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Director
ISBN: 978-84-92613-78-6
11 Agradecimientos
17 Introducción
35 PRIMERA PARTE
Arte versus medios masivos en la competencia
por el gusto popular
1. Marcelo Pacheco, «La Argentina y una mirada travestida. Emilio Pettoruti entre los
espejos», en AA.VV., Arte, Historia e Identidad en América. Visiones comparati-
crítica de arte local el analizar el desarrollo de la historia del arte
argentino mediante esta clave interpretativa. No solamente críti-
cos del espectro más conservador como José León Pagano, sino
aún aquellos embarcados en la promoción del arte nuevo, como
Cayetano Córdova Iturburu, admitían esta conceptualización. La
filiación con el arte europeo no dejaba nunca de marcar la crono-
logía desfasada, cierto grado de «retraso» en el desarrollo de la
renovación artística argentina respecto de las vanguardias de los
centros occidentales: la producción plástica nacional quedaba de
esta forma siempre devaluada o en falta.
También en otros países de América latina esta perspectiva
universalista parecía la más indicada para interpretar la puesta
al día del arte latinoamericano en la escena del modernismo de
posguerra. En Colombia la crítica de arte Marta Traba, desde las
páginas del diario El Tiempo, defendió la autonomía del arte y su
sustento en valores universales que transcendían tiempo y lugar.
Dentro de un marco claramente eurocéntrico y modernista, Traba
erigió en principios fundamentales de la crítica de arte la objeti-
vidad y el conocimiento de las corrientes de arte internacionales:
éstos eran los instrumentos más adecuados para reconocer los va-
lores y el grado de calidad de las expresiones artísticas locales.2
La década del sesenta fue escenario de una severa crisis y puesta
en duda del paradigma moderno y su visión del mundo natural y
social. En la escena artística latinoamericana e internacional esto
aparejó un profundo cambio estético: el sistema evolutivo del arte
moderno –fundado en el concepto de autonomía– fue cuestionado.
Las primeras reacciones ante la nueva situación del arte fueron
dispares. Algunos, como Marta Traba, asumieron un nuevo po-
sicionamiento ideológico y denunciaron el carácter neocolonial
de las posturas internacionalistas. Otros en cambio, como Jorge
Romero Brest, intentaron reformular su modelo modernista.3
Los debates más intensos acerca de la formulación tradicional
del arte latinoamericano –a contraluz de un «arte universal» oc-
cidental– se desarrollaron plenamente, sin embargo, durante la
década del setenta. Distintos simposios, exhibiciones y publicacio-
vas, Tomo III, Actas del XVII Coloquio Internacional de Historia del Arte, México,
Instituto de Investigaciones Estéticas, Universidad Nacional Autónoma de México,
18 | INTRODUCCIÓN
1994, 789.
2. Florencia Bazzano-Nelson, Theory in Context: Marta Traba’s Art-Critical Writings
and Colombia, 1945-1959, Disertación doctoral, Albuquerque, University of New
México, 2000.
3. Andrea Giunta, Vanguardia, internacionalismo y política. Arte argentino en los
años sesenta, Buenos Aires, Paidós, 2001.
nes reunieron a críticos y artistas en la discusión de una nueva me-
todología de análisis para una nueva historia del arte, que pudiera
configurarse como propiamente latinoamericana, y fuera útil para
pensar el arte del futuro en la región. Ejemplar en este sentido fue
la labor del crítico peruano (emigrado a México) Juan Acha.
Acusada de errática, poco rigurosa y siempre dependiente de
disciplinas más establecidas como la crítica literaria, la crítica de
artes plásticas consiguió no obstante ello articularse como un lugar
de enunciación específico en los setenta: constituyó así un espacio
legítimo y diferenciado de producción cultural. Allí se concentraron
los debates respecto del nuevo escenario que el enorme avance de
los productos de la industria cultural en América latina imponía a
la práctica artística y crítica latinoamericana, pues la crisis que se
producía conllevaba un replanteo epistemológico general, del que
ningún constituyente del campo artístico quedaba exento.
Este libro se enmarca en el nuevo horizonte que la práctica
artística latinoamericana encontró en la segunda mitad del siglo
XX con la ampliación de la modernización económica, social y
cultural en América latina. Los debates en la crítica de arte ger-
minaron en dicho contexto, y adquirieron real dimensión en la
década del setenta. Ese horizonte fue conformándose con la llegada
abrumadora de los productos de la industria cultural (telenovelas,
comics, cine de Hollywood, etc.) y su competencia con la produc-
ción artística tradicional –con la consecuente crisis del status de
la obra de arte–; la contienda cultural con Estados Unidos –en
la que Latinoamérica parece relevar simbólicamente a Europa y
constituirse paulatinamente en el nuevo referente oposicional ima-
ginario–; la homogeneización paulatina del gusto popular frente
a la promovida democratización de la cultura; y la crisis del rol de
19 | ARTE Y CRÍTICA EN LATINOAMÉRICA | Fabiana Serviddio
12. Timothy J. Clark, «Jackson Pollock’s Abstraction», en Serge Guilbaut (ed.), Recon-
structing Modernism. Art in New York, Paris and Montreal 1945-1964, Cambridge,
MIT Press, 1992.
13. Thomas Crow, Modern Art in the Common Culture, New Haven y Londres, Yale
University Press, 1996.
14. Serge Guilbaut (ed.), Reconstructing Modernism. Art in New York, Paris and Mon-
treal 1945-1964, Cambridge, MIT Press, 1992; How New York Stole the Idea of
Modern Art. Abstract Expressionism, Freedom, and the Cold War, Chicago, The
University of Chicago Press, 1983.
15. Jean Franco, The Modern Culture of Latin America: Society and the Artist, (rev.
ed.), Harmondsworth, Penguin Books, 1970. Más recientemente, The Decline and
Fall of the Lettered City: Latin America in the Cold War, Cambridge, Harvard
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32. Jesús Martín Barbero, De los medios a las mediaciones. Comunicación, cultura y
hegemonía, México, Gustavo Gili, 1987; «Culturas populares», en Carlos Altamirano
(Dir.), Términos críticos de sociología de la cultura, Buenos Aires, Paidós, 2002,
49-60.
33. Valerio Fuenzalida, Televisión abierta y audiencia en América Latina, Buenos Aires,
Grupo Editorial Norma, 2002; Rafael Roncagliolo, Problemas de la integración cultu-
ral: América Latina, Buenos Aires, Grupo Editorial Norma, 2003; Guillermo Orozco
Gómez (coord.), Recepción y mediaciones. Casos de investigación en América Latina,
Buenos Aires, Grupo Editorial Norma, 2002.
34. Aníbal Ford, Jorge Rivera y Eduardo Romano, Medios de comunicación y cultura
popular, Buenos Aires, Legasa, 1985; Aníbal Ford, Navegaciones. Comunicación,
cultura y crisis, Amorrortu, Buenos Aires, 1994.
35. Timothy J. Clark, Imagen del pueblo. Gustave Courbet y la Revolución de 1848,
Barcelona, G. Gili, 1981; «Jackson Pollock’s Abstraction», en Serge Guilbaut (ed.),
Reconstructing Modernism…, Op. Cit.
36. Mikhail Bakhtin, The Dialogic Imagination: Four Essays, Austin, University of
Texas Press, 1981.
entre culturas y la mirada del otro. El análisis de Bakhtin sobre
la dinámica de la comunicación –que puede aplicarse también al
intercambio cultural– es útil para no recaer en una concepción
esquemática respecto a los intercambios.
Por considerar a los gestores culturales del período como
agentes de sentido, fueron fundamentales los aportes de Thomas
Crow.37 En la medida en que, como propone Crow –siguiendo a
Bakhtin–, la crítica y la teoría del arte construyen «horizontes de
expectativas», ellas deben por ende considerarse constitutivas de
la escena artística: se ve así plenamente justificado el estudio del
discurso crítico de la época.
Otra contribución para analizar el choque entre culturas provi-
no de los análisis de los historiadores de la cultura Richard Pells38 y
Richard Kuisel.39 Investigando la historia de la propaganda cultural
norteamericana hacia Europa a partir de la Guerra Fría y hasta
la época contemporánea, ambos se detuvieron a examinar cómo
una situación de choque cultural funciona como un disparador
que fuerza a la redefinición y reactualización del sentido colectivo
del ser en la comunidad que recibe y reelabora dicho impacto. La
contienda con un otro cultural es siempre ocasión de un replan-
teamiento de la propia identidad en un determinado momento
histórico, identidad siempre compleja, cambiante, borrosa, discu-
tida, y arbitraria, más que simple, fija, distinguible, consensuada y
dada –como observa Kuisel–, en definitiva un constructo colectivo
imaginario. Para nuestro trabajo, esto significó considerar dos
lógicas activando simultáneamente los imaginarios: aquella más
extensa en el tiempo, que recupera estereotipos culturales para
darle inteligibilidad a la otra cultura; y una de más corto plazo
que elabora los intercambios contemporáneos en el plano político,
militar, económico y cultural.
En cuanto a las relaciones entre los Estados Unidos y América
latina, Gordon Connell-Smith,40 historiador especializado en la
construcción del sistema interamericano, dio una contribución
fundamental en este sentido. Connell-Smith reconstruye cómo
37. Thomas Crow, The Intelligence of Art, Chapel Hill y Londres, The University of
North Carolina Press, 1999.
26 | INTRODUCCIÓN
38. Richard Pells, Not Like Us. How Europeans have loved, hated and transformed
American culture since World War II, Nueva York, Basic Books, 1997.
39. Richard Kuisel, Seducing the French. The dilemma of americanization, Berkeley,
University of California Press, 1993.
40. Gordon Connell-Smith, Los Estados Unidos y la América Latina, México, Fondo
de Cultura Económica, 1977.
desde los inicios del siglo XIX con la Doctrina Monroe la acción
imperialista de los Estados Unidos hacia el resto del hemisferio y
las sucesivas reacciones de rechazo y desconfianza en Latinoamé-
rica construyeron en el imaginario colectivo de ambas regiones
estereotipos persistentes en el tiempo.
En la línea del análisis cultural de Raymond Williams41, las
teorías del arte elaboradas por Juan Acha, Marta Traba y Jorge
Romero Brest fueron examinadas como forma de aprehender de
qué manera vivieron las experiencias culturales los actores de
aquella época. Las propuestas teóricas de Williams son fructíferas
para indagar, más que la ideología o concepción del mundo, las
«estructuras del sentir» como experiencias sociales en solución,
que en nuestro caso se refieren a las opciones imaginadas frente a
la profunda crisis política, social y cultural vivida en Latinoamé-
rica en los sesenta y setenta, procesos vivientes no derivados de
otras formas sociales. También tomé en consideración su análisis
respecto a las diversas aplicaciones del término «ideología» en la
historia del marxismo y cuáles fueron las opciones adoptadas en
América latina.
En coincidencia con la propuesta de Williams, el análisis textual
que Roland Barthes42 sugiere en S/Z nos inscribe plenamente en
una metodología de trabajo actual, que no persigue una estructura
de pensamiento última y representativa, sino un trabajo de análisis
progresivo, una entrada a una red con mil entradas. En este tipo
de accionar, se trabajan los textos intentando esparcirlos en lugar
de recogerlos en una estructura final. En particular esta propuesta
nos libera de las pretensiones pasadas por construir una antología
de la crítica de arte, así como también nos brinda un marco teórico
flexible para sumergirnos en el análisis de las prácticas artísticas,
27 | ARTE Y CRÍTICA EN LATINOAMÉRICA | Fabiana Serviddio
41. Raymond Williams, Marxismo y Literatura, Barcelona, Península, 1997 [1ª edición
1977].
42. Roland Barthes, S/Z, Buenos Aires, Siglo XXI, 2004 (1a. edición 1970).
43. Michel Foucault, La arqueología del saber, México, Siglo XXI, 1990.
entiende que, a diferencia del análisis del lenguaje y del análisis del
pensamiento, «el análisis del campo discursivo [...] debe mostrar
porqué no podía ser otro de lo que era, en qué excluye a cualquier
otro»; la multiplicidad de los discursos sobre «Latinoamérica» será
«el juego de las reglas que definen las transformaciones de esos
diferentes objetos, su no identidad a través del tiempo, la ruptura
que se produce en ellos, la discontinuidad interna que suspende
su permanencia».44
Para el estudio del problema de la dinámica cultural entre arte
culto y cultura popular, resultaron valiosos los trabajos de los so-
ciólogos Claude Grignon y Jean Paul Passeron,45 Néstor García
Canclini,46 el historiador Carlo Guizburg,47 los teóricos de las rela-
ciones entre cultura y comunicación Aníbal Ford48 y Jesús Martín
Barbero,49 y los especialistas en semiótica de los medios masivos
y transposición a narrativa mediática Oscar Steimberg50 y Oscar
Traversa.51
Los aportes de Ginzburg, uno de los principales referentes ac-
tuales del «método microhistórico», sirvieron para problematizar
las relaciones entre mentalidad popular y cultura de èlite, y la di-
námica y circulación cultural –que es más acertado pensar desde
la circularidad e influencia recíproca entre cultura subalterna y
cultura hegemónica–, e ingresar críticamente con estas herra-
mientas al campo de debates sobre cultura popular y arte culto
en la escena del arte latinoamericano de mediados de los sesenta