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La intervención profesional y la cuestión social: un diálogo con

Margarita Rozas en torno al concepto de campo problemático.


Equipo de cátedra
Práctica Académica IV – FTS UNER

 Acerca del concepto de cuestión social

La autora parte de considerar diferentes conceptos de cuestión social, y plantea


que ésta no se remite al neoliberalismo sino que surge con la revolución industrial
a finales del siglo XVIII, que instala una lógica de funcionamiento social, de
organización de la sociedad que se separa de los ideales que implicó el proyecto
de ilustración con la libertad y autonomía como su base.
La organización social que encarna el capitalismo -a partir de la contradicción
capital trabajo- implica un sistema de explotación y alienación del hombre, éste
genera un conjunto de contradicciones secundarias que dilematizan la relación
entre lo económico y lo social; lo político y lo económico, lo público y lo privado.
Ese sistema origina desigualdades entre los sujetos en razón a sus condiciones de
clase, etnia, género entre otras y las mismas se actualizan en cada contexto
histórico de un modo particular.
El reconocimiento de esas desigualdades y de las condiciones de opresión
inherentes al sistema capitalista, genera luchas al interior del campo social en
reclamo y defensa de condiciones dignas de vida.
Entendemos con Suriano (2000) que las formas de analizar y abordar la cuestión
social merecen una serie de consideraciones que implican la revisión del
concepto, enfocándolo desde su significado más amplio y genérico, y teniendo en
cuenta su historicidad. En este sentido es pertinente afirmar que cuestión social
no es un concepto exclusivo de la sociedad capitalista e industrial, sino que
presenta contenidos diferentes de acuerdo al tipo de sociedad en la que se
plantea el problema. Así Robert Castel sostiene que el tema está atravesado por
“una fuerte correlación entre el lugar que se ocupa en la división social del trabajo
y la participación en las redes de sociabilidad y en los sistemas de protección que
cubren a un individuo ante los riesgos de su existencia” (CASTEL. 1997 : 15)
Si bien los conceptos de precariedad, expulsión, inserción o fragilidad son
diferentes en la actualidad, que en el comienzo del proceso de modernización o en
su período previo, existe una homologación de sectores sociales que integran o
han integrado las zonas de vulnerabilidad: vagabundos, pobres, menesterosos y
otros “anormales” (locos, delincuentes y discapacitados, entre otros); que podrían
compararse con desempleados, pobres y marginados del mercado laboral, y las
nuevas formas de la “anormalidad” del mundo actual.

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Las manifestaciones que adopta la cuestión social hoy se pueden pensar en
términos de vulnerabilidad, fragilización de lazos sociales y precarización del
trabajo; y su correlato en la dinámica de los procesos de inclusión- exclusión que
pueden ser leídas a partir de expresiones particulares y de los significados
atribuidos por los sujetos involucrados.
En esta línea, es necesario ampliar la comprensión de la cuestión social a otras
dimensiones relacionadas con lo simbólico y la atribución de significados sociales
que corresponden a diversas construcciones históricas y culturales.

 La profesión de Trabajo Social

Margarita Rozas plantea respecto de la Profesión como campo ocupacional una


serie de consideraciones.
Sostiene que es necesario explicitar la perspectiva teórica de la Intervención
Profesional y las modificaciones que ésta ha tenido en los distintos momentos
históricos, para lo cual es importante problematizar los términos de la lógica en la
que se estableció la intervención como actividad socio-ocupacional en el proceso
de división social del trabajo.
La Intervención Profesional no depende de la voluntad individual de cada uno de
los trabajadores sociales, sino que es parte de un trabajo colectivo en el marco del
conjunto de las relaciones sociales capitalistas.
En ese contexto, el sujeto profesional debe asumir su condición de asalariado y la
relación contractual que ésta implica. Esta es una relación contradictoria, que por
un lado exige la prestación de determinados servicios, con características y
objetivos predeterminados por las Instituciones; y por otro plantea al profesional la
necesidad y el desafío de construir teórica y metodológicamente una intervención
que permita dar cuenta de su posición ético política.
Porque “... lo que el profesional debería tener como herramienta es la competencia
teórica para comprender los términos en los cuales se desarrolla su intervención”.
(ROZAS PAGAZA. 2001 : 222)
El proceso de comprensión de la Intervención vinculado al análisis de la cuestión
social posibilita rescatar el carácter ético y político que la misma tiene, condición
que facilita las bases para la construcción de una lógica que lejos de naturalizar
los procesos de reproducción social, los problematice.
La centralidad de la categoría trabajo y la condición de asalariados de los
profesionales ha entrado en crisis con las nuevas relaciones laborales y el
escenario del mercado, redefiniendo no sólo la situación de aquellos sujetos con
los que intervenimos sino también la propia de los profesionales de Trabajo Social.

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El Trabajo Social ha construido una historia centrada en la relación -laboral y
profesional- con el Estado, la que actualmente plantea el desafío de pensar en
nuevas construcciones identitarias, que incorporen la cuestión de las
potencialidades y los límites de la autonomía profesional en los nuevos escenarios
sociales.
¿Cómo construimos estas nuevas relaciones? ¿cuáles son las posibilidades de
intervención y de creación de nuevas identidades profesionales? ¿cuál es el
horizonte de sentido del trabajo?
Comenzar a responder a estos interrogantes resulta fundamental para estructurar
nuevos discursos y prácticas profesionales, a la vez que se constituye en un
desafío para aquellos que trabajamos en la formación profesional.

 ¿Es la Intervención Profesional un Campo Problemático?

Margarita Rozas conceptualiza a la Intervención Profesional como un proceso que


se construye a partir de las manifestaciones de la cuestión social, dichas
manifestaciones son las coordenadas que estructuran el campo problemático.
El concepto de coordenada está pensado en el sentido de apropiarse de
elementos y datos referidos a las manifestaciones de la cuestión social que nos
posibilitan definir un punto de partida en la direccionalidad de la intervención.
Las manifestaciones de la cuestión social se expresan en la vida cotidiana de los
sujetos generando un conjunto de tensiones que afectan sus condiciones de vida y
que se conforman como obstáculos para el proceso de reproducción social.
Es así que resulta fundamental comprender cómo se ha ido dando el proceso de
configuración de la cuestión social y su relación con la intervención, entendiendo a
esa relación como campo problemático.
Compartimos estos término del planteo de la autora, y nos surgen interrogantes
cuando la misma sostiene que es necesario visualizar a “la intervención como
un campo problemático, en la medida que ella se constituye en escenario
cotidiano donde se objetivan esas manifestaciones, que atraviesan la vida
cotidiana de los sujetos”.
Nos preguntamos si conceptualmente podemos pensar a la intervención como
campo problemático o si éste es un concepto que refiere al sobre qué de la
intervención –pensando en términos de la disciplina- ya que su significado refiere
a la trama misma de la conflictividad que adquiere la cuestión social cuando se
encarna en la cotidianidad.
Pensar al sobre qué de la intervención en términos de campo problemático
se diferencia de posturas instrumentalistas en las que el profesional se lanza a

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“solucionar problemas sociales”, que implican un análisis simplista tanto de éstos
como de la profesión.
Montaño (1998:19) considera que la visión que ha primado en la historia del
Trabajo Social es una perspectiva a la que denomina endogenista, que centra la
mirada exclusivamente en la misma profesión y que no visualiza el papel que ésta
ha representado en el orden social, en relación a la institución empleadora del
profesional y al orden socioeconómico y político.
Por el contrario, cuando analiza la perspectiva histórico crítica, menciona que la
misma entiende su surgimiento como un subproducto de la síntesis de los
proyectos políticos y económicos que operan en el desarrollo histórico, y que
desde ellos se reproduce material e ideológicamente la fracción de clase
hegemónica cuando, en el contexto del capitalismo monopolista, el Estado toma
para sí las respuestas de la cuestión social.
La racionalidad instrumental reproduce la relación recurso-demanda en la cual se
inscribe la comprensión fragmentada de lo social sustentada por su
institucionalidad. La institucionalidad organiza determinados modos de ver los
problemas sociales que fragmentan y sectorizan lo social.
Menciona que los problemas sociales se conceptualizan como tales desde el
Estado cuando se instala la cuestión social en la esfera pública y es legitimada
por la acción social que éste desarrolla1.
La demanda es sólo una expresión inicial de la complejidad de la intervención.
Revisar la intervención supone comprender sobre qué base se estructuró la
profesión y los llamados problemas sociales.
El planteo de ver el sobre qué de la intervención como campo problemático
invierte la lógica de una perspectiva individual, pragmática, rutinaria y
autonomizada del conjunto de las relaciones sociales y se funda en bases teóricas
que cambian los términos de dicha constitución; al mismo tiempo restituye el
carácter político de lo social que es necesario para toda acción profesional.
Concordando con esta discusión, Gustavo Parra (1996: 25) analiza la historia de la
profesión y los distintos modos de construir el objeto de intervención. Sostiene
que el análisis realizado por Margarita Rozas supera considerablemente la
perspectiva sobre el objeto de intervención planteada anteriormente, al introducir
como concepto llave el de campo problemático. En este sentido, la comprensión
del objeto de intervención adquiere nueva significatividad, entendiendo que “el
objeto de intervención se construye desde la reproducción cotidiana de la vida
social de los sujetos, explicitada a partir de múltiples necesidades que se expresan

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Existen otros conceptos de problemas sociales que no solamente tienen que ver con esta
visualización desde el Estado sino también como lucha de determinados sectores sociales por
imponer sus problemáticas discutiendo con los discursos dominantes.

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como demandas y carencias y que de esta forma llegan a las instituciones para
ser canalizadas o no” (ROZAS PAGAZA,1998: 60).
Consideramos que este planteo refiere a la intervención profesional en sentido
global, es decir la presencia que la misma ha tenido y tiene en relación a las
propuestas en el campo de lo social. Esto supone una mirada general del
accionar que la profesión ha construido a lo largo de su historia. De ahí que la
autora propone una recuperación histórica de la misma para develar los diferentes
tipos de intervención que ha desarrollado.
El concepto de campo problemático brinda herramientas para analizar e interpretar
los problemas sociales y la intervención profesional desde una mirada distinta a
las tradicionales respuestas técnicas o meramente instrumentales – de nivel
operativo – asignadas generalmente por las Instituciones, que interpretan el
sentido de las demandas de los sujetos desvinculado del contexto social en que
éstas se producen.
Por el contrario, asumir la perspectiva del campo problemático para construir el
objeto de intervención implica complejizar la mirada, reconocer la importancia de
la investigación en el quehacer profesional, romper con la repetición de esquemas
metodológicos predeterminados y apostar a la construcción de conocimiento que
recupere la perspectiva de los actores de esa intervención.
De ahí que se torne fundamental encontrar alternativas de aprendizaje que ayuden
a desligar la intervención profesional de una mera relación recurso-demanda y
esto implica ubicar las manifestaciones de la cuestión social desde una mirada
más abarcativa, que parta de las propias lógicas institucionales de planteo de las
mismas y las analice críticamente, pero que también incluya una visión macro de
las expresiones colectivas de necesidades sociales. Por ejemplo las nociones de
ciudadanía y de derechos sociales, civiles, políticos permiten ampliar la mirada y
pensar en otros objetivos.
En el caso concreto de la Práctica Académica IV se propone el análisis de la
cuestión social desde una problemática específica, de las distintos aspectos que
están presentes en ese problema: los sujetos y sus prácticas cotidianas, las
respuestas del Estado a través de las políticas sociales y otros actores como ser
grupos políticos, ONGs, etc..
Desde esta mirada global que sirve para ubicarse en el campo se pueden
delimitar, delinear objetos específicos de trabajo. En ese objeto está presente la
totalidad, el objeto no es un subconjunto sino que es una forma de precisar el
problema para ser investigado, para analizarlo; en el mismo se expresan
elementos del contexto general y de lo particular de este proceso que lo
atraviesan. El objeto es la forma de realizar el recorte metodológico al interior del
campo.

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Todo lo anterior es concebible a partir del presupuesto de que la realidad social es
una articulación abierta y dinámica. “La posibilidad de colocarse ante la realidad
consiste en la apertura de la razón para estar en capacidad de confrontarse con lo
inédito; apertura que rescata la idea de una objetividad como contenido potencial
tras concebir la realidad objetiva como trascendente de cualquier forma teórica.
Esto significa que enfrentarse con la realidad objetiva supone una construcción
que conjuga contenido y forma lo cual se lleva a cabo en dos momentos, el
epistemológico o categorial y el teórico”. (ZEMELMAN, 1996: 40)
Este autor denomina como primer momento epistemológico a esa posibilidad de
aprehender la realidad antes que dar cuenta de los alcances de la explicación que
contiene una teoría, pues lo que importa preferentemente es enfrentarse con un
ámbito de la realidad y no con una formulación teórica cerrada. Esto implica
romper con la idea de lo metodológico como un esquema cuyos pasos deben
seguirse secuencialmente y con la reducción de la teoría a una matriz en la que
encaje la realidad.
“Se trata de recuperar un concepto de pensar como actividad de totalización que
consiste básicamente en reemplazar la búsqueda de un orden en las
determinaciones por una capacidad para ubicarse en el momento histórico, con
base en inclusiones de planos de la realidad que no privilegien las posibles
regularidades de lo que reviste un carácter casual. Ubicación en el momento
histórico que exige resolver el problema del movimiento en tanto la realidad
histórica es un proceso inacabado, por lo que se reducción a estructuras (teóricas)
supone la pérdida de la exigencia de historicidad” (ZEMELMAN, 1996: 38)
Frente a un mundo que se torna cada vez más complejo y que a su vez nos exige
desarrollar un horizonte de comprensión que pueda seguir esa complejidad se nos
plantea ¿cómo organizar, ordenar un razonamiento que pueda dar cuenta de la
misma, captando su movimiento? ¿ como conocer la realidad sin encerrarla en
propuestas metodológicas que funcionen como esquemas? De qué manera
ofrecemos a los alumnos herramientas teóricas, metodológicas acordes para
mirar las transformaciones del contexto? Cómo enseñar a mantener la pregunta, la
duda, la problematización en vez de encontrar respuestas inmediatas y
superficiales?
Estos interrogantes constituyen los horizontes de búsquedas teóricas,
epistemológicas y metodológicas para seguir profundizando en los procesos de
conocimiento y pedagógicos adecuados junto a nuestros alumnos.

 BIBLIOGRAFÍA

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MONTAÑO, Carlos. “La naturaleza del Servicio Social: un ensayo sobre su génesis, su
especificidad y su reproducción”. Cortez Editora. Sao Paulo. 1998.
PARRA, Gustavo. “El Objeto y el Trabajo Social. Algunas aproximaciones a la
problemática del objeto en el Trabajo Social”. En: DESDE EL FONDO. Cuadernillo
temático N° 15. El Objeto. Facultad de Trabajo Social. UNER. Setiembre de 1999.
ROZAS PAGAZA, Margarita. “La intervención profesional en relación con la cuestión
social”. Espacio Editorial. Buenos Aires. 2001
ROZAS PAGAZA, Margarita. “”Una perspectiva teórica metodológica de la intervención
en Trabajo Social”. Espacio Editorial. Buenos Aires. 1998.
SURIANO, Juan. “La cuestión social en la Argentina. 1870 – 1943”. Ed. La Colmena.
Buenos Aires. 2000.
ZEMELMAN, Hugo. “Problemas antropológicos y utópicos del conocimiento”. Jornadas
126 – El Colegio de México. México. 1996.

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