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Escribo poesía porque no puedo evitarlo: Hermann Bellinghausen

En medio del bullicio de la tarde, la poesía de Hermann Bellinghausen no sólo resonó en el salón
Filomeno Mata del Palacio de Minería, sino también en el corazón de quienes asistieron a la
presentación de su poemario más reciente, En canto, publicado por la Universidad Autónoma de
Nuevo León (UANL).

Dentro de la Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería (FILP), el autor compartió sus
poemas amorosos que hablan de ausencia, de búsqueda y de misterios. Son textos de deseo, ese
que nace en la curva de la espalda o en la dulzura secreta de unos brazos, imágenes sobre la
entrega amorosa y el cuerpo femenino.

En la presentación, que se realizó el viernes pasado, el también articulista y reportero de La


Jornada explicó que su poemario está dividido en tres estaciones: la primera parte la integran 10
canciones, la segunda un largo intermezzo y la tercera se trata de poemas con resonancias árabes
o andaluzas.

Hermann Bellinghausen recordó que la poesía fue lo primero que empezó a escribir; desde
entonces nunca ha dejado de hacerlo. “Las etapas de mi vida me han llevado a caminos que
parecieran muy diferentes: primero la medicina, después el periodismo, pero en realidad es
porque debía hacer algo con el resto de mi vida.

En realidad es lo que siempre he hecho y me ha permitido seguir con mi trabajo; he pensado que
esto me ha salvado de estar loco; ni siquiera lo hago por una razón específica, lo hago porque no
lo puedo evitar.

Hermann Bellinghausen aseguró que nunca se retirará de la poesía y que morirá escribiendo. Es un
trabajo difícil, lo tomo en serio, pero siempre siento que me falta todavía, porque uno nunca
acaba de ser bueno.

El poeta, quien también ha publicado libros como La hora y el resto, Ojos de Omán, De una
vez y Ver de memoria, reconoció que la naturaleza está presente en su poesía sin que se lo
proponga, pues ha vivido buena parte de su vida a la intemperie.

He tenido la particularidad de que desde muy chico he estado en contacto con la naturaleza,
incluso mi trabajo como periodista ha sido mucho en zonas rurales, añadió Bellinghausen.

Obra siempre atenta a la cotidianidad

Como parte de la presentación del libro, las actrices Ana Bellinghausen, hija del autor, y Daniela
Arroio leyeron algunos poemas, entre ellos Primera, Séptima y Canción diez y al final, el poeta
leyó Sangre sin fin.

También se leyó el texto del poeta Rafael Torres Sánchez que se incluye en el poemario, en el que
expresa que Hermann Bellinghausen “no tiene problemas para reunir la prosa y la poesía en
entregas periodísticas y reportajes (Crónica de multitudes, Acteal, Crimen de Estado), cuentos y
relatos (Encuentros con mujeres demasiado guapas, La entrega, El telar de los gallos –Premio Anna
Seghers 1999–, Al filo y de varia invención y Aire libre) y poemarios (La hora y el resto, Ojos de
Omán, De una vez, Ver de memoria, Trópico de la libertad, Memorial del astronauta) que han ido
dando cuerpo a una obra atenta a la cotidianidad y a las nubes que la sobrevuelan, ya indesligable
de los fines de un siglo y los principios de otro, con todo y milenio”.

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