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República Bolivariana De Venezuela

Universidad “Fermín Toro”


Vicerrectorado Académico
Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas
Escuela de Derecho

LOS CONTRATOS EN EL DEREHO ROMANO

Alumna: María T. Gómez T.

C.I. Nº 11.081.259

Asignatura: Derecho Romano II-


2017/B

Tutor: Abg. Alirio Meléndez

Abril del 2018


Ensayo: LOS CONTRATOS EN EL DEREHO ROMANO
Primeramente, es importante conocer el origen etimológico de la palabra
contrato, la cual procede de Roma (del latín contractus), pero igualmente en
Roma el contrato sufrió una constante evolución. Por otro lado los romanos (o
en su caso los neoromanistas) fueron los que vislumbraron posiblemente
primero, que el contrato no sólo es una acto jurídico fuente de obligaciones,
sino que también, a su vez, establece una norma jurídica individualizada.
Si bien es cierto que los Romanos no crearon, como tal, una Teoría
General del Contrato, el complejo tratamiento que le dieron al contrato y a
todos aquellos actos que de una u otra manera tendrían bajo la actual visión
jurídica la categoría de contratos; si contribuyeron indirectamente a la
elaboración de la actual Teoría General del Contrato, más aún cuando las
fuentes históricas ofrecen abundante información al respecto, por lo que es
posible ofrecer una imagen muy cercana a una Teoría contractualista de Roma.
Los grandes romanistas coinciden en atribuirle al nexum la categoría de
ser el acto prístino con los atributos jurídicos necesarios para concederle la
calidad de contrato, en otras palabras, para muchos es el antecedente más
antiguo directo del contrato moderno. Básicamente el nexum consistió en un
forma primitiva de préstamo, se discute la naturaleza contractual de esta figura,
toda vez que el antiguo Derecho Romano contemplaba como sanción para el
incumplimiento en este acto, una especie de maldición que se refleja en torno a
la siguiente manifestación: “si el deudor no me reembolsa, sea damnatus”.
Contemporáneo del nexum es la mancipatio, inicialmente puede equipararse a
una compra-venta, es decir fue el modo arcaico de adquirir la propiedad. “Este
modo de solemne de adquirir es sólo eficaz respecto de res mancipi y entre
ciudadanos romanos...se requiere para él la presencia de cinco testigos, las
dos partes, un libripens (portabalanza), una balanza y un pedazo de bronce
(símbolo del precio, recuerdo de una época premonetaria)”.
La sucesiva, y lógica, evolución que tuvo el Derecho Romano, en el
contrato derivó en el reconocimiento de “exaltar el acuerdo –conventio,
consensus-, erigiéndolo en requisito dominador. En el Derecho justinianeo,
contrato es todo acuerdo capaz de constituir a una persona en deudora de otra.
Refiérase el acuerdo a toda suerte de negocios, ya se encaminen a la
constitución de obligaciones o de derechos reales, ya a la modificación o
extinción de cualquier relación jurídica.”
La evolución del contrato romano, nos muestra que esta institución tuvo
grandes cambios, en sus primeras manifestaciones representado por el nexum,
fue excesivamente formal, y restringido a muy pocas situaciones humanas,
poco a poco se abrió paso para sustentar bajo su concepto a una mayor
diversidad de hechos humanos, así como también fue siendo despojado de la
excesiva carga de solemnidad bajo la cual estuvo inicialmente supeditado.
En principio, para los romanos el contrato era una convención entre dos
o más personas destinada a crear obligaciones. Este concepto va a
experimentar posteriormente grandes transformaciones. La definición legal de
Contrato, la encontramos en el artículo 1.133 del Código Civil: “El contrato es
una convención entre dos o más personas para constituir, reglar, transmitir,
modificar o extinguir entre ellas un vínculo jurídico”. Esta definición, superada
hace décadas, deja a un lado el fin primordial de todo contrato: la satisfacción
de necesidades económicas; por cuanto el contrato, aunque no es único medio
del cual dispone el hombre para satisfacer sus necesidades económicas; es
básicamente el medio principal. Es por ello que modernamente el contrato se
entiende como un negocio jurídico bilateral de contenido netamente
patrimonial, en el cual las partes tienen intereses opuestos.
En aquella época en Roma consideraban que no todo acuerdo de
voluntad era un contrato, solo tenían tal propiedad aquellas relaciones a las
cuales el ordenamiento jurídico les imprimía el efecto de generar obligaciones
civilmente exigibles dotándolas de una acción o actio. Los romanos utilizaban
ciertas palabras para señalar el mero acuerdo de voluntades, éstas eran:
pactum, conventio, concensus, entre otras. Por lo tanto, lo definían como
acuerdos denominados contractus, inversamente a lo que se conoce hoy en
día de forma sinónima ya que en el derecho moderno éstas significan lo mismo
(convenio y contrato).
La definición romana ha predominado en el Derecho Moderno, incluso hoy
por hoy se puede afirmar que ha permanecido incólume dentro sus
concepciones fundamentales. Las diferentes definiciones del Derecho Moderno
difieren poco con relación a la del Derecho romano, es decir, se limitan a
reproducir los principios inspiradores romanos. En el Código Civil venezolano
de 1942, igual al vigente de 1986, se observa una decisiva influencia del criterio
de los legisladores modernos cuando se evita establecer una norma que se
refiera a la clasificación de las fuentes de las obligaciones. Tal influencia se
materializó en nuestro ordenamiento gracias al Proyecto Franco-Italiano de las
Obligaciones, en el cual, en vez de precederse a enumerar las diversas
fuentes, se desarrolló el concepto y los efectos de determinadas figuras
productoras de obligaciones.
Ahora bien, en la época romana la Clasificación general de los contratos,
según sea el aspecto bajo el cual se les contemple, es la siguiente: 1º En
relación con su origen: Contratos iuris civilis (derecho civil) de los iuris gentium
(derecho de gentes), según que sólo puedan concluirse entre ciudadanos o
también entre ciudadanos y extranjeros o extranjeros entre sí. 2º. Desde el
modo de formación: Verbis, litteris, re y solo consenso (verbales, literales,
reales y consensuales). Contemplados desde este mismo punto de vista se
dividían también los contratos en formales y no formales. Eran formales el
nexum, los verbis y los litteris; no formales los reales y los consensuales. 3º
Desde el punto de vista de sus efectos; Unilaterales y sinalagmáticos. 4º El
dualismo entre ius civile y la equitas se manifiesta también en materia
contractual con la distinción entre los contratos de derecho estricto y los de
buena fe, de donde resultaron las acciones stricti iuris y bonae fidei
respectivamente. 5º Desde el punto de vista de su naturaleza: Gratuitos y
onerosos. Los contratos onerosos admitían una nueva división en conmutativos
y aleatorios. 7º Según la relación de dependencia: Principales y accesorios. 8º
Por su calificación: nominados e innominados.
Sin embargo, la clasificación actual de los contratos, o Legal por cuanto
se encuentra establecida en nuestro Código Civil, es la siguiente:
1. Contratos Unilaterales y Contratos Bilaterales o Sinalagmáticos. Los
contratos bilaterales, denominados también Sinalagmáticos, a su vez, se
subdividen en: Contratos Sinalagmáticos Perfectos y Contratos Sinalagmáticos
Imperfectos. 2. Contratos Onerosos y Contratos Gratuitos. Esta clasificación a
su vez se subdivide en: Contratos Desinteresados, Liberalidades. 3. Contratos
Aleatorios y Contratos Conmutativos. 4. Contratos Nominados y Contratos
Innominados.
Existe también la clasificación doctrinal; aquellas que no se encuentran
en el código civil, la cual es la siguiente: Contratos Consensuales, Contratos
Reales y Contratos Solemnes. Contratos de Cumplimiento Instantáneo o de
Tracto (transcurso) Instantáneo y Contratos de Cumplimiento Sucesivo o de
Tracto Sucesivo. 7. Contratos Principales y Contratos Accesorios. 8. Contratos
Paritarios y Contratos de Adhesión
De igual manera, el contrato debe contener ciertos elementos
indispensables para su existencia o para su validez; estos son: Elementos
Esenciales, que son aquellos sin cuya concurrencia el contrato no puede
concebirse ni llegar a existir. Elementos Naturales, son aquellos que, aunque
acompañando normalmente a un contrato y contribuyendo en consecuencia a
caracterizarlo, pueden ser excluidos por los contrayentes mediante una
cláusula expresa. Elementos accidentales, son aquellos que dependen única y
exclusivamente de la voluntad de los otorgantes, quienes pueden incluirlos
para modificar los efectos naturales del contrato. A este particular, expone
Margadant, que los elementos esenciales que conformaron al contrato romano,
no necesariamente debieron coexistir todos simultáneamente, es decir de
manera excepcional, fue posible que algunos contratos no contaron con todos
los elementos, o que en su caso, fuere subsanada la omisión en un momento
posterior a su celebración; al igual que ocurre actualmente.
En la actualidad, los elementos que debe contener un contrato son los
siguientes: 1. Elementos esenciales a la existencia del contrato:
Consentimiento, Objeto y Causa; si falta alguna de estos elementos no existirá
el contrato, no podrán nacer las obligaciones contractuales (art. 1141 CC). 2.
Los elementos esenciales a la validez del contrato: Capacidad y
Consentimiento Válido; si falta alguno de estos elementos, el contrato existe,
nace a la vida jurídica, solo que puede ser anulado (art. 1142 CC).
Para finalizar, el surgimiento de los contratos en el Corpus Iuris Civilis de
Justiniano, hoy día es parte de las legislaciones del Civil Law, así como el
Digesto (Ulpiano), cita que hay contrato donde hay cambio de promesas o
promesas cambiadas, pero en otro texto se dice, en oposición al primero que
hay contrato donde hay cambio de una prestación por una promesa do ut des.
Messineo dice que el contrato ha sido un paradigma general abstracto,
susceptible de acoger cualquier contenido.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

Material del Aula Virtual SAIA ROMANO II

Código Civil de Venezuela. Copia de la Gaceta oficial N 2990. Caracas-


Venezuela. 1982.

http://www.eumed.net/libros-gratis/2015/1449/roma.htm

http://publicaciones.urbe.edu/index.php/telos/article/viewArticle/1342/3963

https://temasdederecho.wordpress.com/2012/06/04/clasificacion-de-los-
contratos-en-el-derecho-romano/

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