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UNA APROXIMACIÓN A LAS TEORÍAS

FEMINISTAS *
Samara de las Heras Aguilera

Feminismo es un término relativamente moderno, que aparece décadas después de que las
mujeres comenzaran a denunciar su situación de opresión y a vindicar la igualdad entre los
sexos. Como señala Jane Freedman, “ya existía lo que hoy llamaríamos un pensamiento y
una actividad feminista mucho antes de que el término en sí se utilizara” (FREEDMAN,
Jane)

El punto de partida, como han señalado las teóricas feministas, es el redescubrimiento de la


historia de las mujeres, de nuestra situación, de nuestras reivindicaciones y de nuestros logros
porque para erradicar el sistema de subordinación que nos subyuga, el primer paso es tomar
conciencia de cómo se produce y cómo nos afecta para, posteriormente, definir una estrategia
de actuación.

el Feminismo es toda teoría, pensamiento y práctica social, política y jurídica que tiene por
objetivo hacer evidente y terminar con la situación de opresión que soportan las mujeres y
lograr así una sociedad más justa que reconozca y garantice la igualdad plena y efectiva de
todos los seres

“las ilustradas reivindicarán la inclusión de las mujeres en los principios universalistas que
la Ilustración mantenía: la universalidad de la razón, la emancipación de los prejuicios, la
aplicación del principio de igualdad y la idea de progreso”8. En que el Feminismo nace en el
llamado “tiempo de los derechos”

olas” feministas
La primera ola, correspondería a los movimientos de finales del siglo XIX y principios del
XX, que tenían como objetivo principal lograr la igualdad de derechos para las mujeres,
especialmente el derecho de sufragio. La segunda ola se refiere al resurgimiento del
feminismo a partir de los años 60. Respecto a esta clasificación podemos realizar dos apuntes.
Por una parte, no todas las teóricas feministas comparten esa propuesta. Así, según la filósofa
española Amelia Valcárcel, entre otras, la primera ola surge con el feminismo ilustrado y no
con el sufragismo

Lo primero que tenemos que tener en cuenta al analizar esta etapa es que la evolución del
discurso de la ciudadanía de las mujeres y el reconocimiento de sus derechos no se desarrolló
igual en Europa que en Estados Unidos. Las mujeres norteamericanas consiguieron
establecer alianzas con otros movimientos sociales, como el movimiento abolicionista o el
movimiento de reforma moral; así, mientras que en el continente europeo

el discurso feminista lo elaboraron voces aisladas, en Estados Unidos tuvo una resonancia
colectiva que se plasmó en un movimiento social. Además,
el lema Lo personal es político, que llamaba la atención sobre los problemas de las mujeres
en el ámbito privado; el segundo fue el análisis de las causas de la opresión, en el que el
concepto de Patriarcado desempeñaría un papel fundamental

matrimonio desgraciado entre marxismo y feminismo” y, por eso, se defiende que las mujeres
padecen una opresión específica por el hecho de serlo y que existe un sistema de dominación
masculino específico: el patriarcado, que es una estructura de relaciones sociales de poder
que tiene su base material en el capitalismo. Las distintas posturas entre las feministas
socialistas radicaban en la comprensión de cómo se relacionan ambos
sistemas de dominación
nuevos factores para explicar la subordinación femenina, como el género, la globalización,
la raza, la edad o el aspecto físico y,

las feministas radicales les “corresponde el mérito de haber revolucionado la teoría


política al analizar las relaciones de poder que estructuran la familia y la sexualidad”. En
efecto, las radicales resumieron en el eslogan Lo personal es político la identificación de
esferas de la vida hasta entonces consideradas privadas como centros de dominación
patriarcal y defendieron que todos los varones reciben beneficios
que “las mujeres no son un problema social, sino que más bien éstas han de plantearse el
problema que la sociedad les crea”
nuevas formas de formular el saber residen en el carácter interdisciplinar de los estudios
feministas que ha propiciado un cuestionamiento a la crítica de la construcción social del
conocimiento en disciplinas estancas y

Seyla Benhabib, la muerte del hombre cabe entenderla como la desmitificación del sujeto
masculino desde el cuestionamiento del supuestamente neutro y universal sujeto de la razón;
la muerte de la historia como la generalización de la narración histórica, entendiendo que la
historia ha sido contada desde un punto de vista masculino que ha ignorado la heterogeneidad
de los seres humanos; y, por último, la muerte de la metafísica encuentra su contrapartida
feminista en el escepticismo feminista hacia las pretensiones de la Razón
Transcendental, ya que ha desconocido las relaciones de género y las diferencias entre las
personas
que las propuestas feministas parten del análisis de la situación de las mujeres en la sociedad
y coinciden, por un lado, en la denuncia de las relaciones de dominación del sexo
masculino sobre el femenino y, por otro, en la consideración de que esa organización social,
que se denomina patriarcado y que se basa en las diferencias de género, es el resultado de un
proceso histórico y social y no un hecho natural

uno de los objetivos principales del Feminismo es el aumento de conciencia1, un proceso por
el que las mujeres despiertan, a través del debate y la discusión de su propia situación y de
las desigualdades que perpetúa el sistema patriarcal.

Este método se convierte así en un instrumento esencial en la lucha por la igualdad, puesto
que para que un movimiento político y social pueda avanzar es necesario provocar la
conciencia de los oprimidos. Por otra parte, para que se produzca un cambio en esa situación
desigualitaria, las voces de las mujeres deben ser escuchadas en el ámbito público

La metodología feminista se basa en el aumento de conciencia, en la crítica colectiva y en el


reclamo de la experiencia social tal y como la viven las mujeres, cuestiones que, una vez
planteadas, no pueden ser ignoradas por las disciplinas tradicionales. KRAVARITOU, Yota:

Teoría tradicional y teoría crítica


En la investigación corriente, teoría equivale a un conjunto de
proposiciones acerca de un campo de objetos, y esas proposiciones están
de tal modo relacionadas unas con otras, que de algunas de ellas pueden
deducirse las restantes
Teoría es la acumulación del saber en forma tal que este se vuelva
utilizable para caracterizar los hechos de la manera más acabada posible.
las proposiciones más generales de donde parte la deducción sean
consideradas como juicios empíricos, como inducciones (tal el caso de
John Stuart Mill) o como intelecciones evidentes (en las corrientes
racionalistas y fenomenológicas), o bien como principios establecidos en
forma totalmente arbitraria (por parte de la axiomática moderna).
Teoría, en su exacto sentido, es «un encadenamiento sistemático de
proposiciones bajo la forma de una deducción sistemáticamente unitaria».
Ciencia es «cierto universo de proposiciones (. . .) que surge de modo
constante de la actividad teórica, y en cuyo orden sistemático un cierto
universo de objetos alcanza su determinación».
Las reglas empíricas no son otra cosa que las formulaciones de nuestro
saber acerca de las relaciones económicas, sociales y psicológicas. Si se
dan las circunstancias a b c d, debe esperarse un resultado q; si
desaparece d, resultará el acontecimiento r; si se agrega g, el
acontecimiento será s, y así sucesivamente. Un cálculo de esta índole es
propio de la estructura lógica del saber histórico, así como de la ciencia
natural. Es la forma en que opera la teoría en el sentido tradicional.
Señalan como misión de la ciencia el predecir hechos y obtener resultados
útiles. Sin embargo, en la práctica es asunto privado del científico concebir
de este modo tal misión y el valor social de su labor.
La ciencia se encarga de su formulación clara e inteligible, a fin de que
los conocimientos puedan ser manejados como se desee.
en realidad, la vida de la sociedad resulta del trabajo conjunto de las
distintas ramas de la producción, y si
la división del trabajo en el modo de producción capitalista funciona mal,
sus ramas, incluida la ciencia, no deben ser vistas como autónomas o
independientes. Ni la estructura de la producción, dividida en industrial
y agraria, ni la separación entre las llamadas funciones directivas y las
ejecutivas, entre los servicios y los trabajos, las ocupaciones manuales y
las intelectuales, son situaciones eternas o naturales; ellas proceden, por
el contrario, del modo de producción en determinadas formas de
sociedad. La ilusión de independencia que ofrecen procesos de trabajo
cuyo cumplimiento, según se pretende, derivaría de la íntima esencia de
su objeto, corresponde a la libertad aparente de los sujetos económicos
dentro de la sociedad burguesa. Estos creen actuar de acuerdo con
decisiones individuales, cuando hasta en sus más complicadas
especulaciones son exponentes del inaprehensible mecanismo social.
El ideal es alcanzar un sistema unitario de la ciencia, todopoderosa en
este sentido. Y puesto que en el objeto todo se resuelve en determinación
conceptual, como resultado de este trabajo no se puede ofrecer nada
consistente, nada material; la función determinante, ordenadora,
fundadora de unidad es lo único sobre lo cual todo reposa, a lo cual tiende
todo esfuerzo humano. La producción es producción de la unidad, y la
producción misma es el producto" El progreso en la conciencia de la
libertad consiste propiamente, según esta lógica, en que, del mísero
escorzo de mundo que se ofrece a la contemplación del científico, una
parte cada vez mayor sea expresable en la forma del cociente diferencial.
Los hechos que nos entregan
nuestros sentidos están preformados socialmente de dos modos: por el
carácter histórico del objeto percibido y por el carácter histórico del
órgano percipiente. Ambos no están constituidos solo naturalmente, sino
que lo están también por la actividad humana; no obstante, en la
percepción el individuo se experimenta a sí mismo como receptor y
pasivo.
La existencia de la sociedad ha reposado en una represión directa, o bien
es la ciega resultante de fuerzas antagónicas, pero en ningún caso ha sido
el fruto de la espontaneidad consciente de los individuos libres. De ahí
que el significado de los conceptos de actividad y pasividad cambie según
se aplique al individuo o a la sociedad.
La praxis social incluye siempre, en efecto, el saber disponible y aplicado;
el hecho percibido está, por ende, ya antes de su elaboración teórica
consciente, llevada a cabo por el individuo cognoscente, condicionado por
ideas y conceptos humanos. A este respecto no debe pensarse solamente
en el experimento, característico de las ciencias naturales.
La praxis social incluye siempre, en efecto, el saber disponible y aplicado;
el hecho percibido está, por ende, ya antes de su elaboración teórica
consciente, llevada a cabo por el individuo cognoscente, condicionado por
ideas y conceptos humanos. A este respecto no debe pensarse solamente
en el experimento, característico de las ciencias naturales.
La formación de hipótesis, el trabajo teórico en general, es una
actividad para la cual existe, en la situación social presente, una
fundamental posibilidad de aplicación, es decir, una demanda.
Ahora bien, hay un comportamiento humano " que tiene por objeto la
sociedad misma. No está dirigido solamente a subsanar inconvenientes,
pues para él estos dependen más bien de la construcción de la sociedad
en su conjunto. Si bien se origina en la estructura social, no está
empeñado, ni por su intención consciente ni por su significado objetivo,
en que una cosa cualquiera funcione mejor en esa estructura. Las
categorías de mejor, útil, adecuado, productivo, valioso, tal como se las
entiende en este sistema, son, para tal comportamiento, sospechosas en
sí mismas y de ningún modo constituyen supuestos extracientíficos con
los cuales él nada tenga que hacer.
14 Este comportamiento es designado, en ¡o que sigue, como «crítico».
La palabra se entiende aquí no tanto en el sentido de la crítica idealista
de la razón pura, como en el de la crítica dialéctica de la economía política.
Se refiere a una característica esencial de la teoría dialéctica de la
sociedad.
fines.
El carácter escindido, propio del todo social en su configuración actual,
cobra la forma de contradicción consciente en los sujetos del
comportamiento crítico. En tanto reconocen ellos la forma presente de
economía, y toda la cultura fundada sobre ella, como productos del
trabajo humano, como la organización que la humanidad se dio a sí misma
en esta época y para la cual estaba capacitada, se identifican con esta
totalidad y la entienden como voluntad y razón: es su propio mundo. Al
mismo tiempo, advierten que la sociedad es comparable con procesos
naturales extrahumanos, con puros mecanismos, puesto que las formas
de cultura, fundadas en la lucha y la opresión, no son testimonios de una
voluntad unitaria, autoconsciente: este mundo no es el de ellos, sino el
del capital.
el reconocimiento crítico de las categorías que dominan la vida de
la sociedad contiene también la condena de aquellas.
En el pensar acerca del hombre, sujeto y objeto se separan el uno del
otro; su identidad está puesta en el futuro y no en el presente. El método
que conduce a ello puede llamarse, en la terminología cartesiana,
clarificación; pero esta, en el pensamiento realmente crítico, significa, no
solamente un proceso lógico, sino al mismo tiempo un proceso histórico
concreto. En su decurso se transforman, tanto la estructura social en su
totalidad, como la relación del teórico con la sociedad, es decir, se
transforma el sujeto, así como el papel del pensamiento.
Esto se hace evidente en la persona del teórico: su crítica es agresiva, no
solo frente a los apologistas conscientes de lo establecido, sino en la
misma medida frente a tendencias discrepantes, conformistas o utopistas
dentro de sus propias filas.
La meta que este quiere alcanzar, es decir, una situación fundada
en la razón, se basa, es cierto, en la miseria presente; pero esa
miseria no ofrece por sí misma la imagen de su supresión. La
teoría esbozada por el pensar crítico no obra al servicio de una
realidad ya existente: solo expresa su secreto.
En todas las épocas en las cuales las transformaciones sociales
estuvieron a la orden del día, quienes, en oposición a ello,
pensaban «demasiado», han pasado por peligrosos. Esto nos
lleva al problema general de la inteligencia en su relación con la
sociedad.
El juicio categórico es típico de la sociedad preburguesa: es así, el
hombre no puede cambiar nada. La forma hipotética y la
disyuntiva de los juicios responde especialmente al mundo
burgués: en determinadas circunstancias puede aparecer este
efecto, es así o bien de otra manera. La teoría crítica afirma: no
debe ser así, los hombres pueden cambiar el ser, las
circunstancias para ello están ahora presentes.
ya no simplemente de necesidad lógica, sino de necesidad concreta, de lo
que es propio del acontecer fáctico.
Pensar el objeto de la teoría como separado de ella falsea la imagen y
conduce a un quietismo o conformismo. Cada parte de la teoría supone la
crítica y la lucha contra lo establecido, dentro de la línea trazada por ella
misma.
En las circunstancias del capitalismo monopolista, desapareció
hasta esa relativa independencia del individuo. Este ya no tiene
un solo pensamiento propio. El contenido de las creencias de
masas, en las que nadie cree mucho, es un producto directo de la
burocracia reinante en la economía y en el Estado, y los
partidarios de tales creencias persiguen, sin confesárselo, solo
sus intereses atomizados y, por lo tanto, no verdaderos; actúan
como simples funciones del mecanismo económico.
__
Marxismo, estudios poscoloniales y teoría queer hoy: economías de la
violencia conceptual y horizontes más allá del apartheid. Una reflexión
epistemológico-política. Paulo Ravecca
una de las contribuciones de la teoría queer en su vertiente más radical
ha sido problematizar el significado mismo del trabajo académico,
interrumpiendo la lógica lineal y la violencia implícita de la “objetividad
científica” y desafiando nociones rígidas, aproblemáticas e incluso anti-
intelectuales de qué significa escribir, pensar y analizar. Y explicitando,
siempre, la dimensión política de la producción de conocimiento.
Teoría queer es epistemología crítica. la teoría queer es, o puede ser leída
como, una teoría política innovadora que politiza y desnaturaliza (ambos
componentes son importantes y se complementan) relaciones sociales de
opresión que otros discursos, incluso críticos, tienden a desatender, o a
naturalizar o a dar por sentadas. La teoría queer echa luz sobre aspectos
de las relaciones de dominación de la sociedad contemporánea que se les
escap(ab)an a los discursos de la izquierda más tradicional. Contribuye,
a través de su problematización radical de la sexualidad y la identidad, a
una conceptualización más rica de la desigualdad de poder, de la
ciudadanía, de qué puede significar una sociedad mejor, etcétera.
Ensancha el campo de lo político, nada menos.

economía de la violencia conceptual. Qué cuando se habla de una


cosa no se habla de otra, y que eso tiene consecuencias. O que se asumen
ciertas verdades sobre aquello de lo que no se habla --sin
problematizarlas
desplazamiento en esas economías de la violencia: problematiza las
relaciones de poder y de discurso que nos constituyen en el terreno de la
sexualidad, especialmente las mediaciones de lenguaje que nos re-
presentan de cierta forma, que nos “encierran”, y abre nuevas
posibilidades a la creatividad humana.
La teoría queer como discurso crítico procede con la sexualidad y la
Identidad poner en cuestión la idea de que “el otro” (y por ende “uno
mismo”) es “naturalmente” como los poderes dominantes en cierto
contexto lo representan, desnudando además cómo esas
representaciones son parte constitutiva de los proyectos de poder.
Siguiendo a David McNally (2001) las teorías que se olvidan de los
genitales, del cuerpo laburante, de la gente real que vive más allá de la
performance alternativa o del texto trasgresor, esas teorías tienen
implicaciones políticas indeseables. Si el mundo del texto no posee
exterioridad pensable, si todo es texto, entonces no es posible imaginar
una exterioridad a la forma mercancía y el capitalismo no pude tener un
final imaginado ni real (una exterioridad fáctica, un límite concreto): muy
a mi pesar, el giro lingüístico en la filosofía política y las ciencias sociales
más alternativas puede ser visto, como lo hace McNally, como un retorno
del idealismo original, pero con más graves efectos ideológicos. La alianza
silenciosa entre cierta versión del posmodernismo y el liberalismo (incluso
cuando en la superficie conceptual poco tienen que ver) tiende a
naturalizar, vaya paradójica, las asimetrías económicas en que nuestras
sexualidades están ubicadas
el poder “habla” y “hace” al mismo tiempo. Las interpretaciones no flotan
en el aire.
Nociones como las de plus-represión o desublimación represiva, por
ejemplo, tratan de articular lo biológico, lo psicológico y lo social y
complementan o tensan al constructivismo cultural que no puede
exorcizar la facticidad extradiscursiva del cuerpo sexuado
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TRANSCRÍTICA- Kojin Karatani

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