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Según el Banco de la República, el flujo de inversión extranjera directa (IED) en

Colombia para el cuarto trimestre de 2016 fue el segundo más bajo del año anterior,
registrando una inversión de US$3.054 millones.

En el total del año, la cifra de la IED se ubicó en US$13.593 millones, esto


significó un incremento de 15,8% respecto a los resultados de 2015. Sin
embargo, este valor continúa siendo inferior al registrado en años anteriores.

Los sectores petrolero, minero y manufacturero volvieron a presentar


desaceleración en su inversión, con caídas de 13,5%, 119% y 22,5%
respectivamente.

Por el contrario, el sector de la electricidad y servicios comunales, fueron sectores


en los cuales aumentó la inversión, con crecimientos de 122% y 46,5%
respectivamente.

Fuente: Dane, Cálculos Dinero.


A pesar de estos resultados, el Ministerio de Comercio resaltó en un comunicado
que, en el 2016, de los capitales que llegaron al país, el 84,8% aterrizaron en
los sectores distintos a minas y petróleo.

Del total de capitales que llegaron el año pasado, US$11.525 millones fueron hacia
sectores como agricultura; manufacturas; electricidad, gas y agua; construcción;
comercio y restaurantes; transporte y almacenamiento; establecimientos financieros
y servicios comunales.

La inversión extranjera hacia esa clase de sectores, aumentó el año pasado 32,7%
con relación al 2015, año en el que recibieron US$8.687 millones.
INVERSION EXTRANJERA DIRECTA LATINOAMERICA.

Las entradas de IED en América Latina y el Caribe disminuyeron un 7,8% en 2016


y llegaron a 167.180 millones de dólares. Esto supone un nivel ligeramente inferior
al registrado en 2010 y un 16,9% inferior al máximo de 2011 (véase el gráfico I.8).
En este resultado influyó la reducción de la inversión en recursos naturales, en
particular en minería metálica, y el lento crecimiento de la actividad económica en
la región.

Las economías más grandes han sido las más atractivas para las empresas
transnacionales. En 2016 el Brasil se mantuvo como el principal receptor de IED de
la región (un 47% del total), en segundo lugar se ubicó México, con el 19%, y a
cierta distancia Colombia y Chile, con el 8% y el 7% (véase el cuadro I.4). El
comportamiento ha sido heterogéneo entre los países, y se constata una elevada
variación interanual de la IED: el hecho de que se produzcan grandes operaciones
en un año determinado pueden modificar sustancialmente la variación de corto
plazo sin que eso refleje una tendencia.

A nivel de las subregiones, la IED en América del Sur se redujo un 9,3%, mientras
que los ingresos de Centroamérica aumentaron un 4,9% y los del Caribe crecieron
un 3,3%. Dentro de América del Sur, el mayor incremento de la inversión tuvo lugar
en Colombia (15,9%); en el Brasil la inversión creció un 5,7%. Las caídas más
acentuadas de la IED en América del Sur se dieron en la Argentina (64,0%), el
Ecuador (43,7%) y Chile (40,3%). La inversión hacia México disminuyó un 7,9%, si
bien aún se mantiene en niveles elevados con respecto a la última década. La
participación de Centroamérica en la recepción de IED aumentó, pasando del 3,7%
del total en 2010 al 7,2% en 2016. En esta subregión sobresale el caso de Panamá,
que registró su nivel más alto con un crecimiento del 15,9% hasta llegar a los 5.209
millones de dólares. En el Caribe destacó el crecimiento del 9,2% de la inversión en
la República Dominicana, por un valor de 2.407 millones de dólares.

Si se consideran los componentes de la IED, la mayor caída se registró en los


aportes de capital (10%), seguidos por las reinversiones de utilidades (6%). Esto
podría indicar una postura defensiva y de espera por parte de las transnacionales
que operan en la región ante los precios aún no tan atractivos de algunos recursos
naturales y como respuesta a la contracción del mercado interno en varios países;
al mismo tiempo, podría obedecer al desplome de la rentabilidad de los acervos que
más se incrementaron en el período de auge de los precios de los minerales
metálicos y de otras materias primas. Cabe destacar la disminución por segundo
año consecutivo de la reinversión de utilidades: su valor en 2016 fue de 40.807
millones de dólares, lo que corresponde apenas al 59,2% del nivel logrado en 2011,
cuando la región alcanzó su máximo histórico de entradas de IED

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