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RICCARDO CHAILLY|
BERNARD HAITINK
I TON KOOPMAN
RICCARDO CHAILLY
MUUER EN ESENCIA
Presidente
Gerardo Queipo de Llano
Director
Antonio Moral
Director Adjunto
Arturo Reverter
Redactor Jefe
Enrique Martínez Miura
Consejo de Dirección
Javier Alfaya, Domingo del Campo Castel,
Manuel García Franco, Agustín Muñoz Jimé-
nez. Enrique Pérez Adrián.
Año IV n.° 25 - JUNIO 1988 - 400 ptas.
Secciones
Redacción en Barcelona: César Calme». Actua-
lidad: Arturo Reverter y Enrique Martínez Miu-
ra. Discos: Enrique Pérez Adrián. Alta
Fidelidad: Alfredo Oroico. Danza: Roger Sa-
las. Libros: Xoan Manuel Carrtiro. Jazz: Ebbe
Traberg. Música conlemporinea: José Iges.
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OPINIÓN
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OPINIÓN
EL DISPARATE MUSICAL
fien
W.AM. 13 años de expcnrnaa nos avala ti
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OPINIÓN
BACHILLERÍAS ÁNGULOS
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HLMl
Profesores:
Lev Vlasenco, URSS.
Joaquín Soriano, España
INFORMACIÓN:
8 Schcr/o
ACTUALIDAD
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ACTUALIDAD
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ACTUALIDAD
Opera en Málaga
El Teatro Cervantes de Málaga, rei- otra horrenda interpretación de sopra-
naugurado hace un año, ha apostado
por la ópera. Y para este año ha pre-
nos que no pueden o no quieren aden-
trarse en su personaje y confunden la
Una buena oferta
parado una mi ni temporada de dos tí-
tulos con un total de cuatro
grácil flexibilidad de Cío-Ció-San, su
ingenuidad, con cursilería y ridículo de la Quincena
representaciones. Madama Butterfly de amaneramiento. Fue Yasuko Hayashi
Puccini, y Don Pasquate de Donizetti. la gran protagonista, por méritos pro- de San Sebastián
Y lo que nos parece más interesante. pios. Junto a ella el tenor Salvatore Fi-
Parece estar previsto el crear una in- si che I la hizo gala de una voz de bonito Próxima a celebrar su primer medio
fraestructura adecuada para que la ópe- timbre, con seguridad absoluta en el re- siglo de existencia, la Quincena Musi-
ra tenga un mayor protagonismo, una gistro agudo, con buena voz media, cal donostiarra de 1988 continúa por la
incidencia en Málaga que, además, aco- limpia, sin opacidades. Dio adecuada- senda emprendida en convocatorias
ge a todos los aficionados de las pobla- mente la réplica en el dúo del primer precedentes de incremento paulatino
ciones cercanas que tenemos que acto y cantó con gusto y expresividad
pasarnos sin ópera. Por Iodo ello no el Addío fiorílo asil. La mezzo china del interés. Del 19 de agosto al 4 de sep-
puede extrañarnos que el Cervantes re- Miao Quing y el barítono Marco Chin- tiembre tendrán lugar los diversos ci-
gistrara un lleno total, sin que se pu- gan cumplieron. La Orquesta Sinfóni- clos paralelos que dan vida al festival.
diera encontrar ni una sola entrada, ni ca de Málaga tuvo a su frente a un La serie que debe considerarse como la
con recomendación. Buen comienzo joven director, Maurizio di Robbio, columna central de la Quincena, la des-
para el teatro Cervantes, continuando que puso oficio en su cometido, muy plegada en el Teatro Victoria Eugenia,
con lo ya esbozado el pasado año al re- atento a encontrar un sonido empasta- contará con veladas de ópera, ballet,
presentarse —en las fechas inaugurales do y con el suficiente colorido. Muy orquestales y de cámara. Subirá a la es-
del teatro— una producción de Cosí meticuloso en la medida —como se de- cena el Don Pasquale de Donizetti, en
Jan tulle de Mozart. be ser— acertó a crear ese clima líri-
co, melancólico y apasionado, una producción del Teatro de la Zar-
Y la verdad es que nadie pudo salir encontrando la hermosa coloración de zuela, con Bruscantini y Lloris entre lo
defraudado de la representación que el la orquestación de Puccini. La direc- más atractivo del reparto y la Sinfóni-
viernes día 13 de mayo abría la mini- ción escénica de Horacio Rodríguez de ca de Euskadi en el foso, dirigida por
temporada operística. Una Madama Aragón sin nada destacable. En defi- David Parry. // Signor Bruschino de
Butlerfly de excelente factura, que ya nitiva, una Butlerfly de muy buen re- Rossini, obra menor en su catálogo que
quisiéramos en muchos teatros de ma- sultado con una Yasuko Hayashi toma ahora cierto auge, se ha encomen-
yor tradición operística. Sin duda el cé- realmente espléndida. Ella fue, en ver- dado a la Opera de Cámara de Austria.
lebre argumento —tan melodramático dad, Madama Butterfly. La presencia de la Orquesta Barroca de
y convencional, que sin embargo supie- la Comunidad Europea, dirigida un día
ron llevar acertadamente al libreto Gia- por Ton Koopman y el otro por Roy
cosa y Luigi Illica— es suficientemente Goodman, se cuenta entre lo más lla-
atractivo para el gran público, pero so- José Antonio Lacárcel
bre todo esa fresca, deliciosa, inspira- mativo del evento. A su vez, el Coro
disima partitura de Puccini tiene tal y la Orquesta The Sixteen, que dirige
tirón, es tan conocida del aficionado, Harry Christophers, aportarán a la
que éste casi tararea en voz baja los más Quincena con sus dos actuaciones im-
famosos pasajes. Madama Butlerfly es portantes novedades: El festín de Ale-
ópera plena de interés y de vigencia y jandro de Haendel y La Reina de las
al ser tan conocida es también lógico Hadas de Purcell. Por completo tradi-
que el público exija más en una repre- cional, en cambio, la oferta del Ballet
sentación. Por eso hay que cuidar to- del Teatro Malegot de Leningrado, con
dos y cada uno de los detalles al objeto
de encontrar la fórmula de transmitir solistas del Kirov: El lago de los cisnes.
el poético y bellísimo mensaje musical Romeo y Julieta y Cascanueces. El
pucciniano. Cuarteto Brodsky, al que se suma el
clarinetista Campbell, que tocará obras
El peso de la obra lo tiene la sopra- de Mozart y Sorozábal, representará a
no. En el caso que nos ocupa, la japo- la música de cámara en el Victoria
nesa Yasuko Hayashi fue una Eugenia. Un más amplio ciclo de mú-
Cio-Cio-San casi perfecta. Posee una sica de cámara será el del Teatro Prin-
hermosa voz, un buen fraseo, seguri- cipal, donde se pueden encontrar
dad en la voz media y una brillantez to- conciertos del Trío Zíngara, los Solis-
ta) en los registros más agudos. Además tas de Viena, Eulalia Solé, la Coral An-
está dotada del suficiente talento dra-
mático, es lo suficientemente sensible dra Mari y la soprano Ainhoa Arteta.
como para dar vida a una Butterfly Un tercer ciclo, el de música del siglo
creíble. Vivió y sintió su papel, su voz XX, que tendrá lugar en el Salón de
cálida, segura, de bello timbre, supo ex- plenos del Ayuntamiento, compleca la
presar todo ese caudal de sentimiento propuesta de los concienos de la Quin-
y pasión que late en la desgraciada geis- cena. Finalmente, un ciclo de cine mu-
ha japonesa. Supo transmitir la angus- sical, idea desde luego muy acertada y
tia, el drama que configura al que debería extenderse a otros festiva-
personaje. Y además tuvo una envidia- les españoles, redondea una programa-
ble elegancia como actriz, supo dar la
verdadera imagen de una joven y bo- ción que contiene interesantes
nita japonesa y nos borró alguna que novedades, así como conjuntos y solis-
tas de valía.
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ACTUALIDAD
Valencia: Opera 88
a ópera, ese género que en los úl- renombre (Kent), son los directores mu-
L timos años se ha puesto tan de
moda en ciertas esferas, llega
también a Valencia y lo hace, después
sicales.
La tercera formación extranjera es la
sólida Opera de Sofía que, a las órde-
Strauss en
de mucho tiempo, organizadamente; es
decir, en forma de temporada, o algo
parecido, que se extiende entre el 6 de
nes del solvente Emil Tchakarov, mues-
tra, una vez más, su conocido y su hogar
apreciado montaje de Kovantchina de
mayo y el 18 de diciembre. En Valen- Mussorgski (6 y 8 de octubre). Vetera- El más representativo y posiblemen-
cia no hay un teatro de ópera, porque nos y expertos en estas lides, como te el más grande los compositores que
el Principal no lo es más que parcial- Elenkov, Kaludov, Popov o la Mine- ha dado Baviera tendrá un festival, cen-
mente; ni lo son los homónimos de Ali- va, participan en esta fiesta rusa. trado en su obra escénica, en la Baye-
cante y Castellón, ciudades que Otras cuatro manifestaciones, plani- rische Staatsoper en un ciclo, del 5 al
participan asimismo del festival; cosa ficadas y organizadas en casa, comple- 30 de julio, que abarcará dieciséis se-
lógica y saludable teniendo en cuenta tan la muestra: Madame Butterfly de siones. Este gran esfuerzo de la escena
que la organización corre a cargo del Puccini (6 y 8 de mayo), con Hayashi muniquesa servirá para contemplar to-
Instituto Valenciano de Artes Escéni- y Fisichella y dirección musical de Ma- da la obra dramática de Richard
cas, Cinematografía y Música (una es- nuel Galduf; la curiosa Opera de 4 no- Strauss como un todo. Apenas parece
pecie de INAEM autonómico, pero con tas de Tom Johnson que hace cinco necesario señalar que se está ante una
más atribuciones) con la colaboración años se diera a conocer en Madrid de oportunidad única de entrar en contac-
de los Ayuntamientos y Diputaciones la mano de Lloren? Barber con direc- to con las óperas que van de la juvenil
provinciales de Alicante, Castellón y ción de Joan Cerveró, y que se ofrece, Guntram a Der Liebe der Danae o Ca-
Valencia, «coordinando recursos y des- priccio. Precisamente estas dos obras
centralizando la oferta cultural», según citadas e Intermezzo se incorporan, en
se indica en la presentación del progra- producciones que constituyen estrenos,
ma general con firma de Cipria Ciscar al repertorio straussiano, ahora ya
i Casaban, Conseller de Cultura, Edu- completo, de la Bayersiche Staatsoper.
cación y Ciencia de la Generalitat. Las representaciones se desarrollarán
Esta primera temporada —bauti- en dos series que han de tener por lo-
zada, a imitación del Teatro Lírico Na- cales los dos teatros de la Opera muni-
cional La Zarzuela, Opera 88— es, ló- quesa, el Nationaltheater y el Cuvi-
gicamente, desigual, irregular, falta de lliés-Theater. Para llevar a buen puer-
unidad, relativamente interesante en to este magno proyecto se ha reunido
cuanto a títulos y a intérpretes y un tan- un equipo artístico que sería difícil su-
to dispersa en la forma, en la presen- perar hoy en día. Empuñarán la batu-
tación (intervienen varias compañías). ta, además de Wolfgang Sawallisch,
Pero es. Y por algo se empieza. titular de la casa, Ferdinand Leilner.
Debe recogerse en primer lugar la ac- Heinrich Hollreiser, Gustav Kuhn, Jiri
tuación de tres elencos unitarios, que Kout y Heinrich Bender. Los monta-
vienen con sus efectivos al completo. jes serán firmados Helmut Wilhelm,
En primer lugar, la Opera de Cámara Madame Butterfly abrió el ciclo el pasa- Peter Beauvais, Wotf Busse, Otto
de Varsovia —que interviene en otros do 6 de mayo. Schenk, Ronald H. Aller, John Cox y
puntos del país y que cierra su gira en Theo Adam. Seria muy largo citar a to-
Madrid los días 9, 10 y 11 de junio—, dos los cantantes de talla que tienen pa-
que ofrece sendos montajes, ya acredi- entre junio y noviembre, en las tres ca- peles asignados, bastará para hacerse
tados, de La flauta mágica (17, 21 y 24 pitales, un total de diez veces, y dos una idea de la altura del evento la si-
de mayo) y de Las bodas de Fígaro (18 óperas-concierto; Parsifal de Wagner guiente lisia: Brigitte Fassbaender,
y 22 de mayo), ambas de Mozart. En (19 y 21 de mayo), en el Principal de Hildegard Behrens, Ann Murray, Her-
segundo término, la Kent Opera, con- Alicante y el Palau de Valencia, en don- mann Prey, Edita Gruberova, Lucia
junto inglés de notable actividad en el de cantan estimables voces (Winkler, Popp, Helga Dernesch, Helen Donath,
Reino Unido, que representará Don Vinzing, Raffell, Macurdy, los dos úl- Kurt Molí, Siegmund Nímsgern, Claes
Giovanni, también del músico salzbur- timos, dos papeles), algunas ya vetus- H. Ahnsjó, Bernd Weikey y Francisco
gués (15 y 17 de diciembre), y Fidelio tas, y dirige el austríaco Alexander Araiza. Si todo se cumple como pare-
de Beethoven (16 y 18 de diciembre). Sander, y un pequeño festival de frag- ce previsible, la ciudad de Munich ha-
No son conocidos entre nosotros los mentos de distintos autores, de los que brá vivido unas jornadas Strauss
componentes de estas dos compañías, únicamente se cita a Mozart y Donizetti difícilmente repetibles. Ningún medio
(4, 5 y 7 de noviembre), con M.* An-
en general cantantes jóvenes. Quizá geles Peters y Suso Mariategui y. en el mejor que éste para homenajear a un
quepa citar, no obstante, como elemen- podio, Galduf. La orquesta y el coro artista nacional. Los lectores interesa-
tos de cierto prestigio, a los polacos Jo- son los Municipales de Valencia en to- dos en conocer los repartos completos
sef Frakstein (Sarastro y Fígaro) y Jerzy dos los casos menos en la Opera de 4 y las fechas de las funciones de cada tí-
Mahler (Conde Almaviva) y a la sura- notas, en la que, con los cantantes, in- tulo, así como en la reserva de entra-
mericana Jill Gómez (Doña Ana). Ru- terviene un piano, en este caso tocado das, pueden dirigirse por escrito a
bén Silva y Tomasz Bugaj (Varsovia) por Bertomeu Jaume. la Bayerische Staatsoper. Festpiel-
e Ivan Fischer, húngaro de moderado kasse. Maximilanstrasse 11. D-8000
München 22.
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ACTUALIDAD
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ACTUALIDAD
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ACTUALIDAD
a la ópera co Cilea. Nalalia Troitskaya, Elena Obraztsova, Jaime Aragall, Enrique Baqueriza, Orazio Mori. José
Ruiz. etc. Coro del Teatro. Orquesta Sinfónica de Madrid. Escenografía: Kerrucdo Villagrossi. Direc-
tor de escena: Emilio Sagi. Director musical: Elio Boncompagm.
Pureza
El tirón de Domingo de estilo
Madrid. Teatro Rea], 12 y 15 de mayo de I98B. Msssenet: Le Cid. Plácido Domingo, Mará Zampieri,
Francesco Ellero D'Anegna. Paolo Gavanelli, M." Angeles Pelers, Alfonso Echevemí. Coto del Tta- Mulrid. TealroReal.2l de abril de 19SB. Mozart:
tro de la 7ar7iicla. OrqueMa Sinfónica de Madrid. Director: Josí Collado. Sonata en si bemol mayor, K, 333; Beelhoven: So-
nara en re mayor «Pastoral», Op. 28; Schubtrl;
rado, la expresión justa y la dicción Impromptus Op. Psthume D. 946; Brahms: Cua-
adecuada. tro piezas para piano, Op. 119. Paul Badura-
Skoda, piano.
Domingo ofreció lo que sabe y que tan-
to gusta: vigor, calor, acento impactan- En un concierto extraordinario orga-
te, valentía en los ataques, nervio, nizado por la Asociación Española de
crispación e intensidad. Todo arropado Lucha contra la Poliomielitis se presen-
por esa voz tan pecualiar, de (imbre tan tó el pasado 21 de abril el clavecínista,
penetrante, de volumen muy respetable y pianofortista y pianista Paul Badura-
color homogéneo, en noche en la que, Skoda, uno de los más grandes especia-
además, parecía encontrarse en lo que en
él es plenitud. Puso en evidencia, sin em- listas en la música de Mozart, Haydn
bargo, sus habituales limitaciones, no por y Beethoven con instrumentos anti-
poco resaltadas por los panegiristas me- guos, autor además de numerosas edi-
nos reales: cortedad de tesitura, con agu- ciones y de libros sobre la correcta
dos apretados, fuera de sitio, destem- interpretación de esas músicas.
plados y estridentes (sudó, aunque se En esta ocasión utilizó un piano, pe-
lanzó valientemente a ellos, en los Si be- ro siempre teniendo presente esa per-
moles y naturales en que la partitura es sonal forma de tocar que le ha dado
tan pródiga); monotonía de fraseo, efec- fama en todo el mundo, y que desde
lismos teatrales más bien tremendistas
(aunque un operón a lo Meyerbeer o Ha- luego tiene tantos partidarios como
lévy como éste los admita), propios de ese oponentes. En la Sonata K. 333 de Mo-
genérico verismo que los cantantes actua- zart (que por cierto tiene grabada, co-
f'ldcidt
les aplican a todo lo que interpretan; cier- mo el resto de la integral, con piano
El maestro de críticos taurinos Anto- tas afectaciones en la articulación, que Bosendorfer para la discográfica Euro-
nio Díaz Cañábate gustaba de usar una hacen que la dicción tenga algo de em- disc) ya demostró su excelente prepa-
expresión muy fea, pero muy gráfica, palagosa, sobre todo en las zonas grave ración técnica, su dominio del fraseo
cuando se refería a! modo de torear, y al y media, en la que el cantante busca re- claro y preciso, su facilidad para con-
entusiasmo con que el público participa- sonancias artificiales que nada tiene que jugar espontaneidad y rigor y su ma-
ba de él, de Jesús Báez «Lilri»: el litra- ver con su original, pura, natural y bella
zo. Hablaba también el cronista, con voz de tenor lírico. Pero el gancho fun- gisterio del arte del rubato. Claro está
significado parecido, del lirón de «El Cor- cionó pese a todo, porque Domingo con- que este Mozart puede no gustar a mu-
dobés», otro torero que aunque menos re- siguió emocionar y dijo, dentro de sus chos, pero habrá que tener en cuenta
finado que aquél, menos técnico aun, se posibilidades, excelentemente el aria con que Badura-Skoda toca el piano pen-
entregaba asimismo al despliegue masi- coro O souverain. Uno piensa, de todas sando en el pianoforte, y en su sonido
vo y desaforado de iodo tipo de efectis- formas, en lo que con esta pagina y otras nos acercamos más al instrumento an-
mos, algunos de dudosa ley. Ponían para de la obra podía hacer un estilista de voz tiguo que al moderno. En Beethoven
ello, tanto uno como otro, su máximo es- baritonal como Jean Reszke, creador del sucedió más o menos lo mismo, esto es,
fuerzo, su pasión y sus facultades físicas, papel de Rodrigo. una gran pureza de estilo acompañada
ya que no —eso casi nunca— su arte. Pe-
ro los espectadores se enfervorizaban y los de la característica inteligencia expre-
toreros obtenían un triunfo no por dis- El público estaba lanzado, borracho de siva del pianista. De la sonoridad, se
cutible desde el punto de vista del puris- felicidad por poder aplaudir a su ídolo, debe destacar que casi nunca deja que
mo taurino menos legitimo. Al fin y al y ello benefició a la Zampieri, que, inca- los bajos alcancen demasiada amplitud,
cabo habían puesto a contribución las ar- paz, como siempre, de dominar su voz sonando más entrecortados de lo habi-
mas, no siempre canónicas, de que dis- dura, potente y destemplada, desafinó a tual. En Schubert se ayudó perfecta-
ponían. base de bien, aunque cantó con intensi- mente del sonido más abierto del piano
dad —y media voz inaudible— la bella moderno para sostener la regularidad
Lo ocurrido en el Teatro Real en estas página Pleurez, mesyeux. Correcto, no- dramática de la música, diferenciando
interpretaciones en versión de concierto ble, con centro de calidad, el bajo lírico notablemente el estilo con respecto a
de El Cid de Massenet —una Grana Ope- Ellero D'Artegna, que hizo un buen Don Mozart y Beeihoven. El segundo Im-
ra a trasmano— entra en la misma clase Diego, papel, que, sin embargo, no pa-
de hechos, salvando las correspondientes rece conocer todavía por completo. A ni- promptu fue dicho con gran hondura
distancias entre los toros y la ópera. Se vel suficiente los demás. La batuta de Co- y emoción. Para terminar, Brahms, con
pudo asistir a un auténtico domingazo, llado se mostró segura, firme, elocuente una pulsación muy clara y segura, de
algo nada insólito porque Plácido Domin- y eficaz, concertando con mucho nervio dinámicas más contrastadas de lo que
go, aun estando mal o rematadamente todos los elementos. Coro —aprobado en las suele hacer él mismo. En resumen,
mal —y en Madrid lo ha estado más de su prueba de fuego en el Real— y orques- interesante concierto de un hombre
una vez— siempre ejerce un gancho, una ta actuaron disciplinadamente. que, por haber escogido el camino de
imparable fuerza de arrastre hacia el res- los instrumentos antiguos, recibe dema-
petable, que normalmente escucha más Ya conocemos El Cid, ópera banal y
con el corazón que con el cerebro y para facilona, hecha, según moldes ya viejos siadas críticas de quienes se empeñan
el que —hay que referirse, por supuesto, en la época del autor, con oficio. Un en minimizar e ignorar un trabajo que
a una mayoría— es mas importante la vi- aplauso al Teatro de La Zarzuela por per- debiera ser más conocido, y que en di-
bración de una voz generosa, aun con mitirnos acceder a ella (aunque con no- versos medios está considerado como
problemas técnicos, la entrega, incluso tables cortes). Seguramente no valdrá la de referencia absoluta.
agonística, que el arte mesurado y depu- pena volver a oiría. Ni siquiera repre-
sentada. A.R.
J.C.C.A.
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pero plena de román 1 ¡cismo y de in- por otro lado evento que recomenda-
quietud, cambiante y viva. mos a todos nuestros lectores. Cierta-
mente es difícil conjugar mejor un fin
de semana con sesiones musicales muy
La magia de Mari a Pires completas, por un lado, y con un mar-
co seflorial y lujoso, por otro lado. Los
precios son asequibles (1.800 francos en
Y llegamos a la quinta y última se- total el fin de semana —36.000 pesetas
sión, el domingo a las 14 horas, por fin por persona— que incluyen habitación,
con la presencia de Maria Joáo Pires, espléndidas comidas y todos los con-
que abrió el concierto con las Escenas ciertos), si se tiene en cuenta que sólo
de niños de Schumann. Ver a esta mu- la habitación, sin que incluya ni comi-
jer inclinada sobre el piano con los ojos das ni ningún otro extra, cuesta habi-
cerrados, acariciando las teclas como tualmente unas 35.000 pesetas por
si dolieran, embriagada de sensibilidad, noche. El ambiente es amigable, rela-
es un placer inmenso. Ignoro por qué jante y muy distinguido y el trato por
su versión discográfica no figura entre parte de la organización y del hotel, in-
las destacadas en los manuales al uso, superable. Para próximos fines de se-
pero lo cierto es que difícilmente pode- mana se cuenta con figuras como
mos encontrar intérpretes más idóneos Christian Zacharias, Nikita Magaloff,
que la pianista lisboeta. Cada pulsación Cho-Liang-Lin, Yuri Egorov, Lluis
era un embrujo, un hechizo irresistible Claret, Cuarteto Talich, Cuarteto Ta-
lleno de poesía, de extrema delicadeza, kacs, etc. La información suplementa-
de emoción incontenida. Escuchar a ria puede conseguirse en el Hotel
Maria Joáo Pires interpretar esta obra ¡•Hermitage, 44504 La Baule Cedex,
en el magnifico salón de conciertos del Francia, y en los teléfonos
Hermitage fue un verdadero regalo es- 07-34-40603700 y 40691597.
piritual que luvo su continuación en los
Impromptus 2 y 3, Op. 90 de Schubert,
maravillosamente tocados, con una pu- José Carlos Cabello Arroyo
Lluis Clarei.
reza admirable. Es evidente que Maria
Joáo Pires fue la cima más alta de es-
tos momentos musicales en La Baule,
Orquesta Sinfónica
de Tenerife
Director
VÍCTOR PABLO PÉREZ
Solistas
TOM KRAUSE (Barítono), ELLY AMELING (Soprano)
Coro Polifónico Universitario
Coro de Alumnos del Conservatorio
Información: Plaza de Esparta, 1 - 38071 Sta. Cruz de Tenerife. Teléf. (922) 24 20 90 - Eu. 261
OPERA'
Comunidad Valcnciaiu
L
La nieve, su silencio, hace más melan-
Alpes ha sido visible, afortu- mence, pero en serio. Pasear por la ciu-
cólica la añoranza. Me oriento ahora ha-
nadamente; pero cuando el dad, desierta, es un privilegio. Las torres
cia el Cuatro Estaciones, pero paso por
avión se aproxima al aero- de la Frauenkirche van perfilándose re-
delante y tuerzo por la Wurzerstrass«, pa-
puerto de Munich hace lo que matadas por sus característicos bulbos,
ra dirigirme al Hofgarten; mas en la con-
llamamos mal tiempo. Sobre Alemania se hoy blancos sobre la base, verde. Es obli-
fluencia con la Marstagllstrasse mí
abate ya la tercera semana de frío, lluvia gado que el caminar me lleve al conjun-
aparición hace remontar vuelo a una ban-
y nieve continuos. Viejos alemanes que to de edificios de la Residencia y el Teatro
dada de gaviotas de cabeza negra o rei-
comparten el vuelo desde Barcelona — Nacional. En el escaparate de las taqui-
doras, que graznan enojadas su cascada
pensionistas o jubilados, sin duda, turis- llas que da a la Maximiliamstrasse,
risa. ¿Se ríen de mí por haberme dado el
tas de invierno— se lamentan entre sí: mirando allí por donde él mismo pasara
paseo en balde hasta las taquillas de la
«¡Ay, de nuevo en casa con este clima! tantas veces en vida, para ir a cenar o
Opera? Rechazo esta tonta asociación uti-
¡Qué pronto pasaron los días de sol!» echar la partida de cartas en el Vier Jah-
litarista, pero la vuelta a la realidad ex-
Mi caso es justamente el contrario. reszeiten (Las Cuatro Estaciones), Kna
terior me hace recordar que el primer
Prácticamente sin verdaderas nevadas en llena el espacio con tres grandes retratos
canal de la Televisión Alemana va a ofre-
Madrid desde hace años, la perspectiva fotográfico! de la serie que se tomó cuan-
cer dentro de un rato un programa de tres
de ver y sentir Munich y Baviera cubier-
cuartos de hora de duración dedicada a
tos de este manto de monótono silencio
Kna, que no quiero perderme. El hotel
añade otro atractivo más al viaje. En el
donde me alojo —muy próximo a la es-
Feuillelon del Süddeutsche Zeitung, edi-
tación central, comerciantes, gentes de
ción del sábado-domingo, 12/13 de mar-
paso— es limpio, serio, eficiente y... es-
zo de 1988, leo el breve articulo que Karl
partano. No hay televisión en las habita-
Schumann, el crítico local, dedica al cen-
ciones. El único aparato visible está
tenario de Hans Knappertsbuseh: Monar-
situado frente a la recepción, en una es-
ca en el atril del director. Schumann ha
pecie de pasillo de estar. Ayer tarde se api-
escrito numerosas veces sobre Kna —
ñaban ante él numerosos clientes —sólo
críticas, homenajes, comentarios
hombres— para seguir las incidencias de
discográficos— e inevitablemente se re-
un partido de fútbol de la Bundesliga. A
pite; además, se aprecia que el espacio dis-
HANS SNAPITRTSBUSCH mi ruego se me contesta que bueno, siem-
ponible en el Feuillelon es tasado: la doble U U.» III!-J* ihbCO IBb» pre que el sonido no sea alto y no moles-
columna a media página sufre la interpo-
te a los cuatro o cinco caballeros que están
lación del anuncio del Munich literario . d - f*——*lr-u*ldi sentados por allí. Me siento a mi vez. Du-
(convocatorias de lectura de relatos o poe-
rante la retransmisión, recibida algo de-
sías por sus autores en distintas librerías) u~l I ^ . , . „ ,b 1 »Í2 J . N.dil.J|-T h » ficientemente, observaré que soy el único
y se completa con la sorprendente noti-
interesado en seguirla.
cia de que Catarina Ligendza ha comu-
nicado a la Opera Alemana de Berlín y El programa lo ha dirigido Eva Has-
a otros teatros su inmediata y total reti- sencamp. quien produce y escribe retra-
rada; el suelto de agencia señala que la l M i " I»« dm Andn-
tos de artistas para la Televisión
cantante no ha dado explicación alguna Alemana. En esta ocasión ha colabora-
y yo recuerdo que la soprano sueca, que do la Radiotelevisión Austríaca. El esque-
í'ro^rtirnu de rrwntt del homenaje a knu ma es sencillo: foto fija, manifestaciones
ahora tiene cincuenta años, reverdeció sus en la Opera del Estado de Baviera.
aún no viejos laureles en el Festival de sobre Kna de varias personalidades —el
Bayreuth de 1987 como Isolde y Elsa. Pe- ya citado Karl Schumann, Walter Theu-
do cumplió setenta años. Inmóvil en la rer (flauta de la Orquesta de la Opera del
ro volviendo al crítico musical muniqués, calle nevada, con el paraguas abierto, mi-
algunas líneas de su articulito me sedu- Estado de Baviera), Astrid Vamay, Mart-
ro a Kna y recuerdo la descripción que ha Mód!, Hans Hotter y Wolfgang
cen especialmente aquí y ahora, cuando de él hace Hans J urgen Kallmann en sus
descendemos entre las densas nubes que Wagner— y cuatro documentos fílmicos.
memorias El toro vulnerable^; «Y qué Afloran los recuerdos. Las impostadas y
derraman el aguanieve sobre la capital de hombre era. De vitalidad que le reventa-
Baviera y sus alrededores: bellas voces de los viejos cantantes hablan
ba, rubicundez que le llegaba a la redon- de la irradiación de Kna, de su mando ab-
«Cuando el Kna, como se le abrevió el da punta de la nariz y le sombreaba tanto
nombre prusiano, rechinante a causa del soluto, de su capacidad para ayudarles a
las mejillas, que se pensaba que estuvie- dar lo mejor de si; el crítico recuerda que
exceso de consonantes, fue destituido en ran pintadas. Ojos azul acero, que esta-
1935 y expulsado a Viena a causa de sus Kna firmó en 1933 la protesta de la Ciu-
ban delimitados hacia arriba a canto y dad Richard Wagner Munich contra la
gruesas manifestaciones sobre una auto- podían dar una expresión también algo
ridad ridiculamente carente de humor, se particular conmemoración wagneriana
acechante. La frente, no alta, peio inte- llevada a cabo por Thomas Mann12', pe-
vino abajo un mundo para Munich. Aho- ligente, con el rubio rizo, al que Kna ha-
ra había sido abolida definitivamente la ro también que Kna se vio forzado a de-
bía acostumbrado de tal manera que le jar Munich en 1935 en medio de una agria
monarquía. Cada sucesor se vio forzado colgaba oscilante sobre ella. La magnífi-
al papel de usurpador y de lo que usted campa/la política contra él: El caso Knap-
ca y proporcionada boca, que hacia am- perslsbusch es el título de un artículo pe-
mande: mucha carne en el asador y poco bos lados se perdía estrechándose en las
genio». riodístico de la época, que aparece por
mejillas, pero que en el centro se redon- unos instantes en la pequeña pantalla;
Aja noche ha cumplido a conciencia su (1) Véase SCHERZO, marzo de 1988, pág.
trabajo. El domingo 13 Munich amane- 74. Aprovecho para corregir la errata allí (2) La conferencia y luego ensayo Miseria
ce con treinta o cuarenta centímetros de deslizada. y grandeza de Richard Wagner.
Scherzo 23
CRÓNICA
Theuret se refiere, entre otras cosas, al sonido atrayéndolo amorosamente hacia Freischülz, justamente Los maestros can-
regreso de Kna a Munich después de la si mientras en los ojos se le enciende la lores y una cuarta ópera que ahora no
guerra: «Los mil años han pasado», sen- [enue luz de una sonrisa triste y remota. consigo recordar. Estos fans orientales
tenció el retornado, «Krauss está en Vie- Kna dirige el último acorde —crescendo- aclaman a Sawallisch en cuanto lo ven
rta y yo, en Munich. ¡Así debe ser!», pero diminuendo— sin batuta con una incli- aparecer y aplauden al final, complací-
en seguida llegó la prohibición de dirigir nación de cabeza y un gesto de las ma- dos, con envidiable espontaneidad. La re-
dictada ahora por las fuerzas de ocupa- nos que son a la vez el final de su trabajo presentación es una más —mero
ción, y los muniqueses pasearon por la y su manifestación de gratitud a la or- repertorio— en la serie de las que se ofre-
ciudad en ruinas con pancartas con el re- questa. Después cierra la partitura. Esto cen de esta producción, presentada en
trato del director y esta leyenda: «¡Que- es todo. Se me enturbian los ojos. Ayer 1979. Una hoja volandera advierte que
remos a Kna!»; Wolfgang Wagner, en he sabido que Kna tuvo una hija —hasta «la Opera del Estado de Baviera dedica
fin, menciona los trabajos para la reaper- ahora lo creí sin hijos— y que la niña mu- su representación de Los maestros can-
tura del Festival de Bayreuth, los proble- rió pronto; esto le afectó mucho, aunque tores, de 13 de marzo de 1988, a la me-
mas de Kna con Wieland, la ruptura de casi nunca hablara de ello; su modesta ca- moria de Hans Knappertsbuschu, El
1953 y la llamada a Krauss; «Krauss y sa de Munich estaba consagrada al recuer- cuaderno 3/88 de las Hojas de la Opera
Kna eran como fuego y agua», confirma do de la pequeña. Hoy he descubierto el del Estado de Baviera reproduce fragmen-
el nielo de Wagner, «con Krauss allí era secreto del Idilio de Sigfrido y de la mar- tos del libro de Walter Panofsky (1958)
imposible la reconciliación, pero Krauss cha fúnebre de la «Heroica» dirigidos por y añade algunos recuerdos de personali-
falleció al año siguiente y mi hermano tu- Kna: nacimiento y muerte; hace algunos dades (Astrid Varnay, Hans Mursch,
vo que agachar las orejas... Kna volvió años, cuando la escuchó por primera vez, Heinrich Kothe, Fritz Ruf y Heinrich
y continuó hasta 1964». En película ve- Enrique Pérez Adrián me dijo a propó- Bender). Nada más. No hay unas pala-
mos a Kna deambulando alrededor del sito de esta marcha fúnebre: "Parece co- bras previas ni un silencio de recuerdo y
Festspielhaus de Bayreuth en compañía
de Maximilian Kojetinsky (el kapellmeis-
ler de Graz que en Bayreuth fue siempre
su ayudante) y de Wilhelm Pitz; luego,
recibiendo la Legión de Honor y agrade-
ciendo en francés la imposición; por úl-
timo, lo más deseado y esperado: Kna en
el atril del director. El primer testimonio
nos lo muestra en plenitud. Suena nada
menos que la Novena Sinfonía de Beei-
hoven, cuarto movimiento, sección Alle-
gro ma non lanío (compás 763 y ss.) con
la intervención del cuarteto vocal solista:
«¡Freude, Tochter aus Elysium!» Cámara
fija al píe del atril de Kna. Sólo vemos
a éste. ¿Alguien ha dicho que los viejos
directores tenían una técnica directorial
deficiente? La larga batuta, sostenida le-
vemente, marca el ritmo con absoluta pre-
cisión y claridad a impulsos de pequeños
movimientos de muñeca; cada dedo de la
mano izquierda, del meñique al Índice,
lleva a uno de los solistas: las cuatro en-
tradas sobre «Deine Zauber» son dadas
por el dedo correspondiente, que ya no K\iemi de Lo-, maestros cantores de Wagner en la nueva producción de la Opera del bsta-
do de Baviera.
deja de guiar al destinatorio de sus indi-
caciones; el crescendo con el coro y la or- mo si se le hubiera muerto un hijo». Al devoción. En el primer entreacto pregun-
questa se origina ahora en los brazos, dirigirme de nuevo a la recepción, para to a un joven acomodador dónde están
pero sin que la batuta abandone un solo advertir que ya pueden apagar el apara- el busto y el retrato que de Kna hicieron
instante su dibujo rítmico... El segundo to y dar tas gracias «por la alegría que me Bernhard Bleeker y Hans Jürgen Kall-
ejemplo es muy emotivo. Viena, 1963. han proporcionado», advierto en la res- mann, respectivamente. El buen hombre
Kna, muy mayor, delgado, dirige senta- puesta un tono de mayor cortesía y se sonroja, me mira con angustia y me di-
do. La Filarmónica toca el Idilio de Sig- respeto. ce: «No lo sé. Le ruego que me disculpe».
frido desde la sección central —poco Lo tranquilizo acudiendo a lo que aún me
antes del solo de trompa— hasta el final. JTor la tarde. Los maestros cantores en queda de la vieja y casi extinguida corte-
El gesto del director es ahora mínimo, hu- la ciudad y el teatro de su estreno en 186S. sía española mientras pienso que la cul-
milde y parvo. La batuta marca sólo una Sala llena y protestas del Merkur, un dia- pa es mía por no haber preguntado
leve pulsación. El índice de la mano iz- rio local, que no ha conseguido el núme- sencillamente dónde está el foyer.
quierda da blandamente las entradas a las ro de localidades que pretendía. Plétora Este es el tercer trabajo que veo de
maderas. Esta misma mano pasa cuida- de japoneses de tercera o cuarta genera- August Everding (después de Holandés
dosamente las hojas de la partitura, co- ción, esto es, más altos y occidental iza- (1969) y Trisián (1974), ambos en Bay-
mo siempre. Mas la orquesta responde al dos (sobre todo ellas), hablando alemán reuth). Everding es un ecléciieo: un cho-
subjetivismo del director —silencio de con desparpajo y —como de costumbre— rrito de nata posmoderno encima de una
blanca en el compás 259 y trompa en aire fotografiando lodo y a todos con infati- tarta tradicional al gusto medio europeo
modéralo (la partitura indica silencio de gable entusiasmo. Aqui tienen bula: Sa- y... japonés. El término de comparación
corchea y lempo vivace)— y luego reco- poro y Munich son ciudades hermanas: es la producción de Wolfgang Wagner en
giéndose, haciéndose otra vez niña alre- la Opera de Baviera va a realizar en 1989 Bayreuth. Allí, los hechos bondadosos de
dedor del anciano que ahora moldea el una visita al Japón: Don Giovanni, el una colectividad —fiesta incluida— ine-
24 Scher¿o
CRÓNICA
quivocamente franconiana; en Munich, una máquina puesta a punto y bien en- marcos obsequiados al entregar las pren-
las humoradas de o ira colectividad — grasada. Wolfgang Sawallisch, que ayer das —la costumbre es aquí la inversa que
fiesta incluida— de raices realmente bá- dirigió Moisés, de Rossini, gobierna hoy entre nosotros— me parecen harto men-
varas. En pocas palabras: regionalismo Los maestros cantores con ejemplar fa- guada compensación a tamaña exhibición
sin agresividad. La realidad ¡ocal apare- cilidad. No importa que el preludio del de atletismo. Yo no tengo prisa alguna,
ce discretamente estilizada. Para el pri- primer acto suene aún lineal y frió. El di- pero no me atrevo a rogar a la señora que,
mei acto. Everding ha diseñado algo asi rector de la Opera del Estado sabe cómo por lo que a mí respecta, no corra; si al-
como un atrio que deja ver a! fondo la construir el poderoso edificio con aten- tero su ritmo lo mismo sufre, la pobre,
sencilla nave de Santa Catalina, la igle- ción a los detalles de color, timbre y fra- un infarto. Voy a cenar a la Opernstube
sia donde los maestros nurembergueses seo. De este foso brota una música más de la Spatenhaus (primer piso), que está
celebraban sus sesiones. En el segundo, nítida y clara, también más brillante, que frente por frente a la fachada del Teatro
desde el patio de butacas vemos las bar- la que hoy por hoy se administra habi- Nacional. Unos cuantos miembros de la
bacanas de Nuremberg más o menos co- tualmente desde el abismo místico de Bay- Sociedad Hans Knappertsbusch nos reu-
mo hoy se advierten desde los restaurantes reuth. Por supuesto, aquí no hay lugar nimos aquí con nuestro presidente, Franz
que hay cabe la casa llamada de Alberto para ralentandos ni para morosos acom- Braun, quien recibe merecidas felicitacio-
Durero (algún lector recordará las salchi- pañamientos especiales a cantantes que nes por su libro-homenaje a Kna13'. La
chas y la cerveza ahumada que allí sirven). darían una mayor dimensión estética y es- velada me depara la fortuna de conver-
Y en el tercero, tras una Schusterstube piritual a la obra, porque, ¿dónde están sar con Adolf Hopf y señora, cargados
que en verdad parece chiscón de misero esos cantantes? Manfred Schenk es un de años, pero siempre jóvenes de espíri-
remendón, la pradera festiva se transmuta Sachs viejo y gastado en lo vocal y en lo tu. Hopf fue largo tiempo el jefe de la ofi-
en carga que acoge una banal Bierwoche físico, experto y solvente maestro zapa- cina de la Sociedad de Amigos de
(semana de la cerveza). Por desgracia, las tero del conjunto de artesanos, pero no Bayreuth, Profesor del Instituto de En-
leyes del realismo estilizado no permifen una individualidad; las dos protagonistas señanza Media de Bayreuth, contó entre
que se muevan por allí las fornidas cua- femeninas, Gabriele María Ronge y Cor- sus discípulos a Wieland Wagner. Con-
rentonas que en las tales semanas distri- nelia Wulkopf, parecen dos comprima- serva su entrañable aire de profesor dis-
buyen de un solo envite hasta diez jarras rías distinguidas por las circunstancias (es traído. Todos los años, cuando le giraba
de a dos litros. Para la pelea del segundo muy duro saber ya desde el principio que visita en su despacho, me decía lo mis-
acto, Everding sitúa en primer plano seis el quinteto sonará prosaico y que nos se- mo —la hora podía ser las once o las
u ocho parejas de luchadores nurember- rá escamoteado el trémolo final de Eva); doce— chispeándole los ojos: «Ya sabe
gueses —unos karatekas de su tiempo; el Ulrích Ress no supera ni de lejos las prue- usted que mi nombre no se lleva ahora.
propio Wagner habla en su autobiogra- bas de evaluación como aprendiz —¡qué Antes era muy corriente. ¿Pero puedo
fía de esta modalidad de lucha— mien- insulso su recitado de los aires y modos ofrecerle mi colocación de la piedra fun-
tras desde las barbacanas llueven las magistrales!—, pero siempre habrá quien dacional?» La metáfora —en la jerga
almohadas, devueltas después todas des- atribuya su fracaso escolar a la intransi- wagneriana se trata de la colocación de la
de abajo, pues la visión final del escena- gencia de oyentes que se empeñan en año- primera piedra del Festspielhaus, el 22 de
río vacio cubierto de tales bultos no seria rar a Dermota, Kuén, Unger, Stolze, mayo de 1872— encubría un archivador
muy estética. La danza de los aprendices Wohlfahrt, y aquí, en Munich, incluso a dentro del cual se ocultaba una botella de
y la entrada de las corporaciones son ani- Schreier; Rene Kollo es hoy un cantante coñac o brandy, de la que nos servíamos
madas también por el cuerpo de baile: con la voz leñosa y escasamente contro- una y hasta dos copitas. Los Hopf tuvie-
danzarinas, volatineros, saltimbanquis... lada, que tiene que recurrir a intentos de ron amistad con Knappertsbusch. En su
¡Ay, alemanes, alemanes! ¡Qué chanta- un falsete que no pasa de ser una fea re- casa cabe el Festspielhaus éste depositó
je se ejerce hoy sobre vosotros! Donde- sonancia nasal. ¿Qué es lo que el wagne- hacia 1944 ocho maletas con objetos de
quiera, ¿as maestros cantores tienen que riano puede llevarse aún al oído?: el valor, pues habla oído en una emisión de
ser representados como la mejor spielo- intencionado recitativo, muy histriónico, la BBC que el Teatro Wagner no sería
per del inofensivo Albert Lortzing, como de Hans Günter Nocker como Beck mes- bombardeado (estaba convertido al final
un amable pasatiempo —demasiado ser y el noble y elocuente discurso del en hospital). Mas no me agradan ni el lo-
largo— que debe provocar la sonrisa y Pogner de Kurt Molí, el único artista a cal, ni el servicio, ni la cocina, ni la cer-
hasta la risa del espectador. Por eso se ha- la altura del homenaje de esta noche por veza, ni mucho menos los precios de la
ce de todo pantomima: mujeres que mi- voz, presencia y estilo. La mejor escena Spatenhaus. Al día siguiente recalo a co-
ran desaprobadoramente a Eva y de conjunto se alcanzó en el examen a mer en Bógner im Tal, el local donde Kna
cuchichean entre si en la iglesia; sacrista- Walther, final del primer acto. Cuando invitaba los jueves a comensales de su
nes que corren y descorren cortinillas; jue- Molí concluyó sus breves frases al co- agrado. La cerveza —Pauíaner— es mag-
gos con la hoja donde Sachs ha recogido mienzo del segundo, ya estaba cerrada la nífica; el gulasch, el más sabroso que me
la canción del sueño matutino, que Beck- tienda artística de estos Maestros canto- he metido entre pecho y espalda; los pre-
messer no esconde en su faltriquera, pues res muniqueses. Lo demás, bien podía lle- cios son muy razonables; las talludas y re-
prefiere colocarla en el asiento de una si- var el acreditado sello made in Japan. zongonas camareras tienen su retranca,
lla y plantar encima sus posaderas; tro- pero advierten cuándo un cliente está sa-
pezón de todos (no sólo del escribano) en S e aplaudió con fuerza, peto con prisas. tisfecho. Y al empezar aquí las anotacio-
un escalón vacilante que hay delante de Desde que los habitantes de Munich y sus nes para esta crónica, apunto que no debo
la tarima de canto; en fin, reincorpora- alrededores disfrutan del magnífico ser- olvidar estas palabras de Karl Schumann:
ción de Beck messer al colectivo con ges- vicio del ferrocarril suburbano, lodo se «Kna era un romántico tardío, y no que-
tos y mohines de arrenpent i miento, «yo ha vuelto salir de estampida. Antes, cuan- ría reconocer que el mundo alrededor co-
estaba equivocado», «la canción del ca- do las cosas requerían su tiempo, el rit- noce aún sólo las flores azules de plástico
ballero es muy buena», «ustedes discul- mo de la despedida era más sosegado. y perfumadas sintéticamente».
pen», «pelillos a la mar» y «aquí no ha Hoy las señoras del guardarropa baten
pasado nada». cincuenta o sesenta veces por noche su Ángel-Fernando Mayo
El espectáculo de conjunto está asegu- propia plusmarca mundial a los seis me-
rado con los magníficos mimbres estables tros lisos —tres de ida y tres de venida-
de la Opera del Estado de Baviera. La re- para devolver las prendas de abrigo a los (3) Véase en este mismo número la sección
presentación funciona con la precisión de apremiantes ex espectadores. Los dos Libros.
Scherzo 25
ANIVERSARIO
/.orle Lehman
fii el Caballero
de la Rosa
ilel Festival
lie Saizburgo
de 1930
26 Scherzo
ANIVERSARIO
—Lotte, usted siempre fue una na- con las sonoridades íntimas y entuba- de sus ataques y la maestría con que re-
dadora (término que designa, en el ar- das de la escuela vienesa, ni con el co- suelve los pasajes de la voz, sobre to-
got teatral alemán, al chapucero, al lor neblinoso, que puede llegar a la do el bajo medio. ¿En qué se prueba,
improvisado). ferocidad, de los cantantes escandina- si no, que un cantante sabe cantar?
Es cierto que, a veces, en sus discos, vos. Por ello, tal vez, Caruso la en- ¿Cómo llegar con decoro a los 63 años
observamos alguna falla rítmica, algu- contraba tan meridional. Lehmann es- que tenía cuando su último recital en
na imprecisión de solfea. También pa- peculó, además, con las resonancias na- Nueva York? A cierta edad, sólo la
rece probado que no estudió demasiado sales, a que era asequible su registro ciencia y la prudencia permiten a una
tiempo y que tardó unos quince años medio, habilidad que no muchos saben soprano hacerse oír ante un público res-
en hallar su tesitura. Se inició como so- desarrollar, sin caer en gangosidades petuoso y evenlualmente entusiasmado.
prano lírica y no rehuyó cantar Sofía. hospitalarias. Pienso en los casos ilus- Si hubiera que destacar un solo ras-
La voz de sus discos en la década del tres de Stignani, Melchior, Thill, Mar- go de su arte paradigmático, diría que
diez suena cristalina y elevada. Eran los tinelli, entre otros. También supo sacar prefiero su decir impecable, su impe-
tiempos en que afrontaba Pamina, partido a cierta cortedad de fíalo, tal cable articulación. Sólo a partir de la
Suor Angélica, Mimí, Butterfty, partes vez debida al excesivo empuje de cier- palabra y, en el Lied, de la estrofa es-
estas en que conmovió al mismo Puc- tas frases, logrando un decir acezante tructurada en versos, es posible lograr
cini, el cual, para premiarla (?), le su- y tenso que resultaba un vivaz recurso la intensidad y el carácter que Lehman
girió que estrenara Turandot. Lo hizo, expresivo. También algunos inteligen- ejemplifica. Sólo a partir de la palabra
dejando el rol, en seguida, en manos de tes colegas suyos han sabido obtener se pueden desbrozar estilos, tanto tra-
María Nemeth. También se aproximó rentas de esta circunstancia: Muzio, bajados por la tradición como inven-
a Isolda, sin llevarla jamás a las tablas. Tucker, Marta Módl. Esto prueba que tados para obras contemporáneas (Ópe-
el canto, siendo, ras de Korngoid, D'Albert, Strauss).
como es, una tarea
instrumental, tra- Se retiró de los escenarios de concier-
baja con un cuer- to, llorando, en 1951, sin poder termi-
po vivo, con un nar el agradecimiento de Schubert A la
organismo, que ha música. Es que no se acaba nunca de
de poner en juego agradecer al holde Kunst, servido por
sus perfiles y aún insignes nadadoras como Lehmann, to-
sus imperfeccio- do lo que nos ayuda a comprender la
nes. Los que ima- vida o a defendernos de ella.
ginan a Lehmann
una artista mera-
mente intuitiva e
improvídada, que
oigan la blandura Blas Matamoro
Scherio 27
49 MUSÍA HAMABOSTALDIA
49 QUINCENA MUSICAL
R O G R M A
TEATRO VICTORIA EUGENIA
I
Organizado por d: Exana Ayuntamiento de San Sebastián
Con d Patrodrúp de: Diputación Fpral de Guipúzcoa y Depanamento de Cultora y Turismo dd Gobierno Vasco.
Y la colaboración del: C onservatorio Superior de Música de San Sebastián.
Información: 943- 42 55 06 ó 2919 34
ENTREVISTA
Ton Koopman,
un barroco muy personal
I OTO: LKAIO
Schcrzo 29
ENTREVISTA
SHERZO-—Cuando alguna de las menos sobre los cuarenta años: Jordi Savall, Chrís Hogwood,
S
actuales /¡guras de la música an- yo mismo... Esto significa que al parecer hay una audiencia
tigua habla de sus comienzos en que ha crecido, ha ido ganando años con nosotros, y que en
este campo, inevitablemente hace un determinado momento será un público de edad que se su-
referencia a las dificultades inicia- mará al más joven, que es el que ahora mayoritariamente nos
les, ya que al principio muy poca sigue. En fin, que dentro de unos años tendremos un públi-
gente creta en el futuro desarrollo co mult¡generacional, como pueda ser el de la Sinfónica de
de la interpretación auténtica. Viena. No cabe duda de que la normalización del proceso
¿Sucedía en Holanda algo pareci- tiene que llegar.
do, a pesar de contar con nombres S.— Y tal normalización también pasa por la definitiva su-
como Leonhardt o Brüggen? bida del nivel técnico de todas las orquestas y grupos
TON KOOPMAN.—Desde luego. Cuando yo empezaba, auténticos...
digamos que cuando estudia con Leonhardt en 1965, en T. K.—Por supuesto, eso es totalmente necesario. Ya no
Holanda y el resto de Europa el movimiento de la música es justificable decir que nosotros hacemos Mozart o Haydn
antigua era algo bastante minoritario y marginal, y el públi- de forma diferente, y resulta que la Orquesta del Concertge-
co, escaso y muy especial, yo diría que un poquito chic. En bouw lo hace infinitamente mejor en cuanto a técnica. Lo
esos momentos no creo que en Amsterdan hubiera más de que hay que demostrar es que no sólo tocamos Haydn de for-
60 u 80 personas realmente metidas en esle ambiente, lo cual ma diferente, sino que lo nacemos con tanto nivel como las
en realidad era magnífico, porque dudo que en la generación mejores orquestas sinfónicas. Yo tengo toda mi fe puesta en
anterior llegaran a ser más de la veintena. Pero algo influyó ello, porque amo la música antigua, gozo y me divierto ha-
sobre nosotros poderosamente: la serie discográfica Das alte ciendo esta música, cada día que pasa me enamoro más y
IVerk, de la casa Telefunken; recuerdo cómo escuchábamos más. Conozco sus atractivos, y sé que al público le gustará
tas iníerpretaciones de Leonhardl o de Harnoncourt... Fue cada vez más; de hecho, algunas casas de discos saben que
un verdadero descubrimiento que atrajo a mucha gente, no algunos solistas y directores, en determinados repertorios, ya
sólo a los músicos, también al público, que en muy poco tiem- venden tanto como Herbert von Karajan.
po se multiplicó hasta un número increíble. Por ejemplo, les
diré que hace bastantes anos, supongo que unos quince o die- S.—A pesar de sus inicios como alumno de Leonhardt,
ciséis, ofrecí un concierto con la colaboración de Philippe su camino puede ser considerado como bastante distinto. ¿Po-
Herreweghe, en el que dábamos la Pasión según San Juan dría explicarnos su propia forma de entender la música?
de Bach. Esto fue en Amsterdam, y era la primera vez que T, K.—Yo tomé otra dirección, sí. ¿Por qué? Mire, en rea-
en Holanda se tocaba alguna de las pasiones de Bach con téc- lidad todo este mundo del clave es bastante pequeño, no ha-
nicas históricas. El concierto era en una pequeña iglesia con brá más de 5 ó 10 personas que den conciertos de clave con
capacidad para poco más de 450 personas sentadas, pero la regularidad y a un nivel muy alto, con lo cual queda bástan-
verdad es que la asistencia fue mucho mayor, y había gente le espacio para que uno desarrolle con libertad su carrera se-
ocupando todos los lugares posibles, desde las escaleras al gún su forma de ser. Cuando repaso lo que he hecho hasta
escenario, el órgano... Si llegan a ir los técnicos de seguri- ahora en el clave, grabaciones y conciertos, me doy cuenta
dad de los bomberos, seguro que hubieran suspendido el con- de que ha resultado ser muy positivo para mí. De acuerdo,
cierto... Fue un gran acontecimiento, realmente. Ahora las es un estilo diferente, pero eso es algo normal, tiene que ver
cosas tienden a normalizarse, a estabilizarse. La música an- más con el simple hecho de ser dos seres humanos distinlos
tigua ya ha entrado en el Concertgebouw de Amsterdam, de que con una pretendida forma de distanciarme de él. Inclu-
manera que si yo doy allí un concierto con mi agrupación, so tenemos públicos muy distintos. Les voy a decir algo que
la Amsterdam Baroque Orchestra, lo hago en la sala princi- quizá resulte un poco negativo, y que conste que evito ha-
pal, y nos ven unas 2.000 personas, más o menos. Lo malo blar mal de él, porque lo considero un músico de primerísi-
es que todavía tenemos que hacer programas conocidos, co- ma importancia en la actualidad, pero lo cierto es que cuando
mo cantatas de Bach, conciertos de Hándel, y cosas así. Si yo era alumno suyo, de alguna manera su actitud era la de
se nos ocurre hacer Biber o Schmelzer, seguro que no hay decir: «Bueno, si no entiendes lo que te digo, es que eres un
más de 500 personas. Asi que, por un lado, es cierto que hay estúpido». Mi actitud es la de decir a mis alumnos: «Si no
más público interesado, pero por otro lado creo que ese pú- has entendido algo, seguramente será porque no le lo he ex-
blico se está volviendo algo... ¿cómo decirlo?..., de tipo me- plicado bien...» Y esto es juslamente lo que yo trato siempre
dio. Esas personas que se compran iodos los discos posibles de comunicar, tanto a los estudiantes como al público, y que
de Frescobaldi o Biber, son todavía una clara minoría, aun- presupone también un punto de vista distinto. En cuanto a
que cada vez más gente comprenda que es mejor escuchar saber quién toca correctamente o no, yo creo que alguien to-
a Bach con instrumentos antiguos. ca bien si lo hace según su propia personalidad. Después se
S.—¿Qué le pareció el público de Madrid con respecto a trata de decidir si uno, como parte del público, prefiere el
oíros países? estilo de Koopman o el de Leonhardt, por ejemplo. Como
le decía, el mundo del clave es tan pequeño que entre noso-
T. K.—Me sorprendió la canlidad de público que había tros nos conocemos muy bien, hay más contacto del que se
en el Teatro Real, teniendo en cuenta que el programa era puede pensar, y sabemos de las virtudes y defectos de los com-
difícil... Ya sé que la sesión era pañeros. En el caso de Leon-
de abono, pero aun así creo hardt, nuestra relación es parti-
que es algo importante. Por el
L
cularmenie estrecha, ya que in-
contrario, en Holanda toda- cluso damos clase en el mismo
vía tenemos un público básica- silio, y cuando hay exámenes,
mente joven, yo diría que ape-
nas sobrepasa los 45 años. Y es e o n h a r d t lo h a nos sentamos juntos. A veces
muy curioso, porque aunque resulta muy difícil, y otras muy
músicos como Leonhardt tie- sido todo en el fácil: si un alumno toca bien,
nen ya 60 años, la mayor parte mundo del clave estamos completamente de
de los intérpretes actuales de acuerdo; si lo hace mal, tam-
música antigua estamos más o bién coincidimos. Quiero dejar
muy claro que Leonhardt lo ha
30 Scher¿o
ENTREVISTA
Ion Koopinan.
sido lodo en el mundo del clave, y ya me gustaría que a los en la Época de Bach, en la que los músicos no sólo eran solis-
60 anos la gente dijera lo mismo de mí, pero no por haber tas, sino que componían, dirigían orquestas y escribían tra-
tomado otro camino, sino porque amo la música antigua, tados. En fin, que agotaban todas las posibilidades.
amo el clave. s
-—¿ Qué es lo que exige Vd. de los solistas de su orques-
S.— Es de suponer que ese estrecho contacto del que ha- ta? Parece que sus resultados difieren bastante de lo que es
blaba se dará también entre los directores de orquestas ba- habitual entre los grupos ingleses, por poner un ejemplo.
rrocas, por cierto muchos de ellos también ctavecinistas como
Pinnock o Hogwood... T. K.—Lo principal para mí es que hablen al público con
sus
T. K.—La relación entre los directores no es mala, aun- de forma instrumentos, que se comuniquen. Eso significa utilizar
diferente la dinámica, los tempi. Que no sea siem-
que lógicamente tenemos que competir porque hay un mer- pre un mezzo-piano,
cado discográfico y concertístico muy especial, y todos lo fuerte, o más lento deque se arriesguen, que suene mucho más
queremos conquistar. Básicamente, creo que tenemos una to que ofrezcan una granque lo se suele hacer. También necesi-
calidad, por supuesto. En general,
buena relación entre colegas. Por ejemplo hace algún tiem- cuando estoy con mis solistas, dirigiendo, necesito sentirme
po estaban entrevistando a Pinnock para la radio holande- como un músico más, no sólo como director, que puede ser
sa, y cuando le preguntaron esto mismo, dijo: «La relación el caso de gente como John Eliot Gardiner, por ejemplo, lo
es buena, pero estoy muy celoso, ya que su último disco es cual puede hacer pensar que él nunca se equivoca, que es in-
mucho mejor que el mío». A mí eso me parece fantástico. falible. Yo sé que eso no puede ser, que todo el mundo co-
También hice hace poco una entrevista en directo para la mete fallos, y por eso me gusta también sentir que soy uno
BBC, en televisión, en la que participaba como segundo in- más. No quiero decir que no exista un director que con una
vitado Christopher Hogwood, y todo resultó magnifico. Ne-
cesitamos tener este tipo de contactos, y comportarnos autoridad
yo hago
clara decida cómo han de ir las cosas, porque si
una cierta dinámica, lógicamente quiero que los mú-
cortesmente... No podemos liarnos a puñetazos, aunque pen- sicos me sigan, y busco gente que sea capaz de darme eso.
semos que el otro hace las cosas bien o mal. Pero en mi orquesta seguimos un método de selección curio-
S.— Pasemos a otro tema... ¿Es fácil para Vd. compagi- so: cada primer instrumento escoge su sección, y así fomen-
nar su labor como solista con la dirección de la A msterdam to una responsabilidad especial. Por otro lado, como tienen
Baroque Orchestra? que trabajar y viajar mucho juntos, prefiero que todos se co-
T. K.—La verdad es que sí, aunque cuando estoy mucho nozcan mejor, que se sientan bien, cómodos. Por ejemplo,
tiempo dirigiendo me da mucha pena no poder dedicar más el segundo clavecinista lo elijo yo, y no admitiría que otra
tiempo al clave, y viceversa. Lo que intento es hacer como persona lo hiciese en mi lugar; pues bien, lo mismo le sucede
Scherzo 31
ENTREVISTA
a mi primer violín, Monica Huggett. Podría actuar cotí más a ese nivel no importa dónde está la diferencia. Pero es muy
severidad, pero creo que mantener unos principios democrá- peligroso que entre nosotros digamos: «Sí, tú tocas como
ticos ayuda bastante a mejorar todo. Bach, yo toco como Scarlatti, y el otro toca como Hándel...»
S.—Sin embargo, Vd. parece tener fama de ser un músico Me conformaría con estar sentado en un tribunal presidido
difícil, incluso maniático... por esos tres maestros y que Bach dijera: «No está mal...»,
Scarlatti dijera: «¡Bien!», y Hándel dijera: «Bueno, pero tie-
T. K.—No, no, todo lo contrario, quien diga eso es que nes que practicar todavía bastante...» ¿Comprende lo que
no me conoce. Incluso algunos amigos me dicen que doy de- quiero decir?
masiadas facilidades, que debería tener más cuidado porque
todo me parece bien... Mire, lo que pasa es que toco de una S.—Sí, creo que sí... Tenemos que terminar ya, y apenas
forma particular, y eso la gente puede interpretarlo como un hemos hablado de otra de sus facetas, la de organista. ¿Son
deseo de salirme de lo normal, de destacar como sea. Le ase- realmente muy diferentes las técnicas del órgano y del clave?
guro que nunca intento imponerme con argumenlos que no T. K.—No, lo que ocurre es que normalmente los orga-
sean musicales, ni dejo que mi faceta personal se coma a la nistas tocan con técnica de piano, y así es muy difícil articu-
musical. Sé que otros directores se comportan como una per- lar bien, conseguir un sonido bueno. Considero, sin embargo,
sonalidad incluso algo agresiva, pero desde luego que no es que es mucho más difícil tocar el clave que el órgano. Cuan-
mi caso--. do doy recitales de órgano me sucede algo curioso: me pon-
S.—¿Quizá directores como Gardiner, del que a veces se go a estudiar y noto que casi no necesito practicar, que estoy
cuentan cosas verdaderamente sorprendentes? en dedos, como solemos decir. Con media hora suele bastar-
T. K.—Bueno, sí (riéndose), quizá John sea algo difícil de me. Pero si llevo tiempo sin tocar el clave en plan solista,
tratar, pero al fin y al cabo son formas de ser muy respe- me cuesta mucho esfuerzo coger la forma. Durante la época
tables... barroca todo el mundo tocaba el órgano y el clave, lo cual
S.—Ya que hablamos de Gardiner, parece que su concep- debe significar que son instrumentos con muchas cosas en
ción de la interpretación de la música antigua contrasta bas- común: el ataque, la idea, la práctica interpretativa. Simple-
tante con la posición que mantienen otros directores que mente, que el órgano está en una iglesia, que demanda una
parecen vivir con mayor naturalidad las técnicas auténticas, actitud diferente al tocarlo, hay que emplear la registración,
como Vd. mismo, O Hogwood, Pinnock, Kuijken... pero para mí no hay una diferencia real. Por supuesto siem-
pre trato de tocar en instrumentos históricos o copias muy
T.K.—Sí, aunque sus resultados ahí están, supongo fieles, porque si no hago eso no puedo mostrar lo que quie-
que John es más bien un director moderno que también ro. No obstante, actualmente toco más el clave. Respecto a
hace música antigua, al contrario que Hogwood, que es un los discos, es de nuevo el tema de siempre, y yo sé que el pú-
verdadero apasionado de la música y los instrumentos autén- blico que compra mis discos de órgano es diferente al de los
ticos. Pero ya digo que son cosas muy personales. de clave, y que parte de ellos también compran lo que hago
S.—A veces se habla de que tal o cual solista toca hoy en con la orquesta. En fin, yo trato de hacer todo lo que pue-
día a la altura de los grandes maestros del pasado. ¿Es real- do, y en este sentido soy un buen seguidor del que fue mi
mente tan grande el nivel que se ha alcanzado? No sé si será profesor, Gustav Leonhardt, ya que él toca ambos instru-
una pregunta muy ingenua... mentos y también dirige. Y, por ejemplo, Pinnock también
T. K.—No, yo no creo que sea ingenua (dice estas pala- lo hace así, por eso es una de las personas con quien más con-
bras riéndose abiertamente), pero es que la comparación con tacto tengo. La cuestión es tener el tiempo necesario para ha-
Couperin, Bach, Scarlatti... ¡es muy dura! Yo tengo una co- cer lo que uno quiere, organizarse. Acabo de grabar los
sa muy clara: no intento tocar Bach como el propio Bach, motetes de Bach, y para hacer eso se necesita una prepara-
aunque espero tener el suficiente nivel y saber lo bastante so-
ción diferente a la de tocar el clave. Creo que ser un músico
bre su música como para tocar tan bien como un buen alum- barroco no sólo es tratar de hacer todo lo que ellos hacían,
no suyo. Me gustaría poder decir que ocupo un buen lugar incluso componer, sino intentar comprender su cultura, su
entre ellos, muy diferente entre sí, pero al fin y al cabo alum-
arte, su historia, leer cosas, leer su literatura. Afortunada-
nos de Bach, lo que debe significar algo: su hijo Wilhelm Frie-
mente tengo una pasión, que es la historia, algo que estuve
demann, que era un borrachín; Kirnberger, que era un soso; a punto de estudiar y que sólo dejé al entrar en el Conserva-
Müthel, que estaba como una cabra; Krebs, que era muy in- torio, que me ayuda mucho a la hora de comprender más
teligente. .. Todos eran alumnos de Bach, y posiblemente po-
drían aprender El clave bien temperado directamente del lo que hago, la música que interpreto, solo o con el conjun-
compositor, pero está claro que cada uno lo comprendería to. Permítame que le diga algo para terminar: cuando yo em-
y tocaría de forma diferente, con su propia personalidad y pezaba a hacer música, la gente de mi generación se distinguía
técnica. Bien, pues ahí querría estar yo (y muchos más su- entre otras cosas por devorar todos los tratados musicales
pongo). Un error muy extendido hoy en día es que no se di- de la época que podíamos encontrar. Investigábamos, llegá-
ferencia entre los lenguajes musicales de gente como bamos a nuevas conclusiones, y (al vez por eso avanzamos
Frescobaidi y Hándel, o Couperin y Corelli, y encima se pre- mucho en poco tiempo, e invalidamos buena parte de los re-
tende hacer pasar esos resultados como auténticos. Cuando sultados que había conseguido la generación precedente. Pero
Bach tocaba música francesa tenía su peculiar estilo, que no ahora apenas se investiga en este sentido, los jóvenes intér-
tendría mucho que ver con el pretes casi no se documentan, y así eí. muy poco probable
s.
de Louis Couperin... ¡pero era que consigan dar con resul-
Bach!, y no tenía que preo- tados que nos demuestren que
cuparse, que era un genio. Pero a nosotros todavía nos queda
ninguno de nosotros puede mucho camino por andar. Creo
que la música antigua sólo se
compararse a Bach, tenemos que . - « : . r J tnrar conservará fresca y pura si se
aprender muchas cosas si que- L / l e m P r e tral° d e t O c a r mantiene un interés por descu-
remos ser comparados a esos en instrumentos históricos brir cosas nuevas... De verdad,
maestros. Mire, si Bach, Hán- espero que eso ocurra.
del y Scarlatti tocaban una
o copias muy fieles
misma pieza, seguro que les so- José Carlos
naba muy diferente, pero claro, Cabello Arroyo
32 Scherzo
MADRID
1988
H EPRESENTACION
EXTRAORDINARIA
11 DE JUNIO 20 H.
La Flauta Mágica
Opera de Cámara de Varsovia
Director Artístico- STEFAN SUTKOWSKI
LUGAR:
Teatro I Albéniz
ORGANIZA PATROCINA
CON LA COLABORACIÓN DE
HISTORIAS DE
LA MÚSICA
34 Scherzo
DISCOS
BEETHOVEN: Sonatas para piano n.« 21 land ha repetido en disco varios de sus pa-
en do mayorOp. 53 «Waldsteinrt, n. ° 17 en
re menor Op. 31, n. ° 2, n. ° 26 en mi bemol DISCOS peles capitales (Lucia, Gilda, Violetta,
Amina y Elvira), enriqueciendo las segun-
mayor Op. 81a «Les Adieux». John O'Co- das entregas un equipo acompañante mejor
nor, piano. TELARC Completo. elegido, baza importante del mismo la pre-
CD-S0160. DDD64'IO". sencia de Luciano Pavarotti; por parte de
la soprano que duplicaba servicios, existe la
Todos los grandes pianistas se general opinión de que su aproximación al
han sentido irremediablemente personaje había madurado.
atraídos por ei magno ciclo de tas Repetir la experiencia con Norma, exis-
Sonatas beethovenianas. La ya densa histo- tiendo de la Sutherland una grabación de
ria de la fonografía nos ha legado registros 1964 en plenitud de posibilidades, y hacer-
integrales a los que es obligado acudir co- lo veinte años después, con el lógico desgaste
mo puntos de referencia. Algunas de estas que el implacable paso del tiempo trae con-
grabaciones —en especial la de Wilhelm sigo, más ostensible en una cantante-voz que
Backhaus— han entrado en la categoría de en una cantante-intérprete es un riesgo se-
lo clásico. También Wilhelm Kempff ha da- no. Aún más: el proyecto nuevo se compli-
do al disco unas interpretaciones —no siem- ca a la hoia de encontrar una Adalgisa de
pre apreciadas como se merecen— en las que la categoría presente en aquella edición, co-
palpita el corazón del estilo beethoveniano. mo es la de Marilyn Horne, a no ser que se
Más modernamente Alfred Brendel y el per- la convocase de nuevo. En el apartado mas-
sonalísimo Friedrich Gulda han aportado vi- culino, las cosas podrían ir mejor, digno y
siones valiosas. La interrupción —por adecuado aquel, pero ostensiblemente me
fallecimiento del pianista— del ciclo que es- jorable.
taba grabando Emil Gilels nos ha privado
de la que seguramente hubiera sido la inte- te, tanto en afinación como en mecanismo. Pues bien, los pronósticos agoreros se han
prefación global moderna más importante. Y, lo que es más importante, su musicali- cumplido. La voz de Sutherland, que ha ga-
Con esta rapidísima panorámica parece claro dad es irreprochable. La lectura que nos nado perfiles en el centro, se eleva penosa-
que ya hay muchísimas cosas dichas sobre ofrece del siempre precioso Concierto beet- mente a un agudo velado y de poca
las Sonatas de Beethoven —se ha grabado hoveniano se inscribe más en las coordena- consistencia, de afinación dudosa, con co-
incluso el primer integral con pianoforte, a das líricas, detallistas, de gran atención a la loratuia borrosa, males agravados por la lec-
cargo de Malcolm Binns, cuya llegada a Es- dinámica —muy extensa—, y quizá por ello tura de la obra, más próxima, como la
paña seguimos esperando— y que los pia- se echa de menos ocasionalmente una cier- anterior, al mundo belcantisla (repetición
nistas actuales no lo tienen precisamente fácil ta falta de tensión, de la genuina fuerza que con variaciones del da capo, numerosas ca-
para abrirse un camino propio. Ignoro si siempre subyace en la música del sordo de dencias) que al romántico. En los recitati-
John O'Conot y Telare tienen en mente un Bonn. No obstante, tampoco me atrevería vos (su talón de Aquiles) encuentra algún
proyecto de grabación completa de las So- a calificar de blanda su versión, con momen- acento veraz, en aquellos de índole narrati-
natas (por el momento existe otro disco apar- tos, como la cadencia del primer tiempo, de va o contemplativa (acto 1), pero aislado en
te del que aquí se comenta) o sólo recoger una gran agresividad. Las romanzas, no la construcción global de la escena. En los
en disco algunas de ellas. Sea como fuere, siempre bien aceptadas y generalmente con- de categoría dramática (acto II, £i tornera,
el compacto que motiva estas líneas es bas- sideradas música de tercera fila, están tam- si, etc.) los resultados caen en la caricatura.
tante para señalar que un ciclo no tendría bién deliciosamente interpretadas. El En las panes cantables (después de un Cas-
demasiada razón de ser. O'Conor es un pia- acompañamiento de Sinopoli es sencillamen- ta Diva, descolorido, en tonalidad de Fa, en
nista de amplia técnica y fino sentido musi- te excepcional, una de las grandes cosas de lugar del original en Sol, licencia del pro-
cal, pero su Beethoven en absoluto es este disco. Pleno de fuerza, sus ataques son pio Bel!¡ni para Pasta) la soprano se ocupa,
idóneo, pecando incluso de una circunstan- de una incisividad inusitada. La grabación más que de cantar, en recuperar el resto de
cial blandura que casa muy mal con la mú- es también excelente, lo que no ocurre en el sus brillantes medios de antaño (o de ocul-
sica del autor de Fidelio. Lo mejor del caso de Perlman/Giulini (EMI, no remiti- tar la ausencia de los mismos). Es triste que
trabajo del pianista irlandés se encuentra en do para crítica). Únicamente se podría ha- una artista, que tan memorables momentos
los tiempos lentos —sobre todo en el de la ber pedido un poquito más de presencia del ha plasmado en la escena y en el disco, ha-
Sonata n." 17—, siendo una carencia de peso solista, pero pese a este pequeño reparo la ya caído en una trampa tan innecesaria.
en sus interpretaciones su tendencia a una calificación que merece es muy alta. Perl-
cierta superficialidad. man, para seguir con el ejemplo citado, pue- Lo que va a dar de sí la Adalgisa de Mont-
de resultar más agresivo pero, dados los serral Caballé ya se expone claramente en
Inconvenientes de una grabación distante y el instante de su aparición, Sgombra la sa-
opaca, no alcanza a transmitir del lodo la cra selva. Tendencia arbitraria y cómoda a
E.M.M. fuerza que posee. Por añadidura, el comple- cantar en el registro piano, donde el instru-
mento de las Romanzas hace que este nue- mento mantiene aún redondez y color, evi-
vo ejemplar esté mejor aprovechado. tado, hasta donde puede, el sonido forte, en
el que la voz pierde timbre y suena opaca
En resumen, versión francamente buena, y rígida. Por todo ello, ofrece una Adalgisa
BEETHOVEN: Concierto para viofín y or- que. si no memorable, sí es muy digna de ampulosa y amanerada, cantada como mar-
questa en Re mayor. Op. 61. Romanzas para ser escuchada y disfrutada. cando tí papel en un ensayo, apagada y blan-
violi'n y orquesta n." I, en Sol mayor, Op. da. Una Adalgisa para colmo de desventuras
í O y n . ' í , en Fa mayor, Op, 50. Shlomo que liga mal con la Norma insegura, por co-
R.O.B. lor vocal y estilo, en unos dúos, decisivos,
Minlí, viulfn. Phflhirmonls Orcbestra. Dir.: en que cada una hace su juego, bajo una ba-
Giustppe Sinopoli. DG Compacto 423 tuta indiferente a poner un poco de orden
M24-UÍH (DDD, 64'2Ú). en tal dmandamiento.
No todos los días se puede ha- BELLIN1: Norma, JOIH Sulberland, Lucia- La tesitura central y grave de Pollione
blar bien de una nueva versión, no Pavarolti, Montserrat Caballé. Samuel conviene muy poco a Luciano Pavarotti, cu-
la enésima, de un concierto pun- Rime?. Orquesta y coro de la Welsh Natio- ya voz se angosta y fluye sin el habitual alien-
tero en el repertorio violinístico. Esto viene nal Opera. Director: Richard Bonyngt. to, pero es hasta placentero escucharle, si el
condicionado en buena medida por la fuer- Decca 414 476-2. 3 CD. DDD. Duración: intérprete, además, consigue sinceridad y va-
te competencia existente, que sitúa el listón 148'W*. riación de propósitos.
muy alto. Por una vez, Samuel Ramey supera con
Shlomo Mintz es un joven violinista do- Grabada en noviembre de 1984, seguridad y holgura ¡a octava aguda de Oro-
tado sin duda de un gran talento. Su soni- casi cuatro años después apare- veso, tan dificultosa para un bajo auténti-
do es bello, más dulce y cálido que potente. ce en el mercado esta esperada co. La pane del druida, no obstante,
con no ser escaso. Su técnica es sobresalien- versión de la ópera belliniana. Joan Suther- precisaría mayores anchura y colorido vo-
Scherzo 35
DISCOS
cal (oscuro y mayestático) en vez del juve- de un Boulez, o a Bóhm, quien no desapro- Sólo Mozart puede considerarse como un
nil y fresco instrumento que el americano vecha ninguna oportunidad para subrayar antecedente de suficiente peso estético al tra-
rossíniano posee. el lirismo contenido en la obra. En un futu- bajo realizado por Brahms. Al referirse al
Bonynge parece poco convencido de esta ro, Abbado tiene la palabra. Cuarteto Op. 25 no es raro encontrar críti-
aventura discográfica. Resuelve la obertu- cos que lo acogen a la esfera beethovenia-
ra con oficio, no con fantasía. Más sensible J.M.S. na. Esto es sólo admisible en una parte muy
se manifiesta en el preludio que inicia el pequeña, en el sentido de que el dramatis-
acto II, donde la melodía del violoncelo (el mo inicial de la obra se descarga en el de-
tema Teneri Figli que luego cantará la so- senfreno del movimiento zíngaro final, como
prano) es repetida integramente por el mis- ocurre de algún modo en ciertas creaciones
mo cello doblado por la flauta. En cuanlo BRAHMS: Las dos Sonatas para clarinete de Beethoven, en especial en la Novena
a los cantantes, Bonynge los apoya sin con- ypiano. Cervasede Peyer, clarinete; Gwen- Sinfonía.
vicción, atento, cuando puede, en particu- neth Pryor, piano. Cbandos. Compacto.
lar los momentos femeninos que son los CHAN 8563 DDD. 43'. El Amadeus grabó ya esta obra con Emil
necesitados, en suplir las debilidades. Gilels para DG. El presente registro ni si-
El otoñal, desengañado, burlón quiera se pone a la altura de tan memora-
Conclusión: Cantantes en decadencia al e infinilamente melancólico ble versión. El Amadeus de esta «su última
lado de otros poco adecuados, en una gra- nas Brahms de los últimos anos de su grabación» —según se encarga de recordar-
bación de atractivas estrellas que venderá por vida encontró en el clarinete un instrumen- nos la carpeta—, por la muerte de Peter
nombres. A estas alturas ¿importa la to capaz de expresar con una extensa gama Schidlof, no era ya el histórico grupo que
calidad? de matices una parte importante de la situa- tan fenomenal labor hizo en pro de la mú-
ción de su espíritu. Las posibilidades del ins- sica de cámara. Murray Perahia sí que está
F.F. trumento, como ocurrió también en el caso realmente admirable, beneficiándose además
de Mozart, le fueron reveladas al composi- de una toma sonora que ha potenciado su
tor cuando tomó contacto con las excelen- instrumento, incluso quizá en demasía. Pe-
cias del arte de un intérprete, Richard ro no es el momento de detenerse en el so-
Mühlfeld, primer clarinete de la Orquesta nido menos bello que antaño de las cuerdas
BERG: Wozzeek. Opera en tres actos. Mack o la opacidad ocasional de las texturas. Es-
HUTH, FJken Fanell, Joseph Moni i no, Frc- de la Corte en Meiningen. La impresión de
su musicalidad y virtuosismo fue tan hon- ta grabación, pese a datar de 1987, es un do-
derick Jagel, David Lloyd, Ralph Htrbert, cumento del cierre de la gloriosa carrera de
Orq. Filarmónica de Nueva York: Dimilri da en Brahms, que de inmediato concibió
varias obras de cámara con el clarinete co- uno de los más grandes cuarietos de cuerda
Mitropoulos, Director. CBS. Mastentorks. de nuestro siglo.
Mono. M2P 42470. 88*31". —Grabación en mo protagonista: Trio Op, 114, Quinteto
*ivo (1951)—. Op. 115 y las dos Sonatas Op. ¡20 recogi-
das en este disco y que fueron la última mú-
sica estrictamente instrumental que el E.M.M.
Lo primero que me ha llamado la aten- hamburgués diera a la imprenta. La melan-
ción de este acercamiento de Mitropoulos a colía, que es sincera y profunda en las So-
la obra capital de Alban Berg es su marca- natas, se ve, sin embargo, enmarcada en un
da anticonvencionalidad. La concepción de cierto marco de austeridad. Brahms, inclu-
Mitropoulos es i mi mista, interiorizada, do- so cerca del final, no quiso caer en el exce- BRLJCH: Concierto para Violin N. " I, Op.
tada de vigor en todo momento gracias a un so y recurrió al paradigma que siempre había 26, MENDEI-SSOHN: Condeno para Vio-
innegable sentido del ritmo. Visión camerís- encauzado su romanticismo, la contención lin, Op. 64. Joshua Bell, violin. Academy
tica, timencámente muy transparente, rehu- clásica, of St. Mariin-in-lbe-Ftetds. Neville Marri-
ye la violencia de los contrastes demasiado ner, director. DECCA-DtgiUI 421 145-2 UF
acusados y ni siquiera en aquellos momen- S4'54".
tos donde esta violencia es deseable —final Gervase de Peyer y Gwenneth Pryor rea-
del primer acto, muerte de Marie—, parece lizan soberbias lecturas de las obras, colo-
dispuesto el director griego a olvidar sus pre- cando seguramente sus versiones como
supuestos básicos. principal opción dentro de la no muy gene- DECCA nos presenta sendas lecturas de
rosa discografía de las páginas. De Peyer, dos de los conciertos para violin que se cuen-
Únicamente en la transición a la escena uno de los primeros clarinetistas de nuestros tan entre los más célebres escritos para este
final la intensidad se desborda a fin de po- días, explota al máximo los recursos del ins- instrumento. Las protagoniza el jovencísi-
ner de relieve toda la desolación contenida trumento. Su sonido es cálido y el fraseo ele- mo violinista Joshua Bel!, inmerso en la plé-
en el último pasaje orquestal. El tema de Wir gante y fluido. El entendimiento con la yade de nuevos valores británicos en este
arme Leut se deja escuchar también por úl- pianista es muy hondo, la bondad de la la- campo —Nigel Kennedy, Lorraine McAslan,
tima vez cargado de resonancias Trágicas. bor de ésta viene a completar el acierto fi- etc.—, con que nos bombardean las casas
Entre los cantantes destaca Eileen Fairelt nal de un disco verdaderamente hermoso. discográfícas.
por su magnifica voz. Compone una Marie Aunque el citado Joshua Bell es en todo
intuitiva, a ratos salvaje, capaz también de momento correcto y musical, el sonido que
ser extremadamente tierna. Una inteligente E.M.M. exhibe este instrumentista no es especialmen-
actuación en la que la soprano sabe sortear te rico en armónicos ni elocuente, abundan
adecuadamente los peligros que le plantea las notas carentes de vibración y la concep-
el comienzo del Acto III, que alterna la re- ción general es algo blanda. Marriner y la
citación y el canto. Academia de St.-Marti n-in-the-Fields se ha-
Mack Harrell posee una voz no demasia- BRAHMS: Cuarteto con piano n." I en sol cen presentes en todo momento procuran-
do importante —aunque si bien colocada—, menor Op. 25 Murray Perahia, piano. do un respaldo al solista, aunque cabía
de barítono lírico. Da vida a un protagonista Miembros dd Caartelo Anudtus. CBS M esperar bastante más del director que nos ha
a veces un tanto pálido y curiosamente refi- 42361. dado tantas buenas versiones de obras de
nado, y queda por debajo (vocal y dramáti- Handel, Haydn o Mozan.
camente) de los modelos establecidos por El Cuarteto Op. 25 es una obra de juven- Un producto, en resumen, digno y bien
Berry y Dieskau. tud de Brahms que nace simultáneamente al registrado, pero que no supone el descubri-
El Capitán de Joseph Mordí no tiene un Segundo Cuarteto con piano durante un pe- miento de un Zukerman o Mintz. Debe te-
timbre afeminado que se adecúa por com- ríodo —todavía en la ciudad de nerse presente que todos los violinistas de
pleto al papel, que parece cantar en un es- Hamburgo— en que el maestro se interesó gran fama —Menuhin, Milstein...—, han
tado permanente de hisieria. Por su parte por esta nada fácil combinación instrumen- grabado repetidamente estas composiciones.
Jagel, avejentado, está fuera de puesto co- tal. Brahms resolvió perfectamente los pro- En la versión de Heifetz para RCA el míti-
mo Tambor Mayor. Sin especial relevancia blemas que plantea la utilización del teclado co violinista emplea el Guarnerius con que
en sus cometidos los demás. y las cuerdas, dándonos con estas dos obras estrenara David el concierto de Mendelssohn.
En resumen, un Wozzeck satisfactorio y citadas, y desde luego también con el Cuar-
por ello recomendable. Algunos podrán pre- teto n.° 3, acabado casi quince arlos después,
ferir la claridad analítica, un tanto gélida. las obras maestras que el género precisaba.
J.M.S.
36 Scherzo
DISCOS
CATALAN1: La Wally. Selección. Renala Hesperion XX y Jordi Savall, además del notemos que se incluyen dos obras de Ra-
Tebildí, G jacinto Prandelli, Diño Don di. ya loable esfuerzo al rescatar esta joya olvi- vel ¡para dos pianistas!, Ma mere l'Oye y
Coros y Urques I» de la RAÍ de Roma. Di- dada, han realizado en esla ocasión uno de Habanera. Y si queremos entender d dudoso
rector: Arturo Ba&ile. Rodolphe Produclion sus trabajos fonográficos más impresionan- cuidado de la edición, indiquemos simple-
RPC 32705-HM 90. 67' 19". tes. Se han escogido 23 de las 42 Fantasies mente que en ninguna parte aparece el nom-
y han sido ordenadas siguiendo un criterio bre del otro pianista que toca con
La selección proviene del archi- de efecto de contraste instrumental. Natu- Paraskivesco los Epígrafes o las piezas de
vo de la Raí de Roma del 29 de ralmente, la instrumentación que se ofrece Ravel. Sabemos que en los Epígrafes se tra-
octubre de 1960 y no de julio- es también una opción de los intérpretes. Pe- ta de Jacques Rouvier, pero ignoramos si es-
agosto, como erróneamente figura en la ca- ro esla propuesta se nos presenta en si mis- te mismo interprete toca las otras obras. Por
rátula del disco. Esta sesión de la Rai apa- ma como una labor músico lógicamente último, aunque se nos informa que el regis-
rece también completa en disco compacto, irreprochable y de un consumado refina- tro está realizando en 1976, sabemos que se
pero cualquier interesado puede sentirse sa- miento. Las sensacionales prestaciones de los trata de una serie de grabaciones efectuadas
tisfecho con esta selección de la ópera, ya instrumentistas y la honda visión global del entre ese año y 1979. Todo esto nos impide
que recoge prácticamente loda la prestación estilo más adecuado para recrear a Du Cau- que nos encontremos ante un álbum de enor-
de la soprano, que es el único elemento vá- rroy sin caer en la sequedad expresiva aca- me interés. No se trata de un debussista le-
lido de la versión. Tebaldi cantó La Wally ban por redondear un registro que es un gendario como lo fueron Gíesenking, Arrau,
en la apertura de la Scala de la temporada logro absoluto. Samson Francois o Michelangeli. Sin embar-
53-54 (disponible también en disco negro, go, no me sorprendería que alguien prefi-
de momento) y en 1968 la grabaría con Del riera a Paraskivesco. Por favor, no se
Monaco para Decca. en un estado vocal pró- E.M.M. rasguen ustedes las vestiduras. Lo que ocu-
ximo al desastre. En 1960 conserva aún la rre en este álbum es que descubrimos una
soprano la belleza de un instrumento úni- manera de tocar Debussy despoetizada y de-
co, de un lirismo mórbido y comunicativo, CHOPIN: 4 Baladas, Barcarola Op. 60, si mpresionizada (si me permiten estos du-
con un fraseo transparente y noble, que con- Fantasía Op. 49. JorgeBokt, piano. DEC- dosos neologismos). Me explico. El pedal era
un elemento esencial en el juego de los de-
vergen en un canto ligada y fluido de resul- CA. Compacto digital 417 651-1 61'07".
tados apasionantes. La partitura de Catalani bussistas históricos y el sostenimiento del so-
ofrece numerosas oportunidades a la can- nido ha quedado como un recurso impres-
tante en tal menester, pero cuando le exige jicnmei El cubano Jorge Bolet dista mu- cindible en la definición sonora de la poéti-
mayores empleos, la intérprete, ante la frase cho de ser un virtuoso comple- ca de Debussy. A eso es a lo que renuncia
corla, intensa, decisiva, se muestra ampu- to. Más bien es un pianista Paraskivesco. A cambio, pretende un De-
losa y afectada. De todos modos, la música sensible —para más de uno incluso bussy más analítico, no frío, sino menos bru-
de Catalani merece más justa atención y Te- blando—, que ofrece algunos momentos de moso, más divisible discontinuo en relación
baldi da el juego sobrado para una cabal va- fraseo musicalísimo, sobre todo en las Ba- con el continuum sonoro que propicia el jue-
loración. El Hagenbach de Giacinto ladas N.' 3 y N. ° 4 y en la Fantasía Op. 49. go del pedal. Por eso su aportación es lím-
Prandelli es blando y gimoteante. El Gell- En las otras dos baladas la savia con que Bo- pida, cristalina, ajena al mágico
ner de Diño Dondí, de teatro provinciano let alimenta su interpretación resulta un tan- emborronan! i en I o que a veces nos depara la
sin subvención. Tampoco Arturo Basile da to intermitente. El abuso del pedal hace que escucha de estas obras. En muchos sentidos,
relieve a una orquesta rica y expresiva, efu- los pasajes que demandan agilidad resulten el Debussy pianístico de Paraskivesco es pa-
siva comentadora de un cosmos dilatado. borrosos y atropellados, y esto pese a todo ralelo (no equivalente) al Debussy orques-
el Liszt que el cubano tiene a sus espaldas. tal de Boulez. Por ahi van los tiros. Pero no
Muchas indicaciones chopinianas —tales co- podemos decir que alcance la misma difícil
F.F. mo rallentado, scherzando—, son pasadas altura. Se trata de un importante experimen-
por alto por Bolet cuando no son exprimi- to que en su día debió de quedar reducido
das en menos de lo que valen. al área francesa (y no muy bien comprendi-
CAURROV: XXIII Fantasies. Hesperion do en ella) por no gozar de los favores de
XX. Director: Jordi Savall. Aslree. Com- Dejo plena libertad al lector para adqui- una distribución multinacional. Pero ese ex-
pacto E 7749. 47'. rir o no este disco. Como integral de las Ba- perimento que responde a toda una concep-
ladas son preferibles la de Rubinstein o
El músico francés Eustache Du Airau, Lipatti y Cortot para la Barcarola y ción, podía crear escuela con un lanzamiento
más ambicioso. Estos cuatro discos de ge-
Caurroy (1549-1609) es en la ac- de nuevo Rubinstein para la Fantasía. nerosísimo minuta je (4 horas y 42 minutos)
tualidad un perfecto desconoci- La grabación es muy transparente. han de ser conocidos por quienes gusten de
do. En su época tecibió toda clase de reco- esa decisiva aportación creativa que fue el
nocimientos por la excelencia de su arle. J.M.S. piano de Debussy. Encontrarán algo distin-
Todavía a mediados del siglo XVII se en- to, original y riguroso. Lamentamos no po-
cuentran textos que lo consideran como der detallar estas interpretaciones una a una,
«uno de los más grandes músicos europeos». DEBUSSV: Preludios (libros 1 y 2). Imáge- tan lejanas a la nebulosidad de Gíeseking o
Este disco de Hesperion XX, grabado en oc- nes (libros 1 y 2). Children'scórner. Berceuse a la magia de Michelangeli, pero afirmado-
tubre de 1982 y reeditado ahora en compac- heroique. Pour le piano. Estampes. Suite ras de una serenidad y una lucidez, un con-
to, supone el extraordinario acontecimiento Bergamasque. Le petit négre. Deuxarabes- trol y una autoexigencia que, en su renuncia
de la recuperación de Du Caurroy para nues- ques. La plus que lente. L'Islejoyeuse. Do- a concesiones, abren un camino diferente.
tro propio tiempo. Aulor de música religiosa ce esludios. Seis epígrafes antiguos.
y canciones, el compositor francés alcanza HAVEL: Ma mere l'Oye. Habanera. Théo-
probablemente su cumbre estética en esta co- dore Paraskivesco, piano. Calliopc CAL
lección instrumental. 9831/4 4 Campados ADD.
Les Faniasies nos proporcionan una ima- S.M.B.
gen intelectual, abstracta de la música de Du Este cuádruple álbum se publi-
Caurroy, en ellas se eleva una construcción ca con el titulo de La obra para
contrapunlist ica de una complejidad y un ri- piano de Claude Debussy. Si DONIZETTI: L'Elisir d'amore. Barbara
gor tales que no en vano se ha mencionado quiere decir que es una integral, no es exac- Bonney, (ioata Winbergh, Berad Wrikl, Ro-
esta obra como un precedente, en este sen- to. Ateniéndonos a la música para piano solo laado Panera), Anluiwlla Bandrlli. Orquesta
tido, de El Arle de la fuga. Pero la dimen- faltan piezas breves de juventud y La boite y coro del Maggio Mlisíenle Fiorentino. Di-
sión matemática, por así llamarla, de las á joujoux (que, incomprensiblemente, sólo rector: Ctbriele Ferro. D. Gramroopbon
Fantasies de Du Caurroy no agotan todo el ha sido incluida en una integral hasta la fe- 423076-2 DDD. 2 CD.
contenido de esta música hermosísima. Co- cha, la de Noel Lee para Valois). Si tenemos
mo la mayoría de los músicos renacentistas, los Six épigraphes anliques, para piano a Es comprensible que la firma ale-
Du Caurroy tenia una concepción neopla- cuatro manos, aunque faltan las demás pie- íflí
tóníca de su arte. Las Fantasies, vistas des- mana responsable de este tegis-
zas para dos pianistas (En blanc et noir. Pe tro quisiera incluir en su catálogo
de este prisma, son una ordenación sonora titesuite. Marcheécassaist-y Lundaraja, esta
del mundo y, al mismo tiempo, una repre- última para dos pianos). Para acabar de una ópera tan jugosa como esta joya doní-
sentación del espíritu humano. comprender lo azaroso de esta semi-integral. zetliana, Pero a la hora de elegir equipo,
cualquier imperativo, menos et musical, pa-
Scherzo 37
DISCOS
rece prevalecer en la selección de los intér- en el agua con esta música. Aunque esta sin- mos recordar Yea, casi mefrom the heights
pretes. Es difícil, en una obra hasta el fonía no pueda contarse entre las páginas y After many a dusty mile. Hasta aquí, obras
momento tan bien servida en el medio dis- más inspiradas del sintonismo, es obra que para coros mixtos de voces adultas. Para vo-
cográfico oficial o Uve, que una nueva gra- merece la pena escuchar y que contiene, co- ces blandas y voces masculinas, no deja de
bación, con los elementos que la lírica actual mo la mayor parte de la música de Elgar, ser curiosa la Spanish Serenade (1892) con
puede ofrecer, aporte otro interés que el me- todos los elementos (pompa, brillantez, cli- violines y piano, y para voces blancas y pia-
ramente técnico. Sin embargo, no se han en- ma romántico) que la hacen agradable, pe- no, breves canciones como la encantadora
contrado cantantes más ínapropiadoi para se a la desproporción del primer tiempo The rapid Stream (1922).
Adina, Nemorino y Belcore que los que fi- respecto a los demás. Encuentro, en defini-
guran en esta versión, sin necesidad de acu- tiva, estos últimos más proporcionados. El Del segundo disco destaca, para voces
dir a las grandes estrellas actuales (que, por primero es quizá excesivamente prolijo en blancas, violines y piano, la muy linda The
otro lado, en la parte tenoril en particular, su desarrollo, corriéndose el peligro de re- Snow (1895), con texto de Alice Elgar, que
ya han grabado el rol, excepto Kraus). Por- sultar un punto cansino. Sin embargo, d am- evidencia la vena tardo (romántica del com-
que la presencia de Gdsta Winbergh en un puloso romanticismo de Elgar, no quizá para positor, especialmente en la escritura violi-
papel de las características de Nemorino no todos los gustos, personalmente me resulta nitica, que otorga, por otra parle, un sabor
merece otro calificativo que el de desastro- grato. cameristicoa/1 Christmas Greeting (1907),
so. Y se queda uno corto. Ni la voz, ni el también con texto de la Señora Elgar, y en
estilo, n¡ el talante interpretativo del cantante Boult, como decía antes, entiende muy la que hallamos, además, una cita de la Sin-
tienen algo que ver, aunque sea por azar, con bien esta música, y la sirve con fidelidad fonía Pastoral de El Mesías de Haendel.
el encantador protagonista. Si ya desde el ejemplar. Sus tempi, muy ajustados, son Los intérpretes son de elevada calidad.
Quanlo é bella, quanto é cara despierta en más rápidos que los de Haití nk (EMI.no re- Ejemplares resultan las voces empastadas,
el oyente una espacie de incómoda desazón, mitido para critica), sin que por ello la ver- la naturalidad, la facilidad en las incursio-
cuando machaca Una furtiva lacrima, aque- sión pierda en solemnidad y brillantez. Me nes agudas de los registos de los Donald
lla impaciencia se convierte en auténtico su- gustó especialmente el scherzo, donde la ten- Hunl Singers; pero no le van a la zaga el re-
frimiento. Lamentable. sión hasta el climax está muy bien gradua- finamiento y la contención de que hacen gala
da. Me pareció observar un semifallo de los cantores de la Catedral de Worcester. En
Barbara Bonney, es honesta musicalmen- edición en el comienzo del último tiempo, resumen, pues: un álbum de audición obli-
te, pero sin el calor, la gracia, o la picardía donde da la impresión de que se han comi- gada tanto para incondicionales de Elgar co-
de Adina, además de presentar, en el plano do parte de la primera nota. mo para amantes de la música coral.
vocal, una zona aguda bastante limitada. No es necesario reseñar, por esperable, la
Bernd Weikl hace con su Belcore, no la ca- muy competente contribución de la Filarmó- Jo.R.B.
ricatura amable de un sargento galanteador, nica de Londres, y, en cuanto a grabación,
sino una caricatura de un cantante italiano el sonido, no deslumbrante, resulta muy FRANCK: La obra para órgano (Vol. 1).
que personifica a Belcore. aceptable. En resumen, gran versión de la André Isolr, órgano. Cailfope, CAL 9920.
Escuchar a Paneras en Dulcamara supo- Segunda de Elgar, que suena muy bien y Compacto ADD (72 1 »' 1 ).
ne un alivio, pero el intérprete, con medios que, por el precio al que estará disponible,
aún sólidos, acusa al marasmo general, al no dudo en recomendar abiertamente, pese En el número 22 de esta revista,
que da cierto colorido la batuta de Gabriele a las deficiencias de presentación citadas at correspondiente al mes de mar-
Ferro, en un intento loable de paliar la ca- principio. zo, comenté el volumen segun-
tástrofe. do de la obra para órgano de César Franck.
R.O.8. En este primer volumen se contienen las dos
F.F. Fantasías, la Oración, el Canlabile y la Gran
pieza sinfónica. Ames de seguir, deseo pre-
ELGAR: Sinfonía n." 2 en Mi bemol Ma- ELGAR: Ciclo completo de canciones para cisar que, curiosamente, y a pesar del título
yor, Op, 63. Orquesta Filarmónica de Lon- coro. Jercmy B»llard, Robín Thurlby, vio- de La obra para órgano, que oslenian los
dres. Dir.: Str Adrián Boutt. Precisión lines. Keilh Swailow, piano. COTO de Ii Ca- dos discos, se trata de una verdad a medias,
Records Compitió PVCD 8382 <53"). Dis- tedral de Worcester. The Hunl Singer*. puesto que. del total de las doce piezas es-
tribuido por Masteflnu. (Grabado en 1963). Director: Uonild Hunl. HYPER1ON CDA critas para órgano por Franck, falta en la
66171/I (S). Álbum de dos compactos (61* versión de André Isoir la Paslorale, op. 19,
05" y 60' 20">. que no aparece en ninguno de los dos volú-
Este es el primero de una serie de menes. Ignoro si se trata de un olvido o de
tres discos remitidos para su co- un acto consciente. En cualquier caso, los
mentario en SCHERZO y proce- El sello inglés Hyperion se apun- comentarios que acompañan a los discos no
dentes de una casa totalmente nueva para ta varios puntos a su favor con hacen mención, ni siquiera de pasada, a es-
quien esto firma. Se trata de reediciones de la publicación de este ciclo de te asunto.
grabaciones que datan de 1954 (las mas an- canciones de Elgar, compuestas en un am-
tiguas) y de 1963 (la que se comenta aquí"). plio espectro de tiempo que comprende ca- Las ideas apuntadas en el comentario con-
Al parecer, estos discos van a salir al mer- si todo el ciclo artístico del gran músico tenido en la revista citada son, en lineas ge-
cado a un precio extraordinariamente com- inglés (de 1876 a 1925). es decir, entre los nerales, válidas para este primer volumen,
petitivo, lo que. en principio, ya es un punto diecinueve y los sesenta y ocho años). Por aunque, a mi parecer, el nivel interpretati-
positivo. Como es de esperar en series de este ello, si cabe tener presente que en sus co- vo se encuentra más equilibrado que en el
estilo, la presentación no es precisamente lo mienzos Elgar se vio poco menos que obli- segundo. Mención especial merece la lectu-
mejor, y así, carecen de notas en absoluto gado a colaborar con sus composiciones al ra del Canlabile, página de breves dimen-
(sólo una pequeña advertencia sobre la pre- engrandecimiento del repertorio coral inglés siones, impregnada de un enorme lirismo,
sencia de algún ruido de fondo como con- —ya que ésia era la principal oportunidad a cuyo logro contribuye en gran medida la
secuencia de la antigüedad de la grabación para ver estrenadas sus obras— no es me- acertada visión de André Isoir. Sobresale,
original), no figura la duración de I disco nos cierto también que, siendo ya un músi- asimismo, la interpretación de la Gran pie-
(que sólo puede averiguarse por el corres- co consagrado, siguió cultivando el género, za sinfónica, aunténtica sinfonía para órga-
pondiente dispositivo del aparato reproduc- a veces poniendo música a poemas de su es- no antes de las de Widor y Víerne, vasta y
tor) y tampoco el proceso (léase ADD o posa Alice c incluso en algún caso a poemas grandiosa construcción que sirve al ejecu-
AAD en el caso que nos ocupa) de graba- propios (por ejemplo Zut! Zut! Zul!. de ha- tante para demostrar sus amplias cualida-
ción, aunque deduzco que éste debe ser cia 1923, también presente en el álbum), lo des interpretativas y de conocimiento de los
ADD. que demuestra su inclinación natural hacia recursos del instrumento.
el mismo.
Hechas estas puntuaciones, tengo que de- Como ya dije en su momento, los dos vo-
cir que el balance geneial de estos tres ejem- Del primer disco resultan de mención obli- lúmenes han sido grabados en el órgano
plares es positivo. En concreto, esta versión gada las muy bellas O happy eyes (1876) y Cavaillé-Coll de la catedral de Lucon, lo cual
de la Segunda Sinfonía de Elgar es, como ¿ove(l907). Por su carácter básicamente in- es, por descontado, una garantía segura des-
no podia ser menos tratándose de Sir novador destacan las cinco canciones a va- de el punto de vista sonoro.
Adrián, muy considerable. El honorable di- rias voces sobre poemas anónimos griegos
rector británico siempre se sintió como pez traducidos al inglés (1903) de las que debe- F.G.U.
38 Scherzo
DISCOS
GR1EG: Concierto para piano y orquesta en In-tht-FlHds. Neville Marrincr: director. Estos conciertos, escritos a lo largo de un
La menor, Op. 16. R.SCHUMANNi Con- Philip» (Digital rtinastered). 4M 866-2 amplio periodo de tiempo, entre 17S5 y 1771,
cierto para piano y orquesta en La menor, 70* 37". manifiestan una gran variedad instrumen-
Op. 54. Cliudfo Amu, piano. Orq. Si afó- tal: desde un acompañamiento muy simple,
Neville Marriner dirige en el pre- con dos violines y bajo, hasta una orquesta
nica de Bosion. Dir.: Slr Colin Divfe. Pfat- sente disco dos importantes sin-
llps Coropwt Disc 424 S74-2 PSL. ADD, de cuerda con instrumentos de viento obli-
fonías Salomón y otra obra de gados. Variedad que también alcanza a su
66'»". Haydn como circunstancial complemento. forma y estructura, yendo de la intimidad
la Sinfonía n." 59, titulada «El Fuego». Son de la música de cámara a la grandiosidad del
Los conciertos de Grieg y Schu- versiones más que estimables en las que des- gran concierto solista.
mann parecen ligados entre si co- tacan especialmente la elección de unos tem-
mo buen matrimonio católico: pi muy amplios y reposados, la estilización Para su inclusión en el presente compac-
indisolublemente. Nunca he llegado a com- de las lineas y la claridad sonora, y un cier- to se han seleccionado tres de estos concier-
prender qué puntos de contacto se encuen- to distancian)iento en unas obras que piden tos, selección que entiendo muy acertada por
tra, aparte de que los dos duran casi lo quizá un poco más de humor, aunque que- constituir una interesante muestra represen-
mismo y que están en la tonalidad de La me- darán ya bastante atrás los tiempos de pa- tativa de la susodicha variedad formal y or-
nor. Por lo demás, es difícil hallar dos obras pá Haydn. questal. El Concierto en re mayor, Hob.
más dispares. Una (Grieg), perteneciente a XVIII/2 corresponde al genero del gran con-
un romanticismo bien avanzado, es un to- Según R. Landon, en el primer movimien- cierto instrumental, distinguiéndose la par-
rrente de virtuosismo y pasión con leves in- to de la Sinfonía «Militar» la escritura de te solista por su brillante factura. El
terludios líricos típicamente nostálgicos. La los instrumentos de viento —concretamente Concierto en fa mayor, Hob XVIII/7 ofre-
otra (Sctmmann), escrita 23 años antes, no en la presentación del tema principal—, ade- ce un ejemplo soberbio de concierto de cá-
se encuentra entre las más profundas y co- lanta la finura de Tchaikowsky. Sea exage- mara. El Concierto en do mayor, Hob
herentes composiciones pianísticas de su rado o no, lo que es más evidente es que el XVI/1/8 représenla el estilo solemne. La to-
autor, y elude demostraciones virtuosísticas, segundo tema posee rasgos que presagian a nalidad de do mayor y la distribución ins-
conservando no obstante una indudable be- Rossini. Marriner dirige esta obra con enor- trumental, que comprende trompetas y
lleza. Es más bien una gran fantasía llena me sobriedad de trazo, sin concesiones a la timbales, confieren a esta obra un aire lle-
de lirismo. No veo, pues, tan obvia la afir- banalidad y sin cargar demasiado el acento no de esplendor.
mación de Robín Golding (autor de las no- en los aspectos turcos o las fanfarrias mili-
las del disco) de que el primer movimiento tares que contienen los movimientos 2." y La interpretación de estas obras, tanto por
del concierto de Grieg esté modelado a par- 4." de la sinfonía. el solista como por el grupo orquestal, está
tir del homólogo de Schumann. presidida en todo momento por un elevado
En «El Reloj» la concepción vuelve a ser nivel de precisión y claridad. A ello debe-
extremadamente sobria y los tempi reposa- mos sumar un gran equilibrio entre los di-
En lo que se refiere a la versión, tenemos dos. No hay movimientos peores ni mejo-
nada menos que a Claudio Arrau. El ilus- versos instrumentos y el discurso solista. El
res, pues la obra debe contemplarse como conjunto orquestal Divertimento Salzburg
tre maestro debe ver de forma bien diferen- un todo. Por la música que contiene es es-
te ambos conciertos. Su aproximación es realiza una brillante lectura de estas páginas,
pecialmente reseñable el 2." tiempo —uña especialmente en el Concierto en do mayor,
totalmente lírica, cantable, en el caso del especie de rondó con variaciones—, en el que
Schumann, ofreciéndonos un generoso uso Hob. XVII//8. en el que la presencia de
la elección de los tempi permite al director trompetas y timbales, añadidos a la cuerda
del rubato (a veces casi rozando lo meloso) británico ir desgranando todas y cada una
y huyendo de dinámicas extremas en forte habitual, te permiten un mayor lucimiento
de las filigranas de la escritura orquestal. En sonoro. Por su parle, el organista Martin
o tormentosas demostraciones de un virtuo- el 4." movimiento vuelven a faltar quizá una
sismo que no se pide. Se podría alegar que Haselbóck ofrece una diáfana visión de es-
pizca de ineisjvidad y otra de humor y aca- tos pentagramas, caracterizada por un per-
eso puede quitarle la fuerza que indudable- so también algo de ternura.
mente transmiten Richler o Zimerman (am- fecto fraseo y, en general, por una cuidada
bos DG), pero personalmente dudo de que Conclusión: Un Haydn de altísimo nivel y exquisita interpretación. A todo ello hay
se pueda hacer un Schumann más bello que con la rivalidad de Klemperer —y acaso no que añadir el excelente sonido de los órga-
éste. muchas oirás— en la «Militar» y «El Reloj». nos utilizados. La elección ha recaído, con
sumo acierto a mi juicio, en los órganos his-
Cuando uno escucha a continuación el tóricos de la catedral de San Martín de
J.M.S. Eisenstadt (1778) y de la iglesia de Schützen
concierto de Grieg, parece estar oyendo a
otro pianista, de técnica espléndida, arro- am Gebirge (1792), instrumentos ambos li-
llador en su planteamiento, pleno de fuerza HAVDN: Conciertos para árgano. Martin gados directamente con Haydn y muy ade-
en los ataques. Aun conservando su capa- Hasdbock, órgano. DiverUmento Saliburg. cuados, tanto por su sonido como por su
cidad cantable (¡qué segundo tiempo!), su Orfeo C1S8 S71A. Compacto DDD factura, para la ejecución de estas obras.
fina capacidad de análisis, esa extraía sen- (49-29").
sación que transmite de que lodo es así por-
que lo lógico es que sea asi, nos hace llegar Aunque no tan importante ni co- F.G.U.
mucha más pasión. Zimerman (con liara- nocida como la faceta de sinfo-
jan, DG) muestra una técnica deslumbran- nista, la del concieno ocupa en KABALEVSK1: Concierto para violoncillo
te, pero su lectura es más cuadriculada. Por Haydn un lugar de primacía. Del total de n.«2,Op. 77GLAZUNO\:Chantdumé-
añadidura, Kara jan parece competir conti- sus concienos para diversos instrumentos so- nestrel. KACHATURIAN: Concierto para
nuamente con el pianista, mientras Davis listas, hay I7concebidosparadieclado,reu- viotoncello. KaphaH Wallfísch, violoncillo.
asume perfectamente su papel y proporcio- nidos en el grupo XVIII del catálogo Orquesta Filarmónica de Londres. Director:
na un acompañamiento sensible y equilibra- temático Hoboken. Estos conciertos presen- Brvdtn Thompson. Chindos CD CHAN
do para ambos conciertos. tan algunos problemas, en especial en lo que 8579. Comentarios en inglés, francés y •le-
hace a la elección de los instrumentos solis- mán. TT: 69'12".
Conclusión: Aunque no tengan mucho
que ver uno con otro, este disco es una bue- tas. Los especialistas no están totalmente de Kabalevsky es un compositor po-
na ocasión de hacerse —a precio modera- acuerdo: ¿fueron escritos para órgano, cla- co conocido en Occidente, don-
do— con dos conciertos preciosos, esplén- vicémbalo o, incluso, pianoforte? Lo más de no se han representado sus
didamente interpretados, muy bien graba- seguro es que Haydn los compusiera sin pre- muchas óperas y operetas, al parecer muy
dos y con muy buen aprovechamiento de la guntarse si prefería un órgano o un clave pa- interpretadas en la 3, al que no dudo en ca-
duración del compacto. ra la parte solista, lo cual no debe extra- lificar de obra maestra de la chabacanería
ñarnos en absoluto, pues esta práctica era y la banalidad, y del Concierto para violon-
corriente en la época. Lo que si es indiscu- cillo n.° I en Sol menor, obra absolutamente
R.O.B. tible es que algunos de estos concienos sue- inodora, incolora e insípida. Según algunas
nan especialmente bien al órgano y, según fuentes, cuando el stalinismo se lanzó en
recientes ¡nvestigaciones, siete de ellos fue- 1949 al segundo asalto contra los composi-
ron destinados expresamente para este ins- tores soviéticos (el primero fue a mediados
HAYDN: Sinfonías n. ' 100 en Sol, «Mili- trumento, aunque no dispongamos más que de los años 30), Kabalevsky hizo denodados
tan, n. - 101 en Re, «El Reloj» * /V. ° 59 de pruebas indirectas. esfuerzos para que su nombre fuera susli-
en La, "El Fuego». Academy of St. Martin-
Scherzo 39
DISCOS
tuido por el de Popov en la lisia de compo- lodismo largo, mahleriano y profundamente Realmente no son sólo los hermanos
sitores acusados de «perversiones formalistas trágico sintomáticos del malestar de una cul- Grimm los que alimentan con su influencia
y tendencias musicales antidemocráticas». tura que presentía el advenimiento del de- esta juvenil partitura. La orquesta wagne-
Con tales antecedentes musicales y persona- sastre. Pero todo ello nos es presentado de riana, el poema sinfónico lisztiano, las fan-
les es difícil no estar predispuesto en contra forma sintética, sin los modelos distancia- tasmagorías teatrales de un Weber, un
de este compositor. Por ello sorprende que dos de análisis propios de un compositor Marschner o un Lortzing, los cientos de mar-
este Concierto para violoncetlo N." 2 en Do adulto. Por eso recomendamos encarecida- chas militares que Mahler escuchó en su
mayor eche abajo los prejuicios y despierte mente el conocimiento de esta sensacional Bohemia natal, el mundo de los Wunder-
d interés. Dos lemas que reaparecen a lo lar- obra que nos ayudará a entender la zona horn y toda la literatura emergente del Wel-
go de la obra con múltiples transformacio- techmerz romántico, etc., también se hallan
nes (Imbricas y tonales, el cromatismo de concreta y el estadio inmediato desde los que presentes en una primera obra de enorme ex-
muchos pasajes, el clima sombrío predomi- se empezó a construir lo que hoy día llama- tensión y fuentes dispares en la que, en defi-
nante en todo el concierto —que cuando co- mos la modernidad del siglo XX. Y, por si nitiva, el joven Mahler parece querer
bra animación parece reflejar más excitación esto fuera poco, el compacto se completa contárnoslo todo.
que júbilo-— y la atmósfera de calma e ino- con el Trio con piano de otro gran moder-
cencia infantil del último movimiento son no del siglo. Charles Ivés, un compositor al En su interpretación para el disco Boulez
algunos rasgos destacados de esta partitura que tarde o temprano deberá empezar a tri- restituye a la obra la primera de sus tres par-
de 1964. butársele en nuestras latitudes todo el ho- tes — Waldmarchen—, omitida en su día por
nor que merece- el propio compositor. Esta idea —previa a
El Canto del trovador (1900) de Glazunov Boulez—, fue criticada por Donald Mitchdl,
C.C. ya que dada la similitud entre los preludias
es una miniatura pata cello y orquesta que
en cuatro minutos escasos crea todo un mun- de las partes 1." y 2.", la obra parece co-
do de ensueño exento de cualquier Sonería. menzar dos veces y el resto del material con-
LLOYD: Sinfonía n.' ¡0 «November jour- duce igualmente a innecesarias repeticiones.
Una pequeña maravilla que ya había sido neysa. JOSEPHS: Concierto para metales.
grabada por de Rosiropovich con Seiji Oza- El plano dramático también se resiente al ser
LOMIOD Collegtate Brau. Director; Jane* descubierto el desenlace al principio mismo
wa y la Sinfónica de Bostón. En la présenle Siobarf. Conpacta. Trax TRXCD 114.
versión Raphael Wallfísch no consigue ob- de la partirura.
tener del cello el sonido cálido y aterciope- 43*42". Serie de prado medio. Importador:
Maitertrajt. En estas consideraciones no se hace refe-
lado de Rostropovich. pero su versión, algo rencia a la música en sí, y puesto que su
más seca, resalla perfectamente toda la fan-
tasía y el lirismo de la obra. Estamos ante una grabación de calidad es innegable y de un nivel parejo a
interés relativo. Nos da a cono- la de las otras dos panes, esta lectura resul-
Completa este CD el Concierto para ce- cer, es cierto, músicas de dos ta plenamente satisfactoria. En ella Boulez
Uo en mi mayor (1949) de Kachaturian, en autores británicos vivos que es casi seguro se muestra entusiasta, con algo nuevo que
el que la habitual vena folklórica del músi- que no llegaríamos a oír por un cauce dis- ofrecer, y la habitual claridad y nitidez de
co armenio se acompaña de desarrollos tre- tinto. Se trata de dos composiciones recien- contornos que distinguen los trabajos del
mendamente insulsos entreverados con unos tes (Lloyd: 1981, Josephs: 1974) pensadas músico Trances, no usurpan aquí la atención
cuantos climax. En el primer movimiento para la inhabitual instrumentación de con- debida a la atmósfera y al colorido or-
hay un pasaje rapidísimo que Raphael Wall- junto de metaleí. Lamentablemente, el pe- questal.
fish aprovecha para hacer gala de gran vir- so específico de las obras es en el plano es- Los coros y los solistas vocales, con So-
tuosismo, digno de mejor causa. Los treinta tético más bien escaso. La Sinfonía de Lloyd derstrom a la cabeza, están igualmente a un
y tantos minutos del concierto se sufren di- es convencional y anacrónica, en tanto que excelente nivel. El sonido, sin embargo, no
fícilmente. el Concierto de Josephs une momentos de está libre de los típicos soplidos Más-
La interpretación orquestal parece adecua- una feliz invención con otros de la más ram- ter works.
da y el sonido es excelente. El disco es una plona trivialidad- A favor del disco se puede
buena muestra de la calidad interpretativa aportar la convincente interpretación, el J.M.S.
de Wallfisch con tres obras muy hete- buen sonido y lo moderado del precio.
rogénas. MANZONI: Mas». Omaggio a E'igard Vá-
E.M.M. rese, SCHOENBERG: Kammersymphonie,
J.A.T.C. op 9. MIUJÍEÍO PoJlini y Filarmónica de Ber-
MAHLER: Das Klagende Lied, Adagio de lín (Glnseppe Sinopoli). DGG, Siereo
KORNGOLD: Trío con piano, Op. I. IVÉS: la Sinfonía N. ° 10, ILa Canción del Lamen- 423-307-2, GH; duración: 41'43".
Trio con piano, Padfíc Arl Trio. Délos com- to/. Ellsabelli Sódersiróm, Evelyn Lear,
pacto 1009 AAD. 49' 59". Gracc Hoffman, Erast Hantger, Sfiuri Bu- El azar o difusas razones empreñarías han
rrows, G*rd Nltnsledl. Tbt Lo n don reunido estas dos obras en un solo compac-
Tanto el austríaco Erich Wolf- Symphony Orchestr* & Choras. Director: to. De algún modo, puede decirse que, en-
gang Korngold como el nortea' Pkrre Boulez. CBS-Mssterworks. Sttreo. tre ambas, media la experiencia del dode-
menean o Charles Ivés son MZP 42469. 91'24". cafonismo. En efecto, la Sinfonía de cáma-
compositores poco escuchados y menos to- ra schoenbergiana data de 1906, es decir, que
davía en su vertiente cameríslica en los que Mahler escribió el texto de su es posterior a Pelléas et Mélisande y al Cuar-
ambos han dado importantes logros. Por es- cántala Das Klagende Lied cuan- teto de cuerdas opus 7. La obra de Manzo-
ta pensamos que es oportuna esta edición do era un adolescente y en últi- ni fue estrenada el 6 de octubre de 1977 en
en compacto a cargo del Pacific Art Trio que mo extremo su inspiración se deriva de un la Opera Cómica de Berlín, institución co-
nos da a conocer dos verdaderas obras maes- relato de los hermanos Grimm titulado El mitente, y está dedicada a su ejecutante Po-
iras del género. El Trío con piano Op. I de hueso cantor. La composición le ocupó en- llini, presente en nuestra pieza.
Korngold es un ejemplo fehaciente de la si- tre 1878 y 1880 y cuando puso punto final
tuación en que se hallaba la música en la Vie- Si digo que entre ambas media el dode-
al nada inmaduro fruto de su inspiración cafonismo es porque, en cierto sentido, es-
na de los años anteriores al estallido de la apenas contaba veinte arlos.
Primera Guerra Mundial, cuando la capi- tá puesto entre paréntesis, abstraído, entre
tal del antiguo Imperio centroeuropeo era En este cuento de hadas un hermano ase- una creación de su inventor, pero anterior
un hervidero de inquietudes culturales de to- sina a otro para robarle una flor y despo- al sistema, y una partitura de estos años en
do tipo. Escrita casi por un niño de trece sarse con una bella reina. Un ministrel que que se apela, sobre todo, a elementos que
anos, esta obra en ningún momento acusa ha construido fortuitamente una flauta va- el dodecafonismo no valoró especialmente:
inmadurez, sino que se forma intuitiva, co- liéndose de un hueso de la victima, la hará la atmósfera tí lubrica y ciertos arrestos de
mo sólo puede hacerlo un adolescente, se si- sonar durante la ceremonia nupcial delatan- expresividad, cuando no de expresionismo,
túa en el centro substancial desde el que un do al criminal merced al mágico poder que que, en todo caso, puede hacer a Berg, pe-
poco más tarde saldría la brillante especu- se encierra en el instrumento. Esta realiza- ro no a Schoenberg.
lación de Schoenberg. Existe en ia compo- ción acusa sin duda algún eco de los múlti- Manzoni traza una obra crispada y enér-
sición una mezcla de carácter festivo y ples proyectos operísticos que llenaban por
extrovertido de salón vienes junto a un me- aquella época la mente de Mahler en perpe- gica, en que predominan los climas orques-
tales. Las intervenciones del piano tienen un
tuo estado de esbozo. registro de manifestación mas estrecho, son
40 Scherzo
DISCOS
como largos recitativos dramáticos, en que la época. Y de aquí el rápido éxito de Pau- En el caso del Concierto 20 me resulta pre-
el esplendoroso Pollini puede hacer poco con lus y las continuas reposiciones de que fue ferible la extraordinaria versión de Gulda
los generosos medios técnicos e imaginati- objeto este oratorio durante más de cincuen- (con Abbado, DG), pero siempre conside-
vos que s« le reconocen al abordar la músi- ta altos en los más recónditos pueblecitos ale- rando que Brendel eslá a un excelente nivel.
ca contemporánea (Siravinski, Prokofiev). manes por no hablar de la también espec- Los acompañamientos de Marriner, como
La Sinfonía schocnbergiana usa la forma tacular acogida que recibió esta obra en es esperable. son también muy buenos, y,
sonata y el dispositivo sinfónico de un mo- Gran Bretaña. Por eso es interesante esta lo que es más, muy coherentes con la línea
do que vale por una cita lejana, muy medita- edición reciente protagonizada por el con- escogida por el solista. Disco, pues, sí no de
da. Sus catorce movimientos evocan el junto, sin duda, con mayor autoridad en la elección, sí recomendable con total confian-
mundo de la sinfonía, sin cumplir nunca con música de Mendelsshon y que no es otro que za, especialmente por lo que se refiere ai
desarrollos estrictos. La atmósfera sonora la Orquesta de la Gewandhaus de Leipzig. Concierto 24.
es leve y es hábil en espacios interiores. Cier- El director. Kurt Masur, realiza un trabajo
ta elegancia reticente hace pensar en el mun- verdaderamente prodigioso en una obra que
do de Max Reger y del viejo Strauss. dolece de muchos defectos, tanto en lo mu- R.O.B.
sical como en lo dramático, y que denota la
Sinopoli sirve las dos obras con conoci- todavía inexperta mano, en este terreno, de
miento y dedicación, obteniendo óptimos un compositor que en la vertiente sinfónica
efectos tünbricos. se mostraba ya, en cambio, como uno de los MOZART: Concierto para vioUn n. ° 4, en
más grandes i nst rumen [adores orquestales Re mayor, KV218, y 5, en La mayor, KV
B.M. de iodos los tiempos. El excesivo uso de un 219. Gidon Kremer, violí«. Orquesta Filar-
contrapunto abigarrado del coro, reforza- mónica de Vlem. Dir.: Ntholaus Hamon-
do por el remplissage decorativo y volumi- court. DG Compacto 423107-2 GH. (DDD,
MENDELSSOHN: Paulus. Oral orto, Op. noso de la orquesta, podían crear en muchos 50'04).
36. Cundula Jsnowiti (soprano I); Rosema- momentos confusión e ininteligibilidad, y
ríe Lang (soprano 2); Hans Pettr Blochwitz Kurt Masur sabe evitarlo en lo posible. Por El dúo Kremer-Harnoncourt
(tenor); Titeo Adam (bajo Paulus); Golhart o ira parte, el director insiste en la transpa- completa con este disco la inte-
Stier (bajo 1); Htrnwnn Chríslian Polsier rencia de aquellos pasajes que. por contraste, gral de los conciertos para vio-
(bajo 2). Coro de IB Radio, Coro d> niños dejan su protagonismo en manos de tan só- l(n. No he tenido ocasión de escuchar los dos
y Orquesta Gewandhaus de Leipzig, dirigi- lo algunos solistas, como el aria Jerusalem ejemplares previos, por lo que éste era una
dos por Kurt Masur. Philips 410 112-2. 2 de la primera soprano, o en la cavitina Sei total novedad para mí. Ya es una sorpresa
compactos DDD. 115' 33". ganen bis de Jad del tenor en la segunda encontrar a un artista tan poco convencio-
parte. Igualmente espléndida resulta la dra- nal como Harnoncourt grabando para una
mática escena de la caída a tierra de Sauio casa tan convencional como DG, pero cla-
La aparición en compacto del en el momento de su conversión cuando el ro, hay que convenir en que Kremer tam-
oratorio Paulus constituye una director, confiando la voz divina al coro de poco es lo que se dice un violinista normal.
verdadera novedad, porque a la niños, y no al de mujeres como creemos que En efecto, Kremer es artista de una técnica
vez que nos permile conocer una obra prác- está indicado en la partitura, consigue la lí- extraordinaria. Su sonido es de una gran pre-
ticamente olvidada del catalogo del compo- quida distanciación de timbres separados de sencia, abundante y francamente bonito,
sitor alemán, la cual gozó no obstante de efectos místicos y trascendentes. aunque de vez en cuando resulta un punto
gran popularidad durante toda la segunda quebrado, fruto de la agresividad de sus ata-
mitad del siglo pasado, nos da la oportuni- ques. De afinación perfecta, posee un agu-
dad lambién de acercarnos al estado en que CC. do sentido musical. Su fraseo mozartiano es,
se encontraba un género que pugnaba por como el de Harnoncourt, muy personal; em-
hallar una salida a la situación de madura, plea con generosidad el rubato y sus acen-
y por esto mismo, agotada perfección clási- tuaciones rozan a veces lo extravagante. No
ca en la cual lo había dejado Haydn en sus
últimos años de actividad. Ya no tenia sen- MOZART: Conciertos para piano y orques- obstante, ¡qué delicia disfrutar de la suave
ta n.' 20, en Re menor, K.466 y 24, en Do entrada en el primer tiempo del KV219, para
tido continuar avanzando por aquel cami-
no como tampoco lo tenía, como hicieron menor, K, 491. Ronda para pfano y orquesta a continuación volcarse como un verdade-
en Re Mayor, X.382. Alfred Brende), pia- ro torrente en el Allegro!
muchos compositores de la época, llevar a
cabo una especie de mezcolanza inconexa de no. Academy of St. Martin-in-the-Fields.
distintos estilos, entre los que no podía fal- Dir.: Sir Neville Marriner. Philips Compact Es en esos contrastes donde encontramos
lar la recuperación amanerada y arcaica del Dist 420 867-2 PSL. ADD, 69'27". al artista maduro, sin concesiones, cuyo
rigorismo contrapumístico palestríniano. mensaje podrá ser discutible pero que, en to-
Era necesario buscar un nuevo lenguaje an- El Mozart de Brendel es, sin du- do caso, arrastra. Un mundo le separa del
te todo unitario y susceptible de mantener da, digno de ser escuchado, y por oriental Cho-Liang-Lin, cuya versión de este
la cohesión de un género que por su natu- ello hemos de recibir con agra- mismo concierto comenté hace bien poco.
raleza y longitud tiende siempre a la disper- do esta reedición a precio moderado, por Harnoncourt se mueve en sus coordenadas
sión y disgregación en números aislados. Y cuanto se trata de un disco muy bien apro- habituales. Oírle a Mozart con la Filarmó-
era necesario, asimismo, infundir en él el es- vechado y con una grabación muy aceptable. nica de Viena es una auténtica delicia, y su
píritu romántico acorde con los tiempos y Brendel nos ofrece un Mozart. a juzgar compenetración con Kremer es perfecta.
que ya había dado hacía 1836, que es el año por estos conciertos, que si bien está dentro La grabación es extraordinaria, natural,
en que el oratorio Paulus fue estrenado con de la más pura tradición (difícil encontrar con gran presencia y con uñ equilibrio
toda solemnidad en Dusseldorf, una impor- sorpresas aquí), se acerca mucho al primer solista-orquesta muy bien conseguido. La
tante cosecha de obras instrumentales. Y es- Beethoven, especialmente por su indsividad. transparencia es máxima, percibiéndose cla-
to es lo que hizo el joven Mendelssohn. De Con una excelente articulación, su interpre- ramente la frecuente contribución del solis-
forma consciente el compositor se apartó del tación llega en ocasiones (Rondó K.382) a ta en los tul ti.
racionalismo laico y humanístico que, a pe- lo casi excesivamente duro. Las cadencias, En resumen, no puedo decir que quiero
sar de la religiosidad del tema, transpiran los suyas en ambos conciertos, no me llenaron más. porque éste es el final de la serie, aun-
oratorios de Haydn para volver a conectar especialmente. En concreto, para la del pri- que sí lamento no haber podido comentar
con el más ceremonioso, litúrgico y confe- mer tiempo del Concierto K.466, la de Beet- los ejemplares anteriores. Aunque no para
sional espíritu barroco de las obras de Bach hoven me parece más acertada (Gutda, DG todos los gustos éste es un Mozart de mu-
o Handel. Y a la grandeza arquitectónica de y Perahia, CBS. deben opinar lo mismo). cho, mucho interés. Yo, desde luego, iría a
aquellos grandes retablos Mendelssohn aña- Por lo demás, si me viera obligado a es- por él sin dudarlo.
dió la tierna y sentimental dulzura nazaret- coger, creo que el Concierto 24 obtiene una
hista que hacia más efectiva la comunicación lectura más equilibrada entre intimismo y
del mensaje sagrado y su clara percepción fuerza. Esta domina ampliamente el Con- R.O.B.
por un público luterano intensamente cre- cierto n. ° 20 (lo que no siempre es bueno)
yente en lo religioso y conservador en lo po- y, sobre todo, el Rondó K.382 (lo que re-
lítico como era el público norte-alemán de sulta bastante inadecuado, dado lo galante MOZART: Sinfonías n." 29 en La mayor
de su planteamiento). KV 201 y 39 en Mi bemol mayor, KV 543.
Orqneau Filirmódica de Berlín. Dir.: Hcr-
Scherzo 41
DISCOS
bcrt Von Karajan. DG Compacto 433 374 da para una concreta y fugaz ocasión. El film Alexander Nevsky cons-
- 2 G H . (DDD. 54'05>. Naturalmente, es la lejana mirada desde tituye una de las cimas de la téc-
nuestro propio tiempo la que provoca el des- nica cinematográfica de Eisens-
El direaor salzburgués, que aca- dibujamiento del contexto de esta música tein. a la vez que una de sus obras más cho-
ba de cumplir 80 años, está físi- mozartiana. Es cierto que el valor mismo de vinistas y pan fletarías. La película, filmada
camente mal, pero, salvo la Serenata K-361 permite que la hayamos en la URSS entre 1937 y 1938, surgió en un
esporádicos patinazos (líase su último Don heredado como música pura, mientras que clima de exaltación del nacionalismo ruso
Quijote, poi ejemplo), sigue siendo una de los planteamientos de menor alcance de Di- y de los héroes salvadores de la patria, y para
las personaJidades más relevantes de la di- vertimento K-213 lo atan en mucha mayor la mayor parte de la crítica —a pesar de opi-
rección de orquesta. Físicamente mal, decía, medida a la trivial ocasión para la que nació. niones contrarías como las de Hanns Eisler
pero sin embargo, conserva sin duda su ex- La corrección es la tónica general de una o Theodor Adorno— constituye un prodi-
quisito oído, su Tuerza interior y el control interpretación que por lo demás no aporta gio de compenetración de imágenes y ban-
férreo de lodos los mecanismos de su orques- novedades sustanciales. F.l conjunto de vien- da sonora como fruto de la estrecha colabo-
ta. El Mozart de Karajan es una cosa muy to de la Orquesta Nacional Escocesa loca las ración entre compositor y realizador, que
especial: dentro de la más pura tradición del obras con solvencia y musicalidad, si bien planificaron perfectamente la relación entre
big-band, sus tempi suelen ser más vivos de no siempre logre un color especialmente ri- frases musicales, composición de encuadres
lo habitual, cuando hablamos de grandes co en sugerencias, incluso se aprecian mo- y movimiento. La música ha llegado a ser
conjuntos sinfónicos tocando Mozart. Em- mentos de pérdida de redondel en el sonido una de las partituras más populares de Pro-
plea fuertes contingentes, con abundante en el primer oboe y el primer clarinete. El kofiev, que la convirtió en cántala para in-
cuerda —sin duda la protagonista— pero, joven Paavo Járvi, hijo de Neeme Jarvi. sale dependizarla del film.
sin embargo, consigue una excepcional cla- airoso de este trabajo fonográfico, uno de
ridas gracias a ese increíble instrumento que los primeros que realiza, aunque no puede Prokofiev elaboró una partitura llena de
es la filarmónica berlinesa. Por eso no es de decirse que haya contribuido con una visión coloridos y de armonías brillantes, en la que
extrañar que haya encontrado este disco muy marcadamente personal a la discografía de las melodías de inspiración folklórica refle-
.disfrutante, aunque el lector sabe sobrada- una obra, que cuenta con las versiones de jan el espíritu de lucha popular, quedando
mente que no tiendo a encontrar mucho pla- Bohm y Harnoncourt como opciones más las disonancias y el cromatismo para la per-
cer en el Mozart big-band. Con fraseos definidas. versidad del invasor y el yugo de su domi-
clásicos pero ligeros, la Sinfonía n. * 29 ob- nio. Suerte que hubiera malos en la película,
tienen una lectura fresca, viva, alegre, muy porque la música alcanza sus mejores mo-
bonita en verdad. La Sinfonía n. ° 39se nos E.M.M. mentos cuando sirve de fondo sonora a los
ofrece con una gran fuerza, casi nunca pe- caballeros teutones, mientras que raya en la
sante (aunque a veces se aproxima a ello). banalidad cuando llega el triunfo de los ru-
Lo que menos atrae de estas versiones es el sos contra aquéllos. (La orquestación en esta
relativo distanciamiento de la madera, el os- PALESTRINA: Musa Papae Marcela. Mis- banda sonora —como la de Ivdn el Terri-
curo y resonante timbal y los dos tiempos sa Brevis. Coro de la Catedral de Westmios- ble y las óperas Guerra y paz y Boda en el
lentos, especialmente el Andante con moto !*r. Dir.: David Hill. Hyperíon a 66166 CD. monasterio— es de Pavel Lamm y no de
de la 39, bastante alejado del calificativo Grabado en la Catedral de Weslminster en Prokofiev, según nota de Solomon Volkov
«con moto». Harnoncourt (Teldec, no re- 1917. en su libro de memorias de Shostakovitch.
mitido para crítica) hace [odas las repeticio- Volkov da como fuente el libro Aviografy
nes, es más personal en el fraseo —la más Palestrina es, gracias a la literatura ro- S.S. Prokofeva, Moscú. 1977. ¿...?).
de las veces para mejor— y resalta mucho mántica, un músico legendario situado por
más el papel de la madera. Sin embargo, des- la ignorancia en la cumbre de toda la músi- La estupenda Suite Escita es en cambio
quicia de vez en cuando el tempo (Minueto ca católica de la contrarreforma, con un gran una de las obras más típicas del espíritu mo-
de la 39, por ejemplo), con lo que tampoco respeto hacia la tradición medieval que aquí dernista del joven Prokofiev, que compuso
es para todos los gustos. culmina. Se trata de una polifonía austera el ballet Ala y Lolly —del que está extraída
y soberbia, con un contrapunto moderado, la suite— guiado por el modelo de La
donde la sonoridad, como resultado de una consagración de la primavera y con el mis-
En fin, no digo, porque no lo creo, que calculada disposición de las voces, es un ele- mo destino que ésta, los ballets rusos de
éstas sean versiones de elección, pero sin du- mento expresivo primordial. £1 uso de tria- Diaghilev.
da son una gran demostración del enorme das y acordes de sexta produce un eufemismo De ambas obras hay gran número de gra-
talento de un artista que a los 80 aflos dista próximo a la armonía moderna, acorde al baciones (Svetlanov, Ábbado, Chaílly, Stas-
de estar acabado, como también del gran gusto y a! oído romántico, por lo que mu- sevich) y una tradición interpretativa bas-
mérito que tiene haber llevado a la Filarmó- chos consideraron que en Paleslrina estaba tante homogénea a la que se adhiere el es-
nica de Berlín a tocar con una transparen- el origen de la música. Paleslrina tiene, de toniano Neeme Járvi, que consigue una ex-
cia que para si quisieran muchos conjuntos acuerdo a las directrices de la contrarrefor- celente labor de orquesta y coro, con una
de cámara. Grabación esplendida y disco, ma, una gran preocupación por la Inteligi- irreprochable intervención de la mezzosopra-
en fin, muy disfrutable. bilidad de) texto, preocupación patente en no Linda Finnie. El sonido del compacto es
las dos misas que presenta este disco, la ce- magnífico, lo cual pone en peligro los alta-
ff.O.fl. lebérrima del papa Mar cello y la Brevis. La voces del equipo y el oído del oyente en al-
versión del coro de Westminster resulta un gunos momentos especialmente salvajes de
poco gris por el excesivo predominio de las la Suite Escita.
voces superiores sobre las graves, que están
MOZART: Serenata en Si bemol mayor pa- algo oscurecidas. Este desequilibrio, que em-
ra 13 instrumentos de viento K-361. Diver- paña el escogido contrapunto y la polifonía, J.A.T.G.
timento en Fa mayor K-2IÍ. Conjunto de bien se puede deber a un excesivo celo por
vienlo de la Orquesta Nacional Lscocesa. Di- el texto, que casi se convierte en melodía
rector: PMVO JÜTVÍ. Chandos CHAN 85S3. acompañada, aunque también puede ser de-
Compacto. DDD S8'5I". fecto del coro o de la nave en la que se ha PUCCINI: La Boheme. Opera en cuatro ac-
efectuado la grabación. tos. Barbara Hcndrirks (Mimí), José Carre-
La Serenata K-361, conocida ras (Rodolfo), Gino Quilico (Marcello),
b© también como Gran Partila en Angela María Blasi {MuselUI, Richard Co-
una denominación que no es se- wan (Schaunard), Francesco Eltero d'Arteg-
guro que proceda de Mozart, forma parte. V.P.A. n» (Colline), Federico Davii {Btnoit A
con las piezas del género K-375 y K-388, de Akindoro). Coros de la Radiodifusión Fran-
lo más ambicioso que compusiera su autor cesa. Orquesta Nacional de I-rancia: James
en el campo de la música destinada al aire PROKOFIEV: Alexander Nevsky, Canta- Conloo, director. Eralo/Compaclo. DDD.
libre. La amplitud de las dimensiones, lo nu- ta para mezzosoprano, coro y orquesta, Ih. 41".
trido de la instrumentación y la calidad mu- Op. 78. Suite Escita. Op. 20. Linda Flnnle,
sical misma de la Serenla en Si bemol mayor Coro y Orquesta Nacional de Escocia. Dlr.: La última Boheme grabada hasta
inclinan a pensar mucho mis en una crea- Neeme Jarvi. Chandos CD 8584. DDD. Tex-
ción artística absoluta que una obra pensa- el momento es la banda sonora
tos en inglés, Francés j al traía. 59'49". de una película de Comencini re-
42 Scherzo
DISCOS
den estrenada y se sostiene con dificultad cierto de arias para lucimiento de los famo- rematamientos por el láser un tanto discu-
sin la apoyatura del film. De ahí que la di- sos divos que intervinieron en su estreno, en tibles y hasta realmente rechazables. No es
rección de Con Ion sea un tamo funcional, Ory se concreta en una pequeña obra maes- éste el caso, desde luego, de la grabación que
muy apresurada y sobre todo abiertamente tra, de eficaz teatralidad, sentido del humor nos ocupa. Dos obras supremas de la músi-
discográfica. ya que la textura orquestal que y plena fantasía. ca cameristica en espléndida versión, espe-
respalda muchas de las intervenciones vo- Esta grabación de los archivos de Radio cialmente en el caso de «La muerte y la
cales es en exceso abultada, lo que en vivo Francia del año 1959, lástima, no atiende doncella». En el Cuarteto Americano de
taparía a los solistas. Este joven director no con la debida proporción las necesarias de- Dvorak, sin embargo, pese a las excelencias
carece en absoluto de musicalidad, pero si mandas rossinianas. Sin embargo, a falta de de la interpretación, uno prefiere las versio-
continúa por los derroteros de una brillan- superior oferta (la producción de Glynde- nes menos exteriores, mas pegadas a la tie-
te superficialidad dentro de unos años ten- bourne con Gui en EM1 no se encuentra y rra, de conjuntos como el Cuarteto de Praga
dremos un segundo Levine. la de Melodram, también con Sénechal y o el Cuarteto Talich.
Vocalmente, lo más flojo son las voces Massard, no es gran cosa), de momento, el En cuanto a la propina de Borodin es de
graves. Cualquier nota que desborde la te- interesado puede ir tirando con este regis- agradecer, pero le deja a uno un cierto mal
situra central les pone en apuros, dada su tro. Y con la esperanza de flue la recupera- sabor de boca. Sin duda la Philips ha que-
poco holgada emisión. Mejor la Mussetta de ción rossiniana, que felizmente nuestra rido demostramos su generosidad, regalán-
Angela María Blasí, que encuentra menos época está gozando, alcance asimismo a es- donos algo más de nueve minutos más de
dificultades para encarar su rol, aun cuan- ta joya de la Opéra-bouffo. música. Pero un fragmento es un fragmen-
do el timbre no sea tampoco memorable. to y por excelente que sea la interpretación
Por su parte. Barbara Hendricks encar- F.F. —y en este caso lo es— deja una notable
na una Mimi algo alejada del ideal requeri- frustración en el ánimo del oyente.
do por este personaje. Ha mejorado algo su
dicción del texto —antaño ininteligible—, y
a veces el legato demuestra una buena in- SCHUBERT: Sinfonía n." 9, «La Grande»,
tuición, pero su voz velada y el víbralo ex- en Do mayor, D 944. Orquesta Filarmóni-
cesivo quedan bien lejos de una adecuación, ca Je Londres. Director: Sir Adrián Boult.
que instrumentos más mediterráneos por el Compacto. CDM 7 69199 2. ADD. EMI.
calor y la fluidez de emisión (Muzio, Tebal- 54'08". SCHUMANN: Amor y vida de mujer. Opus
dí, Freni) podían lograr plenamente. 41. Amor de poeta, Opus 48. Lotte Leh-
A Sir Adrián Boult se le ha lla- marní, soprano. Bruno Walter, piano. CBS.
Carreras es un caso distinto. Está indu- mado un gran hacedor de or- mono MP42463.
dablemente a otro nivel, y él sí es Rodolfo. questas y es muy posible que ese
Un protagonista que derrocha apasiona- calificativo ocultara un poco la capacidad SCHVMMATi: Amor y vida de mujer, Opus
miento y entrega, haciendo gala de su ins- de este espléndido músico, creador de la ex- 42. LiederKreis, Opus 39. Jessyt Normm,
trumento maravilloso y de un fraseo extre- celente —aunque hoy no atraviesa el mejor soprano. Irwin Gage, piano. Disco compac-
madamente espontáneo. El problema es que momento de su historia— BBC Symphony to Phtlips ADD 410784-3. 53-58".
al estar ya virtualmente enfermo canta a ve- Orchestra. Boult, que ha muerto reciente-
ces sin sosiego, al limite de la extenuación. mente, estaba justo en medio temporalmente
Los agudos, entonces, pueden resultar abier- Amor y vida de mujeres, entre
tos y el sonido es un punto áfono, pero en de los otros dos grandes de la dirección or- los ciclos de canciones escritos
sus circunstancias es del todo imposible pe- questal británica, Thomas Beecham —que por Robert Schumann, uno de
dir más. era diez años mayor que él— y John Barbi- los más grabados, no sólo a causa de su be-
rolli —diez años más joven. Boult fue un di- llezas sino también de su tesitura, bastante
Conclusión: Una Bohéme en disco que ne- rector preciso y sensible, de técnica depurada cómoda para la voz femenina. Numerosas
cesita su complemento cinematográfico. y exquisita sensibilidad para el repertorio ro- versiones, muchas de gran calidad, han que-
Quien quiera apostar sobre seguro debe ad- mántico y para los grandes sinfonistas bri- dado inscritas en la historia del fonógrafo,
quirir antes los registros clásicos de Beecham tánicos contemporáneos —Elgar y Vaughan comenzando por las dos realizadas por Lotte
y Karajan. Si, pese al sonido defectuoso, se Williams. Se le deben soberbias versiones Lehmann (1888-1976), de las que CBS ree-
ansia palpar el espíritu de Puccini con las discográfícas de Brahms, por ejemplo, y de dita ahora la más reciente, fechada en 1942.
yemas de los dedos, es imprescindible cono- Beethoven, aunque no tanto de Schumann. En colaboración con Bruno Walter, la so-
cer la Bohéme de Rosctta Pampanini. En una obra como ésta, la Novena de prano da una lección de bien cantar, de mu-
Scbubert, las virtudes de Boult —suprema sicalidad y —todavía— de esplendor vocal,
J.M.S. objetividad, fuerte lirismo que nunca se des- a pesar de su edad no joven y de haber so-
melena, que muy británicamente se mantiene brepasado los 30 años de intensa carrera. Sin
siempre bajo control— brillan en todo su es- embargo, prefiero otras versiones, como la
plendor, consiguiendo una interpretación de Kathleen Ferrier —de nuevo con Walter
ROSSIN1: Le Comle Ory. Francoise Ogess, que, si no es de las absolutamente estelares, al piano— la deliciosa de Seefricd y Werba
Michei Sénechal, Roben Masssrd, André sí lo es de las más sólidas y convincentes que (DG), las dos de Janet Baker —especial'
Vessieres, Solange Michei, Micbeiine Gran- se hayan realizado. mente la segunda, con Barenbaim— la de
ger. Coro* de la RTF, Orquesta Radio- Berganza con Requejo (Claves) y ésta de
Lyrique. Director: D.E. Ingfaelbrect. Le Jessye Norman, grabada en 1975, y que hoy
Chani du Monde LDC 78 $93/W. 2 LP'A. LA. reedita Philips en compacto. La soprano
americana, en plenitud vocal, goza de la
Considerando Rossini que su Viaggio a compañía de Irwin Gage. pianista encepcio-
Reims, escrita para celebrar la restauración SCHUBERT: Cuarteto de cuerda n. ° 14 en nal en este repertorio, indiscutiblemente su-
monárquica de Carlos X en 182!, era obra Do menor, «La muerte y ¡a doncella». perior a Bruno Walter. El completísimo arte
de circunstancias, la mayor parte de su mú- DVORAK: Cuarteto de cuerda n."6en Fa, de la Norman como intérprete de lieder ya
sica fue utilizada cuatro anos después para Op. 96, «Americano». fue comentado (SCHERZO número 12) a
este Comle Ory. En efecto, la nueva ópera BORODIN: Notiurno de! Cuarteto de cuer- propósito de un recital Strauss, y en él sólo
se inicia con el mismo lema: el aria de Ma- das en Re. falta la comunica!ividad desbordante que
dame Córtese pasa a ser cantada por Raím- Cuarteto Italiano. Compacto. Philips 420 Lotte Lehmann poseyó en grado supremo.
baud aquí y la eabaletta de la misma es en 876-2. ADD. 75'12". Esa virtud, preciosa y rara, convierte su ver-
Ory, un pequeño conjunto; otra cabalelta, sión de Amor de poela en una de las más
la de Lord Sidney, se escucha ahora en bo- La invención dd disco compac- grandes —o la más— que de este dificilísi-
ca del Gobernador. Y así sucesivamente. Hay to debió de ser recibida como mo ciclo se hayan grabado.
en Ory, no obstante, algunos números ori- agua de mayo por las multinacio-
ginales (la cavatina del citado Gobernador, nales del disco. El rayo láser les ha permiti-
por ejemplo). Ya se conoce la capacidad de Frente a varias versiones buenas de
intercambio y adaptación del compositor (in- do sacar de los más recónditos rincones de Frauenliebe und Leben, escasean las de
cluso tratándose de obras de opuesto carác- sus almacenes viejas y venerables grabacio- Dichterliebe. Para empezar, las voces teó-
ter), pero lo que en el Viaje es un con- nes, remozarlas y lanzarlas de nuevo al mer- ricamente requeridas, las masculinas, tienen
cado. No son infrecuentes los casos de serias dificultades al abordarlo. Respecta a
Scherzo 43
DISCOS
los tenores, recordemos que ni siquiera los actuación, si lo comparamos con el otro. dose del romanticismo para entrar en mun-
discos de Wunderlich o Dermota son excep- Después viene la locura del marido, que pone dos como el impresionismo, va abandonan-
cionales; y a la vista de las instes actuacio- una valla a la historia, de un lado. De otro, do también la tonalidad y, cómo no, la for-
nes recientes, en el Teatro Real, de dos divos el enamoramiento edípico de Brahms, po- ma sonata. Es sintomático ver que las 4 pri-
como Kollo y Araiza, poco cabe esperar de co relacionado con el cuerpo físico de Cla- meras sonatas están divididas en 2, 3 ó 4
la cuerda tenoril en esta obra. Las voces gra- ra, y mucho con su cuerpo mítico, es decir, movimientos mientras que las 6 restantes son
ves, aun las mejores, como las de Hotter o la música. obras en un solo movimiento.
Kipnis, resultan excesivamente sombrías pa- Ahora, la voracidad erudita de la indus- No obstante, Scriabin parece también, a
ra este caleídoscópico ciclo cuya alta tesitu- Iria, nos pone en contacto con la música medida que evoluciona, querer pasar a una
ra les obliga a transporta! la tonalidad de compuesta por Clara (Preludios y fugas. Ro- escritura basada más en la armonía que en
dotas canciones, especialmente las 1, 7 y 15. manzas, Variaciones sobre un lema de Schu- la melodía. Esto, unido a una creciente com-
Et campo queda restringido a los barítonos mann y más Romanzas, esta vez para violin plejidad del material temático, da, en oca-
Úricos con agudo fácil. Entre ellos destacan y piano). Se advierte que Clara vivió entre siones, sensación de construir una enreve-
Gerhard Küsch y, sobre todo, Fischer- maestros mandones y músicos geniales y que sada trama, cuya coherencia estructural se
Dieskan, liederísta por antonomasia de la cuota restante fue muy exigua. No pudo antoja, cuando menos, difícil de asumir por
nuestra época. No obstante, todas sus ver- ser más que una aplicada alumna que hizo el oyente (y hemos de deducir que asimis-
siones son en exceso preciosistas, especial- pálidos y escolares ejercicios de composi- mo difícil de traducir por el interprete de tur-
mente la acompañada por Horowitz (CBS); ción, de esos que sirven para aprobar cur- no). Vladimir Vogel, en sus excelentes notas
pero ni siquiera la más conseguida, con De- sos en una carrera académica. Tal vez, si no al álbum de las Sonatas, apunta la sensación
mus <DC), escapa a este reproche. Asi las co- la respaldara la literatura, Clara siguiese pia- que tiene el oyente, en algunas de las obras
sas, nos encontramos con una soprano, dosamente olvidada como compositora. de Scriabin, de que no se llega a un final de-
Lotte Lehmann, que hace un Dichterliebe finido, [o que el compositor justifica con la
espléndido. En primer lugar lo canta como Hélene Boschi sirve a las partituras con teoría de que no puede haber fina! para un
un ciclo unitario —no como una simple co- la correspondiente escolaridad y, sin duda, proceso que se repite eternamente en la es-
lección de canciones— que se cierra y cul- podría aprobar con sus versiones el curso co- fera espiritual.
mina en las cuatro últimas. Ademas, la rrespondiente. En la última pane de la gra-
atención cuidadosa al texto, que articula ní- bación interviene, con memorable Filosofía aparte, esta ausencia de final de-
tidamente, no la lleva al énfasis excesivo ni corrección, la violinista Annie Jodry. finido (o, mejor dicho, de que el final po-
al amaneramiento (Díeskau): su mente y su día haberse situado en cualquier otro sitio)
corazón están en la música de Schumann B.M. es aparente sobre todo en las últimas Sona-
que, recordémoslo, no siempre sigue todos tas, pero revela, creo, una complicación ex-
los matices de los poemas de Heine. Lotte cesiva, con lo que su resolución se dificulta
Lehmann, espontánea, entusiasta, comuni- en demasía. De cualquier forma, la escucha
cativa, vuelve a alcanzar aquí, de la mano de estas Sonatas, por lo que tienen de mis-
de Bruno Walter, un nivel semejante al que SCRIABIN: Doce Estudios, Op. 8. Veinti- terioso, de incursión en mundos variados y
ambos habían conseguido en un histórico cuatro Preludios Op. II. Vtadimtr Sofronitz- del distinto lenguaje empleado, me resultó
primer Acto de La Walkiria (Viena, 1936) kl, plano. Completo Le Chin! du Monde asimismo gratificante.
que no pudo tener continuación por razo- LDC 278765 (AAD, 60'08"; grabaciones en-
nes harto conocidas, que forzaron la mar- tre 1946 y 1960). Distribución Harmonía ¿Qué hay de la recomendabilidad de es-
cha de ambos artistas a Estados Unidos. MundJ. Las 10 sonatas para piano. Evelyne tos discos? Pues... de todo.
Dabourg, piano. 2 Compact Tudor 726 Sofronítzki es un pianista (hasta ahora
(ADD, 6T48" y 66'27"). Grabación: 1972 desconocido para el que firma) de técnica
El recital de Norman y Gage se completa poderosísima, mecanismo casi infalible fla
con una admirable interpretación del Lie El compositor y pianista ruso mayoría de las obras están grabadas en vi-
derkreis opus 39, sobre textos de Eichen- Alexandre Scriabin es una espe- vo) y que demuestra una identificación to-
dorff, que personalmente sitúo junto a mi cie de rara avis entre los compo- tal con la música de Scriabin. Con aspecto
otra versión predilecta, es decir, cualquiera sitores de aquel país, al ser una suerte de externo de galán de cine negro, semi-
de las de FischerDiskau. Dos discos, pues, postromántico desligado del nacionalismo y sin¡estro, su aproximación es siempre apro-
excelentes. El compacto de Philips cuenta ligado, o mas bien casi obsesionado, por los piada, pasando de la tormentosa violencia
con introducción, textos y traducción a tres problemas teosóficos. Su producción pianís- del Estudio n. ° 9 al intimismo del Preludio
idiomas (no al español). El de CBS, disco tica es considerable, pese a lo cual lo más n.° 4 como si tal cosa. La única pena de es-
negro de serie económica, trae notas pero conocido (o mejor, lo menos desconocido) te disco es su sonido, bastante flojo en más
no textos. Atención a su prensado: el ejem- es su obra orquestal. de un caso (grabaciones antiguas y de la
plar recibido para crítica está muy alabea- U.R.S.S., mal cóctel), y su pobre presenta-
do; es de esperar que el defecto no sea La música de Scriabin goza de una ex- ción, con ausencia total de comentarios so-
general. traordinaria variedad. Fuertemente influido bre obras e intérprete. Sin embargo, es un
por el romanticismo de Chopin, Liszt, etc., disco que merece la pena oír, por las obras
sus primeras obras (caso de los Estudios Op. y por cómo están interpretadas.
R.A.M. S o los Preludios Op. 11/ se mueven en esa
dirección y no niegan la influencia de los Evelyne Dubourg, por su parte, es tam-
nombres citados. Como virtuoso que era, la bién nueva para mí, aunque su curriculum
C. SCHUMANN: Piezas para piano y para escritura pianística ofrece dificultades téc- incluye maestros tan importantes como Li-
violín y piano, Hélene Boschi (piano) y An- nicas más que notables (Estudios 9 y 12, por patti, Magaloff yCortot. Su pianismo se ca-
nk Jodry (violín), Caliope, CAL 9211 com- poner sólo dos ejemplos) y aprovecha muy racteriza por una bueña técnica, aunque su
pacto, AAD. 69' 22". bien los recursos del instrumento. Los Pre- pulsación y articulación flojeen más de lo
ludios Op. //(sólo 24 de los 85 que compu- necesario (los trinos, abundantes en las úl-
La fortuna de Clara Wieck, in- so en total con diferentes números de opus) timas Sonatas, son bastante malos). Emplea
I i mámente ligada al mundo de la son obras aún más breves que los Estudios, el pedal con generosidad —ambos; el iz-
música, afecta más a la literatu- pero con el mismo tinte romántico, en el que quierdo quizá demasiado—, y lo peor es que
ra que a la música misma- Si bien fue una alternan el lirismo y la pasión. En conjun- eso se ha captado en la grabación, con lo que
de las más famosas pianistas del siglo XIX, to, música en extremo agradable y que de- uno oye un sordo bum-bum continuo cada
como carecemos de testimonios sonoros de biera ser más conocida, aunque, por desgra- vez que pisa el pedal, sobre lodo en los pa-
sus actuaciones, debemos contentamos con cia, no abunda en recitales ni en grabaciones. sajes en piano.
las referencias estrictas de sus contemporá- No obstante, la personalidad de Scriabin
neos (es decir, de nuevo: con un poco de li- se adivina compleja. Casi diríamos que esa La gama dinámica está lejos de ser am-
teratura). Hay también la trama novelesca complejidad crece con el tiempo. Así, sus 10 plísima y su sonido es bastante duro (en ello
de sus amores con Robelt Schumann, que Sonatas tienen una primera fase (/ a 5 o me- puede influir también el Bosendórfer que
acaba en 1840, con el matrimonio, hasta en- jor / a 3) en la que se adivina aún una fuer- emplea). Sin embargo, la traducción es, aun-
tonces impedido por el señor Wieck, músi- te influencia del romanticismo y una que aceptable, notablemente pesante y casi
co él mismo, aunque de penumbrosa conservación de la forma sonata tradicional. monótona en ocasiones (segundo tiempo de
A medida que el compositor ruso va aleján- la Sonata n.' 4, por ejemplo), y yo diría que
no muestra un grado de identificación con
44 Scherzo
DISCOS
la música ni tajantemenie parejo al de su co- efectivamente sugieren explosiones de bom- Gracias al férreo control del director salz-
lega Sofronilzki. bardeos o ruidos de sirenas a poca imagi- burgues los tutti orquestales resultan impre-
Si a ello añadimos una grabación no muy nación que se le eche—, no es de extrañar sionantes, y en concreto el que pretende
afortunada (ruido de pedal, soplido, predo- que este sea uno de los cuartetos más inter- retratar musicalmente Las alegrías y las pa-
minancia de los graves, que además con fre- pretados del autor y que más comentarios siones, está entre lo más apabullante que he
cuencia son emborronados por la pianista, musicales y extramusicales ha generado. oido en mi vida destinado a una gran for-
quizá por las grandes dificultades de la es- Este compacto puede ser una buena vía mación orquestal.
critura para la mano izquierda, etc.), com- para acceder a los cuartetos de Shostakovich En Tilt Eulenspiegel vuelve a asombrar-
prenderá el lector que la consideración global aunque sea por la puerta lateral de estas ver- nos la respuesta aplastante de todos los gru-
sea sólo aceptable, teniendo en cuenla que siones para orquesta de cuerda. Sin embar- pos instrumentales, con mención especial
no conozco ninguna otra integral de las So- go, poco aportará a quien ya conozca las para el clarinete, la trompa y el violin solis-
nafas de Scriabin en compacto. Este, en ver- obras en la excelente versión del Cuarteto tas. La fuerza y el relieve son los justos y
dad, es el único punió que puede hacerle Fitzwilliam {Decea). Un último valor para la amplísima dinámica está perfectamente
comprar el disco. Si no, mi consejo sería es- el haber de este CD: los excelentes comen- graduada. Por su parte, [a Danza de los siete
perar. Tarde o temprano habrá lecturas me- tartos (sólo en inglés) de Roben Matthew- velos, perteneciente a Salomé, es exuberan-
jores (al menos eso espera el que suscribe). Walker. te y lujuriosa, además de hipnótica en gra-
do sumo desde su frenético inicio.
J.A.T.G.
R.O.B. Si estas versiones carecen de algo soy in-
STRAUSS: Así hablaba Zaratusira, Don capaz de percibirlo, por lo que recomiendo
SHOSTAKOVITCH: Las dos sinfonías de Juan. Muttertandelei, Cácilte. Fdkity Lotl encarecidamente su casi inmoral audición,
cámara. Phoenix Chamber Orcbesu. Direc- (soprano). Orquesta Nacional Escocesa. Di- potenciada a i ora hasta extremos increíbles
tor: Julián Bigg. Ti-ax CUssiqut, TRXCD rector: Neem* Jürvl. Chandos-Digital por el compacto.
110. Compacto 48" 45". ABRD 1246 54' 53". Las versiones straussianas de Neeme Jlr-
vi nos colocan irremisiblemente a otro ni-
Esta grabación de las Sinfonías El Strauss de Neeme Jar vi y sus sinfóni- vel. Los perfiles de una obra como Till
de cámara 110a y II8a de Shos- cos escoceses es eminentemente comercial. Eulenspiegel son aquí menos precisos que en
takovitch aparece en el mercado El director estoniano obtiene de sus músi- Karajan, todo parece tener menor fuerza,
a un coste que no llega al límite inferior de cos una buena respuesta orquestal, brillan- contornos menos acusados. La dinámica, en
precios a los que hasta ahora podían conse- te y un tanto epidérmica, puesta sólo en sí menos amplia, está peor dosificada y las
guirse los compactos. Esto es un primer pun- peligro por las abrumadoras intervenciones relaciones de distancia o cercanía que engen-
ió en su haber, en el que también hay que de los metales, eterna amenaza para el ba- dran entre sí los diversas planos sonoros son
apuntar globalmente la interpretación de Ju- lance sonoro. Los climax son poco planifi- también más artificiales.
lián Bigg con la Phoenix Chamber Orches- cados y bruscos, aunque no abiertamente Si en Zaratustra el programa era prescin-
tra, interpretación que pone de manifiesto ruidosos. Por el contrario, tos pianissirnos dible, en la Sinfonía Doméstica —una pin-
las virtudes sinfónicas de estas dos partitu- resultan del todo inaudibles, por culpa de tura musical del hogar de los Strauss—, es
ras procedentes de los Cuartetos núms. 8 y un ingeniero de sonido con demasiadas pre- casi absurdo. Además, el oyente no avisa-
10 de Shostakovitch, orquestados aquí rrogativas. do jamás puede saber cuándo se está pre-
—con la aprobación del autor— por Rudolf Así las cosas, el Zaratusira de Jar vi nos parando el baño del bebé de los Strauss, o
Barshai. interesa un tanto intermitentemente, y es cuándo estalla éste en una crisis de llanto
más segura la apuesta por las versiones de porque no quiere tomarlo.
En el debe hay que anotar, por ejemplo,
la lentitud de la ejecución del Allegretio fu- Karajan y Kempe. Lo que si es innegable es que la obra po-
rioso de! Op. 118, que parece asi un pesan- Posiblemente el Don Juan mejora algo, y see una doble vertiente, lirica y humorísti-
te, quebrando en cierta forma la función de tras una exposición del tema principal poco ca, y Jar vi no se ha decantado por ninguno
climax brutal que este segundo movimiento vigorosa, la obra parece cobrar mayor brío de los dos aspectos a la hora de otorgarle
tiene en el contexto global de serenidad, fan- tras la aparición de la idílica melodía a car- preeminencia. Su Doméstica es más bien
tasía imaginativa y desenfado de esta parti- go del oboe, para obtener resultados estima- apacible y controlada, sin una férrea diná-
tura. Tampoco son de agradecer algunos bles al llegar la recapitulación. mica interna capaz de unificar los un tanto
defectos de edición del compacto, en cuya dispersos temas recurrentes y conducir a la
La grabación, buena en principio, produ- obra hasta el climax de la doble fuga con-
caja fallan los tiempos de los movimientos ce generalmente una sensación de distancia-
y hay un error (se han comido el último Lar- clusiva. Representa, con todo, uno de los
miento o de lejanía, y existe un ruido de mejores trabajos straussianos de Járvi, pe-
go del Op. 110). fondo constante a cuya presencia uno no lle- se a que cuenta con la competencia de la más
El Cuarteo n" 8 es sin duda una de las par- ga a acostumbrarse. vehemente versión de Fritz Reiner y la Sin-
tituras principales de la serie de los 15 cuar- J.M.S. fónica de Chicago.
tetos y su transcripción para orquesta parece
realmente afortunada a juzgar por la fuer-
za o la intensidad dramática que desbordan R. STRAUSS: Asi Hablaba Zaratustra, Titl J.M.S.
la mayor parte de sus pasajes. No en vano Eulenspiegel y Danza de los siete velos. Fi-
hay otra versión orquestal —también apro- larmónica de Berlín: Herbert von Karajan;
bada por el autor— que incluye, además, director. Solo de violin: Michei Schwalbé. TCHAIKOVSKY: Sinfonía n. ° 6. «Patéti-
instrumentos de percusión. DG (Gallería) ADD 60'48". ca». Orquesta del Concertgebouw Semyon
Probablemente esta es una de las pocas Bychkov. CD Philips410925-2. DD48'29".
ocasiones en las que Shostakovitch consiguió H. STRAUSS: Sinfonía Domestica, Titl
plenamente una unidad estructural aba rea- Eulenspiegel y Dos Canciones (Zueignung El inconveniente para los nuevos
dora del principio al fin de la composición. y Die heitigen Drei Konige aus Morgenland) registros de obras de las que ya
Esto se logra mediante una columna verte- Orq. Nacional Escocesa: Necme Jarvi; di- hay un gran número de grabacio-
bral constituida por la célula temática re-mi rector. Sok» de Violto: Edwin PaJin. Feliciiy nes, es que es inevitable compararlas con las
bemol-do-si (la firma musical del autor) que Lo 11; «oprano. Chin dos-Digital 8572. mejores de las ya existentes, que normalmen-
aparece y vana a lo largo de toda la obra, «'51". te ponen el listón a gran altura.
a la vez que articula a diversas ideas musi- Es ésia una digna lectura de la Sinfonía
cales procedentes de otras obras del compo- El Zaratustra de Strauss es mu- número 6 de Tchaikovsky, que se ve empa-
sitor ílas Sinfonías I, 4 y 5, el Concierro N" cho más interesante si prescindi- ñada, sin embargo, por un primer movi-
I para violoncello, Lady Macbeth...¡ u otras mos de las referencias literarias miento que no consigue convencerme. En
fuentes (una canción popular rusa titulada y nos acogemos únicamente al sentido dra- general, Bychkov ralentiza en demasía a los
Languideciendo en prisión, cuya inclusión mático contenido en el texto original. De la tiempos lentos, y aunque esto no altera el
en este Cuarteto plantea curiosos interrogan- mano de Karajan, en cualquier caso, es una resultado del relajado segundo movimiento
tes semánticos). Si a todo lo anterior añadi- obra deslumbrante y arrebatadora. Su direc- ni de la marcha, si afecta en alguna medida
mos los llamativos efectos descriptivos de ción es nítida y precisa y resulta brillante sin al Finale, donde no se refleja en toda su di-
algunos montemos de la partitura —que perder en ningún momento la compostura. mensión la amargura resignada de Tchai-
Scherzo 45
DISCOS
kovsky, al alcance ya de la muerte. Peio es VERDI: Réquiem. Coros de Don Cario, discografía del Réquiem de Verdi (SCHER-
en el denso primer movimiento donde se Macbeth, Otello, Nabucco, Aída. S N S » ZO número 2). La conclusión fue que exis-
concentran mis principales pegas a esta ver- Duan, Digne Curry. Jury H*dley, Paul ten bastantes versiones buenas y algunas
sión; parece que Bychkov pretenda acentuar Plisbka. Orquesta Sinfónica y coro de Alian- muy buenas, pero ninguna plenamente con-
el sentimiento con una exageración del ru- la. Dirección: Robert Shaw. Telare seguida. Para esta ocasión se reunió en La
bato, que en cienos momentos se traduce en CD-80152. 2 CD. DDD. Duración 113*14". Scala un equipo casi idóneo, pero hubo im-
unas secuencias a lirones, y radicalizando las previstos: Margare! Príce, enferma, fue sus-
diferencias entre fragmentos lentos y rápi- tituida a última hora por Cheryl Sluder, y
dos. El resultado de esto es, a mis oídos, una Después de las obras de Brahms la toma sonora no resultó tan buena como
cierta pérdida de la unidad, dentro de su y Mozart, Robert Shaw nos ofre- se esperaba. Del cuarteto solista destacan
gran diversidad, del conjuniodel movimien- ce, también con los conjuntos Pavarati¡ y Ramey. El tenor supera un
to, consiguiendo en cienos momentos un cli- vocal e instrumental de Allanta, su particu- arranque algo incierto mediante un Jngemis-
ma de desolación objetiva, pero carente de lar visión de la misa de difuntos verdiana. co inmejorable hoy día; el bajo americano
inlimismo; es decir, perdiendo mucho del ca- Singular aproximación que, como en el ca- canta muy bien, aunque algo distante. Dis-
rácter tremendamente patético que da el so- so de los registros del Réquiem alemán o el creta la Zajic y prometedora Cheryl Sluder,
brenombre a la Sinfonía. El párrafo KV 626, parece más pensada para un oficio cuya actuación termina mejor que comien-
introductorio venia a cuento precisamente religioso en la iglesia que destinada a una za. Como era de prever, dirección, coro y
de esto; Mravinsky ha puesto el listón ex- sala de conciertos, con la consecuencia in- orquesta cumplen muy bien, pero con cier-
traordinariamente alio en cuanto a patetis- mediata de servir de acompañamiento a tal tas reservas, en parte imputables a la gra-
mo se refiere, y la versión de Semyon celebración y no de protagonizar la misma. bación.
Bychkov, dando un muy alto nivel, no al- De manera que la composición verdiana
canza la emotividad precisa. pierde básicamente .su potencial dramático En suma, un Réquiem interesante pero no
(o, si se quiere, operístico) lo cual equivale definitivo. Sigue siendo preferible la versión
Extraordinario el sonido de la Concerl- a privarla de su fundamental recurso expre- de Giulini (EM1) que además se complemen-
gebouw Orkest de Amsterdam y muy bue- sivo. Olvidar o aminorar la teatralidad de ta con unas memorables Cuatro piezas sa-
no el registro, con, la por desgracia este Réquiem es un riesgo que debe asumir- cras del propio Verdi.
frecuente, racanerfa en el tiempo de graba- se con cautela, teniendo detrás claridad de
ción, que muy bien podía haber permitido la ideas y delante manera de traducirlas, en
cabida de otia obra de no corta duración. una combinación uniforme de los tres ele- ' R.A.M.
mentos en juego: el coro, la orquesta y los
B.A.N. solistas. El coro, pues, en la versión, respon-
de a este manejo, con un sonido compacto,
TCHAIKOVSCKY: Concierto para vioiin y empastado, obediente a cualquier indicación VIVALDI: ¿OÍ Cuatro Estaciones, Op. 8.
orquesta en Re mayor, Op. 35. de matiz (múltiples) señalada por el direc- N." 1-4. Concierto para Flauta en Do Ma-
MENDELSSOHN*: Condeno para vioiin tor, como si de un único instrumento (y dis- yor, RV 443. Michala Pelrí. flauta; (¡uild-
y orquesta en Mi menor, Op, 64. Tina Fran- ciplinado) se tratase. No resulta igual la hall String Ensemble; George Malcolm,
cescatli, violín. Orquesta Filarmónica de labor de la orquesta, por falta de registro clave. KCA Vicior. «Red Seal». DDD. RD
y elevación de la batuta, en una lectura, si 86656 47'54".
Nueva York. Dir.: Thomas Schippers.*
Miembros de la Orquesta de Cleveland. Dtr.: nítida, no participe de aquella exhibición y
George Szell. CBS Masterworks Porlrail profundidad de propósitos. El cuarteto so- Las Cuatro Estaciones de Vjvaldi
MP 42462. lista colabora con desigual fortuna, en una en versión para flauta se habían
loma de sonido en que las voces, como si llevado ya al disco con James
se las quisiera restar protagonismo, apare- Galway como solista. En esta nueva ocasión
Nuevo ejemplar de esta serie de precio cen, a menudo, en un segundo plano. De este —y en un compacto de duración no excesi-
moderado de BS, dedicada a dos aichi I oca- cuarteto vocal el elemento más débil es el de vamente generosa— la protagonista es la da-
dos y muy conocidos conciertos del reper- la mezzosoprano Diane Curry. que canta nesa Michala Petrí, quien emplea flauta de
torio romántico para vioiin. con conocimiento pero se ve traicionada por pico mientras Galway empleó una flauta tra-
Francescatti, maisellés, que puede consi- unos medias insignificantes. Jerry Hadley es vesera.
derarse, sin embargo, genuino representan- un musical tenor de corte mozaniano, in-
te de la escuela violinística italiana, es artista suficiente por tanto para dar la necesaria Este tipo de transcripciones soportan la
de medios considerables y sonido lleno, agra- corporeidad a la parte. Susan Dunn (se adi- inevitable comparación con el instrumento
dable. Hace gala siempre de un mecanismo vina) y Paul Plishka (se conoce por su ver- para et que originalmente han sido escritas
muy seguro, si bien en ocasiones los ataques sión con Menta) darían mayor juego con las obras, lo que lleva a sopesar la mayor
no son todo lo precisos que seria de desear, otro criterio direccíonal. o menor efectividad del violín o la (lauta en
por lo que en ciertas ocasiones la nota, el cada determinado pasaje, y posiblemente la
acorde, se quiebran en alguna medida. Su flauta, con su sonido tan marcadamente bu-
vibrato es generoso pero no excesivo; en cólico, tienda a limitar un tanto la efectivi-
cambio, si utiliza con frecuencia —quizá En resumen: esta edición del Réquiem de dad de la pintura vivaldiana.
demasiada—el ponamento, loque, en bue- Verdi es distinta, sin que el adjetivo supon-
ga un juicio valorativo. Utilizando un tér- Michala Petrí toca su instrumento con no-
na medida, endulzo más de lo justo el men- table limpieza, dominio en los pasajes rápi-
saje musical. La afinación es generalmente mino pictórico, se impondría el de un
modesto fresco en gris monótono y dos y sobria expresividad. Sin embargo,
muy buena, pero también aquí se aprecian en un deliberado afán de fusionarse con los
de cuando en cuando ligeras imperfecciones. desvaido.
demás instrumentistas, renuncia en muchos
Los dos compactos incluyen cinco coros momentos a recursos propios de la flauta,
Musicalmente se nos muestra impulsivo, de óperas verdianas. Director y coro pare- tales como trinos, mordentes, notas de em-
arr olí ador, con lo que se encuentra más a cen no haber pisado nunca una escena bellecimiento, etc., y sin llegara resultar fría
gusto en los dos finales que en los tiempos teatral. sí limita intencionadamente el énfasis pro-
lentos o incluso en los iniciales, donde el re- pio de su instrumento salvo en los pasajes
poso, la respiración, la atención al detalle. en pícalo.
se echan de menos más de una ve;. F.F.
No obstante, es artista sensible y la ver- Por el contrario, y como constraste, en el
sión que ofrece es muy aceptable en ambos Concierto para Flauta, R V 443, la Petri re-
concienos, ayudado por buenos acompaña- sulta pródiga en la inteligente explotación
mientos (espléndido el de Szell). La graba- VERDI: Réquiem. Cheryl Sluder. Dolorz de ios recursos apuntados.
ción es muy aceptable y el prensado Zajic, Luciano Pavarolti, Samuel Ramey.
francamente bueno. Sin embargo, la com- Coro y Orquesta del Teatro illa Scala, Mi- J.M.S.
petencia es muy fuerte y tanto Szeryng (Phi- lán. Director. Riccardo Muli. 2 discos com-
lips) como Mutter (Mendelssohn, DG), por pactos EMI DDD. CDC 7.49391-1. 8T58".
ejemplo, ofrecen alternativas mucho más in- ZIMMFJtMANN: Die WeisseRose. Cabrie-
teresantes. La reedición en serie Acorde del le Fontana, soprano. Lutz-Míchael Harder,
registro dirigido por Barbírolli, tenor. Conjunto instrumental dirigido por
R.O.B. motivó una revista somera a la el autor. Orfeo S16Z871A. 71 minutos.
46 Scherzo
DISCOS
El sello muniqués Orfeo conlinúa ofre- opresiva opta Zimmermann por un material musicales del medievo ibérico, están presen-
ciendo muesiras de partituras poco conven- melódico muy restringido, usando pequeños tes las regiones de Navarra y Castilla.
cionales de autores germanos del siglo XX; temas que funcionan como leitmotivs que Para darse cuenta del bajo valor crítico
asi, y tras el sorprendente Réquiem de Hin- irán continuamente revoloteando sobre una de este disco bastaría fijarse en que el famo-
demith, ve ahora la luz esta Die Weisse Ro- misma base tonal. so conductus Congaudeaní catholici. en to-
se del alemán oriental Udo Zimmermann La grabación presente, (ornada de la re- dos los lugares en los que aparece citado
(Dresde, IWJfquese nos presenta como uno presentación en Munich de 19S6, ofrece la —no se trata por lo tanto de error de
de los mayores éxitos del reciente teatro mu- garantía de contar con los mismos cantan- imprenta— figura como «congaudeant»,
sical en su país. Se trata de un conjunto de tes que la estrenaran pocos meses antes en que en latín no quiere decir absolutamente
16 escenas para dos cantantes y grupo de cá- Hamburgo, con lo que estamos ante intér- nada. La palabra ha sido arbitrariamente di-
mara, donde la alternancia de breves reci- pretes capacitados para enfrentarse con hol- vidida por alguien ignorante del latín. En el
tativos y arias denota la fuerte influencia de gura a la intensidad dramática que pide la mismo conductas, la frase que debería trans-
la tradición dramática alemana, entendida partitura (algunos .sobreagudos en los reci- cribirse del manuscrito «clerus pulcris car-
tamo en su veniente clásica como en la del tativos en la parte de soprano, francamente mínibus studeat atque cantibus» se lee
teatro de entreguerras y el inspirado en obras difíciles). En definitiva, una obra contem- «clerus puleris carminus studeat alqui can-
de Brecht (se piensa en un Weill, un Eisler poránea de singular temática y de valor li- tibus». Un auténtico sin sentido. Y lo que
y, sobre lodo, en el Dessau de El proceso terario asegurado, a la que le falta sólo la es peor es que tan absurda lección sea asu-
de Lukula). Precisamente con esta última chispa de un verdadero creador para conse- mida y cantada por el grupo de Binkley. Un
pieza tiene más de un punto en común, aun- guir ser una pieza brillante, para lo que Udo pésimo servicio rendido al Medievo musical
que el resultado sonoio sea absolutamente Zimmermann no parece estar preparada, al por un conjunto tantas veces benemérito.
opuesto. Como en aquélla, el tema de Die menos por ahora.
Weisse Rose es político: el punto de parti-
da es el atentado que tuvo lugar el 20 de ju- E¡ empleo de un material sonoro de fácil G.M.
lio de 1942 (año de nacimiento del compo- receptibilidad y lo emocionante del relato,
sitor) a cargo de los nazis contra el grupo la hacen asequible a todo tipo de aficiona- FREDER1CA VON STADE: Ariu de
conspirador La Rosa Blanca. Ningún pro- do, no sólo al conocedor de la música ac- Haydn. Mozirt y Rossinl. Orquesta de Ca-
ceso seguiría después, todo lo contrario: un tual, y si a eso añadimos que la dirección ntan de Laussane; director: Antal Dorali.
jueves serian apresados los hermanos Scholl corre a cargo del mismo compositor y que Orquesta Filarmónica de Rotterdam; direc-
y su amigo Christoph Probst en la Univer- el producto está servido en una toma de so- tor: Edo de Waart. Philips 420084-J. ADD.
sidad de Munich y al lunes siguiente se cum- nido impecable, donde no se percibe el más Duración: 68" 15".
pliría la sentencia de muerte dictada por el mínimo ruido, y dui.de no saturan nunca los
Tribunal del Pueblo. agudos de las voces, hay que convenir en que
nos hallamos ante un ejemplar de música de Las páginas de Haydn incluidas
nuestro tiempo altamente recomendable. en este recital son las tres arias
Los hermanos Scholl, los proiagonistas de de A mar anta de La fedeltá pre-
la obra de Zimmermann, abogaban por una mioaia y una de Lisetta de // mondo della lu-
Alemania de carácter federal, sin hegemo- F.R. na, dos de ¡os registros completos en los que
nía cent ral iza dora, y lo chocante es que ha- intervino la mezzosoprano americana de los
ya sido un autor nacido en la parte comu- siete de que consta el ciclo que Dorad reali-
nista de Alemania quien se haya enfrenta- zó para la firma holandesa, en los artos 197;
do a un lema que, evidentemente, en su pais y 1977 respectivamente. Las de Rossini y
natal tiene unas connotaciones bien diferen- Mozart se grabaron en 1975.
tes a los de ia otra Alemania.
En realidad, el tema del atentado nazi ha
RECITALES La voz de la von Stade no es excepcional
ni por volumen ni por extensión. Se trata de
perseguido toda su vida a Udo Zimmer- un instrumento (diáfano, uniforme) de am-
mann, quien ya lo abordaría en su primera bigua posición, que se decanta más hacia el
composición para el teatro, en 1967, pero CAMINO DE SANTIAGO I. Navun, Cas- agudo que al grave y que se adapta conve-
centrándose más en el problema de ¡a Re- tilla. Varios amores. Sludio der Friiben Mu- nientemente al repertorio que recoge este dis-
sistencia en Munich con empleo exclusiva- sik. Dirtctor: Thomas Binklry. EMI CD co, que es, en general, el que la
mente de material documental. Entre aquel 63-30107. mezzosoprano asume en la escena. La can-
primer acercamiento y la obra que nos ocu- tante, siempre de una inteligencia musical
pa, Zimmermann ha estrenado otros dos Es bien sabido el carácter heterogéneo de sobresaliente, sabe cómo utilizar, infalible,
dramas: Schuhu und die Ftiegende Prin&s- la discografía medieval. Son, sin embargo, aquellos medios imprecisos. Y la grabación
sirt y Wundersame Schuster-Frou (La Zapa- numerosos los grupos que se arriesgan, más comentada de evidente testimonio. Como in-
tera Prodigiosa), sobre el original de Gacela o menos sistemáticamente, con los diversos térprete dramática el rendimiento es desi-
Lorca. y comprometidos repertorios sacros y pro- gual. Así. en la parcela rossiníana, al lado
fanos. Pero actualmente la discografía me- de una Rosina del Barbero algo sosa, se eleva
En Die Weisse Rose maneja Zimmermann la Desdémona de Ole/lo de tocante patetis-
textos de los propios hermanos Scholl, poe- dieval está muy lejos de alcanzar niveles mo y una Cenerentola del rondó final de ex-
mas y escritos de Bonhoeffer, Fiihman y Ro- medios filológica y artísticamente aprecia- quisita frescura (las endiabladas volate están
sewicz. con lo que quiere hacer hincapié en bles. A los estudios musicológicos, bastan- ejecutadas con una precisión magistral). Por
la intensidad lírica del relato, abandonan- te florecientes, no siempre corresponden pane mozart i ana, encontramos una Zerli-
do todo matiz documentalista, todo el ma- interpretaciones adecuadas. En este sector, na. en el Vedrai, carino donjuanesco, bas-
terial de tipo político sobre el caso. La acción incluso el tantas veces citado rigor alemán tante aséptica, mientras que en tos dos
se concentra en las horas previas a la ejecu- no en todas las ocasiones resulta satis- momentos de cherubino de Las Bodas de-
ción, cuando los hermanos rememoran es- factorio. muestra, por si falta hacia, que en tal papel
cenas de sus vidas y hacen examen de con- En el caso del disco de Thomas Binkley no tiene hoy competencia posible. De La
ciencia sobre el sentido de sus actos. A ello y su grupo, de ambiente alemán, falta por Clemenza di Tito, von Slade (Annio de lu-
el autor ha añadido citas de Tadeusz Rose- ejemplo cualquier referencia crítica a la an- jo en la edición completa dirigida por Co-
wicz y otras tomadas de la Biblia, amén de tigua cuestión del ritmo de las Cantigas. lín Davis) ofrece el aria de Vitelia, Non piu
la carta de despedida de los procesados a sus transcritas a una interesante notación mo- difiori de manera poco convícente (el regis-
padres y amigos, al Tribunal del Pueblo, a nódica mensural, sobre la cual se trató am- tro grave muy débil) y el Parto, parto de Ses-
lodos aquellos, en suma, anie quienes se sen- pliamente en un congreso desarrollado en to que precisaría mayor diversidad expresiva.
lían defraudados. Todo este entramado lo Nue\a York en 1981. Disco, no obstante, de indudable atracti-
resuelve e] autor musicalmente recurriendo vo. El cuidado acompañamiento de Edo de
a procedimientos cercanos a los de la Pasión El disco en cuestión contiene cantos mo- Waarl (Mozarl, Rossini) no desmerece an-
del clasicismo, combinación de recitativos nódicos (en especial Cantigas y melodías tro- te la veterana y vibrante batuta de Dorati
y canciones/arias que son verdaderos lamen- vadorescas) y polifónicos (sobre todo (Haydn). Recomendable.
tos apoyados constantemente en una sección conductos), que pertenecen a la historia y
de cuerdas reducida y de tono amargo y de- a la geografía del célebre Camino de San-
sesperanzado. Para otorgar una atmósfera tiago. En este primer disco, correspondien-
te a una serie dedicada a los itinerarios F.F.
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DISCOS
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DISCOS
algunos giros melódicos. A partir de esta que existen otros violinistas magníficos en MCCOYTYNER: Live Al ThelMusicians
época el Gagaku adopta su forma japonesa la India, y puede que Subramaniam haya Exchange. McCoy Tyner (piano), Avery
(seguramente revisada bajo la Restauración grabado discos con más duende (difícilmente Sharpc (bajo), Louis Ha yes (balería). Klng-
nacionalista Meiji) fundiéndose con los vie- disponibles en Europa), pero delante de tal dom Jazz CU Gate 7021. Duración; 60*30".
jos cantes y bailes Shinlo, con los poemas centelleo, tal derroche de virtuosismo y de Grabación:, julio 1987 en Fort Laaderdatc,
improvisados Roei. con los can [os popula- imaginación seria absurdo poner peros. Florida, USA.
res Sai bar a.-
En efecto, mientras el arte chino queda- PE. Este disco compacto nos brinda
ba íntimamente ligado a las cortes y a tos una hora de excelente música en
monasterios, el arte clásico y religioso japo- compañía del actual trío de
nés influjo en el arle popular a la vez que McCoy Tyner, figura histórica del jazz mo-
se nutría de él.
El Gagaku es considerado como el más
antiguo género musical armónico conocido:
JAZZ derno que maduró en los años setenta al la-
do del inolvidable saxofonista John
Coltrane. Por encima de los cinco temas del
el juego de los diversos instrumentos no bus- pianista, que dan cierta monotonía al con-
ca un timbre al servicio del desarrollo me- junto, destacan sus interpretaciones de Lo-
lódico, sino una relación misteriosa entre BIRELI LAGRENE ENSEMBLK: Bireli verman y What 's New, dos baladas que sabe
acontecimientos sonoros, siguiendo una Swing'Sf. Bireli Lagrtne (guitarra acústica), llenar de nuevo sabor con su estilo tan par-
compleja técnica de composición, un poco Gaili Lagrene, Tschirglo Loef fler (guitarra ticular que mezcla fuerza y lirismo. Graba-
a la manera del movimiento de las nubes. rítmica). Bernd Rabe (saxofón), Jan Kan- ciones en vivo muy recientes que confirman
Quizás no como cúmulos lenticulares que se kej* (bíju acústico i. Alien Blairman (bale- la presencia de un músico indispensable que,
funden en una sola masa: más bien las dis- ría). Jaz/poinl 1D09CD. Duración: 53'5T". en cieno modo, parece descansar en esta dé-
tintas olas melódicas se superponen como Grabación: abril 19S1 en Ludwigsburg, Ale- cada tal vez preparando nuevas hazañas para
estratocúmulos de formación ondulada. Los mania federal. tos años venideros. Es también la ocasión
ornamentos microtónicos Merikari produ- de valorar en su justa medida el trabajo del
cen disonancias, animando el cielo como BIRELI LAGRENE & JACO PASTO- joven contrabajista, Avery Sharpe. que jun-
mamatocúmulos calvos en altocúmulos on- RIUS: Stuttgan Aria. Lagrtne (guitarra eléc- to al siempre sólido batería Louis Hayes, res-
dulados. Nuevos Rokuchosshi (conjunto de trica), Pastoril» (bajo eléctrico, piano palda la labor del líder de manera impecable.
sonidos escogidos para crear nuevos climas) acústico, vocal). Vladisiaw Scndecki (léelas,
crean cirros filamentosos, preludio a la tor- sinleti/adores), Jan Jankeje (bajo sintetiza-
menta, pero con otro Watamori llegan ci- do!), Picrre Lübke (batería), Sergc Brind- E.T.
rros plumiformes deshaciéndose al capricho golf (percusión), Jazzpoint 1019 CD.
del viento. Duración: 54'32". Grabación: marzo 1986
en Stuttgart, Alemania Federal.
El presente disco está interpretado por el
grupo Ono, una de las familias que cultivan ¡Lo que son los años! Cuando STEPHANE GRAPPELL1 - MARTIN
el Gagaku desde el siglo noveno. Esta mú- Bireli Lagrcne, alrededor de TAVLOR: We\e Gol The World On a
sica hierática, que mantiene a distancia to- 1980, hizo su aparición en la es- String. GrappeUi (violin, piano), Taylor (gui-
do sentimentalismo, es una excelente cena del jazz era un niño su per dolado que tarra acústica y eléctrica). EMI CDM 7
introdución a un aspecto del arte clásico con su guitarra acústica parecía imitar a su 69173 I. Duración: 45'14". Grabación: ju-
japonés. ídolo, el gran Django Reinhardt, hasta tal nio 1981 en Londres, Gran Bretaña.
punto que sonaba como las más exacta en-
PE. tre tantas copias. Las primeras y, por cier- El violin no es un instrumento
to, muy bonitas grabaciones que comenta- muy frecuente en el jazz. Pocos
mos aquí son buena prueba de ello, y Nu- han sabido adaptarlo a una mú-
L. SUBRAMAN1AM: Le violin de linde ges, September Song y Djangology traen a sica que requiere, ante todo, agilidad e ima-
duiSud. CD Ocora HM 83. ADD. 59'49". la memoria momentos vividos en compañía ginación, personalidad y técnica de su intér-
del legendario gitano, hace casi medio siglo. prete. Stuff Smith y Joe Venuii fueron
Un compacto que se escucha si no con gran pioneros de relieve, y en tiempos modernos
Los instrumentos de cuerda fro- interés, por lo menos con auténtico placer.
tada existen en la India desde los han destacado Zbigniew Seifen y Michal Ur-
Otro caso muy distinto es el segundo dis- baniak, ampos polacos, los franceses Jean-
tiempos védkos: vana, bahulina, co grabado un lustro más tarde. Aquí nos
sarangi, serinda... Algunos musicólogos Luc Ponty y Didier Lockwood, y muy po-
encontramos con un Lagrene adolescente cos más.
piensan que el violin puede ser un instrumen- que se ha pasado a la guitarra eléctrica pa-
to de ida y vuelta: nace en la India, se ex- ra ofrecer, junto con otro fenómeno, el con- Capítulo aparte merce Stéphane Grappe-
tiende en Asia y después en Europa bajo la trabajista estadounidense recientemente Ui que, en su vejez, sigue explorando incan-
forma de rebec y de viela; vuelve con su for- fallecido Jaco Pastoríus, una música que sablemente lo que se suele llamar The Song
ma italiana como regalo de los embajado- mucho tiene que ver con el rock y poco con Book, es decir, esta infinidad de standars
res portugueses para las cortes del Sur de la el jazz. Ambos son destacados músicos do- que todo el mundo conoce de memoria y
India. Polémica aparte, el violin europeo tados con una formidable técnica, lo que no que, sin embargo, no deja de sorprender por
foima pane integrante de la música clásica impide que se muestren como bastante me- su enorme riqueza. Como, por ejemplo,
india desde finales del siglo XVIII. El vio- diocres intérpretes de Donna Lee, tema del cuando este virtuoso —tan admirado por
lin se encontró perfectamente apto para res- padre del bebop, Charlie Parket, y del vie- Yehudi Menuhin— los interpreta con su des-
petar todos los matices, ornamentos, tonos jo tema de Henry Mancini, Days OJ Wine lumbrante maestría y su pasión por la me-
y micrófonos de los distintos ragas. And Roses. El resto del material es quizá lodía, en esta ocasión fielmente acompañado
El violinista Subramaniam nos ofrece dos más convincente, dentro de un género que por el guitarrista inglés, Martin Taylor —
ragas (aunque sólo se indique el raga Kir- difícilmente despierta el entusiasmo. Varios un buen equilibrado dúo que lleva años ac-
vani, creo que hay una imprecisión: el pri- lemas (por ejemplo Jaco Reggae) revelan tuando en largas giras por todas Europa.
mer corte corresponde al raga Bhupati una fuerte influencia del trompetista Miles GrappeUi ha estado varias veces en Espa-
—transportado. Do Re Mi alio Sol y La Davis, tal como este revolucionario músico ña. Ahora vuelve para las fiestas de San Isi-
alto—. Los otros cortes corresponden al raga viene tocando en los últimos años, es decir, dro en Madrid. Antes de celebrar el
Kirvani). Subramaniam es un maestro que apoyándose en una fuerte amplificación eléc- reencuentro con este joven octogenario se
conoce los secretos de la música clásica y un trica y en un sinfín de sintetizad o res. aconseja escuchar estas grabaciones, entre
virtuoso dotado de una técnica realmente ex- las cuales destaca, como curiosidad, Jen'sais
traordinaria. Ha creado nuevos ragas y su plus, precioso tema de GrappeUi que inter-
curiosidad le ha llevado a colaborar con ar- Dos facetas diferentes de un Lagrene que preta magistral mente al piano el venerable
tistas europeos y americanos. Muchas de sus todavía busca su propio camino. Y, de pa- francés para quien tantas entrañables me-
innovaciones han hecho estremecerse a más so, la oportunidad de volver a descubrir al lodías parecen haber sido creadas.
de un purista. Mientras escribo, estoy escu- asombroso Pastorius...
chado este disco por cuarta VCÍ; en verdad
E.T. E.T.
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DISCOS
ESTUDIO
DISCOGRAFICO
Berlioz y Davis:
una unión inseparable
BERLIOZ: Romeo y Julieta, sinfonía dramatice de las artiflciosidades de la estereofonía—
según Shakespeare, op. /.V Palrhria Kern. Robert a estas peculiaridades como no se había he-
Tur. John Shirlíy-Quirk. Cor» John \lldis. Or- cho hasta entonces y, lo que es casi más im-
qunll Sinfónica dt Londirs y Coroa: <ir( ollnDa- portante, sirviendo de vehículo ai soberbio
vi>. Pfcibpi. ADD coapKio 416962-2. W3T'.
Líbrelo en francés. Inflé*, «liman c italiano. y legítimo espectáculo musical proporciona-
do por Davis y sus disciplinadas huestes lon-
dinenses, en uno de los trabajos de equipo
más admirables en toda la historia de la fo-
nografía.
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\\\
4& 0ÑC6 92
\
PREMIOS
PRIMER PREMIO 500.000 Pts. ]
SEGUNDO PREMIO 300.000 Pts. Para cada modalidad
TERCER PREMIO 200.000 Pts. J
CUARTO PREMIO (único) 100.000 pts. Mejor intérprete de obra de autor ciego.
PREMIO ESPECIAL 250.000 Pts. al mejor intérprete ciego o deficiente visual (único).
OBRAS OBLIGADAS
GUITARRA. Imágenes. Juan Briz.
CANTO. Colección de canciones. N.° 3. Primavera. Rafael Rodríguez Albert.
FLAUTA TRAVESERA. Sonatina para flauta y piano. Fermín Gurbindo.
CELEBRACIÓN
Madrid del 28 de octubre al 1 de noviembre 1988.
REQUISITOS
Hoja de inscripción; fotocopia DNI o Pasaporte o Visado de Residencia; Certificado de estudios cursados;
(Opcional: Curriculum vitae y fotografía); Ingresar en la cuenta del banco que se detalla en las bases,
la cuota de inscripción.
DISCOS
ESTUDIO DISCOGRAFICO
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DISCOS
Scher/o 53
LIBROS
FRANZ BRAUN: Hans Knappensbusch zur Con un criterio que combina amenidad
Erinnerung. Edkión de la Hans Knapperttnuscb
GeteUschaft, MuMhea.lVol.de 114 pagia» di
I4x 16 cm. Numen»» lluMncioacs.
LIBROS expositiva con rigor didáctico se han selec-
cionado cien títulos operísticos, desde Mon-
teverdi hasta algunos compositores (pocos)
contemporáneos. De las obras, encuadradas
La Sociedad Hans Knappertsbusch fue por escuelas, se detalla con minucia su ar-
constiluida en 1974. Su presidente —su gumento, precedido por una semblanza del
alma— es un muniqués, Franz Braun, con compositor y rematado por la estimación de
esludios y aficiones musicales, pero como la obra dentro de la historia del género. Li-
tamos otros dedicado profesionalmente a ac- bro, pues, en principio de consulta y dirigi-
tividades ajenas a su devoción. Muy pron- do especialmente al que se inicia en la
to quedó fascinado por la personalidad materia, aunque servirá a un lector más ver-
direclorial de Kna, a quien —como en Es- sado para aclarar algunos conceptos o re-
paña a los loreros— siguió a Bayreuth, a frescar datos.
Berlín, a Viena, ademas de no perderse nin-
guna actuación suya en Munich. La Socie- Hay un capítulo, el final, dedicado a la
dad que preside está consagrada a guardar parcela española, zarzuela grande y ópera
memoria del maestro y ha contribuido, sin propiamente dicha, como era preceptivo en
duda, a facilitar la intensa aparición de la una publicación nativa, que es la primera de
discografía privada que viene saliendo a la el instrumento adecuado es ciertamente de- este tipo realizada en el país que no sea tra-
luz desde 1975: Braun ha firmado personal- licado y bien merece este pequeño esfuerzo ducción de las efectuadas en otras geogra-
mente las notas a la edición del Parsifal del inicial si tenemos en cuenta el trabajo y tiem- fías. Existía, sin embargo, fuera de catálogo
13 de agosto de 1964 (Medram), la última po que luego puede absorber. Sin embargo, ya, un trabajo de José Subirá, que se llama-
actuación pública de Kna. me parece a mí que los niños españoles an- ba precisamente Cien Operas, pero de dis-
tes estudian música para aprender a locar tinta proyección y alcance.
Estos anos de esfuerzo han alcanzado la algún instrumento en particular que para de-
cima de su líbríto —editado con el patroci- leitarse con la música en si que, aparte del Ciertos títulos, para el aficionado menor
nio de varios bancos y empresas indus- instrumento, se suele reducir a un árido sol- o medio incluido, tienen significación per je
triales— donde vierte sus impresiones no só- feo y no a una experiencia verdaderamente (La Gioconda, La Traviata). Resulta, pues,
lo sobre la dirección wagneriana de Kna (en satisfactoria. El sistema de elección propues- chocante, o al menos candoroso, que se ha-
pariicular de la Tetralogía y Parsifal), sino to por Ben-Tovim y Boyd se sitúa en un pro- ya facilitado su versión castellana (La Jo-
en otros campos, con atención también es- ceso en el que el interés por la música es cunda. La Descarriada). Este detalle, no
pecial a Bruckner. El volumen, que es com- previo al interés por el instrumento. Since- obstante, es algo episódico en un texto y se-
plementario del editado por Walier ramente, pienso que en nuestro país suele lección que no desmerece ante cualquier pu-
Panofsky en 1958 (hoy agolado), se comple- ocurrir al revés. El verdadero interés por la blicación extranjera similar y que ha sido un
ta con datos biográficos, recuerdos de As- música es tan escaso como la cultura musi- acierto por pane de la editorial darle cabi-
Irid Varnay, Martha Módl y Helena Braun, cal. Muchos padres españoles, casi todos, da en una colección tan popular. Lo que sí
algunas sabrosas anécdotas, una selección no distinguen una tuba de un fagot, y aun- se echa en falta (quizás para no engrosar aún
discográfica (por la que sabemos que ya ha que esta guia les pueda resolver muchas du- más un volumen ya bastante dilatado) es la
aparecido la Sinfonía «Grande» de Schu- das, habrá aspectos que permanezcan en la ausencia de una discogiafía ad hoc, orien-
bert... aunque por el momento sólo en Ja- oscuridad para el padre lector. El asesora- tativa en uno o dos títulos por obra, al me-
pón) y numerosas ilustraciones de repre- mi cnt o de un buen profesional no deja de nos. Con ello, la empresa, valiosa ya, se
sentaciones dirigidas por Kna y fotografías ser imprescindible. Para el profesor de ini- habría redondeado.
de éste. Por este material se descubre tam- ciación musical, que por lo general no co-
bién que Kna compuso en su juventud, pues noce los detalles de todos los instrumentos,
incluye la reproducción de la portada de la este libro puede ser muy útil y se echa de me- F.F.
edición de Tres Heder para orquesta, op. 13, nos que no sea un poco más detallado. Apar-
hoy perdidos por desgracia. Prologa el libro te de las condiciones físicas y mentales
Paul Kuén con palabras de elogio, gratitud requeridas por cada instrumento, también
y reconocimiento al incomparable Kna. se indica cuál es la personalidad más apro-
piada, según las características expresivas del
PARTITURAS
Naturalmente, el libro ha aparecido sólo instrumento y su función social y musical.
en alemán y es improbable su traducción. Esta es la pane con más enjundia de la guía, MANUEL BLASCO DE NEBRA: Seis sonatas
Por ello, para quienes quieran incrementar pues en estas reseñas es fácil reconocer a las para teclado. Edición a caigo de M.' Jumaíul*-
distintas especies que pueblan nuestros con- da Cárdenas Servan. Sociedad Espalóla de Mu-
su información y documentación sobre Kna sicología. Madrid. 1917. 1 vol. de 43 pp. (29 de
doy a continuación las señas donde pueden servatorios y verdaderamente los requisitos
psicológicos para la práctica de un instru- muslo), 31 x 22 tm. Cudcnios de Mnsica Ami-
solicitarlo. Su precio es de 10 marcos fua n.° 7.
alemanes: mento no suelen ser tenidos en cuenta.
Hans Knappertsbusch Gesellschaft La edición en 1964 de Seis sonatas para
Belgradstrasse 33 En resumen, se trata de un buen libro di- clave y fuerte piano por Robert Parris para
8000 München 40 (RFA) vulgatívo, útil y práctico, dirigido a padres la U.M.E. del sevillano Manuel Blasco de
inquietos y con una mínima cultura musi- Nebra (1730-1784) significó el descubrimien-
cal. Lamentarse de nuestra desidia musical to de una figura deslumbrante de nuestra te-
A.F.M. no vale de mucho y es de esperar que con cla en el tercer cuarto del siglo XVIII. Estas
iniciativas editoriales como ésta y con el cre- obras tuvieron un gran eco tanto en la bi-
ciente interés social que hay por la música bliografía como en la fonografía, esta últi-
ATARA H BEN-TOVIM y DOUCLA5 BOYD: las cosas empiecen a cambiar. Aun así, da ma desembocando en el bonito disco mono-
Cómo escoger el instrumento más adecuado pa- mucha pena pensar en las dificultades que gráfico que Josep Colom grabó para Etnos
ra su hijo. Guia práctica para padres y educado- los padres españoles se encontrarán, una vez (02-C-X1V) en 1982. Por aquellas fechas se
res. Ediciones Uraao, S.A. Barcelona, 1917. elegido el instrumento, para que sus hijos publicaba en Dinamarca por Beng Johnsson
1 vol. de 144 pp. con fotografías e Ilustraciones. puedan estudiar música en condiciones, seis nuevas Sonatas y seis Pastorellas loca-
19x25,5 cm. lizadas en el archivo de Montserrat.
mientras no se produzca de una vez por to-
Desde luego, este libro es una guía emi- das la anunciada reforma de la enseñanza En 1977, Inmaculada Cárdenas localizó
nentemente práctica que sirve al objetivo que musical. en el Monasterio de la Encarnación de Osu-
se ha propuesto y que para ello requiere la na seis nuevas Sonatas y a pesar de dar no-
participación activa del lector y padre inte- ticias de las mismas en 1980 en la revista
resado por la música, que ha de rellenar los V.P. Musique et Loisir, no encontró editor para
múltiples cuestionarios que salpican sus pá- las mismas hasta su programación en 1984
ginas. Aunque los cuestionarios han sido por la S.E.M., la cual fue presentada en el
simplificados al máximo, aun asi requieren J.M. MARTIN TR1ANA: El libro de la ópera. pasado mes de diciembre. Edición que, la-
Numero 1.2*4 de El Libro de Bolsillo. Alian»
cierta dosis de paciencia y esfuerzo. Elegir Editorial. Madrid, 1917. mentablemente, ha salido a la calle con gra-
54 Scherzo
POR FIN
LA MÚSICA LLEGA A LA UbfO de
LA MAYOR EXPOSICIÓN BIBLIOGRÁFICA DEL PAÍS, CUENTA ESTE
ESPECIALIZADA R E A L MUSICAL
LE ESPERAMOS EN EL P A R Q U E D E L R E T I R O
DE MADRID DEL 2 7 DE M A Y O AL 1 2 DE J U N I O
AMBOS INCLUSIVE, DONDE PODRA ENCONTRAR:
- BIOGRAFÍAS - LIBROS TÉCNICOS - E.G.B.
- HISTORIAS - LIBROS ANALÍTICOS - B.U.P.
- ENCICLOPEDIAS - LIBROS SOBRE - MÚSICA
- CULTURA Y APRECIACIÓN INSTRUMENTOS JOVEN
MUSICAL - PEDAGOGÍA MUSICAL -JAZZ
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PRECIOS ESPECIALES PARA LAS COMPRAS REALIZADAS EN LA FERIA.
CASETA
NUMERO
36
MUSICAL
CARLOS W - N- 1 • 29013 - MADRID
LIBROS
ves errores de imprenta (omisión del cuadro la música. Una edición de Schott Verlag en tardía edición conservada en la Biblioteca
analítico de las sonatas en tonalidades ma- 1969 a cargo de Walter Lebermann, logró de su Universidad de Cambridge, Kenyon
yores, descolocación en el cuadro de las so- audiencia en nuestro país cuando se conce- de Pascual utiliza la comparación de fuen-
natas en tonalidades menores, supresión de dió un «Premio Nacional del Disco 1985» tes impresas y manuscritas de diversos pe-
palabras en el prólogo que tornan incom- a la grabación Etnos 02-A-XXXII en inter- ríodos, optando por la edición de las
prensible su párrafo...) que, según me infor- pretación de Joana Guillem y Magdalena manuscritas llevando las variantes de las edi-
ma la autora al haberle yo preguntado a este Martínez de las Seis sonatas para dos flau- ciones a tas exhaustivas notas criticas. No
respecto, se subsanarán con la edición inmi- tas (u oboes) sin bajo de Juan Bautista Pía se trata, pues, de una edición Urtex —con-
nente de una «fe de erratas». Adviértolo, Agustín. secuencia de la selección arbitraria de diver-
pues, a los que la adquieran antes de su in- sas fuentes para configurar una obra quizás
clusión para reclamarla al editor. En 1987 vieron la luz las dos ediciones perfecta, pero también de discutible auten-
ahora comentadas dentro de colecciones de ticidad filológica—, sino de la edición de una
Manuel Blasco de Nebra fue discípulo, al prestigiosas instituciones mu sicológicas, una versión original con advertencia de las va-
parecer, de su tío José de Nebra, y su fuer- perteneciente a la Diputación de Barcelona riantes.
te personalidad se ve confirmada con esta y la otra de titularidad privada. La Biblio-
nueva colección de sonatas. El siempre lú- teca de Catalunya recupera su actividad de Las dos obras presentan serias diferencias
cido Williani S. Newman ha vislumbrado en la mano de un original del gran compositor que invitan a pensar en un alejamiento cro-
él una originalidad, fuerza y profundidad y ocasiona] musicólogo Roben Gerhard; ori- nológico e incluso en diversa autoría (¿José
parejas a tas de Scarlatti o Soler y afirma ginal rechazado para su publicación en su en el caso de la primera?). El Trío para dos
que «su lenguaje, en su mayor parle, no se día por Higini Anglés y Miguel Quero! ante flautas es prototípico del período clasicista
debe a Soler tamo como a los principales los efectos que la transcripción de Gerhard con su forma bipartita y su gravitación to-
maestros del Clasicismo. De hecho, sus pe- presentaba. Efectivamente, el compositor no nal, con progresiones modulatorias que re-
netrantes, a veces angustiadas disonancias, respeta ni por asomo el cifrado original, al miten abiertamente al estilo centroeuropeo.
insinúan el inicio del s. XVIII». En la mis- grado de que se puede hablar de que el con- El Trío para oboe y violin parece de unos
ma idea, señala Cárdenas que estas Sona- tinuo es íntegramente de la autoría de Ger- veinte años antes y muestra una mayor in-
tas «están plenamente incorporadas a la hard. Ello lleva a la absoluta discrepancia madurez en su configuración tonal y es de
forma sonata que está en boga por esos tiem- entre la mano izquierda del clave y la escri- destacar la advertencia de Beryl Kenyon so-
pos en Europa, teniendo, sin embargo, un tura del basso atribuida al violoncello. Es- bre su sabor español en una secuencia que
carácter profundamente español». Debido tos errores son explicitados por e! relaciona con los diversos fandangos para
a la limitación de espacio (a mi entender ex- prologuista, quien no aclara, sin embargo, tecla —Scarlatti, Soler, anónimo de Pam-
cesiva) que impone esta colección, la Dra. si el continuo de clave es un añadido de Ger- plona, etc.— del periodo. Con toda la pru-
Cárdenas no ha podido explayar su teoría hard o en la edición original se pide este. Por dencia necesaria, la Sonata III pudiera
sobre la estética de este autor, al cual, par- otra pane, Gerhard compone una cadencia atribuirse a Juan Bautista caso de ser éste
ticularmente, considero cumbre de nuestra de ocho compases y no duda en imponer su el autor del Trío para dos flautas y de la mis-
tecla incluso por encima de Soler —teniendo opinión musical por doquier sobre la de ma época. No se me alcanza la razón que
en cuenta que de Blasco sólo conocemos 24 ¿luán Bautista? Pía. El talento musical de lleva a Josep Dolcet a definir estilísticamente
obras—. Esperemos que próximamente pu- Gerhard triunfa, sin duda, y, con todo ello esta Sonata III como perteneciente a las pos-
blique un artículo monográfico sobre tan aclarado, resulta una preciosa obra de con- trimerías del Barroco y sin relación con el
primordial cuestión. cierto muy del gusto del neoclasicismo del incipiente clasicismo. Aparte de que ca. 1780
momento en que se transcribió. Pero ello no el clasicismo no era incipiente sino consoli-
Los criterios editoriales han sido funcio- justifica de ningún modo su inclusión en una dado en sus diversas variantes, quisiera que
nalistas, en correspondencia con la excelente colección subtitulada «Quadcrns de música se me concillara el tratamiento tonal y los
calidad del manuscrito de Osuna. El inter- amiga espanyola» y el director de la colec- pequeños motivos contrastantes en equilibrio
prete tendrá, pues, una partitura de gran cla- ción, Josep M. 1 Lloréns, ha hecho un flaco simétrico, tensión rítmica por reiteración,
ridad y sin superposición de precisiones favor a Gerhard y a la musicología españo- etc., con el calificativo barroco.
filológicas (que van en hoja aparte). La im- la con una edición que sólo puede despres-
presión, correcta, ha dejado una caja esca- tigiar a ambos y que bien poco honra la
memoria del dedicatario de la colección, Hi- Por lo que se refiere a! apartado biblio-
samente centrada; quizás hubiera sido pre- gráfico, Beryl Kenyon hace un documenta-
ferible una pequeña reducción de caja en be- ginio Anglés, al cual amparaba toda la ra-
zón del mundo al rechazar la propuesta de do seguimiento por fuentes españolas,
neficio del margen y el equilibrio de la portuguesas, inglesas, francesas, alemanas
página habida cuenta de los tipos usados, Gerhard.
e italianas y logra esclarecer muchas dudas
muy delgados y alargados, que provocan respecto de esta familia al delimitar perfec-
cierto estiramiento de los sistemas. tamente las personalidades de los tres her-
Beryl Kenyon proporciona una afortuna-
Insisto en la gran belleza de estas obras, da edición del Trío en re menor para oboe, manos. Dolcet, a pesar de anunciar un
permitiéndome llamar la atención sobre el violin y violoncello de Juan B. y/o José Pía estudio sobre estos personajes, renuncia a
refinamiento de la sexta, aparentemente ma- y el Trío en sol mayor para dos /lautos (o la investigación de archivos o de publicacio-
nida. Apuesto por la inclusión de estas 5o- violines) y bajo de ¿Juan B.7 Pía. Mientras nes menos habituales y remite a libros que
natas en los repertorios junto a sus dieciocho Gerhard se limitó a utilizar como fuente una se copian los unos a los otros, en vano es-
companeras anteriores. fuerzo de erudición bibliográfica y descono-
ce publicaciones recientes de muy fácil
acceso que sí utiliía B. Kenyon. Asi es po-
X.M.C. sible que Dolcet, so pretexto de corregir a
Fetis allí donde éste estaba acertado trasto-
que el orden correcto por edades de los her-
i. PLA: Sonata IIIper a dos obots, violtos o fian-
manos que sí aclara B. Kenyon. Condemos
tes i haix rontinu Revistó i realilzaclo del conli- en que Dolcet revise su anunciado estudio
BU: Robtrt Gerhard. lalroducció: Josep Dokel. o renuncie al mismo ante la acumulación de
Col.leccIA Higini Angtti n.° 6. Biblioteca d* Ca- errores y desinformación.
Uluny*. B i m l o n i . 19*1. 1 vol. <fe 47 pp. (39 dt c/Hucrtas. 57 - . T t L 41° 19 <T
mfataüde 31,5x13 era. Todos los dúu En el aspecto tipográfico, cabe felicitar sin
Dos tríos líe Pía. Introducción y [ranscripcIAn de Música Ciática to directo paliativos a la Biblioteca de Catalunya por
B*ryl Kcnjon de Pucusí (tuto español e inglés). el magnífico dibujo musical de E. Climent,
Cuadernos de música antigua n.D 6. Sociedad Es- completado por el papel utilizado. La bo-
pañola de Musicología, Madrid, 19*7, 1 vol. de L>e lunes a jueves y a las 23,30: CICLOS
61 pp. (40 de música) de 31,5x 11 en. DF. MUSICA CLASICA, dedicados a un nita edición de la SEM no alcanza, pese a
amor, a un estilo o a un periodo dt la ser difícilmente reprochable, esa belleza, y
Historia de la Música. el papel es de trama de inferior calidad, por
Los hermanos Pía, famosísimos oboístas V acmés. sábado1! y domingos, dos actua- lo que transpárenla algo. Lleva ventaja la
españoles que florecieron en diversas cortes ciones a las 20,30 y las 23.30. SEM en la generosa caja, siempre agradeci-
europeas en el tercer cuarto del siglo XVIII, da por los intérpretes.
venían siendo hasta ahora poco más que
unos nombres en las historias de la música
española y en las enciclopedias alemanas de X.M.C.
56 Scherzo
LA GUIA DE SCHERZO
Scherzo 57
LA GUIA DE SCHERZO
che. Belling. 13, 17,11,14, M, 13: Orquesta de Cáma- DROTTNINGHOLM Zimmfrman. Albínoni, El
27, 29 de julio. FESTIVALES ra de Holanda. Coro del nacimiento de la Aurora.
NORMA (Bellini). Maní- Festival de Brighlon. Anto- Follvil de) Tralro 17: Academyof St. Martin-
miaño Valdés. Giacomini, ni Ros Marbá. Mozan. / de la Corte In-The-Fields. James Bow-
Kavrakos, Lagrange. 15, 2S Beethoven. Liin, PVGMALION (C.P.E. manh contratenor. Vivaldi,
de j u l o : 1 dt juno. GRANADA Schocnberti. Pergolesi. Corelli. (Iglesia
XXXVII Festital Bach) DON JUAN (Gluckl Si. Augustin).
Thalrr des Champa Elysm Inleniacioul de Músici 25: Godelieve Monden, gui- Ballet y Orquesta Reales. 17, IS, 10: Sinfónica Emilia
LA GAZZA LADRA (Ros- í Otnza tarra. Weiss. Scarlatli, Pu- Thomas Schuback. Marga- Romagna. Coro Claudio
sinl). I van Fischer. Gambill, jol. Segovia. retha Soderling. 4, 9,11 de Merulq. Bruno Campanella.
18,19 de j u l o : Ph¡ I harmo- •••lo. Rigacci. Matteuzzi, Ziho,
Shimell, Hamel. 20, 21. 25, nía Orchestra. Esa Pekka 16, 17: Ballet Clasico del LA FINTA G1ARDINIE-
17, 29 (k JBaki; I de Julio. Salonen. Montserrat Caba- Teatro Lírico Nacional La Monici. Rota. Eísombrero
RA (Mozart) Arnold Osi- de paja de Italia (escenifica-
llé, sopranos Alicia de La- Zarzuela. man. Góran lárvefelt.
rrocha, mano. Stravinsky, da). (Chateletl.
VENECIA 2», 29: Orquesta Nacional Aruhn, Biel, Pilat. Sko- 15: Orquesta del Maya Mu-
Wagnei, Dtbusiy. Strauss. / de España. Günler Herbig. glund. 23, 27, 29 de julio. sical Florentino. Zubin
LaFtakt Beel noven, Bruckner. Jesús (jipe? Cobos. Mahkr. Mehla. Messiaen. Turanga-
19: Eliol Fisk, guitarra. /Toldrí. Falla. Dvorak. lila Symphonie. (Sala
ST1FFELLO {Verdi). Hu- Scarlatti, Bacn, Banjos, Be- PARÍS Pleyel).
bert Soudanl. PLzri. Malag- río, Paganini. 2S: Alirío Díaz, guitarra.
nini. Noble, Verducci, 20: Montserrat Caballé, Ali- Ponce, Moreno Torroba, Fetütal de Piril 15J3S: BaUet de Frankfun.
Zcnnaro. 1 de luaio. cia de t.arrocha. Mompou. Castelnuovo-Tedeico, 3. 4 de }»nio: Enstmblt William Forsythe.
LE CONVENIENZE ED 21: The Hilliard knsemble. Aibéniz. Sclioenberg de La Haya. (Chatelet).
INCONVENIENZE TEA- The Western Wind Choir. Dcbussy, Busoni, Reger. 1 de lobo: Ortjuesta de Pa-
TRAL1 (Doniietii). Angelo Paul Hillier. Pin, Pasión 19: María Esther Guzmán, Schoenbtrg. / Webern, rís. GeorgSolti. Beethoven,
Gavillar o. Gregoreiii. Nuc- según San Juan. guitarra. Dowland, Bach, Schoenberg. (La Cigale). Tercrra. (Plaza Vendóme).
ci, Marchini, AnelK, Chaus- 21: Michael Lorimer, guita- Giuüani, Gerhard, Pagani- 4:1 Musici. Vivaldi. (Iglesia
son, Vipiaga. 16, II, 19, 21, rra. Albeniz, Segovia, Villa- ni, Albíni*. Mertí. Si Louis en L'ltle). IV Featjial de Orqiolas
21 de j u l o . Lobos, Corbetta. 30: Orquesta Barroca de la t: Renata Scotto, Roben de 1 de jailo: Orquesta y Coro
Anónimos. Comunidad Europea. Ton Ceunynck. Rossini, Mozart, de Atlanta. Roben Shaw.
II: The Hilliard Enscmble. Koopman, clave y dirección. Gounod. Cilea. Catalani. Stravínsky, Beethoven.
VIENA Paul Hillier. Pan. Schubert. Bach, Haendel. Mascagni. ITeatro Mo- 3: Sinfónica de Viena. Geor-
12: Eduardo Fernández, gui- Manuel Cano, guitarra gador). ges Prefre. Slrauss, Brahms.
SU» Hopo tarro. Dowland, Britten, flamenca. 4: Orquesta de París. Pierre
7: Marta Tipo, piano; Ulo Boulez. Mauíizio Polliní,
PELLEAS ET MELISAN- Legnanni. Ponce. Rodrigo. Ughi, violln. Monrt,
DE (Debussy». Claudio Ab- 13: luliam Bream, guitarra. 1 dt julio: Claudio Arrau, Brahms. Beethoven. (Cha- piano. Schoenberg.
bado. Anloine Vitez. Narváei, Dowland, Sor, piano. Beethoven, Liszt. tdet). 5: Orquesta del Concntge-
Chiaurov. Ludwig, Walker. Rodrigo. Wallon, Lulos- 2, 3: Balle< del Gran Teatro U. 14: [ Solisii Veneii. bouw Amsterdam. Riccardo
von Stade. 21 de junio. lawski. de Ginebra. Claudio Scimone. Gasdia, Chailly. Bmckner.
CONVOCATORIAS
IV PREMIO INTERNACIONAL ción Jacinto e Inocencio Guerrero. Gran González Uriol, órgano y monocordio; Jan
DE GUITARRA 1988 Vía, 78. 28013 Madrid. Willen Jansen, clave y conlinuo; Rosmarie
S.A.R. LA INFANTA DOÑA CRISTINA Meister, canto; Pedro Memeldorf, flauta
dulce; Emilio Moreno, violín; Pere Ros, vio-
Convocado por la Fundación Jacinto e II PREMIO INTERNACIONAL la da gamba; Alvaro Zaldívar, teoría. Ins-
Inocencio Guerrero. Se celebrarán (res prue- DE PIANO FUNDACIÓN GUERRERO cripciones hasta el 15 de julio. Información:
bas eliminatorias a partir del 2S-XI-SS. Pie- I9»9 Institución Femando el Calólico. Sección de
zas obligadas. Primer premio: 1.000.000 Pls. Música Antigua. Diputación Provincial. Pla-
2." premio: 500.000 Pls. Fecha de cierre de Convocado por la Fundación Jacinto e za de España, 2. 50004 Zaragoza.
tas inscripciones: 2S-X-S8. Información: Inocencio Guerrero. Tres pruebas elimina-
Fundación Jacinto e Inocencio Guerrero. torias a pariir del 17-XI-89. Premio:
Gran Vía. 78. 28013 Madrid. i .000.000. Premio facultativo del Jurado:
500.000 Pts. Fecha de cierre de la inscrip- III CONCURSO ANUAL DE
ción: l-X-89. Información: Fundación Ja- INVESTIGACIÓN V ESTUDIOS
cinio e Inocencio Guerrero. Gran Via, 78. MUSICOLOGICOS
IV PREMIO JACINTO GUERRERO 19tt 28013 Madrid. «RAFAEL MITJANA»
A LA MEJOR OBRA LÍRICA
Convocado por la Cáiedra Rafael Mitja-
Convocado por ta Fundación Jacinto e V CURSO INTERNACIONAL na de la Universidad de Málaga y la Dipu-
Inocencio Guerrero. Para obras loialmente DE INTERPRETACIÓN MUSICAL tación Provincial de Málaga. Únicamente
inéditas que han de presen(arse completas, CAMPUS MUSICAL 1981 para espartóles. Recepción de trabajos has-
libro y música, ésta orquestada. Premio: ta 31 de agosto. FaJlo del Jurado en septiem-
4.000.000 Pts, Accésit facultativo: 1.000.000 Torroella de Momgrí. 2O-VII/3I-V1I1. bre 1988. Premio único: 300.000 Pls.
Pts. Fecha de cierre de la inscripción: Profesores: María Curdo, piano; Bruno Ca- Información e inscripciones: «Cáledra Ra-
10-X-K8. Información: Fundación Jacinioe nino, piano; Mariana Strbu, Mihail Danci- fael Mitjana». Vjcerrectorado de Extensión
Inocencio Guerrero. Gran Vía, 78. 28013 la, música de cámara; Franco Petracchi, Universitaria. El Ejido, s/n. 29071 Málaga.
Madrid. contrabajo; Ruggiero Ricci, Goncal Corne-
lias, violín; Enrique Santiago, viola; Radu
Aldulesco, viotoncello; Julián Jacobson,
música de cámara. Es posible la rea- II CONCURSO INTERNACIONAL
III PREMIO INTERNACIONAL lización de una prueba de admisión. Infor- DE CANTO JULIÁN GAYARRE
DE CANTO 19S8 mación: Joventuts Musicals. Apartado 70.
FUNDACIÓN GUERRERO 17257 Torroella de Montgrí. Se celebra del 29 de agosto al 4 de sep-
tiembre en Pamplona. Edades requeridas:
Convocado por la Fundación Jacinto e concursantes masculinos, más de 20 y me-
Inocencio Guerrero. Tres pruebas elimina- X CURSO INTERNACIONAL MM de 35; concursantes femeninos, más de
torias, con pieza libre y romanza de cual- DE MÚSICA ANTIGUA 1S y menos de 32. El Concurso se desarro-
quier obra de Jacinto Guerrero, a partir dd DE DAROCA lla mediante dos pruebas eliminatorias y una
12-XII-88. Premio: 1.000.000. Premio al me- final. Premios: 1.°, 750.000 pesetas; 2.°,
jor intérprete de obras de Jacinto Guerre- 1-lt/VIll. Daroca, Zaragoza. Profesores: 500.000; especial, 250.000. Información e
ro: 250.000 Pts. Fecha de cierre de la Agoslino Citillo, flauta; Nils Ferber, oboe; inscripciones: Carlos III, 2. 31002
inscripción: I1-X1-88. Información: Funda- Jorge Fresno, vihuela y guitarra; José Luis Pamplona.
58 Scherzo
-dosier
Scherzo 59
dosier
60 Scherzo
100YEARS
^ P I E ERTCEBOUW
ORCHESTRA
Un provechoso eclecticismo
Scherzo 61
ÍT-KT—-•*-ww • flpv • T ^ " ^ ^ ' ^ ^ ^ « » * ™ - ^ * " ' j - ^ - b r ^ -
¡:'" • ; •••• . • ,'i !;,-:,• --. T T T f i
dosier
inspirado, ha ido madurando asombrosamente hasta alcanzar Bolonia—, pocas cosas tiene en común con él a no sei su amor
resultados musicales de notable valor, solvencia y depuración. a Bruckner. Pero la orquesta lo ha elegido democráticamente.
La historia continúa Y no parece que por el momento las cosas vayan mal. El futuro
La forma de una orquesta la mantienen diversos factores. No dirá.
es el menor la calidad de los directores que la trabajen. La Con- Una acústica milagrosa
cergebouw ha tenido siempre a su frente batutas fijas de enor-
me solidez cuando no inspiración y colaboradores o invitados, La sala del Concertgebouw está considerada por lo expertos
más o menos permanentes, de irrefutable profesionalidad. A los como una de las tres mejores del mundo en el campo de la músi-
citados más arriba deben unirse los nombres de Georg Szell, Erich ca de concierto. Las otras dos son la de Grosser Musikverein-
Kleiber (extraordinarios maestros que han dejado interpretaciones saal de Viena, sede de la Filarmónica, y la Symphony Hall de
discográficas para la historia. Ejemplos: S. ° de Dvorak pot el Boston, donde toca la Sinfónica. Y lo cierto es que la acústica
primero y 3.' y 7. * de Beethoven por el segundo), Antal Dorati, del Concertgebouw se consiguió de manera poco menos que mis-
teriosa cuando el edificio fue le-
vantado. No existían hace den
años métodos técnicos suficien-
tes ni mediciones científicas fia-
bles para otorgar una reverbera-
ción o proyección sonoras deter-
minadas. Naturalmente, el em-
pleo de materiales concretos en
las paredes, el suelo y los reves-
timientos se debió hacer con un
mínimo cálculo. No cabe duda
de que la madera, la relativa des-
nudez de los muros y la propia
forma rectangular jugaban en
favor de una acústica clara y bri-
llante. Pero es improbable que
los constructores hubieran pre-
visto con exactitud la milagrosa
reverberación, la redondez, los
armónicos, la profundidad, la
perspectiva sonoras, el equilibrio
mágico determinante de que ca-
da timbre se escuche al mismo
tiempo unido a los demás y níti-
damente individualizado. La
música fluye con suavidad y po-
tencia, los pianos son tan audi-
bles como los fortes en este
recinto en forma de cajón.
V.A.M. Peutz, director de las
pruebas realizadas en el edificio
a la hora de programar las mo-
dificaciones necesarias en su es-
tructura y servicios, comentaba
que la especialísima acústica de
la sala «no puede ser expresada
con cifras o dibujos, del mismo
modo que no puede definirse la
cálida sonoridad de un Stradi-
varius».
62 Scherzo
I
-J -__ — ~
dosier
Riccardo Chailly:
la irresistible ascensión
FOTO: DECCA/DELUQIO
64 Scherzo
100YEARS
CONCERTCEBOUW
OHCHESTB A
S
estudiosos, pero no directores especialmente concertadores, maes-
CHERZO-—Usted ha tros concertadores como Toscanini. Estaba Leopoldo Mugno-
hablado más de una vez ne, por ejemplo, un experto, un buen maestro para la ópera pero
de Franco Ferrara, uno no para la gran orquesta moderna. La idea toscaniniana, la con-
de sus maestros de direc- cepción de la orquesta como entidad sinfónica es algo que vino
ción, y recordaba una con él. Miembros de la Scala me han contado de qué manera
frase que él gustaba de ensayaba, cómo planificaba el sonido, cómo organizaba inclu-
repetir: «Dirige como so la actividad diaria. Lo hacia con una intensidad y un interés
quieras a condición de dignos de un fanático; buscaba siempre un sonido nuevo, dis-
obtener lo que quieres. tinto. Pretendía, y conseguía, otorgar al conjunto una persona-
No existe una manera, si- lidad diferente, alejada de la que le había caracterizado durante
no mil». La pregunta tanto tiempo como orquesta de foso, semejante a tantas otras
ahora es: ¿Ha encontrado usted esa manera? constituidas de acuerdo con las pautas operísticas de fines
CHAILLY.—Pienso que sí. La manera de afrontar la inter- del ochocientos. Y era algo que intentó y obtuvo también de las
pretación de la música viene siempre exteriorizada a través de demás formaciones a su cargo; la de la NBC, por ejemplo. El
los medios físicos: el brazo, la mirada, la misma constitución, esmalte singular que procuraba, tras arduos trabajos, revelaba
el cuerpo y sus movimientos... La mímica juega un gran papel; una insólita madurez sinfónica.
es como una especie de pantomima del gesto. Esto es absoluta-
mente cierto. Ferrara lo decía siempre: «Haz lo que quieras, co- S.—Sin embargo, ese sonido, que tantos han destacado, ese
munica como quieras para obtener los resultados que desees». esmalte especial del maestro parmesano no parece que esté re-
cogido en sus discos con la orquesta neoyorquina, que suenan
No acciones si no sabes por qué y para qué lo haces. Pero si desagradablemente secos y duros.
actúas de una forma natural, a instancias de un impulso inte-
rior en busca de un resultado musical, no hay una manera: hay CH.—Pero él quería que fueran así. Buscaba reproducciones
mil de obtener el efecto musical perseguido. secas, libres de cualquier efecto que considerara superfluo. Paul
S.—Y ya ha encontrado su manera, por tanto... Myers, muchos años director de clásico de la CBS, hoy adscrito
a DECCA, mi casa discográfica, me ha comentado lo que al res-
CH.—Seguramente si... He estudiado con tres maestros: Pie- pecto le manifestaba su colega de RCA, que conocía muy bien
ro Guarino en Perugia, que fue el primero; Franco Caracciolo toda la historia de Toscanini y sus incisiones fonográficas. No
en Milán y Franco Ferrara, durante tres años, en Siena. Con es cierto que estuviera en desacuerdo con ellas. Le gustaba la
él seguí cursos veraniegos de perfeccionamiento. Ahí estaba la sequedad y la exigía, por ejemplo, para sus registros de obertu-
verdadera escuela técnica y musical de interpretación, de lo que ras de Weber, Rossini o Verdi. Hay que tener en cuenta que Tos-
son buena muestra los numerosos alumnos que asistían a sus cla- canini, antes de dedicarse a la dirección de orquesta, estuvo
ses, algunos de ellos magníficos directores más tarde. Creo que bastante tiempo tocando el violoncello en los fosos de los prin-
Ferrara llegó a ser el más grande maestro existente. cipales teatros italianos, incluida la Scala, Son salas que poseen
S.— Y ello a pesar de su mala salud... una acústica generalmente seca, exceptuando quizá la de la Opera
CH.—Si. Además se establecía siempre entre él y el alumno de Bolonia, donde yo trabajo en la actualidad. El tenía el oído
una especie de tensión, que podía ser buena o mala. Si el alum- especialmente hecho a esa sonoridad y quería reproducirla allá
no no le seguía o no le entendía existía la posibilidad de que se donde fuera. Por eso le gustaba tanto el estudio de grabación
pusiera furioso, absolutamente hidrófobo. Llegaba a tener ex- más famoso de la RCA en Nueva York: contaba con la seque-
plosiones de genio casi antinaturales. Recuerdo que en cierta oca- dad que le obsesionaba. Yo debo decir, con todos los respetos
sión se enfadó tanto que arrancó de una patada dos butacas de para Toscanini, que a mi me desagradarse tipo de sonoridad.
la platea, tal era la fuerza que le impulsaba.
S.—El hecho de que su padre, Luciano Chailly, fuera com- S.—Con independencia de estas cuestiones, sin dudo básicas,
positor, debió influir poderosamente en usted, no ya para estu- de carácter acústico, ¿se ha planteado desde Toscanini una for-
diar música, sino para hacerlo rápidamente y conseguir recorrer ma nueva de entender la ópera, más racional, más de servicio
un ya largo camino en un tiempo relativamente breve. al compositor que al cantante?
CH.—Totalmente. Yo hice en Roma, cuando ya residíamos CH.—Sí, claramente. Lo creo fundamental. He hecho en di-
allí, los cuatro primeros años de composición en cuatro meses. ciembre, inaugurando la stagione lírica de Bolonia, Falstqffáe
No lo hubiera podido hacer sin sus lecciones, consejos y ayuda. Verdi. Lo he trabajado mucho y he escuchado lo que Toscanini
Eso me aceleró enormemente en mis estudios. Porque mi padre ha dejado grabado; es una gran lección, probablemente el me-
fue nombrado director artístico de la Scala en 1968 y pude en- jor de la historia del disco. Conozco muy bien las versiones de
tonces, con la ventaja adquirida, ingresar en el Conservatorio De Sabata o de Karajan, enormes ejecuciones; pero el supremo
de Milán directamente en quinto de composición. Tenía en aque- dominio que aquél tenía de la música ver diana, que partia, no
lo olvidemos, de un conocimiento personal y trato con el com-
lla época 16 años y llevaba por tanto a mis compañeros cuatro positor, era extraordinario. Absolutamente fantástico. Y hay que
de ventaja. salir al paso de esa tan extendida especie de que Toscanini co-
S.—Lo que revela que su padre era un excelente profesor y rría: no es verdad. Los tempi de Falstaff, sin ir más lejos, tie-
usted un magnifico alumno. nen la mayor amplitud, en medio de una naturalidad de
. CH.—(Riéndose). Si, es muy posible. respiración, que uno pueda imaginar. Y lo mismo sucede en otras
S.—Por supuesto, dada su juventud, no alcanzó a ver agran- óperas, como Otello, en donde el discurso es más conciso y en
des directores italianos como Toscanini, De Sabata o Cantelli, donde hay una tensión interior emocionante.
que quizá hubieran podido influir en su formación.
CH.—Lamentablemente, no. Al único de la vieja generación S.—¿Con qué empezó usted realmente, con la ópera o con
que llegué a ver fue Antonino Votto, asistenie de Toscanini y la música sinfónica?
más tarde profesor en el Conser- CH.—La verdad es que con
vatorio milanés de dirección de las dos cosas al tiempo. Cuan-
do uno es tan joven no se lo
"N
orquesta. Su alumno más emi- f f - ^ ^ " ^ Q &C c i p r t n QUG
nente es Riccardo Muti. piensa dos veces. Tenía 14 años
y me inicié, en Padua, con I So-
S.—¿Cree que se puede mar-
car una línea continua dentro de
Toscanini estuviera en lí st i Veneti, el conjunto de Clau-
dio Scimone. Hacía de todo:
esa tradición directorial partien-
do de Toscanini hasta ahora?
desacuerdo con concierto de cámara, conciertos
con pequeña orquesta sinfónica
CH.—Seguramente con él se
ha iniciado la gran tradición ita-
sus grabaciones y ópera lírica especialmente.
liana. Antes había grandes ex- S.—Usted, hoy al menos, es
pertos musicales, conocedores, un director amplio, no de or-
Scherzo 65
-dosier
questa de cámara precisamente. Un director poderoso, domi- rianas, como la Novena, o de las grandes páginas mahlerianas,
nador de grandes conjuntos. como la Sexta o la Novena.
CH.—Sí, y ello se debe a que, desde el principio de mi carre- S.~De todos modos, hay que insistir en lo raro que resulta
ra, hago mucha ópera y grandes obras corales y oratorios; War que un director joven, italiano y de ascendencia francesa, cap-
Réquiem de Britten, Octava de Mahler, Gurrelieder de Schoen- te, y se identifique tan pronto con ella,^ la música germánica más
berg... Es un repertorio que he venido haciendo regularmente tradicional.
en los últimos años en Berlín con la Orquesta de la Radío. Para CH.—Si, tiene razón. Es raro. Pero el hecho es que yo amo
mi es una experiencia cotidiana tener el palco escénico lleno de esa música tamo como la de Verdi. En concreto, me interesa mu-
gente y controlarlo todo. cho de Bruckner su dualismo, su ambigüedad; esa extraña mez-
S.—Usted ha empezado, a la vista está, a dirigir muy joven cla de religiosidad y demonismo. Era mitad fraile, mitad
grandes y complicadas partituras que, al menos antes, eran abor- demonio. Se cuenta de él que, después de abrir una tumba, se
dadas por los directores cuando ya habían cumplido los cincuen- había llevado a su casa una calavera, que conservó durante aflos
ta. Sinfonías de Mahler, de Bruckner, por ejemplo. Este último como un objeto fetichista. Esa doble dimensión del compositor
compositor, la cima de la forma sonata, ha entrado en su re- es realmente apasionante. Y su música la delata. Pensemos, por
pertorio casi desde el principio de la manera más natural. ¿ Y ejemplo, en el final de la Séptima Sinfonía, con esos acordes:
entiende sus obras realmente desde entonces? «Tan-ta-tan-ti-tin-ta-tan-ta-tan-ti-tin...» (entonándolos con brío/,
CH.—Yo no creo en la madurez obligatoria a partir de los pesantísimos, con una armonía áspera... Son demoníacos; y con-
cincuenta. La madurez es, en mi opinión, un desarrollo interior, trastan poderosamente con el espíritu del Adagio escrito a la me-
personal. Pero no solamenie por lo que respecta a la madurez moria de Wagner, tan profundo.
mental, al crecimiento como individuo, sino al desarrollo musi- S.—¿Se puede hablar de un misticismo sensual —valga la
cal, que deviene con la experiencia colateral. Estudiar mucho expresión— en Bruckner?
a Wagner —y yo lo he hecho— es la mejor preparación para CH.—¡Exactamente! Esta sensualidad, que yo reconozco e
entender a Bruckner, así como Liszt es un buen medio para captar intento recoger en mis interpretaciones, es criticada en ocasio-
a Wagner. Es un proceso de estudio que me parece natural y nes por musicólogos o entendidos, que la consideran fuera de
que me ha permitido llegar a Bruckner antes que otros colegas; lugar y producto antes que nada del carácter latino del director.
que Abbado, por ejemplo, de quien he sido asistente en la Seal a Para mí enfocar esta música sólo desde el ángulo austero, ecle-
y que ha accedido al músico austríaco bastante tarde en relación siástico, en la línea que podría venir encabezada por un maes-
conmigo. Hay que tener en cuenta también mi larga experiencia tro como Jochum, es un error. Bruckner no es sólo eso, posee
en Berlín con la Orquesta de la Radio desde 1980 y mi recorrido una multiplicidad de caracteres; es muy complicado. Mi mane-
por gran parte del repertorio anterior: Schumann, Brahms, Wag- ra de acercarme a él es, sin duda, lírica, en cierto modo aproxi-
ner... hasta llegar a Bruckner. Para mí ha sido asimismo muy mada al bel canto en determinados pasajes o frases de los arcos.
valiosa mi relación con Karajan, que durante años me dio carta Pero cuando subrayo el aspecto demoníaco lo hago de forma
de libertad para asistir a sus conciertos, ensayos y grabaciones que algunos consideran excesivamente violenta, antimística. Es
una postura personal la que sostengo; lo se-
díscográficas. En aquellos tiempos tuve la fortuna de escuchar
algunas de sus realizaciones de las últimas sinfonías bruckne- S.—Esta ambigüedad, esta dualidad podemos encontrarla.
V *
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Turner
Música Clási
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salvando distancias, en un gran poeta español del siglo XVI, peño; no puede hacerse una obra verdaderamente mahler i ana
San Juan de la Cruz. En él se daban curiosamente la mano lo —es decir, tal y como el compositor la hubiera escrito— a par-
ascético y lo sensual (con ciertas connotaciones sexuales). tir de los esbozos que quedaron junto al 'Adagio inicial, como
CH.—Es verdad. Y algo similar podría decirse de Falla, que se sabe completamente terminado por él. Creo que esta postura
era un hombre claramente ascético y espiritual con un fondo de es un .error. He tenido ocasión de examinar el manuscrito deja-
gran sensualidad. Esta duplicidad es apreciable en Noches en do por Mahler y debo decir que toda la música que se escucha
los jardines de España, en esa jubilosa frase: «Ta-ia-Ta-ta-Ta- en el arreglo ha sido escrita por él de la primera a la última no-
ta-ta~ta-ta-ta-tatata...». Y también en La vida breve, una obra ta. La orquestación, especialmente en el cuarto y quinto movi-
maestra de la ópera lírica. mientos, es de Cooke. Pero la parte que podríamos denominar
S.—Acaba de salir al mercado su versión de la Décima de melódica y la base armónica son por completo de Mahler. Y en-
Mahler, en el arreglo de Deryck Cooke. ¿Se identifica con este contramos en el gran Adagio final ese sentido profundo del hom-
compositor en ¡a misma medida que con Bruckner? bre que está diciendo adiós a la vida, al amor; se siente esa
nostalgia que sobreviene al morir. Todo queda expresado y en
CH.—Por el momento amo más al segundo. Son muchos años cierto modo resumido en los últimos compases. En las diversas
de estudiarlo. He dirigido todas sus sinfonías a excepción de la ejecuciones que he realizado con la Orquesta de la Radio de Berlín
Sexta y la Octava. Mis preferencias se orientan hacia él. Lo con- hemos subrayado especialmente ese momento, ese último glisan-
sidero un autor más esencial por lo que respecta al espíritu, al do; un grito verdaderamente desesperado a la vida emitido por
alma de la música. Mahler puede dar en ocasiones más emoción, un hombre que se está muriendo, que está dejando este mundo.
pero tras desarrollar, y rebuscar entre él, una enorme cantidad Algo realmente emocionante. Creo que es injusto decir que la
de material exterior. Sus efectos orquestales son fantásticos. Hay partitura así dispuesta no es de Mahler por el hecho de que él
siempre en su música nuevos colores, nuevas ideas, es más van- no haya redactado por completo de su puño y letra más que el
guardista en la forma, alejada de la sonata; sus sinfonías son primer tiempo. Es un error. Todo su mundo, toda su emoción
poemas muy imaginativos. Es muy ecléctico en el estilo; cambia están ahi. No. Los puristas no tienen razón. Otro caso seria el
continuamente, incluso dentro de la misma obra, de planteamien- de la Novena de Bruckner, de cuyo último movimiento sólo que-
tos y métodos. Es muy diferente de esa unidad severa de Bruck- dan meros esbozos.
ner, que desarrolla milagrosamente una perfecta forma sonata,
que nace del esquema mozartiano pasado por Haydn, Beetho-
ven... El lo ha respetado totalmente. S.—Cuando usted llegó a Berlín para hacerse cargo de la Or-
questa de la Radio llevaba consigo un bagaje musical ya im-
S.—Pero aportando ideas nuevas, en algún caso revolucio- portante y un talento, todavía joven, que aportar junto con
narias. .. aquél. Pero, evidentemente, todo ello se enriqueció con la enor-
CH.—En efecto; y siempre guardando un respeto a la forma. me tradición que un conjunto lan lleno de historia poseía y de
He ahí lo curioso, por no decir extraordinario: la música es re- la que usted se sirvió.
volucionaria, pero no la forma. CH.—Por supuesto. No hay que olvidar que alti habían esta-
S.—¿Cdmo juzga el trabajo realizado por Cooke con la Dé- do como directores titulares nada menos que Fricsay
cima de Mahler? —un enorme maestro—, 25 anos, y Maazel, 11 y medio. Yo,
CH.—Los puristas mahleríanos no consideran posible el em- he de reconocerlo, tuve fortuna al debutar como director encar-
Schi'rzo 6?
dosier
gado de una agrupación sinfónica nada menos que con la de ta montarla en Amsterdam, la he vuelto prácticamente a reestu-
Radio berlinesa. No con una orquesta de provincias, en Italia diar y he visto cosas nuevas. Detesto la postura cómoda de aque-
o en el extranjero. Súbitamente, en seguida, con una gran or- llos que estiman que por haber hecho una obra ésta ya no ofrece
questa europea. Y llevo casi diez años absorbiendo el estilo y nada nuevo. Es falso, siempre se encuentra algo distinto. No se
la cultura de la gran escuela germánica. En ese tiempo he podi- puede leer una partitura como las páginas de un periódico.
do hacer con ellos todas las sinfonías características de ese re- S.—Por lo que he podido apreciar, la sitúa normalmente en
pertorio: las de Schumann, las de Brahms... Para mí ha sido, el atril, aunque luego la mire poco.
desde luego, una enorme e impagable experiencia en relación con CH.—En general, dirijo de memoria el gran repertorio sinfó-
mi desarrollo musical. nico del XVIII y XIX, pero el del novecienios lo hago siempre
S.—¿Cómo surgió el nombramiento? con partitura. Me da mucha seguridad, aunque no la lea, tener-
CH.—Acababa de dirigir, en enero del 80, un concierto a la la delante. Creo que no compensa memo rizar —con el peligro
Filarmónica de Berlín; era mi debut con ella. Todo fue muy bien. de un posible stress mnemotécnico— la escritura demasiado com-
Estaba presente el manager de la Orquesta de la Radio, que quedó plicada. La música difícil debe parecer fácil duranle la ejecu-
gratamente impresionado por mi juventud y maneras. Y me in- ción. La sagra es un ejemplo; es un auténtico íncubo. El tener
vitó a dirigir la formación en un concierto fuera de abono con la partitura delante a mí me da una gran tranquilidad psicológi-
la obertura de Vísperas sicilianas de Verdi, la suite de El beso ca; aun cuando, realmente, la tenga memorizada. Es una ayuda.
del hada de Stravinsky y Francesco da Rimini de Tchaikovsky. S.—¿Cómo explica que la Concengebouw haya admitido des-
Tres estilos muy distintos. Al poco tiempo me propusieron co- pués de cien años, por primera vez, a un director estable no ho-
mo titular, tras la votación realizada en el seno de la propia or- landés? Dejando aparte los casos de Jochum o Kondrashin, que
questa, de acuerdo con el sistema habitual de las formaciones eran invitados regulares, pero que no llegaron a ser lo que se
alemanas. Terminaré mi contrato en junio del 89, fecha en la dice titulares.
que me sucederá Vladimir Ashkenazy, nombrado ya nuevo di-
rector estable. CH.—La razón no descansa en un hecho predecíble. Hay que
buscarla en las propias circunstancias de la música. Yo dirigí aquí
S.—¿Qué novedades encuentra aquí en Amsterdam, donde en enero de 1985, en el curso de dos semanas, composiciones
ya está trabajando —aunque no será oficialmente titular hasta pertenecientes a repertorios diversos; música romántica, rusa,
el año próximo—? La Orquesta del Concengebouw es de su- de vanguardia, etc. La consecuencia fue que al cabo de ese tiempo
poner que tendrá distinta personalidad que la de la antigua la orquesta decidió nombrarme director estable. Yo no sabía en
RÍAS. aquel momento que estaba en el aire la partida del maestro Hai-
tink. Dirigí normalmente, relajado, cómodo porque, además,
CH.—Ya lo creo. No se trata ya de un diferente modo de so- encontraba a la orquesta fantástica. Y me entendí muy bien con
nar ni de una cuestión de categoría. Es el estilo musical el que ella desde el principio; se estableció una mutua corriente de sim-
marca la principal diferencia. Aquí hay una inmensa tradición patía. Usted habrá visto en el ensayo que en nuestra relación
de cien años con directores como Mengelberg, Van Beinum y no existe el más mínimo asomo de tensión, de violencia; dos co-
Haitink. Y esa tradición se aprecia, por ejemplo, en el modo sas que yo, por otra parte, detesto y que me impiden, cuando
en que un instrumentista escucha al de al lado. Para mí, como sobrevienen, hacer música; son la muerte de la música. Necesi-
digo muchas veces, esta orquesta es como un cuarteto de cien to una atmósfera humana cálida. Con el Concengebouw la ten-
personas. Posee un balance extraordinario. La reacción psico- go. Porque además eso no está reñido con el respeto y la
lógica de los músicos frente a cualquier estímulo o indicación disciplina. La gran suerte de mi encuentro con esta orquesta es
es instantánea; mucho más rápida que la de las orquestas ale- que mi carácter y el suyo, sin necesidad de ningún tipo de impo-
manas. Con éstas, como con las italianas, es necesario ensayar sición o de actitud dictatorial, han sintonizado; existe un total
y repetir más. Aquí en Holanda se trabaja con una velocidad mutuo entendimiento. Sus componentes me eligieron en su día
increíble. Se escucha y se capta, con la consiguiente repercusión democ r át ícamente.
práctica, de inmediato. Por ello he experi mentad o una notable
diferencia a la hora de ensayar. La Orquesta de la Radio de Berlín
requiere cuatro sesiones de trabajo antes del concierto; es lo que S.—¿Quéplanes tiene con la orquesta?
los ingleses llaman una rehearsaling orchestra. La del Concert- CH.—Hay una cosa ya establecida; del 88 al 92 vamos a ha-
gebouw es, por el contrario, una performing orchestra. En Ber- cer siete tournées por lodo el mundo: una europea, una de gran-
lin se hacen dos conciertos a la semana; aquí se hacen cuatro des festivales, otra en Japón, luego en Estados Unidos, Australia,
o cinco. Son dos ensayos, máximo tres, para un programa. Una otra vez Europa con Inglaterra y Francia... Una actividad fre-
diferencia fundamental, claro, la proporciona la sala, que pro- nética en cuatro años. Sin dejar de hacer lo nuestro, lo habitual
cura un empaste especialísimo; posee el grado ideal de reverbe- en Holanda.
ración. S.—¿Novedades en cuanto a repertorio?
CH.—Si. Yo creo que esta orquesta el único problema que
S.—Hay que pensar que en esta rapidez —que se ha podido tiene es que está considerada exclusivamente como una gran or-
apreciar en el ensayo de hoy— influye el hecho de que usted questa romántica. Pero no es justo creer que sólo hace bien ese
es asimismo un director rápido, que trabaja con celeridad; y repertorio. Estimo que no se han canalizado hasta ahora todas
que canta cuando es preciso explicar la manera de hacer un de- sus enormes posibilidades. Por ejemplo, me parece que aquí se
terminado pasaje. Probablemente detrás de esa aparente facili- toca poca vanguardia. Me estoy preocupando ya de introducir
dad, de ese modo extrovertido de comunicarse con ei músico, obras de nuestro tiempo. Y repertorio italiano. Casi nunca se
haya muchas horas de estudio serio de la partitura. hace música de Verdi o de Rossini, Respighi. Por supuesto haré
CH.—Sin duda. Incluso una obra como La consagración de las grandes sinfonías de Mahler y Bruckner con enorme alegría.
la primavera, que he dirigido tantas veces y desde hace tantos Pero no sólo eso. Deben montarse programas del tipo del de es-
años, es objeto continuamente por mi de revisiones; estoy per- ta tarde: todo Stravinsky, incluyendo obras de ahora como la
manentemente esiudiándola. Fí- del concierto de ayer, Formazio-
jese: la interpreté por primera m, de Berio. Una composición
vez en Budapest en 1980. Luego complicadísima que ha requeri-
"M
la he hecho unas cincuenta o se- £ f Tfc Jf P i n t p r p c s i m i i r h n do cinco ensayos y que se ha to-
sema más (coge la partitura, la fcfc | \ / • e interesa m u e n o cado sin problemas, con tranqui-
lidad. Cuando me sitúo ante es-
abre, pasa las páginas y muestra I % / I BrilCkner SU dualismo, ta agrupación siento confianza,
las anotaciones y correcciones ' ™* • serenidad y el trabajo general
escritas a lápiz): Roma en el 80, su ambigüedad con ella se hace de acuerdo con
Viena en el 81, Berlín en el 84, estas pautas. Con Haitink, según
Darmstadt... Aquí está apunta- me dicen los músicos, las cosas
do. Hacía cuatro años que no la no se plantean igual: hay siem-
dirigía. Ahora, para
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iccaraoCbaillij
DISCOGRAFIA
ORQUESTA DE CLEVELAND
LOHDON SJNFONItTTA
FUTUROS L A N Z A M I E N T O S :
DECCfi
EN DISCOS Distribuido por PolyGram Ibérica,s,a.
dosier
pre una especial tensión; no hay seguridad, no hay certeza; se bemol sobreagudo y que es un gran rossiniano—... El problema
produce siempre un dualismo belicoso tras el que unas veces vence subsiste en Wagner, aunque también parece que surgen, fuera
la batuta y otras la orquesta. Por eso en ocasiones sobrevienen de Italia, claro, algunos nombres prometedores. Como George
ejecuciones verdaderamente extraordinarias y en otras, interpre- Grey, que ha cantado en Amsterdam Tristón con Concertge-
taciones introvertidas o de carácter combativo. Una extraña re- bouw. Es un americano de buenos medios; hará con nosotros
lación de amor-odio. el Réquiem de Verdi. Interesante tenor dramático. Un proble-
S.—Puede decirse que es afortunado al haber dirigido en su ma hoy para la ópera es que pocos directores de orquesta en-
vida a pocas orquestas malas. tienden la cuestión de la vocaJidad, de la respiración. Es algo
CH.—Sí, en general he tenido esa suerte. Pero al comienzo con lo que yo, a lo largo de mis años de aprendizaje en la Scala,
de mi carrera en Italia actué con conjuntos mediocres. Lo que he ¡do captando. Y hay otros problemas. La ópera en realidad
supone una buena y necesaria experiencia. En mi país no hay es un compromiso, aunque la voz humana sea el elemento bási-
muy buenas orquestas, esa es la verdad. Quizá, después de la co, al que hay que respetar siempre, y eso lo olvidan algunos.
de la Seal a, la mejor sea la de Santa Cecilia de Roma. La de No hay que permitir por ello, naturalmente, los excesos tradi-
la Opera de Bologna está haciendo ahora grandes progresos. Con cionales de algunos cantantes, las fioriture, los sobreagudos gra-
ella he grabado ya algunos discos, e! Macbeth, por ejemplo. Y tuitos, el estar minutos sobre las coronas, tan habituales en el
hace unos meses Manon Lescaut, que es el último disco de Ca- pasado.
rreras, que, por cierto, actuó extraordinariamente. Cantó con S.—Una piedra de toque: Mozart. ¿Lo ha dirigido?
mucho entusiasmo después de haber superado en aquella época CH.—Nunca el operístico. Prefiero esperar. Haré dentro de
una afección en una pierna. Era además su debut en la DEC- dos años Don Giovanni, No quiero que me pase como con una
CA, la gran casa de discos en la que graba tradicionalmente Pa- Ifigenia de Oluck que hice al principio de mi carrera en 1975
varotti. en Parma y que fue un desastre por desconocer, entre otras co-
S.— Ya hemos hablado algo de su afición a programar músi- sas, el estilo. Comienzo mi acercamiento a la ópera de Mozart
ca contemporánea. ¿Hasta dónde llega dentro de ella? con la que para mí es su obra maestra. Me va a pasar como con
CH.—Me gustan mucho ciertos autores alemanes de la gene- Mahler, a quien me acerqué no con la Primera, sino con la Dé-
ración posterior a Stockhausen, Wolfgang Rihm, por ejemplo, cima. Don Giovanni, que haré en Bologna con Raímondi, es la
que es un magnifico compositor. Aqui hemos hecho alguna obra ópera de mis sueños.
suya. También es muy interesante Trojan. Y, por supuesto, auto-
res italianos: Berio, Bussotti y, naturalmente, el maestro Petrassi. S.—¿Qué me dice de su actividaddiscográfica, cada vez más
S.—¿ Y cómo establece, a efectos prácticos de ejecución, la profusa?
diferencia entre tantas músicas que dirige: clasica, romántica, CH.—Lo último que he hecho, en DECCA, ha sido la Sinfo-
nía de Franck y los Cuadros de una exposición, que ya están
ópera de diversas épocas, vanguardista...? en el mercado, creo. La semana pasada ha salido la Sinfonía
CH.—Ese es el gran problema. Cada música ha de ser obser- del Nuevo Mundo de Dvorak. Supongo que la gente se pregun-
vada con una óptica peculiar. Incluso dentro de la misma épo- tará: ¿Por qué, por enésima vez, una grabación de esta obra?
ca. Ahí tenemos la especial manera con que ha de abordarse, Yo creo en la asociación con una orquesta sinfónica, una de las
debido a su original distribución, por grupos orquestales, la co- más grandes del mundo, como es la del Concertgebouw. Con
mentada Formazioni de Berio. Hay que estudiar, para acercar- un director titular el conjunto no puede dejar de tocar composi-
se a una música o a otra, los presupuestos técnicos y expresivos; ciones consideradas como clave dentro del repertorio más po-
y. lógicamente, las cuestiones de estilo, que se plantean incluso pular. Pero yo haré también con la orquesta cosas que pueden
en un momento histórico más bien critico como el presente. estimarse raras. En breve, por ejemplo, grabaremos un progra-
S.—¿Qué contacto tiene con la música española? ma Bfrio, con la Sinfonía, Formazioni y Folk SongS- Después
CH.—Admiro mucho a Manuel de Falla. He dirigido las No- haremos otro de Wagenaar, un compositor holandés muy inte-
ches y El sombrero de tres picos. Conozco bien la partitura de resante, creador de música postverdiana o poststraussiana, que
La vida breve, pero hasta ahora no la he hecho; me gustaría mu- requiere una gran orquesta romántica y un enorme virtuosismo
cho porque es una obra maestra. Conozco bastante la música sinfónico. Será un disco con seis oberturas para orquesta. Por
de Halffter, la he oido en bastantes ocasiones, cuando él ha ido tanto, alternamos el discurso cultural muy nuevo con el del gran
a Berlín sobre todo, aunque no he llegado a hacer nada suyo. repertorio. Prorito saldrá la Primera de Brahms, que incorpo-
Es un buen amigo. ramos a nuestra visita al Festival de Salzburgo de este año junto
ala Obertura Académica y al M«n/r«/deTchaÍkovsky. La pró-
S. —Aparte de en Madrid y Barcelona con la Radio de Berlín xima semana grabaremos la Cuarta de Schumann y en septiem-
hace unos años, ¿ha dirigido en España anteriormente o ha to- bre la Primera, que irán juntas en un solo disco. En el 89 y 90
cado con alguna de nuestras orquestas? registraremos las otras dos.
CH.—Sí. Estuve en Valencia, con la Orquesta Sinfónica, en
los primeros años del ochenta.
S.—Y con tanta actividad, ¿qué tiempo reserva para el
S.—Usted dirige mucha ópera y por tanto estará en condi- estudio?
ciones de opinar sobre ¡a comentada crisis actual de voces. CH.—Aprovecho las estancias en Italia con mi familia, mu-
CH.—Es cierto que existe, aunque algo se ha arreglado. Ha- jer y dos hijas. Es mi tiempo secreto.
ce dos años no se sabia qué se iba a hacer. Pero ahora parece
que hay un movimiento recuperador y están apareciendo nue- S.—Hay que suponer que una de sus asignaturas pendientes
vos talentos. Yo lo veo en el Teatro de Bologna, del que soy di- es el Festival de Bayreuth.
rector estable y que está evolucionando muy bien: en los últimos CH.—Es el único gran festival que me falta. Este año afron-
meses han surgido cantantes ros- to también por primera vez una
sinianos o ver di anos de auténti- ópera de Wagner, La walkiria,
co valor. Un ejemplo es Paolo en Bologna; es una bonita expe-
Coni, que ha cantado conmigo - - . . _ - , riencia comenzar en Italia a di-
Ford o Germont y que ha gra-£ £ B^ ** OrQUeSta rigir Wagner. Haremos la
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Á
MARÍA MALIBkAN
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100YEARS
COÑCERTGEBQUW
ÓRCHESTBÁ
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Bernard Haitink:
La pasión tranquila
La conversación que se transcribe tuvo lugar en el camerino del director del Concerlgebouw
de Amslerdam, el 8 de abril del año en curso, durante los ensayos de la Octava Sinfonía de Mak-
ler. Ezio Serbolo, responsable del departamento artístico de la Polygram holandesa y colabora-
dor habitual de Bernard Haitink, organizó este encuentro.
Por acuerdo previo, no se hizo mención en el diálogo al abandono del maestro holandés de
la Orquesta del Concertgebouw ni a las muy personales razones que han originado esta decisión:
no obstante, quizá por las resonancias emocionales que este último concierto con su orquesto
provocaba en el artista, fue el mismo Haitink quien, a poco de comenzar la entrevista, propició
un flash sobre el tema.
Bernard Haitink puede dar impresión de antipático: su seriedad, su concentración en el traba-
jo, hacen de él una persona poco dada a las extroversiones. De otra parte, esas mismas caracterís-
ticas de circunspección y dedicación visceral a la música hacen de él uno de los directores preferidos
por los músicos de las orquestas.
Ordenado, tranquilo y aparentemente modesto, seguro sólo de aquello que domina y conoce
afondo, Haitink, con su impecable, casi exquisito inglés—su acento parece casi robado a la Ro-
yal Family—, su voz tenue (cuyo tono sólo eleva en contadas ocasiones/ y sus modales comedí-
dos, puede parecer una mezcla de Rex Harrison y el Duque de Windsor en versión holandesa.
Luego, su amor a la naturaleza, su campechanía en ciertos temas políticos y su esencial pasión
por la música, templan un retrato que pudo parecer inicialmente distante.
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TOOYEARS
- CONCERTGEBOUW -
ORCHESTRA
S
CHERZO.—Durante tos últimos años, hemos te- do en esta sala, en este edificio... Desde luego, es especial...
nido oportunidad de escuchar —y alguna vez tam- S.—Probablemente más de treinta años, maestro; usted ha te-
bién de ver (I)— sus conciertos con el nido que oír muchos conciertos, de niño y de estudiante, en este
Concertgebouw del día de Navidad: en ellos ha to- Concerigebou w.
cado siempre obras de Mahler, como Das Knaben H.—Sí, claro, así es.
Wunderhorn, o las Sinfonías Cuarta, Segunda, S.—¿Recuerda cuándo escuchó música de Mahler por prime-
Séptima Quima y Novena, creo que en ese orden. En estos días, ra vez en esta sala?
como obra base para la celebración del Centenario del Concert- S.—Si, desde luego; fue en 1945Ó1946,cuando la Orquesta rea-
gebouwn ha elegido usted la Octava Sinfonía del mismo autor. nudó sus actividades tras la guerra. La obra era la Segunda Sin-
¿Asocia usted siempre a Mahler con las grandes ocasiones? fonía, «Resurrección», y dirigía mi predecesor, Eduard van
HAITÍNK.—(Riendo) ¡Si, si, hay algo de eso! Pero debo de- Beinum. Esta misma obra se la escuché luego a Bernstein, y tam-
cir que yo no he seleccionado la Octava para estos conciertos, bién a Cari Schuricht, una interpretación extraordinaria, pero
ha venido dado de ocasiones previas. Quiero decir que los 25 este concierto no tuvo lugar en Amsterdam, sino en La Haya.
años del Concertgebouw se celebraron ya con la Octava de Mah- S.—Me imagino que no tendría ocasión de escuchar a Men-
ler, y también los 50. gelberg interpretando música de Mahler.
S.—Naturalmente fue Mengelberg quien programó la parti- H.—No, ciertamente. Yo comencé a escuchar conciertos en
tura en esas ocasiones, en 1913 y 1938. la época de la ocupación alemana, y, bueno, usted ya conoce
H.—Sí, naluraímente, fue Mengelberg. la historia: Mengelberg, que era muy pro-germano, estaba de
S. —Pero en la conmemoración de los 70 años Eduard van Bei- parte de los nazis, era un colaboracionista; en fin, era un perso-
num no siguió esa tradición y programa el Te Deum de Atphons naje de una pieza, desde luego. Y en aquellos arios Mahler y su
Diepenbrock. música estaban estrictamente prohibidos, incluso para Mengel-
H.—Así es, pero no creo que ello reflejara una falta de inte- berg, que gozaba de una situación privilegiada: era una situa-
rés, pudo deberse a razones financieras: eran los años 50... Us- ción muy diferente. Ahora bien, creo que los holandeses trataron
ted sabe que es una obra muy difícil de montar, muy cara: es muy mal a Mengelberg tras la guerra: desde luego, él dijo e hizo
una composición... extravagante sería la palabra. Ahora bien, cosas muy estúpidas, pero incluso reprobando y condenando esas
creo que es una obra muy apropiada para una conmemoración estupideces hay que estar agradecido a Mengelberg por todo lo
de este tipo, casi diria que es la obra apta paia una ocasión co- que hizo en pro de esta orquesta, y, en general, en favor de la
mo ésta. No se puede montar, digamos, normalmente una obra música en Holanda. Creo que pagó sus culpas con exceso (2).
de estas características. Está demás el problema espacial, ¿dón- S.—En el capítulo dedicado a usted, en el libro de Bernard
de tocarla? Esta misma sala del Concertgebouw se queda pequeña Jacobson Conductora on Conducting, hay una frase muy signi-
para absorber todos los sonidos de esta composición singular, ficativa dicha en la conversación: «Haydn es más sano que Mah-
especialmente en la primera parle. Pero el centenario de este edi- ler». Me imagino que se refiere usted a que su música es menos
ficio es una ocasifjn ideal para un esfuerzo como éste. neurótica.
S—Perdone, ¿le he entendido bien, ha dicho que el Concert- H.—Síiii.. Sí, es verdad: es que Mahler se te mete debajo de
gebouw es una sala pequeña para esla obra? la piel, y realmente su música implica neurosis, no importa cuan
H.—(Vuelve a reír, como si asumiera una travesura) ¡Sí, lo maravillosa sea esta música, ni lo fantástico que él fuera como
he dicho! Claro, el Concertgebouw no es una sala pequeña en compositor.
absoluto, pero creo que sí lo es respecio de la Octava de Mah- S.—También ha señalado usted, en alguna ocasión, que el pun-
ler. El montaje de esta obra nos obliga a elevar el escenario y to más alta de la creatividad de Mahler, desde su punto de vis-
a adelantarlo ligeramente, lo cual reduce un cierto número de ta, estaba en las Sinfonías Sexta y Novena.
localidades, y... ¡Apenas caben todos los intérpretes en la esce- H.—Bueno... El Mahler más desnudo... (Marcando mucho
na! Es entonces cuando empezamos a pensar que quizá la sala las palabras)... está en las Sinfonías Sexta... Séptima y Nove-
no es tan grande como creemos. na... Hoy pienso que hay que añadir la Séptima á estas otras
S.—Es curioso que usted diga esto... Quizá haya oído que el dos obras. En estas páginas ya no hace referencia a canciones,
desaparecido Deryck Cooke —que valoraba mucho sus interpre- ni emplea la voz humana; es él en sí mismo, en lo que le es pro-
taciones de Mahler— sostenía que la Octava había sido escrita pio. Seguramente, éste no es el Mahler más encantador o agra-
teniendo en mente la sala del Concertgebouw como referencia dable imaginable, pero es el Mahler más auténtico. En especial
espacial. Por sus palabras, me temo que usted no esté de acuer- en la Sinfonía número 6, que es una obra muy cruel... con ese
do con tal apreciación. movimiento final... terrible en verdad.
H.—No estoy seguro... La obra, como usted sabe, se estrenó S.—Abandonemos a Mahler por un momento, aunque estoy
en Munich, en una sala enorme, la de la Exposición Internacio- casi seguro de que tendrá que volver durante la conversación.
nal, y con un número no menos enorme de intérpretes: de ahí Tengo entendido que es usted un dedicado oyente de discos, y
el apodo de Symphonie der Tausend, «Sinfonía de los mil»... no particularmente de los suyos: creo que le gusta oír a otros
O sea que se necesita una sala realmente enorme; bueno, ésta es artistas.
una hermosa sala, grande, espaciosa... acaba usted de estar sen- H.—¡Oh, sí! siempre me ha gustado escuchar grabaciones de
tado en una de sus localidades... Pero, mire, incluso esta sala otros músicos, ¡y no sólo grabaciones, siempre que puedo asis-
se queda pequeña para esta obra vasta, enorme, ¡monstruosa! to a conciertos! Oír estas interpretaciones es algo muy intere-
(Las últimas palabras entre risas, con la alegría de tener en ese sante, aún más que eso: fascinante.
instante entre manos un monstruo de esas características/. S.—Me temo que Mahler va a hacer de nuevo acto de presen-
S.—Realmente produce un impacto emocional el estar senta- cia, pero no resisto la tentación de preguntarle si ha escuchado
do en esta sala. * usted la interpretación de la Novena mahleriana que Karajan gra-
H. ¡Oh, sí, desde luegol Es una sala tan especial... Si que lo bó en vivo, en CD, en el Festival de Berlín de 1982.
es... (Bajando la voz. con cierta melancolía distante/. Cuando H.—Sí, claro que la conozco, ¿por qué me lo pregunta?
pienso que casi treinta años de mi vida musical han transcurri- S. —Me sorprendió advertir en su última interpretación en vi-
vo, la escuchada por radio en la Navidad de 1987, la misma se-
renidad y sentido de la pacificación en el Adagio final, la misma
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ausencia de histerismo, que transmite esa interpretación de emociones humanas, están ahí, en la música». Su visión está en
Karajan. los antípodas de Stravinski, para quien la música sólo podía ex-
H-—¡Qué interesante! Sí, pudiera ser: yo no me siento capaz presar eso, música. ¿Sigue hoy sosteniendo esa idea?
de explicar estas cosas, la verdad; pero en todo caso le diré que H.—Bueno, es que esto depende del compositor. Stravinski ha
acepto ese comentario suyo como el mejor de los elogios, por- escrito música a la que uno puede aproximarse de esa forma,
que yo soy un gran admirador de Herbert von Karajan, y de esa ¡o hay que aproximarse de esa forma! (Pausa extensa, Haitink
grabación en particular. mira hacia el techo de la habitación) Es un tema muy difícil, por-
S. —¿ Es cierto que fue Eduard van Beinum quien le dijo: « Tie- que usted puede discutir sobre él exhaustiva e indefinidamente:
nes que tocar la Quinta Sinfonía de Mahler»? Se lo pregunto «¿Cuál es el significado de la música?», o también «¿Tiene un
porque me flama la atención que él conociera la obra en cuestión. significado la música?», o quizá «¿Cuándo tiene un significado
H.—(Dudando, mientras trata de hacer memoria, echándola la música?», y «¿Qué significa la música para usted?», o «¿Qué
cabeza hacia atrás). No... no estoy seguro... pudiera ser... si... significa la música para mí?» Y, ¿por qué no un «¿Qué signifi-
si, creo que si; desde luego él me insistió para que hiciera algu- ca la música para Stravinski?», si es que la música ha de tener
na Sinfonía de Mahler, y puede que fuera la Quinta, sí... pero significado alguno? Pero en toda esta suene de filosofía es muy
déjeme decirle algo: muchas personas piensan que van Beinum difícil y complejo hablar con seguridad. Lo que sí creo entender
sólo tenia un conocimiento relativo de la música de Mahler, y de las palabras de Stravinski, lo que él quería decir, es que no
es sólo porque grabó nada más que dos obras, la Cuarta Sinfo- deseaba ninguna interpretación personal en sus obras. El des-
nía y La canción de la tierra —en interpretaciones memorables, confiaba de los directores de orquesta, y en cierta medida le doy
por cierto—; pero esa es una deformación debida al disco, por- la razón, creo que hacía bien en desconfiar de ellos, su actitud
que van Beinum, yo lo recuerdo, tocó además la Segunda Sin- era acertada, porque hay muchos directores que tratan de im-
fonía —como antes le he dicho—, la Quinta, la Sexta, la poner sus propias ideas al compositor, ideas a veces absoluta-
Séptima... Creo que no llegó a hacer la Novena... ¡Y ahora me mente erradas; y especialmente entonces, en el tiempo en que
acuerdo: no llegó a hacer la Quinta! Esa fue la razón de que Stravinski se expresó así, creo que era justificada su postura,
me ofreciera a mí dirigirla. porque hoy la gente tiene una actitud más reverente hacia el com-
positor, pero hace cincuenta años había una suerte de egotismo
S. —Deberíamos hablar de otro compositor, del que usted tam- y autoindulgencia completamente injustificables que Stravins-
bién ha llevado al disco su ciclo sinfónico completo, Antón ki, con lógica, detestaba.
Bruckner. Usted ha dicho en alguna ocasión que ¡a música de
Bruckner le evocaba grandes espacios al aire libre, montañas, S.—Usted diría, como George Szell, «el compositor siempre
altitudes... tiene razón».
H.—(Entre risas, llevándose las manos a la cara, como si se H.—Si, en cierto sentido si. Y es que es lógico: el compositor
avergonzara de una travesura) ¡Sí, pero...! Sí, si lo he dicho, está en primera línea, es la personalidad creadora, mientras que
que era como estar en lo alto de las montañas, pero es un po- nosotros estamos en segunda línea, nosotros reproducimos su
co... Bueno, es un poco infantil decir algo asi. Yo me refería trabajo y debemos ser fieles a ellos; lo que también ocurre, y
a lo directo de esta música... a la desnudez de la música de Bruck- hay que tenerlo en consideración, es que cada compositor tiene
ner... Los Scherzos, especialmente, son como rocas: es esto, en su propio estilo, su lenguaje, y es difícil para el director meterse
parte, lo que quería decir, que es como estar fren le a una mon- en la piel de cada compositor. Es decir, terminamos por cam-
taña rasa. De otro lado, hay tanto de paisaje en esa música, de biar, cosméticamente hablando, la piel del compositor de acuerdo
paisaje austríaco: hermoso paisaje, feraz, lleno de árboles... ¡Si, con nuestras ¡deas: ese es el peligro de interpretar las ideas de
puede sonar infantil, pero esto es algo que se siente al oír la mú- otras personas. Y me agrada que en esta conversación haya men-
sica, que está en la música misma! Todo esto unido a ese senti- cionado usted a George Szell, porque yo he sido un gran admi-
miento de profunda creencia religiosa que también subyace en rador suyo.
la música: él era un creyente convencido y sincero, a su manera,
y su fe, que era muy fuerte, halla cauce en la expresión musical. S. —Es muy significativo que, en el libro de Jacobson que an-
Pero éstos no son los únicos aspectos, hay otro que me impre- tes hemos citado, el entrevistador toma una posición abiertamente
siona particularmente: la tremenda sensación de soledad que irra- anti-Sze(l, y usted asume entonces una valiente defensa de este
dia esta música; Bruckner era un hombre muy solitario. ¡. que, artista.
quizá, sólo era realmente feliz cuando estaba con su música, en H.—¡Cómo no! ¡Qué músico tan maravilloso! Precisamente
su música. acabo de escuchar, hace sólo unos días, dos de sus grabaciones:
discos LP normales, que tengo en mi casa, grabados con su Or-
S.—Es muy interesante oírle decir esto. Hace dos años, al es- questa de Cleveland; una vez más me he quedado asombrado
cuchar su grabación de la Sinfonía Alpina de Richard Strauss, de la maestría de aquél hombre, de la forma en que hacía músi-
tuve la impresión de que usted tocaba muy bruckn enanamente ca con su orquesta, en ocasiones casi música de cámara, ¡con
esta obra —lo cual estaría en relación con sus observaciones acer- tal refinamiento, y con tal sentido del balance y del equilibrio
ca de la música de Bruckner y la naturaleza—, pero me sorpren- de las voces! Sin duda fue uno de los más grandes directores.
dió además el misticismo, la religiosidad, con la que usted S.—Usted decía una frase muy peculiar, en el libro que le he
abordaba el episodio más amplio de la pieza, La visión. citado, acerca de George Szell, que tenía «una relación de
H.—Me habla de una pieza que me parece extraordinaria. Es amor/odio con la música».
curioso, la Sinfonía Alpina es una obra infravalorada, se la ha H.—(Con expresión de profunda sorpresa) ¿Szell? ¿Yo he di-
tratado a menudo como música de segundo orden. Pero una vez cho eso? No, tiene que ser un error de transcripción: él tenia
que se empieza a estudiarla, y a ensayarla, se da uno cuenta de una relación de amor/odio, sí, pero no con la música, ¡con las
que se trata de una música extremadamente.... interesante, in- orquestas! En la medida en que hacían lo que él deseaba, podía
teligente, debida a un compositor siempre joven y brillante. Ade- amarlas, pero si no era así... Creo que fue Toscanini quien di-
más, esta obra se inscribe dentro de la gran tradición de la jo, a una orquesta, una frase reveladora; estaban tocando muy
Grandeur alemana, de grandes trazos y líneas musicales; inclu- mal, y él les dijo entonces: «Estáis destruyendo mi sueño». De
so este mismo misticismo de la naturaleza, que usted acaba de eso se trata. Pero Szell amaba la música, era un gran músico,
comentar, es algo estraordinario. El arranque mismo... ¡qué pa- un gran pianista... (Comienza a hablar apresuradamente, con
saje tan maravilloso es ese! Y esto sólo por citar aspectos aisla- auténtica pasión sobre el lema) Era un conocedor insaciable del
dos de la obra... repertorio, podía tocar la música de Brahms como si se tratara
S.—Todo esto me lleva a preguntarte algo que usted, por otra de música de cámara, sin rasguño alguno, por puro placer: un
parte, ya ha comentado en un libro: Maestro, de Helena Mat- músico tremendo. Pensemos en esa Segunda de Sibelius graba-
heopoulos (3). Usted dice en el texto: «Porque lodo, todas las da aquí, con el Concertgebouw, o en... Sí, ya sé que en ocasio-
nes podía resultar una persona no muy agradable: podía ser
extremadamente irónico, hasta altamente desgradable con la gen-
te; a veces era muy frío, o mejor, podía tener una forma muy
fría de tratar o de acercarse a la gente, lo cual le granjeó mu-
(3) Publicado 19S2 por Hutchínstm de Londres.
76 Scherzo
ifiOYEAHS
-C QNCERTGEBOÜW
O H C H E ST R A
chos enemigos... Pero sé que, fundamentalmente, era una per- tampoco me parece coherente dirigir dos compañías de ópera
sonalidad humana realmente... fascinante, y, desde luego, un al mismo tiempo.
sensacional músico, ya lo he dicho, era uno de los grandes di- S.—En esta temporada ha dirigido usted Parsifalpor vezpri-
rectores... Bueno, era uno de los grandes músicos. mera en Covent Garden.
S.—Acaba usted de hacer una distinción muy importante. En H.—Sí, por vez primera en general: nunca antes había toca-
nuestras días, no lodos tos directores de orquesta poseen una do esta obra.
musicalidad honda: me imagino que para usted habrá de ser esen- S.—¿Entra Tristan dentro de sus planes inmediatos?
cial el ser prímordialmente músico y sólo luego director. H.—No por el momento. Lo que sí voy a montar próxima-
H.—-Sobre eso no puedo pronunciarme, no lo sé... Sólo pue- mente es El anillo del nibelungo, la Tetralogía, que estoy gra-
do hablar de mi propia experiencia, y por ella sé que la única bando en Munich, como quizá sepa.
autoridad que usted puede tener es una autoridad musical: cual- S.—Su trayectoria v/agneriana es, en este sentido, singular:
quier otra autoridad es una falsificación, simplemente. No pue- los directores al uso empiezan normalmente dirigiendo Tristan,
de usted ser un tirano, y... Bien, si se limita a ser encantador y sólo al cabo de los años llegan a Parsifal.
tampoco puede asegurar, muchas veces, que los resultados sean H.—(Riendo) Si, ¡pero conmigo todas las cosas déla vida van
los apetecibles. Lo único que inspira de veras a una orquesta del revés! Cuando era un director joven ya dirigía Mahler y
es que usted sea un buen músico. Creo que ésta es ia única for- Bruckner, ¡y a los 32 años ya estaba al frente del Concertgebouw,
ma de tener autoridad musical: a través de la misma música. y así codo! ¡Siempre hago las cosas del revés!
S.—¿Predicaría lo mismo en el mundo de la ópera? S.—Esta es una pregunta un poco complicada de formular.
H.—(Elevando paulatinamente el tono de la voz! Oh, si... Tengo entendido que, en su infancia, recibió usted una impre-
¡Oh!, sí... ¡Oh, süi! Definitivamente sí, ¡claro que si! Pero lo sión altamente negativa de lo alemán, hasta el punto de tomar
he percibido así, quizá porque he llegado algo tarde a la ópera: un cierto temor a los uniformes en general y sentir un cierto re-
quiero decir que he llegado a la ópera después de muchos años chazo hacia todo lo germánico: me refiero a ia detención de su
de trabajar en lo sinfónico, con las orquestas, llevando conmi- padre...
go un cierto bagaje de autoridad musical, y me he encontrado H.—Sí, si, es cierto: aquello ocurrió durante la ocupación,
con que la gente de la ópera se preocupaba de darme toda la en la guerra.
ayuda necesaria. ¡Si, desde luego es lo mismo S.—Bien, me atrevería a preguntarle por ese largo camino que
S.—En cierta medida es usted, en estos momentos, el Gene- ahora, en este instante de su carrera, le lleva a Richard Wagner,
ral musikdiréktor de ópera en el Reino Unido. que, para muchas personas —seguramente no muy musicales—,
H-—¿Lo dice por Glyndebourne y el Covent Garden? Sólo simboliza la esencia misma de lo que podríamos llamar reaccio-
relativamente, debo decirle: este verano es mi última tempora- narismo radical de ia cultura alemana, y hasta el precedente del
da en Glyndebourne, no puedo llevar ya a la vez los dos teatros, nazismo.
o sea, la temporada completa del Covent Garden y el Festival H.—Sí... Bien, yo creo que Wagner fue utilizado para fines
de Glyndebourne. Mi finalidad es una única sala de ópera, y quie- erróneos por personas no menos erradas. Porque Wagner, co-
ro concentrarme en Covent Garden. Además, por otras razones mo compositor... no sólo como compositor, como artista en ge-
Scherzo 77
-dosier
neral... toda la filosofía de Wagner: fue un hombre especialmente H.—Si, uno en particular: Sir Adrián Boult. Le vi dirigir en
grande en el terreno artístico, sobre todo como compositor. Eso varias ocasiones. Era una especie de institución en Inglaterra.
sí, su filosofía no siempre fue particularmente... (Buscando la Era un maravilloso músico, y poseía una no menos maravillosa
palabra, luego con un deje irónico)... encantadora, podríamos personalidad humana. Era impresionante ver el respeto que su
decir, y creo que eso le ha hecho un flaco servicio a la persona. presencia imponía a los músicos. Era un genuino es ponente de
Pero entiendo que es muy importante ver a Wagner en su con- la cultura inglesa.
texto y en su tiempo, sobre todo en su tiempo histórico, muy S.—Usted ha dicho, hace años, en una entrevista: «.Hay algu-
diferente del nuestro; y yo estoy convencido (Elevando la voz,
con creciente energía) de que aquel hombre, nunca habría sido nos autores que no me gustan en absoluto, por ejemplo, Boro-
un nazi, es más, creo firmemente que, de haber vivido, habría din y Falla». ¿Sigue manteniendo ese criterio?
sido el primero en levantarse contra Hítler; ¡estoy seguro de es- H.—Un momento, eso no es exactamente así. Yo he podido
to, porque Wagner era un hombre visceralmente independien- decir que no he locado sus obras, lo cual es verdad, pero eso
te, y un rebelde! Por desgracia, fue usado por esa gente (Marca no quiere decir que no me gusten. Falla es un autor de gran ori-
mucho las dos palabras, con gran desprecio), pero eso no signi- ginalidad, y ha escrito música de gran belleza. Recuerdo, inclu-
fica, en modo alguno, que él simpatizara, quiero decir, que hu- so, la fascinación que me produjo, siendo niño, escuchar por
biera podido simpatizar con ellos: al contrario, estoy seguro de primera vez las danzas de El amor brujo: ¡qué música tan insó-
que Wagner habría sido un antinazi. Y es muy importante decir lita! Pero Borodin es otra cosa, eso sí, no es mi plato preferido,
estas cosas: soy un firme creyente de su honradez en el tema. sobre lodo porque su lenguaje es una mezcla de estilos con mí-
Porque... un hombre que puede escribir este tipo de música, un nima, o ninguna, unidad. Pero incluso en este caso, fíjese, no
genio de tal calibre, con tal capacidad de expresión acerca de renuncio a la interpretación de ciertas obras; en concreto, la pró-
la naturaleza primigenia y de los sentimientos humanos, un ar- xima temporada quiero montar en el Covent Garden una nueva
tista que pedia reflexionar con tan genial lucidez —como él lo producción de El Príncipe Igor, con un estupendo reparto ruso
hace en la Tetralogía— sobre el problema del poder, el horror y con el ballet, naturalmente, de la Royal Opera. ¿Por qué? Por-
del poder absoluto, o sobre la decadencia de la civilización y la que entiendo que es también mi obligación proporcionar a un
cultura... ¿qué podía tener que ver con los nazis? ¡Nada, abso- teatro de ópera un gran espectáculo cada cierto tiempo, aunque
lutamente nada! no se trate de mi música predilecta.
S.—¿Existen músicas que no le gusten de autores suyos pre-
S.—Déjeme hacer de abogado del diablo por un momento: feridos? Pienso en Waldmárchen, la primera parte de Das kla-
¿y ciertos textos antisemitas escritos por Wagner? gende Lied de Mahler, o en la Décima Sinfonía de este mismo
H.—Pero eso hay que verlo en su contexto histórico, en la compositor en la edición de Cooke.
época en que se escribieron: además, yo creo que tales textos, H.— Waldmárchen fue descartado por el propio Mahler, y ha-
comparados con otros posteriores que todos conocemos, son to- cia esta pieza tengo los mismos sentimientos que hacia el movi-
talmente inocuos, inofensivos. Recuerde también esa carta que miento Blumine de la Primera Sinfonía: reservas, dudas, no sé
escribe cuando se le comenta la existencia de un grupo, más o si es pertinente interpretar estas páginas. Mis dudas son mucho
menos oficial, contra los judíos: ¡se muestra airado, ofendido mayores acerca de la Décima Sinfonía, es más: ni siquiera estoy
por la idea! No, Wagner era una personalidad muy, muy com- seguro de que sea pertinente interpretar el Adagio inicial, que
pleja: Wagner, tras su muerte, ha sido abusivamente, malamente Mahler, de seguro, habría revisado y corregido. Permítame con-
utilizado. tarle una anécdota: no tengo pretensiones de parecer una com-
S.—Hay otra contradicción en su carrera, con otro Upo de putadora humana, pero mis ideas suelen ser bastante meditadas
música: durante los años en que usted fue Director Titular de y profundas cuando abordo una música; le digo esto porque pue-
la hondón Philharmonic, interpretó muy poca música inglesa; de comparar la inmutación de dos interpretaciones mías de la
sólo después de dejar la dirección de esta orquesta ha empezado Quinta Sinfonía de Mahler en el Roya! Festival Hall de Lon-
usted a abordar, y a grabar, las obras de Elgar o de Vaughan I dres, separadas entre si varios años. Bien: la diferencia entre am-
Williams. ¿Podríamos hablar de esta tardía Love Story con el bas era de apenas segundos. En cambio, hace varios años llevé
sinfonismo británico? en una gira por el Japón el Adagio de la Décima de Mahler; ca-
H.—(Entre risas) ¿Lo ve, ve cómo todo lo hago a la inversa? da día, en cerca de diez conciertos distintos, la obra me duraba
Pero es que hay una explicación: soy una persona lenta a la ho- un tiempo diferente, a veces con discrepancias de hasta cinco
ra de aprender, me cuesta mucho tiempo... engendrar algo, por minutos. Con esto quiero indicarle que nunca he tenido las ideas
eso necesito un amplio periodo de... (Riendo de nuevo/... ¡in- claras sobre esta música; de hecho, llevo varios años sin tocar-
cubación! Pero es así: finalmente las cosas salen a la luz, y a la; puede que ahora las cosas vayan mejor. Pero sí puedo decir-
mí me ha pasado eso con la música inglesa; sólo he podido en- le que no creo que vaya a tocar nunca la Décima en versión
trar en ella tras largos años de residencia y trabajo en el Reino completa, aunque exista una magnífica edición. Me pasa lo mis-
Unido. mo con los Finales completados de la Novena de Bruckner: no
importa cuan genial sea usted a la hora de recomponer una pie-
S.—Recuerdo haber oído comentar a Alan Cumberland, eltim- za que no ha sido acabada por su autor, usted no puede com-
balista de la London Philharmonic, que, por espacio de años, pletar a Bruckner sin ser Bruckner y a Mahler sin ser Mahler,
trataron de interesarle en la Primera Sinfonía de Elgar. «No lo porque no lo va a hacer exactamente igual que ellos lo harían.
conseguiremos», decía, «¡y ahora moma la obra con la Phil-
harmonia!» S.—Ato quiero terminar sin preguntarle qué tal oyente, o crí-
H.—Eso es algo característico: las orquestas siempre están ce- tico, es usted de sus propios discos.
losas unas de otras. Pero es verdad: en aquellos años yo no te- H.—¡Terrible, muy duro! Por eso me ha fastidiado —aunque
nía aún esas obras en repertorio. Pero piense una cosa: cuando entiendo y acepto la postura de mi casa de discos— que se ha-
yo me hice cargo de la London Philharmonic, el conjunto no yan pasado a disco compacto algunas de mis antiguas interpre-
tenía habitualidad ninguna con las obras de Brucker; yo fui una taciones de las Sinfonías de Mahler, como la Sexta o la Octava,
suerte de... misionero, montando con ellos todas las Sinfonías, y quizá alguna otra, por las que no siento especial afecto. Tam-
y aquello tuvo un verdadero impacto. Todavía hoy vienen a ver- bién por ello me produce una especial ilusión el proyecto de gra-
me personas que recuerdan, de aquellos años —desde mediados bar este ciclo con la Filarmónica de Berlín, que me pidió hacer
de los 60 al principio de los 70—, haber oído por primera vez, la serie porque nunca la han grabado íntegra. Como me llena
en los Proms o en el Royal Festival Hall, la Séptima de Bruck- de ilusión la posibilidad de volver a grabar Bruckner con la Fi-
ner, o la Sexta, ¡incluso la Segunda o la Tercera de Mahler, por- larmónica de Viena. Mi mismo ciclo Beethoven con el Concert-
que también monté todas las Sinfonías de Mahler! Yo dirigía gebouw es un desquite sobre el que grabé hace años en Londres,
doce programas al año, y especialicé a la orquesta en ese reper- del que me gustarla olvidarme: se hizo en muy poco tiempo, por
torio, o en los ballets de Stravinski. Luego, si, es cuando yo he razones meramente mercantiles, y nunca debí plegarme a ello.
empezado a interesarme a fondo por la música inglesa. Ya se lo he dicho antes: aprendo ¡enlámeme, y he de ser conse-
S.—¿Algún director inglés le ha aportado inspiración en este cuente con ello. .
terreno? José Luis Pérez de Aríeaga
78 Scherzo
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Scherzo 83
ESTUDIO
rioriza las corrientes ajenas imperantes. aparte del cambio de la mirada hacia co menos que obligado detenerse por
La polémica sobre la conservación de lo nacional, puede percibirse en un sen- el hilo que supone, aglutina influencias
las formas, personalizada en el binomio tido diferente. Los compositores holan- muy claras, sobre todo francesas co-
de opuestos Brahms/Wagner, llega deses dividen su sentimiento de mo su carácter cíclico heredado de Cé-
también a estas tierras. Hay una fase atracción entre lo alemán y lo francés. sar Franck. En este sentido, es la
de divulgación de ambas propuestas. Estos dos grandes bloques van a aca- alternativa mejor perfilada a la línea
Brahms, Dvorak y Bruckner son intro- parar la creación durante la primera mi- wagnerista. La Tercera de Zweers tie-
ducidos por Verhulst, mientras que tad del siglo XX. ne un fuerte apego a lo holandés, re-
Rijk Hol y Willem Nicolai realizan lo flejado en su mismo título general, Aan
propio con Berlioz, Liszi y Wagner. La mtjn vaderland, A mi patria, y en los
defensa de lo nuevo desde la interpre- que encabezan sus cuatro movimientos:
tación no implicaba, empero, una pos- "En los bosques holandeses», «En el
tura idéntica a la hora de componer. campo». «En la playa y a orillas del
Las partituras de los mencionados Hol mar» y <<En la capital». Zweers sumó
y Nicolai denotan todavía su enganche a su enralzamiento nacionalista un len-
con los postulados de Leipzig. La om- guaje sonoro de indudable modernidad
nipresencia alemana, con todo, comien- para la época. Todo ello le convirtió en
za a perder pujanza en virtud de un una de las personalidades más sobre-
enfoque más abierto de la interpreta- salientes de la resurrección musical
ción, según se va aproximando el tér- neerlandesa.
mino de la centuria. Señala un Alphons Diepenbrock perteneció al
momento de cambio la fundación de la mismo movimiento que Zweers, pero
Orquesta del Concertgebouw de Amster- exactamente desde sus antípodas esté-
dam, cuyo primer titular fue fies, en licas. No se agota su definición como
1888. El extraordinario üderazgo de compositor adscribiéndole al wagneria-
Willem Mengelberg, desde 1895, cata- nismo, aunque se inició en ese terreno.
pultó el conjunto a la primera fila de Diepenbrock poseía una firme educa-
los europeos. El gran director situó en ción clásica al igual que un profundo
los atriles de su orquesta obras de interés por el romanticismo alemán. Su
Strauss, Mahler, Scriabin, Sibelius, De- creación, salvo una solitaria excepción,
bussy y Busoni. Una nueva disposición Alphons Diepenbrock va siempre ligada a la voz humana por
caracteriza rápidamente a los compo- la inspiración, mejor aún simbiosis, con
sitores holandeses, quienes admitieron Un importadle logro sinfónico la literatura. El mundo clásico se ve re-
un espectro más ancho de influencias. flejado en Carmen saeculare, a partir
Una fuente de renovación es descu- J_vo autóctono late en la obra de Ber- de Horacio, y en las músicas inciden-
bierta en el patrimonio nacional. Sus nard Zweers, a pesar de que su forma- tales para Elektra de Sófocles y Las
valores pueden reconocerse como lo ción partió del ideario de Leipzig. El aves de Aristófanes. La gran poesía ale-
más vital que impulsa el renacimiento camino hacia la bifurcación quedó pre- mana tiene su correspondiente lugar en
cultural holandés de fin de siglo. El fe- cisamente ultimado en 1890, año de cie- el arte de Diepenbrock en las magistra-
nómeno abarca cerca de la totalidad de rre de la década. En esta fecha, Zweers les realizaciones que son los 5 Gesúnge
las dimensiones del arte y de la ciencia. redondeó una de sus piezas más repre- nach Goethe, los 2 Hymnen an die
Para los límites que nos vienen impues- sentativas, su Tercera Sinfonía, segu- Nacht sobre Novalis, según su autor
tos basiará que recordemos la pro t olí- ramente la obra de mas valor de las que «Poemas sinfónicos con voz obligada»,
pica figura de Vincent van Gogh. pretendían entonces moverse intencio- y Die Ñachi con palabras de Hólderin.
La música holandesa resurge en la nadamente por una senda holandesa Estas partituras demuestran la sensibi-
década de 1880. La mutación operada, autónoma. Esta obra, en la que es po- lidad de Diepenbrock a la hora de tra-
1*91: Muere Verhulst. Diepenbrock: Missa in die feslo.
I CRONOLOGÍA 1892: Nace Andrtessen.
1S94: Nace Pijper.
1793: Estreno en Amsle'dam de Don Giovanni de Mozarr. 1Í9S: Note Voormolen. Zweers. catedrático de composición en Amsierdam,
1816: Nace Verhulsl. formóa la siguienley renovadora generación. Mengelberg, a sus 21 años.
1820: Fundación de la Orquesta de ta Corte de La Haya. J.H. Lubeck su Mular de la Orquesta del Ctintertgehtiuw.
primer titular. 11196: Muere Nicolai.
ISIS: Nace Hol. 1897: Diepenbrock: Te Deum.
1829: Nace Nicolai. 1900: Una antigua escuela de música adquiere la categoría de Conservatorio
1M1: Verhulst: Sinfonía Op. 46. de La Haya.
1854: Nace Zweers. 1901: Nace van Beinum
1B5S: Nticr Rontgen. 1904: Muere Hol. Fundación de la Orquesta de la Residencia de La Haya.
1862: Nacen Diepenbrock y Wagenaar. H. Vioiía su primer titular.
IR68: Fundarían por J. P. Heye de la Sociedad de Historia de la Música Ho- 1905: Nace G. Landre. Wagenaar: Cyrano de Bergerac.
landesa. 1906: Diepenbrock: Veni crealor Spiritus, Hymnc aan Rembrandi. Nace van
1870: Noce Dopper. Baaren.
1871: Nace Mengelberg. 1907: Nace van Otteríoo.
1874: Nace W. Landre. 1908: C. Dopper y E. Cornelius, directores adjuraos de la Orquesta del Con-
1879: Hol: David. certgebouw.
1881: Nace Dresden. 1912: Nace Escher. Zagwijn: Der Zauberlchring. Dopper: Sinfonía AJDS-
1882: Construcción de la sala del Concertgebouw de Amsterdam. icrdam.
IRJL»: Zweers: De Kosmos. 1913: Voormolen: La mort de Tíntagiles.
1884: Fundación del Conservatoriv de Amsterdam. 1914: Nace Hothuis. Pijper Cuarteto n.° I.
1885: Verhulsl estrena la Sinfonía n ° 3 de Bruckner. 1915: Wagenaar: De Cid.
1886: Nace Ruynemann. Finaliza la etapa Verhulst. 1917: Pijper: Sinfonía n.° I.
1888: Fundación de la Orquesta del Concertgebouw de Amsterdam. W. Kes 1918: Vermeulen abandona Holanda. Compone su Segunda Sinfonía. Die-
su primer titular. Nace Vermeulen. penbrock: Fauno. Ruynemann: Jeroglíficos.
1890: Zweers: Sinfonía n.° 3 "Aan mijn vaderland». 1919: Andrieisen: Misa del Sagrado Corazón.
84 Scherzo
ESTUDIO
ducir en sonidos elementos literarios. la 1 Guerra Mundial. Muchos de sus in- incluso a titular sus obras en francés.
Al músico le ai raen la nocturnidad y el tegrantes se han formado autodidácti- Vermeulen consagró lo mejor de su
éxtasis, que busca expresar con un su- camente y han templado sus primeras creación a la orquesta, instrumento que
til cromatismo y una (imbrica nebulosa. armas en la crítica. Desde sus filas han en sus manos tomaba un poderío inu-
Un tercer miembro de la misma pro- atacado el conservadurismo a ultranza sitado. Su ciclo de siete sinfonías, que
moción es Johan Wagenaar, composi- en que había caído la música holande- abraza un arco temporal muy extenso:
tor más cercano en cuanto a na- sa, cristalizado para ellos en el gusto 1914-1958, es junto ai de Pijper lo más
cionalismo a Zweers que a Diepen- alemán. Las figuras más comprometi- importante que la música holandesa ha
brock. Este músico se caracteriza por das en este rechazo, Dresden, Ruyne- dado al género. A comienzos de su pe-
su maestría como orquestador y por su mann, Vermeulen y Zagwijn, fundaron riodo francés adoptó Vermeulen una
importante catálogo destinado a ese escritura atonal, que en los años vein-
medio sonoro. Su paleta orquestal de- te ganaba vigor entre los músicos neer-
be mucho a Berlioz, sobre lodo en sus landeses. Pero dentro o no de este cauce,
poemas sinfónicos como el titulado la gran personalidad creadora del rebel-
Saúl y David que se basa en un cuadro de compositor supo constantemente
de Rembrandt, pero también compren- encontrar las formas para su auto-
de tonalidades procedentes de Brahms. expresión. Vermeulen unió siempre
Wagenaar se diferencia nítidamente de a su decidida voluntad de abrir cami-
sus coetáneos holandeses por el misti- nos a los lenguajes más novedosos una
cismo que impregna la mayoría de sus inequívoca actitud de naturaleza ética.
obras. Esto se puede comprobar hasta en los
títulos con los que son designadas va-
rias de sus sinfonías; así «Prélude a la
lnmovilismo y avance nouvelle journée» para la Sinfonía n. "
2, «Les victoires» en el caso de la Cuar-
JL a en la trinidad de la restauración ta, y «Les lendemaines qui chantent»,
musical holandesa, Zweers, Diepen- por fin, en e! de la Quinta.
brock y Wagenaar, apuntaba el dilema
que se ofrecía para ese arte del país: ba-
se alemana o francesa para la creación Una etapa de cambios
propia. Incluso la alemana se escindía
a su vez en dos: Schumann-Brahms- J j a década de los veinte fue la fase
Reger, de una parte, y Wagner-Strauss- más inquieta y avanzada de la música
Mahler, de la otra. La atracción germa- Vermeulen: Sinfonía N." 7. holandesa de nuestro siglo. El signo del
nizante actuó en algunos casos como un experimentalismo orienta gran parte de
contrapeso de los avances i di om áticos. la Sociedad Holandesa de Música Con- las realizaciones. Los compañeros de
Asi ocurrió con el sinfonismo tardorro- temporánea, entidad que difundió no Vermeulen son entendibles bajo este
mántico de Cornelis Dopper y en el sólo el nuevo arte sonoro de los Países prisma. Daniel Ruynemann se intere-
cuerpo del mismo género, que cuenta Bajos, sino además el que venia del res- só -ñor la investigación tímbrica, que
nada menos que con veintiún ejempla- to de Europa. queda perfectamente ejemplificada en
res, de Julius Róntgen. El más radical del grupo fue Matt- su obra Hieroglyphes, redactada para
Este estado de cosas, en muchos as- hijs Vermeulen, para quien el ambien- tres flautas, arpa, celesta, piano, cam-
pectos un academicismo con visos de te musical holandés se lornó tan panas, dos mandolinas y dos guitarras.
fosilización, permitió una reacción que irrespirable que vivió en Francia duran- Ruynemann fue en todo momento un
llegó hasta la virulencia. Surge una ac- te casi una treintena de años. Su inmer- paladín de las vanguardias, en cualquie-
tiva vanguardia en los años cercanos a sión en la cultura francesa le llevó ra de sus manifestaciones. Ya en los
1920: XXV aniversario de Mengelberg al/rente de la Orquesta del Concert- 194Í: Muere W. Landre. Voormoien: Rilkelieder. C. Landre: Sinfonía sa-
gebouw. El direclor programa con este motivo un ciclo completo de cia ¡n memoriam patris. Dresden: Concierto para flauta
las Sinfonías de Mahler. 1949: van Otterloo. Ulular de la Orquesta de La Hava.
1921: Muere Diepenbrock. 1950: Voormoien: Concierto para dos pianos.
1914; Muere ¿ween 1951: Muere Mengelberg.
1926: Nace T. de Leeuw. Pijper: Sinfonía n.° 3. 1952: Dresden: Dansflitsen van Baaren: Septeto.
1927: Pijper: Concierto para piano. 1953; Badings: Sinfonía de salmos. Dresden: Salmo S4.
192!; Nace G. Leonhardt- Pijper: Seis epigramas sinfónicos. Ruynemann: 19S4: I.eonhardi profesor de cla^e en Amsterdam Badtngs: Concierto r>ara
De gebtoeders Karamasoff. Jos v¡clines.
1929: Nace B Hatltnk. 1955: van der Horst: Divertimento pitiorale. Dresden; Choras Symphonicus.
1931: van Bemum, 2." director del Concerlgebouw con Mengetberx. W, Lan- Fundación del Leonhardi Cunsort.
dre: Réquiem in memoriam uxoris. Ruynemann- Sonaia para coro de 1956: van Baaren: Sinfonía.
cámara. 1957: Muere Dresden. T. de Leeuw: Movimientos reiiógiados.
1933: Pijper: Halewijn. 1951: Voormoien: Chacona y fuga. Escher: Sinfonía n.° 1.
1934: Muere Ronlgen. Siglenhorst Meyer publica su fundamental estudio Jan 1959: Muere san Beinum. van Baaren: Variaciones paja orquesta. Schat: Mo-
Pitletíioon Sweelinck en un zijn instruméntale muziek. saicos.
I9J5: Nace P. Schai. W. Landre: Romanusth pisuiuionceri. 1960: G. Landre. Anagramas, llenkemans: Partita.
193!: Nace R. de Leeuw. Dresden: Sinfonieiia para clarinete y orquesta. 19*1: T. de Leeuw: Concierto para violin n.° 2. Haitink, nuevo titular del
1939: Muere Dopper. van der Horst: Sinfonía. Wagenaar: Elvcrhoi. Voor- Concertgebouw. Realiza una intensa labor de di/usión de la nueva mú-
mo/en: Sinfonía. sica holandesa.
1940: Pijper: Seis Adagios para Oinuísta. |»6J: Muere Ruynemann. Andriessen: Sinfonía concertante. T. de Leeuw:
1941: Muere Wagenaar. Alceste.
1943: Escher: Música para d espíritu en duelo. 19(4: C. Landre: Jcan Lévecq. Schat: El labennio.
194S: Se prohibe o Mengelberg dmgtr en Holanda par su actitud colabora- 1970: Muere van Baaren. H. Andriessen: Variaciones cromáticas.
ñonista con los nazis. Le sucede van Beinum. quien mantiene el alto 1971: Muere van Otterloo.
nivel de! conjunto.
1947: Muere Pijper. Inauguración del Festival de Holanda que se celebra
anualmente en La Haya. E.M.M.
Scherzo 85
ESTUDIO
BACH
Concierto Italiano
Pailita n° 4, Toccata BWV 914
Glenn Gould, piano
MYK42527 MOZART
Conciertos para piano 20 y 27
BEETHOVEN
Rudolf Serkin, piano
Sinfonia n° 9 "Coral" O.S. Coiumbia. George Szell
Orquesta de Cleveland O- de Filadelfia, Eugene Ormandy
George Szell MYK42533
MYK42532
PROKOFIEF
BIZET Sinfonía clásica
Carmen, La Arlesiana BIZET
Filarmónica de Nueva York Sinfonia n° 1
Leonard Bemstein Filarmónica de Nueva York
MYK42524 Leonard Bemstein
BRAHMS MYK44718
Concierto para piano n° 1 BACHMANINOFF
Lazar Berman, piano Concierto para piano n° 3
Orquesta Sinfónica de Chicago Lazar Berman, piano
Erich Leinsdorf Orquesta Sinfónica de Londres
MYK44714 Claudio Abbado
BRAHMS MYK44715
Sinfonia n° 3 ROSSINI/SUPPÉ
Variaciones "Haydn" Oberturas favoritas
Orquesta de Cleveland Filarmónica de Nueva York
George Szell Leonard Bemstein
MYK42531 MYK44719
DVORAK SAINT-SAÉNS
Sinfonia n° 9 "Nuevo Mundo" Sinfonia con órgano
SMETANA Filarmónica de Nueva York
El Moldava Leonard Bemstein
Orquesta de Cleveland MYK44716
George Szell
MYK42530 SIBEUUS
Sinfonia n° 5
FALLA Filarmónica de Nueva York
El Sombrero de 3 picos Leonard Bemstein
El amor brujo MYK44720
Filanvónica de Nueva York
Leonard Bemstein. Plerre Boulez STRAV1NSKY
MYK44721 La consagración de la primavera
Filarmónica de Nueva York
LALO Zubin Mehta
Sinfonía española MYK426I6
BRUCH
Concierto para violín MAHLER RECITAL HOROWITZ
Pinchas Zukerman, violin Sinfonia n° 4 Obras de Scarlatti, Schubert
Filarmónica de Nueva York Orquesta de Cleveland Schumann y Scriabin
Zubin Menta George Szell Vladimir Horowitz, piano
MYK44717 MYK44713 MYK42534
MÚSICA CONTEMPORÁNEA
Sintonismo español de última hora to, que remonta el vuelo tras su no es-
pecialmente afortunado Concierto para
trompeta. Es el cello el protagonista del
nuevo trabajo, el que lleva en sus cuer-
Madrid. Teatro Real. Tomás Marco: Sinfonía n. ° 4, -Espacio quebrado"; Claudio Prieto: «Concierto das, tratadas con mimo, ese canto de
íte amor» para violoncelo y orquesta. Pedro Corostola, violoncello. Orquesta Nacional. Director: Jesús
López Cobos, 15, 16, 17 (Marco), 23, 23 y 24 (Prieto) de mayo de 19S8. amor que da nombre a la pieza y que
se vislumbra ya en cuanto el solista apa-
ue una orquesta como la Nacio- repetidamente interrumpida, que, si- rece, saliendo de las profundidades de
Inal estrene, en semanas conse- nuosamente, persiste en el tenebroso fi- la orquesta y balbuceando líneas me-
cutivas, dos obras de sendos nal- Un rock es utilizado en la tercera lódicas que se corporeizarán más tar-
corrTpBsitores españoles es algo que me- parte, sugerido o explicado por los par- de, después de una solemne perorata
rece ser resaltado y alabado y que su- ches. El fragmento tiene aire de para- encabezada por los trombones y cuer-
pone también una felicitación a su da militar y resulta poco estilizado. da aguda, que nos trate ciertos lejanos
titular. Aunque el hecho sea más bien Ofrece algunos defectos de orquesta- ecos de Mussorgskí, en un lírico y éx-
aislado y aunque los autores programa- ción: pizzicati de cuerda aguda impo- tasi ado diálogo entre cello y ripíeno
dos sean los ya consagrados, protago- sible de oír en medio de una gran (diversificado en grupos instrumenta-
nistas permanentes —por sus méritos, barahúnda. El confusionismo es menor les). Se enfrentan de este modo el can-
qué duda cabe— de nuestra actualidad. en Solaris, que recapitula algo desper- to y lo que el compositor define como
digadamente material de los números «pincelada lírico-rítmko-armónica». El
Las partituras ahora presentadas po- solista desgrana una larguísima caden-
nen de manifiesto algunas característi- anteriores y que utiliza el diseño
rítmico-melódico-armónicO del comien- cia (8) que toma como base el leit-motiv
cas vigentes de sus creadores, en tomo al que la pieza se edifica y que
personalidades relevantes y distintas de zo de Así hablaba Zaralustra de Ri-
da pie a toda una exposición de efec-
la música española actual: soltura en el tos instrumentales: pizzicati, dobles
manejo del material, con dificultades, cuerdas, arpegios... Nuevas ideas ela-
no obstante, a la hora de elaborarlo, boradas por la orquesta en pleno dan
imaginación tímbrica desbordante, inicio a la segunda parte de la obra, que
cierta cortedad expresiva, poderosa in- pronto recoge el canto principal, núcleo
tuición y planteamientos espacio- y meollo del que aquélla proviene. Tras
temporales en lo que a Marco se refie- una gozosa inmersión en su consumi-
re; enorme oficio orquestador, claridad dor lirismo de música se extingue poco
estructural, momentáneas pérdidas de a poco en una larga nota aguda del vio-
tensión por aparante banalización de loncello punteado suavemente por el ar-
las ideas de fondo, excesiva acumula- pa. Prieto, músico muy sensible,
ción de efectos, empleo de determina- concluye así una composición que pa-
dos esquemas clasico-románticos, rece haber sido hecha con gran sinceri-
incorporación de nítidos rasgos meló- dad, con emoción; una composición
dicos por lo que toca a Prieto. Todo — bien estructurada, delineada con mu-
asi debe lógicamente entenderse— plan- cha claridad, transparente, que recurre
teado de forma harto esquemática y re- a procedimientos que no resultan tras-
sumidora. nochados por la buena mano y preo-
La Cuarta Sinfonía del primero, que cupación por cuidar el equilibrio del
se toca de un tirón, está dividida en cua- músico palentino. No es una obra re-
tro partes o tiempos bien definidos y donda, que mantenga el mismo nivel de
con su título correspondiente: Quasi principio a fin e incluso no aparece con-
star. Hiperbórea, Almost a rock y So- seguida la fusión digamos climática en-
laris, que apuntan las intenciones ex- Tomús Marco
tre los temas y su correspondiente
presivas del autor, amigo siempre de tratamiento orquestal, por un lado, y
conectar la música con experiencias o chard Strauss y no a modo de «acertijo el incandescente canto del cello, por
vivencias propias y con conceptos en los privado», como señaliza el compositor, otro.
que mucho tiene que ver lo cosmológi- sino —esa impresión da— como ele-
co. Cada movimienlo posee su vida mento que estructura toda la página, En el concierto de los días 13, 16 y
propia y está enlazado con el siguiente que aparece surcada, en texturas tt'm- 17 actuó brillantemente, ofreciendo un
por un diseño de las arpas. bricas y rítmicas que en ocasiones nos 2. " de Chopin originalmente plantea-
Hay una figura, de dibujo quebra- acercan a una Pelrouchka, por acor- do, excelentemente dicho y matizado,
do, que aparece al principio obsesiva- des perfectos o semiperfectos. El dis- delicadamente acentuado, con un soni-
mente, tras la muy bien planteada y curso es irregular, aparentemente do tan bello como su gerente, el pianis-
resuelta construcción de un atractivo —pese a los temas recurrentes— inco- ta Ivo Pogorelich, acompañado
espacio sonoro, en la voz de la trom- nexo, pero tremendamente eficaz. La correctamente por López Cobos y la or-
peta y que, en otros timbres, surgirá en obra es, según se deduce de lo dicho questa, eficaces y cumplidores en el es-
(para el que redacta estas líneas se en- treno. En el de los días 22, 23 y 24 se
diversos momentos de la obra. Marco tiende), amplia, poderosa, a veces com-
acierta a pintar una especie de extraña obtuvo un discreto nivel, tanto en la
pleja, no bien resuelta, irregular, en partitura nueva, que tocó muy aplica-
danza stravinskiana y a establecer con- ocasiones banal y aparatosa, inferior en
trastes atmosféricos bien graduados. da e inspiradamente Corostola, como
un conjunto a otras recientes del autor; en el resto del interesante programa,
No consigue el mismo interés en el os- pero plantea cuestiones de interés, es
curo segundo tiempo, en donde las que incluía la Obertura en Re mayor y
brillante y cuenta con pasajes de nota- la Rosamunda de Schubert.
ideas son un tanto envaradas y en el que ble atractivo, sobre todo en el primer
el protagonismo es encomendado, lue- movimiento.
go de una misteriosa y cuidada intro-
ducción, a una entrecortada frase Muy diferente es la partitura de Prie- A.R.
88 Scherzo
Í EDITIONS DE
LOISEAULYRE
Cbrisbpber
DISCOGRAFIA
II WIJU
I a kL-vimvJín: i]^(b
l KMIll V^MChlV^tM'^KIKIIV» I1IBIV*
lili- VAH \\\<1r \-* II VI ML*«
N,111 M I I
1=LP
! = CB
4-MC NOVEDADES
(Nata mientras no se indique lo contrario, la terminación en 1 corresponde a disco Distribuido por PolyGram Ibérica,s.a.
LP. en 2 a cornpact clise, y en A a cassette)
FLORILEGIUM
LA EDUCACIÓN MUSICAL EN ESPAÑA
La Estética de Mesopotamia
E
l Ministerio de Educación ha pu- en el caso de la música se remite al si- abstruso y medieval; ese desmedido teo-
blicado en el B.O.E. del 9 de glo VIII. Los otros temas son, en el me- ricismo que es el principal mal del sis-
marzo de 1988 unos nuevos te- jor de los casos, arqueología tema educativo hispano y el enemigo
marios para las oposiciones de acceso prehistórico-mu si cal, que es una cien- mayor de la música. De la música prác-
al cuerpo de profesores de conservato- cia todavía muy joven, o etnomusico- tica y no de la música teórica y esféri-
rio. La lectura del B.O.E. no suele ser logía, aunque ni en el temario de ca que algunos reivindican con
muy amena, pero en este caso resulta folklore (ibídem.) preguntan por la mú- entusiasmo.
sorprendente y espeluznante. Con las sica de los pueblos oceánicos, aunque Un pitorreo tan serio es preocupan-
novedades, más bien descalabros, no se si hay un tema de mucha enjundia (el te. El temario anterior no era ni mu-
introduce ninguna mejora ni raciona- 25) dedicado a las músicas exóticas. cho menos perfecto, pero sí un poco
lización respecto a lo que antes había. Pero con la llegada a la edad media más decente. En 1985 todos los profe-
Por ejemplo, entre los ciento sesenta y no termina el embrollo. Con algunos sores de historia de la música del Real
cinco temas que han de preparar los as- matices geográficos y respetando el más Conservatorio de Madrid recurrieron
pirantes a profesor especial de historia puro pitagorismo, el criterio para la sis- en contra del temario, en el que se jun-
de la música hay algunos auténticamen- tematización de los temas es simple- tan las tres especialidades de historia de
te originales, como son la estética (¿mu- mente numérico. Se basa en una la música, historia del arte y estética,
sical?) de Mesopotamia (tema 1.1); o la sencilla división por siglos: «El siglo y que por lo tanto es triple. La admi-
de los pueblos oceánicos (1.19); o la his- XV en los Países Bajos, el siglo XVI en nistración no ha corregido esta situa-
toria de la música en Etruria (II.7); o Italia, el XVI y XVII en América, el ción irregular. Sólo ha aumentado el
en los reinos visigodos (11.16); o en la XVIII en los restantes países europeos, enredo con nuevos disparates.
América precolombina (11.22). Son to- etc.». Hoy las cronologías y los perio- El teori cismo no es sólo no si algia de
dos temas que prometen a los tribuna- dos son relativos y discutidos. El pers- tiempos pasados. Es una clara actitud
les una muy instructiva, amena e picaz redactor de los temas ha preferido que condena la educación y favorece la
interesante distracción, en vez de los no entrar en tontas discusiones y ha op- bruta información. Es violación del
habituales rollos. Y así hasta llenar la tado por la pureza inmuiable y anacró- sentido común y atentado contra la do-
mitad del temario, punto en el cual, al nica que emana de la doble perfección cencia. Es una salvaje desconsideración
fin, se aproxima uno poco a poco a la de los círculos que forman los ceros de hacia los valores humanos. Es pura in-
edad media del mundo occidental, que las centurias, con un criterio perenne, transigencia. Es una denotación de
es de lo que se entiende normalmente absoluto e impepinable que no se arries- fuerza. Es el ejercicio de la autoridad
que ha de tratar la historia de la músi- ga con sutilezas. Es fiel reflejo de la po- por el poder.
ca. Desde un punto de vista estricto, la lítica ministerial: pura esquizofrenia, Es... la estélica de Mesopotamia.
historia comienza con la escritura, que intransigencia aplastante, teoricismo Víctor Pliego de Andrés
La política musical de nuestros gobernantes tiene mucho en común con la estélica mesopoiámica.
90 Scherzo
LA EDUCACIÓN MUSICAL EN ESPAÑA
Scherzci 91
ALTA FIDELIDAD
Beard (Inglaterra)
P-35. Etapa de potencia de 35 vatios por canal. P.V.P.; 235.000 pías.
M-70. Etapa de potencia monofóniea de 70 valios. P.V.P.: 500.000 ptas.
(el par). Su línea eslética es idéntica a la de la P-35.
P-101. Etapa de potencia de 100 vatios por canal. P.V.P.: 350.000 ptas.
CA-506. Preamplificador. P.V.P.: 300.000 ptas.
CA-35. Preamplificador. P.V.P.: 190.000 ptas.
Beard M-70
92 Scherzo
ALTA FIDELIDAD
resulta más baralo que otros de válvu- que he tenido sobre este tema con ex- so que en un momento dado de la dé-
las; sin embargo, las electrónicas de pertos en electrónica he podido reco- cada de los ochenta hayan venido a
transistores que se aproximan en su ca- ger la opinión generalizada de que coexistir en un mismo objeto de audio
lidad a las de válvulas alcanzan precios resulta casi imposible que en el campo la vetusta teoría de la válvula con la ul-
elevadisimos- Véanse por ejemplo los de la amplificación de audio el semicon- tra moderna tecnología del rayo láser,
casos de Mark Levinson, Rowland, ductor alcance el nivel de la válvula. Al- y ello para intentar desfacer un en-
Krell, Cello y otras exquisiteces por el gunos bajan ligeramente la voz al hacer tuerto.
estilo. este tipo de revelaciones y no faltan su- El hecho de que nuestro mercado
Kessler en el trabajo antes citado alu- jetos de fuerte personalidad que afir- ofrezca actualmente a la demanda na-
de al enorme coste de fabricación de las man, sin vacilación alguna, que los da menos que 53 ingenios de válvulas
clásicas y afamadas válvulas inglesas. aparatos de las décadas de los cuaren- constituye a mi juicio un signo de vita-
Para un fabricante inglés resulta casi ta, cincuenta y sesenta son mejores que lidad. Ojalá continúen las cosas asi y
prohibido el empleo de las KT-88 o los que se fabrican ahora. También so- que para el 90 dispongamos de 75 u 80
fíT-66 por ejemplo. O hay que diseñar bre este asunto he tenido ocasión de máquinas bajo esta tecnología. Asi, de
los aparatos con otros tipos de válvu- analizar investigaciones y esludios de momento, echo en falta los productos
las o hay que equiparse con válvulas un interés superlativo. de Luxman, Uesugi y los ya famosos
procedentes de los países del Este o del Para concluir este modo de exordio y nada menos caros monoblocks ame-
exiremo Oriente. Nadie se exirañe de fijemos nuestra atención en el insólito ricanos Quicksilver.
ver algún amplificador británico con las hecho de que, para intentar paliar la En la relación de componentes que
válvulas fabricadas en China o en Sin- bien ganada mala fama de los lectores sigue me ha parecido interesante con-
gapur. El problema de los precios re- de compactos, la firma norteamerica- signar los precios de venta al público
sulta pues real y constituye una na California Audio Labs ha diseñado de los aparatos. Eslos precios me han
auténtica barrera para que muchos afi- dos modelos, Tempest y Aria, con elec- sido facilitados por los importadores y
cionados puedan acceder a un nivel de trónica a válvulas. Pertenecen a la do- tienen en todo caso un carácter mera-
calidad acúsiica indudablemente supe- cena escasa de aparatos de este tipo que mente indicativo, ya que se sabe que es-
rior al que producen los aparatos tran- ha recibido una discreta aceptación por te mercado es enteramente libre.
sist o rizados. parte de la critica seria. En todo caso
En muchos cambios de impresiones no deja de resultar paradójico y curio- Alfredo Orozco
Scherzo 93
THIEL
IMAGEN, TIMBRE, DINÁMICA, DETALLE
«Musicalmente, et CS 2 es
sobresaliente. La imagen y
profundidad son
excepcionales, y el excelente
tratamiento de los niveles
bajos transitorios y la
dinámica se extiende hasta
niveles orquestales mayores y
de rock vivo.»
Anthony II. Cordestnan.
Stereophile. Vol. 8, n." 6.
Scherzo 95
DANZA
Muestra de Valladolid
La danza enlos festivales del Sur
Enm el verano de 1988 la danza estará presente en Sevilla (Itálica) y Granada con
varias compañías importantes. En Itálica la danza será la reina a partir del 24 y 25
J_j| festival de Valladolid tiene acostum- de junio con el Nederlans Dans Theatre. El I y 2 de julio el Ballet del Teatro Lírico
brado a su fiel público a ofertas de ries- Nacional con Maya Plisetskaia al frenle; el 5 y el (i de julio el Ballet de la Opera de
go y calidad. Allí se pueden ver, sin duda, Lyon; el 15 y el 16 de julio Mnmix, para continuar el 22 y el 23 con Pilobolus y La
apuestas de futuro en todas las materias La La Human Steps, el grupo canadiense que tan buena impresión dejaran en el Fes-
escénicas. tival de Otoño de 1986. La programación se cierra con el Ballet Nacional de Cuba,
Este año, a pesar de tener en su contra que estrena completo, por primera vez en España, el ballet Don Quijote, según la
un drástico recorte de presupuestos, los versión de Alicia Alonso sobre la primitiva de Marius Petipa.
organizadores han hecho un esfuerzo y
En Granada, el 9 y el 10 de junio, el Ballet del Teatro Lírico La Zarzuela escoge
han traído, en su apartado de danza, a el marco del Generalife para estrenar su nuevo programa, con Carmen, según Alber-
Ka rol Armitage con su ballet, a Adriana to Alonso, con Maya Plisetskaia en el papel protagonista, el segundo acto de El La-
Borriello con una producción conjunta de go de los Cisnes, Canto Vita!, de Aari Plisetski y un paso a dos de Ray Barra:
varías instituciones italianas y españolas Nocturno. Le sigue el 15 y el 16 de julio el Ballet del Qran Teatro de Ginebra con
y a Jo Andrews, una norteamericana de creaciones de Osear Araiz, y finalmente, el 18 y el 19 siguientes la compañía de Anto-
la última generación para lo que ha sido nio Gades con Carmen y Bodas de Sangre y variaciones sobre el flamenco.
su presentación europea.
96 Scherzo
DANZA
Festival Internacional
de Teatro de Granada
Hd Festival de Granada, que ya tiene
un sólido prestigio entre los eventos de
su género en todas partes, presentó en
mayo de este año, entre otras piezas de
vanguardia, a Catherine Diverres y Ber-
nardo Montes en Instances, pieza que
fue estrenada en el Festival de Avignon
del pasado 1987. Estos mismos creado-
res estrenaron el día 29 Le printemps,
donde usan un número más elevado de
bailarinas. El dúo Diverres-Montes rea-
liza un trabajo de investigación lleno de
influencias de muy diverso signo, y don-
de se hacen presentes los largos perío-
dos de tiempo que estos bailarines han
pasado en Japón.
Escena de Madt ni Spam. creación de lu Cumpañm de Carmen benra. que sera eurenadu
en la muestra madrileña. FOTO- CASTAÑAR
Scherzo 97
JAZZ
en Amsterdam. Y recientemente una quieto. Fue una labor que una y otra
crisis cardíaca abatió en Nueva York a vez tuvimos que aplazar. Ahora es, por
Dannie Richmond, el famoso bateris- desgracia, demasiado tarde.
ta que nos visitó a menudo y que nun- En el colegio San Juan Evangelista
ca nos defraudó. de Madrid tuvo lugar un emocionante
Aparte de ser un músico muy impor- concierto el 15 de diciembre del año pa-
tante, Richmond era uno de los perso- sado con el cuarteto del saxofonisia
najes más inteligentes y divertidos que George Adams y el pianista Don Pu-
hemos tenido ocasión de conocer. llen, formación que tiene un lugar de
Nuestra conversaciones no fueron nun- relieve en el jazz de los ochenta, y fun-
ca muy largas, pero si intensas. El era damentalmente por el ejemplar traba-
testigo excepcional de la revolución que jo de su balerista, Dannie Richmond.
supuso la irrupción de Charles Mingus El concieno coincidía con el 52 cum-
en la escena del jazz allá por el arto pleaños de éste, y pocas veces hemos
1957, Fue este contrabajista quien con- sentido tan íntimo contacto entre los
venció al joven Dannie de abandonar
el saxo tenor y sentarse de!ras de la ba- músicos y su público como aquella no-
tería que rápidamente aprendió a tocar che. El milagro se repitió dos meses más
con enorme autoridad y personalidad. tarde cuando el cuarteto volvió a la ca-
Un primer y trascendental fruto de es- pital para actuar durante dos semanas
la colaboración que se prolongó duran- en un local céntrico cuyo propietario se
te dos décadas, hasta la muerte de atrevió, por fin, a invitar a un destaca-
Mingus en 1979, fue Tijuana Moods do grupo y ofrecer una música digna
(RCA LPM/LSP-2533), impresionan- a los madrileños.
te grabación considerada pieza indis- Aquellas noches, tan breves e inten-
pensable por cualquier aficionado sas, nos salvaron el insoportable mes
serio. de febrero y nos llenan todavía. Dan-
nie Richmond se encontraba en su me-
Mingus, que tenía un carácter bas- jor forma, y nadie podía imaginar que
tante conflictivo, tuvo sus más y sus fuera su despedida. Poco tiempo des-
menos con casi todo el mundo que le pués de su regreso a Estados Unidos el
rodeaba, también con su baterista que grupo viajó a California para un par
se vio obligado a abandonarle durante de compromisos, y al volver a Nueva
algún liempo. Pero a pesar de los rifi- York la muerte le sobrevino al incan-
rafes, Richmond volvió a integrarse en sable, siempre tan dinámico baterista.
el conjunto y siempre hablaba con gran En el mismo instante el famoso cuar-
admiración y profundo respeto del teto también dejó de existir...
hombre que fue su maestro. Dio con- Pero su música —y, sobre todo, la
tinuidad al espíritu creador de éste for-
L a muerte es un capricho, malig-
no e imprevisible donde los ha-
ya. Nos sorprende siempre,
golpea ciegamente como un vendaval
que, de repente hace caer hasta los
mando el grupo Mingus Dynasty, y
nadie supo como él explicar con clari-
dad, en un inglés diáfano, casi de Ox-
ford, el fascinante universo
maestría de Dannie Richmond, uno de
los más importantes hombres rítmicos
que haya conocido el jazz moderno—
sigue viva gracias a las numerosísimas
mingusiano. No se cansaba jamás de grabaciones que tuvieron en él su base
(roncos más sólidos abriendo grandes fundamental. Cualquiera que le haya
claros en el bosque que juntos forman contar las mil y una anécdotas que te- visto, escuchando y conocido se puede
los seres humanos. nían al excéntrico contrabajista como considerar un ser privilegiado.
Estos primeros meses de 1988 han si- protagonista. Y, sin embargo, parecía
do particularmente duros para la gen- imposible entrevistar a este hombre in-
te del jazz para las frecuentes y muy Ebbe Traberg
dolor os as noticias de fallecimiento en-
tre los hombres que tuvieron decisiva
influencia en el giro que la música dio
en los años cincuenta y sesenta.
Da auténtico miedo mirar hacia
atrás. Casi al mismo tiempo se nos han
ido el pianista Joe Aibany y el saxofo-
nisia Warne Marsh que juntos grabaron
un inolvidable, ahora por fin reeditado
LP, The Right Combinalion (Riversi-
de RLP 270, 1957). El histórico trom-
petista del be-bop Howard McGhee ha
muerto en un injusto silencio que le tu-
vo preso durante la última década.
El genial compositor, arreglista y di-
rector de una de las más importantes
orquestas de la actualidad Gil Evans se
ha apagado, víctima de un cáncer que
le iba consumiendo inexorablemente, y
que le obligó a refugiarse en Cuerna-
vaca, donde también había muerto
Charles Mingus. Chet Baker, el increí-
ble trompetista y caniante que tantas
veces rozó la muerte en su turbulenta
vida, la encontró hace pocos días ca-
yendo absurdamente por una ventana Dannie Riihmond en el C.M. San Juan Evangelista.
98 Scheizo
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AL SERVICIO íRM) DE LA MÚSICA
REAL MUSICAL
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(Frente al Teatro Real)
Tels. 241 30 09 - 241 31 06
28013'MADRID