Professional Documents
Culture Documents
LA PLÁSTICA DE LA SUBJETIVIDAD.
65
tural. ¡Menos aún, metafísico!
Las respuestas que siguieron imperativamente a las preguntas
lo emplazaron a decidir sobre opciones y probabilidades. Sobre todo,
la pre-gunta tecnológica del ¿para qué? Porque esa pregunta, incluso
antes de su respuesta, siempre des-a-justa al “mundo”, tanto a nivel
de concepto, como de mecanismo natural dado. Por ejemplo:
En Abril del 2004, sólo con barruntos sobre la vida, la técnica ha hecho
parir a una rata fecundada sin espermatozoide ¡Siglos de polémicas
vendrán para a-justar esta gracia! En Mayo 2010 se habría producido de
materiales inertes, una célula viva.
66
A nivel de animales, plantas e insectos, domina el especialista.
El humano existe como tal, porque es generalista.
Por eso el re-ajuste no puede ser la reposición del ajuste del mundo
como era antes que la pregunta hiciera emergencia en la mente humana. Ese
tipo de ajustamiento restaurador (si fuera posible) borraría al hom-bre del
mundo. Este des-ajuste es el eje por el cual somos generalistas. El des-ajuste
nos saca del conjunto de seres especializados (aptos para una sola especie de
conducta) que hasta ahora existían en la Naturaleza. Eso nos hace libres,
seres de acción (mucho más que de conductas) genera-dores de
probabilidades. Generador de probabilidad significa que la univocidad del
especialista se vuelve en nosotros, un abanico multivox; el instinto se
potencia en ciencia, y el protocolo de conductas del ani-mal especialista en
correspondencia exacta con su nicho ecológico, pasa a la esfera moral:
costumbres estabilizadas en instituciones; instituciones manejadas por la
política. Y la política transida y evaluada por un fondo ético: la idea de
humanidad compartida de esa comunidad.
Tiene que ser, por tanto, un a-juste que integre al hombre como
demiurgo del nuevo universo. Un orden que “hace espacio” al dinamismo de
la pregunta y su respuesta: la cultura; que, por su propio ejercicio, esta-rá
siempre y para siempre, cuestionando y des-ajustando el orden general y
particular, de todas las secuencias de la vida natural, heredada del animal. Y
de todas las secuencias de la vida social y reflexiva que nos es propia,
incipiente aún, pero expansiva. Dimensión social-reflexiva tan expansiva,
que hoy ha llegado a hollar la luna, explorar Marte, inclusive arañar trozos de
cometas, con proyectiles de cobre chileno.
Antes del hombre, todo viviente era cargado en brazos, “casi dormi-
do”, por la Naturaleza: nunca la depredación de algún animal podía ir tan allá
como para destruir su propio nicho paradisíaco, menos aún para des-truir al
paraíso entero. La Naturaleza tenía capacidad para reparar cualquier dis-
función macro, porque ella estaba a cargo de las funciones particulares y
globales de la vida. Hoy el hombre es el encargado, pero su sentido de lo ge-
neral, es aún borroso, y por eso ha eliminado muchas formas de vida y ame-
naza a todos los hábitats animales y botánicos: Más aún, amenaza hasta la
base física de todo el universo. Desde hace cincuenta años como lo informara
John Kennedy, el hombre tenía ya en los años ’60, suficiente fuerza nuclear
para pulverizar varias veces la tierra. La que ausente como centro gravitacio-
nal, provocaría sin duda, una hecatombe en el Sistema Solar completo.
¿Pero a quién le importaría si ya no habría vegetal para
sentirlo, ojo animal para verlo, ni cerebro humano para decirlo?
Pero el hombre, ahora no sólo está a cargo por acción sobre el
universo, también lo está por omisión: Si en Oriente y Occidente hoy, los
hombres se durmieran un día al mismo tiempo, y nadie vigilara las
bombas automáticas, los dispositivos sistémicos de alerta y sus continui-
dades defensivas-agresivas robotizadas. Si nadie controlara los vehículos
armados en tierra, en sub terra, en mar y en sub mar, en el aire y en el
68
espacio. Lo mismo para las armas biológicas y climatológicas. Entonces,
lo más probable es que, después de un solo día de sueño universal, des-
pertaríamos para asistir a nuestra agonía final, total, pronta e inevitable.
Literalmente, la sobrevivencia de la tierra hoy depende de la vo-
luntad humana, que sólo se activa cuando la conciencia está en vigilia.
Podemos estar seguros que el veneno del sueño que contiene la mosca
Tsé-tsé, puede ser el verdugo de la humanidad toda. Y no cabe duda que
ese veneno onírico, ya está sintetizado como arma biológica.
69
Y esto es así, porque este hijo de la tierra, mitad barro natural y mitad
soplo de Dios, se escurrió de la funcionalidad cerrada y de sus secuencias
materiales, hacia la ingravidez del en-si-mismo. Y allí en la ausencia de lo
urgente y de lo necesario; en la amplia esfera de lo posible, encontró e
inventó un remanso plástico donde los registros y archivos de ¿qué son? Y
¿cómo funcionan los hechos? se pueden transmutar en imágenes. Y en tanto
imágenes, se “materializan” plásticos (con capacidad de adquirir y dar nuevas
formas) Lo que significa clavar una imagen en el corazón de los hechos y
cosas, como elucidación de su esencia. Una vez los hechos “liberados de su
pesadez fáctica” en la cámara ingrávida de la con-ciencia, “salen” mutados en
imagen y concepto. La “cosa” lleva clavada en su entraña como un marcador
radioactivo: el concepto que lo representa, y dejará a la cosa para siempre,
amarrada centrípetamente al eje reflexivo de la cultura humana, y con ellos:
(los conceptos clavados en la esencia de las cosas) la subjetividad creciente
producirá nuevos hechos por acción his-tórica, (no por función natural) Pero
modelados estos hechos, para servir a los propósitos de un nuevo dios: un
creador in res, distinto del primer Dios: creador ex nihil.
70
jidad neuronal una relación sistémica de mutua potenciación. De lo que se
derivan matrices de costumbres (moral) que sólo pueden potenciarse por la
cooperación. Y alcanzar su máxima sinergia cuando la cooperación se
potencia en solidaridad: cuando los socios se elevan a nivel de prójimo.
La complejidad social se estabiliza en “instituciones”, que son con-
juntos de pautas de comportamiento acumuladas en la memoria y actualiza-
das en el lenguaje, lo que requiere miles de millones de neuronas para crear
instituciones, enseñarlas, aprenderlas, interpretarlas, aplicarlas, vivirlas, ad-
ministrarlas y transformarlas. Pero la comunicación electro-química de las
sinapsis es sólo el hardware de la comunicación humana. El software: O sea
el sentido de la comunicación, es la cooperación. Y esta cooperación debe ser
cultivada, enseñada y comprendida a través de un lenguaje rico y multi-
valente. Lo que a su vez, vuelve a potenciar la convivencia y la colaboración,
cada vez más conscientes, en estas “grandes hordas de generalistas” que, de
otro modo, habrían fracasado en el caos político.
A diferencia de lo que dice la Teoría económica, no se debe al vector
del egoísmo lucrativo y competitivo el desarrollo de la humanización sobre la
animalidad. Sino la consolidación de una solidaridad tosca y a veces bru-tal,
pero progresiva en su diseño de costumbres (moral) Lo que fue confir-mando
al hombre como Señor del Mundo. Cuando predominó el egoísmo liberal, el
progreso se estancó o se cayó en debilitamientos involutivos.
La biología-lo social-lo cultural, es en el hombre, un sistema in-
disoluble. Por ejemplo, la mayoría de los mamíferos nacen con la laringe
alta, pero en el humano baja con el crecimiento. Justo cuando a los dos
años, el cerebro alcanza su esbozo fundamental, y entonces se
desarrollan huesos y músculos “articuladores de sonidos diferenciados”,
produciendo el habla humana, la que su vez, estimula y enriquece a la
mente, modela al cerebro, a los afectos, a la complejidad social, a la
política y a la ciencia. Todo está en relación holística.
Reiteración del concepto: Holístico: que El Todo tiene lógica propia, distin-
ta y superior de los subsistemas que lo componen. En este caso, el
Hombre es más que sus partes y antecedentes evolutivos, aunque guarde de
ellos una herencia activa en su constitución presente.
71
Del momento que emerge la pregunta en el universo, el flujo
de-terminista de sus funciones y conductas, es rajado por la espada
de la nada. Esta, la pregunta, escinde, de arriba abajo, al SER
plenamente integrado y cerrado de la naturaleza. La pregunta
introduce un hiato de nada en la coherencia del todo.
Cfr: L’ Être et le Néant: Jean Paul Sartre.
Recordemos que el de-ter-minismo es ese orden de funciones ce-
rradas, donde todo está en relación con todo, de manera entera y
necesaria en todas sus partes. Los hechos se dan en condiciones tales que
la ocu-rrencia de un fenómeno está determinado y fijado absolutamente
de tal forma, que estando unas condiciones presentes, ese fenómeno
preciso – y no otro – debe inevitablemente, producirse. Por ejemplo: Si
hay nubes, temperatura y altitud dada, inevitablemente: llueve.
A esa funcionalidad cerrada. A ese determinismo, es a lo que la
pregunta pone entre paréntesis. La pregunta suspende la secuencia de-
terminista inevitable de lo objetivo. Y en la plástica de la subjetividad, en
la fragua del en-si-mismo, diseña un moldaje alternativo, e intenta
“vaciar” la realidad en otro perfil, en el de la historia, de la filosofíade la,
ciencia, del arte y de la tecnología, donde la naturaleza es sólo subsistema
constitutivo, pero ya no es rectora del sentido del sistema que, además, la
re-ordena. La humaniza, la subjetiviza.
El arte-facto, es la dimensión fáctica, es la materialización del arte. Pero
el arte como facultad, es el poder de bosquejar Mundos, a partir de la
pura plasticidad de la imaginación y del sentir humano, sin sujeción a lo
objetivo, e incluso, rompiendo las conexiones empíricas del orden de los
objetos. Y hasta del oden social.
72
del futuro. Es la mejor definición del arte de la Administración, a través
de la cual el hombre crea arte-factos conductuales, institucionales y
tecnológicos, para potenciar la vida. (O para debilitarla si queda bajo la
orientación de la actual “ciencia” económica)
Unívoca: unus – vox, que tiene un solo sentido; que guarda una rígida co-
rrespondencia con su efecto único.
73
verso entero. Si bien en sus humildes comienzos pareciera insignificante
su capacidad de re-modelador del mundo. Ya poseía, más que mímica, la
empatía mental para penetrar la esencia y la lógica de todas las cosas.
Como lo dice el filósofo matemático Alfred North Whitehead:
74
e incluso, productos que no tienen ni espacialidad ni temporalidad:
Por ejemplo, el número 2, no está en el espacio, no está ni en Puerto
Varas ni en Québec, ¿Cuándo comenzó el número 2, y cuándo
terminará? Tam-poco tiene tiempo.
En el lenguaje popular se dice que las matemáticas son “objetivas”
queriendo significar que son exactas y universales. Y lo “subjetivo”, para este
nivel de hablante, sería sinónimo de capricho y vaguedad. Sin embargo, las
matemáticas son universales y exactas porque son una realidad mental sub-jetiva,
y no un objeto, que es siempre material-espacial-temporal-particular. Si fueran
objetivas no podrían ser universales, ni generales ni exactas, porque todo objeto
es particular y no general. Si algún objeto fuera general sería un concepto, y de
ninguna manera un objeto. Tampoco, ningún objeto encar-na, ni menos puede
generar, una exactitud absoluta, porque esa condición sólo es atributo de lo
abstracto. Y la abstracción es sólo mental subjetiva, por tanto propia, exclusiva
del sujeto. Y excluyente de todo otro ente.
Respecto de la realidad (res) hay tres niveles:
1.- La realidad dura, la de las cosas con alojo espacio-presente. Natura,
sin mente humana.
2.- La mente como realidad en-si-misma, que radica en una Persona
quién está en el aquí-ahora, pero su dinámica se define por el
pasado y es ani-mada por el futuro, dimensiones subjetivas que
apuntan por encima del aquí-ahora: del espacio-presente.
3.- La realidad de la historia, que son las cosas objetivas, organizadas
te-le-o-lógicamente y tele-nómicamente por la subjetividad: El
Mundo, como síntesis de la mente y de las cosas, concretadas por la
acción hu-mana en artefactos e instituciones.
Objeto y subjetividad.
La subjetividad es la realidad terrestre más ubicua. Salvo su punto
de anclaje en el cerebro, su presencia va mucho más allá del domicilio
craneal. La subjetividad vive en “lares irreales” como en la mitología, en
la ciencia, en lo infinito, en la nada teórica, en el cero absoluto, en el
pasado, en el futuro, más allá de la muerte. Todas dimensiones
simbólicas que sólo existen porque la subjetividad humana las produce,
las aloja y las actualiza. (No son objetos ni están entre ellos) Más aún, “el
espacio” de la subjetividad puede estar en lo que no es.
Porque lo que no sé, no es para mi conciencia. Sin embargo, la aprehensión
de lo que hoy desconozco puede ser el espacio y perfil verdadero, definitivo y
total de mi conciencia. Por ejemplo, Saulo de Tarso (San Pablo) era un
fanático fariseo, instigador homicida del primer mártir cristiano (Esteban) Su
conver-sión se produce camino a Damasco, adonde Saulo se dirigía a
continuar el exterminio de los cristianos. Luego, después de Jesús, será el más
importante teórico y “productor” universal del cristianismo.
75
La subjetividad de la persona es, no sólo sus procesos
productivos de intangibles, sino que su “materia” es también esos
intangibles mismos. Vive en el lenguaje de los hablantes efectivos y
también en los hablantes en silencio, pero en potencia de diálogo.
Además, la latencia de la subjetividad sobrepasa la ecuación
de hierro aquí-ahora del espacio-tiempo de los objetos. Cuando un
fósil y su entorno nos “cuenta” de su vida prehistórica, es porque está
el objeto de sus restos aquí-ahora, con su presencia evidente. Pero esa
presencia de-safía lo que el sujeto sabe y desconoce desde su cultura,
acerca del objeto. Esa mirada de saber parcial e ignorancia parcial
suscita interrogaciones que “envuelven” al objeto en una malla de
hipótesis, que producen el diálogo de la mente con lo inerte.
Cuando Champollion descifró la Piedra de Rosetta, e hizo
inte-ligible el alma egipcia para el occidental contemporáneo,
“envolvió” a la piedra muda en una malla de hipótesis. Y esa “malla”
era posible porque Champollion sabía muchas cosas de lo que la
piedra contenía, y desco-nocía muchas otras, que su capacidad de
interrogación fue dilucidando durante años de trabajo. Y así en ese
diálogo mente-objeto; sujeto-cosa, el pasado de Egipto se convirtió en
conocimiento revivido en el presente de la elite culta de Europa.
La Piedra de Rosetta habría seguido siendo un presente mudo, si Jean
Francois Champollion hubiera sido un hombre del siglo X, cuando no existía
ningún interés en Europa por el Egipto antiguo, ni por la arqueolo-gía. Sin el
pasado entretejido de simbolismos, ideas, conocimientos parciales e
ignorancias desafiantes que heredó Champollion de pensadores anteriores y
del clima cultural de la Europa del siglo XIX, la Piedra de Rosetta sólo habría
sido un objeto inerte y mudo en el presente, y todo Egipto sería aún, una
presencia pétrea sin significado histórico, para todos nosotros.
Intangible: que no cae bajo la captación de los sentidos, que sólo es men-
tal. No está en un lugar físico.
76
Dos profesores universitarios, un biólogo y un físico que no se conocían,
de-bieron compartir mesa en un almuerzo, el biólogo conversó de sus
investi-gaciones sobre el envejecimiento. El físico que investigaba el
reiterado corte después de un tiempo, de las alas en aviones de guerra,
captó el paradigma de envejecimiento biológico y los traslapó a las alas
de los aviones. De ahí nació la teoría de la” fatiga de los materiales”
(Citado de memoria de “Macroscope” de Joel de Rosnay)
Está claro que los significados contrarios de 1.- del espacio-tiempo como
límite que agota la realidad. 2.- Al contrario, la verdadera realidad está antes
y más allá del espacio-tiempo. No son notas “objetivas” de los hechos en si
mis-mos, sino del sentido que la conciencia humana les asigna. Hay hechos
que sólo acaecen, como el rayo y el fuego, pero cuando la subjetividad los
atrapa en símbolos y los reordena en tecnología, esos hechos no sólo acaecen
“natu-ralmente” sino que también son constituidos y producidos por la
conciencia, Con lo cual pasan a ser eventos tanto físicos como culturales.