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EGIPTO

MISTERIO Y SINGULARIDAD DEL ARTE EGIPCIO

Los conceptos que mejor definen desde nuestro punto de vista las características del arte egipcio son
singularidad y misterio. Los egipcios no concebían sus creaciones artísticas para el disfrute de los vivos sino
que, por lo general, tenían una finalidad funeraria. Sólo así puede entenderse la grandiosidad de las
pirámides, la rigidez de sus esculturas o la disposición característica de sus pinturas.
El arte egipcio se mueve, en consecuencia, en unas coordenadas completamente distintas a las del arte
posterior. Al artista no se le pide originalidad sino perfección en la repetición de unos modelos. No debe
innovar sino respetar estrictamente unas normas que permanecen casi inalterables durante más de tres
milenios. Esta singularidad llena de misterio al arte egipcio. Todavía hoy seguimos sin poseer todas las
claves que nos permitan conocer, en toda su magnitud, algunas de las obras de arte más fascinantes de toda
la historia.

UNA CIVILIZACIÓN ENIGMÁTICA

Desde que Heródoto abriera el libro de la Historia contando las maravillas de un país extraordinario,
Egipto ha cautivado a todas las civilizaciones y ha hechizado y sigue hechizando a cuantos se han acercado
a su civilización. Nos aproximamos a su historia y un halo de misterio y de enigmas sin resolver parecen
envolver su pasado, por más que sea una de las civilizaciones antiguas más y mejor estudiadas. Pero siempre
hay algo más que hace especial el Egipto de los faraones: su desarrollo cultural, su temprana civilización,
sus logros de progreso como las canalizaciones o el calendario que les marcaba el propio Nilo con sus
crecidas, el aislamiento de su geografía, o su riqueza extraña en medio del desierto, el secreto prolongado
durante tanto tiempo de sus jeroglíficos, pero sobre todo y por encima de todas esas facetas, son sus dioses,
su especial culto a los muertos y sus portentosos monumentos, los que elevan la grandeza de Egipto a un
verdadero mito de la Antigüedad.

UN ARTE DE ULTRATUMBA

Pero el arte de Egipto no se limita a la construcción extraordinaria de sus pirámides, a la obra de sus
templos, y a las tumbas fabulosas que de vez en vez descubren los arqueólogos, Egipto desarrolló también
en el campo de las artes plásticas una obra excepcional por su enorme variedad y su calidad técnica. No era
un arte para la belleza. Ni los artistas ni sus mecenas buscaban en el arte egipcio encontrar la magia de la
belleza, como les ocurrirá siglos después a los griegos. El arte de Egipto es un arte práctico y utilitario al
estar íntimamente ligado a su función funeraria y al interés de la monarquía. Por ello es un arte de carácter
simbólico que además cambia muy poco a lo largo de los siglos, porque a la tradición secular que definía
todas las manifestaciones de la cultura egipcia, había que añadir las propias tradiciones asumidas por artistas
y talleres que eran muy difíciles de alterar, y a su vez la función de este arte, que le obliga también a
ejercitar siempre unas mismas formas de expresión, que de otra manera no se habrían entendido. En Egipto,
la imagen es su expresión, y también por ello apenas varía con el tiempo su forma de ejercitarla.

ARTE Y VIDA COTIDIANA

Un arte para sus dioses, para el mundo de ultratumba y para sus


faraones, principalmente, pero también un arte en el campo de las artes plásticas, que en ocasiones le hace
un guiño a la vida cotidiana y a las manifestaciones más simples de la belleza. Un arte por todo ello
fascinante, que nunca nos podrá dejar indiferente. Paleta de nadadora, Museo Británico, Londres

ARTE OFICIAL Y ARTE DE LO COTIDIANO

Tanto la pintura como la escultura o el relieve, adquieren en el Antiguo Egipto una


considerable importancia, tanto por ser un elemento complementario de la arquitectura
monumental, como por su propio valor propagandístico, lo mismo en lo referente al ámbito
religioso como al poder político. Por ello, las artes plásticas tienen en el arte egipcio un
mecenazgo principalmente oficial, que es el que explica la mayoría de las obras realizadas,
dedicadas bien a prodigar e insistir en el carácter eterno de sus faraones, o a recordar el poder de sus
numerosos dioses. No obstante, no deja de ser curioso en un arte tan rígido en casi todos los aspectos como
es el egipcio, que junto a este arte oficial, existan también numerosas obras que reproducen el Egipto
cotidiano, el de los seres sencillos que realizan sus trabajos mundanos. Suelen ser pequeñas obras en
contraposición a las oficiales, siempre mucho mayores, y que desarrollan unos valores de expresividad y
movimiento, de espontaneidad y frescura, que contrasta con las formas estereotipadas y rígidas del resto del
arte egipcio.

ESTEREOTIPOS Y CONVENCIONALISMOS

Ésta sería otra de las características de las artes plásticas egipcias, la dependencia de unas
formulaciones artísticas basadas en estereotipos y convencionalismos inflexibles, que además
se mantuvieron prácticamente inalterables a lo largo de la dilatada historia del Antiguo Egipto.
Tal vez la propia rigidez de la estructura política y social de aquella civilización, igualmente
inalterable a lo largo de milenios, explique también la continuidad formal del arte egipcio a lo
largo del tiempo, pero también su aislamiento geográfico y político, que dificultó la entrada de
influencias foráneas que pudieran variar ese carácter inalterable de su creatividad La diosa Hathor acogiendo
al farón Sethi I, Imperio Nuevo, h. 1280, Louvre, París.

EL DON DEL NILO

Desde Herodoto se viene repitiendo la expresión "Egipto es un don del Nilo".


De no ser por el Nilo, Egipto sería un inmenso desierto. Sin embargo, las aguas del
río, procedentes de las montañas del corazón de África, no sólo recorren el país de
sur a norte, sino que todas las primaveras se desbordan, fertilizando una estrecha
banda de tierra. En ella surgió la agricultura y, posteriormente, la cultura egipcia.
Las principales ciudades, desde Tebas a Tanis, pasando por Amarna o Menfis,
también se localizan junto al Nilo.

ARQUITECTURA Y VIDA EN EL MÁS ALLÁ

La arquitectura funeraria es sin duda una de las expresiones más espectaculares de


todo el arte egipcio, pero no hubiera sido posible sin el desarrollo profundo de una
religión que le daba una importancia absolutamente trascendental al fenómeno de la
muerte y la vida en el más allá. El egipcio para poder iniciar el viaje al mundo más allá de la muerte, debía
conseguir que permanecieran unidos los dos principios esenciales que constituían al ser humano: el ba, que
aludía al aspecto inmaterial o alma del ser; y el ka, o fuerza vital, que se relacionaba con el cuerpo y el
físico del sujeto. De ahí el interés de los egipcios por salvaguardar la apariencia física de los fallecidos, por
medio de la momificación o la realización de estatuas y máscaras funerarias, única manera de que ambos
aspectos del ser no se separaran en el otro mundo. De esta forma podía el difunto acceder a la barca del dios
Sol-Rah, que al llegar el ocaso lo trasladaba al mundo inferior, o de ultratumba, donde a su vez asistiría al
juicio de Osiris (imagen) que pesaría su alma y decidiría su futuro eterno.

IMPORTANCIA DE LA ARQUITECTURA FUNERARIA

Tan arraigada se hallaba la creencia en el mundo de ultratumba en el universo


religioso egipcio, que buena parte de su vida giraba alrededor de su muerte, lo que
puede parecer una paradoja, pero explica perfectamente el alcance y la tremenda
importancia alcanzada en esta civilización por la arquitectura funeraria. Al principio
sólo reservada al faraón, pero posteriormente ampliada también a las clases más
acomodadas. Es el inmenso poder económico y social acaparado precisamente por el faraón el que
permitiría obras descomunales dedicadas a su descanso eterno: primero las mastabas, que luego se
convirtieron en pirámides y posteriormente los hipogeos. Conjunto funerario de Gizeh, Imperio Antiguo, h.
2500 a. C.
FORMAS VEGETALES EN PIEDRA

Con la llegada de la tercera dinastía asistimos a una gran innovación


en las producciones arquitectónicas egipcias. La arquitectura de barro,
adobe y cañas, usada en el Predinástico y durante las dos dinastías
tinitas, da paso a una arquitectura funeraria realizada en piedra. El
nuevo material empleado ofrece su resistencia al paso del tiempo;
parece garantizar la eternidad. Por esa razón es utilizado en los edificios que van a albergar el ka del faraón.
La nueva arquitectura trata de traducir a los elementos pétreos los materiales vegetales que junto al adobe se
había utilizado en edificios funerarios más antiguos y que aún se usaban para las construcciones civiles. Los
techos, que antes se formaban con cañas unidas y troncos de palmeras, no se cubren ahora con piedras
planas, sino con piedras trabajadas que imitan los troncos vegetales. Las columnas, la gola que remata los
edificios, etc., son recuerdos ahora petrificados de elementos constitutivos de la primitiva arquitectura
egipcia. LÓPEZ GRANDE,Mª.J: Arte egipcio. En Arte egipcio y del Próximo oriente. Historia 16. Madrid.
1996, pp 55

MODELOS DE TUMBAS

La primera forma arquitectónica con fines mortuorios,


estaba constituida por un tronco de pirámide o cuadrado con
muros en talud. Las primeras se realizaron en ladrillo,
sustituido posteriormente por sillares de piedra perfectamente
MASTABA
escuadrados.

El segundo modelo será la forma típica de enterramiento real


durante el Imperio Antiguo. La perfecta ejecución de la obra y
la grandiosidad de sus proporciones impresionaban al visitante
PIRÁMIDE
con el vértigo de su altura. Como material se utilizó la piedra,
trabajada en grandes sillares asentados con tal virtuosismo
técnico que no dejaban fisuras en sus uniones.

El último ejemplo de construcción funeraria se desarrolló


durante el Imperio Nuevo, tratándose de una construcción que
HIPOGEO como su propio nombre indica, estaba excavada dentro de una
montaña, con una disposición interna que trasponía en cierto
modo las estancias de las anteriores construcciones.

SIMBOLISMO DE LAS PIRÁMIDES

La pirámide es, por excelencia, la tumba del soberano, de ahí que se revista
de un simbolismo especial. En primer lugar, se ha demostrado que fueron
concebidas mediante complejos cálculos numéricos, como es el caso de la de Keops, que recoge ciertas
medidas astronómicas. De hecho cada lado está perfectamente orientado a cada uno de los cuatro puntos
cardinales, y además, las cuatro aristas que provienen del vértice, simbolizan los rayos del dios Sol-Rah,
protegiendo a su hijo el faraón. Por otro lado, su forma apuntada y su gran elevación las hacía visibles desde
lejos, lo que también constituía un símbolo grandilocuente del poder político, capaz de sufragar semejantes
obras. Pirámides de Gizeh, Imperio Antiguo, h. 2500 a. C
LA PIRÁMIDE ESCALONADA

El primer proyecto fue una mastaba que contaba con una cámara
subterránea como lugar de enterramiento, y una estructura superior rectangular
construida en piedra caliza. Una vez concluida su construcción, se modificó el
contorno de la estructura superior ampliándolo en sucesivos trabajos en
anchura y longitud. Posteriormente se procedió a situar sobre su techumbre,
otras tres mastabas de tamaños decrecientes. Así se levantó un edificio
funerario de revolucionario diseño, compuesto por cuatro mastabas superpuestas en altura que formaban a
su vez una pirámide de cuatro grandes escalones. Por último, la base o primera mastaba, se amplió hacia el
norte y el oeste; se ampliaron asimismo, de forma proporcional, las otras tres mastabas y se situaron sobre la
última otras dos menores superpuestas, también de tamaños decrecientes. El resultado final fue una
espectacular pirámide de base rectangular, formada por seis grandes escalones. LÓPEZ GRANDE,Mª.J:
Arte egipcio. En Arte egipcio y del Próximo oriente. Historia 16. Madrid. 1996, pp 55. IMHOTEP, Pirámide
escalonada del faraón Zoser, Saqqara, Imperio Antiguo, III dinastía.

PARTES DE UNA TUMBA

En las tumbas, la momia del difunto se disponía en un pozo excavado bajo la construcción, donde se
hallaba la cámara mortuoria; otra estancia, el serdab, habilitada dentro de la edificación, contenía el doble
del difunto o ka, junto a diversas estatuillas y símbolos funerarios. En las pirámides como en la de Keops,
sobre la cámara mortuoria del rey se colocaban varios compartimentos de descarga, una cámara
inferior para la reina, y una cámara subterránea para despistar a los saqueadores. Hay que añadir a todo
ello una compleja disposición interna compuesta por largos corredores salpicados de trampas que evitaran
la profanación del rito de ultratumba.

EL TEMPLO

El peso enorme de la religión egipcia en todos los ámbitos de la vida, no se


limita exclusivamente al mundo funerario y de ultratumba, también se construyen
templos con una finalidad meramente devocional, especialmente a partir del
Imperio Nuevo. El inicio de este periodo coincide con la derrota y expulsión de los hicsos, que entre otras
cosas cambiará el sentido del poder monárquico de los faraones, ahora más próximos a lo humano que a lo
divino. Tal vez por ello se potencia el culto a los dioses y en especial al dios Amón, que tenía en Tebas,
capital del Imperio Nuevo, su principal centro de devoción. Allí destacan principalmente los grandes
templos de Luxor y Karnak. También se construyen en esta época templos de carácter funerario,
hipogeos en su mayoría, localizados en lugares distantes para evitar su localización y su saqueo, es el caso
de los que se construyen en el valle de los Reyes y de las Reinas, cercanos a Tebas, o los mucho más
alejados de Abú Simbel.

PARTES DEL TEMPLO

Básicamente, el templo clásico del Imperio Nuevo constaba de dos


grandes sectores: el abierto a los fieles y el reservado al personal sagrado. El
primero lo componía un dromos o avenida flanqueada por numerosas
esfinges; un pilono o puerta monumental realzada con obeliscos; un primer
patio porticado o pronaos y una sala hipóstila, dividida en dos o más naves. A continuación se pasaba a las
estancias del segundo sector, de acceso restringido, y constituidas por otro pronaos o sala de ofrendas y un
naos o santuario con el tabernáculo para la estatua del dios. Todas estas estancias suelen estar rodeadas por
capillas para divinidades secundarias, almacenes, viviendas y hasta un lago sagrado. Un grueso muro aislaba
estas dependencias del muro exterior. LARA PEINADO, J: Lo mejor del arte egipcio, 1997

UNA ARQUITECTURA DE LÍNEAS RECTAS


La arquitectura egipcia, tal y como se manifiesta en sus templos, es una arquitectura adintelada, por
tanto de formas rectas y horizontales, que a su vez se combinan con las verticales: obeliscos, pilonos y
soportes. Todos ellos encuentran una relación íntima con la naturaleza del entorno a la que se le asignan
valores religiosos: los obeliscos representan el rayo de sol y representan por ello la inmortalidad, y los
pilonos, simbolizan las montañas que flanquean el disco solar, así como los acantilados que se extienden a
cada lado del valle del Nilo, de tal forma que por la puerta de acceso parecería penetrar ese caudal de vida
que era el río y que parece invadir el templo con su cauce sagrado. Pilonos y obeliscos, Templo de Luxor,
Imperio Nuevo.

COLUMNAS Y CAPITELES

Entre los elementos de soporte se utilizan preferentemente columnas que presentan el fuste liso o
estriado. Sus capiteles también son variados, y en muchos casos hacen alusión a la naturaleza del entorno.
Entre los modelos habituales más utilizados se hallarían: los capiteles lotiformes, que reproducen la flor de
loto, una planta acuática de hojas muy grandes, peciolo delgado y forma cerrada a modo de campana
invertida, que es muy abundante en el Nilo; capiteles palmiformes, en forma de hoja de palmera; o
capiteles papiriformes, que reproducen en este caso la forma del papiro, otra planta característica del Nilo,
formada en este caso por una caña lisa y cilíndrica que acaba en un penacho de forma acampanada.

Capitel Lotiforme Capitel Palmiforme Capitel Papiriforme

LOS OBELISCOS

Los reyes, por una cierta rivalidad entre ellos, hicieron de esta piedra unos bloques largos
llamados obeliscos, consagrados a la divinidad del Sol. En la superficie se halla la representación
de sus rayos, y eso es lo que significa el nombre en lengua egipcia ("teche": rayo u obelisco). El
primero que instauró esta costumbre fue Mesfres (Tutmés III), que reinaba en la ciudad del Sol y lo
hizo obedeciendo una orden recibida en sueños…PLINIO: Historia Natural. Libro 64. Sobre las
maravillas de Egipto. En TORREGO, E: Plinio. Textos de Historia del arte. Visor. Madrid 1987,
pp. 147-148

LAS FORMAS ESCULTÓRICAS

En el caso de la escultura puede observarse un acusado hieratismo o falta de movimiento,


una simetría clara y la sujeción a los principios de la llamada "ley de la frontalidad". A ello se
puede añadir, en determinados casos, el toque de solemnidad, idealismo, seriación y
expresionismo, lo que confiere a esculturas y relieves una definida personalidad propia.
Asimismo, las estatuas presentan fijaciones tipológicas que se mantienen durante milenios,
caso del adelantamiento del pie izquierdo de las figuras o el diferente tamaño dispensado a las mismas,
según se trate de dioses, faraones, simples humanos o animales. El deseo de la perdurabilidad de la obra por
una serie de motivaciones religiosas y psicológicas obligó a los artistas -en su mayoría anónimos- a que
confeccionaran sus obras en materias duras y sin apenas delinear volúmenes, sometiendo así sus labras a
esquemas prismáticos o cúbicos, en los cuales lo más llamativo lo constituyen los brazos, siempre lo más
posiblemente unidos al cuerpo. Modelado sobrio, elegantes figuras y perfiles, pulimentado y coloración
simbólica -pardo rojizo en las figuras masculinas, ocre claro en las femeninas- son otras tantas
características de la plástica. LARA PEINADO, F., Lo mejor del arte egipcio, Madrid, Historia
16, 19. El sacerdote Fifi y su esposa, Imp. Antiguo, M. El Cairo

EL CANON EN ESCULTURA
Los egipcios, pueblo, como se sabe, eminentemente agricultor, debido a la fertilidad de sus tierras
abonadas anualmente con el limo del Nilo, habían desarrollado desde muy antiguo las técnicas de
agrimensura. Ello les familiarizó con la geometría y el cálculo aritmético. Estos conocimientos técnicos los
aplicaron a la totalidad de su arquitectura, caracterizada, entre otras peculiaridades, por unas proporciones de
acuerdo a determinados módulos. Como no podía ser menos, la escultura, el relieve y la pintura los
acomodaron asimismo a determinadas medidas, tomadas a escala humana (dedo, puño, codo),
produciéndose con ellas ejemplares de todo tipo de tamaños, desde las figuras más colosales -ningún pueblo
superó al egipcio en monumentalidad- hasta las más diminutas. LARA PEINADO, F., Lo mejor del arte
egipcio, Madrid, Historia 16, 1997, págs. 10-11. Triada de Micerinos, Imp. Antiguo, Museo de El Cairo

LA REPRESENTACIÓN DEL CUERPO

Para los egipcios, cada cosa debía ser representada en su aspecto más característico. En la
figura de la izquierda se aprecian los efectos que produjo esta idea en la representación del
cuerpo humano. La cabeza se veía mucho más fácilmente de perfil; así pues, la dibujaron de
lado. Pero si pensamos en los ojos, nos los imaginamos como si estuvieran vistos de frente. De acuerdo con
ello, ojos enteramente frontales fueron puestos en rostros vistos de lado. La mitad superior del cuerpo, los
hombros y el torax, son observados mucho mejor de frente, puesto que así podemos ver como cuelgan los
brazos del tronco. Pero los brazos y los pies en movimiento son observados con mucha mayor claridad
lateralmente. A esta razón obedece el que los egipcios, en estas representaciones, aparezcan tan
extrañamente planos y contorsionados. Además, los artistas egipcios encontraban difícil presentar el pie
desde afuera; preferían perfilarlo claramente con el dedo gordo en primer término. Así, ambos son pies
vistos de lado y la figura aparece como si hubiera tenido dos pies izquierdos. GOMBRICH, E, Historia del
Arte, Madrid, Alianza, 1981, p. Paleta de Narmer, Imp. Antiguo, M. El Cairo

CONVENCIONALISMOS PICTÓRICOS

En la pintura egipcia predomina el dibujo sobre el color, de modo que las figuras se
caracterizan mediante líneas, creando zonas posteriormente coloreadas con tintas planas, es
decir, sin degradación tonal. Las figuras suelen situarse siguiendo un convencionalismo en su
disposición, de forma que el cuerpo permanece de frente, mientras la cabeza y las piernas se
colocan de perfil. El espacio y por tanto, la profundidad, no existen y las figuras aparecen en un solo plano,
si bien se usa el primitivo recurso de la repetición de perfil, sugiriendo la superposición de una figura sobre
otra para intentar crear la sensación de que hay varios planos de profundidad. Precisamente para suplir la
falta de espacio y dotar de mayor flexibilidad a la composición, las escenas se estructuran en registros,
bandas con filas de personajes en un solo plano. MARTINEZ BUENAGA, I., MARTINEZ PRADES, J. A.,
MARTÍNEZ VERÓN, J., Historia del Arte, Valencia, ECIR, 1999, pág. 126. Pinturas de la tumba de
Imenherkhopchef, Imp. Nuevo, Tebas

UNA PINTURA IDEOGRÁFICA

Un arte eminentemente ideográfico como es el egipcio, es decir un arte que basa la


comunicación de sus ideas a través de imágenes, tiene lógicamente un importante
contenido iconográfico. No sólo personajes concretos o figuras, sino detalles,
complementos, vestimentas, posturas o actitudes tienen habitualmente una fuerte carga simbólica. Para poder
desentrañar ese lenguaje iconográfico, es decir para poder interpretar el contenido y el significado de sus
imágenes, hay que conocer las principales ideas que son propias de aquella cultura, fundamentalmente de
carácter religioso y político: el protagonismo del faraón, sus poderes políticos y religiosos; ideas sobre la vida
de ultratumba; el panteón religioso egipcio, Egipto como Doble país, es decir como unión entre el norte y el
sur del valle del Nilo, su cosmología, etc. Papiro del Libro de los Muertos, Imp. Nuevo, Museo Británico,
Londres.

SIMBOLÍSMOS E ICONOGRAFÍA
La pintura y la escultura egipcias desarrollaron una iconografía compleja para la representación de sus
personajes: el faraón, la vida de ultratumba, los dioses, se caracterizan por una simbología específica y
rígida. Para ver algunos ejemplos, haz clic sobre cada uno de los temas.

PAÍS: Una corona baja de color rojo representa el norte y una corona alta de color blanco el
sur. Ambas coinciden en los atributos del faraón. El norte es una abeja; el sur es un junco. Sema
tauy, o unión del del papiro (norte) y el loto (sur).

FARAÓN: Hombre de noble aspecto con una corona doble (pschent) que representa las dos mitades
del país unidas en su persona. A veces se representa como un halcón pues es la encarnación de
Horus. Otros atributos: el báculo o hega y el flagelo o nekhakha, a su vez atributos de Osiris Barba
postiza como la que llevaban los habitantes del Punt, tierra de la que los egipcios creían que eran
originarios la mayoría de sus dioses.

BIEN: Se representa en la figura del faraón, venciendo a un enemigo al que agarra de los cabellos
y golpea su cabeza.

BA: Se representa por un pájaro con cabeza humana.

KA: Se representa a través de la imagen del difunto arrodillado con los brazos alzados hacia
las alturas.

ALMA: El pesaje del alma, después de la muerte, es representado por una balanza manejada
por el dios Anubis.

ANUBIS: Es el dios de la muerte. Tiene forma humana y cabeza de chacal.

OSIRIS: Señor de los muertos, simboliza la inmortalidad. Se le representa sentado en su trono


acompañado de Isis y Neftis.

HORUS:Hijo de Osiris e Isis. Sol naciente y encarnación del faraón. Se representa como un halcón

ISIS: Hermana y mujer de Osiris y madre de Horus. Se le representa junto al trono de su marido, o
como un trono en sí mismo, porque ella es el trono de Horus.

NEFTIS: Hermana de Osiris (figura de la izquierda). Se le suele representar junto al propio Osiris e Isis.
PROCESOS Y TÉCNICAS

En las tumbas en las que la decoración pintada no se ha terminado es posible


observar las distintas fases de trabajo que llevaban a cabo los pintores organizados en
cuadrillas. Primero se dibujaban los contornos de las figuras que componían la
decoración. Ese dibujo era preciso y se atenía a unas pautas de representación fijadas y
a unos cánones y proporciones que afectaban al tamaño y la disposición de las figuras y
de los textos (...). Una vez trazadas las imágenes se procedía a colorearlas. Para ello los
“escribas de los contornos” actuaban en cadena. Uno de ellos comenzaba por cubrir
todos los tonos de un mismo color (...) por ejemplo los colores rosados de la piel de las
mujeres o el marrón rojizo de los hombres. A continuación otro “escriba de los
contornos” se ocupaba de colorear los blancos de los faldellines masculinos, de los vestidos femeninos, de
las cuencas de los ojos (...). Después otro miembro de la misma cuadrilla coloreaba los verdes de los tallos
(...). Finalmente, otro pintor cubría los colores negros…BENDALA, M., y LÓPEZ, Mª J., Arte egipcio y
del Próximo Oriente, Madrid, Historia 16, 1996, pá. Tabla de dibujo sobre madera, Imperio Nuevo

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