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Liderazgo interior

Gonzalo Serra Fernández

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El ajetreo del día a día nos lleva hacia donde no queremos. Desde pequeños hemos aprendido a comportarnos y casi
siempre lo hacemos de la misma manera, hasta el punto en que decimos: “somos así…” Cuando aceptamos que ese
aprendizaje no es sino una parte mínima de lo que podríamos pensar, sentir y llevar a la práctica, estamos ante el
umbral de un cambio de infinitas posibilidades que nos permite trascender nuestras propias limitaciones. El
Liderazgo Interior replantea esa manera de pensar.

Liderazgo es actitud de apertura

Somos muchos los que, de una manera u otra, a lo largo de la vida, hemos ido conociéndonos un poco mejor y
tenemos una idea de cuáles son nuestros recursos, nuestras limitaciones, para qué valemos y para qué no valemos.
Pero la mayoría ignora que posee una riqueza oculta y no sabe cómo llegar a ella. Es una cuestión de liderazgo.

Activar en la vida de cada uno el liderazgo interior como técnica y como actitud puede ayudar a descubrir las propias
riquezas ocultas. Al realizar un seguimiento de las propias respuestas intuitivas a medida que uno se explora a sí
mismo, recibirá el feedback que le advertirá de cuándo se aproxima o se aleja en su búsqueda. Existe un juego
infantil, conocido con diferentes nombres y variantes, cuyo principio básico es siempre el mismo: se escoge a un
jugador, que se ausenta de la sala; le vendan lo ojos mientras los demás jugadores esconden un objeto
(originariamente un dedal) en alguna parte. Cuando el jugador vuelve y comienza a buscar, los demás le orientan
diciendo “frío”, “caliente”, “más frío”, “más caliente”, según la distancia que los separa del objeto ocultado. Este
juego es un ejemplo que nos permite entender cómo funcionan nuestros sentimientos instintivos, pues funcionan de
manera muy parecida si los dejamos, porque nos pueden proporcionar una gama intuitiva y más completa de
información para fundamentar nuestras decisiones. Las personas que ignoran estas sensaciones porque no
encuentran una explicación lógica para sus intuiciones suelen vivir para lamentarlo.

La base de esta riqueza oculta se explica desde el momento en que sabemos que en nuestro cerebro tenemos miles
de millones de células nerviosas con tantas conexiones entre sí que es muy difícil que lleguemos a agotar sus
posibilidades, hoy por hoy, imposible. Con la costumbre, la práctica y la experiencia que nos da la vida, ciertas
conexiones acaban por sernos familiares, y cada vez que seguimos con nuestros comportamientos las vías
acostumbradas de conexión neuronal, éstas parecen cada vez más inevitables, incluso fijas. Sin embargo, cuando
aceptamos pensar que lo que nos es familiar acerca de nosotros mismos no es sino una parte mínima de lo que
podríamos pensar, sentir y llevar a la práctica, se produce una “suspensión voluntaria de la incredulidad” que nos
permite trascender nuestras propias limitaciones. En ese estado de credulidad, el liderazgo interior nos proporciona
el instrumento más indicado para forjar nuevos vínculos y reforzar los más debilitados, para desmantelar las viejas
limitaciones y poner a nuestro alcance recursos hasta entonces desconocidos o ignorados.

Liderazgo para la conexión con nuestros recursos internos

¿A qué tipo de recursos internos nos referimos? Podemos pensar de manera consciente y procesar de manera
inconsciente. Somos a la vez seres lógicos e intuitivos. Poseemos una mente prodigiosa y un cuerpo
maravillosamente complejo, y los dos pueden comunicarse de forma brillante y eficaz de maneras que la ciencia sólo
ha comenzado a entender. Tenemos memoria e imaginación. Podemos recrear experiencias en nuestra mente con
efectos especiales asombrosos, entre ellos tecnicolor, sonido y sensaciones físicas. Puede que esto nos emocione o,
según el contexto, nos cause malestar, depresión o mucho miedo. Solemos clasificar y categorizar en función de una
gama de sistemas especializados y damos prodigiosos saltos de creatividad que van más allá de los límites de lo que
conocemos a través de la lógica. Soñamos. Si vemos una película de suspense, observaremos cómo a medida que la
tensión se acumula, nuestro ritmo cardíaco se dispara.

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Todas estas maravillosas capacidades están a nuestro alcance y, no obstante, muchas veces nuestro acceso a ellas es
aleatorio o queda bloqueado. Y, quizá con más frecuencia, las subestimamos. En el mundo de la formación
empresarial y del desarrollo personal descubrimos cómo muchas personas están dispuestas a reconocer que otras
personas son impresionantes, mientras que sobre sí mismas aseguran: “Pero yo no. No hay nada de extraordinario
en mí.” Sin embargo, eso no es verdad.

¿Qué sucede cuando nos damos cuenta? ¿Y qué sucede cuando no nos damos cuenta? ¿Y si empezáramos a darnos
cuenta ahora? Si no buscamos, no encontraremos… Si no nos mostramos expectantes, no lo percibiremos. Y si no lo
percibimos, no seremos conscientes de las señales interiores que se activan, puesto que cada parte de nosotros
puede enseñarnos algo, procurarnos algún beneficio o ayudarnos a realizar más plenamente nuestro potencial en la
práctica. Por lo tanto, no abundarán los milagros propiciados por esas señales.

A través del Liderazgo Interior podemos replantear esa manera de pensar. Liderarnos a cada uno de nosotros es una
invitación a creer en la audaz suposición de que todos somos personas asombrosas para, a continuación, comenzar a
observar cómo. Cuanto más se observa uno, más cosas descubre. Hay todo un mundo de maravillas que viven en
cada uno de nosotros. Es como tener acceso a una fuente inagotable, una fuente de poder que no conoce límites.
Cuanto más se excave, más agua se encontrará, puesto que cuando se excava y se utilizan los propios recursos, se
estimulan en la fuente misma. El poder para liderar la propia vida es ilimitado, no porque uno pueda hacerlo todo,
sino porque generalmente uno podrá hacer algo, y casi siempre más de lo que habría imaginado. Ésa es la naturaleza
de la propia sabiduría interior.

Vivir desde el liderazgo interior

¿Qué sucede cuando uno empieza a pensar en sí mismo como un todo unificado, formado de numerosos sistemas
interconectados? Vivir desde el Liderazgo Interior permite descubrir cómo esto puede llegar a ser una experiencia
sumamente liberadora porque le otorga a uno la libertad de reconocer y aprovecharse de todo lo que uno mismo es.
Tomar consciencia de los muchos vínculos posibles que existen entre los diferentes niveles en los que se funciona y
entre las diferentes partes –por ejemplo, entre pensar y sentir, entre lo que se experimenta en el propio cuerpo y
cómo uno se siente emocionalmente- ayuda a ser cada vez más consciente de maneras cada vez más sutiles de
recibir información desde el interior. A medida que se consigue, aumenta la capacidad de enriquecer la propia
experiencia vital.

¿Cómo tener acceso a sí mismo?


Permítete suponer que hay más cosas por descubrir, realizar y disfrutar.
Presta atención a lo que te digan tus sentidos.
Tres etapas para sintonizar
Date permiso para acceder a tu propia experiencia.
Aprende a reconocer tu propio sistema de señales.
Aprende a observar diferencias más pequeñas y sutiles.
La congruencia, el alto rendimiento, la tolerancia, el bienestar físico, la paz y el equilibrio son sólo algunos de los
beneficios que el Liderazgo Interior permite descubrir, afianzar y asimilar en el día a día personal y profesional.
Convencidos de que no hay éxito social ni profesional sin antes un éxito personal, los beneficios del liderazgo interior
se traducen en beneficios en todos los ámbitos en los que la persona interactúe. Hoy en día, el Liderazgo interior
trabaja con las técnicas y herramientas de desarrollo personal más modernas y potentes, como son la Programación
neurolingüística (PNL), el Coaching, la Neuromeditación… Todas ellas nos permiten llevar a cabo el descubrimiento y
desarrollo del asombroso potencial que llevamos dentro y que somos. Vivir desde la actitud del Liderazgo interior
nos posibilita vivir la vida rica y plena que deseamos.

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