{as anteriormente mencionadas le iinpide eo traer esta sazonable conclusién. Mas adelante insistiré ea Re dl 5 aspitamos a explicar Ia naturaleza del significado reconoceadde ct caracter interactivo de la imaginacién. mae ___ Bxiste una segunda herencia cartesiana que Kane legé a sus cesores: ia perspectiva de que la razén trasciende al cuerpo, La en cionalidad humana se compone del elemento formal de la con nicién, distinto de todo contenido material patticular de Ios sensaciones, conjunto de imagenes, emociones 0 procesos corpora: les. Aunque la raz6n no reside en una mente sustatical --a poses de lo que sostenta Descartes—-, posee un caricter autonomo que ga. ‘aatiza su independencia de toda determinacién corporal. En rest. |, Kant refuerza la brecha insalvable encre razon ‘ienci¢ ines Ke y experiencia . La moral fundamental de esta sucinta historia consiste en ciertos temas cartesianos y kantionos han reforzado un cenertia conjunto de dicotomias ontolégicas, epistemoldgicas y lgicas que influyen profandamente en los modos de pensamiento occtlentalee esas tigidas dicotomias han dificultade mucho el encontratles us sitio a las escructuras de la imaginacién en nuestras.perspectivas del significado y la racionalidad humanas. Al parecer, la imagination existe en tierra de nadie, entce los tertitorios claramente demerca. dos de Ia raz6n y la sensaciéa. No ptetendo negar que dichas dice, fomias captan importantes distinciones, pero abogo por una inter pretacién menos excluyente, una lectara en la que la imaginacion desempetie un papel central en ambas esferas, sees ‘TEMAS OBJETIVISTAS EN LAS RECIE i Zaas onperivis RECIENTES TEORIAS aa Sobee el fondo de esta orientacién objetivista general han desta- Gio ntuestras teosfas semnéncicas més influyentes. Tengo In sospe- 1a de que ninguno de los programas que ptosperan en la semé, ca del presente acepta todor los principios objetivistas en la forma en que acabo de expresarlos. Sostengo que el objetivismo propor. 36 Mark Johnson ciona el eontexto primario en el que se expresan questias corias mis populaces del significado y Ia racionalidad Precisomente por esto no es casual que dichas teorfas no estén en condiciones ¢ concer In atencién adectada a fs estructueas de ly imaginacion, Para contibuira fa comprensin de lis limitaciones impuestas por los supuestos objetivistas trazaré un breve esbozo de cuatro opiniones importantes que boy syscitan ua aren cons erable eran al menos en algunos de esto: ala iin st tendons obese os hin Head a ifealorato incluso a ignoras, Jos cipos de fenbmenos seménticos que consti yen el foco central de esta obra, Ast se pondeé de relieve ls necesi- dad de una vsién enriquecida del significado y la racionalidad, sin que supere coda teoria influyente en ta actualida Frege i enka imprescindible no pasar por alto la influencia de Frege seminties y la filosoia del Lenguaje contempordnes. Todos los en- foques importantes son elaboracones o desafios sobre los tems de Frege Su elebredistncin entre «sentido (Sinn) y wxefeenciax (Bedentang) ba defini toda una ceadcibn objcivista en tosofia del lenguajey en lingistica’. De acuerdo con Ia terminologia de Feege, el sign (por efempl una palabra) rene uo significado pi blico, su sentido, mediate el cul recoge wn referent, Por eer la palabra emadre> es un signo con determinado sentido 0 signif cao (verbigracia, progenitor saterna) que, en un contexty expec fico, puede referirse a un objeto (verbigeacio, mii mais). Ahora biea, con el fin de caprar esta noc pbc y universal del signi cado, Frege se vio en a necsidad de identificae tes esters ontol6- icamente distncs: i) In ics, que const de objetos fsicos como Silas, palabras escritas, sonidos prontunciados y todos Tos objetos espacinmente extendos i) Ia mena que contene Io que eno sind «ideasy,cimigenesr y otras eeprescntaciones mentales, i) toa esfera de penssmiento que se compone de sents objetvos aimetos, propesiciones, conceptos y funciones. Frege consider) imprescindible esta tercera y extratia esfera para garantizar la obj sch y Mo Bhck frege, «On Sense and References, en Peer Gnsch y M om TBS ae fans the Phiosopbical Wrings of Goreb Frege Bs Biackwell, Oxford, 966. El cuerpo en Ja mente 37 idad del significado y el caricter universal de la matemética y Ja lbgica. Rechazé por «subjetivistay toda sugerencia de que la toiali. dad de estas entidades «objetivas» podian existir meramente a nivel mental, pues las consideraba propias de las mentes individuales Ast la biisqueda que Frege hace de una esfera puramente obje- tiva lo conduce més alié de Kant, a quien considera demasiado sub. jetivista y psicolégico porque se centra exclusivamente en las es. ‘rueturas de la conciencia humana, En su biisqueda de esa esfera absoluca Frege se ve obligado a distinguir claramente entre rentidor objetivos e imdgenes o ideas subjetivas, que sélo existen en la men fe que las concibe y que no pueden tener validez universal El referente y el sentido de un signo deben distinguirse de fa idea asociada, Si el ceferente de un signo es un objeto percibible por los sentidos, Ia idea que tengo de él es una imagen interna que suege de recuerdos de impresiones sensoriales que he tenido y de actos, tanta internos como externos, que he realizado. A menudo este tipo de idess estin cargadas de sentimiento; la claridad de sus partes separadas varie ¥ oscila, El mismo sentido no siempre escd conectade con la inisma ides, ni siquiera en el mismo individuo. Le idea es subjeciva: la ides de on individuo a0 es la de otro, Cae de su peso que tiene lugar una vatieded de diferencias en las ideas asociadas con el mismo sentido. Es probable gue wa pintor, un jinete y un zodlogo conecten ideas distintas con el Hombre «Bucéfelos. Esto constituye una distincién esencial ence la idea ¥ el sentido del signo, que podsia ser propiedad comin de muchos y, Por tanto, no es parte ni modo de accién de Ia mente individual! Una consecuencia radicalmente importante de la separacién ri- sida que Frege hace entre el sentido y el referente de su signo de cualquier «idea asociaday consiste en que la relacién referencia de ua signo con las cosas del mundo es totalmente objetiva. Segin Frege, podemos trasladarnos directamente del sentido a su referen- « correspondiente, es decit, de los significados puiblicos a estados especificos de cosas del mundo. Considera que ideas, imagenes, pro. Gesos corporales y actos de la imaginacién son subjetivos y tocal. mente improcedentes para la especificacién del significado y del referente. Es su cariicter subjerivo, su existencia tnieamente en las mences individuales to que los vuelve inadecuados para setvir como sentidos y pensamientos objetivos y universalmente compartibles, "Wid, pig. 59 38 Mark Johnson Para nosotros el resultado de esta perspectiva consiste en que Frege aborda el significado y Ia racionalidad como si fueran toral- mente independientes de la imaginacién humana y de las estructy ras de la experiencia corporal. Existen el signo, el sentido y el refe- rente en un encadenamiento directo de ta palabra al mundo. La cognicién y la comprensién humanas se pasan por alto porque son improcedentes para las relaciones objetivas de significado. Quedan excluidos del anilisis todos fos procesos mentales (ideas, imigenes, proyecciones imaginativas) que podrian explicar el modo en que ua signo se conecta con el mundo y con ottos signos. Se teata de la perspectiva objetivista det significado en su forma mas pura Seméntica del modelo tedrico Tal vez la elaboracién contemporanea mis destacada de estos temas de Frege sea el nuevo programa denominado «seméntica del modelo teérico». El proyecto de la seméntica del modelo cedrico consiste en dar una explicacién precisa de la forma en que los sim- bolos abstractos pueden volverse significacivos en virtud de su co- rrespondencia con cosas de! mundo. Esta perspectiva toma de las matemiticas la idea de un modelo en tanto estructura tedrica de conjunto que se compone exclusiva- mente de entidades y conjuntos basados en dichas entidades. La seméntica del modelo teérico supone que el mundo real (asi como cualquier mundo posible) puede colocarse en una correspondencia univoca con dicho modelo. Lo posibilita wn conjunto de supuestos metafisicos sobre la naturaieza de la realidad: el mundo se compone de entidades que tienen propiedades y que en cualquier momento dado comparten relaciones definidas entre sf; las propiedades se colocan en una correspondencia univoca con el conjunto de entida- des que tienen esas propiedades, y las relaciones de lugar n se si- tian en una correspondencia univoca con el conjunto de entidades miilriples de n, que concuerdan con esas relaciones. Sobre estos su- puestos tendria que existie un modelo correcto del mundo real (0 de cualquier mundo posible) compuesto exclusivamente de entidades y conjuntos de entidades * Para una excelente explicacién sobre ls posicidn del modelo teérieo, véase David Dowty. Robere Wall y Stanley Peters, Introduction fo Montague Seonantiv, D. Reidel, Dordeechr, 1981. Por ejemplo, en lo ceferente a las supuestos metatisieos Bi cuerpo en la mente 39 En Ja semantica del modelo tedrico el Problema del significado atafie la forma en que los simbolos abstractos, que en si mismos carecen de significado, llegan a tener significado, La propuesta de solucién consiste en que adquieren significado en virtad de sus cox rrespondencias con los elementos de un modelo*, Puesto que, de acuerdo con la supuesta merafisica, el mundo guarda una corres: ppondencia univoca con dicho modelo, los simbolos absceactos pue. den adquirir significado en vireud de Ia forma en que se correspon den con entidades y conjuntes del modelo del mundo. Asi, a seméntica del modelo tebrico pone de manifiesto sus compromisos objetivistas, tanto en sw metafisica como en su pers. pectiva dei significado y de la razéa, Su metafisica es objetiviste porque postula una estructura de la realidad independiente de la fotma en que cualquier ser, humano o de otro tipo, experimenta y comprende esa realidad. Su seméntica también es objetivista porque explice el significado totalmente al margen de cualquier sen de su aturaleza o de sus experiencias. En una palabra, el significado con. siste en la relacidn entre simbolos absteactos y elementos de les modelos del mundo real (y de mundos posibles, segiin muchos de sus partidarios). Ademés, su explicaciSn de le razén es objetiviste porque la razén correcta consiste en la manipalacién de simbolos de modo tal que coincidan con la légica de conjunto tedrico del mode- fo qe se coma por a Kgs del mando ‘or consiguiente, tal como ocurtia con Frege, la semAntica modelo tebrico debe calzar una cusa entre el sige fete sbi, los procesos por los cusles los humanos comprenden el lenguaje, Como afirma David Lewis, la seméntica objetiva no se ocupa de la comptensin humana y el uso det lenguajer Mis propuestas tampoco se ajustarém a la se ajustarin a las expectativas de quienes al analizar el significado apelan iamediatamente a la psicologta y la socio- {ue ataban de mencionatse, explican que «como primera apeosimacién suponga- es eof mundo coiene dvs cer de ees “menses llevar a la préctica su deseo de besaria.) A partir de dicha premisa ética llega a la con- clusibn de que, en el caso planteado, PARA ACTUAR MORALMENTE DEBE EVITAR LA ACTI- VIDAD SEXUAL. Por nuestro modelo popular de excitacién y respuesta sexuales ya sefialado, sabemos que el resultado natural de las emociones sexua- les excitadas es algiin tipo de actividad sexual. Por canto, el pasante Mega a la juiciosa conclusién de que fa Gnica respuesta moral consis- te en teptimir fas emociones ofensivas que podrfan desembocar en tuna activicd sextial inmoral o de que EVITAR UNA ACCION SEXUAL INADMISIBLE EXIGE INHIBIR LAS EMOCIONES SEXUALES. (Como dice el pasante: «Me desageada la sensacién de que debo quedatme quieto y aguantar, sin poder absazarla o besarla; por es0 desconecto mis emociones».) En consecuencia, la mujer de apariencia sexy es responsable del despertar de las emaciones sexuales del hombre (mediante meca- nismos naturales) y, por tanto, de ponerlo en una posicién en la que éste debe inhibislas para actuar moralmente, El pasante expli- B! cuerpo en fa mente ” cca; «Es una sensacién de humillacién porque la mujer me obliga a anular mis sentimientos y a reaccionar de una forma que realmente no me apetece». La humillacién que experimenta forma parte de su sensacién de haberse vuelto en menos que humano («..me siento degradado... También me siento deshumanizado.... Dejo de ser hu- mano.»). Todo esto adquiere sentido de acuerdo con el supuesto anterior segin el cual LAS EMOCIONES SEXUALES FORMAN PARTE DE LA NATURALEZA HUMANA de tal modo que IN- HIBIR LAS EMOCIONES SEXUALES NOS VUELVE MENOS. PLENAMENTE HUMANOS, En base a esta exposicidn razonada el pasante esti en condicio- nes de abordar Ia posibilidad de Ia violacién. El mismo ya ha llega- do a la conclusién: TODA MUJER DE ASPECTO SEXY HACE QUE EL HOM- BRE QUE SE COMPORTA MORALMENTE SE VUELVA ME- NOS QUE HUMANO. Lo cual es percibido como herida puntual en su plena humani- dad, como degradacién inaceptable, La idea misma de que la viola- ciGn esté justificada se aprovecha del ojo por ojo biblico, de la teoria popular del castigo justiciero: SOLO UNA HERIDA DE LA MISMA MAGNITUD ¥ DE LA MISMA ESPECIE PUEDE REPARAR EL DESEQUILIBRIO DE LA JUSTICIA Puesto que la presunta herida suponia el uso de poder sexual, el pasante considera {a violacién como posibilidad adecuada de repa- racion: Si estuviera fo bastante desesperado para violar a alguien Io haria por deseo, aunque cambién seria muy malévolo, como decir: «Tengo poder sobre ti y puedo hacer lo que quiera contigo»; porque francamen- fe siento que con su mera presencia ellas tienen poder sobre mf. El simple hecho de que puedan acercarse, derretirme y hacetme sentir como un titere me lleva a desear Ia veaganza. Como tienen poder sobre mi, yo quiero tener poder sobre ellas, Espero que mi andlisis de este fragmento hasta aqui sirva para sugeri Io cica que cesulta nuestra comprensién metafdrica cuando 60 ‘Mark Johoson damos sentido incluso ai discurso més cortiente. De momento he- mos identificado un supuesto metafdrico fundamental y otros cono- Cimientos «populares» que parecen operar en nuestra captacién de las conexiones racionales que hacen coherente este discurso. Pocos 6 ninguno de estos elementos son explicitamente considerados por quien lee el fragmento. Empero, hemos reconstruido cierta légica desapercibida que necesariamente debe operar para que lo experi- mentemos como una explicacién sensata. No hay nada sorprendente ni revolucionario en Ia idea de que haya tanto presupuesto en nuestra comprensién incluso de las ma- nifestaciones més sencillas y directas. A decir verdad, buena parte de las investigaciones recientes de la ciencia cognitiva acerca del procesatniento del lenguaje se cencran directamente en el problema de representar el conocimiento basico adecuado que nos permite comprender manifestaciones simples y literales * Lo que distingue la perspectiva det significado y la racionalidad que me propongo desarrollar es el hincapié especifico que hago en el papel decisivo del llamado conocimiento basico. Como explicaré ‘en el Capitulo 7, pricticamente todas !as definiciones distinguen entre el significado (al que se considera conceptual, proposicional, figurativo ¢ intencional) y el conocimiento bésico (considerado preincencional y no figurativo), a partit del cual surge el sigaifica- do, Quisiera afiadir que existen en el conocimiento basico estruccu- ras no proposicionales que desempefan en la elaboracién del signi- ficado un papel mucho rms crucial que el que el objetivismo les adjudica. Cuestionacé el supuesto segiin el cual el conocimiento bé- sico s6lo forma parte det significado en Ia medida en que pueda estar proposicionalmente representado, Por ende, cuestionaré ta identificacisn excluyente entre significado y estructura proposi- ional. En el caso que tratamos, la metifora EL ASPECTO FISICO ES UNA FUERZA FISICA no es un mero presupuesto, un conjunto de creencias del conocimiento biisico ni un grupo de capacidades y orientaciones que dan pie que surja el significado de la explicaci6n del pasante, La estructura meraférica forma parte del significado del Para una explicacién de algunos de los supuestos necessrios para ioterpretar uns expresion litera sieple camo «El gato esta sobre el felpudo» véase, por ejem plo, Joba Seacle, «Literal Meaning», en su obra, Expression and Meaning, pigs 50.37, Cambridge University Press, Cambridge, 1979. Searle ofrece otra anlisis de lonilor en, Intentionalizy, cap. 5, Cambridge University Press, Cambridge, 1983. El cuerpo en la mente 6 pasante y oftece conexiones esenciales para su razonamiento. Y su pone algo més que la estructura proposicional que utilizamos para expresarla. Evaluemos esta cuestion decisiva analizando con més detalle un paso importante de la I6gica del fragmento que hemos evaluado, El paso crucial del proceso de razonamiento supone el siguiente argo- mento’ ‘TODA MUJER ES RESPONSABLE DE SU ASPECTO FISICO. BL ASPECTO FISICO ES UNA FUERZA FISICA (ejercida so- bre otros). TODA MUJER ES RESPONSABLE DE LA FUERZA QUE EJERCE SOBRE LOS HOMBRES. 1 de la fSemnula: F(A) A=B Por tanto, F(B). Se trata de una deduc Sin embargo, la premisa A =B es una meréfora: EL ASPECTO FISICO ES UNA FUERZA FISICA. Segiin la Sdgica clasica, las me- tiforas no s6lo no operan de este modo, sino que no existen como tales. La logica clasica no considers que fas metiforas expresen sig- nificado metafSrico irreductible (como en el caso planteado), sino s6lo significado proposicional literal. Lo maximo que las teosias clé- Sicas pueden hacer es afirmar que las meraforas presentan realmen: te la forma iogica de una aficmacién de identificacién: A ES COMO 1 porque posee las propiedades X, Y, Z.. Entre otros, Searle, Dar vidson, Lakoff y Johnson han demostrado que esta perspectiva es insuficiente*, Aunque la perspectiva de identificacién fuese correcta, fa afirmaci6n de identificaci6n de EL ASPECTO FISICO ES UNA FUERZA FISICA no presentarfa la forma correcta para implicar le deduccion correcta. Sin embargo, Is gente razona constantemente de la manera antedicha. ¥ no es posible comprender Ia ldgica del fragmento sin remitirnos a este modelo deductivo, modelo genera- fizado para abarcar la metéfora det proceso de razonamiento, T Joh Seatle, «Metaphors, en Expression and Meaning, pigs. 76-116, op cts Donsld Davison, «What Metaphors Meta, en Critical Inguiry 5, nimero 1, pags 31-47, 1978; George Lakoff y Mark Johnson, Metaphors We Live By, op ct oe Mark johnson Es imprescindible insistir en este aspecto. No ¢s trivial en abso- uto, La clave para comprender el fragmento esti en usar la metifo- ta segiin el modelo deductivo que acabamos de describir. Se trata del vinculo ldgico crucial que hace coherente y significativo este fragmento, eso que puede darnos el sentido en lugar de algo que no encaja. La respuesta objetivista clisica podria consistir en que el Frag- mento no es racional y en que el razonamiento 10 es vdlido porque se basa en un error ldgico, en el error que acabamos de deseribir. Se trata de una observacién errénea, Aqui no aos ocupamos de un pardmetro ideal de racionalidad, sino del modo en que razonan los seres bumanos reales. Nos ocupamos de lo que los seres humanos reales captan como significativo, Con el proposito de comprender el fragmento nosotros, fos lectores, también debemos razonar de di- cho modo. “Tal vez se replique que la perspectiva que propongo confunde «ldgicay con «razdny y, por tanto, impide distinguir el razonamien- to vilido del invélido. Se podria objetar que mi descripcién del modo real en que la gente entiende y razona no tiene relacién algu- na con la validez normativa ni con fa correccién légica, sino tan s6lo con los modelos de pensamiento. Mi enfoque estarfa justificado ‘aunque no pretendiese tratar de la «légica», aunque s6lo nos diera una mayor comprensién sobre ef modo real en que la gente da sentido a las cosas. Todo lo cual enriqueceria de manera decisiva nuestra nocién del significado y la racionalidad También es posible que auestras indagaciones nos ayuden a comprender més profundamente fa validez normativa, Quizé nos ayude a ver la manera en que nuestros principios Kégicos son forma- lizaciones abstractas de formas mas mundanas de razonar. Por ejemplo, Nisbett y Ross han estudiado muchas formas de razonar ‘caya comprensién no nos plantes dificultades, aunque violaa los parimetros normativos*, Alvin Goldman ha sostenido que podrfa- mos aportar nuevos elementos de juicio a la epistemologia si nos tomdramos en serio las investigaciones de los psicdlogos cognitivos que exploran process cognitivos que hasta ahora se consideraban irrelevantes para la justificacién fogiea ”. Podria ocurrit que, en la T Richard Nisbett y Lee D. Ross, Human Inference, Strategies and Shortco mings, Prentice Hall, Englewood Cliffs, Nueva Jersey, 1980. * Alvin Goldman, «Epistemics, The Regulative Theoty of Cognitions, en Joa anal of Philosophy 75, adimeco 10, pigs. 509-525, 1978. BI cuerpo en fa mente a medida en que sepamos mas sobre la cognicin humana, descubra- mos que hay muchos mis elementos adecuados para la racionalidad aque los parimetros formales clésicos de evaluacién. Inclusé es posi- ble que ampliemos nuestra idea acerca de la correcci6n l6gica. Ta cuestion es: Qué nos hace humanos? Si se trata de la capaci- dad de razonar que poscen los seres humanos, entonces necesita tos describirla. Abarca el razonamiento mediante el uso de meti- foras y otras estructuras figuradas; ciertamente, es uno de los principales medios de que disponemos para dar sentido a nuestra experiencia. Empero, la comprensién conlleva algo més que el mero rastreo de nuestros modelos deductivos. Aun cuando fuese posible reducir las metéforas que hemos analizado a expresiones literales y no figu- radas, seguiriamos careciendo de un anilisis completo y adecuado del fragmento en cuestidn. El motivo radica en que caprar el sigai- ficado del discurso del pasante y comprender su razonamiento no consiste, meramente, en captar conceptos y en enmarcar proposi- Ciones (en el sentido objetivista) que constituyen el contenido de su argumencacién. También son esenciales los diversos tipos de estruc- furas esqueméticas de la experiencia y las proyecciones figuradas (no proposicionales) que nos permiten tener una experiencia cohe- rente, estructurada y significativa y razonar sobre ella. SIGNIFICADO NO OBJETIVISTA, CORPOREIZADO Y NO PROPOSICIONAL Retornemos al fragmento de la violacién para dar mayor énfasis 1 algunas dimensiones preconceptuales y no proposicionales de su Significado explicito. Evaluemos algunas de las dimensiones no proposicionales de la metdfora central que opera en ¢l fragmento, & saber: EL ASPECTO FISICO ES UNA FUERZA FISICA. A simple vista, la expresién adopta una forma proposicional directa, Parece abarcar dos conceptos (el de aspecto fisico y el de fuerza fisica), que Se unen proposicionalmente de acuerdo con determinadas relacio- hnes entre ambos. Ademis, al parecer podriamos captar el significa do de cada uno enumerando otras conceptos que «contienen». Lo clesto es que parte de los significados de este feagmento se basan en festructuras preconceptuales de la experiencia. Tomemos el concep- to fuerza fisica tai como opera en la metifora EL ASPECTO FISI- = “4 Mark Johnson CO ES UNA FUERZA FISICA, Aunque lo olvidamos Ficilmente, el significado de «fuerza fisica» depende de estructuras de significado piblicamente compartidas que suegen de nuestra experiencia cor poral de ta fuerza. Empezamos a captar el significado de la fuerza fisica el mismo dia en que nacemos (o incluso antes). Nuestros cuerpos estén influidos por fuerzas «externas» e «incernas» como la gravedad, fa luz, el caloe, el viento, fos procesos corporales y la intrusion de otros objetos fisicos. Dichas intetacciones constiruyen nuestros primeros encuentros con fuerzas, que ponen de manifiesto relaciones cecurrentes y modélicas entre nosotros mismos y nuestro entorno, Dichos modelos se desarrollan como estructuras de signifi- cado a cravés de las cuales auestro mundo empieza a mostrar clerta medida de coherencia, regularidad ¢ inteligibilidad, Muy pronto nos damos cuenta de que nosotros también pode- mos ser fuentes de fuetzas que actian sobre nuestros cuerpos y sobre otcos objetos que estin fuera de nosotcos. Aprendemos a mo- ver nuestros cuetpos y 2 manipular objetos de tal manera que nos convertimos en centros de fuerza. Por encima de todo, creamos modelos de interaccidn de fuerzas con muestto entorno: aferramos juguetes, nos levamos el vaso a la boca, desplazamos nuestros cuerpos por el espacio. Encontramos obstéculos que ejercen fuerza sobre nosocros y descubrimos que podemos ejercerla dando vuelcas, saltando 0 sorteando los objetos que se nos resisten. A veces que. damos frustados, detrotados e impotentes en nuestra accidn de fuerza. En otras ocasiones somos poderosos y cenemos éxito. Lea- tamente ampliamos el significado de «fuerza». En cada una de estas actividades motrices hay patrones repetibles que acaban por identi- ficar esa acci6n particular. Dichos patrones estin corporeizados y a nivel preconceprual dan estructura coherente y significtiva a nucs tra experiencia fisica, si bien posteriocmente aprendemos los num bres de al menos algunos patrones y podemos analizarlos en abs- fracto. Obviamente formulamos un concepto de «fuerza» que podemos explicar en términos proposicionaies, pero su significado —el significado que identifica— profundiza mas que nuestra com- prensién conceptual y proposicional A partir de estas interacciones corporsles se extiende y se modi- fica nuesteo sentido de la fuerza. Como respuesta a nuestras accio- nes se producen las reacciones, de otros objetos y personas. Com- probamos que nuestra fuerza tiene limites y que existe un techn it ke influencia que podemos ejercer en nuestro entorno. Lucgo deseu: El cuerpo en fa menve 6 brimos que nuestra fuerza puede ampliarse y que, mediante el em- pleo de instrumentos, podemos ampliar dicho techo. Un dia nos percatamos de la vertiginosa idea de la fuerza a distancia. Més tarde aprendemos que existe més de una forma de actuar contundente- mente sobre los demis. Ademés de desplazarlos fisicamente, pode- mos moverlos en ottas sentidos, como cuando por Ia fuerza los obligamos a acatar un acto determinado a través de la persuasin moral o la presién de los pares. Lo que aqui describo de una manera superficial es el desarrollo del significado de nuestra nocién de fuerza. Ea el Capitulo 3 abor- daré con mayor profundidad fa naturaleza de nuestra experiencia de la fuerza. De momento, quiero cecaicar que el significado de «fuer- za» tal como opera en la metifora EL ASPECTO FISICO ES UNA FUERZA FISICA supone algo més que el niicleo conceptual o un. conjunto de proposiciones asociadas. También incluye el sentido de fuerza que obtenemos a través de las interacciones del tipo ante- riormente descrico. En este caso utilizo el término «sentidor para sefialar que el significado incluye patrones de experiencia corporei- zada y estructuras preconceptuales de nuestra sensibilidad (0 sea, ruestra manera de percibir, de la orientacién y de la interaccién con otros objetos, acontecimientos 0 personas). Estos patrones corpo- reizados no son particulares ni peculiares de Ia persona que los experimenta. La comunidad nos ayuda a interpretar y codificar mu- chos de los patrones aprendidos a través de Ia sensibilidad, Se con- vierten en modos culturales y compartidos de experiencia y contri- buyen a determinar la naturaleza de la comprensién coherente y significativa de nuestro «mundoo. El cardcter piiblico y compartido de esta dimensién preconcep- tual del significado se ve con mas claridad en a idea de Ia sexuali- dad en que se basa la «ldgica» del fragmento sobre la violacién. No estoy diciendo que el concepto relevante de sexualidad utilizado por el pasante sea demasiado complejo y rico para definiclo féciimente. Sélo digo que ciertos aspectos del significado de se utiliza con la amplicud suficiente para abarcar cual- quier estructura de significado. Sdlo quiero insistir en adjudicat un lugar decisivo a las esceucturas de experiencia corporal que para nosotros son significativas, a pesar de que no sean proposicionales en las acepciones ai uso. A fin de cuentas, se trata de las que han sido ignoradas en nuestras teorias mds influyentes del significado. Mi sucinto anélisis de la expticacién de la violacién que hace el pasante sugiere que existe significado procedente de Ia experiencia corporal y de los procesos figurativos de ordenamiento, cuestiones ignoradas por los trstemientos objetivistas dominantes del lengua- je, el significado, la comprensién y el razonamiento. Ea concreto, se trata del funcionamiento de las estructuras preconceptualmente significativas de la experiencia, los patrones esqueméticos y las pro- yeeciones figurativas mediante las cuales nuestra experiencia ad: El cuerpo en fs mente o quiere organizacién y conexién significativas, de tal modo que po- slemos entenderla y razonar sobre ella. A lo largo de los proxitos capitulos abordaré las clases més importantes de estructura no pro. posicional que posibilitan el significado, la comprensién y el roo. namiento. 2 EL SURGIMIENTO DEL SIGNIFICADO A TRAVES DE LA ESTRUCTURA ESQUEMATICA Mi sucinto anilisis del fragmento de fa «violacin» del capitulo anterior demuestra que las explicaciones objetivistas del significado y {a racionalidad no cuentan toda la historia. Los enfoques objetivis- tas abordan el significado con un sentido bastante limitado, como telacién entre representaciones simbélicas y la realidad objetiva (independiente de la mente). Asi definida, la seméntica se centra en las condiciones de verdad y en otras condiciones de satisfaccién de las proposiciones (incluidos sus componentes, por ejemplo, las pa- labras). En consecuencia, no es sorprendente que los traramientos objetivistas intenten analizar el significado, la verdad y la cazén sin mencionar estructuras no proposicionales como imégenes, modelos esquemiticos y proyecciones metaféricas (todos los cuales se consi- deran componentes de la comprensién, aunque no esenciales para el significado en el sentido «correcto») En [a explicacién que daré estas estructuras anteriormente igno- radas adquieren un papel decisivo. Aunque son no proposicionales en cualquiera de las cinco acepciones objetivistas mencionadas en el Capitulo 1, estén estrechamente vinculadas con los contenidos pro- posicionales de las oraciones y fas expresiones. Desempefian un pa- pel crucial en nuestra capacidad de comprender significativamente (ya sea un objeto, una persona o un acontecimiento); también des- cipefian un papel en el significado de objetos més abstractos como palabras, oraciones y narrativas. Por este motivo, incentaré enten- dec el significado lingitfstico como un caso especifico dentro de la concepcion mis amplia de significacién en general. Asi, mi invest gacién se propone desentrafiar de qué manera una amplia gama de escructuras surge de nuestra experiencia corporal y oftece patrones {que para nosotros son significativos y que influyen en nuestro ra- zonamiento. n Mark Jonson En el Capitulo 1 emprendi este nuevo tipo de investigacidn con Ja sugerencia de que existen proyecciones y estructuras irreducti- blemente metaféricas de significado que poseen una dimensién ao proposicional, Ahora quiero profundizar en esta afirmacin cen- trindome, sobre todo, en la naturaleza y la operacién de las estruc- turas ade los esquemas de las imagenes» del significado. Para ello es necesario explorar la forma en que las interacciones perceptivas y los movimientos corporales en nuestro entorno generan esas es tructuras esquemiticas que nos permiten experimentar nuestro mundo, comprenderlo y cazonar sobre él ESQUEMAS CORPOREIZADOS Quiero plantear un significado de «esquema» considerablemente distinto de lo que ha legado a ser el significado corriente del cér- mino en Jas ciencias cognitivas de los «iltimos afios, Mi uso del término procede de su uso original tal como fue elaborado por Im- manuel Kant. Consideraba que los esquemas son estructuras 00 proposicionales de la imaginacién. En contrapartida, actualmente se considera que los esquemas son estructuras de conocimiento gene- ral, que abarcan redes conceptuales, actividades con guidn, estructu- tas narrativas e incluso marcos tedricos. Puesto que mi utilizacion del término se ceatra en patrones corporeizados de experiencias significativamente organizadas (como estructuras de movimientos corporales e interacciones perceptivas), quieto distinguir mi per pectiva de las que se ocupan exclusivamente de la estructura propo- sicional. ‘Analicemos brevemente la opinién de Ia corriente principal. Una investigaci6n reciente de Ia teorfa de los esquemas define la nocién clave como ten grupo de conocimientas que representan un procedimienso, ua obje- to, una percepcién, un acontecimiento, una sucesiéa de acontecimicntos 6 una situacién social genéricos y particulares. Este grupo ofrece la es- tructara esbozada de un concepto que puede cejemplarizarsen, o rele: narse, con las propiedades pormenorizadas del caso particular que re- presenta T Perry W. Thorndyke, «Applications of Schema ‘Cheory in Cognitive Re: search, en John Anderson y Stephen Kosslye: (comps), Tutorials in Learning and EI cuerpo en la mente B La versién mas popular de esta perspectiva general considera los esquemas como estructuras de acontecimientos abstracto-con- ceptuales y proposicionales. Asi, Rumelhare define el «esquema» como «conocimiento generalizado sobre una sucesi6n de aconteci- mientos»*, Rumelhart ilustsa esta interpretaci6n con la idea de Schank y Abelson sobre una actividad con guién en tanto estructura bisica de conocimiento'. Schank y Abelson afisman que entende- ‘mos muchas situaciones encajéndolas en marcos o esquemas estruc- turados (a los que denominan «guiones») que incluyen personajes, ambientes, secuencias de acontecimientos, conexiones causales, me- tas, etc, medios a través de los cuales organizamos nuestro conoci- miento del mundo. Explican la idea clave de la siguiente manera Un guidn es una estructura que describe las secuencias apropiadas de acontecimientos dentzo de un contexto particular. Un guién se com- pone de canuras y de requisicos sobre Jo que puede Ilenar dichss ra- furas. La estructura ¢s un todo interrelacionado y lo que contiene una ranuca influye en lo que puede haber en otra, Los guiones abordan si- tuaciones cotidianas estereotipadas, No estén sometidos @ grandes cam- bios ni proporcionan el aparato neceserio pera asimilar situaciones totalmente novedosas. Por tanto, un guién es una secuencia predeter- minada y estereotipada de acciones que define una situacién perfecta- mente conocida Pongamos por ejemplo el acto de comprar un coche uevo, ac- tividad que da lugar a un esquema complejamente estructurado. Es- tin los participantes tipicos (vendedor, compradores, encargado), los accesorios (coches nuevos, un aparcamiento, una sala de exposi- cién), una secuencia normal de acontecimientos (Ios compradores van al concesionario, el vendedor les muestra diversos modelos, los compradores pruebsn los prototipos, los participantes comentan los méritos de los vehiculos y los precios) y los fines cortientes (los. compradores quieren coches buenos y baratos, el vendedor quiere rentabilizar las ganancias sin asustar al comprador y asi sucesive- Menory, Ersayr in Honor of Gordon Bower, pigs. 167-192, W. H. Freeman, San Francisco, 1984, ® David Rumethart, Insroduction to Human Information Processing, pig, 165, John Wiley and Sons, Nueva York, 1977. » Roger Schank y Robert Abelson, Scripts, Plans, Goale and Understanding, Lawrence Erlbaum, Hillsdale, Nueva Jersey, 1977, » Ibid, pig AL “ Mark Johnson mente). De acuerdo con esta interpretacién, el esquema es una or- ganizacibn unificada y recurrente de conacimiento y valores concep- tuales y proposicionales que compartimos respecto de situaciones y acontecimientos tipicos. Schank, Abelson, Rumelhare y otros seguramente atinan al in- sistir en que nos enfrentamos con nuestro mundo y lo comprende- ‘mos parcialmente mediante esteucturas de conocimiento general de este tipo. Pero necesitamos entiquecer y complementar esta inter- pretaciSa popular de los esquemas en tanto estructuras de aconte- cimientos explorando la forma en que los esquemas de las imigenes ‘operan como estructuras organizadoras de nuestra experiencia y como estructuras que comprenden al nivel de las percepciones y los movimientos corporales. Ulric Neisser he insistido en esta idea de tun esquema corporeizado y vinculado a la percepciin y a los pro- gramas mocores: El esquema es la parte de todo el ciclo perceptivo que esti en el interior del que percibe, que es modificable por la experiencia y que, de alguna manera, es espectfica de lo que es percibido. Bl esquema asimila informacién a medida que ésta esti disponible en las superficies senso- riales y es modificado por le misma; ditfge los movimientos y las activi- dades exploratorias que dan hugar a més informacién, mediante fa cual se modifica de auevo. Desde a perspectiva biologica, el esquema forma paste del sistema nervioso. Se trata de una organizaciOn activa de estcuctaras y procesos fisiolégicos: no es un centro cerebral, sino un sistema completo que inclaye receprores, aferentes y unidades y eferentes de alimentacién propulsiva Neisser pone de relieve el papel de las capacidades perceptivas y de movimiento en la organizacién activa de nuestra experiencia, Incluso nuestros encuentros mis simples con objetos —como la percepcién de un vaso— suponen esquemas que nos permiten re- conocer que diversos tipos de cosas y acontecimientos son de tipos distintos. Nuestros esquemas perceptivos son las estructuras varia- das y posibles que nuestra experiencia debe encajar a fin de ser coherente y comprensible, Empero, dichas estructuras no son rigi- das ni fijas y cambian segén la situacién particular a fa que se apli- TUlkic Neisser, Cognition and Reulity, pi. 54, W. H. Feeemae, San Francis- 9, 1976, a ne tennant Bl cuerpo en la mente ray quen. No sélo son plantillas para conceptualizar Ia experiencia vi vida; algunos esquemas son una suerte de planes para interactuar con los objetos y las personas. Crean expectativas y anticipaciones que influyen en nuestras interacciones con el entorno. «El esquema no sélo es el plan, sino también el ejecutor del plan, Es un patron de accién ademés de un patedn para la acciéa» La perspectiva de Neisser se caracteriza por su hincapié en los esquemas en tanto estructuras maleables de la percepcidn y los pro- gramas motores. Aunque dichas estructuras no operan proposicio- ‘almente en el sentido objetivista, pueden desempefiar un papel en fuestro conocimiento proposicionalmente expresado en la medida en que limitan las deducciones. Este uso del «esquema» comparte ciertas caracterfsticas con el concepto introducido por Kant en el siglo XVII Para Kant los esquemas son estructuras de la imagina- ibn que conectan los conceptos y las percepciones. Los describié como «procedimientos para construir imagenes» y, de esta forma, suponen modelos perceptivos de auestra experiencia corporal, Como veremos, la interpretacién de Kant queda limicada por su anélisis peculiar de los conceptos, si bien reconoce la naturaleza imaginativa y no proposicional de los esquemas. Con el propésito de introducir la acepcién estrechamente rela- cionada con que utilizaré el término «esquema», analicemos breve- mente el caso corriente de estructura de los esquemas de las image- nes que surgen de nuestra experiencia de contencién fisica, Nuestro encuentro con Ia contencidn y la limitacion es una de las catacteris- ticas mAs incisivas de nuestra experiencia corporal. Somos intime- mente conscientes de nuestros cuerpos en tanto recepticulos trid mensionales en los que ponemos ciertas cosas (alimentos, agua, aire) y de los que salen otras (residuos de agua y alimentos, aire, sangre, etc.). Desde el principio vivimos una contencién fisica cons- tante en nuestro entorno (las cosas que nos rodean). Entramos y salimos de habitaciones, prendas de vestir, vehiculos y divetsos ti- pos de espacios limitados. Manipalamos objetos y los colocamos en ecipientes (vasos, cajas, botes, bolsas, etc.). En cada uno de los casos mencionados hay organizaciones espaciales y temporales que se repiten. En resumen, se trata de los esquemas tipicos de conten- ciba fisica Si buscamos fa estructura comin de nuestras miltiples expe- Ibid, pag, 56 : 16 Matk Johason tiencias de estar en algo o de localizar algo dentro de otra cosa, amos con le organizacién recurrente de las estructuras: el funda- mento empirico de la orientacién dentro-fuera es el de la limitacién espacial. El sentido empiricamente més destacado de la limitacién parece ser el de la contencién tridimensional (a saber, estar limira- do 0 contenido dentro de un recinto tridimensional como el tirero, Ja cuna o una habitacién). Si eliminamos una o dos de esas dimen- siones, igualmente captamos una importante contencién bi o uni- dimensional. Empero, en estos casos la experiencia adecuada es, so- bre todo, de difecenciacién y separacién, como cuando hay un punto en un citculo 0 en el segmento de una linea. Sez uni, bi o tridimen- sional, la orientacién fisica dentro-fuera supone separacion, diferen- ciacién y recinto, lo que abarca restriccién y limiracién, Existen como minimo cinco vinculaciones 0 consecuencias im- portantes de estas estructuras periddicas y empiricas de los esque- mas de las imagenes de la orientacién dentro-fuera, i) Por regla general, la experiencia de contencién implica proteccién de fuerzas externas 0 resistencia a ellas. Cuando las gafas estin dentro de su funda, quedan protegidas de los golpes violentos. ii) La contencién también limita y restringe las fuerzas en el interior del recepticulo. Cuando estoy dentro de una habitacién o de una chaqueta, quedo limitado en mis movimientos de fuerza. iii) En virtud de esta limi- tacién de las fuerzas, el objeto contenido alcanza una relativa estabi- lidad de emplazamiento. Por ejemplo, los peces estin emplazados dentro de la pecera. El vaso esti en mi mano. iv) Esta relativa estabilidad de emplazamiento dentro del receptéculo significa que el objeto contenido se vuelve accesible o inaccesible a la vista de ua observador. Esta de modo ra! que puede observarse o el recepticulo obstaculiza u oculta el objeto de la vista, v) Por dltimo, experimen- tamos la transitividad de la contencidn. Si B esta dentro de A, lo que estd dentro de B cambién esti dentro de A. Si estoy en la cama, y Ia cama est en mi habitacién, entonces estoy dentro de mi habi- tacion. Acabo de describir cinco de fas consecuencias més importantes de la estructura de los esquemas dentro-fuera. George Lakoff y yo hemos denominado «vinculaciones» a esas consecuencias. porque son repercusiones de la estructura interna de los esquemas de las imgenes*. Como defenderé mis adelante, es muy importante que 7 George Lakoff y Mark Johnson, Metaphors We Live By, caps. 15 2 18, op. cit Bl cuerpo en Ia mence n este tipo de modelos —que existen preconceptualmente en nuestra expetiencia— pueda dar lugar a vinculaciones racionales (que des- cribiremos proposicionaimente). No afirmo que sélo existe un esquema central de Ia orientacién dentro-fuera que abarca todos los casos del significado de dentro 0 en empleados en la contencién fisica; mejor dicho, existe una redu- cida cantidad de estructuras esqueméticas relacionadas que surgen de nuestros encuentros constantes y @ menudo desapercibidos de la contencién fisica, Lo importante es que dichos modelos recurrentes son relativamente escasos, no son proposicionales en el sentido ob- jetivista y preseatan la suficiente estructura interna para generar vinculaciones y pata constrefiir las deducciones (y, por tanto, para ser proposicionalmente elaborados).. Figura 2. Costencién Existe Ia rentacién de dibujar diagramas de los esquemas mis representativos pasa sugerir intuitivamente la forma en que operan 2 nivel preconceptual. Por ejemplo, podriamos diagramar un mode- lo tipico de contencién fisica (el que opera en casos como «La silla escd en la habitaciba») tal como se muestra en la figura 2, De ahora en adelante utilizaré dibujos de este tipo para contribuir a la des- cripcién de determinados esquemas de las imégenes. Dichos dia- gfamas sitven, sobre todo, para identificar las caracteristicas estruc- turales cruciales de los esquemas y para ilustrar sus relaciones internas. Empero, es muy importante reconocer ef modo en que resultan equivocos todos los diagramas de los esquemas; en concre- to, suelea Hlevarnos a identificar esquemas corporeizados con ima- genes ticas o descripciones mentales particulares. La distincién en- : 78 Mark Johnson tre esquemas ¢ imégenes rics es decisive y merece considerable atencién, DE QUE MANERA LOS ESQUEMAS CORPOREIZADOS SE DIFERENCIAN DE LAS IMAGENES Y LAS PROPOSICIONES En lo sucesivo utilizaré intercambiablemente los términos «es- quema», «esquema corporeizado» y «esquema de la imagen». Las dos ultimas expresiones nos recuerdan que se crata de estructuras esqueméticas que operan constantemente en nuestra percepcién, nuestro movimiento corporal a través del espacio y la manipalacién fisica de los objetos. En consecuencia, corporeizados de esta manera os esquemas de lar imagenes no son proposicionales en el sentido en que no son estructutas abstractas de sujeto-predicado (por ejem- plo, «El gato esta sobre el felpudo») que especifican condiciones de verdad u otras condiciones de correspondencia (por ejemplo, el gato es sobre el felpudo). Existen de manera continua y andloga en aues- tra comprensién. Aunque podrfamos describir proposicionalimente sus caracteristicas estructurales mediante el empleo de representa: ciones finalistas, perderiamos nuestca capacidad de explicar sus ‘operaciones y transfotmaciones esponténeas (véase més adelante), Por otto lado, los esquemas de las imagenes tampoco son imé- genes ricas y concretas o descripciones mentales. Se trata de estruc- turas que organizan nuestras representaciones mentales a un nivel sds general y abstracto que aquel en el que construimos imigenes mentales particulares. Una vez mis, fue Kane quien vio con mis claridad este aspecto clave. Sostuvo que Ia estructiira esquemidtica no puede ser idéntica a tuna imagen porque ésta o la descripcién mental siempre es un par- ticular, que quizd no comparta la totalidad de las caracteristieas con otro particular de la misma clase. Por contraste, el esquema contie- ne caracteristicas esteucturales comunes a diversos objetos, aconte- cimientos, actividades y movimientos eorporales. Kant lo pone de relieve explicando por qué debe haber algo ademis de la imagen del triinguio que conecta nuestra percepcién de los teiingulos particu: lares con el concepto abstracto TRIANGULO. No hay imagen que se adecue al concepro de triéngulo en general Jamis podrs aleanzar ta universalidad del concepto que fa hace vilids Bt cuerpo en la mente 9 para todos los tridngulos, sean rectingulos, obtusdngulos o acuténgulos; siempre estard limitada a s6lo una parte de este Ambito, El esquema dei tciingulo s6lo puede existic en el pensamiento* Con «pensamiento», Kant se refiere a que los esquemas no son meros procesos fisioldgicos, sino que poseen realidad en tanto es- sructuras 0 modelos de repcesentaciones mentales. Para nuestros fines, lo importante es que los esquemas preseatan una universali- dad que los eleva un nivel por encima de la especificidad de las imagenes ricas particulares. Podemos verlo si analizamos algunos ejemplos simples de esquemas de las imagenes contrapuestos 2 las imagenes ricas 0 las descripciones mentales, Es muy fécil formarse Ja imagen de un rostro humano pletérico de detalles: puede tener los ojos desmesuradamente abiertos y una pupila més grande que la tea; los labios agrietados por haber estado al sol; tas orejas que sobresalen mds de fo habitual; una cicatriz que pasa por debajo del ojo iaquierdo; un lunar a ta derecha y debajo de la comisura izquier- da de la boca, y asi sucesivamente con un detalle tras otro. Ahora bien, en contraposicién con esta imagen «rica en informacién», nuestro esquema del rostro s6lo presenta algunos rasgos bisicos: lineas para los ojos, la nariz, la curva facial, etc. Por consiguiente, este esquema puede ejemplarizar una gran cantidad de imagenes distintas de rostros. Existe un conjunto cada vez mayor de pruebas emptricas que abonan Ia tesis de que hay un nivel diferencial de esquemas de las imagenes del procesamiento cognitive que debemos distinguir de las imagenes ticas o las descripciones mentales. En una sintesis re- ciente de esta investigacién, Joha Anderson sefiala diferencias im- portantes entre esquemas de las imagenes (a las que llama «image- fnes») y mis.imégenes «ricas» (a ias que denomina «descripciones mentales») ’: 1. Los esquemas de las imagenes son abstractos y no se limi- tan a propiedades visuales. Brooks ® llevé a cabo experimentos en que mostraba a los sujetos una figura que luego retiraba; entoncés les pedia que exploraran sus imagenes mentales y que respondieran <.\, © Immanuel Kant, Critica de la raxdn pura, diversas versiones, » John R, Anderson, Cognitive Psychology and Its Implicationt, cap. 3, W, Freesnan, San Francisco, 1980, Ca 80 Mark Johason 4 varias preguntas sobe la base de esu actividad exploradora, Enere otras cosas, Brooks descubrié que las propiedades relacionadas con las imagenes visuales pueden proceder de la experiencia téctil (y no sélo de fa visual). En sintesis, lo que yo denomino «esquemas de las imigenes» presentan cierto cardcter cinestésico y no se vinculan con una tinica modalidad perceptiva, si bien parecen predominac los esquemas visuales. Lakoff cita una investigaciin més reciente con sujetos ciegos " que muestra ln naturaleza cinestésice de esas transformaciones mentales. Cuando se pide a los ciegos congénitos que realicen diver- sas operaciones a partir de imagenes mentales y que lo hagan a través del tacto, cumplen los objerivos con un éxito parecido al que consiguen las personas de vista normal, aunque sv velocidad de rendimiento es més lena, Pareceria que los esquemas de las imige- nes trascienden toda modalidad sensorial especifica, si bien abarcan operaciones andlogas @ Ia manipulaciéa, la orientacién y el movi- miento espaciales. 2. En consecuencia, no es sorprendente que podamos realizar operaciones mentales a partir de esquemas de las imégenes andlo- ‘gos a las operaciones espaciales. Shepard y Metzler," por ejemplo, estudiaron nuestra capacidad de hacer girar imagenes mentales. Presentaron 2 los sujetos dibujos bidimensionales de pares de obje- tos tridimensionales. Bl objetivo consistia en determinar si los dos objetos representados eran idéncicos salvo en su orientacién. Algu- nas figuras s6lo tenian que girar dentro det plano del dibujo, mien- tras que otras requerfan rotacién en profundidad («en el intecior de» de fa hoja). El resultado general consistié en que, se ceataca de rotaciones bi 0 tridimensionales, los sujetos parecian gitar mencal- mente los objetos a un ritmo fijo de aproximadamente 60 grados/ segundo, Otros experimentos parecievon confirmar este fendmeno © Pov ejenpl, Glace Masmor y Lay Zac «Metal Reason by the Bin Docs Mental Rott Depend! on Visual Inageny?n, en foal of Experimenta Paychology Human Percefion an Performance winery page 15591, 6 Nang Ker, «Te Rote of Viton in “Vea ager Expesment, Evidence fre the Chngental Blinds, n lowe! of Experimental Popebolagy, Genera IT, tneco 2 pgs, 263-277. 1983 © RShepast | Mewle,

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