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1. ¿CUÁL ES LA RELACIÓN ENTRE LA FE Y LAS OBRAS?

La relación entre la fe y las obras es que las obras son el resultado de la fe.
En la Biblia, la fe y las obras son con mucha frecuencia contrastadas. No son
la misma cosa, y la combinación de fe y obras no trae salvación a ninguna
persona. La salvación es solamente por la fe.

 Ro 3:28: “Concluimos, pues, que el hombre es justificado por fe sin las


obras de la ley.”
 Ro 4:5: “Pero al que obra, no se le cuenta el salario como gracia, sino
como deuda;”
 Gá 2:16: “sabiendo que el hombre no es justificado por las obras de la ley,
sino por la fe de Jesucristo, nosotros también hemos creído en Jesucristo,
para ser justificados por la fe de Cristo y no por las obras de la ley, por
cuanto por las obras de la ley nadie será justificado.”

Los sistemas religiosos falsos siempre enseñan que la fe más las obras
de una persona dan como resultado la salvación o que la salvación
después de recibida se sostiene por las obras. Esto es falso, debido a que
nuestras propias justicias son como trapos de inmundicia delante de Dios
(Is 64:6). Por lo tanto, no podemos hacer nada para complacer a Dios por
nuestras buenas obras. Gálatas 2:21 dice: “No desecho la gracia de Dios;
pues si por la ley fuese la justicia, entonces por demás murió Cristo.”

La Fe sin obras es muerta

Santiago 2:26 dice que la fe sin obras es muerta, pero de lo que Santiago
está hablando es que la fe muerta no produce obras. El contexto del
capítulo empieza en el versículo 14 donde Santiago dice: “Hermanos
míos, ¿de qué aprovechará si alguno dice que tiene fe, y no tiene obras?
¿Podrá la fe salvarle?” La fe de la que está hablando es la falsa, la cual
más adelante clarifica cuando menciona cómo el diablo también cree en
Dios (v. 19). El Diablo tiene una fe muerta: él solo reconoce la existencia
de Dios.

Así que con un Cristiano verdadero, las buenas obras son el resultado de
la fe salvadora, no un factor que contribuye a la salvación ni nuestras
obras nos sostendrán nuestra salvación. Si éste fuera el caso, entonces
la salvación sería por obras.

2. ¿LAS PROMESAS DE SANIDAD SE REFIEREN A LA ESFERA


ESPIRITUAL O FISICA?
Si este pasaje fuera el único acerca de la sanidad en la Biblia, podríamos
con todo derecho decir que todo creyente puede ser sanado de cualquier
enfermedad que tenga, siempre y cuando se someta a los requisitos que
aparecen en el texto.

Sin embargo, existen otros pasajes bíblicos, en los cuales se ve que la


voluntad del Señor no es siempre que todo enfermo se sane. Por esta
razón, debemos concluir que Santiago no está hablando de cualquier tipo
de enfermedad, sino de un tipo especial de enfermedad. La clave para
entender este pasaje se encuentra en la frase: “y si hubiera cometido
pecados, le serán perdonados”. La sanidad por tanto, está íntimamente
relacionada con el perdón de pecados.
Se trata de un hombre que ha cometido algún pecado y que seguramente
comprometió el testimonio de la iglesia local. Casi inmediatamente este
hombre cae enfermo. Razona y reconoce que su enfermedad es un
resultado directo de su pecado. Dios ha administrado disciplina para
restaurar al pecador. El hombre se arrepiente de su pecado y lo confiesa a
Dios.

Pero como su pecado afecto el testimonio de la iglesia local, llama a los


ancianos y confiesa su pecado también a ellos. Los ancianos entonces oran
por el ungiéndole con aceite en el nombre del Señor. La oración de fe de
estos ancianos sana al enfermo y el Señor lo levanta.

Aquí tenemos una promesa clara del Señor. Cuando la enfermedad es el


resultado de un pecado, y cuando el pecado es confesado y abandonado y
el pecador hace lo que dice este pasaje, el Señor se compromete a sanar.
Alguien podría decir: ¿Cómo se sabe que el hombre ha cometido pecados y
que ha llegado al punto del arrepentimiento y confesión? La respuesta está
en el versículo 15 cuando habla de que los pecados le serán perdonados.

Existen muchos principios prácticos en este pasaje bíblico que será bueno
señalar.

Primero, la desobediencia a Dios puede causar enfermedad. Esta fue la


experiencia de David después que peco con Betsabé.

Segundo, el pecado afecta a la iglesia local. El pecado no afecta solo al que


lo comete, sino también a personas inocentes que nada tienen que ver con
el pecador. El hombre de Santiago 5:14-16 tuvo que confesar su pecado a
los líderes de la iglesia local porque su pecado afecto el testimonio de la
iglesia local.

Tercero: Dios administra sanidad física y espiritual cuando un pecador se


arrepiente y se aparta del pecado. Proverbios 28:13 dice: “El que encubre
su pecado no prosperara, más el que lo confiesa y se aparta, alcanzara
misericordia”.
Santiago dice: Confesaos vuestras ofensas unos a otros. No es bueno
esconder el pecado o demorar la confesión. La confesión que Santiago
tiene en mente debe realizarse entre creyentes. Santiago no está
ordenando que todos los pecados se deban confesar a un pastor o a un
sacerdote. Los pecados deben ser confesados a Dios, pero también a
aquellos a quienes nuestro pecado afecto. Jamás debemos confesar un
pecado a personas que nada tienen que ver con ese pecado cometido.
El pecado privado demanda una confesión privada a Dios. El pecado
público demanda una confesión pública a quienes afecto ese pecado.

Es incorrecto por tanto que los creyentes tengan reuniones especiales


para confesión pública de pecados. Tales reuniones, lo único que logran
es causar mayor daño que el daño que ya ha causado el pecado.

Terminando ya, cabe señalar que existen creyentes fieles, maduros y


bien intencionados que interpretan el ungimiento con aceite como un rito
que resulta en sanidad de cualquier enfermo. Nosotros respetamos esta
interpretación, pero creemos que no es el rito lo que sana a una persona
sino Dios con su poder y esto en aquellos a quienes Dios quiere sanar.

Conozco enfermos que se murieron a pesar de haber sido ungidos con


aceite y conozco enfermos que nunca fueron ungidos con aceite y sin
embargo se sanaron de una forma milagrosa, no por medio de
intervención de sanadores sino única y exclusivamente en respuesta a la
oración.

Resumiendo entonces. ¿Está vigente la enseñanza de Santiago 5:14-


16? Enfáticamente sí. Este pasaje bíblico se aplica al caso de un
creyente que se ha enfermado como consecuencia de un pecado.
Cuando este creyente se ha dado cuenta de ello, se arrepiente y
confiesa a Dios su pecado.

Luego llama a los ancianos o pastores de la iglesia a quienes confiesa


ese pecado y luego los ancianos o pastores hacen oración por él
ungiéndole con aceite en el nombre de Señor pidiendo a Dios por su
curación. Dios ha prometido levantar a ese enfermo.

El ungimiento con aceite puede ser entendido de dos maneras. Como un


símbolo de la medicina o como algo ritual. Si se entiende como algo
ritual debe señalarse que no hay poder curativo en la sola acción de
ungir con aceite porque Dios sana en respuesta a la oración de fe de los
ancianos, no del enfermo.

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