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Revista de Liter°at ura Hispanoamericana

No. 48 , Enero-Junio , 2004: 7-24


ISSN 0252-9017 - Dep. legal pp 197102ZU50

Viaje a la narrativa de Luis Sepúlveda.


Escribir la ecología : la nueva mirada
del escritor viajero

Daniuska González
Universidad Simón Bolívar Caracas, Venezuela.

Resumen
Operando en espacios fragmentados y de cambios discursivos, la no-
velística latinoamericana de los años noventa del siglo XX se ha estructura-
do, en general, a partir del canon postmoderno. Pensar esta narrativa supone
el registro de ciertas prácticas del ejercicio escritural postmoderno, que fluc-
túan desde la aprehensión de temáticas anteriormente soslayadas, hasta un
contar que, con elementos de la oralidad y de la vida cotidiana, se desliga de
aquella "larga serie de oposiciones coercitivas típicas del modernismo, como
las del realismo y lo fantástico, (...) la forma y el contenido" (Compagnon,
Antoine [ 19931: Las cinco paradojas de la mo(lernidad. Caracas: Monte
Ávila Editores; p. 108). En este campo del discurso ficcional, dialoga la obra
del escritor Luis Sepúlveda (Ovalle, Chile, 1949), construida desde sistemas
de representación contemporáneos, y cuyas marcas textuales apuntan hacia
la conformación de una escritura que, mediante un relato progresivo de vi-
vencias que posibilita el viaje por el mapa suramericano -y al cual tonifica
una experiencia recurrente de la aventura-, entra en interacción con una de
las sensibilidades fundamentales de finales de siglo: la ecología. El ensayo
"Viaje a la narrativa de Luis Sepúlveda. Escribir la ecología: la nueva
mirada del escritor viajero", pretende leer la novela de viajes sepulveana
como una palabra continua que crea un nuevo lugar, en el cual se arma una
conciencia hacia el entorno natural que se atraviesa, en medio de una movi-
ble geografía política, ideológica y económica.
Paabras lave: Ecología, novela de viajes, concicncia ecológica.

Recibido: 15-02-04 • Aceptado: 15-03-04


Daniuska González
ó Reivista de Literatura Hispanoamericana No. 48, 2004

A Journey Through the Writings of Luis Sepúlveda:


Writing Ecology: A New Look at the Traveling Writer

Abstract
Operating in fragmented spaces and discursive changes, the Latin
American narrative of the 1990s has been structured, in general, based on
the postmodern style. Reflecting on this narrative pre-supposes the registry
of certain practices in the exercise of postmodern writing, that fluctuate
from the apprehension of previously sianted themes up to and including
elements of orality and of daily life, Sepúlveda breaks away from that
"long series of typical coercive oppositions to modernism, such as those of
realism and of what is fantastic, (...) the forros and the contents" (Compag-
non, Antoine [1993]: Las cinco paradojas de la modernidad. Caracas:
Monte Ávila Editores; p. 108). In this field of fictional discourse, the
works of Luis Sepúlveda carry on a dialogue (Ovalle, Chile, 1949), built
on contemporary representation systems, the textual demarcations which
point towards the conformation of a style of writing that, by means of a
progressive relatory of experiences that facilítate a trip through the South
American map way -and which strengthens a recurrent experience of the
adventure-, enters into interaction with one of the fundamental understand-
ings at the end of the century: ecology. This essay "A Journey Through the
writings of Luis Sepúlveda' narrative, writing ecology: a new look at the
traveling writer', seeks to read the novel of trips as a continuous wording,
that creates a new place, in which one is armed with a conscience toward
the natural environment that is crossed, amid a movable political, ideologi-
cal and economic geography.

Key words : Ecology, travel novel, ecological conscience.

Por todos los astros lleva el sueno


pero sólo en la tierra despertamos...
La tierra amada día tras día,
maravillosa, errante,
que trae el sol al hombro de tan lejos
y lo prodiga en nuestras casas...
La tierra es el único planeta
que prefiere los hombres a los ángeles.
De Terredad, Eugenio Montejo

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Viaje a la narrativa de Luis Sepúlveda.
Escribir la ecología: la nueva mirada del escritor viajero 9

Introducción quetamiento a la duda perenne en


que se vive: la postmodernidad.
A la sociedad contemporánea la Así, encabalgando nociones so-
ha atravesado un tiempo de cambio ciales, ideológicas y políticas, la
en su formación discursiva. Las cultura, y dentro de ella, la literatu-
perspectivas que aparentemente ra, se ha hecho eco de la inundación
alumbraban un futuro previsible, de teórica postmoderna, y conceptos
estabilidad y pertenencia a ese terri- que parecían internamente sólidos
torio romántico del bienestar global, como el de la modernidad, pasaron a
han quedado atrapadas para la retó- ser referencia en un orden cultural
rica de ciertos textos idealistas, y ya discutido. De las fronteras que hasta
sólo permanece en la realidad finise- hace pocos años se levantaban vigo-
cular una sensación de agotamiento rosas -las diferencias esenciales en-
e incertidumbre, y, sobre todo, de tre el contenido y la forma, la escri-
descreimiento. La figura omnipoten- tura para las élites y para las masas,
te del Dios cristiano ha pasado a ser y la pureza o el comprometimiento
una de las tantas piezas que encajan de la escritura, entre otras-, ahora se
en el rompecabezas de las filosofías divisan ruinas, y el cambio constan-
profanas, porque la movilidad reli- te en la episteme recuerda que toda-
giosa, así como la ideológica, con- vía es tiempo de transformaciones y
vierten también al paganismo en po- desestabilización.
sibilidad de ascenso espiritual, y no
... la sensación del final de esto o aquello
es momento tampoco para volver a
(de la ideología, del arte o de las clases
escuchar el galope uniformante de
sociales; la "crisis" del leninismo, de la
algún caballero cruzado. El tarot, los
socialdemocracia o del Estado del bie-
mass media con su cultura de homo-
nestar, etc.); en conjunto, quizás de todo
geneización, la caída de los gobier-
esto constituya lo que, cada vez con más
nos de ideología marxista, la crisis
frecuencia, se llama postmodernidad. (Ja-
espiritual de la sociedad capitalista,
meson 1996: 23).
y las cartas astrales como respuestas
cada vez más valederas para regular Postmodernidad que, para la crea-
la vida, han conducido al hombre ción literaria, convenciona nuevos
contemporáneo a un itinerante flujo esquemas y trata de separarse de al-
de existencia, sin ninguna fe en lo gunos de los binomios que legara el
que vendrá. En un nuevo siglo, las modernismo, como el de la tradición
interrogantes prevalecen sobre las y la novedad.
certezas, y al límite al que más se ha Para Lechner, "el discurso pos-
llegado, es al de encontrarle un eti- moderno expresa un nuevo estado
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de ánimo" (1988: 30), de ahí que en les-, y que los cartografía para dejar-
el acto de escribir se alienten otros los afirmados en la memoria que
anhelos no tomados en cuenta con permite construir la palabra.
anterioridad. Voz que pretende redi- El viaje de la escritura coincide
mir del desconcierto y de la pérdida con ese mapamundi itinerante de la
de fe, la escritura propone un espa- geografía contemporánea, donde de-
cio que hace de los múltiples frag- saparece visualmente lo que no lo-
mentos de la dispersión contemporá- gra afianzarse por medio de la letra:
nea, un vitral sobre el que se espejea selvas abrasadas por un supuesto
la posibilidad de comprender, aun- afán civilizatorio, regímenes con
que sea fugazmente, por cuál cami- violentas transformaciones internas,
no transita la sociedad. Si ya no pue- los cuales cambian en momentos su
de hablarse de determinar una ver- status político, razas indígenas o in-
dad, en el sentido bartheano del tér- dividuos marginados, de quienes
mino, al menos la palabra permane- sólo se presiente la existencia por el
ce como la salida para que al hom- registro de las novelas.
bre no se le cierre completamente el Como si se tratara de asentarlos en
túnel de sus antiguas certezas. las páginas de una antigua carta de
Y esta palabra de respuesta es la navegación, los puntos sobre los que
que trata de formarse en la novelísti- se reflexionará aproximan coordena-
ca de Luis Sepúlveda (Ovalle, Chile, das que, al cohesionarse, revelan las
1949). Un recorrido de lectura por su principales preocupaciones del hom-
obra descubre la presencia de tópicos bre postmoderno. Porque la escritura,
que se engarzan con las preocupacio- además de dibujar el espacio físico,
nes de este cierre de siglo postmo- también permite comprender, aunque
derno: la ecología, la constitución es- sea fragmentariamente, estos finales
crituraria de un sujeto viajero "caren- y nuevos inicios de siglos.
te de estabilidad" (Chambers, 1995: Pulsando las tensiones de la épo-
160), y el rito de ubicación frente a ca, la narrativa sepulveana señala ha-
lo que se considera como Otredad, cia las instancias de más problemati-
para de esta manera mezclarse y en- zación de la actualidad, principal-
contrar como individuo un posible mente la que involucra a la ecología.
lugar de asentamiento. A pesar de que para Chambers, ésta
Escritura a veces fragmentada, existe dentro "de una constelación
creada sobre el camino disperso y híbrida que oscila entre el conoci-
discontinuo de la vida, que se nutre miento oficial y el folklore ocultista,
de los paisajes desgastados por el entre la innovación científica y la pe-
propio hombre -naturales y socia- renne filosofía esotérica" (1995:

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Escribir la ecología: la nueva mirada del escritor viajero 11

164), no resulta menos cierto que la dad. De ahí que muchas veces, el
ecología ocupa las mentalidades y descubrimiento de lo desconocido
las reacciones del hombre postmo- en su periplo por el mapa de la con-
derno, y por ello se vuelve difícil temporaneidad (que es intrínseca-
encontrar una individualidad super- mente alteridad), sea asumido como
poniéndose a los desmanes aventu- respuesta a sus propias interrogan-
reros de un capitalismo expansionis- tes. Viajar, escribir lo que se padece
ta, pues ahora se apunta más a la y situarse frente a "otra" individuali-
cohesión global de los actos y a la dad que devuelve las imágenes pro-
reunificación de fuerzas para un pias como un reflejo, coloca a este
propósito, como el representado por sujeto en posición de "privilegiar el
Greenpeace. De lo que sí no hay la fragmento, el acontecimiento, el
menor duda, es que la postmoderni- cuerpo, la voz" (Chambers, 1995:
dad ha tomado la ecología como uno 171), para así reconocerse en medio
de sus planteamientos per se. de su trashumancia.
En otra dirección, el análisis tra- El sujeto atraviesa un extenso pa-
tará de construir la presencia de un raje de sensaciones no reveladas,
sujeto que se forma desde la subjeti- que lo despiertan como un individuo
vidad de lo que cuenta, de sus expe- ajeno al que creía ser, sin salidas, y
riencias en el camino. La postmo- únicamente con la escritura a mano
dernidad ha levantado un mundo al para sobreponerse. El sujeto está
que se está "necesariamente vincula- obligado a esperar cambios cada vez
do como sujeto biológico" (Jame- más impredecibles.
son, 1996: 71), perdida toda posibi-
lidad de ser, como en etapas anterio- 1. La utopía del planeta verde.
res, sujeto colectivo de un acto ideo- El tema ecológico en la escritura
lógico. Las vivencias cotidianas se de Sepúlveda
inmiscuyen, más que nunca, en esta
subjetividad que lo arma, y la frag- Cuando en Patagonia Express se
mentariedad y la inconstancia lo cuenta que "frente a la primera an-
atraviesan continuamente. gostura del estrecho de Magallanes"
Sujeto perdido en una época de (Sepúlveda 1995: 119), se distingue
absoluta movilidad, tiende a aferrar- a lo lejos la sepultura de un niño que
se a la palabra como salida para su murió de tristeza por el asesinato de
existencia contradictoria, y es en la su único amigo, un delfín, se pudie-
escritura cartográfica de su universo ra pensar que sólo la escritura trata
donde se percibe como individuali- de conmover con estas historias. La
realidad, sin embargo, resulta más
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lacerante: hace ya cinco años que Así, en este final de siglo, la natu-
frente a una cámara de video, un raleza pareciera más que nunca daña-
pescador pagado por el investigador da por la acción del hombre: de
Aldemaro Romero (h), de la Funda- acuerdo con las cifras del Fondo
ción Bioma para el estudio ambien- Mundial para la Naturaleza (WWF),
tal venezolano, sostenía a un delfín cada año desaparecen sin dejar rastro
para practicarle heridas con un bis- alrededor de 17.500 variedades, entre
turí que le provocaron la muerte, en ellas más de un veinte por ciento de
una agonía sin palabras para descri- mamíferos y aves; por cada hora se
birla ni tampoco para olvidarla. Pero pierden al menos 3 especies y cada
la maldad humana alcanza todavía día, cerca de 70; cada año se degra-
más a la naturaleza: en la mañana dan casi 10 millones de hectáreas de
del cuatro de enero de 1998, sobre la vegetación; y la humanidad lanza
costa noroeste de la isla de La Tor- anualmente 5.000 millones de tonela-
tuga, un centenar de delfines man- das de gas carbónico a la atmósfera.
charon la blancura de la arena. Sus Y volviendo al caso de los delfines,
largas bocas con hilillos de sangre una especie tan acosada: en Vene-
parecían a la espera de un oxígeno zuela y en apenas un año, veintiséis
que jamás les llegó. Las aletas que embarcaciones atuneras provocaron
atravesaron veloces el mar, descan- la masacre de más de 10.400 de estos
saban inermes frente al viento coste- inteligentes animales.
ro, en un silencio apenas molestado No hay dudas de que las socieda-
por el regreso de las olas sobre los des industrializadas se han colocado
cuerpos. ¿Muerte por contamina- como enemigos frente al elemento
ción? ¿Acaso por las explosiones natural, y no han dudado en devas-
ilegales de los barcos atuneros para tarlo para su juego aparentemente
la pesca, o debido a la presencia no civilizatorio. La postmodernidad
controlada de submarinos que varia- con sus caóticas interacciones inter-
ron el curso de las ondas magnéti- nas, ha ensanchado la dicotomía en-
cas? Lo único cierto de estas muer- tre la naturaleza y la cultura expan-
tes fue la desaparición de más cien sionista de la sociedad contemporá-
ejemplares de una especie poco co- nea, y a pesar de los esfuerzos de
mún -la Strenella frontalis-, que toda una comunidad consciente, la
cada día, al menos en aguas nacio- grieta de la diferencia se mantiene
nales, se ve disminuida por la caza palpable.
para convertirla en carnada para ti-
... muchas culturas han desaparecido
burones o en blancos móviles en
cuando esta relación naturaleza-sociedad
prácticas de tiro.
ha sido crítica para el ecosistema de refe-

1 1, 1 1, ^ Ur rw,1.
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rencia. Al aumentar la demanda social, se conceptos sobre la ecología, para


ejerce una presión cada vez mayor sobre después acceder a lo que se registra
la oferta natural que conduce finalmente en la literatura de este autor.
a la destrucción de la capacidad ecosisté- En la raíz griega oikos que signi-
mica de resilencia , lo que en lo cultural fica casa, se encuentra el origen del
conduce a una crisis interna expresada en término ecología. Pero más allá de
desajustes y procesos internos de violen- las definiciones etimológicas, la
cia... (González , 1997: 35). ecología se responsabiliza con el
"estudio de la `casa' o, más amplia-
Ciertamente existe una relación
mente, el estudio del ambiente que
problemática y no resuelta entre el
rodea a los organismos" (Mazparro-
ser humano y la naturaleza. La tec-
te y Ceniceros, s/f: 5), entorno del
nología ha traído progreso pero tam-
cual forma parte, por supuesto, la
bién muerte. Grandes maquinarias
raza humana. Conciencia ecológica,
horadan la tierra, aplanan bosques
entonces, como la sensibilidad hacia
inmensos, desvían cauces de ríos y
esa "gran casa" por parte del hom-
roban afluentes al mar. Las especies
bre, único ser racional, mediante re-
animales se han encontrado fugiti-
laciones de cuidado y de contacto
vas dentro de sus propios territorios
sin degradación respecto a sus ele-
y la flora ha perecido al cambiar sus
mentos, y poniendo énfasis en que
condiciones climáticas de adapta-
en el ecosistema "las singularidades
ción. El hombre ha sido verdugo
que luchan entre sí logren encontrar
con quien le dio origen, y la heca-
un coeficiente de cooperación que
tombe por causa de una preterida ci-
permita su mutua subsistencia"
vilización ha colocado a la Tierra en
(Restrepo, 1997: 76).
la peligrosa frontera de la extinción.
Claro que para afirmarse, la con-
Gea ha sido devorada por sus pro-
ciencia ecológica necesita de una
pios hijos.
puesta en práctica, que puede encau-
En este espacio de interacción
zarse a través de la acción directa de
discutida hombre-ambiente, se mue-
organizaciones -Greenpeace y los
ve la escritura de Sepúlveda; la
partidos verdes alemanes, por ejem-
constante pulsación de los proble-
plo-, o de la adopción de tratados in-
mas que agreden al entorno, con-
ternacionales como los firmados du-
vierten su palabra en tema ecológico
rante la Conferencia de Río de Ja-
y la centralizan sobre fundamentos
neiro en 1992: la "Convención sobre
que tienen que ver con la conciencia
el Cambio Climático" y la "Conven-
hacia una preservación de lo natural.
ción sobre la Diversidad Biológica",
Sin embargo, valdría la pena, en pri-
así como de conceptos que tiendan a
mera instancia, delimitar ciertos
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equilibrar el despliegue tecnológico Una nueva mirada se incrusta en


con la integridad ambiental, y esto el propio latido de la postmoderni-
último resulta bien importante, por- dad: la de la ecología. Muchos de
que de ello se deriva una estrategia los movimientos inherentes al "afán
que se difumina como una luz inter- civilizat, -o-', son detenidos por la
mitente en la escritura de Sepúlve- conciencia de grupos que se movili-
da: la del Desarrollo Sostenible o zan para pre ,^-rvar el ambiente. Si
Sustentable. durante los pr"Lesos de la moderni-
dad se marcaba sin respuesta la
Se puede entender como Desarrollo Soste-
muerte de lo ajeno, de ese espacio
ni 1 (...) una situación deseable para un
considerado como "Otro" -el exter-
grupo humano, caracterizada por el logro
minio de los indios pieles rojas en la
de un sistema de interacciones con el siste-
conquista del Gran Norte o la caza
ma biofísico mediante el cual se logre ma-
de la ballena en los mares del Sur
ximizar su potencial productivo y repro-
con vistas a su comercialización-, en
ductivo inmanente; cumpliendo desde el
la contemporaneidad finisecular los
punto de vista ecosistérnico el objetivo de
pretendidos avances del progreso,
la conservación, a la vez que, desde el
encuentran siempre voces colectivas
punto de vista productivo, se satisfacen las
de alerta y de denuncia. Los rasgos
necesidades humanas... (González, 1997:
de preocupación apenas alumbrados
37) (Lo destacado en cursivas: D.G).
de soslayo en la época de la escritu-
En tal sentido, la racionalidad ra de Hemingway, en estos momen-
postmoderna lleva implícita la ace- tos alcanzan la dimensión de con-
leración de la destrucción natural, ciencia.
pero también permite, por su incons- Asimismo y previo al análisis de
tancia, el surgimiento de procesos las novelas sepulveanas con temas
que resguarden los elementos del ecológicos, resulta interesante seña-
entorno. No se trata como decía lar los espacios centrales que pene-
Rousseau de "regresar a vivir en los tran esta conciencia, es decir, los
bosques con los osos" (1985: 127), problemas que han motivado el des-
sino de lograr un equilibrio para ba- velo ecológico contemporáneo, pues
lancear el progreso y la superviven- coinciden con los que Sepúlveda
cia de la naturaleza como entidad fí- aprehende en su escritura. Como
sica: nada justifica la desterritoriali- nota Bajtín, "el material de la repre-
zación de una comunidad de la sel- sentación literaria (...) está dado sin
va, si se puede planificar, sin afec- ninguna distancia, al nivel de la ac-
tarla, un desarrollo que le interesa al tualidad, en la zona del contacto di-
hombre. recto" (1986: 534).

1 Dolor.. ^ 11.
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Los problemas medioambientales ecología como tema o visión de


más discutidos se manifiestan sobre mundo, en el sentido de fijar en esta
las bases de la contaminación del narrativa una mirada central sobre
ecosistema, fundamentalmente por "los organismos en relación a ellos
el derrame de petróleo en aguas pro- mismos y a lo que les rodea" (Cald-
fundas y costeras (la llamada marea well, 1993: 11).
negra), la deforestación de las selvas Uno de los fundamentos más im-
ecuatoriales y la desertización en las portantes de la escritura sepulveana
regiones semiáridas, y la desapari- -que coincide con el de otros autores-
ción de los hábitats naturales por la viene de entender al universo como
construcción de urbanizaciones y la un ecosistema, en el cual cualquier
roturación de terrenos. alteración a la que se vean sometidos
Que se entienda que estas tenden- sus miembros, termina, indefectible-
cias destructivas son más que sim- mente, en desequilibrio. Recuérdese
ples enumeraciones, pues sobre ellas que el ecosistema es la unidad ecoló-
se ha estructurado toda una narrativa gica entre una comunidad de anima-
y una conciencia social. La "psico- les y plantas que habitan un mismo
geografía" de la que habla Cham- territorio natural y los cuales forman
bers, "la práctica de flotar (...) que un conjunto por la manera en que se
conduce a la reescritura del texto relacionan; y el biotopo, o sea, el lu-
(...) en términos de un deseo que gar específico donde se encuentran
acecha (...), de la situación" (1995: viviendo estos organismos.
1 47), es posible vaciarla sobre la pa- La tala de árboles, la muerte de
labra sepulveana, porque la carto- especies animales o la transforma-
grafía que se reescribe a medida que ción de un terreno, pueden marcar el
el sujeto transita por la naturaleza, comienzo de la desestabilización
traza por igual un mapa del estado ecosistémica. Por este motivo, para
real en que interaccionan el hombre Sepúlveda se impone un llamado de
y el entorno -ese espacio llamado alerta acerca de la ubicación de los
"clímax ecológico natural" (Botkin, elementos del ecosistema en función
1993: 22)-, como de los propios del riesgo que significa provocar un
anhelos, y de su utopía personal. desequilibrio. Las páginas de Un vie-
Adentrándose, entonces, en las jo que leía novelas de amor, reflejan
novelas de Sepúlveda, se puede ha- la consecuencia de esta alteración:
blar, en primer término, de la pre-
Tanto los colonos como los buscadores
sencia de fundamentos ecológicos,
de oro cometían toda clase de errores es-
entendidos éstos como las reflexio-
túpidos en la selva. La depredaban sin
nes que se cohesionan hasta armar la
consideración...
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A veces, por ganar unos metros de terre- pagan precios exorbitantes por la
no plano talaban sin orden dejando aisla- chinchilla, un roedor de la América
da a una quebrantahuesos , y ésta se des- Meridional, en peligro de extinción.
quitaba eliminándoles una acémila (...) Y Bastaría agregar que para obtener
estaban también los gringos... cuarenta kilos de marfil se asesina a
... Se ensañaban con los tigrillos , sin di- un animal de ocho toneladas, y la
ferenciar crías o hembras preñadas... confección de un abrigo de piel de
... y los tigrillos sobrevivientes se desqui- chinchilla significa la muerte de
taban destripando reses famélicas . (1993: doce de estos animales.
59-60). Porque la solución del problema
ecológico no nace de las reservacio-
La intromisión humana en el de-
nes o moratorias, éstas representan
sarrollo natural de la vida y de la ca-
respuestas parciales a una situación
dena trófica, ha alterado el ciclo de
que exige cambios profundos de
convivencia en el ecosistema, y ha
percepción e interiorización del pre-
señalado hacia el límite de un mun-
cipicio físico y ético sobre el cual
do que hace malabarismos para pre-
está situada la humanidad: si para el
servarse. Es de esta manera como se
año 2025, a nivel global, no se lle-
origina el "clímax" de desequilibrio
van a la práctica medidas concretas
que define Botkin, y el cual ha con-
-i mpedir la tala de los árboles y la
ducido a medidas extremas, como
roturación para la siembra, ya sea
las de las reservaciones para los
por transnacionales o por agriculto-
osos pandas y los elefantes, y las
res individuales, así como el levan-
moratorias impuestas por la Comi-
tamiento de autopistas y conjuntos
sión Ballenera Internacional (CBI)
poblacionales-, habrán desaparecido
-ya en 1935, Australia había solici-
las selvas de todo el planeta.
tado la protección de la ballena me-
Observar la problemática ecológi-
ridional, hoy casi extinguida-.
ca como una situación cultural es
Pero pensar que estos paliativos
otro de los fundamentos que se tras-
pueden conjurar el peso de la debac-
luce. La separación aparentemente
le, resultaría iluso. Muchos gobier-
irreconciliable entre la naturaleza y
nos se oponen a la construcción de
la cultura, reflejada en la escritura
las reservas, argumentando los altos
latinoamericana de principios y me-
costos que generan, mientras otros
diados de siglo a través de la clásica
violan los acuerdos de preservación,
dicotomía civilización contra barba-
debido a los beneficios económicos
rie, pierde sentido para el autor, toda
que les reportan: el marfil, por ejem-
vez que la transformación del medio
plo, se cotiza muy bien en Japón y
natural depende por completo del
las casas de alta costura europeas
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conjunto de conocimientos y modos Enormes máquinas abrían caminos y los


de vida de una determinada comuni- shuar aumentaron su movilidad (50-52).
dad cultural.
Entre la adaptación a otra cultura y
Mientras el hombre no logre arti-
la dejación de la propia, Bolívar Proa-
cular estas dos instancias, continua-
no intercala reflexiones que tienden al
rá un enfrentamiento de exterminio,
asentamiento de una preocupación
pues "cada cultura, crea su ambiente
ecológica, la cual pone al descubierto
y sus problemas y también sus solu-
el desconocimiento y la barbarie hacia
ciones" (González, 1997: 36-37).
la naturaleza -por ser "otra"- que se
Quizás se piense que este funda-
i mplicita en la cultura occidental.
mento resulta evidente, pero lo cier-
Como apunta Restrepo acerca del ori-
to es que de él parte, y en gran me-
gen de la crisis ecológica contemporá-
dida, el desequilibrio ecológico.
nea, "cuando Occidente entra en con-
De esta manera, Antonio José Bo-
tacto con culturas extrañas (...) necesi-
lívar Proaño, quien llega a la selva
ta de la muerte de lo singular, que de-
procedente de una cultura cuyo espí-
saparece para renacer en la figura de
ritu se nutre de doblegar la naturaleza
lo universal" (1997: 67-68).
por la fuerza de la técnica -"Quería
Equilibrio entre cultura y natura-
vengarse (...) de ese infierno verde
leza que deriva, además, hacia otro
(...) Soñaba con un gran fuego con-
fundamento: el del problema ecoló-
virtiendo la amazonía entera en una
gico y su carácter político. Al res-
pira" (Sepúlveda, 1993: 44)-, sólo
pecto, cuando se utiliza el término
accede a una relación de respeto ha-
"político" se está entendiendo una
cia el entorno después de su integra-
dinámica de participación entre el
ción a la cultura shuar, la cual, desde
gobierno y la sociedad, así como la
sus primeros tiempos de asentamien-
concientización de ambas fuerzas
to, había conseguido la tan necesaria
para la búsqueda de una solución a
armonía hombre-naturaleza:
una determinada problemática. Lo
La vida en la selva templó cada detalle de político abandona su principal senti-
su cuerpo (...) Sabía tanto de la selva como do de discurso de control que le se-
un shuar. Era tan buen rastreador como un ñala Foucault, para retener la acep-
shuar. Nadaba tan bien como un shuar (...) ción de palabra para la "reverbera-
Viendo pasar el río Nangaritza hubiera ción de una verdad" (1983: 41), y de
podido pensar que el tiempo esquivaba juego donde se combinan e inter-
aquel rincón amazónico, pero las aves sa- cambian, de manera visible, las
bían que poderosas lenguas avanzaban ideas entre los ciudadanos y sus go-
desde occidente hurgando en el cuerpo bernantes.
de la selva.
Daniuska González
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... ¿Por qué el futuro del medio ambiente nes de carácter ecológico, podría lle-
de la humanidad se ha convertido en una varse a la práctica la idea del Desa-
cuestión política? (...) ¿Por qué esta pre- rrollo Sustentable, definido anterior-
gunta debe ser contestada a través de la mente por González, y que para
política? Caldwell significa el "proceso en el
... La gente solamente puede guiar o con- que predominan las consideraciones
trolar sus comportamientos medioam- económicas (...) con la (...) de reno-
bientales colectivos a través de procedi- vación socio-ecológica o estabilidad
mientos de gobierno... (Caldwell, 1993: relativa en un mundo cambiante"
3-4) (Lo destacado en cursivas: D.G.). (1993: 195), idea que recoge tam-
bién la escritura de Sepúlveda den-
La escritura pulsa zonas comple-
tro de sus fundamentos: "Soñamos
jas de esta interacción. El problema
diferente. Nuestro sueño es: mares
ecológico persiste y se acrecienta en
abiertos en los que todas las espe-
el continente latinoamericano por-
cies puedan vit'ir y multiplicarse en
que, sustentándolo, aparece la indi-
paz y armonía con las necesidades
ferencia o la complicidad de los go-
humanas. (1994 a: 57) (Lo destaca-
biernos. No pueden existir líneas de
do en cursivas: D.G.).
acción si una de las partes de este
Si se observa con detenimiento
diálogo político no representa el im-
esta cita, se puede percibir, además
pulso beneficiario que Caldwell le
del equilibrio entre la naturaleza y el
adjudica. De ahí la denuncia: "En la
hombre, impulso básico del Desa-
novedosa embarcación llegaron cua-
rrollo Sustentable, la introducción
tro norteamericanos (...) Permane-
de un elemento utópico, de un sueño
cieron adulando y atosigando de
inconcluso, que aparecen intrínseca-
whisky al alcalde (...) querían llegar
mente en un concepto global, para
bien adentro y fotografiar a los
pulsar una situación de interés co-
shuar" (Sepúlveda 1993: 86-90);
lectivo. Así, cuando se dice "Soña-
"-Los japoneses, se veía venir, han
mos" y "Nuestro sueño", se está ha-
colmado de regalos a los generales
blando de una idea que involucra a
chilenos. Es obvio que esperaran
esa parte de la humanidad preocupa-
una retribución" (1994 a: 53) y "El
da por el ambiente y la cual encuen-
desastre ecológico provocado por
tra en la teoría del Desarrollo Sus-
los japoneses y sus peones del régi-
tentable la manera de llevar a la
men militar chileno al norte del Re-
práctica su aspiración, a largo o me-
loncaví no nos era ajeno" (101).
diano plazo.
De la posibilidad de establecer
Solamente con la nueva cosmovi-
una comunicación entre el gobierno
sión que plantea esta teoría, la socie-
y la ciudadanía para proponer accio-
Viaje a la narrativa ele Luis Sepúlveda.
Escribir la ecología: la nueva mirada del escritor viajero 19

dad postmoderna alcanzaría su pre- desde que los cetáceos desaparecieron


servación como entidad social en exterminados por los japoneses la gente
evolución y, a la vez, podría res- de allí se dedica a la pesca artesanal y a
guardar el ecosistema. Si las estrate- los mariscos (Sepúlveda, 1994 b: 188).
gias económicas no planificadas
El tema se construye sobre el pre-
constituyen una de las variables de
sente en devenir que Bajtín le con-
la movilidad finisecular, no resulta
fiere como coordenada a la novela
falso que, en menor escala, se han
contemporánea. Por tanto, al tema
afianzado otras estrategias para la
ecológico lo acompañan la indefini-
armonía entre la civilización y la
ción, un futuro de abiertas interro-
considerada clásicamente su opo-
gantes y la indeterminación inheren-
nente: la naturaleza.
te de lo que se desconoce su desen-
Estos fundamentos ecológicos que
lace, en este caso, la preservación
se rastrean en la escritura sepulveana
del ecosistema, porque así se arma
van haciendo una visión de mundo,
el napa actual que lo sustenta, siem-
construyéndola en el sentido bajtinia-
pre como "un contacto con el medio
no de realidad que se fija (en este
del presente inconcluso" (Bajtín,
caso, la referida a la ecología) a tra-
1986: 539). Tema tratado, pues, des-
vés de postulados (sus fundamentos),
de la actualización y desde una sen-
para constituir así "el objeto admisi-
sibilidad característica de estos últi-
ble de representación" (1986: 529).
mos años del siglo XX.
A propósito de esta afirmación, pue-
Cuando se habla del tema de una
de comenzar a hablarse de la ecolo-
novela, en el sentido en el que lo
gía como tema para la narrativa.
concibe Bajtín de "proposición que
Las novelas descubren lo ecológi-
se toma como materia para un dis-
co como principio generador. Del
curso autoral, literario (...) o extraar-
viaje geográfico y espiritual que las
tístico" (1986: 91), se apunta tam-
concatena, parte una mirada sobre el
bién a los registros que fluctúan en
entorno, que lo fija desde la preocu-
torno a él y que le son subordinados,
pación, que implica, además, una
entre ellos, la concatenación de los
denuncia. Los elementos cronotópi-
acontecimientos narrativos, y el de-
cos bajtinianos -tiempo y espacio-
sarrollo de la acción. Un recorrido
se ponen en función del recorrido
por las novelas sepulveanas permite
visual por los territorios que se atra-
constatar que la ecología opera
viesan, y se espejean sobre los pre-
como resorte que pone en movi-
supuestos ecológicos:
miento escenarios, sujetos, tramas, y
Puerto Nuevo es una pequeña caleta de acciones. Si se analiza, por ejemplo,
pescadores. Antes eran balleneros, pero la novela Yacaré, se puede ubicar
Daniuska González
20 Revista de Literatura Hispanoamericana No. 48, 2004

una trama generada por un incidente produce la venganza de la madre en


ecológico: la matanza de esta espe- la amazonía ecuatoriana; el extermi-
cie de reptil, común en una zona del nio de las ballenas en el Golfo de
territorio brasileño. A partir de este Corcovado es el afluente desde el
momento, todos los sujetos aparecen cual se estructura Mundo del fin del
problematizados sobre esta base, y inundo; y, por último, una gaviota
la acción, en este caso de suspense, apresada por la marea negra, pone
va encontrando soluciones a medida un huevo antes de morir frente a un
que también se resuelven las situa- gato que se encargará de cuidarlo,
ciones que produjo la problemática para dar lugar a una historia de ter-
ecológica. Inclusive, los diálogos se nura y de denuncia ambiental: "las
suceden porque avanzan los aconte- gaviotas (...) morían lentamente, as-
cimientos vinculados al tema ecoló- fixiadas por el petróleo que, metién-
gico: el comisario Arpaia, Dany dose entre las plumas, les tapaba to-
Contreras, corredor de Seguros Hel- dos los poros. La mancha negra. La
vética, el excéntrico millonario Car- peste negra" (Sepúlveda, 1997: 28).
lo Ciccarelli y Ornella Brunni, an- Lo que se está poniendo en juego
tropóloga y "cerebro" del plan ven- a partir del desarrollo del tema eco-
gativo de la tribu de los anaré, cuen- lógico, viene de la pulsación de un
tan a partir de los asesinatos que estadio de evolución contemporánea
provoca el conflicto por la caza del determinado "por una serie de catás-
yacaré en el bajo Mato Grosso brasi- trofes de inestabilidad sin centro de
leño. Sus historias los convierten en control privilegiado" (Restrepo,
segmentos de una única voz que 1997: 74), porque, y como se había
atraviesa la novela para descubrir señalado anteriormente, en el trata-
los intereses que se esconden detrás miento ecológico de las novelas se-
de la cacería y del tráfico ilegal del pulveanas confluye, se hace eco,
animal. una problemática de fin de siglo. El
Idéntico análisis puede generarse tema ecológico actualiza la escritu-
en Un viejo que leía novelas de ra, la coloca a tono con la época y
amor, Mundo del fin del mundo e de esta manera, la dialogiza con el
Historia de una gaviota y del gato presente. Es como si centrándose en
que le enseñó a volar, novelas en las lo ecológico, la escritura pretendiera
cuales el tema ecológico distribuye legitimarse como signo del tiempo
los resortes para que se desplieguen en que es creada.
la trama, los escenarios con los suje- La postmodernidad ha sido el
tos y las acciones: en la primera, el cauce para la multiplicidad de senti-
asesinato de una cría de tigrillos, dos y anhelos que conforman la vida

1 11
Viaje a la narrativa de Luis Sepúlveda.
Escribir la ecología: la nueva mirada del escritor viajero 21

finisecular, y se puede decir que de la sociedad del presente postmo-


dentro de "la condición postmoder- derno. Si la denuncia se explicita en
na", la recurrencia al tema ecológico las novelas sepulveanas, también se
representa uno de los niveles más visualiza una esperanza de sobrevi-
significativos, pues a través de él vencia. Y esta esperanza, que viene
existe la voluntad de aprehender una de la palabra y, a veces, de la poe-
zona de conflicto no resuelto, de sía, funda la utopía.
"una problemicidad nueva y especí- Utopía que extiende sus raíces a
fica (...) que se caracteriza por una un espacio universal y que abandona
(...) reevaluación eterna" (Bajtín, la definición tan limitativa de "tierra
1986: 543). de ningún lugar" que se asentara en
Pero el tema ecológico lleva en sí 1516 con Tomás Moro, para colo-
un elemento utópico. La ecología carse en un territorio vasto, que no
contiene la esperanza en un futuro de es otro que el de la propia Tierra.
convivencia armónica y equilibrada Del tema ecológico fluye lo utópico,
entre el hombre y la naturaleza. Por- porque el apunte que capta la natu-
tadora de fe en medio del caos exis- raleza y la degradación a la que ha
tencial de los últimos años, la ecolo- sido sometida por el hombre, porta
gía -y su centralidad como tema en la especularmente la imagen de un
literatura-, abre una dimensión de "planeta verde": de un ecosistema
que todavía "algo" puede ser factible protegido y en el cual se equilibren
de realización. De que aún no todo sus elementos. Para Sepúlveda, la
está perdido y que la posibilidad de utopía se encuentra frente a los pro-
"convertir a la Tierra en un lugar más pios ojos de los hombres, enfrentán-
pobre e inhóspito que el actual" dolos, pero ellos aún no pueden vi-
(Caldwell, 1993: 159), puede conju- sualizarla por su egoísmo e intereses
rarse. Al respecto de lo utópico, personales. Es "un fenómeno omni-
Baczko plantea que se forman "es- presente" que, sin embargo, se man-
tructuras de bienvenida a las esperan- tiene como "un permanente llamado
zas colectivas en la búsqueda de una al futuro" (Baczko, 1991: 76).
idea moral y social, y por consi- Y mientras, ¿cómo componer esta
guiente intervienen como un agente utopía? ¿hacia qué espacio conducir-
activo que contribuye a la cristaliza- la? En el presente, la utopía ha en-
ción de los sueños difusos" (1991: contrado el lugar de la escritura, la
70). palabra le ha servido para afianzarse
gema ecológico que permite ka y desde ckka habita sc cuenta de las
entrada al sueño utópico de un por- selvas en el esplendor virgen que pu-
venir con más valores éticos que los dieran ser y que ahora lo impiden la
Daniuska González,
22 Revista de Literatura Hispanoamericana No. 48, 2004

tala y la concentración de ciudades se tiene a la poesía para aguardar


en sus áreas; de los océanos limpios mejores tiempos.
de contaminación, con sus especies
... Ese humano me inspira confianza
libres de la persecución de cazado-
-reconoció Zorbas-. Le he oído leer lo
res inescrupulosos, no más "mora-
que escribe. Son hermosas palabras que
das del Príncipe de las Tinieblas",
alegran o entristecen, pero siempre pro-
para poetizar con los versos de Lau-
ducen placer y suscitan deseos de seguir
tréamont la maldad que se ciñe so-
escuchando.
bre los mares; de tribus indígenas y
-¡ Un poeta! Lo que ese humano hace se
poblaciones autóctonas en su hábi-
llama poesía. (...)
tat, sin que se sientan obligadas a
- ¿Y qué te lleva a pensar que ese huma-
emigrar por el avance de "la obra
no sabe volar`? (...)
maestra del hombre civilizado: el
- Tal vez no sepa volar con alas de pája-
desierto" (Sepúlveda, 1993: 60).
ro, pero al escucharlo siempre he pensa-
Utopía que se hace letra, palabra vi-
do que vuela con sus palabras -respondió
sionaria que, como desde el inicio
Zorbas (Sepúlveda, 1997: 119-120).
de la vida del hombre sobre la Tie-
rra, atesora la pureza de mejores Si como nota Baczko, las utopías
tiempos. son para ciertos grupos el "lugar de
Si para Paz la poesía "procura ha- anclaje de las esperanzas" (1991:
cer sagrado el mundo" (1984: 95), 1 07), entonces el sitio escogido -el
para Sepúlveda ese mundo puede vol- de la escritura-, abre las compuertas
verse sagrado -en el sentido de ideal- a los anhelos de una parte de la hu-
si la poesía acompaña los intentos de manidad que, utópicamente, cree en
forjar una utopía. Por ello, no resulta un mañana esperanzador para la na-
casual que en Historia de una gaviota turaleza. La gaviota que vuela ma-
v del gato que le enseñó a volar, apa- jestuosa sobre el hermoso cielo que
rezca un poeta entregándole la gaviota dibuja la lluvia, gracias a la volun-
al viento, para que vuele libre. La tad del poeta, es el símbolo de la
poesía salva de un final triste, que utopía que unirá al hombre con el
quizá se hubiera espejeado en el mor- entorno.
tal destino que acechó a la gaviota La literatura es dadora de ilusio-
madre, y permite acceder, poética- nes y forja de utopías. A través de la
mente, a una descripción de pue- escritura, se crea el territorio de la
de existir otro cielo, límpido y des- armonía que existirá en el futuro, e,
contaminado, otra manera de ver la inclusive, se va más allá de los lími-
naturaleza, si el hombre se lo propo- tes de la propia creación, al admitir-
ne. Después de tanta incertidumbre,
Viaje a la narrativa de Luis Sepúlveda.
Escribir la ecología : la nueva mirada del escritor viajero 23

se que la obra literaria per se, permi- en Mundo del fin del mundo, se na-
te enfrentar las laceraciones que ha rra el incidente entre Pedro Chico,
ocasionado el propio hombre en el las ballenas y los delfines contra la
ambiente. Espacio anhelado del re- tripulación del Nishin Maru, la espe-
fugio y de la paz espiritual ante tan- ranza se centra en que las ballenas
ta hecatombe: calderón que sobrevivieron la ma-
tanza, encuentren, hasta el final de
... sin dejar de maldecir al gringo inaugu-
sus días, el espacio de paz que nece-
rador de la tragedia, al alcalde, a los bus-
sitan para reproducirse: "La calde-
cadores de oro, a todos los que empute-
rón que nos escoltó es un macho ex-
cían la virginidad de su amazonía, (...)
pedicionario. Buscarán otras ensena-
echó a andar en pos de El Idilio, de su
das, otros fiordos por el sur, cada
choza, y de sus novelas que hablaban del
vez más al sur"(] 994 a: 139).
amor con palabras tan hermosas que a
Utopía como grito de desvelo por
veces le hacían olvidar la barbarie hu-
un porvenir justo. Utopía destinada a
mana. (1993: 137) (Lo destacado en cur-
construir el lugar del respeto hacia lo
sivas: D.G.).
que es diferente, porque, hasta el mo-
Escritura, terna ecológico, utopía: mento, "los humanos son general-
tres dimensiones que se complemen- mente incapaces de aceptar que un ser
tan para fundar el diálogo entre el diferente a ellos los entienda y trate
hombre y la naturaleza. En la narra- de darse a entender" (Sepúlveda,
tiva sepulveana hasta la denuncia 1997: 115). Utopía que en el hombre
pareciera conducir al estado utópico, comprometido que es Sepúlveda, for-
pues en ella confluye el caótico ma parte de una lucha mayor, la que
comportamiento humano hacia el se instaura "contra las contradicciones
entorno actual con la ascesis que se y los desgarramientos de su propio
pretende para el futuro. Así, cuando tiempo" (Baczko, 1991: 107).

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