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PORUMBOIU, UN MODESTO GRAN CINE.

En el 2015 descubrí en Tv UNAM el cine de Corneliu Porumboiu con su película "12:08 al


Este de Bucarest" que nos muestra un programa de televisión de un pueblo cercano a la
capital rumana a propósito del aniversario de la Revolución de 1989 que trajo la caída del
tirano comunista Nicolae Ceausescu.

La historia es conmovedora por su sencillez y de cierta forma despiadada por su


aproximación al asunto que convoca el propio programa de tv.

Una especie de mesa redonda en una pequeña televisión privada hecha por un antiguo
ingeniero de la era comunista que invita a un viejo “santaclós” y a un borracho profesor del
pueblo a narrar los sucesos que precedieron la toma de las calles por el pueblo para
deponer al sátrapa.

Pero el asunto se torna en comedia, en una comedia triste, cuando el público comienza a
hablar por teléfono al programa y desmiente la historia del profesor y el viejo santa
aprovecha para contar sus cuestiones familiares deshiladamente.

Porumboiu se representa a sí mismo como el camarógrafo de la destartalada estación de


TV, cuya toma fija, también desajustada, nos ofrece una encuentro directo con los modos
de ser y hacer de un país ex comunista, con una mirada cinematográfica, dura, crítica, pero
al mismo tiempo suave, dispensada...y en momentos poética.

Ahora descubro su otro film "El Segundo Juego", algo que inclusive difícilmente se le
podría llamar una película, pero que resulta igual de atrayente, conmovedora y sí...poética,
como en el mismo film lo discuten los dos personajes.

Podría decirse de esta "película" que es a la vez un pretexto que una lección
cinematográfica. El propio Poromboiu y su padre, comentan las minucias de un juego de
futbol bajo la nieve, transmitido por la televisión comunista en 1988, un año antes de la
Revolución Rumana.

Resulta que el padre del cineasta fue el árbitro del partido y cuenta detalles de cómo era el
futbol en aquel tiempo: "El ejército contra la Policia y el Servicio Secreto" dice al iniciar el
juego del Steaua contra el Dínamo, un partido que vemos minuto a minuto mientras los dos
reflexionan sobre esos tiempos, desde lo político, la transmisión misma, los jugadores, las
reglas del futbol y cómo creen ellos que ha cambiado este al paso de las décadas.
Escuchamos los nombres de conocidos futbolistas rumanos, ya que el Steaua había
ganado la entonces Copa Europea de Campeones en apenas en el '86, hoy Champions
League, justo al Barcelona, en penales en la cancha del Sevilla.

El partido se juega ante una tormenta de nieve, en un ámbito oscuro, en un tiempo de


represión política y de miedo social. La cancha está atascada, tanto de gente como de
nieve y lodo; aún así los futbolistas se están partiendo la cresta, entre la finura técnica y la
violencia.

El film tiene dos niveles que en un principio parecen desconectados; uno es el juego que es
una transmisión de la tele, en donde las tomas son de cierta manera "censuradas" -como
cuando hay conatos de bronca que la toma pasa a la tribuna- y el otro la conversación que
tienen padre e hijo viendo la tele, tal cual.

Porumboiu cineasta está grabando la plática con su padre mientras comentan el juego en
tiempo real. El partido en realidad parece ser nada especial para ambos, de hecho el
cineasta sólo está grabando el audio de esa charla mientras que luego para el film integra
al videotape de la grabación de la transmisión íntegra del partido, los dos tiempos.

El hijo le habría comentado su intención de hacer una película sobre el juego pero el padre
no encuentra la razón, no encuentra el "arte" o lo "poético" del partido y de cierta manera le
hace saber eso al cineasta en la misma conversación dentro del film.

El padre le explica las razones por las cuales se guía un árbitro en la cancha, cómo debe
de manejar el juego y cómo debe de dejar que el juego fluya, independientemente de que
en este caso esté hablando de dos equipos relacionados con el régimen dictatorial.

Las preguntas por las amonestaciones, por las faltas, luego los silencios, las llamadas
telefónicas de alguien al celular del cineasta, las referencias al futbol en tiempos de Messi
(el film es del 2014) salpican el tiempo, porque de hecho, lo mejor de la película es el
tiempo, el tiempo real de un partido de futbol, esa espera que aún persiste en la grabación,
ya sin emoción, un juego en el que no importa qué pase, no importa el resultado, pero que
de pronto activa la posibilidad de que algo nuevo suceda.

El 0-0 es el drama, y la nieve arreciando, la conversación cede su lugar a tiempos muertos,


sin narración, no hay música, sólo la continuidad del juego, cualidad fantástica de la
repetición, todo es solamente lo que ves y lo que oyes en su desfase de décadas, en su
insignificancia como tal: partido grabado en una videocasetera, los dos tiempos, el primero
y el segundo del juego, el de la grabación y el de la inocua conversación sobre la misma,
la misma realidad, la del juego y la del encuentro padre e hijo se van hilando sin embargo
de tal manera que uno siempre sigue a la espera(nza), pero esta se asienta, o se dilata, se
transforma en nuevo tiempo.

La lección fílmica del caso es que el tiempo real de un partido de futbol se experimenta
muy diferente en la temporalidad de un film. Para ser una película hecha sin una cámara y
sin editar el material de archivo,se desborda...

"El Segundo Juego" es como una primera vez, porque de hecho quizás sea la primera vez
que se ve un juego de futbol completo en el cine, que se ve un partido de futbol como una
película en donde no importa realmente lo que está pasando en el partido.

Aún así Porumboiu está totalmente alerta y nos lo comunica de una forma sosegada: el
futbol si no fuera una banalidad nos tendría encerrados en un siniestro círculo vicioso,
elegir entre la política y la búsqueda poética. ¿Es en la inanidad del futbol en donde reside
su relación con la libertad?.

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