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Oscar Mauricio Moreno Carreño

Taller I: Investigación y Argumentación.

Reseña: “Influjo de la teoría sociológica sobre la investigación empírica” e “Influjo de


la investigación empírica sobre la teoría sociológica” en Teoría y Estructura Sociales,
Robert K. Merton. Fondo de Cultura Económica. 1964

En una disciplina relativamente joven como lo es la sociología, las presiones tanto externas
a esta como internas para ponerse “al nivel” de las más recorridas, han tenido efectos no
siempre favorables para la investigación y teoría sociológica. Presiones que el mismo
Merton, hablando de las teorías de alcance intermedio, en la introducción de este libro, ya
señalaba: presiones exteriores presentadas por individuos o grupos al servicio de los cuales
parecen estar los profesionales de la sociología (podríamos decir que los empleadores,
principalmente los públicos –Estado-), y que han llegado a creer (casi) ciegamente que la
sociología, o más ampliamente las ciencias sociales, se presentan como una solución absoluta
y definitiva a los problemas sociales contemporáneos. Sin embargo, parece que esta presión
exterior, esta creencia, ha logrado legitimarse a tal punto que el mismo profesional de la
sociología no sólo obedece a sus demandas, sino que las lleva a cabo como una tarea que
debe realizar con suma urgencia, pasando por alto el hecho señalado en la primera línea de
este párrafo: la sociología es una disciplina cuyo recorrido dista mucho del desarrollo de otras
disciplinas o ciencias; lo que implica que, aunque se hayan dado grandes avances gracias a
los “préstamos” que otras disciplinas de mayor antigüedad han hecho a la sociología, la
misma especificidad de la sociología exige sus propios métodos, sus propios datos, sus
propios conceptos y teorías, que no siempre están ya desarrolladas, maduradas, consolidadas
e incluso formuladas o siquiera pensadas.

Ignorar esta realidad resulta (y también como consecuencia de estas presiones) en un afán
por responder a necesidades, que si bien son urgentes e importantes, no siempre están al
alcance del desarrollo teórico e investigativo de la sociología en la actualidad. A su vez, esta
prisa parece desembocar en dos enfoques que muchas veces se ignoran mutuamente,
desaprovechando las grandes potencialidades que puede brindar su interacción, su
complementariedad mutua: la investigación empírica y la teoría.

Cabe preguntarnos entonces: ¿son acaso la teoría y la investigación empírica asuntos


irreconciliables, excluyentes el uno del otro y que no tienen aportes mutuos para un mejor
desarrollo de la sociología?

Es precisamente esta escinción de teoría e investigación en la sociología el tema de


preocupación de Merton, el cual desarrolla en estos capítulos.

INFLUJO DE LA TEORÍA SOCIOLÓGICA SOBRE LA INVESTIGACIÓN EMPÍRICA

Para este autor, la apuesta de los teóricos de la sociología es la de generalizar: proponen leyes
sociológicas que abarcan el grueso de la sociedad, o al menos grandes sectores de esta, sin
detenerse en los detalles, en los asuntos más puntuales que se presentan en el interior de la
sociedad. Para estos sociólogos, según Merton, lo importante es la relevancia de sus
planteamientos más que la veracidad o el cumplimiento de sus formulaciones, o más bien, la
comprobación de estas.

Sin embargo, para el autor de Teoría y Estructura Sociales, existe una dificultad en la
formulación teórica de la sociología, la cual radica precisamente en la relativa inmadurez de
esta ciencia, y es que, debido a ello, el grado de abstracción que puede permitirse la sociología
no se puede equiparar, actualmente, al que otras ciencias más antiguas se permiten. En este
punto cabría preguntar: ¿Acaso la sociología, o incluso las demás ciencias sociales, deben
buscar equipararse a otras ciencias –teniendo en cuenta, sobre todo, que su punto de contraste
son ciencias como la física y la biología-? ¿La sociología debe recorrer el mismo camino que
la física y la biología para desarrollarse plenamente? ¿No dice ya algo el hecho mismo de
que la sociología sea un producto de la modernidad acerca del camino propio que debe
recorrer esta ciencia? Podría decirse que, en la medida en que la sociología es una ciencia,
debe cumplir (como en efecto se busca en las investigaciones de este campo) ciertos
requisitos, pero el hecho de que sea una ciencia social, de que nazca en la modernidad, de
que su objeto de estudio no sea de hecho un objeto (a pesar de la proposición que nos hace
Durkheim de tratar a los hechos sociales como cosas), maleable, perfectamente cuantificable
o resumible por medio de fórmulas matemáticas, químicas o físicas nos pone de manifiesto
que estas comparaciones deben limitarse y ser más prudentes; también resulta importante
señalar que, aunque indiscutiblemente existan fuertes limitantes para una ciencia joven como
la sociología, la creatividad es una característica que no hay que desdeñar, que contiene un
gran valor en la medida en que propicia la intrepidez necesaria para crear, descubrir,
modificar o avanzar en aspectos en los que sería difícil hacerlo de limitarse a las “capacidades
actuales” de la sociología como propone Merton.

Al tiempo que Merton señala este tipo de dificultades, también expone 6 clases de actividades
o trabajos que incluyen teoría sociológica: la metodología, las orientaciones sociológicas
generales, el análisis de conceptos sociológicos, las interpretaciones post-factum,
generalizaciones empíricas en sociología y la teoría sociológica.

i) Metodología

Es de suma importancia tener en cuenta que los problemas metodológicos trascienden a los
que hay de por sí en cualquier disciplina, grupos de disciplinas o a la investigación científica
misma. Son problemas que no están ligados necesariamente a los problemas sociológicos. Es
por ello que Merton exhorta a una prudencia metodológica, la cual se presenta como
necesaria para cualquier investigación: “Los sociólogos (…) deben conocer la finalidad de la
investigación, el carácter de la inferencia, los requisitos de un sistema teórico” (pg. 96).

Para Robert Merton, la concentración intensa en los problemas de la metodología ha


impedido un mayor desarrollo en el aspecto teórico sustantivo por parte de los sociólogos.
Este hecho parece ser un indicio de la preocupación de estos profesionales por demostrar la
validez de sus investigaciones, de demostrar que lo que se hace es, en efecto, una ciencia,
que el trabajo es riguroso, comprobable. En últimas, de ganar el reconocimiento por una de
las áreas más valoradas en la modernidad: la ciencia. En este orden de ideas, parece que
Merton no se equivocaba cuando, al principio del capítulo, señalaba que el lema de los que
denomina como empíricos radicales podría ser: “esto es demostrable, pero no podemos
señalar su importancia”.
ii) Orientaciones sociológicas generales

Aquí, el sociólogo estadounidense nos muestra que la teoría sociológica sirve como una base
importante para el desarrollo de la investigación, puesto que brinda un contexto general y
ponen de manifiesto algunas variables relevantes con las que el investigador podrá
encontrarse en el curso de su trabajo. Pero, como se hace evidente, esta contextualización no
permite ahondar en el detalle, se “limita” a la estructura, y aunque de allí pueda abrirse paso
para la formulación de hipótesis, no brinda exactamente los elementos necesarios para las
hipótesis específicas.

El trabajo teórico sociológico, entonces, brinda una suerte de guía para el proceder
investigativo, no a la manera de un manual, sino más bien a manera de una “luz al final del
camino” (o al principio) que impide que se avance a tientas y que ayuda a hacerse una idea
general, un panorama del campo que se va a explorar.

iii) Análisis de conceptos sociológicos

Sin negar la importancia de los otros cinco campos de aportaciones, el análisis de conceptos
sociológicos tiene una relevancia especial. Y es que sin las palabras, sin los conceptos, sin
acuerdos, sin convenciones sobre los significados, no sólo el desarrollo de una investigación
se hace difícil, si no imposible, sino que la exposición, la presentación del mismo se
encontrará igualmente truncada.

Como bien lo expone aquí Robert Merton, un trabajo de aclaración conceptual es clave tanto
en el inicio como en el transcurso de un trabajo de investigación: “los conceptos, pues,
constituyen las definiciones (o las prescripciones) de lo que debe observarse; son las variables
entre las cuales hay que buscar relaciones empíricas” (pg. 99). De lo que podemos entender
que, si no se delimita, se define rigurosamente lo que un concepto abarca, con facilidad
pueden colarse o escaparse datos, observaciones, variables que son pertinentes, importantes
para una fructífera investigación.

Así, como una de las funciones de la aclaración conceptual se presenta la especificación de


lo que incluyen y lo que excluyen los datos. De otro lado, también permite solucionar
supuestas contradicciones que se presentan por esta misma falta de claridad conceptual. En
tercer lugar, permite al investigador “reconocer a qué responde y qué elementos (tal ve
importantes) ignora (pg., 101). Por último, ayuda a formular indicadores observables
pertinentes a la investigación empírica.

Interpretaciones sociológicas post-factum

En materia investigativa, es de vital importancia cuidarse de este tipo de interpretaciones y


tenerlas presentes no sólo en el trabajo propio, sino también al revisar otros textos que puedan
caer en este error. Un error que consiste en tomar datos que han sido pre-recolectados y
analizarlos posteriormente de tal manera que coincidan con hipótesis formuladas después de
hechas las observaciones. Así, habrá un acervo de teorías e hipótesis desarrolladas tiempo
después de las observaciones que será fácil tomar prestada (que no robada) una, o algunas de
ellas para que coincida con estas, o aún peor, no hipótesis ya desarrolladas, sino planteadas
con el objetivo único de hacerlas coincidir.
Generalizaciones empíricas en sociología
En este apartado, que no es desarrollado ampliamente por el autor, se señala un enfoque, el
de la generalización empírica, que resume ciertas uniformidades de relaciones entre
variables, por medio de una proposición aislada. Son proposiciones que tienen cierto nivel
de exactitud, pero no es total, y tampoco alcanzan un grado mayor, sino que apenas si brindan
puntos de partida o suministros a la sociología.
Teoría Sociológica
A diferencia de la anterior, esta llamada ley científica, es “el enunciado de una invariancia
derivable de una teoría” (pg. 106).
La teoría cumple funciones como la conceptualización en abstracciones de grado más
elevados que en las generalizaciones empíricas y permiten enunciar relaciones de grupos con
atributos ya conceptualizados.

INFLUJO DE LA INVESTIGACIÓN EMPÍRICA SOBRE LA TEORÍA SOCIOLÓGICA

Robert Merton comienza este capítulo poniendo de relieve el hecho de un paulatino


desvanecimiento de los extremos supuestamente irreconciliables del empirista empedernido
y el teórico elevado a las ideas puras. Así, entre estos dos se ha dado un diálogo cada vez
mayor, al punto de que la labor teórica e investigativa cada vez más es realizada por la misma
persona.
Sin embargo, hasta el momento en que el autor escribe este texto, el papel que se la había
designado en la mayoría de ocasiones al estudio empírico se reduce a la mera confirmación
o refutación de las hipótesis.

Este autor sin embargo, se propondrá a demostrar que la investigación empírica juega un
papel que va más allá de estar “al servicio” de las solicitudes de la teoría y que también en
un proceso más activo, “propositivo” genera aportes de gran importancia a la construcción
teórica: inicia, formula de nuevo, desvía y clarifica la teoría.

En primer lugar, Merton nos expone el caso del tipo “Serendipity”. Este tipo explica el
“descubrimiento, por casualidad o por sagacidad de resultados válidos que no se buscaban”
(pg. 113), lo cual empuja a la indagación por estos datos y al desarrollo de nuevas formas
más generales de conocimiento que permitan entenderlos y explicarlos. Este tipo de
resultados se presentan de manera inesperada, pero con la frecuencia e importancia suficiente
como para que no puedan pasar inadvertidos y necesiten ser estudiados y desarrollados;
también, la observación de estos datos es anómala, bien sea porque no concuerda con la teoría
que presta la base para el estudio, o bien porque parece incompatible con otros hechos. Un
tercer aspecto que lleva a este fin del inicio de una teoría gracias al elemento “serendipity”
de la investigación, es que este dato sea estratégico, que en él, el investigador vea o ponga
una atención estratégica, bien para una nueva teoría, bien para la ampliación de una ya
existente, para lo cual, según R. Merton, “se requiere un observador teóricamente
sensibilizado al descubrimiento de lo universal en lo particular” (pg. 114).

De otro lado, hay un caso adicional que también permite evidenciar los aportes de la
investigación empírica para la teoría. Aparte de la anomalía como incitadora para nuevas
teorías o ampliaciones de teorías, la “repetida observación de hechos hasta entonces
ignorados” (pg. 117) sirven para este fin. Es así como lo que hasta un momento no se ha
tenido en cuenta para formar parte de una teoría, puede llegar a reclamar su puesto, con la
importancia que merece, a tal punto de presionar para una nueva formulación, dentro de la
cual se incluyan otras variables más pertinentes a las nuevas condiciones.

En un tercer lugar, encontraremos la exposición de lo que este autor ha denominado


“reenfoque del interés teórico”. Incluso los temas de interés que existen en un momento
determinado, en una época determinada de la historia, de un campo del conocimiento, de una
ciencia, es mediado por los distintos tipos de investigación teórica según sean nuevos o
antiguos, renovados o actualizados, o en proceso de desuso. De este modo, la recopilación y
disponibilidad de nuevos datos o de datos anteriormente incompletos, propician nuevas
hipótesis en áreas tal vez antes inexploradas, o revive el interés en campos que se habían
olvidado debido a la falta de datos. Para reforzar esta idea sobre la importancia e influencia
de la investigación en la teoría, Merton señala muy pertinentemente que “el efecto más
directo de los procedimientos de investigación sobre la teoría quizá fue resultado de la
creación de estadísticas sociológicas en relación con categorías teóricamente pertinentes”
(pg. 122), que se presenta como una muestra maravillosa de los aportes de la investigación
para la teoría, al recordar cómo muchos de los datos usados por sociólogos de épocas
distantes, no fueron precisamente recopilados para estudios sociológicos, sino para otras
áreas, dejando un gran trabajo en términos de análisis de estos datos, para aquellos
investigadores.

Por último veremos en este texto los aportes de la investigación a la clarificación de


conceptos. “Un requisito básico de la investigación es que los conceptos, las variables, sean
definidos con suficiente claridad para permitir que la investigación progrese”. En la misma
vía de lo que más arriba Merton denominó como “análisis de conceptos sociológicos”, la
investigación ayuda a “aterrizar” y aclarar los conceptos que muchas veces pueden ser muy
vagos, debido a que para iniciar la investigación se hace necesaria una claridad de conceptos
para poder llevar a cabo una investigación fecunda. Si el concepto no es claro, los indicadores
que se deban utilizar para investigación no van a tener la utilidad que deberían, ni permitirán
realizar las mediciones necesarias para obtener resultados concluyentes. Como señala este
autor: “Durheim, por ejemplo, a pesar de que su terminología y sus indicadores parecen ahora
toscos y discutibles, percibió claramente la necesidad de idear indicadores de sus conceptos.
Afirmó (…) que «es necesario… sustituir el hecho interno que se nos escapa con un hecho
externo que lo simbolice y estudiar el primero a través del segundo»” (pg. 125. Las cursivas
son mías).
Vemos entonces en este texto de Robert K. Merton un importante aporte a una sociología
que parece fragmentada en corrientes cuyos exponentes tienden a excluir el enfoque
“contrario” al propio de su vida profesional.

Aunque Merton escribe este texto a mediados de los años 60 del siglo pasado, y dice que “el
cliché del teórico social elevado al empíreo de las ideas puras (…) se está quedando
rápidamente no menos anticuado que el cliché del investigador equipado con un cuestionario
y un lápiz y entregado con pasión a las caza de estadísticas aisladas e insignificantes”
(pg.112), parece más bien que, al menos en Colombia, en la Universidad Nacional, este cliché
no se ha desvanecido del todo, al ver que, entre cotilleos y recomendaciones, se evidencia la
existencia de docentes y estudiantes que aún permiten, por medio de su práctica, la
continuidad la escinción entre teoría e investigación empírica.

Así, se hace importante prestar atención a este llamado conciliador de Merton, a su invitación
a no sólo conciliar teoría e investigación, sino incluso metodologías que parecen a veces tan
distantes como las cualitativas y las cuantitativas, ya que como señala en la última parte de
este capítulo, “lo que frecuentemente aparece como una tendencia en la investigación hacia
la cuantificación mediante la confección de escalas, puede considerarse, pues, como un caso
especial de intento de aclarar los conceptos lo suficiente para la realización de investigaciones
empíricas” (pg. 125).

Si se presta atención, pues, a este llamado de Merton, no sólo podrán aprovecharse y


potenciarse las capacidades analíticas y profesionales de cada sociólogo y socióloga, sino
que también se aprovecharán las ventajas de la mezcla bifocal del trabajo teórico y de la
investigación empírica para un más amplio y profundo progreso de una ciencia de tan “poco”
recorrido como la sociología.

Como bien lo expuso este autor, ambos enfoques tienen aportes valiosos que hacerse
mutuamente, en vista de lo cual, un trabajo estrecho entre ellos no sólo se debe limitar al
desarrollo de la sociología simplemente, sino, en más grueso, puede aportar enormemente al
desarrollo de la teoría social y de la investigación empírica social.

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