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Curtido por mejores intenciones

Parte 1: Prematuro e incompleto

Velenduil-en (la zona Oeste) era un bosque lleno de centauros, unas criaturas sabias y curtidas en
batallas, con buenos guerreros y grandes árboles, altos como gigantes y fuertes como enanos.
Elfos y centauros compartía la madera que salía de dichos árboles ya que tenían buena relación y
vivían cerca unos de otros.

En dicho bosque moraban grandes y robustos centauros, un batallón de cerca de dos mil
guerreros expertos en la lucha, tanto a distancia como cuerpo a cuerpo. A pesar de que los
centauros siempre fueron unos seres salvajes y un tanto territoriales, fueron evolucionando hasta
convertirse en unas de las mejores razas de Rhodain.

Aunque al pesar de algunos progenitores, unos no salían tan sanos y fuertes como otros. Vanzeet,
un joven, descendiente de sabios y valientes centauros, no corría la misma suerte que el resto, era
una criatura torpe tanto de pensamientos como de zancadas.

Un tiempo atrás…

Mimanaday yo galopábamos hacia un incendio al norte de Velenduil-en tripulada por Faqüsei. El


llegar hasta allí nos estaba llevando demasiado tiempo y se oían gritos tanto a los lados como al
frente de nosotros.

-Reibaq (líder en idioma kentaurus), las aves están inquietas, algo se aproxima, me temo que nada
bueno.

-En estos momentos lo más prioritario es el bosque, deberías saberlo, ya nos ocuparemos del
resto en el futuro. Las estrellas nunca se equivocan, y en ellas puedo ver que nada alarmante
ocurrirá, a menos que dejemos el futuro del bosque en manos de nadie, cuyo destino sería fuego
y ceniza.

-Usted sabe que las estrellas, a pesar de que son la mejor forma de ver el futuro, se pueden
equivocar.

-La probabilidad de que eso ocurra es la misma de que alguien regrese a la vida después de
fallecer. Deja de insistir y no temas, debemos salvar nuestro bosque.
Mientras trotábamos a gran velocidad siguiendo la ruta preestablecida, un grito ahogado de una
voz femenina sonó detrás de mí, era mi Qerah(alma gemela en Kentaurus).

-¿Qué te ocurre?

-¿Por qué me ocurre esto? Todavía no es la hora, no debe salir aun.

¿Qué es lo que pasa Quanveia?- Estaba entrando en pánico, parecía que la vida de mi Qerah se
desvanecía.

-Ya viene, Zendu, lo que llevo gestando en mi tripa quiere salir antes de su hora.

-No es buen momento para dar a luz a nuestro Varuh (hijo en idioma kentaurus), el bosque
espera nuestra ayuda, debes posponer su llegada.

-No sé si me lo permitirá, tengo que parar un momento, tú sigue con la manada.

-Eso es algo que no puedo hacer, permaneceré contigo, avisaré a los demás y volveré contigo, tú
quédate aquí.

Entonces fui a hablar con el Reibaq, la idea no le gustó del todo, pero no tuvo más remedio que
aceptar.

No puedo creer que vaya a tener un Varuh, a pesar de no tener más de ciento veinte días, su
nacimiento está muy próximo, las estrellas se equivocaron. En fin, debo apresurarme.

Al llegar a la zona donde mi Qerah me esperaba, una manada de centauros estaban alrededor
suya, aunque conforme me acercaba veía que el tamaño de esos centauros estaba muy por encima
al mio, no conocía esas criaturas, ni si quiera parecían centauros, sus patas eran del tamaño de un
humano y el torso del ancho de un árbol adulto.

-¡Eh! ¿Qué hacéis? Está apunto de parir por el amor de Bixont (Rey kentauro) – A penas nos
separaban unos metros y el tamaño de esas criaturas era colosal.

Mientras corría a socorrer a Quanveia me topé con uno de esos centauros.

-¡Lárgate! Esta centaura es nuestra. – Al terminar la frase me propinó una hostia que no vi venir,
me mandó dos metros más lejos con un dolor en el hombro espantoso.

Al cabo de unos minutos…

¿Eh, dónde estoy? – Mierda, deben habérsela llevado, tengo que seguir el rastro.

No lo puedo creer, esto no me puede estar pasando… mi mujer y mi hijo… no puedo dejarles
morir… Me pregunto que eran esas criaturas, eran muy similares a los centauros pero además de
doblarnos en tamaño, habíaciertos rasgos diferentes en sus rostros, al menos de los que pude ver
había maldad en sus miradas, una maldad que ni los elfos oscuros tenían. Temo el futuro que nos
depara, si nos superan en número no sé qué será de nuestro clan, en fin, vamos a centrarnos.
En el suelo había pruebas evidentes de que alguien había pasado por ahí. Sigo caminando por el
norte y veo sangre, mucha sangre. Es un chorretón de sangre el que me indica un camino a
seguir.

En estos minutos previos me he ido encontrando ramas en el suelo y además de varias marcas de
sangre, pisadas que me han llevado hasta aquí. A unos metros en frente de mí puedo ver a esos
seres en corro frente a una hoguera enorme, pero no puedo ver dónde está Quanveia. Quizá esté
dentro. Debo darme prisa, quizá mi Qerah esté muerta, y al hijo al que nunca he visto también.

Qué alivio, me temía que estaban cocinándoles. No deben estar muy lejos, pero al menos no
están en la fogata, veré si por los alrededores encuentro algún rastro, no puedo correr el riesgo de
adentrarme en este campamento, hay decenas de centauros enormes que si me encontrase solo
uno de ellos, mis días estarían contados, bueno no, estaría muerto.

He pegado una vuelta al perímetro y he encontrado varias cosas dignas de mención. Parece ser
que en este campamento se encuentran alrededor de cuarenta de estos seres, desconozco si hay
más tribus en otras partes de Rhodain, no tienen ningún emblema ni estandarte en lo que he
podido ver que les defina o les dé un nombre o una marca personal. No tienen diferentes
tamaños, son todos de unas dimensiones muy similares, es decir, que no hay niños ni hembras en
la zona. Son unas criaturas muy inteligentes, tienen un sistema de suministro de agua en los
alrededores bien planeado, mediante unas manivelas y troncos de bambú pasan agua por varias
zonas del campamento y tienen unas telas gruesas (que no son cuero) atadas a los arboles a modo
de toldo que les protegen de las lluvias fuertes entre otros fenómenos atmosféricos.

Lo que no me gusta de todo esto es que no he encontrado a Quanveia, eso quiere decir que
deben tenerla presa. Debo ser más inteligente y más rápido que ellos si quiero recuperarla, la
única forma que tengo de encontrarla es seguir el rastro de sangre que haya dejado, así que no
pierdo más el tiempo, volveré al camino por el cual la trajeron hasta aquí, y así conseguiré seguirle
la pista.

Al cabo de un rato…

Veo que el rastro de sangre va disminuyendo en esta parte, justo donde empieza el campamento.
No me había fijado, pero el campamento está impoluto, parece que tienen muy en cuenta que
todo esté limpio y ordenado. Quizá la hayan envuelto en alguna tela antes de meterla aquí. En fin,
voy a ver si encuentro donde la tienen presa.

He encontrado unas gotas de sangre en el suelo cerca de una carpa, pero no parecía de ella,
además estaba muy seca, seguramente sería de hace unos días. Lo que si me extraña es que hace
un rato que no veo a ninguno de ellos, quizá se hayan ido de caza, pero estoy seguro de que en
algún recoveco del campamento habrá alguno de ellos, debo tener más cuidado que en toda mi
vida, si no haré que mi futura familia acabe muerta.

Parece ser que en algunas de las guaridas que tienen aquí, están dispuestas con un sistema de
seguridad bastante bien hecho, no todos pueden entrar. Por lo que he podido ver siguiendo el
camino de cigüeñales y manivelas tienes que hacer que tres dianas sean golpeadas, seguramente a
la vez, lo que no soy capaz de ver es cómo un solo centauro es capaz de entrar en esta guarida,
quizá solo sea posible entrar si van varios. Debo ingeniar algo para poder entrar, y tengo que ser
rápido y silencioso.

He podido encontrar unas rocas, que con la cuerda que portaba en mi hombro podría hacer
algún tipo de catapulta triple, que al activarla salten las tres rocas a la vez y unas ramas que me
permitirán hacer unas bases para colocar esas piedras y así lanzarlas. Bien, manos a la obra.

Han pasado ya más de diez minutos y creo que ya está todo listo. Me las he ingeniado para
conseguir que las catapultas se activen al mismo tiempo, solo espero que todas den en el blanco,
solo tengo un intento para probarlo, de no darle a las tres a la vez es probable que se enteren los
demás antes de llegar a entrar, o quizá tenga un mecanismo de trampas para que quien no acierte
sea atrapado.

¡Vamos, estoy seguro de que esto funciona! Al activarlo veo que todo sigue su curso… el sistema
de cigüeñales va correctamente… en estos momentos tres rocas están acercándose a tres
manivelas respectivamente, que finalmente conseguirán activar unas catapultas que lanzaran unas
rocas hacia las dianas.

Se acerca ya el momento… hay tres rocas volando por los aires dirigidas hacia tres dianas, veo que
todo va bien… pero una de ellas no ha cogido la fuerza que debía, ¡mierda! ¡No llegará! He de
hacer algo… ¡ah, sí! Lanzo una daga y finalmente dos de mis rocas y mi daga consigue darle a cada
una de las dianas, me temo que no recuperaré mi daga, y es posible que alguno de esta tribu la
encuentre y sepa que alguien ha estado aquí, pero no puedo perder más el tiempo. ¡Mi familia
me espera!

Diez minutos más tarde…

- ¡Al fin la encuentro! ¡Quanveia, responde!

Veo que ella está encarcelada en una de las celdas, pero no encuentro la forma de entrar. Tiene
la cara muy pálida, y se tapa el pecho, está muy herida.

Bien, este mecanismo es algo diferente al anterior, hay un acertijo, pero lo que no encuentro es
un panel en el cual poner la respuesta. En Kentaurus antiguo están escritas las siguientes palabras:

“Cuando dejas de mirar la encuentras,


aunque también viéndola la puedes encontrar,
ella predomina por encima de todas las cosas cuando el de arriba se va.
El fuego la mata y los fuertes vientos le devuelven la vida.”

-Vale, vayamos por partes… si dejo de mirar la encuentro no estoy seguro de lo que puede ser,
quizá sea la luna, que puedo verla si se refleja en el mar, pero no creo que sea… porque eso de
también viéndola la puedo encontrar es demasiado obvio, casi cualquier cosa la puedo encontrar
si la veo. El de arriba… ¡Ya lo tengo! ¡La oscuridad! – […]Hmm… no ocurre nada, voy a probar en
Kentaurus.

-¡Klav! – De pronto la celda se abrió.


-Quanveia, por favor, amor mío, ¡responde!

Entre sus manos veo una criatura enana, más de lo habitual. No estaba completo, tenía las patas
muy cortas y una cabeza anormalmente pequeña, además de que las facciones de la cara estaban
desproporcionadas, como por ejemplo sus enormes ojos o su mandíbula prominente.

Parece estar vivo, así que ya me preocuparé más adelante de él, así que lo dejaré aparte de
momento, ahora me interesa ver la salud de Quanveia. Cuando me fijo en su pecho siento un
dolor en el pecho incomparable, me temo que no respira… la han apuñalado de manera seguida
y sin cesar.

-No puedo creerlo… creo que está muerta… - La abrazo con fuerza.

-Eh, no llores. – Al oír esa voz doy un sobresalto. - Ayúdame… en mi bolsa hay hierbas… salva a
tu hembra, amor mío.

Sin decir palabra me dispongo a coger su bolsa, creo recordar que estaba a un lado de la celda.

Al poco tiempo me dispuse a amasar las hierbas, no tengo ni cuenco ni mortero, así que usaré
mis manos, no puedo dejar que muera… ¡lucharé hasta el final!

Dos minutos después ya está todo listo, estoy muy nervioso, debo serenarme pero no puedo. Me
juego la vida de la persona que más amo.

-No te preocupes, todo saldrá bien. – Le digo yo sonriente.

-No me preocupo, confío más en ti que en mi misma, mañana estaremos en nuestro hogar junto a
nuestro hijo y todo será perfecto. – Me dice con una sonrisa que me quita todos los males, mi
vida la dedico a ella, no puede morir, a ella le debo lo mejor de mí, y gracias a sus palabras
consigo serenarme, voy a salvarle la vida.

Zendu debería confiar más en sí mismo, sé que nos salvará a nuestro Varuh y a mí. Estoy muy
herida, no recuerdo nada después de la cuarta puñalada, pero espero tener un mañana, y no
quedarme en el hoy.

-Cariño, comprueba si viene alguien antes de salir, yo sostengo a Vanzeet.

-Está bien. Por cierto, me encanta ese nombre, está decidido. – Dice el mientras se asoma. –
Podemos pasar, aunque hay unos cuantos en la hoguera, algo me dice que tenían intención de
cocinar a alguien. Bien, vayamos en silencio.

-Yo iré primero con nuestro Varuh.


Parte 2: El mal por encima del bien

Todo lo malo ya había pasado, Zendu y Quanveia volvieron a su hogar, tuvieron una suerte
excepcional, parecía que esos seres se apartaban de su camino sin un motivo aparente. Vanzeet
también vivía, aunque no consiguió desarrollar su cuerpo como los demás centauros, seguía con
laspatas un tanto más cortas y a pesar de que su cabeza tenía el tamaño correcto, sus orejas, que
normalmente debían de verse por encima del cabello, no parecían asomar lo más mínimo.

Con el paso de los años, esas criaturas superiores a los centauros, las cuales se les conoce como
Guentarilhor. Gracias a su inteligencia y a su fuerza consiguieron que Velenduil-en fuese un lugar
mejor, aunque mucho más controlado y estricto. Pero no todo era malo, ahora los centauros
estaban más protegidos y el bosque estaba más cuidado, de modoque la vegetación prosperaba y
se iba haciendo más y más grande y los centauros que vivíamos en esa parte de Velenduil-en se
instruirían en la batalla de la mejor de las formas además de no tener problemas como la sequía o
la hambruna.

-Marcho ya, madre, debo ir a mi entrenamiento.

-Si eso es lo que quieres, ve, pero no tienes porqué ya lo hablamos ayer Vanzeet. Yo te querré
igualtal y como eres, y por favor no te metas en líos.

-No dejaré de intentarlo madre, algún día eso cambiará, tu confía en mí. – Dijo él sonriente.

Siempre creí que con buena intención conseguiría todo aquello que me propusiera. Mis padres
me enseñaron a ser perseverante. Normalmente los centauros empezaban a entrenar alrededor
de los ocho años, aunque el que se encargaba de decidirlo era un árbol sagrado el cual
llamábamos Salidior.

Al salir al bosque, pude oler que una zona no muy lejos de mí empezaba a echar humo. Al mirar
al cielo vi que estaba en lo cierto, al noroeste tenía que haber fuego. No se me da muy bien la
pelea y soy algo torpe, pero eso no me iba a parar, ¡alguien estaba en peligro!

Al cabo de un rato…
-Vaya, nos están atacando, ¿Qué debo hacer? – De pronto vi a una mujer centauro que estaba
siendo atacada por una criatura que no podía distinguir. Le clavó las garras y mató a la mujer.
Entonces ese ser fue a por la cría de centauro que estaba detrás de su madre. - ¡Déjale!, él no
tiene la culpa.

Entonces la criatura se giró hacia mí. Era un Gentarilhor. No sabía por qué el clan superior que
nos protegía y alimentaba a cambio de ser nuestros jefes, estaba atacando a una centaura que
según parecía no estaba haciendo nada.
De pronto me ataca con su brazo, yo consigo esquivarlo y me pongo detrás de él. Que debo
hacer…no podré hacerle frente, es muy grande y de un golpe me podría matar. Entonces sentí un
golpe en la nuca.

-¿Queeee….?

Abrí los ojos y delante de mí vi un bosque, los árboles son rojos y naranjas, la hierba es de un
verde muy vivo. Anda, una bandada de pájaros, ¡pero si son violetas! ¿Qué está pasando aquí?

Me fui acercando a una flor que me había llamado especialmente la atención cuando de pronto
veo un animal de un tamaño colosal que se acerca a mí. Mierda, ¡me ha visto!

No puedo dejar que me pille así que me pongo a correr, esto es extraño, corro mucho más
rápido, joder, soy más alto y parece que estoy más fuerte. Miro hacia el suelo y lo veo más
distanciado de mí, en fin, debo de buscar un refugio, esa criatura es más rápida que yo, ¿Qué es?
Parece una mezcla entre rinoceronte y un oso polar.En fin, debo encontrar un lugar seguro, ni en
mil años podría hacer frente a una bestia de ese tamaño.

Bien, entre estos juncos estaré seguro. Vaya, me ha encontrado, se ha puesto a embestir los
juncos, no sobreviviré a esto, debo pensar en una solución o dentro de poco moriré.

-Piensa… piensa…

A pesar de estar más desarrollado y parecer más fuerte, no sabía que podría hacer contra una
criatura tan grande.

El Rhinoku estaba cerca de romper por completo la barrera que nos separaba. Me tapé los oídos
para pensar en una solución que me sacase de este apuro. ¡No encuentro ninguna solución!

-Mierda, mierda, mierda… debo hacer algo. Voy a morir joder, voy a morir…

De pronto veo a un elfo dando un salto desde una de las ramas de un árbol a varios metros de
altura mientras lanzaba dos flechas a la vez. El Rhinoku notó un cosquilleo en la nuca y
seguidamente giró la cabeza, al ver una criatura que intentaba hacerle frentese puso cara a cara
con el elfo. Entonces el elfo lanzó algo al suelo mientras el Rhinoku corría hacia él.

A los pocos segundos el Rhinoku y el elfo estaban a cuatro metros, en ese momento ese trampero
desconocido hizo un salto con acrobacia que le puso encima de la bestia, al tocar la planta de sus
pies contra el lomo del hibrido, hizo otro salto para así alejarse de él, desde luego tendría que
darle las gracias después de librarnos de esa enorme criatura. Poco después el Rhinoku se llevó
una descarga que le dejó paralizado, debió de ser aquel artilugio que lanzó al suelo anteriormente,
al volver en sí, agitó la cabeza para centrarse de nuevo, en cuanto lo hizo miró al cielo. Una red
enorme le envolvía de cuerpo entero, aunque parecía que eso no lo retendría por mucho tiempo.

Mientras buscaba un lugar donde esconderme, ya que esos juncos no me salvarían, pero de algo
estaba seguro, por el momento tendría que huir y dejar atrás a los demás. Entonces el elfo escaló
entre unos árboles hasta encontrarse a unos diez metros de altura mientras yo escapaba, se sacó
una flecha del carcaj con una apariencia extraña, la punta estaba imbuida por una llama y la lanzó
con su arco con una gran tensión. Justo después de lanzarla saltó hacia él con una gran espada y
delgada con un aura de hielo empuñada por ambas manos. La criatura fue envuelta en llamas
mientras él descendía con velocidad.

-¡Grrraaaghgh!

-Esta no la cuentas, bestia.

Entonces vi al animal desplomarse, quizá no era necesario seguir huyendo… el animal cambió de
estar cogiendo una tonalidad rojiza a estar completamente congelado. El Rhinoku murió casi en
el acto.

No me puedo fiar de ese elfo a pesar de que me haya salvado la vida, debo encontrar refugio y
pensar en donde estoy, en este lugar ningún árbol, animal o cosa tiene el color que debería.

-¡Clack!

Mientras yo corría sentí un golpe en el cuello que me hizo caer al suelo al instante. Era
exactamente igual a lo que sentí al recibir el golpe de esa Guentarilhor en el bosque.

-¿Q-qué? Mierda, estoy atado. Y debajo de mí tengo un fuego enorme, ¿¿¿PERO QUÉ??? ¿Qué
puedo hacer? Joder… debo pensar en algo, siento el fuego en mis patitas, ¡en cuestión de minutos
me habré convertido en un pollo asado de cuatro patas!

En frente de mí hay una tribu de un color extraño, su piel es de color fucsia oscuro, que cosa más
rara.

-Se ha despertado, ¡Que alguien le deje inconsciente!

-¿Qué? ¡NO! ¡Esperad un momento!


Había vuelto a la realidad, siento un gran dolor en la cabeza y no tengo ni idea de lo que ha
pasado, pero sigo en el mismo sitio que antes. Me levanto y veo algo de sangre delante de mí. No
logré salvar a esa cría de centauro, está desmembrada.

No logro salvar a nadie… menuda impotencia. Ahora no puedo pensar en nada más que
contárselo a mi clan. ¿Pero y si no me creen? ¿Qué hacer..?.

Entonces me dispuse a ir a mi campamento aunque con pocas esperanzas… allí solo me aprecian
mis padres.

Pocos minutos después…

Ocurrió lo esperado, así que decidí huir. No me aceptan ni nunca lo harán, pero a pesar de que
no me traten bien debo hacerlo por el clan, y por mis padres.

Camino por el bosque intentando pensar en algo que hacer y veo una silueta a unos metros de
mí. Es desconcertante. Se parece mucho a mí.

-Hola, ¿Quién eres?

La criatura se queda quieta por un momento, y entonces sale corriendo, yo le sigo.

Llevo corriendo unos minutos persiguiéndole, estoy algo cansado, no tengo mucho aguante la
verdad… Entonces llego a un claro y no hay rastro de ese ser, pero veo algo en el suelo. No es
algo, es alguien. Me acerco poco a poco y rápidamente un olor intenso a sangre llega a mis fosas
nasales.

-¡Ah!

Me llevo las manos a la boca… es la hija del Reibaq, ¡la han despedazado! Hay sangre por todas
partes y una daga bastante grande incrustada en su ojo izquierdo.

Entonces se oyen pisadas que vienen hacia aquí con gran velocidad. Son mi clan, ¡gracias a
Bixont! En estos momentos nunca sé que hacer…

-¿Vanzeet que haces aquí?

-Acabo de llegar, perseguía a una criatura que se parecía mucho a mí y… me encontré con esto.
Es muy desagradable.

-Aléjate de ella, joven. – Dijo un centauro adulto.

-¿Por qué? Tenemos que enterrarla, ¡está muerta!

Entonces se acercó Faqüsei a investigar el cadáver. No dijo nada, su cara cambió


estrepitosamente, miró al suelo muy pálido y giró la cabeza hacia mí.

-¡Crack! – Recibí un puñetazo con gran fuerza que me tiró al suelo, nunca me habían pegado tan
fuerte, no vi venir el puño.

-¿Cómo osas asesinar a un centauro de tu clan? ¡Primero nos vienes con tu palabrería de que
nuestros líderes matan a uno de los nuestros y ahora matas a uno de los nuestros! Nunca me
gustaste, con esa apariencia tan rara y tu gran falta de sabiduría, eres un despojo para nosotros.
Mañana a primera hora serás sacrificado.

-¡Creo que deberíais calmaros, no hay pruebas de que haya sido él! – Dijo mi padre con tono
agresivo.

-Tú no te metas, desde que tu hijo llegó a nuestro clan tenemos peor reputación, no vivirá más.
Ahora lleváoslo y preparadlo para mañana. – Sentenció el Reibaq.

-¡Ni hablar! – Mi madre se puso delante de mí. –Huye cariño, nosotros iremos en tu búsqueda,
no puedes quedarte aquí. – Me susurró ella.

Yo le hice caso mientras ellos seguían discutiendo, al ser yo tan pequeño ellos no me podían ver
cómo me alejaba. Me sentía indignado por la forma en la que me trataban, y también
preocupado… ¿Y si al no aparecer yo, matan a mis padres?

Debo dejarles claro que no soy un inútil, pensaré en algo para encargarme de esos Guentarilhor.

Al cabo de unos días…

He estado estosdías saltando desde una parte de un lago a la otra por unas rocas que había en el
fondo del agua, fue de lo más divertido. Ahora me doy cuenta de que no he pensado nada para
solucionarlo, al principio me lo tomé muy en serio, pero bueno, creo que será mejor ir allí e
intentarlo. ¡Estoy seguro de que con mi intención lo conseguiré!

En nuestra zona del bosque existe una parte delimitada por una barrera de troncos, no dejan
acercarse a nadie que no sea un Guentarilhor, en su centro tiene una torre muy alta, seguramente
sea allí donde se hospede el maestro.

Ya había llegado a la torre, se ve que en estaban de fiesta, no encontré a nadie en el camino.


Bueno, veré a ver si está por aquí su líder, ¡Le voy a dar un puñetazo que se va a enterar!

Estoy en frente de la puerta central. Supongo que no pierdo nada por tocar.

-¡Knock!,¡Knock! – Inmediatamente unos ojos aparecieron por una franja en la puerta, tiene una
mirada inquietante.

Vaya, que molestia siento en la nariz, parece haber mucho –Aaah… Aaaah… ¡Achus!

-Salud. – Dijo el ser al otro lado de la puerta.

-Gracias.

-Puedes pasar.

Entonces se abre la puerta, pero no hay nadie detrás, que curioso. Bueno, da igual.
Bien, llevo un rato mirando en los alrededores, y he llegado a la conclusión de que me he
perdido, este sitio es muy grande. A veces siento que alguien me sigue, pero me giro y no hay
nadie. Voy a subir estas escaleras a ver.

Cuando llego a lo alto de las escaleras me encuentro con mas escaleras y un pasillo muy largo,
supongo que aquí no habrá nada más que habitaciones hechas con piedras. Voy a seguir
subiendo.

Quince minutos más tarde…

Vaya… estoy agotado. Estoy cerca de la cima ya, aunque mis patas ya no aguantas más. Bueno,
haré un último esfuerzo. Solo faltan unos escalones más.

Veinte minutos más tarde…

Bien, después de caerme en el penúltimo peldaño, volví a subir y ya estoy arriba del todo, menos
mal. Camino un poco y salgo de la escalera en espiral, delante de mí hay un salón grande, a los
lados hay rejas entre los huecos de la pared, como en una mazmorra. En frente de mí, a unos
cuantos metros hay un orbe, y detrás de eso un mirador.

Creo que voy a acercarme al orbe, no sé qué hará. Debo ser cauteloso, quizá hay alguien por los -
-Ay! Me he caído. Bueno, voy a seguir.

La cojo con mi mano y empiezo a lanzarla al aire, vaya, esto no se me da mal.

Treinta segundos más tarde…

No consigo repararla, hace un rato se me ha caído, desde luego no debería jugar con estas cosas.
¡Que estúpido!... Espera, ¿Qué estoy haciendo? Se supone que he venido a patearle el trasero al
jefe de los Guentarilhor, voy a ver dónde está ese tío.

Mientras tanto, en un campamento…

-Tenemos suerte de que no nos hicieran nada, pero como vuelva nuestro hijo lo mataran.

-Ya, Quanveia, pero desconocemos su paradero y en estos días las estrellas no nos han dicho
donde se encuentra.

-Solo espero que esté bien…

-[…]
-Oye, mira a ese Guentarilhor. Le ocurre algo extraño.

De pronto el gran centaurocayó como si de una torre se tratara. Pero no era el único que cayó.
Todos los Guentarilhor sufrieron el mismo destino. Los centauros medianos del campamento se
quedaron confusos, sus líderes parecían paralizados e inanimados, parecía un mecanismo que se
había apagado.

Delante de mí habían dos criaturas hablando, uno parecía un joven humano de melena rubia con
la mirada distraída, el otro por desgracia estaba de espaldas, así que solo pude ver una toga de
lino con capucha, nada más que eso. Parecían débiles así que decidí atacarles.

-¡Has comprobado el orbe? ¿Volviste a activar el sello que la oculta a los ojos de todos no es
cierto?

-Si… bueno, eso creo. –se le veía muy preocupado por el problema que estaba ocasionando.

-Creo que no te das cuenta de lo que está ocurriendo, todos nuestros reanimados pueden perder
su esencia de vida, cosa que les proporciona el orbe, con lo cual, si el orbe se rompe o es robado,
tú, mueres.

Segundos más tarde…

-¡Pagaréis por esto! ¿Qué es eso de reanimar? ¿Los Guentarilhor no son centauros? ¡Vais a pagar
por esta esclavitud y por las muertes que habéis ocasionado! – Me sentía muy fuerte, estuve
pegando al que estaba de espaldas mientras el otro se escondió detrás de un sillón que había
delante. El ser cayó desplomado. Entonces decidí quitarle la capucha para ver que era.

Caí en la sorpresa de que era un viejo. Lo cierto es que no se me ocurría a qué raza pertenecía,
no me sonaba. Había un pequeño cuerno gris a cada lado de su frente, y aunque sin pelo en la
cabeza, tenía una larga perilla blanquecina.

-¡Eh, tú! ¿Quién es vuestro líder?

-Oiga… yo soy un mandado aquí… ¿entiende? Conseguí mi empleo de casualidad y ahora me


dicen que si intento huir – el joven tragó saliva – me mataran.

-Oye tranquilo chaval, yo solo vengo a patear a tus jefes, han acabado con las vidas de varios
hermanos míos, los centauros vivimos en una esclavitud y vengo a ajustar cuentas, solo eso.

-Tu no lo entiendes… esas criaturas que os lideran no son seres vivos… - El joven seguía sin
moverse, ni si quiera asomaba toda la cabeza por detrás del sillón.

-¡¿QUEEEEEE?!
-Pues que no son seres vivos, fueron los primeros centauros de Rhodain que han sido revividos al
igual que otras razas para que la misión de mi jefe—bueno, mejor no digo nada más. Tiene una
misión de la que no puedo hablar, tiene que ver con conquistar Rho—digo… no he dicho nada,
los… Guentarilhor están controlados por un orbe que hay cerca de aquí.

-Espera… ¿Dices un orbe?

-Sí, ¿porqué?

-Nada, no tiene importancia… está rota.

-¿Cómo? ¿La rompiste tú?

-Mira, a mí no me gusta mentir. Sí, fui yo.

-Madre mía… voy a morir… ya me lo dijeron nada más entrar, solo tenía que ocuparme de ese
orbe… me van a matar…

-¡Silencio! No te fustigues, acompáñame, yo no conozco este sitio y tú puedes guiarme, así que
ayúdame y huiremos juntos.

-¿Lo dices en serio?

-Cuenta con ello – le dije con mi rostro sonriente.

Ya habíamos llegado al último piso, después de caernos dos veces rodando claro, pero bueno lo
importante es que estábamos ya al final del camino. Amicus me contó que llevaba aquí desde el
principio. El me recuerda en algunas cosas a mí, no encuentra su sitio y siempre le han
despreciado. Me dijo que su líder era un ser muy sabio y que no fuese a por él, que no lograría
derrotarle, pero es algo que debo hacer, aunque no tendría por qué ya que los Guentarilhor ya no
darán más problemas, pero tengo que hacerlo por mi clan y por mis padres.

-Amicus, a quien traes contigo.

-Verá… es un centauro que vino a salvar a su clan.

-¿Cómo que salvar? Nosotros no buscamos sembrar el pánico ni hacer sufrir a los centauros.
Buscamos ampliar nuestros horizontes…

-¡No! Tus revividos esos o como les llaméis mataron a varios de los míos, y vengo a hacer justicia
¡Pateándote el culo!

El señor que tenía en frente de mí empezó a reír a carcajada. Eso me hacía enfurecer, no me
demoré más y fui a por él.

-¡FFFFF!

El hombre puso los labios en tensión mientras resoplaba con la boca entreabierta. Entonces me
quedé suspendido en el aire, a pesar de que podía mover mis articulaciones, no iba a ningún
lado. ¿Ahora qué puedo hacer? La criatura que tenía delante me miraba fijamente.
-Ni lo intentes, mi magia es perfecta, no podrías salir del encantamiento a menos que yo decida
que así sea.

-¡Ni hablar! –Entonces me estiré fuertemente y logré librarme del hechizo sin problemas.

-¿¡C-Cómo!? –En ese preciso momento le aticé, ya era mío.

Le seguí pegando sin permitirle contraatacar, hasta que formuló unas palabras, eso podría ser
peligroso, de modo que le di un cabezazo con todas mis fuerzas. La criatura cayó de bruces.

-¡Genial, lo logré! Ahora ya puedo volver a mi aldea.

-¿Qué acaba de ocurrir? ¿Cómo lo has hecho? ¿Eres un dios o algo así?

Estoy demasiado cansado como para contestarle, normalmente no suelo pegar puñetazos a nadie,
pero este se lo merecía. Entonces me pongo cómodo al lado del brujo medio muerto.

-Crees que debería matarlo, ¿Amicus?, nunca lo he hecho pero… si no lo mato quizá vuelva a
hacer lo mismo, y no quiero que nadie sufra.

-No sé… es una pregunta complicada… y no conozco ningún hechizo para sellarlo en algo y que
quede encerrado. Me temo que eso lo tienes que escoger tu solo.

-Ese tío al que le di una paliza antes ¿podría sellarlo o como se diga?

-No lo creo, este es un ser al cual temen casi todas las razas, nadie sabe su nombre pero dicen que
es el heredero de Ulacmastú, yo solo lo he visto tres veces, y al otro al que venciste le teme no
sabes cuánto. Ha habido varios guerreros que intentaron acabar con él, entonces llegas tú y acabas
con él en un santiamén, en serio tío, ¿Qué leches comes?

-Lo cierto es que antes de hoy nunca había ganado una pelea, siempre me atacaban por ser
diferente.

-¿Hablas en serio? Pues en cuanto el mundo se entere de lo que acabas de hacer serás muy
respetado, y algunos querrán batirte en duelo.

-Lo que tú digas, he pensado en ir a un acantilado y lanzarlo allí, ¿Qué te parece la idea?

Amicus asintió y entonces nos llevamos el cuerpo. Pasamos cerca de una hora buscando un
acantilado, ya estábamos muy lejos de mi campamento, tenía muchas ganas de volver y decirles lo
que hice.

-¿Estás seguro de esto?

-Sí, hagámoslo a la de cuatro. Uno… dos… tres… ahora.

Nos sentamos un rato, fue agotador y tenía un camino de vuelta muy largo, Amicus me dijo que
quería ir a un lugar a estudiar con unos monjes y me habló de un lugar al que ir, su nombre era
Lichwood, y aunque estaba muy lejos, allí aprendería a pelear.

-Esto es una despedida, gracias por todo.


-No es una despedida, es un hasta luego. –Me contestó mientras me sonreía.

-Espero que tengas razón, algún día iré a ese monasterio, después de todo los humanos no sois
tan malos.

-Quedamos pocos, pero yo al menos no quiero ser una carga para nadie. Hasta más ver, amigo
mío. – Nos estrechamos la mano mientras nos mirábamos fijamente, él me arrancó una sonrisa y
entonces el me imitó.

Tres horas llevaba caminando ya, pero lo peor había pasado y me encontraba en mi
campamento. Estoy muy nervioso, espero que me crean. Como símbolo para que me crean llevo
un fragmento del orbe que destruí. Quizá no sean suficientes pruebas, pero en cuanto lo vea el
sabio todos me creerán.

Existen ocho sabios esparcidos por Rhodain, todos tienen unDievien, lo escogen pocos años
después de recibir el puesto y son sus pupilos hasta que el sabio fallece. El nuestro se llama
Mirutail y lleva cerca de dos siglos ejerciendo como nuestro sabio, vive en una cabaña cerca de
Salidior, nuestro árbol sagrado. De modo que voy a verle.

-Saludos, señor Mirutail, estoy seguro de que ha sabido lo que creen que hice…

-No, ¿quédicen que hiciste?

-Verá, me encontraron al lado del cadáver de Faqusei y creyeron que yo fui el culpable.

-Yo no lo creo.

-¿A no?

-No. Siempre vi en ti mucha bondad, a lo largo de tu vida harás cosas malas, pero siempre por
una causa justa, y éste acto de asesinato no lo veo usual en alguien como tú. Cambiando de tema,
los Guentarilhor han caído, y algo me dice que has tenido algo que ver. –Una gota de sudor caía
por mi frente, parecía que me estaba leyendo la mente y eso me hacía sentir muy incómodo.

-Quisiera hablar con los demás miembros de nuestro clan, y me gustaría que me acompañase.

-Acepto gustosamente la petición, pero debes saber que no lograras lo que buscas, al menos aquí
jamás serás aceptado por todos. Por otra parte, algunos te acogerán y te aceptarán. – Sus palabras
me hicieron sentir algo mal, pero a pesar de eso, él tenía razón.

Una hora después…

Efectivamente hubo algunos centauros que me creyeron. El Reibaq simplemente puso mala cara
y se fue, aunque vi cierta mirada de aceptación antes de haberse marchado.

Mis padres se sentían realmente orgullosos de mí, de hecho mi madre derramó algunas lágrimas.
Los demás centauros de mi edad pasaban olímpicamente de mí, y lo cierto es que no vi intención
de creerme en sus caras.
-Cariño, estoy orgullosa de ti. Este campamento debe amarte por lo que has hecho, y así lo hará.

-No me importa, madre. Hice esto por nuestra gente, y por vosotros, pero no me importa que no
lo vean, mi lugar no está aquí, y me temo que esta será la última noche estrellada que pase aquí,
mañana mismo marcharé temprano.

-Es una decisión muy importante, y no dudo que no lo hayas pensado, pero debes pensarlo bien.

-Ya lo he pensado padre, y nunca os podré agradecer lo suficiente.

-Marcho ya, darle las gracias al sabio por su apoyo. Volveré, algún día, para veros. Y las estrellas
os mantendrán informados, ahora solo me falta deciros adiós. – Entonces abracé a mis padres, a
esas criaturas que dieron todo por mí y que en las noches más oscuras dieron luz para acabar con
mi sufrimiento.

-Que las estrellas te protejan, hijo mío. Esto es para ti, un arco que te protegerá y te regalo esto.

Entonces marché, sin mirar atrás. Estoy convencido de que será divertido lo que me depara.

Parte Final: Nuestro camino


Durante semanas estuve sobreviviendo como pude, y debido a mi suerte casi pierdo una pata en
la última aldea que estuve, como regalo de despedida también me obsequiaron con una herida
enorme en el brazo que no dejó de sangrarme durante dos horas, acabé inconsciente pero lo
extraño es que alguien me salvó, a los pocos días me desperté con la herida cicatrizada y en un
estado inmejorable.

Pasaron varios días más, yo empezaba a agonizar, siento que pierdo el conocimiento, pero debo
seguir corriendo. Me encontraba en una aldea que odiaban a los centauros, y a mí también, por
supuesto. Agotado de la forma en la que me trataban, huí herido, mi brazo nunca había sangrado
tanto, aunque esta vez no fue el mismo brazo, era mi brazo bueno, el izquierdo. Sin buscarlo mis
ojos se llenaban de lágrimas, parece como si este mundo me esté repeliendo, no me salen bien las
cosas desde que acabé con ese ser en la torre de mí campamento.

No sé qué debo hacer… No pienso volver por esos lares, voy a otras tierras en busca de amistad y
aventuras y me encuentro con imbéciles desde las piernas hasta la cabeza.

Veo un lugar con lumbre a pocos metros delante de mí. Decido acercarme, quizá encuentre
algunas vendas, estas hojas de árbol no me ayudan.

-Siento una presencia, hay alguien acercándose, quédate detrás de mí.

-Sí, yo también lo percibo.

Suenan ramas rompiéndose y el trote de alguien acercándose…

-Creo que deberíamos ocultarnos, quizá sea alguien peligroso, recuerda a aquellos bandidos, si
vinieran más de tres no podríamos defendernos. – Dijo Kiara mientras me agarraba del brazo.

Entonces nos subimos a un árbol para así ver quien se acercaba.

Un centauro se paró junto al fuego, permaneció cabizbajo sin hacer nada, Kiara y yo nos
quedamos mirándole, el centauro estaba llorando. Entonces se desplomó, su mano apretaba
fuertemente su brazo, aún estaba consciente, quizá no por mucho tiempo.

-¿Te ocurre algo? – Dijo Kiara que se hallaba al lado del ser moribundo. Cada vez es más rápida,
ni si quiera me di cuenta de que dejó de estar a mi lado.

-Te voy a poner un remedio elfico… no temas criatura del bosque.


-Vaya, que hermosa. – El centauro permaneció mirando a Kiara embobado. En ese momento
algo dentro de mí me hacía sentir incómodo y furioso, no me gustaba esa sensación nada en
absoluto, aunque el poder sentir me daba cierta satisfacción.

-Relájate, nosotros te curaremos.

-Mil gracias, no sé cómo pued—Calla y deja que nosotros nos ocupemos de ti. – Dijo Kiara
mientras le desinfectaba la herida. Entonces el centauro se puso cómodo.

-No deberíamos fiarnos de él, quizá esconda un puñal.

-¿Pero no lo ves? Está herido, si no le trata nadie en cuestión de media hora estará muerto. […]
Esto es sorprendente, mi madre no me contó que los centauros sangraban tanto.

-Quiero… cerveza… ahora.

-Shhhh, guarda silencio criatura del bosque.

Pasaron varios días, Vanzeet seguía con nosotros, sin duda le prejuzgué, es un ser muy amable y
amistoso a la par que gracioso. Lo ha pasado muy mal, eso está claro, pero quizá hayamos
encontrado un buen amigo por el camino. Le llevó más tiempo de lo normal el que cicatrizara su
herida, pero ya está bien.

Vanzeet no sabía qué hacer, de modo que le propusimos que se viniera con nosotros a Lichwood,
nos sorprendió saber que él también había oído hablar de ese lugar, y aceptó gustosamente. A
nosotros nos pareció perfecto, a fin de cuentas, como dijo Thalidel, es necesario ser cinco
personas para poder entrar.

Entonces, emprendimos el viaje. De hecho apoyó a Kiara y nos prometió que nos ayudaría a
vengar a su madre, Samira.

Esta es la idea principal, ya que en el capitulo 1 cuentan de como llegaron a Lichwood, creo que
es irrelevante el camino hacia allí a la par que aburrido. En fin, si te gusta esta historia la retoco, ya
que no está “presentable”, le haría algunos arregluillos tales como el final que me ha quedado
muy soso, metería algo de diálogo, y recortar un poco la historia que me ha quedado muy larga.

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