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Martínez de Sousa, José [1993] 22015: Diccionario de redacción y estilo. 4.ª edición. Madrid: Pirámide.

[476] vulgarismo. VOZ POPULAR. <> 2. Fenómeno del lenguaje (forma de barbarismo) que consiste en el
empleo de palabras o expresiones propias de la lengua hablada por el estrato menos culto de la
población, inadmisibles en la lengua usual. ( BARBARISMO; LENGUA VULGAR; MALAPROPISMO.)
Los vulgarismos consisten en:

1) la utilización de tiempos verbales regulares no usuales, en vez de las formas irregulares


correspondientes, como andé por anduve, cabió por cupo, cabo por quepo;
2) el empleo de ciertas formas fonéticas consistentes en juntar la a de una a un abreviamiento,
convertido así de femenino en masculino, como un afoto, un amoto, un arradio, en vez de una
foto, una moto, una radio, respectivamente;
3) la sustitución fonética de unas letras por otras, como Madriz por Madrid;
4) el empleo de deformaciones de las voces patrimoniales, como arrellenarse por arrellanarse;
5) la utilización de cultismos mal asimilados, como un miasmas por unos miasmas;
6) el empleo de neologismos de invención particular o desafortunados: endiñar por dar, endilgar.

[420-421] registro. Nivel o modalidad expresiva que adopta el hablante teniendo en cuenta quién es el
receptor o la situación, intención o contexto comunicativo: familiar, coloquial, técnico o científico,
académico. (Sin.: registro idiomático.)
«La lengua dispone de tres medios básicos de expresión, como ha recalcado Ortega y Gasset (lecciones
del Instituto de Humanidades): uno es el que podemos llamar normal; este se bifurca, y entonces, o bien
asciende su expresión —usando el registro solemne o culto—, y se hace refinada, o bien desciende —
empleando el registro burlesco o vulgar—, y se torna popular o plebeya»
Bleiberg, Germán (1972) en Germán Bleiberg y Julián Marías (dirs.), Diccionario de literatura española,
Madrid: EDAF, 729.

Casares (1961: 37-38) lo expresaba así: «Desde las voces llamadas poéticas hasta las groseramente
jergales se extiende toda una escala de valores, de signo positivo o negativa, en la que corresponde el
cero a la expresión que podríamos llamar “neutra”, es decir, la que no está impregnada de intención
meliorativa ni peyorativa […]. Con igual propiedad y ausencia de matices decimos que ha muerto un ser
querido, un enemigo odiado, una venerable abadesa o el lorito de la vecina. A partir de este cero
empiezan hacia arriba los eufemismos atenuantes, las metáforas, las intenciones trascendentes: fallecer,
expirar, acabar, finar, pasar a mejor vida, dormirse en el Señor, subir al cielo [cursivas mías], etc. Si
decimos que ha expirado o que ha fallecido la gata del portero, ya entramos en el reino de lo risible.
Contando desde el cero hacia abajo hallamos “espichar”, “palmar”, “hincar el pico”, “estirar la pata”, etc.,
voces todas ellas teñidas de plebeyez […]» (v. t. Casares, 1961: 256) ( NIVEL DE LENGUA; NIVEL DE
LÉXICO.)
Casares, Julio (1961): El humorismo y otros ensayos. Madrid: Espasa-Calpe.

[421] Cuadro R2. Registros

Culto Normal Familiar o vulgar


lecho cama Cucha, catre, sobre
facultativo, galeno médico matasanos
fenecer, fallecer morirse palmar, estirar la pata,
fígaro barbero ………….
laborar trabajar Laburar, currrar, agarrar la pala
marcharse irse Pirarse, pegarse el palo,
medios, posibles dinero Pasta, guita, parné, biyuya, papota
odontólogo dentista sacamuelas
rostro, faz cara jeta, careto,
sustraer, hurtar robar chafar
testa cabeza coco, cabolo, capocha

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