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(Pieza)
EDGAR CEBALLOS
Personajes
Su alter ego.
diversas siluetas.
Un escenario vacío con una sola puerta a la derecha del escenario. Es sucio y
aparenta abandono. Algunos trastos tirados aquí y allá. Pueden ser diablas,
Una actriz de treinta años, que abre temerosa la puerta y entra. Trae consigo
BERNARDA ALBA:
¡Hola! ¡Buenas tardes a todos! ¡Dios, qué tiradero! ¿Dónde está todo el
Tereza Montoya? Pase por favor… Soy Bernarda Alba. ¡Oh, no, no es una
broma! Supongo que mis padres fueron demasiado lorquianos; mis apellidos
el día que se los cuente. La señora María Tereza Montoya, ¡Uuuy, la más
grande trágica que ha tenido este país! ¿No le importaría si la tuteo? ¡Ah,
(Descubre que el lugar está vacío. Extrañada de no ver a nadie busca por todos
lados.)
(Extrañada consigo misma.) No. No pude haber llegado antes que ellos.
Bueno lo importante es que aquí estoy. (Ahora está llena de alegría. Se quita
¿qué hora es? “Van a dar las cinco”. (Pequeña pausa.) Ya todo el mundo
tendría que estar aquí. ¡Las cinco ya! (Como un personaje lorquiano.) “Las
pasa el tiempo! Pero ¿qué hago aquí? Yo tenía que audicionar hasta las cinco
treinta. ¿Era a las cinco o cinco treinta? Te digo que tengo la cabeza llena de
mierda. (Verifica en su agenda). No, la cita es correcta. Oh, Dios estoy muy
nerviosa. (Su alter ego.) “No digas tonterías, Bernarda. No va contigo. ¿Por
qué siempre los actores fingen que están aterrorizados antes de pisar el
olvidado el libreto?”. (Saca un cuaderno.) No, no. Aquí está. (Lo repasa. No
orientar un poco? Se trata de Lorca. Y como sé que usted hizo Doña Rosita la
Busca qué parte del texto le puede servir para audicionar. Al seleccionarlo lo
“Pasan los meses y la desesperación me pica en los ojos y hasta en las puntas
del pelo… Siento, sin embargo, cuando la nombro, como si me dieran una
pedrada en la frente…
¿Qué te pasa? ¿Qué idea te bulle por dentro de la cabeza? No me dejes así, sin
saber nada…”
Se interrumpe y dirige la mirada a la Montoya.
día de quién era la culpa, y cada vez que pienso sale una culpa nueva que se
más grande que nos podemos echar encima. ¿De qué me sirvió a mí el
“Pasan los meses y la desesperación me pica en los ojos y hasta en las puntas
del pelo… Siento, sin embargo, cuando la nombro, como si me dieran una
pedrada en la frente…
Para sí misma.
Así está mucho mejor, no? Esto es conmovedor… llega al alma. Ya nadie
escribe así. (Habla como la Montoya.) “Usted tiene madera hija”. (Mira hacia
la silla donde está sentada.) ¿De verdad señora, cree que lo hice bien? (El
Pero el secreto para ser una trágica es ir más allá de sus fuerzas. Intentarlo
sin saber nada… A cada uno le gusta enterarse de lo que duele… Después he
pensado noche y día de quién era la culpa, y cada vez que pienso sale una
culpa nueva que se come a la otra; pero ¡siempre hay culpa!” (Se detiene.) Lo
difícil es actuar con claridad. Encontrar los gestos y el tono de voz apropiados
Bernarda! Eres una estúpida, decir que lo difícil es actuar. Claro que eso es lo
siempre puesto de pie a quien tengo que castigar y meter en los mantos…
Cuando sale la conversación, tengo que hablar. Y hoy más porque me quedo
sola en casa.”
en su pierna. Se examina.
Maldito minino, me exige más que un hijo, tiene que desayunar antes que yo o
(Cambia de ánimo.) ¿Por qué a muchos directores no les gustan las actrices
lo recuerdo. Estaba sentado así (Mima la actitud del director.) Su cara era…
(Pausa.) Me veía sin ver. “No le voy a dar los antecedentes. Será una lectura
abrazar a un hombre, que lo vas a besar, que vas a sentir su peso!… “No, no,
me dice el simplón, así no. Mira (Repite la frase y la actúa como el director.)
Así está mejor. Continúa la lectura. No matices todavía.” Nada de matiz. “No,
aliento.” “¡Un momento! Así no. Es de esta manera como debes decirlo.
del teatro! ¡Bienaventuradas las que jamás tendrán luz propia y se vuelven
sean así. Yo por eso tuve que estudiar y perfeccionarme para no terminar con
Gordon Craig lo decía: “el actor tiene que irse y en su lugar debe de intervenir
“Levantarse. Sudar, comer unos panes y morirse. Ni más juego, ni nada más.
Las ferias para otros. Criaturas de silencio […] Y, sin embargo no estoy triste,
y quisiera vivir mucho más. Es lo que digo yo. Las higueras, ¡cuánto duran!, y
sólo nosotras, las endemoniadas mujeres, nos hacemos polvo por cualquier
cosa”.
recrimina.
cuando ya estoy segura de que jamás, jamás…, me sube como una oleada de
fuego por los pies y se me quedan vacías todas las cosas […] Y me pregunto:
¿Para qué… ?”
¿Qué me pasa? ¿Qué es lo que tengo? ¿Por qué estoy aquí? (La interrumpe su
alter ego.) “Tú no eres una actriz en absoluto. Tú vienes a las audiciones para
llenar tu vacío”. (Se enfrenta a su alter ego.) ¡Claro que soy una actriz! Y no
muecas.) Qué cara traigo. Siento ganas de morir. (Se siente observada. Vuelve
los ojos hacia la silla en donde se encuentra la eximia actriz.) ¿Señora
observando pensé que… Bueno, en realidad me alegro que esté aquí. ¿No se
todas las actrices tenemos por pareja a un director que nos entienda y nos
admire. ¿Por qué a los directores no les gustan que sus parejas sean
brillantes que ellos. ¿Usted no pasó por esos conflictos? (Se dirige al lugar
vas a terminar siendo eso: ¡nada!” (Pequeña pausa.) ¡Te equivocas soy una
maquillarse.
por sus actitudes veía que se disgustaba cuando la crítica hablaba más de mi
dramaturgos deberían escribir obras para una sola actriz. Esto simplificaría las
cuando uno es incapaz de lograr algo en la vida, cuando uno no sabe qué es lo
que quiere. Cuando no tiene bien definida su manera de pensar ni sabe de qué
hablar. Cuando nada le sale bien… Cuando todo dentro de una, está vacío y
las únicas ideas fijas son la pareja perdida y la consigna de hacer teatro. Y
piensa una en él y termina una por hacer todo cuanto él pida. Yo no quiero
depender de nadie. ¡De nadie! Hacer concesiones es el principio del fin. (Para
ella) Esto es algo estúpido que no debía contar a nadie. (Interviene su alter
misma.) Sí, ya sé. Hasta para conversar me basto. ¡Vivo sola y hablo de
idioteces conmigo misma! Lo hago desde que abro los ojos. En la casa, en la
calle, en todos lados. ¡Claro, como no hay nadie a mi lado para contradecirme
¡Y qué mejor!. (Cambia de ánimo. Se siente insegura. Su alter ego.) “¡Ya deja
¡No necesitas de nadie!” (Reacciona.) ¡Por eso voy a obtener ese papel, para
guardo pegado a mis carnes. Y cada día que pase será peor. Vamos a
cuerpo seco para siempre. ¿Qué queréis saber? ¿No os acerquéis, porque he
facial y corporal. (El imaginario director la empuja.) “¿Qué diablos crées que
estás haciendo? ¿Yo no te pedí eso. ¡Jamás vuelvas a repetirlo! ¿Crées que
estás por encima de mí? ¡Voy a hacer que nadie te contrate! ¿Entendido? Eres
una chiflada que causa conflictos en todo escenario que pisa.” (Se detiene. Le
haga las cosas como sea. Pides todo lo que es fácil! No quieres nada que
ponga en riesgo mi creatividad. Y si hay algo que puedo darle a esta maldita
disciplina! Por eso ensayo sin parar. Repaso una escena una y otra vez hasta
que sea clara y precisa, preocupándome porque salga mejor, porque mi voz se
actriz pero reconoce que lo que tengo (grita salvajemente) ¡LO PRO-YEC-
TOOO!
director.
camerinos con preguntas estúpidas como: “¿A dónde vas? ¿Por qué aceptaste
en una tumba. Yo te decía: ¡necesito una cama más chica y un escenario más
grande! Esta es mi única forma de vivir y cada día que pase será peor. Eres la
única persona que puede dirigirme. Estoy joven, llena de energía y quiero
vivir la vida a mi modo. (Le responde el director) “En último caso debes
(Reflexiva.) Parece que nada está bien en esta vida. (Como la Montoya.) “Y la
demasiado arisca como una gata. No te entiendo. No dejas que nadie te toque.
pies. Hablan de mujer a mujer.) El dice que detesta a las actrices de gran
Quien iba a dar la cara era yo. (Pequeña pausa. Recuerda que ha metido la
pata.) ¡Oh, disculpe señora! ¡Qué torpe soy, no debí mencionar lo del
montoyismo! (Habla la Montoya.) “No tienes por qué disculparte, hija. Un día
que el teatro español y yo éramos un mal para éste país y para el arte”…
hubiera criticado a María Guerrero o a Camila Quiroga; que eran sus ídolos, a
esa persona le habría ido muy mal… (Se retira de la Montoya a quien supone
con esto Bernarda. ¡Te sumerges demasiado en vidas ajenas! ¿Otra vez con tu
Sabe, me siento frustrada por ser una simple actriz. Sé que podría crear
(Cambia de ánimo. Mira el reloj.) ¡Odio esperar!. Ahora entiendo por qué las
obras se retrasan siempre cuando menos media hora. Si los atrasos comienzan
desde la audición, qué se espera el día del estreno. (Se interrumpe. Se dirige
rota del que quiere arañar a la luna y se araña su corazón. El amor, lo mismo
que pasa con sus burlas y sus fracasos por la vida del hombre, pasa en esta
ocasión por una escondida pradera […] donde hacía mucho tiempo era vida
Pero un día… hubo un insecto que quiso ir más allá del amor. Se prendó de
una visión que estaba muy lejos de su vida… Quizás leyó con mucha
dificultad algún libro de versos que dejó abandonado sobre el musgo un poeta
de los pocos que van al campo, y se envenenó con aquello de ‘yo te amo,
mujer imposible’. Por eso yo suplico a todos que no dejeís nunca libros de
versos en las praderas, porque podéis causar mucha desolación […] Inútil es
Ahora nadie muere de amor. Y aquella poesía que se tendría que levantar del
Romano. (Le habla a la Montoya.) Le digo así a mi director porque igual que
conversación animada. ¿Qué hacen mirándose así como dos estúpidos? Con
energía, por Dios!… Son jóvenes, hermosos y se adoran… No tienen más que
deberían al menos saber su oficio. Estos me van a echar a perder la obra. (Los
observa indignado) ¡No, no, no! ¿Qué es eso? Lo que tienen que hacer no es
muy difícil. Tú, sí ¡tú! ¿Para eso te contraté, putito? ¡Coño, ni el texto te
sabes? ¡Si te di dos días! (Lo toma del cuello) ¡Caraja madre. Dime si vas a
sacar este papel o llamo a otro. Lo que quiero que me des, no es del otro
mundo. Estás enamorado de ella, tómala de la mano como hombre… bien, (Lo
besa con violencia.) ¡bésala, así!. Tú, Imelda baja los ojos… (Burlón.) ¡Oh,
qué encantadora (cruel) lo haces como una puta! Ahora dile que lo amas…”
(Irónica.) ¿No eres así, Pepe el patán? (Responde el personaje.) “Pues claro.
¡Para eso soy director!”. (Evoca otra escena.) Y luego tus finas maneras con
el escenógrafo: “Oiga, para qué diablos quiero ese trasto allí? Estorba el paso
de los actores. ¿Y los desahogos, dónde están? A ver tú, obrero teatral: no
produzcas. Explícame tú, que te crees tan creativo ¿cómo voy a meter y sacar
que la luz entra hasta que esta loca cae”. (Irónica.) Qué chic, ¿verdad? (No
obtiene respuesta.)
varios lados.
Pepe el Romano, ¿seguro que no andas escondido por algún rincón del teatro?
Conozco muy bien tus trucos; te gusta oírme hablar sola porque crees que así
decente (según ella) pero que llegaba antes que todos al camerino y a solas
frente al espejo se abría la blusa mientras gritaba que tenía urgente necesidad
pechos”. (Se vuelve hacia la Montoya.) ¿Puede usted creer eso? Y es que dice
Pepe el Romano que los actores frente al director fingen lo que no son. Por
cuándo haces el amor, Martiria? ¿Te gustan los hombres o las mujeres? ¿Te
sirve, gran director, convertir en mierda los secretos de todos con los que
trabajas. ¡Eso no es teatro! Por eso te escondes, ¿lo sabes verdad? (Se muestra
tiempo que quieras, no descubrirás nada nuevo de mí. Mejor sal, aunque sea
una sóla vez. (Pausa. Se dirige a la Montoya.) ¿Sabe, señora? Mi madre era
una mujer lista. Siempre me decía que la actuación es una hermosa profesión.
El día que salí por primera vez a escena, me sentí extraña, como separada en
dos partes; por un lado actuaba lo que me habían dicho, pero al mismo tiempo
“En aquel tiempo llegó a casa un joven, era bien parecido y muchas veces
decía tonterías, yo no sabía a ciencia cierta lo que quería, pero tenía que
reírme. Mi madre lo mandaba llamar con frecuencia y esto nos agradaba a los
dos. Finalmente no veíamos por qué no podíamos estar echados el uno junto al
otro entre las sábanas, si ya estábamos sentados el uno al lado del otro en el
sofá. A mí aquello me daba más placer que las tonterías que decía. Lo hicimos
una especie de esponja que todo lo absorbía. El acabó dándose cuenta. Una
había estado a punto de hacer una tontería y que no quería estropearse la vida
antes de tiempo, pues aquello era lo único que tenía. Luego, se marchó sin
acabar de entender lo que quería. Al atardecer estaba sentada junto a la
ventana, pensativa. De pronto vino por la calle un montón de gente, los niños
corrían por delante, mientras los vecinos miraban por las ventanas. Yo miré
enronquece.) Me eché a llorar. Fue la única que vez experimenté una emoción
en la vida real. (Cambia de ánimo.) En el teatro las finjo a diario, aun cuando
al director.) ¡Pepe! ¡Pepe el Romano! ¿Te conté alguna vez esta historia?.
(Responde como el director.) “No Bernarda. ¿Qué edad tenías cuando ocurrió
aquello?”
Pues como veinticinco cuando leí éste monólogo de Büchner. Los monólogos
como Pepe el Romano.) “Ah Bernarda, no haces más que delirar y eso me
Lorca?
¡Soy una idiota amaestrada! Esto es lo que somos los actores para cualquier
hubiera deseado ser una simple y sencilla ama de casa, tener a alguien que se
ocupara de mí. Nada más. ¿Cómo sería mi vida? Un hogar, televisión, revistas
para mujeres. Todo en calma, sin problemas. Amigas para hablar de dietas y
algún salón de baile, los sábados al super y los domingos al cine. (Pausa. Se
contarle a usted todo esto? Desde luego no puedo culpar a mi familia por
continuar con la tradición, ni tampoco lo culpo a él. Fue decisión mía. Estoy
esconde. (Cambia de ánimo. Intenta estar alegre.) ¡Hay alguién acá! Meee,
meeee. ¡Algún otro actor que espera audicionar! Meee, meeee. Realmente no
hay mucho qué hacer, sólo esperar. (Se dirige hacia donde tiene su mochila y
se sienta en el piso.) Esa es la primera materia que aprende el actor: ¡esperar!
Estar sentado todo el día frente al teléfono a la espera de una llamada para una
audición. (Extrae unos títeres.) Recuerdo el primer día de clases. (Lo siguiente
vas a una escuela de teatro, no sólo serás dueña de la experiencia de las tablas
que te transmitimos, sino que podrás conocer otras técnicas más modernas”.
MAESTRO:
BERNARDA:
MAESTRO:
Oh, Bernarda no debes estropear esta bonita profesión con esas rudas palabras
MAESTRO:
(Reprendiéndola.) El cuerpo es su instrumento de trabajo para expresar
emociones y si está desnudo, la emoción es más pura y llega más directo a los
BERNARDA:
señora? (Se sienta a su lado.) Había una clase realmente divertida, en la que
abrir los ojos teníamos que realizar una exploración “sensorial”. Lo tocaba,
me tocaba, así hasta el infinito. Luego con otra, con otro. (Divertida.) Y era
una buena válvula de escape para aquellos que tenían mucho que esconder
ser actriz, que de seguro en el fondo sólo quiere ser una simple y sencilla ama
puede llegar a ser una gran actriz, pero no quiere… Debe estar terriblemente
¡Basura! (Enfrenta al imaginario maestro.) Ahora usted nos pide que seamos
(Estalla.) ¿Qué tiene que ver esto con ser actriz? ¿Sabe qué es usted? ¡Un
Aún me divierte pensar en los ojos que puso el maestro y obviamente fui
¡Pepeee! ¿No estás convencido todavía? Si no soy la más grande, aquí tienes
¿que por eso no podré interpretar a Lorca? (Se detiene.) Olvidas que soy una
intensamente adolorido.
“La sangre que ve la luz se la bebe la tierra… Vale más ser muerto
las ventanas… Echate un velo en la cara. Sobre la cama pon una cruz de
ceniza donde estuvo su almohada […] No quiero llantos en esta casa. Sus
lágrimas son lágrimas de los ojos nada más, y las mías vendrán cuando yo esté
sola, de las plantas de los pies, de mis raíces, y serán más ardientes que la
sangre.”
su alter ego.
“¡Ay, Bernarda, estás llena de una cursi soledad!. Desde que amanece hasta
que anochece das vueltas y vueltas en la casa y sólo agarras tu mochila y sales
a la calle cuando tienes audición. Lo que fue no volverá. Pon una cruz de
otro personaje.) “También están solos los perros y viven” (Cambia de ánimo.)
Romano! ¿Por qué continuamos con esta locura? ¿Por qué este afán de
destruir? (Su alter ego.) ¡Bernarda, estás permitiendo otra vez que esas
(Inspecciona sus cosas. Saca un vestido.) ¡Ah, creí que lo había olvidado! (Se
hijita. ¡Qué preciosidad!” (Pequeña pausa.) ¿Crée que vaya con el personaje?
audicionarte”.
fascinado con las truzas de Don Juan Tenorio y el vestuario del Otelo que mi
abuela hizo. (Se inquieta. Para ella.) ¿Qué es lo que querría ser ella, actriz o
modista? ¿Dónde habrán quedado esos trajes? Mi papá dice que se perdieron,
los habrá vendido. (Cambia.) Qué raro. Casi no me acuerdo de mi abuela. (Su
alter ego la reprende.) “Bernarda, hablar de tu niñez es una excusa para dejar
pasar el tiempo y no preocuparte más, porque nadie llega. ¿No contestas,
verdad?”
actores. ¡Pepe el Romano! ¿Con quiénes trabajaré. Para que no haya malos
entendidos no quiero trabajar con los de la obra anterior, ni creo que ellos
quieran trabajar conmigo. (Le habla su alter ego.) “Ni se acuerdan de ti,
trabajar con esa perra vieja de Magdalena. (La interrumpe el director.) “¿Qué
“¡Silencio digo! Yo veía la tormenta venir, pero no creía que estallara pronto.
¡Ay, qué pedrisco de odio habéis echado sobre mi corazón! Pero todavía no
soy anciana y tengo cinco cadenas para vosotras y esta casa levantada por mi
obligación”.
¡Ay, qué pedrisco de odio habéis echado sobre mi corazón! Pero todavía no
soy anciana, todavía no soy una anciana…” (Se pone de pie.) Todavía tengo
breves. Canción.
mío! / ¿No llega el dolor nuestro / a tus oídos? / ¿No han hecho las blasfemias
/ babeles sin ladrillos / para herirte, o te gustan / los gritos? / ¿Estas sordo?
¿Estas ciego? / ¿O eres bizco / de espíritu / y ves el alma humana / con tonos
invertidos?”
Cambio de ánimo.
Daría cualquier cosa por ser niña otra vez y morir entonces cuando de veras
era feliz. (La interrumpe su alter ego.) “Tu niñez fue bellamente repulsiva.”
abandonar todo esto que me arrastra cada vez con más fuerza. Qué me
en la cabeza, ¿en verdad crees que podrías haber sido una simple ama de
casa?” (Pausa. Es nuevamente ella.) ¿Y con todo eso para qué seguir siendo
Quizás más adelante… Luego sus cabellos se hicieron blancos. Nadie lo sabía
porque se los pintaba. Esta vieja damita vivía solitaria con sus reservas de
paciencia. ¿Cómo pudo esta criatura esperar año tras año, hasta quedar
mí? ¿Quién?” (Le habla su alter ego.) “Y si la muerte es la muerte, ¿qué será
de los poetas y de las cosas dormidas que ya nadie las recuerda?” (Cambia de
exaltado, eso la induce a hacer cualquier cosa por obtener un papel. ¡Lo que
cuerpo el ritmo de la música. Está nerviosa sin saber por qué. Se detiene.
Tuvimos tantos éxitos juntos, ¿te acuerdas, Pepe? ¡Lástima! Ahora sólo son
sacrificio es frustado”. (Irónica.) Hay que admitir que ésta es una crítica
escenario (Como personaje lorquiano.) “ni del traje de poesía que traía puesto
y que dejaba ver los huesos y la sangre”. (La interrumpe su alter ego.)
Se interrumpe.
No, no trates de darme por mi lado. Nadie creería tus halagos. Te conozco
Vuelve a revisar su bolso. Saca unos pañuelos desechables y crema con los
Pepe el Romano. ¿Sabes que nadie te comprende porque no sabes qué decir,
por su trabajo como otras mujeres lo están con el de sus parejas. (Al
porque siempre se te dispersan de la mente. Para eso hay que tener talento y tú
no lo tienes. Tú crucificas al teatro. ¡Ah, pero cómo te inflabas con los
aplausos que salías a recibir a diario… aunque sólo hubieran dos espectadores.
amor a una mujer. Por horas estábamos acostados a los extremos de aquella
Siempre fue así. (Como personaje lorquiano.) “Y yo qué podía hacer para
apagarme ese fuego que tenía levantado por piernas y boca”. (Pequeña
pausa.) Ni para eso me servías. Por la mañana, ni una palabra del asunto. De
ese modo se nos fue la vida. Unicamente en los ensayos, con los demás
actores, me dirigías la palabra. ¿No fue así nuestra relación, Pepe el Romano?
(No obtiene respuesta.) Y Magdalena, esa mosca muerta que imaginaba ser
momento.
todo esto? (Se dirige de nuevo hacia donde está la Montoya mientras enfrenta
a tus delirios? ¡Detente! Abandona toda esta locura y sal a la calle. Diviértete.
¿Y si le dijera señora, que trabajar juntos fue lo más bello de nuestra relación?
(Pequeña pausa.) Creo que esa fue la primera y única ocasión en que
director.) Pepe, ¿sabes que hice todo por no parecerme a ti? (Le responde
irónico el personaje.) “Pase lo que pase, cada quien tiene su igual, Bernarda”.
ella.
ser una buena actriz. Desde pequeña recuerdo todo lo que ha envenenado mi
vida, todos mis miedos, todas mis pesadillas. (Pausa.) Una vez estábamos en
una función, otro actor y yo. Era lenta y fastidiosa y nosotros dos
estaba más aburrida, un grupo del público; creo que la familia de mi papá,
del escenario. Luego dejamos el teatro y nos fuimos sin nuestras pertenencias.
(Pequeña pausa.) ¿Creé que esto marque mi vida profesional? (No obtiene
respuesta.) ¿Qué podré hacer? A veces quiero decir ¡basta! Sin embargo, hay
¡Pepe! ¿qué sienten aquellos directores fracasados que viven con otras
Se dirige divertida hacia la Montoya.) ¿Sabe una cosa, señora? En este país se
perdona todo menos el talento. Por eso los directores mediocres, son
ánimo. Finge importarle poco la situación.) Sabes las cosas están así: esta
separación fue lo mejor que pudo ocurrirme. ¡Dejé atrás todas aquellas
Pero me hace falta que alguien me abrace. Nadie lo ha hecho durante muchos
ni nadie. (Pausa.) Hago el tipo de teatro que quiero. Me doy el lujo de escoger
mis propios papeles. ¡Ser libre es algo difícil de lograr, en especial para una
actriz inteligente! ¡Amo todo cuanto me ha sucedido! Ahora a todos les resulta
muy difícil comprarme… Hice una excepción contigo, Pepe el Romano. Por
aquello de los viejos tiempos. No soy todavía una actriz acabada, ¿entiendes?;
todos los directores me persiguen para que trabaje con ellos y me pagan lo que
pido. (Ironiza su alter ego.) “Sí. Cómo no. Por eso le debes hasta al taxista
que te trajo”. (Cambia de ánimo.) Quiero que enfrentes la realidad: ésta será
pausa.) Cuando estaba contigo vivía atada a miedos y fobias; sobre todo al
seguridad. Ahora entiendo que todas las cosas que viví contigo no las puedo
“Las tienes bien superadas Bernarda, que hablas como loca con tus
soy una mujer diferente. No le tengo miedo a nada, ni a los hombres: aunque
no me hablen, aunque digan que soy una imbécil, aunque me obliguen a hacer
conformarse con el teatro? Después de que la que la obra termine voy a hacer
ya me van a dar un estelar. (Finge estar alegre.) ¡Es lo más maravilloso que
otra cosa. No todo está en contra tuya. Piensa, en algo maravilloso que te halla
sucediendo cosas así. (Su alter ego.) “La vida es impredecible y quizás, Pepe
“Ya no puedo hacer nada. Quise atajar las cosas pero ya me asustan
demasiado. ¿Tú ves este silencio? Pues hay una tormenta en cada cuarto. El
día que estallen nos barrerán a todos. Yo he dicho lo que tenía que decir”.
esperar. ¡Ay, Dios! En algo estoy de acuerdo contigo. Antes no era tan
escenario, lo examina.
Cuándo voy a aprender a decir no. Cuándo voy a entender que me tengo que
dedicar a otra cosa. Cuándo voy a aceptar que te necesito. Soy una histérica y
Romano. ¿Por qué a mí? Por qué me haces esto. No después de cinco años.
¿Por qué me engañas de este modo. ¿Por qué me citas siempre en lugares
como éste y por qué jamás te presentas? (En off, responde irónico el
personaje.) “¿Quieres saber para qué Bernarda?, para que te arda. Somos dos
contra la vida”. (Ella final-mente se desploma.) Oh, Dios, por qué me permites
seguirle el juego. ¿Por qué permites que esto me suceda a mí una y otra vez?.
¡Por qué es así mi vida? (No obtiene respuesta.) ¡Quién me manda sufrir sin
tener alas!
Meee, meeee”.
OSCURO FINAL