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El poder de la sangre

Exodus 12:1–13
1 Peter 1:18
1 Peter 1:19
I. Introducción

a. Dos Escrituras: Éxodo 12: 3-12; 1 Pedro 1:18, 19

b. En Éxodo – los israelitas en Egipto – Dios les enseñó una maravillosa


lección que tenían que aprender—cómo la sangre preciosa del cordero
inocente tenía que ser derramada y tenía que ser aplicada antes de poder ser
librados.

c. Hebreos 9:22 – “sin derramamiento de sangre no se hace remisión”

d. No es suficiente que la sangre ha sido derramada, y gracias a Dios que


fue derramada allí en la cruz del Calvario, tiene que ser aplicada. No es
suficiente saber esta noche que la sangre de Cristo fue derramada para sus
pecados, tiene que aplicarla personalmente. Tiene que aplicarla personalmente
a su corazón por fe en el sacrifico de Cristo en la cruz por la cual Dios, por la
sangre preciosa de Jesús, le ha limpiado de su pecado.

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II. En Egipto

a. Volvamos a esa noche, hace muchos años, cuando el juicio de Dios, la


ejecución de Dios estaba pasando por Egipto. Y cuando el ángel, pasó por
Egipto, trayendo juicio sobre los egipcios por la muerte de su primogénito,
cuando vio la sangre de ese cordero aplicada a los postes y el dintel de la casa,
no entró en esa casa. ¿Por qué? Pues el ángel de la muerte no entró en esa
casa porque la muerte ya había hecho su obra. Antes de que ese ángel pasó
por la tierra de Egipto, la muerte ya había venido a esa casa porque la sangre
de un cordero ya había sido derramada. Y porque la muerte ya había
acontecido, el inocente en el lugar del culpable, la justicia estaba satisfecha.
Porque requerir o exigir pago dos veces por la misma deuda es contra la ley.
Pero gracias a Dios, los que estaban bajo la sangre fueron salvados, estaban
seguros, porque la misma justicia demanda la absolución o la liberación de
cada persona que está bajo la sangre de Jesucristo. Dios dijo a los israelitas
“veré la sangre y pasaré de vosotros.” Y esa noche el ojo de Dios no estaba en
la casa, estaba en la sangre. No importaba lo maravilloso y bello era la casa,
sólo fue la sangre de Cristo que guardó con seguridad a la gente. Hubiera
podido ser una gran casa, una bella casa, hubiera podido ser un ranchito – no
importaba lo caro que hubiera sido la casa—no tenía nada que ver con la casa,
tenía todo que ver con la sangre. Tenía todo que ver con la sangre. Y sólo fue
la sangre que guardó salvo a los israelitas esa noche, todos estaban bajo la
sangre.

III. La sangre de Jesús – 1 Pedro 1:18, 19

a. El valor de Su sangre

i. ES INCOMPARABLE --piense en el valor de la sangre de


Jesús esta tarde. Cuando pienso en el valor de la sangre de Jesús – noten dos
palabras en v. 19. Dice que está redimido con la preciosa sangre. Y allí mi
amigo se ve el valor de la sangre de Jesucristo porque la Palabra dice que es
la sangre preciosa.

1. ¿Qué quiere decir “preciosa”? Es algo que no es ordinaria, no es común,


es de un alto valor, extraordinario

2. Ejemplo de piedras preciosas. Hay diferencias en piedras preciosas. Su


belleza, su escasez, su perfección. Los diamantes – no se ha encontrado
ninguno que es completamente perfecto, cada uno tiene algún defecto o
desperfecto, -- no hay nada de más escasez en el mundo que algo sin defecto.

3. Cuando Dios ordenó mandar a uno para proveer para la expiación de los
pecados del mundo, determinó mandar un Cordero –tenía que ser un Cordero
si ningún desperfecto, sin ninguna mancha. ¿Entiende usted lo raro que es
eso?

a. Si hubiera cometido un pecadillo – lo hubiera descalificado de ser Su


Salvador. Si hubiera tenido sólo una mancha, Su sangre no hubiera tenido
suficiente valor para expiar Su propio pecado, y menos todavía el pecado de
nosotros

4. Su sangre es de tal valor que no hay nada, absolutamente nada como


ella en toda la historia humana

ii. Cuando pensamos en la sangre preciosa de Jesús, es


incomparable

porque no hay nada a que se puede comparar a la sangre preciosa de Cristo.

1. La sangre es hecha preciosa por la persona a quien pertenece. No


adoramos la sangre, no es algo mística, si tuviéramos una gota de sangre de
Jesús – ¿que poder tuviera?

2. Si Jesús hubiera bajado del cielo, y hubiera raspado Su dedo en un clavo --


¿esa sangre nos hubiera podido salvar? ¡No!

3. Ese raspado, aunque hubiera producido sangre, no hubiera expiado por el


pecado – Dios requería el sacrificio de un vida.

4. “O ignoráis… que no sois vuestros” 1 Co. 6:19. ¿A quién pertenezco?


“habéis sido comprados por precio” – el precio por su alma – la sangre de
Jesús.

a. ¿Qué es el precio de su alma?

5. Hay dos metales por los cuales el hombre mide el valor. Los dos se
mencionan en este versículo. Noten que dice “oro o plata.” En nuestro tiempo,
el hombre mide el valor de la gente según las posesiones que tenga con
respeto a oro y plata. Pero la Biblia dice que no hemos sido redimidos con
cosas corruptibles como oro y plata. El oro y la plata no son cosas que
podemos comparar con la sangre de Cristo--¿por qué? – porque dice que no
hemos sido redimidos con cosas corruptibles como oro y plata. Jesús estaba
hablando un día y dijo “Qué aprovechará al hombre si ganare todo el mundo” –
Mi amigo, si pudiéramos juntar toda la plata que está guardada en todo el
mundo, y la podríamos amontonar a tus pies – nunca podría comprar, nunca
podría rescatar tu alma, nunca podría salvarle del infierno, ni comprar su
libertad de la condenación. Ah, pero dice, ¿qué del oro? Si podría juntar todas
las pepitas de oro que existen en el mundo y amontonarlas a sus pies – Jesús
dice, “qué te aprovechará si diera todo, si diera todo el mundo, y las riquezas
de todo el mundo – si todas las pepitas de oro de todo el mundo estuvieran
amontonadas a sus pies—¿compraría su alma? ¿Compraría su salida del
infierno? ¿Le salvaría de la sentencia de los condenados? Y Jesús dice:
“Escuche. Esas cosas son corruptibles. Porque vendrá un día mi amigo,
cuando el oro perderá su valor. Todo el oro del mundo no podrá comprar la
salvación de su alma porque fue redimido, fue comprado, no con cosas
corruptibles, como oro y plata, pero escuche – con la sangre preciosa de
Jesús. Precioso es el raudal que limpia todo mal, No hay otro manantial, Sólo
de Jesús la sangre. Puede ser que no tenga ni un centavo a su nombre, pero
puede ser un participante, puede ser un miembro de la familia de Dios, y un
participante de los gozos celestiales – de una mansión en una ciudad que tiene
calle de oro. ¿Por qué? Porque ya ha sido cancelada la redención de su alma.
Y algo que es sin comparación—no es posible comparar nada a la preciosidad
de la sangre preciosa del Señor Jesucristo. Recuerde Judas Iscariote, cuando
se dio cuenta de lo que había hecho, trajo las treinta piezas de plata por las
cuales había vendido al Salvador, treinta miserables piezas de plata – el precio
de un esclavo en aquellos días—y tomó las treinta piezas de plata y las arrojó
en el templo—y las lágrimas están corriendo por su rostro-y sale entre la
oscuridad de la noche y dentro de unos minutos se va a ahorcar e irá al
infierno, y dijo esto: “Yo he pecado entregando sangre inocente.” La sangre
inocente. O la preciosidad de la fuente carmesí de la sangre preciosa de Jesús,
sangre inocente, sangre sin ningún desperfecto. Pero no sólo es incomparable,

iii. ES INDISPENSABLE. “SOLO de Jesús la sangre.”


Cantamos; “¿Qué me puede dar perdón?” ¿No sería horrible si no habría
respuesta? ¿No sería terrible si el predicador tendría que parase delante de la
humanidad perdida y decir—NO HAY ESPERANZA. NO HAY NADA QUE LE
PUEDE SALVAR DE SUS PECADOS. NO HAY NINGÚN PODER QUE LE
PUEDE LIBRAR DEL PODER DE SU PECADO QUE LE ESCLAVIZA, DE SU
PECADO QUE LE MANCHA. Pero alabado sea Dios, el ministro del Evangelio
tiene un mensaje. Y alabado sea Dios que es un mensaje que hay un remedio
para sus pecados. HAY UN PODER QUE LE PUEDE LIMPIAR, HAY UN
SALVADOR QUE LE PUEDE SALVAR, Y SU NOMBRE ES JESÚS Y LO
PUEDE HACER A CAUSA DE SU SANGRE PRECIOSA. Sí, sin el
derramamiento de sangre no hay remisión. ¿por qué? Porque la paga del
pecado fue la muerte. Y para que fuera salvado el primogénito de Israel—esa
noche estaba pasando el ángel de la muerte , y la muerte tendría que retener
su víctima. Pero gloria a Dios, la muerte ya había acontecido en la muerte del
cordero inocente y la sangre fue derramada. Y es la sangre indispensable del
bendito Hijo de Dios, no hay ninguna otra respuesta, y gloria a Dios que cuando
la justicia requería un sacrificio, Dios dio a Su Hijo, y se presentó. Y dijo Padre,
tomaré el lugar del pecador. “Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido
por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y (gloria a Dios)
por su llaga fuimos nosotros curados.”

b. La virtud de la sangre

i. Cuando pienso en la virtud de la sangre de Jesús pienso


en lo que la sangre hace. La sangre provee vida. Lev. 17: 11. Note la palabra
expiación. (Acto por el cual, mediante un sacrificio, se busca que Dios sea
propicio, satisfaciendo su justicia, borrando la culpa, purificando el alma y
reconciliándola con él.) Esta palabra se encuentra por primero vez cuando Dios
mandó a Noé que hiciera el arca. Y Dios le mandó a Noé que tomara la brea (y
la palabra brea es la misma palabra que expiación) y que la echara por dentro y
por fuera. En otras palabras “la ha dado para hacer expiación”—la sangre es el
cubierto. Y cuando mis pecados son expiados habla de mi salvación
porque mis pecados están cubiertos en la sangre del Señor
Jesucristo. Gloria sea a Dios. La sangre provee vida. El primogénito de Israel
fue dado vida por la sangre. Gracias a Dios yo soy dado el don más grande que
el hombre puede tener. Algo más grande que el millonario puede poseer sin
Dios. Escúcheme – el don de Dios es vida eterna—vida en Cristo Jesús Señor
nuestro. Vida—por la sangre. Redención por la sangre.

ii. Ap. 5:9 – “cantaban un nuevo cántico – cuando llegamos al


cielo y nos postramos ante el Cordero cantaremos un cántico que los ángeles
nunca pueden cantar. La palabra redimir quiere decir comprar, volver a
comprar algo que perdimos, o libertar al recibir el rescate. Déjamos decirte mi
amigo – fue pagado el rescate en la cruz. La sangre preciosa de Jesús. Gloria
a Dios para los que son salvos esta noche, gloria a Dios la sangre nos ha
redimido de la esclavitud de nuestro pecado. Ya nos somos siervos, ya no
somos esclavos al pecado. Porque hemos sido libertados y la Biblia dice “el
pecado ya no enseñoreará de vosotros.” Jn. 8:36 -- “si el Hijo os libertare,
seréis verdaderamente libres.” Tal vez hay alguno aquí esta noche y usted no
es salvo, no tiene libertad, mire, necesita que sus cadenas estén quitadas y las
ataduras quebrantadas. Esto es lo que Cristo quiere hacer a cada uno. Gracias
a Dios—la redención, librados de la esclavitud de nuestro pecado, librados del
alejamiento de nuestro pecado. Gracias a Dios que ya no estamos alejados de
Dios, sino hermanos, “hechos cercanos por la sangre de Cristo.” Ef. 2:13.
Reconciliados a Dios. Ya no somos “extranjeros ni advenedizos.” Ah, déjame
decirte esta noche que hay una maravillosa redención para el pueblo de Dios.
Libertados de la contaminación de nuestro pecado. “si vuestros pecados fueren
como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; si fueren rojos como el
carmesí, vendrán a ser como blanca lana.” Oh hermanos, la sangre provee
vida, la sangre provee la redención, la sangre provee la justificación porque la
Biblia dice: Ro. 5:9 – “estando ya justificados en su sangre, por él seremos
salvos de la ira.” Y la justificación es una palabra jurídica, quiere decir que por
Su sangre seremos proclamados justos. Es una declaración de Dios. No es la
obra del hombre. Ro. 5:1–“Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con
Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo.” Y cuando Dios justifica a un
hombre quiere decir “como si nunca hubiera yo pecado.” Y Dios nos declara
justos. Pero no merecemos esto. Hablando humanamente estamos lejos de
eso, pero gloria a Dios no somos lo que antes éramos. Y no somos lo que
vamos a ser. Pero gloria a Dios, en la presencia de Dios, en el corte de la
justicia de Dios, Él nos declara justos. “estando yajustificados” No dice “estando
algún día justificados.” Es una realidad para nosotros ahora. Y la sangre no
sólo provee justificación, la sangre provee comunión. Ef. 2: 13. El mensaje de
la sangre de Cristo aleja a muchos porque dicen que nuestra religión es una
religión de sangre. Pero sin la sangre no hay redención. El hombre que se
para en el púlpito y predica un mensaje sin sangre no está predicando el
Evangelio. Si un hombre se para y no hay sangre en su mensaje, quiero
decirle esto, no hay limpieza del pecado. No hay perdón para el pecado,
no hay paz con Dios. Esas cosas vienen por la sangre de Cristo. Puede ser
que la sangre aleja a algunos, pero mis amados nos acerca a Dios. Le acerca a
Dios, amigo. V. 13. …estabaís lejos---cada uno de nosotros lejos de Dios,
viviendo en el pecado – pero hemos sido hechos cercanos – hechos cercanos
a Dios, ¿Cómo?” por la sangre de Cristo. ¿Saben por qué? Nuestros pecados
hicieron división entre nosotros y Dios – Is. 59:2. Sus pecados le han apartado,
sus pecados le alejan de Dios amado amigo. Pero “hay una fuente sin igual de
sangre de Emanuel, en donde lava cada cual las manchas que hay en él”.
Gloria a Dios ya no hay nada que nos separa de Dios. El pecado nos alejó de
Dios, pero la sangre de Jesús nos ha hecho cercanos. Cercanos a Dios.

c. La voz de la sangre

1. La voz de perdón. Ef. 1:7. En quien tenemos redención por… Su…


sangre. Quiero decirte – no hay liberación del pecado sino por la sangre
preciosa de Jesús. No hay salvación, no hay perdón por su pecado.
Alabado sea Dios que hay perdón del pecado. No importa lo profundo que
haya ido en pecado, hay perdón para el pecado. Piensa en el versículo que
dice – el señor Jesús está hablando a la mujer una mujer que era pecadora,
una mujer que era adúltera, una mujer que era una ramera y ella vino a los pies
de Jesús y se para en la presencia de Cristo. Y allí se para sin palabras y está
llorando. Y entonces se arrodilla y su corazón está partido sobre sus pecados.
La Biblia nos dice que tantas eran las lágrimas que derramaba que lavó los
pies de Jesús. Y el señor Jesús la miró y dijo, “Mujer, Tus pecados te son
perdonados.” No dijo que no tenía. No los ocultó. Pero la voz de la sangre
habla perdón.

2. Col. 1:20 – la sangre de Jesús habla paz. Jesús dijo a Sus


discípulos Jn. 14:1“No se turbe vuestro corazón.” V. 27 .. La paz os dejo, mi
paz os doy.” La voz de la sangre – habla paz. Habla perdón. Hebreos 12.24
dice “la sangre rociada que habla mejor que la de Abel.” ¿Por qué? La sangre
de Abel clamaba desde la tierra. Clamaba para juicio. Clamaba para justicia.
Pero la sangre de Cristo no clama para justicia, gracias a Dios, clama para la
paz. Porque en el derramamiento de la sangre, la justicia ya fue extraído en la
cruz de Cristo. El Justo murió por mí, el injusto para traerme a Dios. Esta noche
hay paz en mi corazón, por Su sangre. La sangre de Cristo habla la voz de
perdón, la sangre de Cristo habla la voz de paz, y gracias a Dios, la voz de la
sangre es la voz
3. De poder. Ap. 12:11. Su sangre expía por el pecado. Amado pecador
en esta capilla, nunca va a poder limpiarse del pecado con su propia fuerza.
Sus pecados le separan de Dios. Nunca podrá con su propia fuerza salvar su
alma. Pero gracias a Dios, esto lo ha hecho el Señor. Hay una fuente sin igual,
de sangre de Emanuel. No es redimido con cosas corruptibles como oro o
plata, pero comprado con la sangre preciosa de Jesús. En la presencia de Dios
lo único que puedo decir es “Gracias, Señor por haber pensado en mí. Gracias
por amarme. Señor Jesús gracias por derramar tu sangre para salvarme y para
quitar mi pecado.

IV. Conclusión

a. Capítulo 5 del libro de Apocalipsis. Para entender mejor lo que está


sucediendo aquí, volvamos al principio de capítulo 4 donde a Juan le es dado
el incomparable privilegio de ver a Dios retirar el velo y dejar a Juan echar un
vistazo a las cámaras interiores del cielo, y dice al principio de capítulo 4:1, 2 –
ahora escuche como Juan describe la visión del uno que ve entronado en el
cielo. Él apela al uso de piedras preciosas para describir la apariencia de Dios.
Él que estaba sentado allí tenía la apariencia de piedras preciosas-vv.3-5.
Escuche lo que dice –v. 6ª. Ahora esa descripción de la presencia de Dios
sentado en Su trono es un prefacio a lo que acontece en el capítulo 5 donde el
juicio está puesto. Y capítulo 5 comienza con est6as palabras—v. 1. Juan está
pensando, ¿Qué es ese libro? ¿Qué misterios contiene en la escritura por
dentro y por fuera? ¿Por qué es tan importante, tan precioso que tiene que
estar sellado de la vista humana, no con un sello, pero con siete sellos. Sellado
tan bien que ningún mortal puede abrirlo forzando y mirar su contenido. Dice-
v.2ª- la proclamación que sale de la boca de este ángel que se proclama con
gran voz fue una pregunta-v. 2b –el ángel prácticamente grita esa pregunta
mientras resuena y hace eco en las cámaras interiores del cielo. ¿Quién es
digno de abrir este sello? Y usted puede sentir la emoción inmediata que
inunda el corazón de Juan mientras mira alrededor del cuarto y ve a los
ángeles y a los ancianos. Él espera para Uno que sea digno, Uno que va a
pasar al frente, tomar el libro, romper los sellos, y abrir los secretos de Dios. Y
en su anticipación se estira para ver quién va a responder, quien va a pasar,
pero, Ay, ninguno vino. Y de repente su corazón se desmaya en una desilusión
terrible. Y comienza a llorar, no un lloro suave y callado, donde desliza una
lágrima por su mejilla ara manifestar su desilusión. No Juan nos dice aquí –v.
4ª-está sollozando. ¿Por qué? Porque ninguno fue encontrado digno de abrir el
libro y mirarlo. ¿Puede usted imaginar su desilusión? Él pensó que estaba
para ver los misterios de las edades. Pero todo llega a un alto, ¡porque no
pudieron encontrar a ninguno digno! ¡Parte su corazón! Llora en su decepción
pero su lloro es interrumpido por otra voz. V. 5. ¡No llores! ¡Deja de llorar, Juan!
¡Seca tus lágrimas! Ya no llores porque—5b-Las emociones de Juan son como
un altibajo. Rápido desaparecen las lágrimas y está lleno otra vez de emoción
porque oye el anuncio que uno ha prevalecido. ¡El León de Judá! ¡Él ha
vencido! Él puede abrir el libro! Y Juan mira alrededor. No puede esperar ver el
León entrar en el cuarto saltando, dirigiéndose al trono de Dios, tomando el
libro y con sus poderosas garras rompiendo los sellos y poniendo de manifiesto
la revelación del libro. Es como si Dios está jugando con sus emociones. No
importa lo intenso que mira, no puede ver a ningún león. Pero entre el trono y
los cuatro seres vivientes, entre los ancianos, ve a un Cordero como inmolado.
Ningún león. Sólo un Cordero que había sido matado. Y este Cordero, este
Cordero precioso, este Cordero sin mancha, fue, y tomó el libro de la mano de
Él que estaba sentado en el trono. Y cuando había tomado el libro “los cuatro
seres vivientes y los veinticuatro ancianos se postraron delante del Cordero;
todos tenían arpas, y copas de oro llenas de incienso, que son las oraciones de
los santos; y cantaban un nuevo cántico, diciendo: Digno eres de tomar el libro
y de abrir sus sellos; porque tú fuiste inmolado, y con tu sangre nos has
redimido para Dios, de todo linaje y lengua y pueblo y nación; 10y nos has
hecho para nuestro Dios reyes y sacerdotes, y reinaremos sobre la tierra.” Y
Juan oye este cántico y mira alrededor y oye más cantar. Ve a los seres
vivientes, los ancianos, y oye la voz de muchos ángeles—millones y millones—
todos diciendo con grande voz—vv12,13. Y ¿sabe qué fue la respuesta a esto
en el cielo? Una palabra. Amén. Porque Él reinará para siempre y siempre y
siempre y luego para siempre y siempre y siempre. Aleluya. Amén.

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