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Se pasó una hora buscando el calcetín rojo…

1. Una serpiente, porque tenía que ir a un baile


2. Un artista, porque era su propio pincel
3. Una chica, porque su madre se lo había regalado y era importante para ella
4. Una anciana, porque era su monedero
5. Mi madre, porque era su colador de café

Alma de prostituta.

Siempre he sentido el desprecio de la gente por la forma en que me ven, desde pequeña he
sido ya una persona adulta desde el momento en que mi madre decidió vender mi cuerpo para
obtener dinero para sostener la casa ya que ella estaba consumida por el alcohol y la droga,
cuidar de mis hermanitas es una de mis mayores responsabilidades porque no permitiré que
ellas tengan que pasar y sufrir este infierno que he vivido yo durante tanto tiempo… para eso
me tienen a mí, para cuidar de ellas.

Son las 10 de la noche y debo arreglarme para entrar en las oscuras calles de la ciudad es
realmente aterrador pensar todos los días si volveré bien, en si algún tipo quiera sobre
pasarse conmigo y me haga daño pero es aún más fuerte el pensamiento de que si algo me
pasase mis hermanitas tendrían que ocupar mi lugar, eso sería lo último que permitiría tanto
dolor y sufrimiento en unos seres tan inocentes como lo son ellas. Es hora de salir, me
encomiendo a Dios para que me lleve y me regrese con bien, las calles están oscuras al llevar
ropa tan corta puedo sentir el frio penetrando a través de mi piel, debería acostumbrarme a
esto…pero nadie podría acoplarse a una vida así, son ya tantos años desde la primera vez pero
aun así no logro quitarme esa imagen de mi cabeza, con tan solo ocho años de edad ver como
mi madre recibía dinero a cambio de mi cuerpo robándome con eso la inocencia y la niñez;
luego de caminar 6 cuadras desde la pieza donde vivo logre llegar a la “calle del pecado”
popularmente conocida, pero tanto para las otras chicas como para mí, sería el infierno en
carne viva, viejos borrachos ,jóvenes consumiendo drogas en las esquinas, bares y sobre
todo…hombres buscando placer por unos pocos pesos. Camino hacia mi lugar habitual y
observo a una joven que por lo que veo es “nueva” en esto, llora desconsolada como todas en
algún momento lo hemos hecho al ver que tan aterrador es este lugar, decidí acercarme para
tratar de calmarla pues se veía demasiado mal, traía con ella una pequeña maleta, lleve a la
chica a un lugar más cubierto pues la noche era demasiado fría allí le di algo de beber y
empezamos a platicar ella en medio de lágrimas y dolor me empezó a contar: - conocí a mi
novio en un bar era demasiado lindo conmigo pero a mi madre no le agradaba mucho, por lo
que él me propuso que nos iríamos a un lugar donde nadie interviniera en nuestra relación,
pero mirad el hijo de perra donde me vino a dejar -, allí la chica rompió en llanto en ese
momento se me vinieron millones de recuerdos, con hombres desagradables cosas que nunca
en mi vida pensé hacer pero que en esos momentos debía afrontar; ya después de haberla
tranquilizado un poco le dije que si no tenía una foto o el nombre de su “novio” , la chica saco
la billetera y fue ahí donde mi cuerpo se quedó inmóvil… era el, el mismo tipo al que mi madre
me vendió por primera vez, el zimba pues después de varios años de ingresar en esto me di
cuenta que era el mayor traficante de blancas en la zona por lo tanto, uno de los más
peligrosos, por lo que decidí ser muy sincera con ella y contarle todo lo que hasta ese
momento sabia de él, lo que derrumbo por completo su estado anímico pero era lo correcto
que supiera la verdad. Ahora ella debía aceptar su presente así que fui con ella al cuarto y le
preste algo de ropa, lloraba demasiado mientras buscaba con desespero algo en su maleta, me
dijo que era un calcetín rojo que le había dado su madre pues siempre la había hecho sentir
segura, se pasó una hora buscando el calcetín rojo hasta que logro encontrarlo, así que le di
algunas indicaciones pero le hice una promesa de que la ayudaría a salir de aquí, pero que no
lo intentara por ella misma pues el lugar mantenía vigilado por hombres del zimba que podrían
hacerle demasiado daño, la lleve a la esquina para que esperara a algunos clientes, temblaba y
aun lloraba pero debía enfrentarse a la que ahora era su cruel realidad. Así pasaron semanas
de sufrimiento para ella decidí que era hora de ayudarla pues este no era lugar para ella,
apenas una chica con 17 años en un hueco tan profundo de maldad y comercio, decidí hacerlo
aun teniendo en cuenta las consecuencias que esto podría traerme donde el zimba se diera
cuenta de que yo la había ayudado; la noche siguiente un 3 de abril, la calle estaba más fría de
lo normal pues se acercaba el invierno, le explique todo a Andrea, pues así se llamaba la chica
le indique que debía de subir a algún coche con un cliente y fuera de la calle del pecado tratar
de escapar.

Son las 11:40 de la noche, la ayudo a vestirse mientras yo de igual modo me arreglo, ella como
de costumbre lleva su calcetín rojo, ya era hora de actuar, así que salimos y esperamos,
alrededor de la una de la madrugada se acerca un coche, la note un poco asustada pero segura
de hacerlo, se me acerco y se despidió le dije que todo estaría bien, que cuando regresara a su
hogar me enviara una postal así que le pase mi dirección, en modo de agradecimiento ella
rompió su calcetín y me lo dio para que me sintiera segura al igual que ella, se subió en el
coche y lo vi alejarse hasta el final de la calle; llego la madrugada era momento de regresar a
casa cuidar de mis hermanas, ver si hicieron sus deberes, sus tareas pues ellas merecían lo
mejor ,las acompañaba hasta la noche pues debía de volver a ese infierno a trabajar por ellas
pues de lo contrario no sé de qué sobreviviríamos.

Pasaron prácticamente dos semanas muy tranquilas, hasta que llego una carta de ella, de
Andrea para avisarme que había regresado con bien a su familia que de no ser por mí no sabría
cuál sería su historia ahora, leer esto me lleno el alma saber que pude ayudar a alguien a salir
de este infierno por el cual he vivido refundida y el cual ha vuelto mi vida una mierda, pero yo
tenía que seguir, por mis hermanas ,por su futuro; desde lo de Andrea pasaron uno, dos, tres
meses, hasta que una noche recibí una llamada era mi madre diciéndome que unos tipos
habían llegado y se llevaron a una de mis hermanitas, mientras a ella la habían dejado herida,
en ese momento se me helo la sangre pues ya sabía que se debía todo esto, era el zimba
buscando venganza, lo tenía muy seguro y temía lo que podría hacerle a mi hermanita,
conmigo que hiciera lo que quisiera pero que a ellas no las tocara; en ese momento cogí mi
bolsa y en la mano el medio calcetín pues desde que Andrea me lo dio lo llevaba a todos lados
ya que me generaba bastante energía , tome un taxi hasta la pieza donde vivía, al llegar
observe una ambulancia con mi madre a dentro y a varios policías con mi otra hermanita, no
podía creer que eso estuviera pasando, si algo le pasara a mi hermana nunca me lo perdonaría.
Hoy 12 de julio, una semana después de lo ocurrido estoy con mi hermanita en el entierro de
mi madre pues no sobrevivió a las heridas que esos hombres le dejaron y aun no logro ubicar a
mi otra hermana cada día que pasa crece más odio en mí, el odio que nunca había crecido en
mi a pesar de todas las cosas que había pasado, pero esto fue lo que rompió conmigo con el
corazón de niña que aun llevaba dentro. Han pasado ya varias semanas no dejo de pensar en
mi hermana, no duermo, pero aun debo de luchar por mi otra hermanita. Tocan a la puerta
nunca en mi vida llegue a imaginar poder ver esto, era mi hermanita no encuentro la manera
de explicar esto, era ella pero muerta en una bolsa y en una hoja la firma del zimba, en ese
momento el odio y el rencor se apodero de mí, desdé ese instante no volví a ser la misma, la
que pensaba en el bien ahora solo mi único propósito era vengar la muerte de mi hermanita
que no tenía nada que ver en esto y por la que siempre luche para que no terminara de esta
manera.

Llevo ya varias semanas planeando mi venganza, tanto es mi odio que llegue a pensar solo en
eso y me olvide de mi hermanita, así que me la quitaron ya que últimamente no estaba muy al
pendiente de ella, me pidieron la autorización para entregarla en adopción, no me pude negar
pues ya le había causado mucho daño, no podía negarle un futuro mejor al lado de una buena
familia, me fui a despedir de ella y le dije que nunca olvidara todo lo que hice por ella, por ella
y por su hermanita que ahora desde el cielo la cuidaba, no dejaba de llorar, verla llorar me
partía aún más el alma porque siempre hacia lo posible para que sonrieran para que dejaran la
maldad de la sociedad de lado, pero la maldad nos había tocado y era hora de actuar. Desde
ese momento en que fue entregada en adopción me quede completamente sola y decidí que
debía ser fuerte, porque que te duela algo es una putada pero que te duela alguien a quien no
puedes regresar es aún peor, ya en mi cuerpo solo recorría odio y rencor .

Seguía yendo a trabajar pero ahora era una autentica hija de perra, ahora no me dolía nada,
ahora solo pensaba en la forma de matar al zimba, de vengar a mi hermana; pasaron unas tres
semanas conseguí un arma y pase varios días creando planes de ataque de los cuales podría no
salir viva, pero lo último que me importaba era mi vida. El zimba muy pocas veces iba a la calle
del pecado, pero cuando lo hacía sabía muy bien donde ubicarlo.

Salgo como de costumbre, son alrededor de las 2 de la madrugada cuando veo el coche del
zimba y sus hombres, es mi momento, ya no me tiembla la mano, veo que entra a la mansión y
decido esperar al momento en que salga para atentar contra él, siempre anda con un solo
guardaespaldas así que debo de estar muy atenta, media hora después sale y la adrenalina
corre en mis venas sin la más mínima idea de cómo usar un arma desenfundo todo el cartucho
contra él, en su espalda y cabeza pero al mismo tiempo siento que me impacta un proyectil
huyo de allí, ultimo que recuerdo en ese instante es caer en la acera y ver a varias compañeras
tratan de ayudarme. La mañana siguiente me levante en el hospital pues tenía una herida de
bala en la pierna pero estaba rodeada de varios policías, que me dijeron que había asesinado a
un hombre, al escuchar eso sentí tranquilidad pues ese hombre era el que me había
arrebatado de mi lado a un pedazo de mi vida, a un ser inocente.

Llevo seis meses en prisión y debo cumplir una sentencia de 28 años, nunca me arrepiento de
lo que hice, todos los días recuerdo a mis hermanitas porque fueron y serán siempre mi motor
de vida, guardo todos mis recuerdos buenos y malos, junto al medio calcetín rojo. Aunque ya
no esté viviendo el infierno de las calles, igual de doloroso cuando cae la noche y no hay en
quien buscar consuelo, ni aliento, donde siento aún más la soledad. Tengo alma de prostituta,
nunca lo dije pero lo digo ahora y lo vuelvo a repetir, ya no tengo a quien darle explicaciones,
ahora soy mi propio desastre, me canse de llorar ahora soy una hija de puta, orgullosa de mí,
no puedes criticarme porque ¿Quién eres tú para criticarme? Cuando te quedas callado ante
tanta injusticia, tanta maldad, tanta explotación, tanta muerte. Mi reputación da mucho de
qué hablar, dicen que soy de mala vida, pero acompáñame y te enseño como mi mundo se
destruyó en tres segundos.

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