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Es interesante ver que si uno regresa la mirada al pasado en busca de una historia del cine, realmente

será muy difícil encontrar esa historia única del cine, pues el devenir del cine en diferentes lugares del
mundo se ha visto marcado por las diferentes cuestiones culturales e historiográficas de cada uno de
esos lugares. Sin embargo, a pesar de ese bagaje de historias del cine tan amplio, se puede encontrar en
algunas épocas, un modelo o una caracterización que ha permitido a lo largo del tiempo definir los
estilos y propuestas generadas por una serie de películas o directores que significan algo representativo
dentro de lo considerado como historia del cine.

Ejemplo de ello tenemos la iniciación del cine con los hermanos Lumier, un tipo de cine expresionista
alemán, los principios del documental, o proyectos de Rusia, Francia o el mismo cine experimental.

Por lo cual es curioso encontrar el arduo trabajo que se ha desarrollado en torno a encontrar o al menos
una aproximación a esa historia del cine colombiana, que al igual que el cine mundial, ha estado
marcada por una gran variedad de matices tanto técnicos como temáticos, que dificulta su
categorización.

Es por esto que la obra a modo de ensayo de Pedro Zuluaga, “Cine colombiano: cánones y discursos
dominantes”, constituye una obra de obligatoria lectura para entender todos los procesos que acompañan
la rica historia del cine colombiano, pues al presentar una tesis en procura de la búsqueda y
entendimiento de como el cine colombiano presenta un desarrollo continuo, llevándolo a un análisis de
un posible canon que permita representar la vasta producción cinematográfica del país.

Remalcando que no se limita en el aspecto de una historia del cine de Colombia, sino abarcando una
serie de elementos que conforman todo el ambiente del contexto del cine; siendo el más importante y al
cual le da más cabida dentro del texto, al mundo de la critica que suscita las continuas formas de hacer
cine. De tal manera que lo que busca es llegar a un puto de análisis de los diferentes frentes que
permitieron o permiten los procesos historiográficos y críticos del cine, procurando categorizarlos
dentro de canones propuestos, ya sea a través de la misma critica o por medio de las mismas
producciones cinematográficas.

Teniendo pues que uno de los aspectos mas importante de la obra es la critica frente al cine, el ensayo
abre con su primer capitulo “Cannon, cie colombiano y critica: consensos y disensos”, en el cual en
primer lugar presenta la concepción que se tiene del termino “canon”, presentándolo por un lado como
algo dictado a partir de una institucionalización a modo de normativas a seguir, de tal suerte que se tiene
la concepción de que ya ha sido establecida y su lugar dentro de su campo es inamovible, un asunto que
el mismo autor remarca, a atraído las invectivas de ciertos sectores pues argumentan que el establecer
un canon es enmarcarse dentro de una ideología.

La intención de Zuluaga es pues, tomar al aspecto de canon desda la visión de una institución como lo es
la critica, pues resulta interesante el hecho que mensiona el autor que se refiere a que el cine colombiano
no obedece a un aspecto académico, y ni siquiera a uno comercial, como lo podrían ser el cine francés y
el de la mayoría de producciones de Hollywood, respectivamente. El intento continuo para definir los
caminos del cine colombiano se han influenciado a partir de la critica, una critica que al igual que el cine
también ha ido presentando un desarrollo, generando la creación de revistas especializadas en cine como
Guiones, al igual que la creación de centros de conservación y promoción del cine colombiano y
general, como la Cinemateca distrital.

Presenta además como la misma visión exterior del cine colombiano a contribuido a la identificación del
discurso del cine Colombiano, resaltando las palabras de Laurence Kardish en la exibicio en el MoMA,
en las que ubica al cine colombiano en una forma de convertir los aspectos negativos de una cultura en
algo misterioso.

Sin embargo la critica será la que podrá dar cuenta de la formación del cine colombiano, pues aunque el
autor reconoce que la critica del cine no ha sido estable, es posible determinar supuestos de
institusionalizacion, que permitirá dar cabida al análisis del cine en cada época, una posición que el
autor argumenta con la exposición de Angel Rama, donde para este ultimo la critica funge a modo de
intelectualización. Una critica que a su vez a actuado junto con los artífices del cine, directores, actores,
con el fin de propiciar el camino que el cine va a seguir al atravesar diferentes cambios dentro de su
ambiente.

Se tiene pues una época previa a los 70´s, un cine donde los principales componentes de esta industria,
(según Martinez Pardo, el desarrollo industrial, el desarrollo del lenguaje y la proximidad aal gusto
popular), pero que gracias a la labor de la critica se va a trabajar en la caracterización de ese cine de
discursos tan cambiantes. Ejemplo de esto es la mension que el autor realiza sobre Camilo Correa, que
inicia una critica al cine colombiano de los 40´s supeditado a los canones de cine de otras corrientes de
lugares como Mexico o Usa.
Para pasar a una critica de los 60, caracterizada por buscar una apreciación más profunda a la anterior,
evidenciando en esto, una evolución de la critica, de una que no procuraba el mejoramiento del mismo
cine, sino de una mera visión a modo de espectador pasivo, visión que el autor trae a colación por medio
de Juan Gustav Cobo, pasando a una critica que, fomentada por la creación del Cineclub y su trabajo en
el establecimiento del cine como patrimonio, se enfoca en n campo de analiss mpas intelectual.
Recordando incluso, el trabajo de Gabriel Garcia marque o Valencia Goelkel quienes criticaba al
sistema de Hollywood y remarcaba la posibilidad del crecimiento del cine colombiano, a pesar, según
Zuluaga, de escasos recursos audiovisuales.

Criticas que fomentan la creación de revistas especializadas en los 60´s y que permiten obtener una
visualización del cine contemporáneo a su época, teniendo un cine que en comparación con el
Latinoamericano, no es comprometido con la creación de un cine beligerante. Así continúa la creación
de textos como el de Martines pardo 1978 histtoria del cine colombiano, una visión desdes el punto de
vista temporal del cine, pero que según ek crictico Alberto Aguierre, no suple con la condición
verdadera de hitoria pues el cine colombiano no presenta una caracterización definible, es pues , una
suerte de producciones esporádicas sin ningún orden, pues Pardo incluye una serie de películas que
cataloga como iniciadoras de algo, pero que por sus tendencias tan disidentes es difícil categorizar
dentro de un canon estable. El autor recalca que es en este tipo de criticas continuas donde se mira la
dinámica que presentacra la critica como intitucion generadora del cien colombiano.

Para el segundo capitulo “Textos y lugares de ennciacion en la invención del cine colombiano”, el autor
nos hace entender la importancia que marca la obra de Pardo, pues aune temáticas el cine colombiano
que se creían muy dispersas, y que motiva “nuevos envites críticos ”, donde Zuluaga manifiesta que el
cine colombiano es posible ver a modo de un documento en función de una elaboración historiográfica
que va a carecterizar los cambios culturales que propician los cambios del discurso.

En el texto “Miradas panorámicas, descalificaciones umarias”, se tiene una visiona del canon o
caracterización para el cine colombiano de una manera en que se debe tomar la conciencia nacional
dentro de sus producciones, por lo cual se debería valer de un documental comprometido con exponer
las problemáticas colombianas, sin embargo este tipo de canon porpuesto por Carlos Alvares, según el
autor omite producciones pasadas a los 60 y limita a los directores a reinventar la forma de crear cine.
Por otro lado se tiene a Salcedo Silva que procura valorar ese cine inicial, que para Zuluaga muy a pesar
de las falencias en las entrevistas que sustentan la obra de Silva, promueven la creación de espacion
como la Cinemateca Distrital. Mientras que el texto de Mayolo y Arbelaez igual tratan del cine
contamporaneo ante la falta de recursos del cine anterior, y caen también en un canon de un cine
centrado en la realidad excluyendo cualquier otra manifestación.

En la sección “La tentación de hacer tabula rasa”, el autor se fundamenta en la creación de cánoes que
de igual manera omiten la presencia de otros productos, asi mmenciona como canon a “Camilo el cura
Guerrillero” en base a una percepción de elogios dada por Hernando Valencia Goelkel, y pasa a otras
películas canonicas producidas en los 80´s, al representar las comunidades marginales de Colombia;
mientras que por el otro lado el autor especifica que la creación de listas de Cánones en base a la
inlusion o a la omison de películas dadas por la caracterización del critico hace que cada una de esas
listaas sean parte del canon del cine colombiano.

Ademas se presenta una reflexión de como el cine colombiano es visto como la manifestacion y
representación de la violencia por la cual el país ha atravesado, esto en base a obras de Ilene S. Goldman
y Rory O´Bryen, y que este es un cine significativo pues se acerca a las condiciones y contexto del
mismo espectador. Por otro lado gracias a textos de Suarez Y Osorio, el autor impregna a la importancia
del canon a partir del marco del análisis, pues Osorio manifiesta que el cine presenta un modo de reflejo
de la sociedad en el cual, la misma sociedad tendrá otra perspectiva. Un aspecto que Zuluaga resalta con
la autora Alejandra Jaramill, donde el mismo Zuluaga hace visible como esta autora mantiene la
posición de la violencia dentro del país como base fundamental del cine colombiano, y establece a una
nación enferma, ruinas y el archivos como simientos del cine documental del periodo que analiza

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