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LA SANGRE MESTIZA.

Una forma concreta de observar el legado español es la apariencia física de los actuales habitantes
de muchas de las ciudades chilenas. Sus rasgos son muy variados, una estatura media, un cuerpo
ancho, ojos pequeños y cafés, a veces de otros colores; un cabello moreno y liso, a veces dócil, a
veces ondulado, a veces tieso; manos de grandes palmas; la piel es a veces clara, a veces morena.
Es el hombre y mujer cuyos genes llevan la mezcla sanguínea producida desde hace cuatro siglos
entre el blanco español y la mujer indígena. Es una mezcla a veces forzada, pero lo que se es no
siempre comenzó de la mejor manera.

LA TRADICIÓN RELIGIOSA.
Chile es un país de fuerte religiosidad. La mayoría son cristianos del grupo católico y de los grupos
evangélicos. Hace 500 años la situación era completamente diferente. Había una infinidad de cultos
religiosos. Había adoración a los espíritus de los antepasados, a las fuerzas de la naturaleza, a dioses
tutelares, y algunos creían en un único gran espíritu creador.

EL IDIOMA CASTELLANO.
Castellano o español. Llamado de ambas formas, la lengua de Castilla se hizo oficial en toda España,
y por cierto en el imperio colonial en América. En Chile fue el primer idioma escrito, ya que antes
los principales idiomas eran solo hablados. Se utilizaba el quechua como lengua transcultural en la
zona norte y centro, donde dominaba el imperio inca. Paralelamente se hablaban por lo menos una
decena de idiomas propios de cada cultura, con una innumerable cantidad de variaciones locales.
Más al sur el mapudungun era la lengua que se convertía en el tronco de varias culturas. También
las diferencias locales eran notables. El castellano era el idioma oficial para toda la documentación
oficial del Imperio español, se usaba en los tribunales, en las compras y ventas, en todo. Sin
embargo, hubo un intento de educación bilingüe en el siglo XVIII, cuando los jesuitas enseñaban en
mapudungun y español. Los pocos libros que llegaban a Chile colonial estaban en diversos idiomas:
latín, francés, inglés, etc., por lo tanto, la cultura fue sinónimo de saber varios idiomas. Todavía en
Chile es muy apreciado el dominar varias lenguas. Los primeros cronistas, los primeros poetas y
narradores chilenos lo hicieron en castellano. Como dijo el poeta chileno Pablo Neruda los españoles
“nos llevaron el oro y nos trajeron el oro… nos dejaron las palabras”. Los idiomas nativos fueron
desapareciendo a la par que las personas que los usaban murieron. Solo un puñado de ellos todavía
son hablados, y por cierto ya tienen escritura, utilizando las letras latinas, las que vinieron con el
abecedario español.

SIESTA, ROPA Y COMIDA.


La siesta española, ese dormir en la mitad de la jornada laboral, se practicó en todo Chile hasta que
las ciudades en el siglo XX se hicieron tan grandes que la gente prefirió hacer de corrido todo su día
de trabajo. Pero es un hecho que la tradición intenta hacerse presente cada vez que mientras se
trabaja un parpadeo más largo de lo habitual nos lleva al sueño por algunos minutos. La ropa
europea que llegó con los españoles ha variado en el tiempo en cuanto a diseños, pero se mantiene
la costumbre de vestirnos de acuerdo a los estilos europeos. Chile tiene entre sus costumbres más
inconscientemente practicadas las de comer pan de trigo y beber vino. ¿Origen de ellas? España por
su puesto, o más bien dicho llegaron a través de España. Tal como ya fue dicho las naciones se
mueven por el mundo, pasando a llevar o sumándose a otras culturas, en un proceso infinito.

UN ORDEN RACIAL.
En la colonia chilena mientras más blanca fuera la piel mejor situado se estaba en la sociedad. Era
tan grande la distancia entre un grupo y otro que se puede hablar de “castas”, pues se integran los
conceptos de racismo y exclusión. Los grupos raciales en Chile eran:
 Blancos: los con mayor poder, corresponde a españoles y criollos, como se les llamaba a
sus descendientes sin mezcla. Se encargaban de las funciones políticas y dominaban la
economía.
 Mestizos: son el grupo mayoritario, corresponde a los descendientes de blancos e
indígenas. Se subdividían entre quienes eran legítimos, es decir nacidos dentro de un
matrimonio, y los naturales, con progenitores no casados entre ellos, y muchas veces el
padre es desconocido. Se dedicaban al trabajo de minero y de campesino, en ambos casos
dando su esfuerzo a cambio de la alimentación y algunas pocas otras regalías.
 Indígenas: son un grupo que en número disminuyó notablemente durante la colonia.
Corresponde a los habitantes originales de América. Se diferenciaban en dos grupos, los
que eran libres y vivían en los territorios de sus antepasados, y los nativos que fueron
dominados por los españoles, cambiados de lugar y obligados a pagar tributos a través
del sistema de la Encomienda.
 Negros: son muy bajos en número. Corresponde a los africanos o sus descendientes
traídos por los traficantes de esclavos. En Chile se les utilizaba en el servicio doméstico y
en menor medida en la ganadería y agricultura. Un subgrupo de ellos son los zambos, que
es la mezcla de negros con indígenas; y los mulatos, que corresponde a la mezcla entre
negros y blancos. Todos ellos mantenían su condición de esclavo.
MESTIZOS, EL GRUPO MÁS NUMEROSO.
Los mestizos llegaron a convertirse en el grupo más numeroso durante la colonia, pero en ningún
caso como el más poderoso. Su origen biológico se comprende no solo por la ausencia de mujeres
blancas en América, si no que por el desenfreno de las costumbres en que se desenvolvió el español.
Si en Europa la exigencia para una vida sexual era el matrimonio, en América daba lo mismo, incluso
el tener varias mujeres para un español llegó a ser algo no solo aceptable, sino que además daba
prestigio. En muchos casos la relación se impuso por la fuerza, en otros simplemente porque la
mujer indígena pierde a su compañero varón en las guerras, en los yacimientos mineros, o
simplemente había sido enviado lejos. Muchas mujeres indígenas se dan cuenta que siendo una de
las amantes de un español sus trabajos forzados en los campos disminuyen, quedando en el servicio
doméstico. Los hijos nacidos de las relaciones entre hombres españoles y mujeres indígenas dan
lugar a una casta de hijos ilegítimos, aunque también se dieron muchos casos de reconocimiento de
hijos naturales. Se hizo costumbre que el español tuviera hijos con la “criada”. Existen testimonios
de estas uniones a través de los testamentos, en que algunos criollos dejaban bienes en herencia a
sus hijos ilegítimos. El matrimonio también existió, y sus hijos mestizos casi siempre se adhirieron a
la cultura europea. Las pocas mujeres blancas que, raptadas por los indígenas, tienen hijos mestizos
fueron objeto del menosprecio de los europeos. Se consideraba para la mujer blanca tan indigno
tener un hijo de un “indio” que terminaron asimilándose a la cultura indígena, o a la naciente cultura
mestiza.
CULTURA MESTIZA
Los mestizos tenían una ausencia de identidad que los llevaba a no sentirse ni blanco ni indio. Para
sobrevivir se dedicaron a trabajos temporales en las haciendas, lo que se llamó peonaje, vagando
de campo en campo, teniendo hijos de relaciones casuales. Otros mestizos logran estabilizarse al
vivir en una sola hacienda. Forman una familia, y para mantenerse intercambia el permiso para vivir
en ese lugar por su trabajo no asalariado. A este sistema se le llamó inquilinaje. Como tales, los
inquilinos, desarrollan una cultura asociada al mundo campesino, en que la figura masculina del
“huaso” o “gañán” y la femenina de la “china” lo identificarán claramente. En el siglo XX al emigrar
a la ciudad se convirtió en obrero, y después en profesional. La cultura mestiza se entrelaza con la
tradición chilena, cada vez que se recuerda para Fiestas Patrias el antiguo mundo campesino, con
huasos y chinas.

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