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HlSTORlA

UNlVERSAl
'Edad Contempor�tiea
Volumen IV

Antonio Femández
Catedrático de Historia Contemporánea
de la Universidad Complutense de Madrid

VicensVives
CAPÍTULO 1

EL DESPEGUE DEMOGRÁFICO DEL


SIGLO XIX

l. ACTUALIDAD DE LA DEMOGRAFÍA HISTÓRICA

El crecimiento vertiginoso de la población del globo en los dos últimos si-


glos, que ha pasado de 750 millones de habitantes a 3.000 millones entre me­ (
diados del siglo XVIII y el XX, y los cálculos prospectivos que estiman que vol-
verá a doblarse para el año 2000 han convertido el estudio de la población en
cuestión básica que preocupa a políticos, sociólogos y economistas, y el de su
evolución en una rama nueva, de enorme interés, de la ciencia histórica. La
conexión con la revolución industrial parece indudable. Sin el incremento de
la producción de alimentos conseguidos por la revolución agraria y el de arti-
culas en los procesos fabriles de la industrialización no hubiera sido posible
tan espectacular expansión del censo de la especie humana. Otros fenómenos
peculiares de la contemporaneidad como la revolución del transporte, la pro­
yección mu!pcontinental de los imperios coloniales, los movimientos de masas
a los que apelan ideologías como el fascismo, han de inscribirse en circuns­
tancias generadas por el estallido de los índices demográficos. De «explosión
blanca• hablan demógrafos e historiadores; la europeización del mundo quizá
no hubiera sido posible sin ella. Para valorar todas sus implicaciones se han
creado organismos internacionales, entre ellos la Comisión Internacional de
Demografía Histórica, que convoca periódicamente coloquios en los que se
analizan los índices de natalidad, morta).idad y nupcialidad, el porcentaje de
población activa, el de las escalas de edad, la intensidad de las migraciones,
las causas que alteran estos índices, entendiepdo que en estos datos se aga­
zapan múltiples aspectos de la vida de las sociedades. Pierre George ha afir-
mado que los datos de la demografia, como los de la meteorología, han de ser
consultados todos los días; Jean Bodin consideraba que la población de un
país constituía el dato número 1 para cualquier tarea de organización; el ru-
mano Stefan Popescu escribe que la población será siempre el elemento más
importante que determina el desarrollo de la sociedad. Esta disciplina poliva-
lente es cultivada con entusiasmo de catecúmenos por sus maestros.
No se trata, empero, de una preocupación reciente. Desde Platón y Aris­
tóteles a Campanella, Tomás Moro y Hobbes, hasta Montesquieu, Adam

''
2 HISTORIA UNIVERSAL: EDAD CONTEMPORÁNEA EL DESPEGUE DEMOGRÁFICO DEL SIGLO XIX 3

Schmidt, Sismondi y Proudhon, múltiples pensadores que no fueron estricta­ pia prudencia•. Prescindiendo de este aspecto de su obra, sus planteamientos
mente demógrafos resaltaron la trascendencia del estudio de los efectivos hu­ estadísticos ejercieron influencia durante todo el siglo XIX. El pensamiento li­
manos. A partir del siglo XVIII los gobiernos efectúan recuentos de dimensio­ beral, con Say, Ricardo y Stuart Mill, desarrolla ampliamente la reflexión
nes nacionales, presuponiendo que del capital humano depende la riqueza de malthusiana; incluso un autor católico como Chateaubriand, que afirma que
la nación, y organismos diversos registran inscripciones detalladas de todos los Estados perecen por el número excesivo de hombres (E[ Genio de[ Cristia­
los ciudadanos; el cúmulo y fiabilidad de los datos y el perfeccionamiento de nismo). se inclina al control en colisión con la Iglesia, que predicaba como ide­
las técnicas de la era estadística proporcionan al historiador-demógrafo un al familiar la prole numerosa. Los pensadores socialistas toman asimismo a
aparato del que no disponía en otras épocas. En 1701 se efectúa en Islandia Malthus como referencia, para rechazar sus premisas sociales; Proudhon, En­
un recuento de la población y en los años siguientes lo disponen algunas re­ gels y Marx entienden que el hambre procede del reparto injusto antes que de
giones de Francia; en 1790 se publica un censo en los Estados Unidos, en la escasez de la naturaleza. Con mayor vehemencia los nacionalistas, como el
1801 en Inglaterra y Francia, casi inmediatamente en Bélgica, Austria, Esta­ alemán Friedrich List o el francés Arsene Dumont. expresan su rechazo de los
dos Pontificios, Reino de Piamonte, Rusia y algunos Estados alemanes. frenos al crecimiento demográfico, actitud explicable en el caso de los pensa­
dores franceses, que vivían en un país debilitado por sus bajas tasas de nata­
lidad; la •Revue de Dewc Mondes• y su cronista Léonce de Lavergne mantie­
La figura más destacada del pensamiento demográfico en el período de nen enhiesta la bandera populacionista; la derrota de 1870 parece darles la
aparición de los primeros censos nacionales es el inglés Malthus. La primera razón, el pueblo francés se ha debilitado frente al alemán, que disfruta de una
edición de su Ensayo sobre [a población (1798) se desenvuelve con plantea­ natalidad vigorosa. Las posiciones divergentes ante los postulados malthusia­
mientos teóricos y constituye una réplica a otro Ensayo, de William Godwin, nos retratan, en última instancia, la preocupación constante por el tema de la
el cual sostenía que con la supresión de la guerra, la enfermedad y los vicios población a lo largo del siglo XIX, si bien se inspiren en presupuestos no de­
de gobierno la población crecería ininterrumpidamente hasta una época remo­ mográficos, como la vocación expansiva que se encuentra en la médula del
ta, cuando el hombre habría dominado su apetito sexual y se detendría el cre­ nacionalismo. Menos difusión tuvieron estudios más renovadores metodológi­
cimiento. Por el contrario, Malthus contemplaba el aumento de la población camente, con cálculos matemáticos, como el del estadístico belga Quetelet,
con aprensión por considerar que era más rápido que el de la producción de quien reflexionando sobre las •leyes• de Malthus emitió una fórmula media se­
alimentos, pero, conven<;:ido de la insuficiencia de los materiales sobre los que gún la cual la evolución demográfica progresa a ritmo acelerado hasta un
había elaborado su escrito, decidió efectuar una búsqueda más detenida de punto en que comienza a disminuir, porque la suma de obstáculos que se
datos viajando a Noruega, Suiza y Rusia. En la edición de 1803 los incorpora, oponen al crecimiento ilimitado se incrementa en proporción a la velocidad d
así como los suministrados por el censo inglés de 1801; el •Ensayo• se con­ crecimiento. La •ley• de Quetelet ha sido formulada con más complejo aparato
vierte en una obra cientifica, dotada del aparato matemático que reclamaban matemático en la curva logística de Verhulst-Pearl-Redd, que mide el creci­
las afirmaciones teóricas. Sin interrumpir el acopio de datos, las sucesivas miento de los obstáculos en proporción igual a la relación entre la población
ediciones sufren modlflcaciones importantes, y en 1824 escribe para la Enci­ idónea y la población suplementaria.
clopedia Británica el artículo •Población•. Frente a las previsiones optimistas
de Godwin y Condorcet sobre el perfeccionamiento moral del hombre que de­
sembocará en el autocontrol del crecimiento de la especie, Malthus cree que el En la segunda mitad del siglo XIX aparecen estudios científicos de demo­
equilibrio entre subsistencias y población no depende del hombre, aquéllas grafía histórica, en lo� que se estudian las epidemias, la calidad o falta de ca­
crecen en progresión aritmética mientras ésta lo hace en progresión geométri­ lidad del urbanismo o la dimensión de las familias a partir de los registro
ca; el horizonte de la humanidad es el hambre. Datos ingleses respaldan la parroquiales. Algunos de los granqés historiadores del siglo XX, Simiand,
gráfica de crecimiento aritmético de los recursos alimentarios; datos de Esta­ Labrousse, Goubert, han estudiado ia relación alimentación-población, o ana­
dos Unidos y consideraciones basadas en la edad temprana de los matrimo­ lizado lo que se ha nominado •demog�social diferencial•, tratando de esta­
nios y el alargamiento de la media acreditan la progresión geométrica de la blecer los diversos niveles de vida según las clases. Aunque Italia e Inglaterr
población. En una de sus páginas más famosas y severas, al poner el ejemplo han aportado algunos científicos de renombre, es Francia, como en tanla
de una granja, habla de la avaricia de la tierra; mientras el número de los otras ramas de la historiografía, la que ha enriquecido la literatura de esta es­
hombres aumenta sin límite, la superficie cultivada no podrá hacerlo ni los pecialidad con los nombres de Louis Henry. Reinhard, Armengaud, Gulllau­
rendimientos cuando se agote el suelo. Sus conclusiones sociales están teñi­ me, Dupa.quier, etc.
das de un áspero reaccionarismo: •No tienen los ricos obligación de proveer a
los pobres de ocupación y pan, y en consecuencia los pobres, por la naturale­ A la relación crisis económica-crisis demográfica se ha prestado preferenl
za misma de las cosas, no tienen ningún derecho a pedirlo,; su oposición a atención en los últimos años. Pierre Goubert propuso en 1960 una fórmula, 1,
cualquier forma de asistencia pública la justifica con el vaticinio del cataclis­ de definir como crisis la que provoca la duplicación del balance anual de fa.
mo que espera a los pueblos si no encuentran frenos a su expansión: •el pue­ llecimientos, aunque su duración suele reducirse a unas pocas semanas.
blo debe aprender que su felicidad depende de su propio trabajo y de su pro- Meuvret, en un trabajo de 1946, ha relacionado las crisis demográficas con
r

EL DESPEGUE DEMOGRÁFICO DEL SIGLO XIX 5


TEMPORÁNEA
4 HISTORIA UNIVERSAL: EDAD CON
ido una escala del matrimonio, mortalidad infantil, y se ha podido reconstruir la dimensión
temente Dupa.quier ha constru
lnA de subsistencias. Más recien s, gran es risis , catastrofes) con una de grupos sociales o profesionales. El inconvenien te de la duración del trabajo
m c
pura medir la intensidad (crisis
enor e d
sworth. Al y los gastos que requería el estudio d e una parroquia fue superado por Louis
para otras naciones por H olllng
fórmula que ha sido modificada s s stu i o s gener a­ Henry y sus colaboradores mediante la formulación de encuestas por sondeo,
h a pasado de los ambici o o e d
11,(ual que en historia política se l s qu s p sibl e la recogida exhausti
va similares a las utilizadas por los sociólogos, que establecen conclusiones so­
s, en o
les a los regionales y comarcale
o e e
l s sult s. bre datos parciales que se consider an suficiente mente represen tativos.
a seguridad en re ado
de datos y, por tanto, una relativ
o

El siglo XIX ha dejado para los historiado res otro tipo de fuentes, como los
registros civiles o los censos nacionale s. El código c ivil napoleónico prescribe
que en el acta de matrimonio se recoja nombre, edad, profesión, lugares de
2. FUENTES n ac imiento y do micilio de los c ónyuges y de sus padres, anotac ion es que por
an y c uantifican sí solas facilitan la recon strucción de las famllias. El censo inglés d e 1801
de datos que identific
on la era estadística los inventarlos añ adidura la renovació
n de los consigna el número de casas, per sonas y su profesión. Al lado de estos re­
se han mul tipl c , y p or
,1 los c iudadanos
i ado
ri d ume nta ción d iver sa que cuentos estad ísticos nacionales o tras fuentes ad ministrativas, co mo las de re­
rvo de l hist a or doc
m�todos ha incorporado al ace
o
historiografía na­ clutamien to en el ejército, sanitarias (libros de hospitales), policiales, encues­
pero que en vigencia de una
umtnlstra información social d arente de interés. tas agrícolas, suministran información para el conocimiento de la población.
r medidas, era considera a c
rrnllva, poco propensa a efectua la qu mej sp onde a l os procedi ­
a históric
or re
Es prec isamen te la demografí
a e
e y Poussou. cla­
riografía cuantitativa. Gulllaum
mientos de las serles y la histo
en cuatro c ategorías: 3. CRECIMIENTO DE LA POBLACIÓN EUROPEA
:-ilílcan las fuen te demográficas
ce ptibles· de utilizac
ión estadística: papeles Contemplado en conjun to, el crecimiento de la población europea en tre co­
- fu entes no demográficas sus s e iu dan o s para un servicio,
l i­ mienzos del siglo XVIII y las vísperas de la Primera Guerra Mundial presenta
ione
de Impuestos, gene alogías, relac
d c da

merc ial, etc.; proporciones dramáticas: de 110 a 450 millones. Se trata de una expansión
bros de registro industrial o co sin precedentes, puesto que las de los siglos X, XI, XII y XVI son de ritmos más
ecuento de
s, comarcales, nacionales. El r lentos y no presentan los cambios c ualitativos esenciales que pueden detec­
- i;ensos. Pueden ser municipale taba a la relación nominal de los in dlvl­ tarse en la era in dustrial. Este crecimiento constituye uno de los hechos ca pi­
la población , inicialmente, se limi
ermiten
nacionales recogen datos que p tales de la historia de los dos últimos siglos; la emigración de los europeos a
duos inscritos, pero los censos t , pr fesió , estado matri- otro s con tin entes hizo surgir muevas Euro pas,. La progresión constante es
r de nacimie o n
análisis más finos: fecha y luga
n o
acusada, a pesar de la inten sa sangría migratoria. Euro pa tiene , en 1750, en­
n , vivienda;
mo nial, número de hij os, religió tre 120 y 140 millones d e habitantes, en 1800 alrededor de 187 millones, en
amentales de 1850 ha alcanzado 266 millones, en 1900 ha rebasado los cuatro centenares
los que se anotan actcis fund
los registros parroquiales, en , i u sión , m atrimonio, consti­ de millones. C recen deprisa los con tinentes que reciben población europea
tism
la vida religiosa, cuales son bau
o c rc nci
-las dos Américas, Australia-, más despacio los otros. En Europa el aumento
trabajos la fuente más rica ;
tuyen para la mayoría de los es general, con la exc epción de Irlanda, durante el XIX nación todavía de pen­

: sermones, li­ diente y sometida a terroríficas hambrunas que detonan sus pulsaciones mi­
ole administrativa o literaria
- documentos diver sos de índ rr sp cia, diarios de funcion
arios. gratorias, pero los porcent ajes de aumen to so n dispares.
s, c
bros de piedad , levas militare
o e ond en
f rma ció muy rica de índole
frecuenci a in o n Entre 1800 y 1910 Dinamarca, Finlandia y Gran Bretaña triplican su po­
Esta ca tegoría suministra con
oria social. blación; Bélgica, H olanda, Alemania y Austria-Hun gría contabilizan un censo
ualltatlva, para trabajos de hist
tuar censos que exced e el do ble; Italia, Portugal y Suiza lo duplican; España y Franc ia
s asumieron la tarea de efec
! lasta que los gobiernos estatale verd ader o regi stro clvll, y a quedan bastante por debajo de estos índices. Si nos limitamos estrictamente a
ron el papel de un
1011 registros parroquiales juga s e l em ogr afía históric a sus
m ayo­ las lindes cronológicas de la cen turia 1800-1900, cuatro naciones ofrecen un
s m estr d
11 trabaj o han consagrado lo
a o d a
ell s l s suc s s intere santes o noti­ in terés particular:
e extraía d e o e o
reA esfuerzos. Inicialmente s
o
struyeron, con sus
ades; posteriormente se con Rusia pasa de 40 a 100 millones
l'lns biográficas de per sonalid s ñal ban el m ovimien to de bautis
mos,
Las Islas Británicas, de 16 a 41.5 millones
ión qu
cintos, c urvas de larga durac
e e a
intr uj mét odo s, que se basa ­ Ale mania, de 23 a 56.4 millones
n almen te se
eron
111t1lrlmo nios y defunciones. Fi
od
ir las familias o los
s individuales para reconstru Italia, de 18 a 32.5 millones.
lmn en la utilización de ficha rm ió esp ec íficamente demo
gráfica:
ogido inf n
1-(rupos, con los que se ha rec
o ac
il as, t sas fe cundidad, edad El caso inglés es notable porque su incre men to. superior a la media euro-
sión de las fam i a de
nl\ctmlentos ilegítimos, dimen
6 HISTORIA UNIVERSAL: EDAD CONTEMPORÁNEA EL DESPEGUE DEMOGRÁFICO DEL SIGLO XIX 7

pea, se produce a pesar de la salida de 17 millones de emigrantes. Aumenta la responder a las exigencias de una demanda cada vez más alta de productos
población de los países con cambio social (Rusia -emancipación de los sier­ alimenticios. Holanda se lanzó al rescate de tierras al mar, y en la provincia
vos-). con revolución económica temprana (Inglaterra -revolución industrial-). de Gronlnga al drenaje de turberas; en Francia e Irlanda se transformaron en
con proceso político fundamental (Alemania e Italia -consiguen su unidad na­ fértiles los campos Incultos; en Schleswig y Holsteln los terrenos pantanosos
cional-). Por otra parte, detrás de estas cifras escuetas, se agazapan procesos se Incorporaron al área de trabajo de los campesinos.
sociopolítlcos Importantes. El Incremento de población posibilita en Rusia su
expansión territorial, que culmina en la colonización de Siberla; es la base de
su paneslavismo, de sus reivindicaciones sobre el espacio balcánico; se con­ 4. FACTORES DE LA REVOLUCIÓN DEMOGRÁFICA
vierte en un factor más de tensiones Internas, mientras mantiene una estruc­
tura agrícola arcaica. En Inglaterra permite la formación de un Imperio dilata­ El factor clave del crecimiento de la población europea parece ser el des­
do, que suaviza las posibles tensiones interiores que el aumento de población censo muy acusado de la mortalidad, descenso que se percibe ya en los pri­
en un territorio limitado hubiera despertado. En Alemania provee de mano de meros años del siglo. Los dos países de los que poseemos datos más fiables
obra abundante una industrialización que se efectuó de modo rápido y, ya en son Inglaterra, cuyo índice de mortalidad en 1800 y 1900 es respectivamente
el siglo XX, es un argumento de expansión para los pangermanistas. En Italia, 26.90/oo y 18.20/oo, y Francia, cuyos índices se reducen de 27.7%0 a 20.1 %o.
que llega tarde al reparto colonial del mundo, el argumento demográfico se es­ Los progresos en la medicina y en la higiene son las causas fundamentales,
grimirá por los nacionalistas para formular la necesidad de colonias. Muchos aunque no únicas, de este descenso.
rasgos específicos de algunas naciones no pueden explicarse prescindiendo de
los procesos demográficos, aunque debemos evitar la tentación simplificadora Los jalones claves en la medicina científica se señalan en la Invención de la
de otorgar al factor población una Importancia exclusiva. vacuna contra la viruela por el Inglés Jenner (1796), que Inicia la era de la
medicina preventiva y la lucha final contra una enfermedad epidémica temi­
A escala europea este crecimiento no es continuo a lo largo del siglo. Pode­ ble, el conocimiento de los agentes provocadores de las enfermedades, con el
J:?OS distinguir cuatro fases: nacimiento de la microbiología (Pasteur, Koch), y la Introducción en la clrugí
l .' Hasta 1820. Es una fase de alza, a pesar de las guerras napoleónicas; de la anestesia parcial (1846) y la antisepsia (1867). La higiene experlment
se produce uri Impulso demográfico de compensación y, desde 1814, una renovación no menor, con el abastecimiento de agua potable a las cludu
la población aumenta en casi todas las naciones. des, los servicios de limpieza en las calles y la generalización del aseo personul
(ropa Interior, jabón, etc.).
2.• 1820-1850. Tendencia a la parálisis e Incluso a la contracción, por la
crisis económica. Es época de precios bajos y de agudas crisis agríco­ Pero subsisten como frenos obstáculos ancestrales, sin los cuales el
las. Ya en los últimos años comienza la expansión, quizás como uno miento numérico de los europeos hubiera sido mucho más rápido. ¿
de los efectos de la revolución industrial. son estos frenos?

3.• 1850-1880. Fase de prosperidad y de cambios sociales, como la libe­ - La mortalidad Infantil sigue siendo muy elevada, aunque comlcnzn 11
ración de los siervos rusos. El Incremento de la población es notable. descender en el último cuarto de siglo. Quizás contribuyó la falto. de hl
glene alimentarla; el único medio que se conocía era prolongar la lucl1111
4.ª 1880-1914. Hasta 1896, aproximadament<;:, algunas crisis agrícolas y cla materna. En los hospicios la mortalidad de los hijos naturnlett 1111
la Intensidad de la emigración, frenan el avance; luego continúa de mucho mayor; un autor francés ha asegurado que sólo el 10% alcanr11l111
forma lenta, por el descenso de la natalidad y el consiguiente enveje­ los 20 años.
cimiento de la población.
El crecimiento desigual originó profundos cambios en cuanto a la impor­ - Últimas hambrunas. Fue terrible el hambre de Irlanda en 1846- l
tancia relativa de las naciones. La población de Gran Bretaña suponía en provocó salidas en masa hacia Estados Unidos. La de la India en 1 000
1800 el 5.8% de la europea, en 1900 había ascendido al 9.2 por 100; en con­ 1901 hizo desaparecer 1/5 de la población. Un año de escasez de l't'll'II
traposición, Francia descendió del 14.3 al 10.1; la proximidad de las curvas les, o de epidemia de la patata, podía provocar todavía un catacllsmo.
de las dos potencias vaticinaba la Inmediata superioridad Inglesa, que se pro­
duce en 1910. El noroeste de Europa presentaba, cuando estalla la guerra de - Epidemias. Son menos temibles que en siglos anteriores, pero se 1111 11111
1914, densidades muy superiores al resto: 259 habitantes por kilómetro cua­ mado equivocadamente su desaparición en la Edad contemporó11t•11 111
drado en Bélgica, 239 en Inglaterra y Gales, 171 en Holanda, frente a los es­ cólera llega a Europa y se convierte en el enemigo número l . Lu 11•voh 1
pacios semivacíos del este de Europa, Rusia sólo tiene 26 habitantes por kiló­ ción en el transporte contribuyó a hacer más rápida la difusión d1•l vi
metro cuadrado, y sobre todo de los países escandinavos (12 en Suecia, 8 en brlón colérico, que en cuatro ocasiones arrasó al continente eurOJ}\'11 1r 11
Finlandia y 7 en Noruega). En las zonas más pobladas la agricultura tuvo que 1832, primera epidemia de cólera, murieron de su embate sólo ('11 111 11 i
8 HISTORIA UNIVERSAL: EDAD CONTEMPORÁNEA
EL DESPEGUE DEMOGRÁFICO DEL
SIGLO XIX 9
18.000 personas. Sus últimos coletazos, en Rusia en los últimos años mortalidad; las epidemias del
del siglo, provocaron decenas de miles de víctimas. hambre han jugado un papel no
de la salud, como se comprueba menor que las
en los trabajos de Meuvret; las
comenzado a ser estudiadas desd guer
- Guerras. Al mismo tiempo que los progresos médicos permiten salvar un e este ángulo de las repercusione ras han
nales. Epidemias, hambres, guer s poblacio­
mayor número de heridos, los progresos bélicos provocan un mayor nú­ ras, pueden provocar cada una
intensidad cuando confluyen y con mayor
mero de víctimas. En ocasiones guerra y epidemia se alían y suman sus catástrofes que se señalan con
evolución y estructura de la pob claridad en la
víctimas; es el caso de la mortífera de 1870 en Francia. lación. No es necesario detallar
XIX la guerra continúa jugando que en el siglo
su papel al incidir directamente
Para los sectores obreros fue un factor adicional, que mantuvo alta la mor­ de mortalidad e indirectamente en las tasas
en las de nupclalidad y natalida
t.alJdad, la mala calidad de vida, las condiciones dificiles de trabajo y la ali­ siste la trascendencia de los dos d, pero ¿sub­
primeros factores? A nuestro juic
mentación insuficiente. De aquí que se haya hablado de •desigualdad ante la ponderse afirmativamente y en io ha de res­
este supuesto las hemos enumer
muerte•; existe una mortalidad diferencial, de cada clase social. nos de la explosión demográfica. ado como fre­

Las tasas de mortalidad constituyen un baremo del nivel de vida entre las A pesar de los progresos de la
distintas clases, pero también entre las naciones. En vísperas de la guerra hambre; la que se inicia en Irlan agricultura no desaparece la amenaza del
da
mundial las tasas más altas correspondían al este de Europa y al sur (el 29 de 1847 dibuja la coyuntura prop en 1845 despuebla la isla; la continental
por mil en Rusia, cifras un poco inferiores en Rumanía, Hungría, Servia; el de 1848. En la península ibérica icia para la gran convulsión revolucionaria
se han medido crisis agrarias con
22.8 por mil en España, el 20.4 por mil en Portugal e Italia). Mientras, en el decenal: 1817, 1827, 1837, etc. un ritmo
Con mayor envergadura mantien
noroeste de Europa los índices eran particularmente· bajos: 13.2 por mil en los embates epidémicos. En gene en su asedio
ral, no ofrecen las dimensiones
Dinamarca, 14.1 por mil en Inglaterra, 16.5 por mil en Alemania. tiguo Régimen, aunque el cólera de las del An­
de 1834 se cobra en España, segú
300.000 víctimas mortales, y la n Hauser,
epid
El freno decisivo que impidió que el crecimiento vegetativo de la población 1918, tras la Primera Guerra Mun emia de gripe que asoló al mundo en
del globo adquiriera un ritmo desbocado fue el descenso de la natalidad, más dial, provocó una mortalidad de
millones, muy superior a la de las muchos
tardío que el de la mortalidad. La tasa inglesa pasa de un 37.7 por mil a un armas. Pero las hace temibles su
más rápida, que la revolución del difusión
29.9 entre 1800 y 1900; en Francia el descenso es más acusado, de un 32.9 transporte propicia.
por mil a un 22.4 por mil, que la convierte en el único país europeo que no No obstante, no debiera limitarse
ce matemático de su mortalidad el análisis de una epidemia al del
segura de manera constante el reemplazo de su población. Las tasas de na­ y morbilidad. A l tiempo que crisi balan­
talidad ofrecen una relación estrecha con las de nupcialidad en un continente y demográficas lo son sociales, s sanitarias
y en cuanto tales permiten al hist
donde casi la totalidad de los hijos nacen de parejas que han establecido el nocimiento de las estructuras de oriador el co­
la sociedad y de los resortes de
vínculo matrimonial, pero otros factores inciden en ella: edad de casamiento, la enfermedad. En síntesis, pued lucha contra
en detectarse varios tipos de repe
ltuaclón económica, familiar y general, promedio de esperanza de vida de la rcusiones:
pnreja, mentalidad con respecto a la dimensión idónea de la prole, migracio­ - demográficas. Cota de víctimas
, índices de mortalidad·
nes temporales, etc. Así, en Irlanda, la tasa de natalidad sufrió una dramática
cofda después de la hambruna de 1846 a 1850, que provoca la gran oleada - desigualdad social. Un estudio
sobre la peste de Marsella en l
·migratoria y desequilibra la proporción hombres-mujeres. En general, con rriere, Courdurie y Rebuffat) mue 720 (Co-
stra su preferencia por los sectores
xcepción de Francia, tras el descenso de principios del XIX, provocado por la mildes; lo mismo, o con mayor hu­
motivo, podría afirmarse del cóle
contumacia de los episodios bélicos del período napoleónico, se produce una siglo XIX, que se ensaña con ra en el
las clases bajas y elige para sus
recuperación y un posterior descenso muy lento hasta 1875 o 1880. Es en los las viviendas insalubres y los barr cuarteles
ios de ínfimas condiciones urba
los últimos decenios cuando la débil cota de los nacimientos frena el irresisti­ cas. De ahí que al repetirse el map nísti­
a en la siguiente invasión sea posi
ble Impulso del crecimiento vegetativo en las naciones europeas, si bien en conocer las diferencias de calid ble
ad de vida según los barrios y
l<:uropa oriental, aunque las cifras son inseguras, parece que se mantuvo una grupos sociales, escalafonados según los
por la desigual potencia del ataq
natalidad alta que compensaba tasas de mortalidad superiores a la media del ue;
nUnente. - económicas. Se producen, en
primer lugar, gastos en la luch
enfermedad y han de habilitarse a contra la
rem
de la dedicación de fondos públicos edios para sostenerla, que van des­
a la movilización de la caridad ciud
dana. Por añadidura, la perturba a­
ción de las comunicaciones incid
IS. SOBRE LAS CRISIS DEMOGRÁFICAS CONTEMPORÁNEAS del comercio, provocando el cola e en la
pso en la actividad·
Conocemos satisfactoriamente las crisis demográficas de la Edad Moderna. - psicológicas. Son momentos de
La demografia del Antiguo Régimen se encuentra sacudida por catástrofes cí­ tensión, en los que a la reacción
de los pudientes -otra nota de desi de huida
llcas de índole varia; la enfermedad, obviamente, pone fechas a las alzas de gualdad- ha de añadirse la prolifera
ción de pícaros, los remedios mila ­
grosos, la tendencia a buscar culp
ables
EL DESPEGUE DEMOGRÁFICO DEL SIGLO XIX 11
10 HISTORIA UNIVERSAL: EDAD CONTEMPORÁNEA

de la calamidad, tendencia que convirtió, según los lugares, en víctimas La ubicación urbana de la población constituye un fenómeno visible de las
inocentes de las iras populares a médicos, panaderos o frailes; revoluciones demográfica e industrial. Volveremos, en la lección siguiente, a
referimos a este proceso, pero adelantaremos algunos datos. En 1800, en Eu­
ropa veintitrés ciudades superaban los cien mil habitantes; en 1900, son 135
- políticas. La prensa denuncia la falta de previsión de las autoridades; los
ciudades. El destino de las capitales de los estados modernos era la conver­
debates entre los partidos se incrementan. Las grietas de un régimen dé­
sión en megalópolis; en Rusia, San Petersburgo terminó dejando rezagada a
bil 9 titubeante aumentan ante un problema para el que no encuentra
Moscú y vio cómo su población se triplicaba a Jo largo de la centuria; mayor
soluciones.
fue el crecimiento porcentual de Londres, París y Viena, y todavía más acusa­
En resumen, no ha de afirmarse la inexistencia de crisis en la era indus­ do, al pasar de capital de un reino a un imperio pluriestatal, el de Berlín, que
trial ni minusvalorar sus dimensiones; no debe olvidarse que, además de los se incrementó en un 872 por cien. En 1800 Gran Bretaña sólo tenía una gran
aspectos cuantitativos, el historiador puede escudriñar algunos cualitativos ciudad, Londres, con un millón de habitantes aproximadamente; otras seis
que Je permiten conocer la capacidad de reacción, o por el contrario la débil oscilaban entre los cincuenta y cien mil: Edimburgo, Liverpool, Glasgow, Man­
organización de una colectividad, y finalmente constatar cómo, en el siglo en chester, Birmingham y Bristol. En 1850 nueve ciudades superan los cien mil
que la igualdad se ha convertido en estandarte de las ideologías liberal y de­ y 18 se sitúan entre los cincuenta y cien mil. En 1910 son cuarenta y seis las
mocrática, cualquier embate epidémico transluce que las diferencias entre los ciudades británicas con más de cien mil habitantes y Londres se ha elevado
ciudadanos mantienen sus distancias. hasta los 4.5 millones. En Francia, aparte de París, sólo Lyon y Marsella reba­
san los 100 mil habitantes al iniciarse el siglo XIX; en los años que preceden a
la Primera Guerra Mundial son dieciséis. La misma cifra presentan Alemania
y Austria a principios de la centuria: Berlín, Viena y Hamburgo son las tres
6. LAS MIGRACIONES. DEL CAMPO A LA CIUDAD que rebasan los cien mil. A partir de 1850 la industrialización alemana se se­
ñala por un prodigioso impulso de la urbanización; en 1900, 73 ciudades ale­
El siglo XIX protagoniza intensos desplazamientos de la población, en rela­ manas y 3 austriacas superan los 50.000 habitantes; el salto de las enclava­
ción con dos procesos: la revolución industrial, que provoca el trasvase del das en el Ruhr es general. La mayoría de las que hoy consideramos ciudades
campo a las ciudades, en primer Jugar, y que permite, por la innovación de los con un censo megapolitano inician su expansión a partir de 1800. Algunas te­
transportes, los traslados intra e intercontinentales, y el colonialismo, que es­ nían ya ciertas dimensiones, como Amsterdam, que va a pasar de 200.000 a
timula la ocupación de nuevas tierras en otros continentes menos poblados y 500.000 habitantes, o Lisboa, de 180 a 356 mil, o Amberes, de 62 a 273 mil.
menos desarrollados. Pero otras podían ser consideradas a principios del siglo como aglomeraciones
Nos encontramos, en primer lugar, con una disminución de la población menores, y en 1900 son grandes concentraciones; tal es el caso de Atenas,
rural. Refleja el paso de una economía predominantemente agrícola a una que en 1800 no tenía más que 12 mil habitantes y en 1900 alcanza los 273
economía predominantemente industrial. La industria, concentrada en las mil, crecimiento de ritmo rapidísimo que no podría explicarse sin analizar el
ciudades, reclama una mano de obra abundante; el artesanado rural no pue­ proceso político de una nación que conquista la libertad y concentra el apara­
de resistir la competencia de las fábricas; los artesanos se constituyen en los to del nuevo Estado en la urbe que guarda los fastos de su cultura antigua;
primeros emigrantes. Más tarde, la revolución agrícola permite, al introducir Budapest, antes de ostentar su calidad de capital estatal, ofrece un crecimien­
en el trabajo de la tierra las máquinas, reducir el número de los campesinos, to igualmente espectacular: de 54 a 732 mil habitantes; Munich, que pasa de
cuyos excedentes pasan a engrosar las masas de obreros industriales urba­ residencia de príncipe elector a capital del reino de Baviera, crece desde 40 a
nos. En el ritmo de abandono de los campos influyen factores geográficos, 500 mil habitantes. No es necesario insistir con ejemplos. Son a veces proce­
jurídicos, políticos. Las montañas, más pobres, se vacían antes que las lla­ sos políticos, como la capitalidad de una nueva nación independiente, otras
nuras; las regiones de pequeños propietarios retienen con más fuerza a los relacionados con la revolución industrial, los que explican esta transferencia
campesinos que las de grandes propietarios, en las que el campesino es sim­ de población, pero en definitiva el vector urbano refleja un proceso continuo e
plemente un bracero que desea buscar una nueva vida; en ocasiones, una intenso con dos polos: la población de Europa abandona los campos y prefiere
decisión política retiene o incluso atrae a los campesinos, es el caso de la colo­ vivir en las ciudades.
nizaclon de las Landas francesas. El ritmo es irregular, una crisis agraria.lo
acelera, como ocurrió en el hambre irlandesa de los años 40.
Los ferrocarriles ejercieron una fuerte influencia en estos desplazamientos. 7. LAS MIGRACIONES INTERCONTINENTALES
Por una parte, facilitaban los retornos estacionales; por otra, suscitaron un
impacto psicológico, una fiebre de viajes, que debilitó las tradiciones de apego Entre 1800 y 1930 abandonan el continente europeo unos 40 millones de
a la tierra. Y multiplicaron los puntos de destino. Sin ferrocarriles los campos personas; es un proceso de expatriación sin precedentes en la historia. Ingla­
hubieran podido retener más eficazmente a sus habitantes. terra, con 1 7 millones de emigrantes, encabeza la tabla de países proveedores
12 HISTORIA UNIVERSAL: EDAD CONTEMPORÁNEA
EL DESPEGUE DEMOGRÁFICO DEL
SIGLO XIX 13
le hombres; Italia, con nueve, y Alemania, con seis millones, la siguen en im­ emigración fue una sangría; en cam
portancia. De los países receptores ocupa el primer lugar, con amplia ventaja, bio para Inglaterra constituyó la base
su poder mundial. de
Estados Unidos, a donde llegan, desde los primeros años del siglo XIX hasta el
nt"lo 1922, 38 millones de inmigrantes, a los que hay que sum ar los que pasan La intensidad de la emigración euro
desde el Canadá. El colosal despliegue territorial y económico de los Estados Proceso poco acusado hasta 1845, com pea fue creciente a lo largo del siglo.
enzó a adquirir volumen a partir de
crisis económicas y políticas de los años
Unidos se basa en esta constante aportación de europeos. Canadá, Australia, las
desde 1880, cuando se intensifica la 1846 a 1848, aumentó notablemente
América del Sur y Siberia son zonas a donde los inmigrantes acceden en nú­ emigración alemana y se reparte el cont
mero notable. nente africano, y adquiere un volumen i­
siglo xx, hasta 1914. La Primera Gue espectacular en los primeros años del
La lengua señala en muchos casos las líneas de desplazamiento. Ingleses e rra Mundial pone un freno casi defin
a esta difusión europea por todos los itivo
Irlandeses prefieren emigrar a América del Norte; portugueses y españoles lo continentes.
hacen casi en su totalidad a América del Sur.
Las causas son diversas. Se ha señalado como espoleta la noción de pre­
sión demográfica: emigran los habitantes de paísJs superpoblados, como In­
glaterra o Alemania, y concretamente los de reglones y zonas cuya densidad
de población, en relación con el número de puestos de trabajo o de nivel de
producción de alimentos, es excesiva. Pero parecen influir no sólo las clrcuns- DOCUMENTOS
tanclal'¡ del país emisor, sino también las del país receptor.
Indudablemente, las motivaciones económicas han jugado en todo momen­ l. EVOLUCIÓN DE LA TASA
to un papel decisivo. Las masas rurales y artesanas, agobiadas en los momen­
DE MORTALIDAD EN SUECIA

tos de crisis, han intentado buscar una nueva vida lejos de su patria. H. Jero­ Obsérvese en el gráfico la disminución
en dos tercios de la tasa de mortalidad
si se ha producido alguna aceleración
me ha demostrado la influencia de los ciclos económicos sobre la emigración a desde 1850. Efectúese una periodización y
los Estados Unidos. En el flujo de europeos hacia otros continentes ha actua­ sándose en la presencia frecuente o Infre ba­
cuente de crisis de sobremortal!dad y
do unas veces una crisis agrícola europea, como la de 1847; otras veces, una el ritmo del descenso. ¿Qué enfermedad en
es provocan sucesivamente las crisis?
circunstancia excepcional, como los hallazgos de oro en California, en Austra­ párese en un rasgo peculiar de Suecia: Re­
¿existe sobremortal!dad bélica de las
lia o en África del Sur. grandes contiendas? dos


La situación geográfica es otro factor clave. Los rusos emigran hacia Slbe­
tasa por 1000 hab.

rla; los italianos hacia América; los países marítimos del oeste europeo, Portu­
gal. Espat"la, Inglaterra, encuentran muchos estímulos para lanzarse a través
del océano. •• l 1 1 1 1 1 ::
••
Los factores políticos no deben ser olvidados. Algunos estados pusieron
40

trabas a la emigración de sus hombres; otros, ansiosos de establecer un impe­


1 / 40
35

rio colonial, la estimularon. A finales del siglo salían 300.000 ingleses cada
L /1(U 1. JiA t 1\ , 1 1 1 13º
35

año, hacia las colonias. Los habitantes de Alsacia-Lorena, que en 1871 opta­
ron por la nacionalidad francesa, al ser ocupados estos territorios por Alema­
nia, se trasladaron en masa a Argelia. En cambio no han influido apenas los
motivos religiosos, con la excepción de los judíos de Europa central, que, al ¡ I
y ·v \,{)VY
,� 1 \.v''"IA K · ¡ 1 Lo
25

ser perseguidos, pasaron a Inglaterra y después a los Estados Unidos, para


constituir la poderosa comunidad judía norteamericana. 1o 1 1 1 1 � LI M
15

ID
Las consecuencias parecen haber sido en general positivas p ara los países
de inmigrantes. Para los países europeos no han sido visibles más que en ca­
sos especiales. Irlanda tenía en 1835 ocho millones de habitantes; entre
1749 1n1 1800 1825 1110 1875 1900 1925

1845-50 perdió casi dos millones, de los cuales más de la mitad emigraron a
©LC,L 1910 1NO

Norteamérica. Al ser los emigrantes jóvenes y varones, se produce un enveje­ En GUJLIAUME-Poussou: Demographie.. .
cimiento de la población y una superpoblación femenina, doble obstáculo en , p. 32.
los años siguientes para la recuperación demográfica del país. Para Irlanda la
14 HISTORIA UNIVERSAL: EDAD CONTEMPORÁNEA EL DESPEGUE DEMOGRÁFICO DEL SIGLO XIX 15

2. EVOLUCIÓN DE LAS DENSIDADES DE LOS CONDADOS INGLESES ENTRE - Reparto en sectores


1789 Y 1815 -
La tasa de crecimiento es más fuerte en 14 condados; ocho de ellos son mine­
Efectivos (en millares) Importancia relativa (%)
ros y manufactureros del norte de Inglaterra; tres son vecinos de Londres. Todavía Primario Secundario Terciario Primario Secundario Terciario
no se ha producido despoblamiento de los condados agrícolas. Efectúese un estu­
dio de estos procesos y coméntense utilizando un mapa de la Inglaterra actual co­ 1851 8.319 4.000 3.418 53 25 22
mo referencia. 1881 7.890 4.444 4.210 48 27 25
h1bi11n1H por mill1 cu�rld1.
1901 8.244 6.163 5.328 42 31 27
habi11n1tt, por milla cu1drad1,

(E máade250 l!l'J m411d1 250


1911 8.855 6.338 5.528 43 30 27
[J] de 200 a 2.(9 fl@ de 200 1 24' 1921 9.024 6.662 6.034 41 31 28
(IT!],de150a199 [IT!) de 1501199
Fu.ente: L'industrialisation en Europe...
{?¿¿) de 100a 149 (22lde 1001149

D rMnos de 100

BIBUOGRffÍA
Francia ha sido el país que más atención ha prestado al tema de la demograflo
histórica. La revista Annales de Demographie historique, que tiene su equlvalencl
en la Inglesa Population Studies, es la más importante pero no la única. La aten­
ción que Annales dedicó al tema culminó en el número monográfico de 1969: HI.
toire biologique et société.
En GUILLAUME-Poussou: Demographie..., p. 131.
Trabajos monográficos sobre diferentes fuentes pueden consultarse en la revl"·
ta rumana Populatie si societate, dirigida por Stefan Popescu.
3. POBLACIÓN Y TRABAJO EN FRANCIA EN EL SIGLO XIX
Entre los autores que han dedicado atención en Francia al tema destacan C111t­
VALIER, LANDRY, MOUCHEZ, L. HENRY, PRESSAT, SAUVY. De esta forma la historiogrofl(l
Dibújense las gráficas correspondientes y señálese si es más rápido el creci- francesa ha podido elaborar una síntesis monumental: J. DuPAQUIER: Hisloire do tr,
miento de la población activa que el de la población total, los ritmos en la incorpo- populationfram;:aise. París, P.U.F. 1988. 4 vols. A la época contemporánea se dccll
ración del hombre y la mujer, y en qué medida el sector primario provee de efectl- can los volúmenes 3 y 4. Nos limitamos a destacar algunos libros básicos.
vos a los otros dos. Conclusión: ¿se percibe el Impacto de la industrialización? GurLLAUME-Poussou: Demographie historique, París, Colin, 1970. Incluye a111plli1
bibliografía y documentación.
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WmGLEY: Historia y población. Introducción a la demografia histórica. Madrid,
Población Población activa Tasa de actividad Rialp, 1969.
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Thomas Me KEoWN: El crecimiento moderno de la población. Barcelona, O011,•h,
Hom- Muje- Hom- Muje· Hom- Muje- 1978. Recoge los factores que Inciden en la mortalidad.
bres res Total bres res Total bres res Total Nuevos enfoques:
Massimo LlVI-BAccr: Ensayo sobre la historia demográfica europea. Poblaclo1111
1856 18.023 18.155 36.178 9.840 4.376 14.216 546 241 393 alimentación en Europa. Barcelona, Arte!, 1988. Y del mismo: Historia mínima cfo /11
1861 18.645 18.741 37.386 10.252 4.568 14.820 550 243 396 población mundiaL Barcelona, Arte!, 1990.
1872 17.983 18.120 36.103 9.389 5.292 14.686 522 294 407 Cario M. CIPOLLA: Historia económica de la población mundial Barcelona, Crll 1
1881 18.656 18.749 37.405 11.156 5.388 16.544 598 287 442 ca, 1982:
1891 18.932 19.201 38.133 11.137 5.191 16.328 588 270 428 Para España sigue siendo básico el libro de Jordi NADAL, del que se ha la11z11d11
1901 18.917 19.745 38.451 12.913 6.822 19.735 682 349 513 edición revisada: La población española (siglos XVI al XX). Barcelona, Aricl, 10811
1911 19.254 19.938 39.192 13.212 7.719 20.931 686 387 534 El mismo autor ha Incorporado nuevos enfoques en la serie de trabajos: Bcw/1
mos, desposorios y entierros. Estudios de historia demográfica. Barcelona. A1h•I.
16 HISTORIA UNIVERSAL: EDAD CONTEMPORÁNEA

1 92. Una interesante aportación para introducirse en aspectos cualitativos de la


el mografia es el estudio de V. PÉREZ MOREDA: Las crisis de mortalidad en la España
In! rior. Siglos XVI-XIX. Madrid, Siglo XXI, 1980. Este autor ha elaborado en revis­
l e y misceláneas visiones globales de la población española. La correlación econo­
mfn-población vuelve a aparecer al insertarse un trabajo de J. ARANoo: «La moder­
nlz Ión demográfica de la sociedad española• en el volumen de J. NADAL, A. CA­
llllERAS, C. SuDRIA (compiladores): La economía española en el siglo XX. Una
1wr p cliva histórica. Barcelona, Ariel, 1987. Otro enfoque, que relaciona población
r hl torla social, Antonio FERNANDEz: Epidemias y sociedad en Madrid. Barcelona,
VI n Vives, 1985.
Para conocer los métodos de trabajo son recomendables: Joaquín LEGUINA: Fun·
rlrrmcntos de demogra.fia, Madrid, Siglo XXI, 1973 y Louis HENRY: Perspectivas de·
nu)!¡rqjlcas. Barcelona, Vicens Vives, 1971.
Un estudio completo, sobre fuentes, métodos y problemas: T. H. H0LLINGS­
wo1rri1: Demografía histórica. Cómo utilizar las fuentes de la historia para
mr1slrulrla. México, F.C.E., 1983.

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