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Diana Milstein / Y los niños...

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Y
los niños, ¿por qué no?
Algunas reflexiones sobre un trabajo de campo con niños

Diana Milstein 1

Resumen
Como parte de mi trabajo de campo durante un proceso de investigación etnográfica en educa-
ción, incorporé a un grupo de niños como participantes activos. Esta experiencia fue una ins-
tancia que promovió una posibilidad de producir conocimiento social y de evidenciar su natu-
raleza polifónica y multiautoral. Además, re-direccionó la problemática inicial del proyecto de
investigación, enriqueció la información y los modos de organizarla, estimuló mi propio proce-
so de extrañamiento y dio lugar a reflexionar acerca de la relevancia que pueden las narrati-
vas de los niños y las niñas en las etnografías escolares. En este trabajo me detengo a argumentar
acerca de por qué es necesario incorporar las perspectivas de los niños y de las niñas y cómo lo
realicé, y expongo algunas reflexiones vinculando el modo particular de mirar, dibujar, contar
y leer de los niños y mi propio proceso de extrañamiento antropológico.

Palabras clave:
antropología y educación - etnografía con niños - extrañamiento antropológico

Abstract
As part of my field work during my research in educational ethnography I incorporated a group
of children as active participants. This work experience promoted the possibility of producing
social knowledge and made evident its polyphonic and multiauthors nature. Furthermore, it set
the initial aims of the research project into new directions, it enriched information and modes
of organizing it, it stimulated my own process of toking distance and it allowed to think about
the relevance that some of the school ethnographies about children have. In this work I argue
that it is necessary to incorporate the perspectives of children and I present the manner how I
did it. I also expose some thoughts that connect the particular way in which children look, draw,
tell, and read and my own process of anthropological distancing.

Key words:
anthropology and education - ethnography whit children - anthropological distancing

1 Magíster en Antropología Social de la Universidad de Misiones, Doctoranda en Antropología Social por la


Universidad de Brasilia, Profesora Asociada e Investigadora de la Facultad de Ciencias de la Educación de la
Universidad del Comahue. E-mail: dianamilstein@fibertel.com.ar
Fecha de recepción: Noviembre 2005
Fecha de aprobación: Febrero 2006
50 avá Nº 9 /Agosto 2006

Introducción
interacciones, etc.
Son escasos los trabajos antropo- Sonja Grover en un artículo en el
lógicos que se interesan por integrar que discute la necesidad de una autén-
los puntos de vista de los niños y de las tica investigación social con niños,
niñas a los informes etnográficos. señala que:
Esto, en términos generales, es llama- "Los niños han sido virtualmente
tivo si tomamos en cuenta la impor- excluidos como participantes activos
tancia de los niños y de las niñas en los en el proceso de investigación; tra-
procesos de reproducción cultural. tados más bien como ´objetos de
Más sugerente aun, es esta exigua pre- estudio´. Cuando se permite a los
sencia en los estudios de antropología niños, en ciertos casos raros, ser par-
de la educación que desarrollan el tra- ticipantes activos que cuentan su
bajo de campo en ámbitos en los que propia historia a su propia manera,
necesariamente niños y niñas están la experiencia de la investigación se
presentes. Se narran situaciones en las vuelve a menudo personalmente
que están involucrados, se describen emotiva y significativa y los datos
formas de buen y mal trato, se apela a proporcionados, más ricos y com-
su protección y resguardo, se vela por plejos"(2004: 83). 2
su cuidado, etc.; pero sus historias y
vivencias narradas, sus percepciones e Esta fue la situación que yo viví en
interpretaciones no se incluyen como mi trabajo de campo cuando opté por
parte de lo que se denomina "pers- incorporar a un grupo de niños como
pectiva de los actores". Se habla de los participantes activos en mi proceso de
chicos y de las chicas pero, lo que ellos investigación en educación. Los niños
y ellas cuentan, no figura en el mismo y las niñas que asisten a la escuela viven
nivel que lo que cuentan los adultos en distintos lugares de la localidad,
como constitutivo de las interacciones están situados de maneras diferentes
sociales. Esto indica que no se advier- en sus vecindarios, sus familias están
te que las historias que ellos narran, posicionadas de diversas y desiguales
también modelan las experiencias vivi- maneras dentro del sistema económi-
das que se están etnografiando. co y pueden interactuar con los espa-
Los relatos de los niños, de la cios vecinales de diversos modos.
misma manera que los de los jóvenes Esto incide en sus relaciones tanto
y adultos, tienen un peso importante dentro como fuera de la escuela y pro-
en las interacciones sociales. No tener- duce, junto con otro conjunto de expe-
los en cuenta implica dejar versiones riencias, maneras de sentir, percibir e
de los sucesos fuera de los relatos interpretar el lugar en el que viven y la
etnográficos. De este modo, también escuela a la que asisten, como mundos
quedan afuera dimensiones de lo en permanente interacción.
sucedido que precisamente están en Por eso fue fundamental para mí la
parte conformadas por dichas versio- incorporación de los niños y las niñas
nes y esto tiende a opacar nuestra com- como participantes activos, cuyas
prensión de ciertos comportamientos, reflexiones y opiniones tenían una con-

2 Esta traducción, así como las que siguen, pertenece a la autora de este artículo
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sideración tan importante como las de pológico.


los adultos. Me propuse dar lugar para
que se manifiesten y participen en la Y los chicos, ¿por qué no?
producción de los datos, permitiendo
que emerja una realidad que se distan- En abril del año 2004 comencé el
cia y, a veces, desafía la visión conven- trabajo de campo para desarrollar mi
cional establecida. tesis3 cuyo proyecto se titula: "La
Los niños y las niñas, con sus pers- escuela: un lugar de la vida política.
pectivas y puntos de vista, iluminaron Escuelas primarias, Estado y Sociedad
la escena social escolar y extraescolar. en Argentina de los noventa". Mi inte-
Pude ver que cuentan con un reperto- rés era encontrar perspectivas que me
rio que les permite afrontar conflictos permitieran comprender las modifica-
y tensiones, utilizando una diversidad ciones que sufrió la vida cotidiana
de estrategias, entre las que está su escolar derivadas de la crisis social,
posibilidad de contar, preguntar, reco- económica y política de los '90 en la
ger información y construir datos. Argentina. Elegí la localidad de Villa
En este trabajo me detengo a argu- La Florida del Partido de Quilmes,
mentar acerca de por qué es necesario situado al sur del conurbano bonae-
incorporar las perspectivas de los rense a unos 25 kilómetros de la ciu-
niños y de las niñas y cómo lo realicé, dad de Buenos Aires y focalicé la tarea
también expondré algunas reflexiones en la Escuela General Básica Nº 40
vinculando el modo particular de "Islas Malvinas", la institución escolar
mirar y contar de los chicos y mi pro- estatal más antigua de la localidad.4
pio proceso de extrañamiento antro- En mi estudio, la escuela es enten-
3 Se trata de mi tesis en Antropología Social que está actualmente en elaboración para completar mi docto-
rado en la Universidad de Brasília
4 Villa La Florida tiene una población de aproximadamente 32000 personas según los datos oficiales del censo
nacional realizado en el año 2001, y una extensión de aproximadamente 9500 metros cuadrados. Fue, hasta los
años 50, una localidad semirural -dedicada al cultivo de alfalfa, flores y frutales, a la cría de aves y la tenencia
de tambos, de 10.000 habitantes con población mayoritariamente conformada por inmigrantes europeos -ita-
lianos, españoles, irlandeses, polacos. Su urbanización es de origen inmobiliario. La población se duplicó en la
década del 60, por la migración de provincias del interior, época en la cual también se modificó la actividad pro-
ductiva que pasó de ser agraria a ser industrial. Los años 90 marcaron un cambio importante por el cierre y la
robotización de fábricas y la consecuente, pronunciada desocupación.
La escuela primaria Islas Malvinas, fue instalada en esta localidad en los años 40. En sus primeros años tuvo
sólo cuatro grados, pero al poco tiempo alcanzó a organizarse como escuela primaria completa, con siete gra-
dos. A partir del año 1998 se transformó en Escuela General Básica con nueve años -al igual que el resto de
las escuelas primarias de la provincia de Buenos Aires. La escuela funciona en dos turnos: mañana y tarde. Al
mediodía tiene un comedor en el que almuerzan 350 niños. El cuerpo directivo está conformado por una direc-
tora y una vicedirectora y la secretaría, por una secretaria y dos auxiliares. Las personas encargadas de la lim-
pieza de la escuela son ocho y las encargadas de la cocina, cuatro. Trabajan trece maestras -cuatro como pre-
ceptoras y las demás en los grados-, un maestro, treinta y dos profesoras, once profesores. Tienen un gabinete
psicopedagógico conformado por una maestra recuperadora, una fonoaudióloga, una asistente social y un psi-
copedagogo. La cantidad de alumnos que concurren a la escuela en 2005 son 500, matrícula que se ha visto
muy reducida con respecto a la que tenía la escuela en el año 2000, que eran 800.
En la localidad hay barrios más viejos y otros más nuevos. El último asentamiento data de cinco años. El lugar
en el que está la escuela forma parte de los primeros sectores urbanizados y allí viven muchos vecinos cuyos
familiares eran parte del grupo de los primeros inmigrantes. Sin embargo, a esta escuela así como a las otras
cinco EGBs estatales concurren niños y niñas de los distintos lugares de la localidad. Muchos de ellos se des-
plazan más de treinta cuadras.
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dida como un "nudo en una red de comprensión y ceguera" (2000:40)


prácticas que se despliegan en sistemas diferente a la mezcla de los adultos con
complejos que comienzan y terminan quienes conversaba.
fuera de la escuela" (Nespor; 1997: xii). Este "descubrimiento" de los niños
Es el espacio social que tomo como y de las niñas durante la primera etapa
nexo de una trama compleja de prác- de campo ocurrió en un momento de
ticas que nunca quedan cerradas en la falta de certeza respecto a cómo lo
escuela misma y van adquiriendo sig- estaba desarrollando porque no
nificados diversos, a veces contradic- encontraba el modo de penetrar de
torios entre sí, en la medida que se des- manera satisfactoria el afuera escolar y
pliegan entre el afuera y el adentro mi actividad tendía a "cerrarse" dentro
escolar. de la escuela. Realizar de manera expe-
Mi preocupación por entender rimental trabajo etnográfico con niños
cómo las formas de organización y y niñas podía ser una estrategia para
participación social y política que se transponer las puertas de la escuela y
desenvuelven fuera de la escuela actua- conseguir situarla en la comunidad y
ban e intervenían en la cotidianeidad en la sociedad.
escolar, condujo a que el comienzo de Convoqué para llevar adelante este
mis tareas en campo, estuviera muy trabajo a alumnos y alumnas de la
dirigido a escuchar y mirar a los adul- escuela que estuvieran entre quinto y
tos. Sin embargo, en mis notas y regis- noveno año y presenté el proyecto ante
tros estaban también presentes los la dirección de la escuela como una
niños y las niñas no sólo referidos por actividad encuadrada institucional-
los adultos, sino también hablando y mente, pero externa en relación con
contando acerca de la vida escolar y los parámetros establecidos por el
barrial. Y en muchos casos, ellos se currículo, la distribución espacial, tem-
referían a situaciones que estaban poral y gradual5 de la escuela. Pro-
directamente vinculadas a mis preo- gramé las actividades en tres etapas.
cupaciones. Al releer diálogos con Una primera destinada al entrena-
ellos, encontré una aguda percepción, miento del grupo para el trabajo de
muchas veces detallada y minuciosa de campo, una segunda para recolectar
situaciones tales como peleas entre información y una tercera para proce-
familiares y docentes, conflictos laten- sar la información y producir material
tes entre vecinos, chismes de barrio escrito -un texto que yo armaría con la
que ingresaban y salían de la escuela en colaboración de los chicos.
boca de los adultos, entre otros. Ellos Nos reuníamos a veces, después de
no sólo eran portavoces de informa- terminada la jornada escolar y otras
ción sino que además la ampliaban, veces, los sábados o domingos. Las pri-
reorganizaban y reinterpretaban. En meras reuniones las destiné a conocer
los términos de Renato Rosaldo la lec- cómo percibían los chicos el lugar en
tura de dichos diálogos me sugirió el que vivían y les conté, que juntos,
mirarlos como "sujetos posicionados intentaríamos conocer qué pensaban
que tienen una particular mezcla de los vecinos acerca de ese lugar y la

5 Con el término gradual aludo a la organización por años -grados- consecutivos de la escuela.
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escuela 40. Lo que en principio les liares de la escuela, respecto a que esa
llamó la atención fue cómo desarro- plaza era un lugar peligroso que no se
llaríamos las actividades. Les expliqué utilizaba para realizar ninguna actividad
que ellos elegirían lugares para visitar, escolar.
harían entrevistas grabadas, tomarían Cuando les pregunté a los chicos si
fotografías y conversaríamos entre ellos iban a la plaza, me dijeron que sí.
nosotros sobre lo que íbamos reali- Ellos sabían que de noche era siempre
zando. Tuve la impresión, desde el peligroso pero durante el día podían ir.
comienzo, que todos se entusiasmaron Yanina, una de las nenas me dijo "están
con los posibles paseos, el grabador y los chicos que se drogan, pero ellos no se meten
la cámara de fotos y no se preocuparon con vos, ni te pelean, ni nada". La mamá de
demasiado por los propósitos de la Yanina tenía un puesto en la feria que
actividad. Esto me inquietó al princi- funcionaba en la plaza los sábados y
pio, pero luego fui experimentando al los domingos por la tarde vendía
lado de ellos una suerte de entusiasmo libros. Para ella y para los otros chicos,
por la inmediatez de lo vivido que me así como para una gran parte de los
despojó de toda preocupación por vecinos, ir los fines de semanas a la
explicitar y aclarar. Fue creciendo en plaza era un paseo.
mí la confianza en una comprensión Concurrí varios sábados y domin-
mutua que se manifestaba en los salu- gos con los chicos para estar en la
dos, en la forma de trato, en los temas plaza, sacar fotos, entrevistar feriantes,
sobre los que me hacían comentarios, jugar, conversar y también comprar y
en los acercamientos durante el hora- experimenté junto a ellos la alegría y la
rio escolar, entre otras circunstancias. tranquilidad que compartían los veci-
nos que vendían, los que compraban,
La plaza: descubrir lo cercano los que tomaban mate y comían, los
que jugaban a la pelota, los que juga-
La primera actividad grupal que ban con los niños, los que paseaban,
realizaron fue dibujar el plano de Villa miraban y conversaban. Nos despla-
La Florida y contarme cuáles eran los zábamos de un lugar a otro en grupo
lugares importantes que tendríamos y ellos no cesaban de hablar entre ellos
que visitar para entrevistar gente. La y conmigo. Se ocuparon de mostrarme
plaza central, que está ubicada frente a gente que conocían y como estaba dis-
la escuela, fue el primer lugar que qui- tribuido el espacio en la plaza.
sieron visitar y el que dibujaron con Sin ninguna formalidad, entre
más detalle y colorearon con más dedi- otros comentarios, los chicos me iban
cación. A mi me sorprendió el dibujo enseñando cómo estar y moverme en
y la seguridad con la que me propu- la plaza. Era sencillo reconocer los
sieron ir a la plaza. El dibujo, porque lugares ocupados por los puestos de
nunca había visto la plaza como un los feriantes y el espacio destinado a
espacio tan alegre y tan lleno de obje- juegos de plaza, pero no era nada fácil,
tos como el que veía allí dibujado. La para una extranjera como yo, recono-
seguridad, porque hasta ese momento cer los lugares en los que era o no con-
a mi me habían llegado versiones coin- veniente quedarse.
cidentes de docentes, madres y auxi- Por ejemplo, la fuente -una cons-
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trucción de cemento que había fun- "Es por el hermano"- dice Rodri-
cionado hasta años atrás como fuente go
de agua- no era un lugar apropiado. En
un momento en que querían que nos Los chicos se empezaron a aco-
sacáramos una foto todos juntos me modar en una goma de camión colo-
dijeron que no nos sentáramos allí y cada en la arena para sacarse la foto
surgió el siguiente diálogo: mientras discutían quién la sacaría y el
"Ahí siempre están los pibes que diálogo anterior se interrumpió.
toman y también fuman"- me dijo Conversaciones como estas en las
Yanina. que los chicos me indicaban límites
"¿Son de aquí?, ¿ustedes los cono- espaciales que no había que franquear,
cen?" -pregunté se produjeron muchas veces durante
"Si, siempre están"-contestó nuestros paseos. Nunca daban dema-
Daniela siadas explicaciones ni contestaban
"¿Dónde viven?-pregunté mucho mis porqués, más bien se des-
"Por ahí"- dijo Daniela interesaban cuando yo comenzaba a
"Pero, ¿son de acá?, de La Flori- mostrar una actitud de indagación. Su
da?"- pregunté desinterés resultaba muy instructivo
"No sé, yo no hablo con ellos"- para mí, me reubicaba en mi labor de
contestó Yanina etnógrafa obligada a asumir que no era
"¿Por qué?-pregunté yo -adulta- la que dirigía la situación.6
"Mi mamá dice que mejor que no Aquello que fui aprendiendo
hable"-dijo Yanina durante el trabajo de campo con los
"A mi me dan miedo"-dijo niños enriqueció, de un modo que no
Daniela tenía previsto, la información para mi
"¿Por qué? ¿Ninguno de ustedes los estudio. En lo que decían y hacían los
conoce?"-insistí chicos yo captaba la complejidad de
"Él sabe" -dice Yanina y seña- una situación. La presencia de jóvenes
la a Fabián. que toman y fuman, desde la mirada de
Fabián se ríe mirando hacia el los adultos escolares, era un dato que
piso indicaba de manera absoluta que en la
"¿Vos los conoces?"- le pregunto plaza no había que estar. Mientras que,
"Si"- dice tímidamente Fabián desde la perspectiva de estos niños y
"¿Qué hacen?,¿ por qué les tienen estas niñas, sólo revelaba que había
miedo?"-le pregunto que evitar un sector circunscrito de la
Fabián levanta sus hombros plaza. Esto expresaba una aguda com-
como diciendo no sé o no me prensión de la convivencia y las in-
importa teracciones, así como una diferencia-

6 Esta reflexión está inspirada en Gareth Matthews, un filósofo interesado en comprender el pensamiento filo-
sófico de los niños "Gran parte de lo que los adultos decimos a los niños, es muy cuestionable en el mejor de
los casos, y merece ponerse en duda. Sin embargo, los adultos generalmente hacemos a un lado la objeción de
un niño diciéndole con voz disgustada: ´Oh, tú sabes lo que quiero decir´. Qué intimidante, que injusto, qué
insensibilizadora puede ser esa respuesta de disgusto! Si nos detuviéramos a reflexionar seria y sinceramente,
podríamos comprender con claridad que, bastante a menudo, en realidad no era nada claro lo que suponíamos
que queríamos decir" (1983: 35).
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ción en los modos de ser y estar en ese esto que yo veía en su gestualidad y
mundo que era la plaza. Con esta describía en mis notas, sin embargo
expresión aludo a que el sentido que entiendo que esta selección perceptiva
los sujetos dan al mundo depende de también operó durante el proceso de
su posición en él. (Merleau-Ponty; selección de fragmentos de las entre-
1984). vistas para la producción del texto gru-
pal. Cuando comenzaron a desarrollar
El libro de los chicos y las actividades destinadas a la produc-
los personajes del barrio ción del texto, la primera tarea que rea-
lizaron en función de la organización
Como señalé al principio, la rique- del trabajo escrito, consistió en leer las
za del trabajo con los chicos fue espe- entrevistas que ellos habían realizado
cialmente importante no sólo por el -y que yo desgrabé- señalando los
caudal y tipo de información, sino tam- párrafos que consideraban importan-
bién por la selección y el ordenamien- tes. Al observarlos deteniéndome en lo
to de la información que produjeron. que señalaban, entendí que efectiva-
En función de entrenarlos para mente se materializaba una selección
hacer el trabajo de campo, en diferen- ya presente en las situaciones de
tes momentos, les propuse a los chicos entrevista. Por ejemplo, ninguno de los
jugar a preguntar y responder entre chicos marcó como importante los
nosotros. Yo aprovechaba esas cir- párrafos en los que los felicitaban a
cunstancias para hacer indicaciones en ellos por la tarea que estaban haciendo,
función de que la formulación de pre- ni aquellos que tenían tono de conse-
guntas no condujera a respuestas jo. Estaba claro, aunque no dicho, lo
cerradas en afirmaciones o negaciones que no interesaba contar para que
y para que orientaran las conversacio- otros leyeran. Y también, rápidamen-
nes hacia los temas que interesaban. te supe, lo que querían que se incluye-
Por otra parte, estas mismas situacio- ra en el texto.
nes convocaban a los chicos a hacer Con respecto a la cantidad de texto
comentarios que, en muchos casos, que quedó afuera de esa selección, no
eran críticos respecto a la forma de logré en ningún caso una explicación.
preguntar. Entiendo, a partir de las notas en las
En este trabajo no me voy a dete- que describí las situaciones de lectura
ner en el análisis de las entrevistas rea- del grupo, que había dentro de ese
lizadas por el grupo de chicos. Sólo me conjunto largo de textos, partes que no
interesa hacer un breve comentario interesaban a los chicos, otras que no
respecto a las actitudes que ellos tení- entendían, y tal vez también algunas
an cuando entrevistaban. Nunca escu- que les resultaban aburridas o ni
ché comentarios en los que se pusiera siquiera las leían. Dada esta indiferen-
en duda o se criticara algo referido al ciación en mi percepción, en principio,
contenido de lo que decían los adultos no me detuve a pensar en los textos
entrevistados. Sí observé gestos de que quedaban fuera de la selección,
aburrimiento, impaciencia e incom- sino en aquellos que casi sin titubeos,
prensión mientras entrevistaban. No elegían.
logré nunca que pusieran en palabras
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Completada la lectura de las entre- Chicos un capítulo titulado "Fernando,


vistas, se las distribuyeron entre ellos: nuestro patriarca". Se refieren a él en
ninguno leyó todas. El grupo discutió palabras de adultos como "una verdadera
una organización del texto a partir de institución". A los demás en relación
mi propuesta de organizar un índice y con él, a través de un "¡Todos lo quieren!".
le pusieron nombre a ese texto. Lo lla- A su modo de vida, diciendo que "es
maron "El Libro de los Chicos. Averi- como que no es un vagabundo cualquiera, des-
guando algo más: Leyendo la historia conocido. Es un vagabundo de la zona que se
de nuestro barrio y de nuestra escuela" quedó acá y vive acá". A su origen hacien-
y clasificaron los párrafos señalados en do notar que "la identidad de él es indefi-
cinco temas: la plaza, los bomberos, nida, nadie sabe quién es ni de dónde vino".
Fernando, la escuela y los sentimientos A su persona destacando el color de
sobre el barrio. sus ojos: "él dormía con su perro y su gato
Es particularmente interesante la Y las bolsas. Y siempre, unos ojos azules".
inclusión de Fernando como tema. Este modo de construir los datos
Fernando es un hombre que vive en la por parte de estos niños colaboradores
calle desde hace aproximadamente abrió mi perspectiva de análisis hacia
cuarenta años y muchas personas con un lugar insospechado. Lo que ellos
las que los chicos conversaron lo nom- habían seleccionado del conjunto de
braron entre los tres personajes más discursos que hablaban de Fernando
importantes de La Florida. Las tres instalaba dentro de la historia de Villa
personas que distinguieron fueron el La Florida a un personaje muy cerca-
médico, el cura y Fernando. Sobre los no a una representación mítica, que
tres tenían información dada por los condensaba sentidos de la vida social
entrevistados, sin embargo se dedicó sobre los que yo necesitaba trabajar.
una de las seis partes del libro a lo que
se decía sobre Fernando. El adulto extrañado
La selección que realizaron provo- por los niños
có mi perplejidad. Me pregunté ¿cuál
era el significado de esta elección, des- El viraje que se produjo a partir del
cartando figuras más prestigiosas cuarto mes en mi trabajo de campo al
como un doctor, un cura u otras per- incorporar las experiencias e interpre-
sonalidades que también habían sido taciones de alumnos y alumnas de la
mencionadas por los vecinos? Y luego escuela, con un status equivalente al de
me planteé y ¿por qué no, él? los adultos, me permitió percibir la
Ciertamente si algo llama la aten- medida en que mi perspectiva anterior
ción es que cuando se hacen preguntas centraba la investigación en el punto de
acerca del lugar en el que viven, las per- vista de los adultos y diseñaba el pro-
sonas coincidan en destacar la presen- blema como una "cuestión de adultos":
cia y el afecto hacia una persona que eran las opiniones de los adultos las que
habitualmente no sería ponderada me revelarían el mundo de la escuela y
dada su condición de ciruja7. sus contornos. Había aquí, al menos,
Fernando ocupa en El Libro de los dos formas de distorsión.
7 Ciruja se utiliza en términos genéricos para nombrar a personas harapientas, que no tiene casa y viven de lo
que recogen o les dan.
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Una, se derivaba de un planteo ini- implica incluir sus percepciones,


cial sesgado respecto del tema y del impresiones e interpretaciones de las
problema de investigación, en el que mismas- no sólo participaba de
sobreestimé los comportamientos, supuestos similares a los descriptos por
apreciaciones, valoraciones e interpre- Barrie Thorne, sino que además como
taciones de los adultos para compren- un efecto de esto mismo, dejaba afue-
der las modificaciones que sufrió la ra una parte de mis propias experien-
vida cotidiana escolar y subestimé el cias. Al entender estas distorsiones
interés inherente a las contribuciones asumí que no ver al otro o mantener-
de los niños. lo en una relativa invisibilidad, no sólo
La otra, muy vinculada a la anterior, produce que una parte del evento
consiste en un modo sesgado de quede oculta a nuestra mirada, sino
recolección de datos: el adultocentris- también que una parte del investigador
mo. No sólo desestimaba de manera quede invisibilizada para uno mismo.
"natural" lo que hacían y decían los La modificación de mi posiciona-
niños y las niñas con relación a lo que miento -social, emocional, físico y teó-
sucedía, atribuyéndole un lugar central rico- permitió desafiar dificultades,
a los adultos, sino que además tendía a generar nuevas experiencias y ampliar
comprender sus comportamientos las posibilidades de mi reflexividad.
desde parámetros propios de los adul- En este sentido me resulta valiosa
tos. En los términos de Fine y Sands- la siguiente reflexión de Paul Willis:
trom, esta distorsión puede ser enten- "El punto de compromiso con el tra-
dida como una forma de etnocentrismo bajo de campo, lo que te impulsa a
y se agrava al estar sostenida en enfrentar las dificultades, dilemas y
"suposiciones que pueden parecer peligros en el campo, es darte a ti
válidas porque hemos sido niños mismo la posibilidad de sorpren-
alguna vez y porque los vemos muy derte, de tener experiencias que gene-
a menudo" (1988: 35). ren nuevos conocimientos no total-
mente prefigurados en tus posiciones
Ambas distorsiones tienen en iniciales" (2005:113.)
común un supuesto que opera al modo
de una matriz desde la que se asume Esta es una de las claves para
que entender también el proceso de extra-
"las acciones diarias de los niños son ñamiento antropológico que provocó
en su mayor parte triviales, dignas esta experiencia de realizar etnografía
de atención sólo cuando parecen lin- con niños.
das o irritantes; que los niños nece- El proceso de extrañamiento
sitan estar activamente manejados o forma parte necesaria de cualquier
controlados, que los chicos son rela- investigación antropológica y adquie-
tivamente recipientes pasivos del re algunas señas particulares en cada
entrenamiento y la socialización de estudio. En este que estoy analizando,
los adultos" (Thorne; 1993: 13) tiene una relevancia especial el hecho
que un grupo de niños y de niñas
Al no colocar de manera narrativa hayan generado en la investigadora un
las experiencias con los niños -lo que proceso que hizo visibles suposiciones
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"naturalizadas" por otros "nativos" aquí la presencia de dos procesos que


adultos y por la investigadora. se combinaron. Por un lado, reapren-
En primer lugar, como ya fue dí a ver a partir del mirar de los chicos
expuesto anteriormente, pude explici- relativamente menos clausurado que el
tar supuestos relativos a los niños, lo de los adultos -y el mío- y más com-
que en términos de extrañamiento primido en términos de distancias y
antropológico significa que el investi- alturas. Por el otro, la posibilidad que
gador se asuma a sí mismo como novi- se abrió a partir de esta nueva visión
cio en relación a los niños que están adquirida produjo una suerte de
definidos como aprendices de la pro- reconstitución del lugar etnográfico.
pia cultura (Thorne: 1993). En este En tercer lugar, la incorporación de
sentido, es importante recordar que "es las perspectivas de los niños y las niñas
la dimensión de autoridad, en particu- dando cuenta a su manera de aspectos
lar, la que separa la investigación con del imaginario social, reorientó mi
adultos de la investigación con niños" reflexión respecto a los modos de
(Fine y Standstrom; 1988: 14). De ahí comprender algunos aspectos de la
que resulta especialmente importante vida social de Villa La Florida. Por
reflexionar sobre quién es uno mismo ejemplo, en una figura socialmente
como investigador en su relación con menoscabada como la del ciruja, los
los niños. En mi caso la experiencia pobladores han proyectado un con-
que me resuena más cercana a la mía, junto de valores positivos -decencia,
es la descripta por Jan Nespor refi- altruismo, cierta belleza y distinción,
riéndose a su trabajo con niños en la etc.- que enaltecen a su ciruja y lo
escuela de Roanoke, Virginia: transforman en un símbolo de algunos
"Yo fui simplemente un contexto de los mejores atributos de la sociedad
para los niños. Fui un marcador de de La Florida.
escenarios, situaciones y actividades Tal vez selecciones como estas y
particulares que los niños sabían otras realizadas a lo largo de la elabo-
que podían apropiarse (al menos en ración del libro, puedan ser pensadas
parte) para sus propios usos. Mi en términos de "conciencia práctica"
presencia y actividad definió un cier- (Williams; 1980). Es decir, considerar
to espacio por afuera de los constre- a las interpretaciones que hacen los
ñimientos de los maestros, un espa- niños como "un tipo de pensamiento
cio en el que los niños tenían una y sentimiento efectivamente social y
relativa rienda libre para hablar e material" que se corresponde con lo
interactuar" (1997: 226) que están viviendo y, en gran medida,
es distante, diferente y hasta contra-
En segundo término, los modos de dictorio con la "conciencia oficial"
mirar de los niños generaron en mí un entre otras razones, por el hecho de no
proceso de des-naturalización del haber incorporado completamente
espacio urbano que en concreto signi- normas y convenciones, entre ellas, las
ficó, por ejemplo, una absoluta trans- que ordenan el discurso "oficial" pro-
formación de mi percepción de la pio del mundo adulto situado en
plaza y varias reescrituras de su des- determinado lugar y tiempo.
cripción. Es por eso que considero Esta particular inflexión constituye
Diana Milstein / Y los niños... 59

una suerte de diálogo con el mundo de los niños a los de los adultos, y el
adulto de apropiaciones y diferencia- de considerar esas voces y comporta-
ciones, de zonas compartidas y zonas mientos, como una expresión autóno-
propias, cuya adecuada comprensión ma que autorizaría, equivocadamente,
permitiría evitar un doble riesgo: el de a estudiarla como una "cultura propia
subsumir las voces y comportamientos de los niños".

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