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Trastornos de inicio en la infancia, la niñez o la adolescencia

F91.9 Trastorno de comportamiento perturbador no especificado [312.9]

Esta categoría incluye trastornos caracterizados por un comportamiento negativista desafiante que
no cumple los criterios de trastorno disocial ni de trastorno negativista desafiante. Por ejem- plo,
incluye cuadros clínicos que no cumplen todos los criterios ni de trastorno negativista desa- fiante
ni de trastorno disocial, pero en los que se observa deterioro clínicamente significativo.

Trastornos de la ingestión y de la conducta alimentaria de la infancia o la niñez

Los trastornos de la ingestión y de la conducta alimentaria de la infancia o la niñez se carac- terizan


por alteraciones persistentes de la alimentación y la ingestión alimentaria propiamente di- chas. Los
trastornos específicos incluidos son: pica, trastorno de rumiación y trastorno de la in-gestión
alimentaria de la infancia o la niñez. Nótese que la anorexia nerviosa y la bulimia nervio- sa han sido
incluidas en la sección «Trastornos de la conducta alimentaria» (v. pág. 553).
riterios para el diagnóstico de

F98.3 Pica (307.52)[Criterios CIE-10]

A. Ingestión persistente de sustancias no nutritivas durante un período de por lo menos 1 mes.

B. La ingestión de sustancias no nutritivas es inapropiada para el nivel de desarrollo.

C. La conducta ingestiva no forma parte de prácticas sancionadas culturalmente.

D. Si la conducta ingestiva aparece exclusivamente en el transcurso de otro trastorno mental (p. ej.,
retraso mental, trastorno generalizado del desarrollo, esquizofrenia) es de suficiente gravedad
como para merecer atención clínica independiente.

A. Alteración de la alimentación manifestada por una dificultad persistente para comer


adecuadamente, con incapacidad significativa para aumentar de peso o con pérdidas significativas
de peso durante por lo menos 1 mes.

B. La alteración no se debe a una enfermedad gastrointestinal ni a otra enfermedad médica asociada


(p. ej., reflujo esofágico).

C. El trastorno no se explica mejor por la presencia de otro trastorno mental (p. ej., trastorno de
rumiación) o por la no disponibilidad de alimentos.

D. El inicio es anterior a los 6 años de edad.


F98.2 Trastorno de rumiación [307.53]

Características diagnósticas

La característica esencial del trastorno de rumiación es la regurgitación y nueva masticación


repetidas de alimento que lleva a cabo un niño tras un período de funcionamiento normal y que
dura por lo menos 1 mes (Criterio A). Hacen su aparición en la boca alimentos parcialmente di-
geridos sin que aparentemente se asocien a ello náuseas, arcadas, disgusto o alguna enfermedad
gastrointestinal. Entonces, el alimento es arrojado de la boca o, más frecuentemente, masticado y
vuelto a deglutir. Los síntomas no se deben a una enfermedad gastrointestinal asociada ni a otra
enfermedad médica (p. ej., síndrome de Sandifer, reflujo esofágico) (Criterio B) y no aparece ex-
clusivamente en el transcurso de una anorexia nerviosa o una bulimia nerviosa. Si los síntomas
aparecen exclusivamente en el transcurso de un retraso mental o de un trastorno generalizado del
desarrollo, deben ser de suficiente gravedad como para merecer atención clínica independiente
(Criterio C). El trastorno se observa con mayor frecuencia en niños pequeños, pero puede verse en
sujetos de más edad, particularmente con retraso mental. Los niños afectos de este trastorno asu-
men una postura característica, estirando y arqueando la espalda con la cabeza colgando hacia
atrás, producen movimientos de succión con la lengua y dan la impresión de experimentar satis-
facción con tal actividad

Criterios para el diagnóstico del

F98.2 Trastorno por rumiación (307.59)[Criterios CIE-10]

A. Regurgitaciones repetidas, sin náuseas o enfermedad gastrointestinal asociada por lo menos


durante un mes, tras un período de funcionamiento normal.

B. Pérdida de peso o incapacidad para alcanzar el peso normal.

Síntomas y trastornos asociados


Los niños con trastorno de rumiación se muestran generalmente irritables y hambrientos entre los
episodios de regurgitación. Aunque el niño parece estar hambriento e ingiere grandes cantida- des
de alimento, puede haber malnutrición, porque la regurgitación tiene lugar inmediatamente
después de la ingestión alimentaria. Puede haber pérdida de peso, ausencia de los aumentos pon-
derales esperados e incluso la muerte (se han descrito tasas de mortalidad hasta de un 25 %). La
malnutrición parece ser menos frecuente en los niños mayores y los adultos, quienes pueden ma-
nifestar el trastorno de modo continuo o episódico. Ciertos problemas psicosociales, como falta de
estimulación, abandono, situaciones vitales estresantes y problemas en las relaciones padres-niño,
pueden constituir otros tantos factores predisponentes. Si el cuidador llega a desanimarse y a in-
hibirse a causa de unas experiencias alimentarias infructuosas o del desagradable olor del material
regurgitado, puede producirse una estimulación insuficiente del niño

F98.2 Trastorno de la ingestión alimentaria de la infancia o la niñez [307.59]


Características diagnósticas

La característica esencial del trastorno de la ingestión alimentaria de la infancia o la niñez es la


incapacidad persistente para comer adecuadamente, lo que se pone de manifiesto por una inca-
pacidad significativa para ganar peso o por una pérdida de peso significativa durante por lo me- nos
1 mes (Criterio A). No se acompaña de enfermedad digestiva ni de otra enfermedad médica (p. ej.,
reflujo esofágico) suficientemente grave para explicar el trastorno de la ingestión alimen- taria
(Criterio B). El trastorno alimentario no se explica mejor por la presencia de otro trastorno mental
(p. ej., trastorno de rumiación) o por simple no disponibilidad de alimentos (Criterio C). El inicio del
trastorno ha de ser anterior a los 6 años de edad (Criterio D)

Criterios para el diagnóstico


F98.2 Trastorno de la ingestión alimentaria de la infancia o la niñez (307.59)[Criterios CIE-10]
A. Alteración de la alimentación manifestada por una dificultad persistente para comer
adecuadamente, con incapacidad significativa para aumentar de peso o con pérdidas significativas
de peso durante por lo menos 1 mes.

B. La alteración no se debe a una enfermedad gastrointestinal ni a otra enfermedad médica asociada


(p. ej., reflujo esofágico).

C. El trastorno no se explica mejor por la presencia de otro trastorno mental (p. ej., trastorno de
rumiación) o por la no disponibilidad de alimentos.

D. El inicio es anterior a los 6 años de edad.

Síntomas y trastornos asociados

Características descriptivas y trastornos mentales asociados. Los niños con trastorno ali- mentario
suelen ser especialmente irritables y difíciles de consolar durante las comidas. Pueden parecer
apáticos y retraídos, y también pueden experimentar retrasos del desarrollo. En algunos casos, los
problemas de la interacción padres-niño contribuyen al problema alimentario del niño o a
exacerbarlo (p. ej., presentar inadecuadamente el alimento o responder al rechazo que el niño hace
del alimento como si se tratara de una agresión). La ingestión calórica inadecuada puede exa- cerbar
las características asociadas (p. ej., irritabilidad, detenciones del desarrollo) y además con- tribuir a
las dificultades alimentarias

Síntomas dependientes de la edad y el sexo

Cuanto más tardío es el inicio (p. ej., a los 2 o 3 años de edad más bien que en la infancia), tanto
menos importantes son los retrasos del desarrollo y la malnutrición, aunque cabe observar retraso
del crecimiento.
El trastorno de la ingestión alimentaria de la infancia o la niñez es tan frecuente en niños como en
niñas.

Trastornos de tics
En este apartado se incluyen cuatro trastornos: trastorno de la Tourette, trastorno de tics mo- tores
o vocales crónicos, trastorno de tics transitorios y trastorno de tics no especificado. Un tic es una
vocalización o un movimiento motor súbito, rápido, recurrente, no rítmico, estereotipado. Se
experimenta como irresistible, pero puede suprimirse durante períodos de tiempo variables. Todas
las formas de tics pueden exacerbarse por estrés y atenuarse durante actividades absorbentes (p.
ej., leer o coser). Habitualmente, los tics disminuyen de modo significativo durante el sueño. Tan-
to los tics motores como los vocales pueden clasificarse en simples o complejos, aunque el límite
entre ambos no está bien definido. Los tics motores simples más frecuentes incluyen parpadear,
sacudir el cuello, levantar los hombros, hacer muecas faciales y toser. Los tics vocales simples más
frecuentes incluyen «aclarar» la garganta, gruñir, inspirar, resoplar, «ladrar». Los tics motores
complejos más frecuentes incluyen gestos faciales, gestos relacionados con el aseo, saltar, tocar,
pisotear y olfatear objetos.

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