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oportunidad para escribir». Ten una libreta a mano para anotar tus respuestas.
Oportunidad para escribir Dedica unos momentos a hacerte preguntas como éstas, o
cual quier otra que se te ocurra, y escribe las respuestas:
• ¿Qué clase de persona he estado siendo?
• ¿Qué clase de persona aparento ser ante el mundo? (¿Cómo es un aspecto de mi
«vacío»?)
• ¿Qué clase de persona soy por dentro? (¿Cómo es el otro aspecto de mi
«vacío»?)
• ¿Siento cada día alguna sensación —con la que incluso lu cho— a diario?
• ¿Cómo me describirían mis amigos íntimos y mi familia? • ¿Hay algo de mí que
oculte a los demás? • ¿Qué parte de mi personalidad tengo que
trabajar para mejorarla? • ¿Qué es lo que quiero cambiar de mí?
• Paso 4: «entrega» este estado limitador a una mente superior y pídele que s
e ocupe de él de la forma más adecuada para ti.
Una de las características que hace al sistema nervioso tan excepcional es su plasticidad. Este distintivo
significa maleabilidad y cambio; todas estas modificaciones son la base del aprendizaje y de nuestra adaptación
a condiciones variables ambientales y fisiológicas.
De hecho, todo lo que aprendemos, nuestros recuerdos, anhelos, valores, conocimientos y capacidades están
esculpidos en una inmensa telaraña formada por la asombrosa cantidad de 100.000 millones de células
cerebrales, denominadas neuronas. Cada una de estas neuronas tiene la capacidad de conectarse con hasta otras
10.000 de sus compañeras, construyendo así un total de 1.000 billones de posibles conexiones neurales. Estos
lugares de encuentro en el que se conectan dos neuronas es conocido con el nombre de Sinapsis, (Sherrington,
1897).
La forma de una neurona podría ser, metafóricamente hablando, la de una cebolla. Ésta cuenta con una parte
central redondeada, con un sólo brote en una de sus puntas y muchas fibras finas, muy similares a raicillas, en el
otro extremo. A las raicillas neuronales se las denomina Dendritas, al bulbo, Cuerpo Neuronal y, al brote, Axón.
Como las raicillas del vegetal, las dendritas son las encargadas de
absorber la nutrición que da vida a cada una de estas neuronas. Su dieta consiste en impulsos electromagnéticos
provenientes de las otras neuronas con las que se halla habitualmente comunicada. Alguno de estos nutrientes
intentarán activar la neurona, mientras que otros buscarán conseguir lo contrario, o sea, inhibirla.
Luego, el hecho de que una célula cerebral descargue o no algún tipo de impulso eléctrico a otra célula hermana
será la resultante de su capacidad de efectuar un rápido cálculo aritmético entre los dos tipos de descargas
recibidas (las que la incitan a ir hacia delante y las que la llevan a frenarse). Si la diferencia entre ambas da un
número negativo, no generará acción alguna, pero si es positivo, modificará inmediatamente su estructura física,
de modo que enviará una descarga electromagnética que será emitida a través del axón.
Los axones de distintas neuronas pueden variar mucho en su longitud y conducen estas pulsaciones, que sólo
duran unas milésimas de segundo y alcanzan hasta la increíble velocidad de hasta 300 Km/h.
Una vez salido del axón, el estímulo encenderá todas las dendritas de las neuronas con las que se ha conectado y
producirá una reacción en cadena que puede implicar a cientos, miles e, incluso, a muchos millones de neuronas
integradas en una compacta y compleja red tridimensional. El cerebro, para hacer este trabajo, consume una
quinta parte de toda la energía generada por el cuerpo en descanso: es como si fuera una bombilla de 20 vatios
que brilla sin parar y no deja de trabajar aun cuando estamos durmiendo.
En este momento, mientras Ud. lee esta nota, una cascada de neuronas se están descargando al unisonó con el
fin de que pueda comprender su contenido, formando una nueva red neuronal inédita hasta el momento. Si
decidiera, además de leer este texto, memorizarlo, se produciría otro fenómeno sumamente importante: la red
crecería aún más, porque cada vez que lo relea para consolidarlo en la memoria, neuronas que inicialmente no
tenían relación entre sí, se irían incorporando a la red creada al momento de comenzar la lectura de este artículo.
Si decidiera, además de memorizarlo, transmitir oralmente este conocimiento a otras personas, la red se
fortalecería notablemente, aumentando las conexiones entre las neuronas que la componen.
Las neuronas actúan como nosotros; imaginemos la siguiente situación: quedamos atrapados un avión que ha
retrasado su salida. Al principio, no tendríamos nada en común con la persona que está sentada a nuestro lado,
pero al cabo de varios minutos de espera, con seguridad, ambos comenzaríamos a quejarnos de nuestra mala
suerte. Y si el retraso se prolongara, es muy factible que nos sintiéramos más cercanos y nos uniéramos a otros
pasajeros, de modo que al final todos llegaríamos a formar un gran bloque de quejosos que se unen para actuar
en busca de una solución al problema.
Con las neuronas pasa algo muy parecido: tras unas pocas descargas simultáneas tienden a unirse más y más,
formando así parte de un mismo equipo. La sinapsis de dos neuronas que se descargan reiteradamente en forma
conjunta sufre cambios bioquímicos (denominados potenciación a largo plazo), de tal forma que cuando una de
sus membranas se activa o desactiva, la otra también lo hace. En pocas palabras, se han asociado y esto
garantiza que en el futuro se activen mucho más veces que antes, porque no sólo dependerán de su propia
estimulación, sino también de la activación de las nuevas neuronas que conforman la red. Este fenómeno, de
suma importancia, fue denominado por el psicólogo Donald Hebb: aprendizaje Hebbiano, que es la base del
aprendizaje y la memorización.
Neuroplasticidad
La neuroplasticidad puede definirse como el potencial para el cambio, facultad de modificar nuestra conducta y
adaptarnos a las demandas de un contexto particular. (Gollin 1981). También se puede presentar como la
capacidad del cerebro de armar, fortalecer, desarmar y debilitar redes neuronales. Todas las redes que poseen
neuronas fuertemente conectadas forman parte de la memoria de largo plazo.
Pero para que el aprendizaje se efectúe, debe producirse el mismo fenómeno, pero a la inversa. Es decir, que si
una red no se usa, debe ir poco a poco perdiendo las conexiones entre neuronas que la integraban, hasta casi
desaparecer. Este proceso es muy importante porque permite que información que ya no es de utilidad sea
reemplazada por una nueva o actualizada. El proceso de neuroplasticidad permite que el aprendizaje y la
memoria sean posibles.
Por lo que hemos visto, podemos expresar que existen dos tipos de neuroplasticidad: la positiva, que se encarga
de crear y ampliar las redes neuronales o Hebbianas, y la negativa, cuyo objetivo es eliminar o disminuir
aquellas que no se utilizan.
Para generar neuroplasticidad positiva, es necesario reiterar los conocimientos que se dan en el aula, o sala de
capacitación, muchas veces y desde diferentes lugares, integrándolos con otros saberes, para así producir
aprendizaje asociativo. Esto es muy recomendable, dado que contribuye en que las conexiones neuronales
producidas por los nuevos conocimientos puedan sumarse a redes ya fortalecidas.
En neuroplasticidad existe una regla que indica que una red que se usa se fortalecerá y una que no, se debilitará.
Aquí podemos comprender el motivo por el cual luego de las vacaciones, los alumnos regresan como si lo que
aprendieron hubiese sido olvidado, y el valor que tiene el repaso en los primeros encuentros del año y lo
fundamental que es aplicar el conocimientos desde distintas miradas y disciplinas.
Los maestros y capacitadores deben conocer a sus alumnos y personas con quienes trabajan para descubrir y
ayudarlos a revelar el sentido de lo que aprenden y cómo conectarlo con sus vidas. Asociando la nueva
información a conocimientos anteriores, relacionándolos con la vida personal y dándole significado. De este
modo, la neuroplasticidad positiva cobra fuerza y la información llega más fácilmente a convertirse en una
memoria de largo plazo.
De ahora en más, cuando pensemos en aprendizaje, memoria, ideas, valores, modos de actuar, procedimientos,
estilos de dirección, cultura institucional, olvidos, recuerdos, etc., debemos tener presente que todos estos
puntos se encuentran plasmados en la maravillosa conexión entre las neuronas y las redes que conforman.
La educación esculpe y modela nuestros cerebros y, como en toda obra, el maestro necesita del tiempo
necesario para lograr su terminación. Por ello es tan necesario conocer las reglas de la neuroplasticidad.