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Universidad Católica Santa Rosa.

Cátedra: Derecho Penal.

5° Período.

Profesora: Alumna:

Henríquez Rebeca. Toro Genesis, 26.908.139.

Caracas, Febrero del 2018


EL DOLO EVENTUAL
En el Código Penal Venezolano vigente no hay una regulación
expresa de la figura del dolo eventual. Esta falta de regulación ha dado
motivo a una polémica jurisprudencial, en virtud de diversas sentencias
emanadas de la Sala de Casación Penal del Tribunal Supremo de Justicia de
la República Bolivariana de Venezuela, las cuales han abordado el tema del
dolo eventual. Específicamente nos referiremos a tres sentencias, algunas
que niegan o refutan su razón de ser y su aplicabilidad en el derecho penal
venezolano, otras que lo admiten haciendo particulares comentarios dignos
de ser cuestionados. Las sentencias que someteremos a estudio son: Nº
1703, con ponencia del Magistrado Alejandro Angulo Fontiveros; la Nº159,
ponente Magistrado Suplente Doctor Julio Elías Mayaudón y la más reciente
la Nº 554 cuya ponencia es del Magistrado Héctor Coronado Flores.
Igualmente, analizaremos las decisiones 656 de fecha 16 de mayo del año
2000 y la Nº 1463 de fecha 9 de noviembre de 2000, todas emanadas de la
Sala de Casación Penal del Tribunal Supremo de Justicia, como antecedente
de las tres sentencias principales sometidas a estudio.

La pregunta de fondo que subyace a esta polémica jurisprudencial, es la


de si es posible castigar una conducta a título de dolo eventual, partiendo de
la premisa de que en el código penal no contiene ni siquiera una definición
de dolo, ni mucho menos una enunciación de las clases de dolo, por lo cual
no hay referencia legal alguna a la mencionada figura. En otras palabras, la
base de este cuestionamiento es el de si puede ser posible castigar
penalmente, por ejemplo, según lo consagrado en el artículo 405 del código
penal, el delito de homicidio en aquellos casos en que el autor haya realizado
el hecho con dolo eventual, es decir, que no tuviere directamente el propósito
o intención de realizar el hecho.
EL DOLO EVENTUAL SEGÚN:

ALBERTO ARTEAGA SANCHEZ

Para Alberto Arteaga Sánchez, la figura del dolo pertenece al juicio de


culpabilidad, es conocido como un elemento de la culpabilidad,
encontrándose constituida la culpabilidad por la imputabilidad, el dolo y la
culpa; de la misma forma alega Grisanti Aveledo, que tanto el dolo como la
culpa son especies de culpabilidad. El Dolo está concebido como el
conocimiento y voluntad de realizar una conducta punible, el cual está
integrado por dos elementos: 1) Un elemento cognitivo: conocimiento de
realizar un delito (“…intención de realizar el hecho que”…, constituye el
delito, consagrado en el artículo 61 código penal venezolano), y
2) Un elemento volitivo: voluntad de realizar un delito, o en pocas palabras
significa: "El querer de la acción típica"

LUIS JIMENEZ DE ASUA

Ahora bien, hay dolo eventual como lo señala Luís Jiménez de Asúa,
“cuando el sujeto se representa la posibilidad de un resultado que no desea,
pero cuya producción ratifica en última instancia” De la misma forma nos
precisa el referido autor que el dolo eventual pertenece al territorio del delito
intencional aunque se halle en la frontera que delimita el dolo y la culpa.
Considera Jiménez de Asúa que hay que ser muy cuidadoso en el manejo de
la teoría del dolo eventual, ya que a pesar de que se diferencie, en doctrina,
de la llamada “culpa con previsión”, requiere por parte del juez un examen de
las representaciones y de los motivos que actuaron sobre la psique del
sujeto, obligando al interprete y aplicador de leyes a investigar en los más
recónditos elementos del alma humana. Nos manifiesta el referido autor su
correspondencia con la teoría del acogimiento o de la ratificación distinta a la
teoría de la previsibilidad.
EUGENIO RAUL ZAFFARONI

Es de destacar, que autores como Zaffaroni han dicho también que el


dolo eventual constituye una de las cuestiones de más difícil solución en el
saber penal, especialmente en cuanto a su delimitación de la culpa
consciente. Señala además el autor citado, que “habrá dolo eventual cuando
según el plan concreto del agente, la realización de un tipo es reconocida
como posible, sin que esa conclusión sea tomada como referencia para la
renuncia al proyecto de acción, dejando a salvo claro está, que esa
posibilidad se corresponda con los datos de la realidad. Se trata de una
resolución en la que se acepta seriamente la posibilidad de producción del
resultado”. No obstante, nos muestra ciertas precisiones para identificar
cuando transitamos en el campo del dolo y como pudiera ser probado, a
saber: “si el agente toma conciencia del posible curso lesivo de su acción
porque lo advierte o le informa un tercero, no habrá dolo eventual si confía en
que lo puede evitar. Sin embargo, la mera apelación al azar no lo excluye, es
decir, la confianza en la evitación debe ser confirmada por datos objetivos:
quien dispara peligrosamente sobre la cabeza de la víctima, no puede alegar
que esperaba que el resultado no se produjese, porque el mero deseo de
que la afectación no ocurra no es un indicio serio para excluir el dolo
eventual.

CONCLUSION
Entiendo que el dolo se encuentra constituido por elementos
característicos tales como, conciencia o previsión del hecho y la
voluntariedad del mismo, por lo tanto, lo defino como la conciencia y la
voluntad del hecho descrito en la ley como punible.

En resumen, que aún en la tenue franja que el dolo eventual supone,


nos hallamos siempre dentro de la imprescindible "voluntariedad"
consubstancial a todo dolo, en su ineludible presencia ontológica,
representada tanto formal como prácticamente, por la aceptación y
asentimiento contenida en ese desprejuicio o despreocupación por el suceso
eventual por realizarse y por la resolución de llevar adelante la acción de
cualquier modo, todo lo cual y en conjunto, es bastante para no haberse
salido un ápice de él.

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