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Camilo Henríquez nació el 20 de julio de 1769 en Valdivia. A los catorce años de
edad fue enviado a Lima (Perú) por sus padres, para que continuara sus estudios
básicos. En esta ciudad estuvo bajo la tutela de su tío materno, el Padre González,
quien lo matriculó en el convento regido por la Orden de San Camilo de Lellis o de
la Buena Muerte, cuyos frailes se encargaban de la asistencia a los moribundos.
Fue durante los años de convento que Camilo Henríquez se consolidó
como hombre de letras. En este lugar tuvo la posibilidad de conocer un mundo
culto e ilustrado, además de tener contacto con hombres doctos y eruditos.
Asimismo, fue allí donde asumió su discurso ideológico en pro de la libertad e
independencia de las colonias del Nuevo Mundo.
Regresó a Chile en 1810, motivado por el movimiento emancipador que se estaba
gestando, deseoso de transmitir sus ideas revolucionarias. Se entregó por entero a
la causa de la Independencia y escribió una de sus mayores obras a favor de la
libertad: La Proclama de Quirino Lemáchez, en 1811. Ese mismo año, redactó otro
de sus famosos discursos, Sermón en la instalación del Primer Congreso
Nacional con ocasión de la inauguración del Primer Congreso Nacional en Chile.
Tras la llegada de la imprenta a Chile en 1811, Camilo Henríquez fundó, en 1812,
el primer periódico de la nueva nación independiente, la Aurora de Chile. Esta
publicación significó una decisiva herramienta para este hombre de letras, quien se
desempeñó, tras ser designado por la Junta de Gobierno, como uno de sus
principales redactores.
Con la aparición de este primer periódico, el pueblo chileno pudo conocer los
ideales republicanos de Camilo Henríquez, lo cual se evidenció desde la
publicación del primer número, el 13 de febrero de 1812. Este número modelo,
recibió el nombre de Prospecto, y en éste Camilo Henríquez señaló en forma clara
los objetivos de La Aurora de Chile: construir los valores de la nueva nación
chilena y conformar su identidad.
La escritura de Camilo Henríquez se articuló a partir de la necesidad de transmitir
su pensamiento e ideología. De este modo, la elección de diversos géneros -entre
los que cuentan los sermones, proclamas, ensayos, artículos periodísticos, textos
dramáticos, poesía lírica y otros escritos- no fue sino una estrategia de su ingenio
para transmitir desde diferentes soportes su causa política, haciendo de su pluma
una espada. Agobiado por la pobreza y las enfermedades, murió el 17 de marzo de
1824, quedando para la posteridad como uno de los ideólogos más importantes de
la Independencia.
Epepeprperoorooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooo
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«José Miguel de la Carrera» redirige aquí. Para el Teniente General del Reino de
España, véase José Miguel de la Carrera y Elguea.
Lugar de
Catedral Metropolitana de Santiago
sepultura
Nacionalidad chilena
Religión Católico
Otras
afiliaciones Francmasonería, Logia Lautaro
políticas
Familia
Educación
Alma máter Convictorio Carolino
Información profesional
Ocupación Militar
Rango General
Guerra de la Independencia de
Chile
Firma
Web
Índice
[ocultar]
1Visión general
2Infancia y juventud
o 3.2Obras de su Gobierno
4Carrera en el exilio
o 4.1En Argentina
o 4.2Estados Unidos
o 4.5En la Argentina
o 4.6Su muerte
5Reconocimiento póstumo
o 5.1Reconocimiento Bicentenario
6Véase también
7Notas y referencias
8Bibliografía
9Enlaces externos
Visión general[editar]
José Miguel Carrera es uno de los personajes más controversiales de
la historia chilena. A pesar de que es considerado como uno de los padres de la
patria en Chile, durante su vida fue acusado por algunos patriotas de traición a la
causa, por tratar de convertirse en un Napoleón en tierra chilena.5
Algunos historiadores, como Diego Barros Arana, suponen que gran parte de estas
controversias derivan del carácter impetuoso y apasionado de Carrera, quien a
menudo él no habría considerado las posibles consecuencias de sus actos, lo que en
ocasiones produjo resultados nefastos.6 Sin embargo, es posible también entender sus
actos como motivados por una finalidad diferente a la de otros independentistas, lo
que habría producido desacuerdos y problemas.
En efecto, a pesar de que Carrera era claramente independentista, existen autores
que dudan del republicanismo del caudillo,7 mientras que otros lo consideran el
fundador de la República. Existen también algunos historiadores que simplemente lo
ven como uno de los primeros caudillos que, basados en el poder militar y
la demagogia, dominaron mucho de la vida política de América Latina.8
Otra rama historiográfica reconoce el papel fundacional de Carrera. Ven en él a un
revolucionario que en base al poder político que pudo acumular dotó al país no sólo
con una constitución política sino con una nueva institucionalidad (como el Senado de
1812), de nuevos símbolos patrios, de una nueva educación más acorde con los
nuevos tiempos y más extendida al incluir a las niñas, entre otros avances que harían
de él el verdadero constructor del Estado. Dentro de esta corriente se puede catalogar
a los hermanos Amunátegui y a Julio Alemparte.
Infancia y juventud[editar]
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Este aviso fue puesto el 20 de abril de 2014.
Hijo del coronel de las Reales Milicias Ignacio de la Carrera y Francisca de Paula
Verdugo Fernández de Valdivieso y Herrera (descendiente directa de Juan de
Garay; Hernandarias; Jerónimo Luis de Cabrera; Diego de Villarroel; Martín Suárez de
Toledo; Mencia Calderón, y del señor de Almonaster, regidor de Panamá, capitán
general y gobernador de Tierra Firme, Gonzalo Martel de la Puente y Guzmán).
Fue el tercero de cuatro hermanos: Javiera, Juan José, José Miguel y Luis. Casado
con Mercedes Fontecilla Valdivieso, tuvo cinco hijos; cuatro mujeres y un
hombre, José Miguel Carrera Fontecilla, padre del héroe del combate de la
Concepción, capitán Ignacio Carrera Pinto.
En 1807 fue enviado por su padre a España, donde logró una formación militar sólida,
luchando por la causa hispana durante la Guerra de la Independencia Española. Se
enroló en los Voluntarios de Madrid y los Húsares de Farnesio, participando en más de
veinte batallas, siendo las principales la ocupación de la ciudad de Mora, retirada de
Consuegra, combates de Yébenes, río Guadiana, batalla de Talavera y la batalla de
Ocaña, en donde fue herido el 19 de noviembre de 1809.
Producto de la herida fue transferido a Cádiz, donde recibió la Cruz de Talavera y fue
ascendido a sargento mayor del Regimiento de Húsares de Galicia. En esos
momentos Cádiz era centro de gran agitación política, en la medida que ahí se
encontraba el Consejo de Regencia y se discutía la futura constitución. Es probable
que en esa ciudad Carrera haya entrado en contacto con Joaquín Fernández de Leiva,
quien era medio hermano de Manuel Rodríguez, íntimo amigo de José Miguel y se
encontraba ahí en representación de Chile frente a las Cortes de Cádiz. Es ahí
también donde conoció a José de San Martín.
Años después, San Martín recordaría -en una carta- que mientras estaba
en España conoció a varios “jóvenes americanos” que decidieron volver a sus países
para participar en el proceso por la independencia, que se agudizaba. En la carta San
Martín no menciona quiénes fueron aquellas personas. Sin embargo, coincidencia o
no, tanto José Miguel Carrera como José de San Martín presentaron sus pedidos para
volver a sus respectivos países en 1811. Ambos tuvieron problemas para empezar,
pero a poco tiempo la Regencia se los concedió.
Sin embargo, San Martín viajó primero a Londres, donde conoció -entre otros- a los
venezolanos Luis López Méndez y Andrés Bello, el mexicano Servando Teresa de
Mier, los argentinos Carlos María de Alvear -quien ya conocía a José Miguel- y José
Matías Zapiola, y crucialmente, se unió a la Logia Lautaro. Se ha dicho también, sin
ningún fundamento siquiera contingente, que José de San Martín tomó en esa ciudad
conocimiento del llamado Plan de Maitland.9 Ha quedado aclarado por otros
historiadores 10 que la presencia de San Martín en Londres se debió exclusivamente a
la necesidad de abordar un buque inglés para partir de Cádiz hacia América, por la
fuerza del bloqueo francés que mantenía la ciudad cercada. Carrera, por tanto,
consigue trasladarse a América en un buque inglés de guerra que no hacía pasaje por
Londres.
Mientras tanto, Carrera se embarcaba -el 17 de abril de 1811- en el navío de guerra
inglés Standard y arribaba a Santiago el 26 de julio, adentrándose inmediatamente en
los vericuetos de la política local.
Desde ese momento y con sólo 26 años, Carrera cambió la orientación del proceso
independentista chileno. Hasta el momento habían predominado los moderados, cuya
idea era más bien obtener grados de autonomía dentro del Imperio español, sin llegar
a la independencia plena. Carrera era un revolucionario, que buscaba
la independencia plena de Chile con respecto a España.
Obras de su Gobierno[editar]
Entre las obras del gobierno de Carrera se cuenta la Constitución de 1812, que
constaba de 27 artículos, y establecía un gobierno consistente de un Senado de 7
miembros y una Junta Superior de Gobierno, con tres vocales.
Es posible ver el documento como una tentativa de establecer una monarquía
constitucional o parlamentaria, con una relación directa con la corona pero ninguna
otra autoridad española. Se reconocía a Fernando VII de España como Rey, pero
establece claramente que “el poder” reside en el pueblo (artículos 2, 6, 8) y que ese
pueblo “hará su constitución” y que el rey ‘la aceptara’, declarando al mismo tiempo
como nula cualquier orden o disposición proveniente de fuera del territorio
nacional (artículo 5°; ésta parece ser la primera vez que se implica que Chile es un
"país"; a diferencia de "provincia" o parte de un imperio en documentos oficiales).
Adicionalmente, aún cuando establece igualdad de derechos (art 24), Carrera y sus
partidarios no abolieron los títulos de nobleza por, alegadamente, no aumentar
"imprudentemente y sin necesidad el número de enemigos poderosos contra el
sistema de la Independencia".22
Esta interpretación parece congruente con un artículo, publicado en mayo de 1812 en
la Aurora de Chile -y firmado por Camilo Henríquez, quien estaba a cargo de la
comisión redactora de esa Constitución- que afirmaba: “El gobierno británico es un
medio entre la monarquía, que se encamina a la arbitrariedad, la democracia, que
termina en la anarquía, y la aristocracia, que es el más inmoral de los gobiernos, y el
más incompatible con la felicidad pública. Es pues un gobierno mixto en que estos tres
sistemas se templan, se observan, se reprimen. Su acción y reacción establece un
equilibrio en que nace la libertad.” (...)23
La primera bandera nacional, hecha por Doña Javiera Carrera, una de las obras del gobierno de
Carrera. También conocida como bandera de la Patria Vieja (1812-1814).
Más confusa es la situación que ese gobierno tenía a corto plazo en la concepción de
Carrera o qué papel se reservaba el mismo. Claramente, a largo plazo, se establecía
la elección de los miembros del Senado y de la Junta Ejecutiva cada tres años. Pero
en la práctica, Carrera eligió personalmente los primeros miembros de ese senado. Y
el reglamento establece que los vocales de la Junta en esos momentos serán
mantenidos en su cargo y serán reemplazados “en el caso de muerte o renuncia”
(artículo 4).
La Junta carrerina prohibió en noviembre de 1812 la promoción de lo que
consideraba sedición en contra del gobierno bajo la pena de amonestación y luego de
exilio en caso de reincidencia;24 más tarde, el 25 de marzo de 1813, se decretó la pena
capital en contra de aquellos que fueran encontrados culpables de conspirar para
derrocar al gobierno.25 Además, se advirtió públicamente de castigos en contra de
"jóvenes de inmoderado patriotismo" que insultaran a otras personas, ofreciendo
confidencialidad y seguridad a los denunciantes, ya que la Junta creía que estos actos
deshonraban también al gobierno.26
En todo caso, parece justo decir que -cualquiera fueran sus intenciones o ambiciones-
José Miguel Carrera estaba inspirado sino por las ideas liberales o republicanas por lo
menos por las de la ilustración como se entendía en España y un naciente Patriotismo,
que difería del concepto de patriotismo que tenían otros hispanoámericanos de la
época como Bolívar, etc, que hablaban de una Patria Americana, mientras
que Carrera hablaba de una Patria Chilena. La mayoría de las acciones de su
gobierno parecen destinadas a crear lo que se llamaba una "opinión pública ilustrada"
y a fomentar una identidad nacional distinta al ser súbditos españoles.
Plazoleta que recuerda el Sitio de Chillán, en el actual Chillán Viejo.
Croquis de Chillán (Chillán Viejo) ordenado levantar por Carrera para sitiar la ciudad.
Luego de la llegada de las tropas de Gabino Gaínza, Carrera puso en sitio la ciudad
de Chillán (véase Sitio de Chillán), de la cual se tuvo que retirar por no contar con los
medios adecuados.
En enero de 1814 le sucede en el mando del Ejército el Brigadier Bernardo O'Higgins,
victorioso en las batallas de El Roble, el Quilo y Membrillar. Una vez entregado el
mando en Concepción, al dirigirse a Santiago es hecho prisionero por los españoles,
pero logra fugarse.
El 23 de julio de 1814 encabeza con el presbítero Julián Uribe una revuelta que
depone al Director Supremo, Francisco de la Lastra de la Sottae instala una junta de
gobierno con él como presidente. Sin embargo parte del gobierno civil escapa al sur y,
en un cabildo abierto en Talca pide a O'Higgins que restaure el gobierno
representativo. En consecuencia su hermano Luis enfrenta a O'Higgins en el combate
de Las Tres Acequias, derrotándolo con una hábil estratagema defensiva. El
desembarco del Brigadier Mariano Osorio enviado por el Virrey del Perú para sofocar
nuevamente la independencia de Chile, los obliga a unir fuerzas, pero la falta de
materiales de guerra y la celeridad de Osorio, desembocan en el Desastre de
Rancagua, donde son batidas las fuerzas patriotas encabezadas por O'Higgins. José
Miguel Carrera y sus hermanos emigraron a Mendoza junto a muchas familias
patriotas de Santiago. Él se encontraba en la retaguardia para proteger a la multitud
que huía, enfrentándose con las tropas realistas en plena cordillera, en la
denominada Batalla de los Papeles (el 11 de octubre de 1814). Llega
a Argentina donde sólo logra enemistarse con el gobernador, siendo luego
aprisionado.
Carrera en el exilio[editar]
En Argentina[editar]
Cuando José Miguel y sus hermanos llegan el 17 de octubre, a Cuyo, la disputa entre
los partidarios y los opuestos al gobierno carrerino recrudecieron. El general O'Higgins
obtenía apoyo en José de San Martín, quien era (según algunas versiones históricas)
hermano masónico de O'Higgins, ya que ambos estaban unidos por la secreta Logia
Lautarina para la liberación de América. Sin embargo, San Martín no tenía confianza
en los Carrera, por una variedad de motivos,28 incluyendo una serie de actitudes por
parte de los hermanos que fueron consideradas por San Martín como una tentativa de
desconocer su autoridad.29 Al mismo tiempo, los hermanos habían sufrido mucho
desprestigio a consecuencia del desastre de Rancagua y muchos entre los refugiados
en Mendoza los acusaban, erróneamente, de haberse robado el tesoro nacional y de
traición. Finalmente tanto O'Higgins como José Miguel y Juan José fueron enviados
a Buenos Aires, donde los esperaba Luis, que se encontraba prisionero por haber
matado en duelo a Juan Mackenna, debido a que Luis consideraba que el informe que
Mackenna había entregado los injuriaba.30San Martín, ante la disyuntiva de tener que
enfrentar permanentemente los indisciplinados reclamos y acciones de los Carrera,
cuando menos distracciones necesitaba dado su proyecto de cruce de los Andes, toma
la decisión de no apoyar a José Miguel Carrera. Tampoco ignoraba que los Carrera
mantenían vínculos amistosos con sus opositores lautarinos.
A su llegada a Buenos Aires, Carrera se encuentra con Carlos María Alvear, amigo
suyo desde los tiempos de Cádiz y enemigo acérrimo de San Martín. Los dos
generales se encontraron y estrecharon nuevamente su amistad. Aunque Alvear era
miembro de la Logia Lautarina, también era el fundador de la Logia Nro 3 de Cádiz:
"Los Caballeros Racionales", orden a la que se dice Carrera pertenecía.
Adicionalmente, una disputa interna en la Logia Lautaro la había divido entre los
partidarios de San Martín y los de Alvear. Gracias a esta conexión, Carrera consigue la
liberación de su hermano Luis. Poco después, Alvear tomó el poder asumiendo como
Director Supremo de las Provincias Unidas, con lo cual Carrera habría obtenido un
apoyo decisivo para lograr sus propósitos: ser reconocido como gobierno legítimo de
Chile y obtener recursos para montar una expedición a Coquimbo, desde donde
planeaba continuar la guerra por la independencia.
Carrera por Narciso Desmadryl (1801 - 1890)
Sin embargo el Cabildo de Buenos Aires, compuesto por un sector opuesto a Alvear,
quien fue considerado por muchos como un dictador desplazó a Alvear del poder en
abril de 1815, terminando con la esperanza de Carrera de obtener sus objetivos en
Argentina.31
Estados Unidos[editar]
Sin más recursos en la Argentina, Carrera decidió apelar a sus conocidos en Estados
Unidos, principalmente Poinsett, quien fuera amigo suyo cuando fue gobernante. Así
fue como se embarcó a bordo del Expedition, sin dinero y sin hablar el inglés, que
logró dominar en los tres meses que duró el viaje en barco.
Poinsett lo introdujo al entonces secretario de Estado (James Monroe)32 a través de
quien logró entrevistarse con el presidente de la época, James Madison, quien se
excusó de no poder hacer nada por la liberación de América del Sur, ya que en ese
tiempo Estados Unidos se encontraba en negociaciones para comprar Florida a
España. Carrera reanudó su relación con otro amigo, el comodoro David Porter, quien
más tarde lo ayudaría en su estadía. Adicionalmente, en Nueva York logró relacionarse
con varios militares europeos de importancia, quienes lo aconsejaron respecto a cómo
debía proceder; incluso logró entrar en la logia masónica estadounidense San Juan
#1, de Filadelfia, perteneciente a la Grand Lodge of Pennsylvania, el 24 de marzo de
1816, según consta en su diario,33 lo cual le sirvió para hacer contactos que le serían
vitales en su misión.
Muchos norteamericanos fueron deslumbrados por Carrera y lo ayudaron, tanto en
términos económicos, como prestándose a servir a su lado. Gracias a su estampa,
figura y finura de sus modales, resultaba muy convincente y digno de admiración.
Mientras tanto, en Chile, su padre era desterrado a Juan Fernández y los bienes de la
familia Carrera requisados por los españoles.
Al cabo de un año, José Miguel logró reunir cinco embarcaciones: la corbeta Clifton, la
fragata General Scott, la goleta Davey y los bergantines Savage y Regente, además
de armamento y soldados para la liberación de Chile.
Llegó de vuelta a Argentina el 9 de febrero de 1817, según consigna en su diario. En
esos momentos, el Ejército de los Andes había iniciado el cruce de la cordillera y la
campaña se encontraba en un momento muy delicado. Carrera se negó a poner su
flotilla al mando de San Martín, aduciendo que hacer tal cosa equivalía a decidir por
adelantado el futuro gobierno de Chile. Según Diego José Benavente Carrera dijo
“Entonces San Martín no va a liberar el país sino a conquistarlo, no va a dejar a los
pueblos que elijan a su mandatario sino a imponerlo”.34 En consecuencia el Director
Supremo de las Provincias Unidas del Río de la Plata, Juan Martín de Pueyrredón le
impidió el paso a él y su flota, la que después de un intento de José Miguel de zarpar
sin permiso fue requisada y este encarcelado a bordo del bergantín Belén el 29 de
marzo.
En su Manifiesto a los Pueblos, Carrera dice que después de la batalla de
Chacabuco San Martín fue a visitarlo el 15 de abril35 para explicarle que su arresto se
habría debido a motivos políticos, pero que ahora no había obstáculos para su
libertad36 (la historia oficial no conoce este viaje del general argentino desde Chile a
Buenos Aires). Poco después, a través de su hermana, se le dieron pasaportes para él
y sus hermanos, lo que Carrera interpretó como un acto de querer eliminarlo:
“después de esta escena teatral, no dudaba ya que se trataba de nuestro
exterminio”.37 Carrera, sin embargo, tuvo su momento de flaqueza, según Vicuña
Mackenna que cita una carta de este a Pueyrredón (fechada el 3 de abril) en la que
dice: “Apenas consiga de V.E. la libertad i un pasaporte para puertos extranjeros, i sin
pensar mas en la carrera que me ha obligado a todo jénero de sacrificios, me dedicaré
a endulzar las amarguras de los que son desdichados por mí”.38 En adición, se le
ofreció nombrarlo embajador a EEUU y mantener los cargos militares a sus hermanos
si lo acompañaban.
Pero al final, Carrera prefirió escapar un poco antes del 18 de abril, para lo que contó
con la ayuda del comandante del Belén, Manuel de Monteverde y del oficial
estadounidense William Kennedy. A bordo de un bergantín portugués, llegó
a Montevideo donde recibió la protección del general Carlos Federico Lecor y, según
Benavente, se dedicó “a vindicar su honor tan vilmente ultrajado (….) Escribió un
manifiesto (…) I respondía a cuanta calumnia se le hacía...”.39
El viaje y posterior asilo de Carrera en Montevideo es calificado de ”imprudente”
por Benjamín Vicuña MacKenna, agregando que se ve de nuevo esa vehemencia que
hacía que Carrera actuara sin considerar las consecuencias. Este asilo puede ser visto
como nefasto para su reputación política y posiblemente como un factor importante en
el próximo ajusticiamiento de sus hermanos. Parafraseando al historiador
inglés Edward Gibbon, se puede decir que en algún momento en el periodo que sigue,
Carrera dejó de ser el autor de su destino y se transformó en actor en los proyectos de
otros.
En efecto, tomando ventaja de que San Martín y la mayor parte del ejército Argentino
se encontraba ya sea en Cuyo (particularmente Mendoza), preparándose a liberar
Chile (ver Ejército de los Andes) o en el noroeste de las Provincias Unidas, previniendo
una invasión desde el Alto Perú (ver Ejército del Norte), el general portugués Lecor
había invadido hacía poco la Provincia Oriental -(ocupando Montevideo el 20 de enero
de 1817- al mando de un ejército monarquista, y en los momentos en que Carrera
escogió asilarse bajo su protección, se temía una invasión al resto de las Provincias
Unidas,40 intención final del Reino del Brasil bajo la influencia de la princesa
Carlota (ver El Sitio de Montevideo y la Invasión Portuguesa). Adicionalmente, en
Argentina misma había un fuerte grupo partidario de ella. En esas circunstancias,
basarse en Montevideo bajo la protección de un general líder de una expedición
monarquista, daba obvios motivos para recelos y sospechas. Recelos que, se ha
alegado, formaban parte central de las intenciones de Lecor y su secretario Nicolás
Herrera41
Sin embargo, los comienzos fueron buenos. Se le unió un grupo de partidarios, entre
los que se encontraban, aparte de Kennedy (el oficial que lo ayudó a escapar), los dos
Benaventes, Manuel Gandarillas, Pedro Vidal, Camilo Henriquez42 Además, al poco
tiempo llegó a esa ciudad su antiguo amigo, el ex director supremo Alvear, quien
aparentemente se había ahora declarado fiel sirviente de la corona y promovía el
federalismo. Carrera se dedicó a organizar sus planes y a preparar su Manifiesto a los
Pueblos de Chile (terminado en septiembre de 1817 según Vicuña Mackenna pero
publicado en marzo de del año siguiente), y a conseguir ayuda para su proyecto.
Aun cuando no se sabe cuáles eran sus planes concretos, las numerosas cartas que
mandó a su esposa y algunos otros documentos dejan entrever algo. Le dice a ella
que bastaría con “ahorcar cuatro brivones”,43 que “lástima que “Riquelme” (O’Higgins)
no tenga mil pescuesos para medio pagar”.44 Le informa que ha estado en contacto
con Artigasy que, “de ahí, a Chile”.45 Declara que Chile está destinado a ser parte de
una confederación del sur de América (Proclama a los Chilenos, Un Aviso a los
Pueblos de Chile, etc). Escribe a EEUU, desde donde recibe una carta - fechada en
Washington el 15 de noviembre de 1817 y mandada a través de un oficial naval del
gobierno de ese país- en que se le dice que el propósito de los enviados que le
llevaron la carta “es preparar el camino para el reconocimiento de la independencia de
aquellos países de Sud-América que estén dispuestos a establecer gobiernos
conformes al nuestro” y que “el momento favorable ha llegado, abrigo la confianza de
que sabrá Ud. aprovecharlo y emplear toda su energía en hacerlo fecundo”.
Para comprender el sentido de ese documento conviene tener en cuenta algunos otros
factores. La carta está escrita muy cuidadosamente, no dice nada que no pueda ser
explicado como una expresión de los mejores deseos a países hermanos. Y en todo
caso no está escrita por un político del gobierno de EEUU, sino por un alto oficial de la
marina (David Porter, a la sazón comodoro y miembro de los Comisionados Navales
de EEUU, quien -se podía alegar- era amigo personal de José Miguel Carrera). La
posición oficial del gobierno de EEUU era que “en el presente no es expediente
reconocer la independencia de las Provincias Unidas del Río de La Plata en
consideración tanto a sus intereses como los de EEUU”.46 Un poco más tarde se
revela cuáles son los problemas que causan tal inexpediencia: Argentina se muestra
reacia a conceder a EEUU la calidad de “nación más favorecida” en asuntos de
comercio47
La carta hace una referencia a “las miras de mi gobierno respecto a Sud-América y de
Ud mismo”. A la sazón, el presidente de EEUU era James Monroe -el mismo que
algunos años después anunciaría la doctrina que lleva su nombre- y su secretario de
Estado, John Quincy Adams, era el verdadero autor de esa doctrina. Se puede notar
entre esa carta y esa doctrina una curiosa similaridad de fondo: en ambos se afirma
que, en relación a Sud-América, EEUU actuará sin consideración de los intereses
europeos (de hecho, la carta establece las condiciones de esa doctrina: que si
Inglaterra no se envuelve, EEUU actuará sin consideración a esos intereses)
Carrera recibió esa carta el 21 de marzo de 1818. Algunos días antes -el 4 de marzo-
había finalmente publicado su Manifiesto a los Pueblos de Chile. Ese documento es, a
pesar que en él niega toda ambición política y agrega que no lo anima ni un deseo de
rebelión ni de venganza,48 una verdadera proclamación del inicio de su campaña.
Dirigido a los "Pueblos generosos, camaradas y compañeros de armas", en él acusa a
San Martín y a O'Higgins de numerosas deshonestidades, incluyendo el estar en
colusión con y ser la vanguardia de los monarquistas, etc, con el fin de "sustituir en su
restauración al yugo extranjero el de sus pretendidos libertadores"
José Miguel declara que el objetivo de publicar ese Manifiesto no solo es defender su
honor sino también "por lo menos avisar a los Pueblos de los peligros que los
circundan, y prevenirlos contra las redes que arma cautelosamente la ambición
detestable de un enemigo doméstico encubierto con el Paladín de la Libertad Pública"
agregando que "No sería prudente callar por delicadeza lo que es preciso publicar por
deber". "Nosotros hemos peleado, hemos derramado nuestra sangre para destruir la
tiranía, no para cambiar de tiranos." Con esa publicación y la llegada de la carta desde
EEUU, los planes de Carrera, cualquiera que fueran sus detalles, parecían estar
empezando a dar frutos.
Sin embargo, para esa fecha y aparentemente desprovistos de comunicación con él,
sus hermanos habían decidido ya actuar. Situación que probó ser desastrosa tanto
para ellos como para él.
En la Argentina[editar]
Estatua de José Miguel Carrera, trasladada a la Plaza de la Ciudadanía en Santiago de Chile.
Su muerte[editar]
Carrera, a cargo de un grupo armado relativamente pequeño (cerca de 500 hombres)
y bloqueado cerca de Buenos Aires, decidió internarse en las pampas con la
esperanza de poder cruzar la cordillera hacia Chile. Fue ganando adeptos entre los
indígenas, quienes, según la leyenda, llegaron a nombrarle "Pichi-Rey" (pequeño rey).
Los últimos momentos de Carrera, copia del óleo de Blanes hecha Agustín Araya (1874-
1930), MHN.
Marchó sobre el centro de detención de Las Bruscas donde "...puso en libertad a los
chilenos prisioneros en San Nicolás que estaban encerrados quienes consintieron
alistarse en sus filas bajo la solemne promesa de ser restituidos a su libertad tan luego
como la capital cayera en sus manos."60
Luego, en lugar de tratar de cruzar la cordillera como eran sus planes originalmente,
se dedicó a fomentar a las tribus indígenas para que hicieran una guerra contra las
poblaciones civiles en la provincia de Buenos Aires, lo que naturalmente tuvo un efecto
negativo sobre la imagen de Carrera tanto entre las autoridades como en la población
civil.61
Incentivó el ataque del cacique Yanquetruz a la localidad de Salto, en Buenos Aires,
quien con su indiada destruyó el 3 de diciembre de 1820 buena parte de la población,
asesinando a los hombres y esclavizando como botín de guerra a las mujeres.62 Los
pueblos de Rojas, Lobos y Chascomús también fueron asaltados.63
En febrero de 1821 abandona las tolderías de los ranqueles y se dirige a Chile
solicitando libre paso a los gobernadores de Córdoba y de San Luis, quienes se
niegan y lo enfrentan militarmente. Venció al gobernador cordobés general Juan
Bautista Bustos en Chajá y al de San Luis, coronel Luis Videla, en Ensenada de las
Pulgas, ocupando la ciudad de San Luis. Intentó luego unirse a las fuerzas del
gobernador de Entre Ríos, general Francisco Ramírez, pero al no querer acompañarlo
este a Chile, retornó a San Luis después de vencer a fuerzas mendocinas en Río
Cuarto, mientras que Ramírez fue derrotado y muerto en Río Seco el 10 de julio del
mismo año. El 30 de agosto Carrera fue derrotado en Punta del Médano por las
fuerzas del coronel José Albino Gutiérrez.
Placa conmemorativa del fusilamiento de los hermanos Carrera, Plaza Pedro del
Castillo, Mendoza (el apellido está escrito erróneamente “Carreras” por “Carrera”).
Intentó replegarse a Jocolí con sus tropas, pero fue traicionado por algunos de sus
seguidores y oficiales, quienes luego de insurreccionar a los soldados, lo tomaron
prisionero junto con José María Benavente y Felipe Álvarez y lo entregaron al coronel
mendocino Gutiérrez.64 Enjuiciado y condenado a muerte por numerosos crímenes65
fue fusilado cerca del mediodía del 4 de septiembre, en la plaza de Mendoza, por
orden de Tomás Godoy Cruz. Durante esa ejecución, y de acuerdo con el relato de
fray Benito Lamas66 Carrera demostró gran valor personal, solicitando no se le
vendaran los ojos, que se apuntara donde estaba su mano (sobre su corazón) y estar
de pie, todo lo cual le fue negado. A continuación, él se limpió cuidadosamente
algunas motas de las mangas de su casaca militar y gritó ¡Muero por la libertad de
América!.
Luego de ello y según lo relatado en una carta por John M. Forbes, agente de los
Estados Unidos en Buenos Aires, al Secretario de Estado de Norteamérica John
Quincy Adams, y de acuerdo con un boletín publicado en esa ciudad, el cuerpo de
Carrera fue mutilado. Su cabeza fue cortada y expuesta en la plaza de Mendoza; su
brazo derecho fue enviado al Gobernador de Córdoba, y el izquierdo a Punta de San
Luis. Este acto fue considerado de salvaje ferocidad causando un sentimiento de
horror en la comunidad.67 Sin embargo eso es negado por fray Lamas: "Preguntado
por el que redacta esta memoria si era cierto, como dice el señor Yates en su diario
impreso en el apéndice a la obra inglesa cuyo título es: Journal of a Residence in Chile
by Mary Graham, London, 1824, si era cierto que a don José Miguel Carrera le
cortaron, después de ejecutado, la cabeza y la mano derecha, me contestó que no
había oído nunca semejante cosa, a pesar de haber acompañado, al suplicio al
general, residir en Mendoza y haber predicado el sermón de gracias por la victoria de
Mendoza contra él; así como la oración - fúnebre del general Morón".68 Cabe
considerar que ese tipo de mutilaciones no era -como el dictamen mismo sugiere-
desconocido en la época y que Carrera mismo no era ajeno a esa “costumbre”, como
cuando ordenó cortarle la cabeza al coronel Videla después de su derrota en la batalla
por la ciudad de San Luis a fin de presentarla como regalo a su amigo, Estanislao
López, entonces gobernador de Santa Fe.69 El Instituto de Investigaciones Históricas
"José Miguel Carrera" ha estado tratando de establecer los hechos por algún tiempo,
pero aún no ha publicado resultados.70
Su repatriación tuvo lugar, en las palabras de Benavente "cuando Chile gozó de la
plena libertad que nunca había tenido y tal vez no tendrá después" (opp cit, pp 36) ,
irónicamente, durante la presidencia de Francisco Antonio Pinto, persona que es
considerada responsable de sepultar para siempre las tendencias federalistas en
Reconocimiento póstumo[editar]
Quizás lo correcto es decir que, por mucho tiempo, el prócer fue visto principalmente
como una figura romántica en la Historia, visión basada no tanto en los hechos pero en
una leyenda que fue medio creada y medio espontánea. Así, por ejemplo, y a pesar
que es generalmente conocido que la libertad de vientres fue establecida en Chile por
el Primer Congreso Nacional - institución que Carrera derrocó por estar, en su opinión,
compuesta por hombres que eran "en su mayor parte ignorantes, asesinos y
últimamente dirigidos por uno o dos perversos"- Pablo Neruda implícitamente lo
atribuye a Carrera ('Liberaste al hijo del esclavo.)71-
Otras piezas de la literatura ahondan sobre el carácter y las hazañas de Carrera; entre
ellas se puede contar "Los Húsares Trágicos" de Jorge Inostrosa, así como también
los escritos del historiador Benjamín Vicuña Mackenna (nieto de Juan Mackenna, a
quien Luis Carrera matara en duelo). También se puede contar la producción chilena
"Héroes", la cual en celebración de los 200 años de la independencia de Chile también
narra la historia de otros próceres chilenos. Esas y muchas otras obras dan, a
menudo, como hechos los mitos y leyendas que rodean al personaje o dan una
versión que bordea en lo novelesco de los sucesos, tergiversando o mal interpretando
hechos a fin de dar un ángulo romántico o "más interesante" a los acontecimientos.
(ver, por ejemplo72 y73) Vicuña Mackenna llega al extremo de sugerir que el complot de
1817 se debió al deseo de Javiera que su hermano Luis se casara con su hija, que se
encontraba en Chile.
La historiografía chilena se ha visto por mucho tiempo dividida entre "carrerinos" y
"o'higginistas" en un debate que ha sido generalmente estéril, centrándose en el
supuesto olvido del papel de Carrera en la independencia de Chile y en detalles, entre
otros, como los ya mencionados, debate que se expresa a menudo en tentativas de
"restaurar" la posición de uno de esos personajes con cuidadosa omisión del otro.
Así, por ejemplo, en los últimos años los descendientes de la familia Carrera y de sus
amigos más cercanos "han intentado que se reconozca nuevamente a don José
Miguel como uno de los Padres Fundadores de Chile, dentro del contexto de un
proceso emancipador que no fue obra de un solo hombre, sino un hecho colectivo,
fruto del esfuerzo de muchas personas, entre las que destacan hombres y mujeres
como Manuel Rodríguez, Ramón Freire, Javiera Carrera, Juan Martínez de Rozas,
entre otros." Es interesante notar la ausencia en esa lista de, entre otros, tanto de
O'Higgins como San Martín.
El Instituto de Investigaciones Históricas "José Miguel Carrera" sugiere una
aproximación quizás con más relevancia a ese debate. De acuerdo con ese instituto, y
frente al conocido unitarismo político de O'Higgins y San Martín: "Carrera también es
el precursor de la Unión Americana. Pero una unión entre estados soberanos". Es, en
parte, la propuesta que le entrega al propio Simón Bolívar, en una carta enviada en
1816, por intermedio de un pariente de Carrera, el famoso religioso chileno José
Cortés de Madariaga,74 que fuera prócer de la independencia en Venezuela.75
Actualmente el Ejército de Chile ha reconocido a don José Miguel Carrera como su
primer comandante en jefe y en el último traspaso de mando del general
Cheyre al general Izurieta, se ha iniciado la tradición de entregarle la espada del
general Carrera al nuevo titular. El 24 de noviembre del año 2005, la Armada de Chile,
bautizó un submarino de la clase Scorpene, con el nombre "General Carrera", lo que
constituye otro hito en la reivindicación histórica del prócer al tratarse del primer buque
de guerra que lleva su nombre.
José Miguel fue abuelo del héroe de la Guerra del Pacífico, Ignacio Carrera Pinto.
Tuvo cinco hijos, de los cuales solo el último, de nombre José Miguel, fue varón.
Reconocimiento Bicentenario[editar]
El 2 de septiembre de 2010, el entonces presidente Sebastián Piñera, encabezó la
reubicación e inauguración del monumento ecuestre a José Miguel Carrera,
anteriormente ubicado en Alameda con Ejército, junto a la estatua de Bernardo
O’Higgins en el Altar de la Patria, frente a La Moneda. Esta ceremonia marcó el
simbólico reencuentro de dos próceres de la independencia y del desarrollo de Chile
como nación republicana.
Presidente de la Junta
Predecesor: Provisional de Gobierno Sucesor:
Juan Enrique Rosales 16 de noviembre - 13 de Él Mismo
Autorida Suprema Provisional
diciembre de 1811
Presidente de la Junta
Predecesor: Sucesor:
Provisional de Gobierno
Pedro José Prado Juan José Carrera
6 de diciembre de 1812 - 30 de
Jaraquemada Verdugo
marzo de 1813