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El mismo caso
Tríptico
Estrenada en la Comedia Mexicana
Teatro Ideal
PERSONAJES
FRENTE AL TELÓN
El Director de escena
TRIPTICO
LA COMEDIA
Rosario, Leonardo, Linares, Julia, La señora Aldama, Aldama, el doctor Reza, El licenciado
Jiménez, Ruvalcaba.
EL DRAMA
Encarnación, Julia, Guillermo, Linares, Ruvalcaba, El licenciado Jiménez, El doctor Reza, un
criado.
LA FARSA
Julia, Emilia, Linares, Ruvalcaba, un criado.
FRENTE AL TELÓN
Concluida la orquesta, el director de escena, tal y como viste en el escenario, sale frente al telón y dice:
Señoras, señores:
Antes de que vaya a levantarse el telón, el autor me suplica dirigir a ustedes unas cuantas
palabras.
Buscó para su nueva obra teatral un nuevo asunto, algo que se apartará, así fuera un poquito, de
lo tratado en comedias, en dramas y en farsas y así fue como la encontró… una pieza de teatro en la que
hubiera estas tres formas, las tres en una misma obra, tres en uno, como el anunciado aceite para los
automóviles.
De modo que van a asistir ustedes, primero, a una comedia, después a un drama y, por último, a
una farsa.
Los protagonistas de cada uno de los actos son tan diversos unos de otros como lo son, en el
teatro, la comedia, el drama y la farsa; pero quienes deciden de sus destinos son los mismos en los tres
actos del tríptico… ¿Símbolo?... quizá… vida, seguramente.
Observarán ustedes que las escenas de la comedia y del drama son paralelas; es decir, semejantes
las de éste a las de aquélla. Solo las situaciones son iguales… Un pequeño esfuerzo de técnica, como
ahora se dice, siempre en honor de ustedes.
Tres reacciones diversas, totalmente diversas, en tres almas de hombres, provocadas por igual
motivo. El mismo caso, de ahí el título, produciendo efectos diferentes. ¿cuál es el mismo caso? Van a
tener ustedes la amabilidad de verlo, lo que el autor, por mi conducto, agradece vivamente, esperando que
de verdad haya atinado.
Con permiso.
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ACTO PRIMERO
LA COMEDIA
En una sala puesta con muy buen gusto. Se observa, desde luego, que sus dueños han visto mundo y no
en balde.
Cae la tarde y los personajes toman té, un pretexto para matar el tiempo, al prójimo y discurrir sobre los
llamados prejuicios sociales, recurso, también, inmejorable para abrir un acto de comedia.
LINARES A partir de la ley seca en los Estados Unidos, todo el mundo se ha vuelto alcoholista.
¡Lo que se bebe!
JULIA ¿Respeto? ¿Le pide usted respeto a Linajillos? Es como pedirle prestado dinero a
Ruvalcaba.
ROSARIO Se fue a Taxco. Ya sabe usted que delira por los rincones viejos.
LINARES
¿Usted todavía cree en la castidad, siquiera de los oídos? ¡Por Dios señora! ¿y es usted
diplomática?
Risas.
Nuevas risas
LINARES ¿Pues de quien había de ser? Catalina es su esposa, y todavía no se ha dado ninguna ley
para divorciarse de la amiga.
LIC. JIMÉNEZ Ni yo tampoco, doctor, pero se dará, estamos en la era del absurdo.
LEONARDO ¡No hay que ser exagerados, por Dios! Ya lo decía el refrán de nuestros abuelos: “a
nuevos tiempos, costumbres nuevas!”
LEONARDO Eso es, has dicho muy bien. El último drama fue la guerra europea.
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LICENCIADO ¡Ojalá!
LEONARDO Dé usted en París, en Berlín o en cualquiera capital europea un drama que trate de la
guerra… lo matan a usted.
LINARES ¿Miento?
LEONARDO No los tolera ningún público ya, como no se tolera aquí recordar la Revolución. Ha
corrido por uno y por otro concepto mucha sangre en el mundo; y ahora hay una justa
ansia porque corra alegría.
LINARES De ahí que en Europa se hayan substituido los inocuos “five o’clock teas”, por los
“cocktail parties”… dos nombres ingleses, para que sean “chic”…
LIC. JIMÉNEZ ¡Acaso tengan ustedes razón y que el último drama no haya sido la Guerra Europea ni la
Revolución Mexicana, sino el nuestro…
LIC. JIMENEZ Porque no nos entendemos ni nos entenderemos ya. Somos nosotros una civilización
que acaba, y ustedes una civilización que empieza.
Entra Ruvalcaba.
RUVALCABA Saludando
No podía yo faltar a los sábados del simpático y feliz matrimonio.
RUVALCABA Llegué hace dos horas, ¡qué maravilla! ¡No hay como el pasado! ¡Aquella sí fue
civilización!
¿Pero por qué se ríen? He dicho algo que pueda provocar risa?
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RUVALCABA No entiendo…
LEONARDO E inquisición…
ALDAMA Ingenuamente.
Enseñanzas de la “carrera”.
LINARES Tiene usted razón. La modestia estaba buena para Taxco… cuando no se iba en
automóvil.
LEONARDO La línea recta, la sencillez… ¡el Partenón!... ¡Otra vez Grecia!... ¡El culto al cuerpo y a
la belleza sin complicaciones!...
LEONARDO ¿Enfadado?
DR. REZA ¡Bueno, yo también me voy; pero antes quiero que me digan ustedes, Leonardo y
Linajitos, ¿también les gusta la pintura moderna?
LINARES La pintura moderna es la causa del franco desnudo actual en la mujer y en el hombre…
DR. REZA Pero si es horrible, si no es así el cuerpo humano, y como médico algo sé de él…
LINARES Pues por eso es la causa, porque no es así el cuerpo humano… Los hombres y las
mujeres de hoy nos desnudamos en público siempre que podemos para protestar contra
los pintores y los escultores con la verdad… desnuda!
LA SRA. ALDAMA Conozco tantas ciudades viejas, en Europa, que esa no me interesa.
ALDAMA Y las españolas… Ávila, Toledo… ¡La España muerta es la vida del artista!
ALDAMA Hay que comenzar por Centro-América, pero sería alcanzar la meta.
LEONARDO ¡Cuánto sentimos que se vayan!, pero la amistad manda no detenerlos si se hace cargo
de la exactitud protocolaria.
LINARES Con que cuenta de Taxco. Me lo imagino, edificios viejos y mujeres feas…
RUVALCABA Un buen chico, muy pueblerino. “El último abencerraje” le llamaba yo, por lo celoso…
un Otelo provinciano…
LINARES Con una mujer así; ¿qué otra cosa puede ser un “atascado”?...
JULIA Linares…
Riendo la ocurrencia.
Vuelven Rosario y Leonardo.
RUVALCABA ¿Enamorado? No… una mujer muy linda, de la mejor familia de la ciudad… Vendrá a
México y la traeré aquí… cuando no esté Linares…
RUVALCABA También tengo que irme; esperé a que me tomaran un poco de distancia los
diplomáticos… ¡Qué pesados!
LINARES Es una pareja excepcional, la de los Aldama, nombre de nuestra más rancia aristocracia
“insurgente”…
JULIA ¿Excepcional?
LEONARDO Los diplomáticos tienen una manera de viajar “sui-géneris”. Sólo aprenden las reglas de
la superficialidad universal…
LINARES Porque no es “triángulo”; esa figura geométrica ha pasado de moda hasta en las
comedias…
LINARES Estable.
LINARES ¿Qué?...
JULIA La estabilidad.
JULIA Temo…
Vuelven Leonardo y Rosario.
ROSARIO Bueno, ¿qué vamos a hacer nosotros, hoy por la noche? ¿Salimos?
LINARES A cualquiera que sea “decente”… a cenar bien, y después a bailar mejor…
LEONARDO ¡No, hombre! ¿para qué?, nos pondríamos en ridículo… En México los hombres, mejor
dicho los caballeros, estamos a contrastar en “negligé” con las señoras…
A los hombres.
Sin adiós…
LEONARDO Se ha cerciorado de que las señoras se han ido ya y acercándose a Linares, le dice seriamente,
poniéndole la mano en un hombro.
Linares, tengo que hablarte en serio.
LINARES Se ha estremecido.
LEONARDO Gravemente
Linares, mi mujer me engaña.
LEONARDO No es cosa de broma, Linares. Estoy cuerdo, muy cuerdo, y quiero que tú, a quien tengo
por el mejor de mis amigos, me ayudes a descubrir quién es su amante…
LEONARDO No sé.
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LINARES Pero estás a punto. ¡Matar a una infeliz mujer porque quiere a otro hombre! ¡Como si no
tuviera corazón!...
LINARES ¡Afortunadamente!
LEONARDO ¿Qué me importa? ¡El ridículo!... Todos han de saberlo, todos, tú también, menos yo, el
marido, el marido de siempre, el último en saberlo!
LINARES Ahí te duele, en el amor propio. Te quema el sentirte en ridículo, no perder su cariño.
LINARES ¡Eso es más serio! ¡Eso es más serio!... Pero… no entiendo… ¿no también la engañas tú
a ella?
LINARES ¡Hombre!
LINARES Explícate…
LEONARDO Vamos, sin que mi corazón haya dejado de quererla a ella sola… la engaño porque no
puedo hacer el papel del casto José, tan ridículo…
LINARES Siempre el ridículo. ¿Y si ella te engañara de la misma manera, sin querer al otro?...
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LINARES Decididamente la civilización no es más que una careta o un maquillaje, debajo está el
gorila.
LINARES ¡Cállate!... Ya nadie cree en eso… ¡y has viajado!... ¿A que vas a resultar otra
excepción, como Aldama?
LINARES ¡Leonardo!
LEONARDO En llevarla a donde no debí llevarla nunca; en aprobar las doctrinas disolventes de las
comedias de moda, en Londres, en París, en Nueva Cork; en despertar en sus sentidos
deseos de placeres ignorados, concurriendo con ella a todos los sitios aristocráticos de
depravación. Quería yo que fuéramos unos civilizados, unos ultra-civilizados. Razón, no
corazón!
LINARES ¿Y te arrepientes?
LEONARDO ¡Burgués!... A fuerza de querer despreciar tanto esa palabra, han acabado por
ennoblecerla.
LINARES A la hora del té, hace un momento, decías a todos: “las nuevas costumbres no son
malas, ni la revolución ni la reacción, la razón”.
LEONARDO A la hora del té estaba yo en escena: ahora estoy… en mi “camerino”, con un actor
amigo, descanso de la comedia para el público y vivo un momento culminante de la
comedia mía…
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LINARES Pues en la “escena” afirmabas una gran verdad: “ni la revolución ni la reacción, la
razón”.
LINARES ¿Entonces?...
LEONARDO Rosario no es la misma. ¡Sabe Dios por dónde andan sus pensamientos! Cuando estoy
junto a ella la siento muy lejos de mí, la siento de otro hombre.
LINARES ¡Ideas!
LEONARDO Ideas, ideas, naturalmente, ideas; pero que responden a una convicción íntima, a íntimos
sentimientos que no se equivocan.
LEONARDO Y sigo defendiéndola. Sin razón no puede existir nada; pero no hay nada más la razón
de la inteligencia, hay también la razón del instinto…
LEONARDO Y las tiene, no te quepa duda; tan convincentes como las del cerebro, pero más
dolorosas, mucho más dolorosas…
LEONARDO Más alarmado estoy yo mismo. Preparé, es decir imaginé haber preparado a mi espíritu
para cuando llegara este caso…
LEONARDO Lo temí como un caso remoto, pero lo temí. Sabía yo en la época que vivo y era posible
todo…
LEONARDO Una mujer, di, no una muchacha; y me preparé no solo a resignarme, ¿quién hablaba de
resignación?, sino a no sorprenderme, a encontrarlo natural, a dejar que ella se divirtiera
y a divertirme yo…
LINARES Como debe ser. Tú lo has dicho, no vivimos ya en tiempos de nuestros abuelos.
LINARES No.
LEONARDO Sí, todos los tiempos son los mismos. Mientras el engaño de mi mujer no era en mi
conciencia más que un caso remoto, mejor dicho un caso imaginario, imaginario nada
más, lo resolvía yo como un hombre superior; jugaba mi fantasía, solo mi fantasía, al
super-civilizado.
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LEONARDO Es igual. Mi inquietud crece, los celos me atormentan; sufro mucho, todavía puedo
controlarme, más tarde no sé…
LINARES Y si cometes un desatino, va a ser el hazmerreír de todos; digo, de todos tus iguales.
LINARES Yo no sé nada, ni nadie sabe nada, por eso digo que nadie se ha reído hasta ahora…
LEONARDO Lo sabes, y te ríes y se ríen; pero es inútil que te pregunte el nombre, no me lo dirás y
está muy bien hecho; yo, en tu lugar, haría lo mismo. Lo averiguaré yo.
LINARES Pero sólo lo crees. Para echárselo en cara, necesitas una certeza absoluta. Si la ofendes,
podrás perderla para siempre.
LINARES ¡Hombre!, ¿y para eso has dejado que Julia se haya ido a vestir?
LINARES Pues mira lo que son las apariencias. Yo creí que te importaba más que tu mujer. Es
raro, porque siempre se quiere más a la amiga que a la esposa, por eso en francés se
llama “la maitresse”, la dueña o el ama, y en español arcaico, la señora.
LINARES Quizá ella ha despertado tus celos, sin fijarse en que la llama que prendió puede
consumirla ella misma.
LEONARDO No.
LINARES ¿Por qué no? Avisaría por teléfono, supongo; y además, no creo que se vista más pronto
que usted y fue a hacerlo a su casa.
LINARES De tonterías.
LEONARDO ¿Siempre?...
ROSARIO Siempre.
ROSARIO Egoísta.
ROSARIO Palideciendo
¡Dios mío!...
LINARES ¿Palideces?
ROSARIO No.
LINARES Sí.
JULIA A Leonardo.
¿Y para qué quieres saber el nombre?
JULIA ¿Para cometer alguna tontería? ¿para ponerte al nivel de la gente vulgar? ¿para hacer un
ridículo escándalo?
JULIA ¡Mentira!
JULIA Has prometido casarte conmigo. Por eso me decidí a ser tuya.
ROSARIO A Linares.
¿Y me vas a dejar sola con él?
LINARES ¿Y cuando regresen aquí tú y él, no sería peor? Bebería, y el vino no es buen consejero.
JULIA A Leonardo.
¿Me prometes dominar tus nervios, no arrebatarte?
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LEONARDO Te lo prometo.
LEONARDO ¡No quiero nada!... ¡Ya me pasó… No sé… es extraño… jamás me suceden estas
cosas… He trabajado mucho… hoy… excúsenme ustedes.
LEONARDO Idem.
Lo creía el mejor de mis amigos… ¡Imbécil!
Por él mismo.
LEONARDO Violento
¡He dicho que ya me pasó!... ¡y no hablemos más de eso!...
Bajo a Julia.
Vete, y llévate a Linares.
ROSARIO Angustiada a Linares.
No te vayas, no me dejes!...
LEONARDO A Julia.
Ahora mismo, liquidaré cuentas con ella.
LEONARDO Sí…
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JULIA Alto
Linares, la juerga se convirtió en reposo. Yo también tengo deseos de descansar.
¿Quiere usted acompañarme a casa?
JULIA A Linares
¿Vamos?
LINARES A Julia:
¡Vamos!
A Rosario:
Hasta pronto, Rosario.
LINARES No, quédese usted con Leonardo, no faltaría más. Julia y yo somos de confianza…
ROSARIO No doy…
ROSARIO Yo…
ROSARIO Leonardo…
LEONARDO Sin miedo. No te pido que confieses, desgraciadamente no lo necesito. Te pido solo que
me expliques por qué…
ROSARIO No sé…
ROSARIO No sé… porque dejaste de quererme, tal vez… porque sentí, sí, sentí que querías a otra,
que yo había acabado para ti, no sé.
LEONARDO Fui yo el que primero sintió eso, que ya no me querías, que eras de otro…
ROSARIO No.
LEONARDO Sí!
LEONARDO Porque tu mirada no me buscaba nunca, ni tus manos tampoco. Siempre que nos
quedábamos a solas, notaba yo que no estabas conmigo, que tu pensamiento se escapaba
no sé a dónde. Muchas veces intenté que volviera de ese viaje, y no lo advertías tú,
seguías arrobada en la contemplación interna de algo que te embargaba toda…
ROSARIO Es curioso…
ROSARIO Lo mismo me pasó antes contigo, mucho antes de que mi pensamiento se apartara de ti.
El tuyo se había ido igualmente, y también mirabas dentro de ti mismo lo que yo no
podía mirar; y yo sí te busqué, con la mirada y con las manos…
LEONARDO ¿Yo?...
ROSARIO Tú, dime ahora cuál de los dos pensamientos se marchó el primero.
LEONARDO Yo no me acuerdo.
ROSARIO Eso, que nuestros pensamientos se separaron, y es muy difícil, no, no es muy difícil, es
imposible que vuelvan a juntarse jamás…
ROSARIO Porque no, porque el pensamiento no vuelve nunca a donde lo han echado…
LEONARDO Rencor.
ROSARIO Riendo
No…
LEONARDO Eres mujer, eres mujer y sabes que esas palabras son las que llegan…
ROSARIO Eres hombre, eres hombre y no comprendes que cuando en una mujer se acaba el amor,
cuando se acaba de verdad, es para siempre.
ROSARIO No sé.
ROSARIO Me hablas así porque hablan tu vanidad y tu orgullo, que esos sí no se han acabado. Le
temes al ridículo, perdona mi franqueza.
ROSARIO Porque crees, y contigo creen todos lo hombres, que es ridículo que una mujer deje de
quererlos, sobre todo públicamente y si es la propia, que la sociedad se entere de su
derrota de amos y señores… por eso escandalizan y por eso matan, nada más!...
ROSARIO Se mata por amor después de haberlo asesinado. Son dos crímenes que se cometen uno
tras otro.
LEONARDO Di…
ROSARIO Desde el día en que Julia entró por esa puerta comprendí que te perdía yo, que
fatalmente me robaría tu cariño… instinto de mujer que nunca se equivoca… déjame
hablar… Julia era el acabado tipo de la amante… yo no había dejado nunca de ser la
esposa. Julia tenía que vencerme como me venció. Era la tentación, era el placer; yo, la
costumbre que concluye por ser monotonía, aridez, aburrimiento…
ROSARIO Lo intenté, no pude. La prueba es esta conversación definitiva entre tú y yo. Te busqué
de cuantos modos era posible, no conseguí sino irritarte. Cuando, dices tú que me
llamabas y que mi pensamiento andaba muy lejos del tuyo, y tienes razón, era porque no
te quería ya, sí, porque no te quería ya, ni quería a nadie… mi pensamiento buscaba
algo… algo…
ROSARIO ¿Y qué otro remedio hay? ¿por qué hemos de seguir encadenados si nuestro amor pasó?
¿por qué? ¿para qué?
LEONARDO ¡Ya nos veremos él y yo! ¡Ya lo creo que nos veremos!
ROSARIO ¿Un escándalo?... No veo el objeto… Para mí, él no significa sino una decepción más,
no un dolor…
LEONARDO ¡Admirable manera de engañar, de mentir!
ROSARIO ¡Yo!
ROSARIO Un abogado sabrá fundarlo. Hoy no hay nada más fácil, y si no, huiré, a donde no sepas
de mí…
ROSARIO Separémonos en paz; sé tú quien pida el divorcio. Cásate con Julia, se lo has prometido.
LEONARDO No es cierto.
ROSARIO En la tranquilidad. ¿Tú crees que la mujer solo puede encontrar la felicidad en un
hombre?
LEONARDO No lo sabes…
LEONARDO Concluyamos. ¡Vuelve a mí, aquí están mis brazos, aquí está mi vida, vuelve a mí,
Rosario!
ROSARIO Ahí está el mal, el mal irremediable, irreparable, en que olvide el pasado.
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LEONARDO ¡Ah, yo haré que lo recuerdes, punto por punto, hora por hora, instante por instante.
Verás cómo vuelve poco a poco, todo lo que fue nuestra dicha, todo lo que fue nuestro
amor…
LEONARDO Haremos, de nuevo, nuestro viaje de bodas; reconstruiremos nuestra luna de miel.
Volvámonos a Europa; visitemos, otra vez, en el mismo orden en que las visitamos,
todas las ciudades en que fuimos dejando nuestro cariño y nuestra dicha. Aunque sean
de piedra nos la devolverán… Y no regresemos aquí nunca; busquemos un refugio final
en un rincón del mundo en donde nada nos recuerde nuestra torpeza, nuestra mutua
torpeza, sí, no me digas que no… ¡Yo te quiero, Rosario, te quiero, te quiero!...
LEONARDO ¡Rosario!...
ROSARIO ¡Lástima!
LEONARDO ¡Rosario!
ROSARIO Separémonos en paz; dejémonos de quimeras que no pueden ser ya; amigablemente…
LEONARDO Ofendido.
Como tú quieras…
LEONARDO Digno
Está bien.
-………………………………………………….
-Es natural que pienses tú eso. ¿Qué otra cosa puede esperarse de una mujer como tú?...
-………………………………………………….
-No.
-…………………………………………………
-¿Elegir entre tú y ella?
Gran emoción en Rosario que casi desfallece.
-Ella, sí, ella….. ¿lo oyes?... ella…..
Rosario está transfigurada por el júbilo.
-¿Perdido… ¿Qué también la he perdido?... ¡La reconquistaré! ¡Ah, te lo juro!...
-………………………………………………………………..
-No te rías así…. ¡que no te rías así!...
-………………………………………………………………..
-¡La reconquistaré!.... ¡aunque te rías!.... ¡aunque te rías!..... ¡la reconquistaré!....
Cuelga, con rabia, el audífono. Rosario desaparece violentamente para que él no la vea. Y él,
tambaleándose, como un ebrio, se dirige a su departamento, apagando la luz eléctrica al salir.
Sobre la oscuridad cae el
TELÓN
FIN DE “LA COMEDIA”.
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SEGUNDO ACTO
EL DRAMA
Sala muy ostentosa. Muebles flamantes. Gusto de provincianos que quieren aparecer como refinados
metropolitanos. Cocktail-Party.
LINARES Muy bien dicho, doctor. Yo, siempre que tengo que tomar alguna medicina,
unas cucharadas, por ejemplo, digo: ¡pero qué malos cocktails receta este
médico!... ¿Por qué no inventan ustedes medicinas sabrosas?...
LIC. JIMÉNEZ Y está muy bien que así sea, ¿verdad, Guillermo?
LINARES ¿Pero, dónde estás tú, hombre de Dios? ¿En Babia?... ¿en tus minas de Taxco?
LINARES ¿Qué opinas tú de que los cocktails sepan bien y hagan daño, y las medicinas
sepan mal y alivien?
GUILLERMO No comprendo….
LINARES Nada de eso, doctor,… profunda observación, aunque me esté mal el decirlo,
que creo que no me está mal…
LINARES Lo mismo que las medicinas y los “cocktails”… Ya ve usted que tengo
razón…
Todos festejan a Linares.
¿Y a ti que te pasa, Guillermo?
GUILLERMO No…
ENCARNACIÓN A todos.
¿Otro “cocktail”?...
TODOS En broma.
¡Bravo, bravo!...
LINARES Probándolo.
¡Exquisito!
GUILLERMO Saber llevar con dignidad un vicio, para mí, es una gran virtud.
Entra Ruvalcaba.
RUVALCABA Así les sucede a todos los hombres que se casan… creo yo.
LINARES Dr. Reza? ¿Ruvalcaba ha estado en su respuesta profundo o sutil? ¡qué opina
usted?...
JULIA A Guillermo.
¿Y decía usted que sabe beber?...
RUVALCABA Filosofando.
Para la mujer y también para el hombre es… el mejor estado…
LINARES Pues, mira, como decía un amigo mío… prefiero el Distrito Federal…
Carcajada olímpica de todos. Guillermo ríe forzadamente.
JULIA Burlona.
“Hernani o el honor castellano”.
LINARES Desde que se trata con banqueros, desprecia Ruvalcaba a los mortales
simples…
LINARES Pretextos y nada más pretextos. Es un Otelo. Cuentan que cuando Ruvalcaba
sale a la calle, cierra la casa con llave y se la echa consigo…
GUILLERMO A Encarnación.
Dame otro cocktail.
ENCARNACIÓN ¿Y usted?...
RUVALCABA No era a ti a quien yo pedía excusas, sino a los dueños de la casa… ¿sabes?
GUILLERMO ¡Salud!
RUVALCABA Salud, Guillermo…
Probando la bebida.
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ENCARNACIÓN Herida.
Por Dios, Guillermo!... qué es lo que te pasa?
RUVALCABA Yo me despido.
ENCARNACIÓN Vamos a acompañarlo, Ruvalcaba y traiga a su señora. Todos los que vienen
aquí son amigos de confianza e íntimos de usted.
RUVALCABA Voy a convencerla, y de nuevo muchísimas gracias. Adiós Julia, hasta pronto,
Linares… Pero no se molesten ustedes… no dicen que somos de confianza?
JULIA Lenguaraz.
JULIA Es mala suerte. A Leonardo, por exceso de civilización! A éste por exhuberancia de
barbarie…
JULIA Cobarde…
Vuelven Encarnación y Guillermo, éste agitado, ella pálida. Han disputado dentro.
ENCARNACIÓN A Julia.
¿Quieres acompañarme?
GUILLERMO
Ya lo ves, sed.
Va a servirse otro cocktail.
LINARES Ten cuidado con ella, es una mujer que lleva la desgracia a donde va. Leonardo
y Rosario, los amigos ausentes de quienes hablábamos hace un rato, por ella
estuvieron a punto de…
GUILLERMO Naturalmente.
GUILLERMO ¿Y por qué otra cosa había de ser? Por el honor, sí, por el honor que pierde el
hombre cuando lo engaña su mujer, y que no pierde la mujer si su marido es
quien la engaña. Perderá cuanto hay, la felicidad, el cariño, las ilusiones, la
misma vida, pero no el honor, que es más que la vida.
GUILLERMO Para los hombres de las ciudades corrompidas como ésta, malditas, mil veces
malditas…
LINARES ¡Pero qué excitación! ¿Qué te ha hecho México? ¿Por qué no te vuelves a
Taxco, si eras allá feliz, si no puedes adaptarte a esto?...
GUILLERMO ¿Por qué oí a Ruvalcaba y a ustedes cuando fueron allá? Yo era feliz, ella me
quería, ella era buena; pero un pintamonas descubrió a Taxco, y se puso de
moda y la moda es peor que la peor peste. Fueron allá por caravanas los de
aquí, a pasmarse con lo que no entendían, porque para entenderlo y para
quererlo y para sentirlo, hay que estar connaturalizado con aquello desde la
cuna, como yo…
LINARES ¡Guillermo!
GUILLERMO No invento nada… como a un alacrán a él, y después a ella como a una…
LINARES ¿Qué pruebas tienes?... Es lo que has bebido… Esas mixturas te hacen
delirar…
GUILLERMO Sí… un beso que nunca me había dado, un beso de lascivia, un beso horrible,
peor que los de Julia… que me reveló todo… ¿dónde lo había aprendido?...
¿con quién lo había aprendido?... Un beso que no era de amor… un beso que
me deshizo el alma…
Transición.
GUILLERMO No, no tengas cuidado. Vamos, sí, pero con ellas, con ellas… Yo sé lo que me
digo…
LINARES Nadie.
GUILLERMO No sé si con razón; pero te creo mi amigo. A pesar de eso no has de decirme
quién es. No le hace. Lo averiguaré yo, yo solo, ¿pronto? ¿tarde?, lo
averiguaré! Me bastará una mirada que se cambien los dos, ella y él, ¿me
entiendes?... En esas miradas siempre brilla la culpa.
LINARES Puedes sufrir una espantosa ofuscación; tu misma imaginación puede hacerte
ver lo que no existe… Francamente, yo no creo que…
LINARES Pues, entonces, por lo menos hoy no debes salir… Cuando no hayas bebido…
GUILLERMO Hay veces que la bebida da una gran penetración de espíritu, como una doble
vista…
LINARES Desgraciadamente.
LINARES Cállate. ¿Quién te llama así, quién? Nadie. Has bebido más de la cuenta, y eso
es todo. Inventas, como todos los que bebes, que a ti no te hace daño la bebida,
y también como a todos te lo hace y mortal.
GUILLERMO Tú eres quien delira. Yo veo las cosas tal y como son de veras y no he de
consentirlo!... Oigo la palabrota aplicada a mí, restalla en mis oídos como un
chicotazo; la palabrota que mil veces entre carcajadas de los amigos, ellos y yo
aplicábamos a quien la merecía; la palabrota, que, de un golpe, le quita la
virilidad, la vergüenza y la honra a un hombre; la palabrota, la palabrota… y yo
no soy eso, ni lo seré nunca… ¿entiendes?... ¡nunca!
LINARES Que ve crecer, por instantes, la peligrosa situación en que se encuentra, con su
acostumbrada habilidad se apresta a salir de ella.
Es imposible discutir contigo esta noche, Guillermo. Por última vez te doy el
consejo de que no salgas. Tú sabes si quieres escuchar a un amigo. Yo voy a mi
casa, tengo que ir un momento. Más tarde los buscaré donde me digas, si
insistes en la tontería de ir a alguna parte. Dime a dónde y ahí los alcanzo.
GUILLERMO No sé, búscanos en algún “cabaret” de los buenos. Quiero tomar champagne.
CRIADO Entrando.
Señor.
JULIA ¿Vas a seguir bebiendo? ¿Me quieres explicar qué es lo que intentas, me
quieres explicar?
GUILLERMO Yo no tengo que explicarte nada, ni nada intento, sino beber por beber, eso es,
tengo ganas de beber y eso es todo. ¿Qué sucede con Encarnación? ¿No ha
acabado de vestirse?
JULIA La has hecho llorar con tus impertinencias delante de la gente. ¡Parece mentira!
GUILLERMO No… para que a mí se me suba. ¡Ah, sí… ¿por lo que le dije que no me gusta
verla de cantinera?
JULIA Por eso y por el tono que has tenido con ella toda la noche.
JULIA Es que tiene razón, y además es una mujer, tu mujer todavía, y me da miedo
que cuando lo sea yo vayas a tratarme con igual brusquedad…
GUILLERMO Una mujer distinta. Tú eres una mujer de aquí, en ti no me extraña tu manera
de ser; en ella sí, porque no era la suya…
JULIA Claro; pero ahora tiene que ser como es, cuando menos para que no se rían de
ella, por “paya”.
GUILLERMO ¿Y por que se han de reír si eso es ella, una “paya” y yo un “payo”?... Pierde
las esperanzas de volverme un “fifí”… Sí, los “fifís” te gustan, ahí tienes a
Linares, por ejemplo…
GUILLERMO Porque hoy necesito beber; me lo pide el cuerpo y puede que también el
alma…
JULIA Eres de los que creen, cosa muy de “payo”, que ser hombre consiste en beber y
en ser rudo.
GUILLERMO Y te lo sigo prometiendo, nada más tengo que arreglar una cosa…
GUILLERMO Una cosa, sí, y tal vez se arregle esta noche, en cuanto me convenza de que es
cierto algo que me grita la sangre.
JULIA ¿Celos?...
GUILLERMO ¿Eh?...
GUILLERMO Absolutamente.
Va a servirse otra copa.
GUILLERMO Sí…
JULIA Mintiéndole…
GUILLERMO ¿Crees?
GUILLERMO ¿Y no lo sabías?
JULIA No… jamás hubiera consentido sin creer ciertas tus palabras.
GUILLERMO Pero si ese es tu juego, mi querida Julia. Te imaginabas engañarme con él… y no…
Anda, cálmate, ve a ver si ya se vistió Encarnación, y vamos a tomar champagne…
tengo ganas de tomar champagne…
GUILLERMO ¡Julia!...
GUILLERMO ¡Habla!
GUILLERMO ¡Habla!
JULIA No.
JULIA ¿Qué?...
GUILLERMO ¿A quién?...
JULIA A tu mujer.
GUILLERMO No sé… pero quiero mi honor, odio al ridículo… Yo te juro, sí, te juro, créemelo, que
no puedo consentir ni que tú tengas una mala idea de mí, de que puedas imaginarme
capaz de consentir eso…
JULIA ¿Ni que yo?... ¿Es decir, ni que la mujer más miserable?...
GUILLERMO ¡Dímelo!
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JULIA Ya te dije que no puedo creer en tus palabras… y, además, ni por todo el oro del mundo
sería yo tu mujer.
GUILLERMO No lo tendrás, te ofrezco que no cometeré ningún acto de violencia… ¿Me lo dirás?...
GUILLERMO De verdad. ¿Sabes por qué quiero salir con ella? Para espiarla, para sorprender una
mirada que los delate a ella y a su cómplice.
GUILLERMO Enérgico.
¿Quién?... ¿quién?
GUILLERMO No.
JULIA Lo siento…
GUILLERMO ¿Ruvalcaba?...
JULIA No.
GUILLERMO ¿Linares?
GUILLERMO Abrumado.
¡Linares!
GUILLERMO Salir… vamos a salir los tres… Linares nos alcanzará en el “cabaret”… Voy por
Encarnación…
GUILLERMO No… no voy a hacer nada… nada… Quiero tomar champagne... Nada más… No me
dejes solo con ella… espérate… ¿Por qué no vienes?... Espérate…
Rápidamente se levante y sin dar tiempo a que pueda detenerlo Julia, que sin duda
no lo intentaría, entra violentamente en el cuarto de Encarnación.
Gran pausa. Espera ansiosa de Julia, quien no quita los ojos de la puerta por
donde acaba de desaparecer Guillermo.
Al fin vuelve éste, intensamente demudado, un hombre que ha acabado. Trae su
abrigo y su sombrero.
GUILLERMO No.
GUILLERMO Con la voz extrangulada por las lágrimas, casi como un imbécil.
A enterar a la justicia de que soy un “payo”…
Pausadamente sale.
JULIA Petrificada lo ve salir. Ya sola, temblorosa, se acerca a la mesita y se sirve un trago de cognac
y un chorro de agua de setz. Se abriga y, aterrada, sale también.
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TELÓN
hhh
ACTO TERCERO
LA FARSA
Linares escribe, abstraído, sus memorias. Después de un buen rato entra Julia sin que él se dé cuenta. Ella
no quiere interrumpirle y, sonriente, lo observa. De pronto Linares alza la cara y mira a su mujer. Linares
y Julia se han casado.
LINARES Es un secreto.
LINARES No.
LINARES Te lo mereces.
LINARES Pensar que estábamos hechos el uno para el otro y tardamos tanto en descubrirlo…
LINARES Que…
LINARES Que… nos conveníamos… el cariño ha venido después… a pasos contados, pero
firmes… o no? Dígolo por mí…
LINARES Pero…
JULIA ¿Qué?
JULIA De modo que nuestras víctimas, víctimas sí, esa es la cruel palabra, nuestras víctimas…
LINARES Va al aparato.
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Bueno… Linares, sí… Ah! Eres tú, Ruvalcaba?... Mándame… siempre a tus órdenes…
vas a venir?... no, no tengo que salir… sí., con todo gusto…
LINARES Que le urge hablar conmigo… Noté, o se me figuró, cierta emoción en su voz… él tan
tranquilo!
LINARES Escéptico.
¡Oh… de mis conquistas!
LINARES Asombrado.
¿Tienes celos?
LINARES Ahora soy… un marido… mejor dicho… ahora soy tu marido… cabal… por dentro y
por fuera… y encantado, vampiresa mía.
JULIA ¿Vampiresa?... ¡Ya no! y menos tu vampiresa. Tu mujer… como tú… cabal… por
dentro y por fuera.
LINARES Nuestra historia, nuestra tal vez edificante historia podría titularse: “El seductor y la
vampiresa”.
LINARES Silenciosa…
LINARES No gustaría.
Pausa.
JULIA Será esa historia lo que tan afanosamente escribes, al grado de no darte cuenta de que
entré en tu despacho?
LINARES Era un pasaje que me abstrajo totalmente… es cierto, al grado de que no me di cuenta
de que habías entrado…
JULIA Bromeando.
Egoísta!
LINARES Búrlate.
JULIA La misma.
JULIA Después de todo, Ruvalcaba hizo un gran matrimonio. Por su mujer es el factotum del
Banco de Irlanda.
LINARES MacCormack, gentleman discreto y exquisito, está loco por ella. A ella le debe su
posición… que él naturalmente, atribuye a su inglés y a su talento. En uno de sus viajes
a Londres conoció a MacCormack. No hay negocio en el que no le toque una
considerable comisión. En estos tiempos las influencias se pagan… como dice él con
pintoresca desenvoltura.
LINARES Mandar al Ministro de Relaciones la única nota interesante que ha escrito en su carrera.
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Pausa.
LINARES La verdad. Que al seductor lo seducen y que la historia desde los tiempos bíblicos no ha
vuelto a hablar de ningún casto José, quien lleva las dos cera de ridículo…
LINARES ¡Tan de verdad! … hasta darte mi nombre!... este nombre que nunca pensó unirse al de
ninguna mujer nacida… atracción de la complicidad?... Puede ser… los cuadriláteros se
convirtieron en un ángulo.
JULIA No sé qué extraña atracción ejercías tú sobre mí cuando nos quedamos solos… sin los
otros….
LINARES Sí…
RUVALCABA El Lic. Jiménez, nada menos, que por poco se muere el año pasado.
RUVALCABA Pues iré… ¿va gente “bien”?... Mi mujer prefiere el cine… Yo creo que el cine hablado
matará el teatro.
LINARES No… deja que el teatro vuelva a ser un espectáculo social, al que se vaya para ser visto,
que deje de irse vestido de cualquier manera… y verás.
RUVALCABA Oh, lo que es por eso, no tengo prisa… estoy encantado de platicar con Julia.
Entra el criado.
JULIA Pues quédense ustedes hablando de lo suyo mientras nosotras hablamos de lo nuestro.
Al criado.
Hágala pasar a mi boudoir, voy ahora mismo. Con permiso Ruvalcaba.
Sale tras el criado.
RUVALCABA Ya lo sabía, por eso hablé por teléfono… y te agradezco tanto… tanto…
LINARES Di…
RUVALCABA Pues la verdad es que no sé cómo empezar, cómo decirte que… ya delante de ti me da
pena… cuando te llamé por teléfono, al contrario… como tú tienes tanta experiencia en
estas cosas… pues dije: quién puede aconsejarme mejor que él?
RUVALCABA Pues sí… y no… es un lío, pero no es un lío. Sabes?... más bien es una desgracia que,
por otra parte, a cualquiera le puede suceder, que le ha sucedido a muchos…
Como consolándose.
a muchísimos.
LINARES Conque tú también?... el marido modelo! Fíese usted de los maridos modelos! Tú
metido en un lío… ya entiendo!... y te ha descubierto tu mujer?
LINARES Tu mujer?
RUVALCABA Una gran contrariedad!... Te lo juro que para nada contaba yo con esto.
RUVALCABA Sí, es muy difícil que te pase a ti esto… Y Julia y tú están casados…
LINARES Ruvalcaba!
RUVALCABA Bueno… corridos… es lo que quise decir… ya Julia y tú están corridos… eso es!
RUVALCABA Sí, eres de una buena suerte… yo no sé cómo te la has arreglado… por eso vengo a
verte… no sé, pero ya te llegará tu turno, naturalmente.
LINARES Ruvalcaba!
LINARES Más que justo… tal vez… NO crea que me he quedado sin castigo… en la vida nada se
queda sin castigo.
RUVALCABA Pues vaya un castigo!... una mujer bonita, porque todavía está bonita Julia… elegante…
con experiencia… Tal vez mi mujer haya venido a verla, como yo a ti, porque sabrá
darle un buen consejo…
LINARES Mira, déjanos a Julia y a mí en paz, en la paz en que estamos, y dime qué puedo
aconsejarte…
RUVALCABA No estaría dispuesto, sabes que tengo buen corazón y más con mi mujer… pero ella no
me ha pedido perdón.
LINARES Y qué gran defensa, como suya. Es un cerebro de que debe enorgullecerse México… y
mira que se ensañó en mi contra… y con razón…
RUVALCABA La verdad, sí!...
RUVALCABA Matar no, decididamente no… Yo no soy un payo. Arrojarla de la casa? … a dónde
va?...
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RUVALCABA Hombre! para qué?... Comprendes que por mucha confianza que te tenga, es un poco
penoso…
LINARES Y comprende también que sin saberlo no es fácil que nada pueda aconsejarte…
RUVALCABA Es cierto. Pues la sorprendí en un coloquio más que amable y en mi propia casa, en el
domicilio conyugal, muy grave, no?
LINARES Sigue…
RUVALCABA Cuál?...
RUVALCABA Cuál?
LINARES Y tu mujer?
RUVALCABA A dónde?
LINARES Al extranjero.
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RUVALCABA Abrumado.
Desesperante!...
Entra Julia.
JULIA No, al contrario. Desea hablar con usted, Ruvalcaba y me envía a solicitar su
consentimiento….
RUVALCABA Perplejo.
Aquí?
JULIA Emilia está decidida a no volver a su casa sin haber hablado con usted aquí…
LINARES A Julia.
Vamos.
RUVALCABA A Linares.
Qué lástima que no puedas quedarte a acompañarme!
Julia y Linares salen. Entra a poco Emilia en actitud de humildad, los ojos bajos, mustia la
expresión. Una obra maestra de hipocresía femenina. Ruvalcaba no cree en lo que mira.
Emilia llega a la mitad del despacho y espera, en la misma actitud de humildad, que le diga
Ruvalcaba que se siente. Ruvalcaba se crece un poco ante la fingida humildad de su mujer, y
con ridículo imperio exclama:
Siéntate!
EMILIA Llorosa.
No vas a creerme.
RUVALCABA Qué?...
EMILIA Soy inocente.
RUVALCABA Pues qué es entonces? No era una visión! Yo nunca veo visiones, aunque lo que vi lo
parecía.
RUVALCABA Pues eso fue lo que vi, con estos ojos que no sé cómo no cegaron…
RUVALCABA Emilia!...
EMILIA Flirteaba, hay que entenderlo bien, flirteaba y nada más con MacCormack, que es un
viejo idiota.
RUVALCABA No llames de ese modo a un amigo como él… digo… tienes razón… es un viejo
idiota… por qué es un viejo idiota?...
EMILIA Porque sólo un idiota como él puede pensar que lo prefiero a ti, a un hombre como tú…
RUVALCABA Yo!...
EMILIA Tú… no hay otro como tú… me hubiera enamorado de ti como me enamoré si fueras de
otro modo?
EMILIA De lo peor?... de lo que hay muy poco… Con tu talento has hecho de MacCormack lo
que has querido.
RUVALCABA No tanto…
EMILIA Qué fuera del Banco de Irlanda sin tus inteligentes consejos?
EMILIA Tú sabes a quién debe prestársele dinero… cuáles son las buenas firmas…
RUVALCABA Figúrate!
EMILIA Nada más justo que los favorecidos por el banco te paguen el favor. Las buenas
influencias tienen que costar caro…
RUVALCABA Pues soy tan modesto que hasta hoy que me lo explicas me oy cuenta que a mí…
EMILIA Tonto, más que tonto!... Tú has tratado a muy pocas mujeres…
EMILIA Has tratado a muy pocas mujeres… y no sabes que toda buena esposa debe ayudar a su
marido…
EMILIA No hay otro… flirtear, flirtear… halagar vanidades masculinas y poder exclamar
parodiando una frase célebre: “todo se ha ganado, hasta el honor”… Hay que vivir…
EMILIA Déjame concluir: hay que vivir en su tiempo… No era nada grave… nada… lo que
MacCormack se permitía, o mejor dicho, lo que yo permitía a MacCormack, que tuviera
echado un brazo sobre mis hombros diciéndome unas tonterías que me hacían reír... te
las podría repetir… simplezas…
EMILIA Te digo que simplezas; que qué linda era yo… que lo traía yo loco… loquito… las
niñerías de todos los hombres junto a una mujer que les gusta…
RUVALCABA Pero tú le sonreías, parecías encantada de oír esas que tan graciosamente llamas
niñerías…
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EMILIA Lo malo fue tu intempestiva entrada, no es correcto entrar sin pedir permiso antes… y
además es torpe… Esas sonrisas mías tenían un objeto… al sonreírle a él, sólo te tenía
yo a ti en el pensamiento….
RUVALCABA Emilia!
EMILIA A ti… Iba a prometerme ya nombrarte vice-presidente del Banco… cinco minutos más
que hubieras tardado y la cosa estaba hecha… te convences ahora de lo que te quiero?...
Ya quisieran muchos maridos…
RUVALCABA Es una manera rara de querer, pero lo dices con tal sinceridad…
EMILIA Pensar que yo… que yo… soy quien debiera enojarse de veras para siempre!
EMILIA Mi “canarito”… creerme capaz de una traición… él… él… mi maridito bueno…
RUVALCABA Ya ves… el corazón me lo decía… que era imposible… que tú… tan honesta….
RUVALCABA Pues no me gusta mucho… tengo fe en ti… pero siempre, jugar con fuego… es
peligroso…
EMILIA Con fuego? … Fuego ese irlandés apolillado que se conserva en whiskey?.. Fuego tú!...
y quémame hasta levantarme ámpula…
Se pega a Ruvalcaba.
EMILIA Verdad?
RUVALCABA No te parece?...
RUVALCABA Haremos un viajecito… te llevaré a conocer otras tierras… La verdad es que puedo
retirarme ya de los negocios….
EMILIA Qué?...
EMILIA Cuál?
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EMILIA Yo estaba desesperada… temía que en un arrebato de celos fueras a cometer conmigo
una atrocidad como tu amigo Guillermo, el de Taxco…
EMILIA Vaya un consejo y vaya un amigo!... Decididamente las mujeres aconsejamos mejor…
Sin el de Julia… quién sabe!…
Pausa
RUVALCABA En los ferrocarriles, en los vapores y en los dirigibles… Tienen ya una gran práctica en
los viajes y nos podrán servir de mucho… Cuándo quieres que nos vayamos?
EMILIA Era una sorpresa que te tenía guardada… y uno de mis tormentos de hace una hora…
EMILIA Ruborosa.
Pues que…
RUVALCABA Ansioso.
Qué?...
EMILIA Muy por lo bajo y mirándole en los ojos, como una esposa sin mancilla.
Sí!...
RUVALCABA Mirándola.
Mi chiquitita!...
EMILIA Mirándolo.
Mi canarito!...
JULIA
Qué pasa?
RUVALCABA Todo me lo ha explicado. Me figuré lo que no era. Para Emilia soy el único hombre que
hay sobre la tierra. Qué esposa, amigo mío, qué esposa!...
JULIA Que ha estado hablando en voz baja con Emilia y riéndose las dos del columbino candor de
Ruvalcaba.
Mis felicitaciones, Ruvalcaba…
RUVALCABA Para mí fue “una tempestad bajo un cráneo”, como el célebre capítulo de Víctor Hugo…
pasó…. pasó…
Respira con gran fuerza.
pasó… y ahora… queridos amigos, sucede a la tempestad la más grande de las alegrías.
A ustedes, antes que a nadie, corresponde conocer mi ventura, la dicha que me agobia y
a la vez me transporta al cielo… Voy a tener un hijo!
RUVALCABA Sí, voy a tener un hijo… mi mujer me hace padre. Acaba de anunciármelo…
RUVALCABA Sí… Figúrense ustedes en qué momento iba a sobrevenir la espantosa tragedia.
RUVALCABA Emilia, crees que haya otras personas más indicadas para padrinos de bautizo que estos
dos grandes amigos nuestros, Julia y Linares?...
RUVALCABA Ya festejaremos esto dignamente… y ahora nos marchamos por donde vinimos,
pidiéndoles perdón por tanta impertinencia…
JULIA Nunca!
LINARES Hombre!
RUVALCABA A Emilia
Vámonos, hija?
TELÓN
FIN DE LA OBRA