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Andes 8 (2011): 399-448

Estrategias de subsistencia en la periferia sur del imperio


Chimú: el caso de Puerto Pobre, valle de Casma
Klaus Koschmieder

El estado Chimú amplió sus zonas de influencia durante varias fases de expansión. Su presencia se manifiesta
en los centros de control o administrativos, construidos en los diferentes valles de la costa norte y norcentral. El
presente estudio analiza los cambios en las estrategias de subsistencia en el valle de Casma durante la hegemo-
nía del imperio Chimú (entre el 1350 y 1500 d.C.). Para la ocupación inicial del sitio arqueológico Puerto Pobre
se observaron diferencias marcadas en el régimen alimenticio. Mientras la dieta de la población autóctona
dependió en gran parte de la explotación de los recursos silvestres, las preferencias de los chimús mostraron
una demanda hacia los productos manipulados, como el maíz y la carne de camélidos. Los cambios hacia una
alimentación uniforme, identificados para la ocupación tardía de Puerto Pobre, probablemente se deben a la
convivencia persistente de los dos grupos prehispánicos y a un proceso inicial de aculturación.

The Chimú state expanded its area of influence over several phases. Their presence is manifested in the
control or administrative centers, built in the valleys of the north and north-central coast. This study
analyzes the changes in subsistence strategies in the Casma Valley during the hegemony of the Chimú
Empire (ca. 1350-1500 A.D.). For the initial occupation of the Puerto Pobre archaeological site, several
marked differences in diet were observed. While the diet of the old-established Casma people had been
dependent mainly on the exploitation of wild resources, the preferences of the Chimú show a demand
for manipulated products, such as corn and the meat of camelids. Changes in diet identified for the late
occupation of Puerto Pobre, are probably due to the persistent coexistence of the two pre-Hispanic groups
and an initial process of acculturation.

E n una economía de subsistencia tradicional, la cuál incluye actividades como


la caza, la recolección, la pesca, la agricultura, la horticultura y el pastoreo,
los hombres no producen para el mercado sino para el propio consumo. En la
mayoría de los casos no existe un autoabastecimiento puro, ya que desde épo-
cas remotas las diferentes poblaciones producían excedentes para adquirir ciertos
productos vitales y exóticos por medio del intercambio, como por ejemplo la sal
(Seymour-Smith 1996). También hay que tener en cuenta que en muchas socie-
dades prehistóricas los miembros de las clases bajas tenían la obligación de sumi-
nistrar productos para el consumo de las élites o gobernantes. En una economía
de subsistencia puede haber especialistas, como por ejemplo los pescadores. Las
diferentes formas de subsistencia se complementan mediante transacciones recí-
procas dentro de las comunidades correspondientes.

Los estudios sobre las formas de subsistencia durante los tiempos prehistóricos
deben ser considerados como investigaciones interdisciplinarias (Mignon 1993).
Klaus Koschmieder ■ Arqueobios, Centro de Investigaciones Arqueobiológicas y Paleoecológicas
Andinas, Universidad Nacional de Trujillo; correo-e: rockydog@web.de
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No solo se analizan y cuantifican los restos orgánicos recogidos, sino se estudian


también las herramientas o artefactos asociados, los recursos naturales en las zo-
nas de investigación (flora y fauna), el paleoclima, el patrón de asentamiento y los
antiguos campos de cultivo. Algunos restos orgánicos pueden proporcionar datos
sobre procesos que provocaron nuevas estrategias de subsistencia. De tal manera la
presencia de peces y moluscos de aguas tropicales en los contextos arqueológicos
pueden ser indicadores para antiguos fenómenos climáticos, como “El Niño” (Diaz
y Ortlieb 1993; Espino 1999), mientras el estudio de los recursos naturales propor-
ciona valiosas informaciones sobre alteraciones en la flora y fauna desde los tiempos
prehispánicos. Estos cambios podrían haber sido provocados por la sobreexplota-
ción de los recursos naturales, como la tala de los bosques o la caza indiscriminada.
Indispensables son también los estudios sobre las técnicas utilizadas en las dife-
rentes actividades de subsistencia, como por ejemplo durante la recolección de los
moluscos, la pesca o la caza de los animales silvestres.

Hasta la fecha se han realizado pocos estudios de subsistencia en el Perú, aún


sabiendo que la conservación de los restos orgánicos en los valles áridos de la costa
es excelente. Inclusive a este tipo de evidencia se le trata como a un “subproducto
fastidioso”. Para la identificación no es necesario emplear métodos especiales, como
un análisis de los pólenes, fitolitos o granos de almidón, ya que los macrorestos son
fácilmente identificables. Los restos de animales y plantas no solamente proporcio-
nan datos importantes sobre el régimen alimenticio de los antiguos pobladores, sino
revelan también ciertos cambios en las estrategias de subsistencia y desigualdades entre
diferentes grupos sociales y étnicos (Cohen 1971; Cutright 2009; Gumerman 1991;
Hastorf 1990; Koschmieder 2004; Pozorski 1976).

Muchos investigadores se dedicaron a estudiar los primeros procesos del culti-


vo de plantas y de la domesticación de animales (Bird et al. 1985; Bonavía 1982;
Feldman 1980; Grieder et al. 1988; Quilter et al. 1991; Weir et al. 1988). El objetivo
principal de sus investigaciones ha sido definir los posibles centros de domesticación,
determinar los precursores de los animales y de las plantas manipuladas y establecer
los momentos cuando sucedieron estos procesos importantes. Según los especialistas,
estos procesos tuvieron lugar durante el Periodo Precerámico y continuaron hasta el
Periodo Inicial (6000-1500 a.C.), mientras durante las épocas subsiguientes las espe-
cies fueron mejoradas, creando nuevas razas y variedades para diferentes usos.

Parece que la búsqueda de las pruebas más antiguas de la domesticación de ani-


males y plantas ha sido un reto más interesante que los procesos y cambios que su-
cedieron durante los periodos posteriores, así que las informaciones sobre posibles
cambios en las estrategias de subsistencia son escasas. Uno de los pocos trabajos de
Estrategias de subsistencia en la periferia sur del imperio Chimú... 401

esta índole fue realizado por S. Pozorski (1976) en el valle de Moche. El objetivo
principal ha sido documentar y reconstruir los cambios diacrónicos que sucedieron
en los sistemas de subsistencia entre el Precerámico Tardío y el Horizonte Tardío
(2500 a.C.-1530 d.C.). La investigadora reconoció de qué forma cambiaron las pre-
ferencias alimenticias y las estrategias de subsistencia en el transcurso de los perio-
dos prehispánicos. Durante las épocas tempranas los productos marinos jugaron el
rol más importante en la economía de los pobladores del valle de Moche, mientras
a partir del Periodo Intermedio Temprano (200 a.C.-600 d.C.) los animales domes-
ticados y las plantas cultivadas fueron de mayor relevancia. Pozorski se enteró que
durante la hegemonía chimú (1000-1470 d.C.) existían diferencias entre las formas
de subsistencia de los grandes centros (Chan Chan) y de los asentamientos rurales,
las cuales podrían explicarse con las relaciones de dependencia.

Otros estudios de subsistencia investigan la alimentación de diferentes clases


socio-económicas y supuestos grupos étnicos. A base de las fuentes alimenticias se
pueden reconocer diferencias en el status de la gente (Reitz y Wing 1999). El estudio
de Gumerman (1991) en Pacatnamú muestra que las diferencias socio-económicas no
solo se observan en la arquitectura o en los objetos, sino también en la alimentación.
El poder sobre la disponibilidad de los productos manipulados, como el maíz y los ca-
mélidos, estuvo en manos de la élite, mientras que las clases subordinadas trataban de
recompensar el déficit con productos silvestres, como con los recursos marinos.

Cambios fundamentales en las estrategias de subsistencia pueden relacionarse tam-


bién con la llegada de invasores foráneos, los cuales modifican las formas de subsisten-
cia existentes mediante la introducción de nuevos productos y nuevas preferencias ali-
menticias. Los cambios en la obtención y en el consumo de ciertos alimentos por parte
de las poblaciones autóctonas pueden relacionarse con las consecuencias de la coloni-
zación, como por ejemplo con un proceso inicial de aculturación (Hastorf 1990:274).

El presente estudio investiga las formas de subsistencia y las preferencias alimen-


ticias de dos poblaciones prehistóricas (Casma y Chimú), las cuales convivían en el
sitio prehispánico Puerto Pobre, en el valle de Casma. Los cambios en las estrategias
de subsistencia de la población autóctona, que fueron registrados para la ocupación
tardía del asentamiento, se relacionan con la situación socio-politica alterada por la
presencia o hegemonía chimú.

Chimor y la expansión territorial

El imperio Chimú (o Chimor) fue uno de los estados prehispánicos más gran-
des del Perú (Moore y Mackey 2008). Hasta fines del Periodo Intermedio Tardío
402 Klaus Koschmieder

(1000-1470 d.C.) controló todos los valles costeños entre la zona de Tumbes y la
costa central.

La fundación de su capital y centro socio-económico Chan Chan en el valle


de Moche no fue mera casualidad, ya que los chimús poblaron el territorio de sus
antepasados, los moches. La arquitectura, los objetos de la cultura material y la
iconografía chimú muestran continuidades del estilo Moche, pero también algu-
nas modificaciones debido a la influencia de grupos serranos durante el Horizonte
Medio, las cuales contribuían al nacimiento de una nueva “cultura arqueológica”
(Koschmieder 2004:44-50). Por otro lado, la “leyenda de Tacaynamo” (Rowe 1948),
en muchas ocasiones citada para explicar la dinastía chimú, implica que las inno-
vaciones y los desarrollos en el valle de Moche fueron producto de extraños foras-
teros y la situación antes de su llegada fue descrita como atrasada. Pero los gran-
des complejos de barro de Chan Chan, usualmente llamados ciudadelas, parecen
ser desenvolvimientos ulteriores de las cercaduras de la fase final Moche (Bawden
1977; Conklin 1990; Conrad 1974; Day 1982; Shimada 1994; Topic y Moseley 1983).
Por otro lado, la orientación de los primeros palacios de Chan Chan hacia las pirá-
mides de Moche demuestra los fuertes vínculos entre Chimor y los moches: “Esto
significaría que las personas de clase superior en el reino Chimú relacionaban las
construcciones de la época moche, ubicadas al pie de Cerro Blanco, con sus ante-
pasados” (Sakai 1998:68). En general se observa un cambio desde la construcción
de grandes estructuras piramidales (huacas) hacia complejos arquitectónicos rec-
tangulares y amurallados. Esta situación probablemente se debe a los cambios en la
organización socio-económica. Mientras entre los moches las actividades principa-
les se desarrollaron en la esfera religiosa, en el estado Chimú los asuntos seculares
(administrativos) tuvieron más importancia. En este sentido se puede observar que
los dioses chimú, derivados de la iconografía moche y representados en los objetos
como los ceramios, muestran una fisonomía más humana, como demuestra el “Dios
de los Báculos”, el cuál “perdió sus colmillos” (Menzel 1977:38).

La capital Chan Chan muestra varios tipos de arquitectura, interpretadas


como áreas de actividades ceremoniales, administrativas y artesanales, corres-
pondientes a diferentes clases sociales (Moseley y Day 1982), pero hasta el mo-
mento no se han podido definir zonas residenciales de la élite, especialmente
dentro de las ciudadelas (Moore 2005; Rowe 1995). Destacan grandes patios con
rampas y banquetas, estructuras en forma de U (audiencias), depósitos y plata-
formas funerarias. Parece que las ciudadelas sirvieron exclusivamente para fines
administrativos y religiosos, especialmente en relación con ciertas actividades
funerarias, como demuestra una escena dentro de un patio, representada en una
maqueta de madera (Uceda 1997).
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La hipótesis de que cada ciudadela sirvió como palacio y última morada de un


sólo soberano chimú (Conrad 1982; Kolata 1990; Moore y Mackey 2008; Topic
y Moseley 1983) no parece muy probable, puesto que la larga ocupación de Chan
Chan (más de 500 años) no puede coincidir con el reinado de solo diez sobera-
nos. La ecuación “un rey – un palacio – una plataforma funeraria” (Conrad 1982)
debe ser modificada. Es de suponer que las ciudadelas fueron utilizadas por varias
generaciones.

Especial atención merecen las denominadas audiencias, estructuras en forma


de U con nichos y frisos, que se ubican en posiciones estratégicas, quizás para con-
trolar el acceso hacia ambientes importantes como los depósitos y las plataformas
funerarias (Andrews 1974; Day 1982; Keatinge 1982, Keatinge y Conrad 1983;
Klymyshyn 1987; Kolata 1990; Topic 1982). Por lo tanto, las audiencias y depósitos
fueron consideradas como la manifestación arquitectónica del control estatal sobre
el almacenamiento, la administración y la redistribución de ciertos productos indis-
pensables, posiblemente bienes suntuarios. Una construcción masiva de audiencias
y depósitos ocurrió después de cada campaña de expansión y fue extendida hacia
otros tipos de arquitectura, como los denominados elite compounds (Kolata 1990).
Este proceso demuestra que una de las razones principales para la expansión chimú
fue la extracción de productos no disponibles en su propia tierra.

La expansión chimú

Chimor amplió sus zonas de influencia hacia el norte y sur durante varias fases
de expansión. La percepción inicial del tiempo en que se dió esta migración, ob-
tenida inicialmente de las fuentes históricas (Rowe 1948), ha sido sustancialmen-
te modificada por las evidencias arqueológicas (Moore y Mackey 2008; Moseley
y Cordy-Collins 1990). Durante la primera fase expansiva (1100-1200 d.C.) la re-
gión entre los valles de Chao y Jequetepeque fue ocupada, mientras la segunda
etapa (1300-1400 d.C.) abarcó todo el área entre Paramonga en el sur y Tumbes en
el extremo norte del Perú (Conrad 1990; Kolata 1990; Mackey y Klymyshyn 1990;
Richardson et al. 1990; Topic 1990). Nuevos datos presentados por Moore
y Mackey (2008:789) indican tres fases de expansión, todas realizadas durante el si-
glo catorce. Algunos investigadores postulan que la primera fase expansiva fue rea-
lizada en forma violenta, mientras que las otras campañas fueron caracterizadas por
la diplomacia y alianzas con algunos de los grupos autóctonos (Moseley 1990;
Topic 1990), pero las pruebas históricas y arqueológicas son insuficientes. El do-
minio de los chimús se limitó a los valles de la costa, posiblemente debido a las
condiciones ambientales favorables y a la gran biodiversidad, especialmente en lo
que se refiere a la disponibilidad de productos marinos.
404 Klaus Koschmieder

Las causas y factores que originaron el proceso de migración no están del todo
aclaradas. Varios investigadores han llamado la atención acerca de la coincidencia
de las fechas de inicio de las fases expansivas con probables eventos ENSO (El Niño
Southern Oscillation). Se ha propuesto que la expansión chimú vino a ser una res-
puesta a los desequilibrios en el abastecimiento de Chan Chan debido a las lluvias
torrenciales y la subsiguiente destrucción de campos de cultivo y canales de irriga-
ción (Moseley y Deeds 1982; Nials et al. 1979a, 1979b; Ortloff 1988; Pozorski 1987;
Wells 1987, 1988). Probablemente a causa de la escasez de víveres y una presión
demográfica en la zona urbana de Chan Chan, varias poblaciones migraron para
colonizar otros valles de la costa.

Según Conrad (1981) hay que buscar las causas de las campañas de expansión
chimús en su sistema de herencia, considerado un principio universal entre las po-
blaciones prehispánicas. Según este principio, cuando el hijo o el hermano mayor
de un rey fallecido era elegido como nuevo soberano, este tenía la obligación de
construir su propio palacio y acumular riquezas, mientras los otros herederos ad-
ministraban los bienes de su antecesor y se preocupaban de mantener el antiguo
palacio y su mausoleo. Dadas las circunstancias, parece que la única solución para
mantener su status era adquirir nuevas tierras, mano de obra y bienes de lujo a tra-
vés de una política de expansión extensa y exitosa.

La expansión chimú se manifiesta principalmente con la presencia de centros ad-


ministrativos en las provincias, los cuales están subdivididos por sus tamaños y sus
rasgos arquitectónicos en centros de diferente rango (Keatinge 1974; Keatinge
y Conrad 1983; Koschmieder 2004, 2006; Koschmieder y Vega-Centeno 1996;
Mackey 1987; Mackey y Klymyshyn 1990).

En los centros regionales, como Manchán o Farfán, residían los gobernantes. La


arquitectura muestra grandes patios, algunas audiencias, depósitos, y en los sitios
construidos durante la primera etapa expansiva también plataformas funerarias, in-
terpretadas como evidencias de un control directo por medio de un noble chimú
de alto rango (Conrad 1990; Moseley 1992). Estos mausoleos no se encuentran
en los valles ocupados durante la segunda fase de expansión. Esta discrepancia
fue interpretada con un control indirecto mediante gobernantes locales y leales
(Covey 2008:321; Moseley 1992:261) y/o con la presencia de una nobleza baja en las
regiones alejadas (Mackey 1987:129).

Los centros administrativos de menor rango se ubican en zonas estratégicas para


poder controlar la explotación de los recursos naturales, la producción agrícola y el
mantenimiento de los canales de irrigación (Keatinge 1974; Keatinge y Conrad 1983;
Estrategias de subsistencia en la periferia sur del imperio Chimú... 405

Koschmieder 2004, 2006; Koschmieder y Vega-Centeno 1996; Pozorski 1987). Sus


complejos arquitectónicos muestran algunas particularidades, como una orien-
tación norte-sur, la ubicación del acceso prinicipal en el muro perimétrico norte,
grandes patios, estructuras en forma de U (audiencias) con nichos y otros rasgos
característicos (Keatinge 1974; Keatinge y Conrad 1983; Koschmieder 2004, 2006;
Koschmieder y Vega-Centeno 1996; Mackey 1987). Las audiencias tienen un ingre-
so en el muro norte u oeste y se ubican alejadas del acceso principal (Koschmieder
y Vega-Centeno 1996). Se accede a estas estructuras de manera indirecta mediante
corredores levantados en forma laberíntica. Como los recintos no fueron construi-
dos para controlar el acceso hacia estructuras de almacenamiento (depósitos), las
cuales están ausentes en centros de tercer y cuarto rango, parecen responder más a
móviles religiosos que a facilidades administrativas, y refuerzan la idea de una fun-
ción ceremonial (Pillsbury 1993; West 1970).

El estudio de subsistencia fue realizado en el sitio arqueológico Puerto Pobre,


un centro administrativo “clásico”, construido durante la fase final de la ocupación
chimú en la parte baja del valle de Casma. Nuevos elementos arquitectónicos, como
grandes patios de reunión con rampas, plataformas y banquetas, y la presencia de
pequeñas plataformas funerarias demuestran que algunos de los centros de control
perdieron su carácter exclusivamente administrativo después de la última fase ex-
pansiva. Sitios como Puerto Pobre parecen “ediciones de miniatura” de las ciudadelas
de Chan Chan.

Puerto Pobre en la prehistoria tardía del valle de Casma

Prehistoria tardía del valle de Casma

El valle de Casma se encuantra entre las zonas mejor investigadas por los arqueó-
logos en el Perú. La mayoría de los trabajos de excavación se llevaron a cabo en sitios
de épocas muy tempranas (Pozorski y Pozorski 1987; Samaniego et al. 1985) o tardías
(Koschmieder 2004; Mackey y Klymyshyn 1981, 1990; Moore 1981, 1985), mientras
los periodos intermedios fueron investigados solamente mediante trabajos de pros-
pección (Tello 1956; Thompson 1961; Wilson 1995). Una nueva cronología de la
prehistoria del valle fue establecida en base a los datos disponibles y nuevas eviden-
cias arqueológicas (Tabla 1). Para el presente trabajo parece importante reflexionar
cómo y cuando se originó la “cultura arqueológica Casma” y en que momento suce-
dió la invasión chimú.

La cerámica del estilo Patazca parece ser el precursor de la cerámica del estilo
Casma Inciso, popular durante los periodos tardíos en el valle de Casma. El estilo
406 Klaus Koschmieder

Cronología Tello 1956 Collier 1962 Tabio 1977 Fung/Williams 1977 Wilson 1995 Koschmieder 2004

Época Colonial Chimú-Colonial

Horizonte Tardío Horizonte Inca Inca Manchán Chimú-Inca


(1470-1532 d.C.) Superior (Inca) Chimú Chimú
Casma Inciso

Periodo Intermedio Tardío Horizonte Chimú Chimú Manchán Chimú


(1000-1470 d.C.) Superior (Casma Casma Inciso Casma Inciso Casma Casma Inciso
y Sub-Chimú)

Horizonte Medio Horizonte Medio Casma Inciso Tricolor Geométrico Huari Casma Casma Inciso
(650-1000 d.C.) (Paramonga Tricolor Casma Modelado Estilo Casma Choloque Casma Modelado
y Huaylas Yunga Santa Santa Santa
o Santa) Casma Modelado Casma-Pachacamac
Tiahuanaco-
Costeño

Periodo Intermedio Temprano Muchik Chavín derivado Nivin Casma Modelado


(0-650 d.C.) (= Casma Inciso) Cachipampa Moche
Gallinazo

Horizonte Temprano Horizonte Inferior Patazca Patazca Patazca Patazca Patazca


(1000 a.C. – 0) (Chavín-Pallka) Gualaño Casma Chavinoide Chavín Pallka Pallka Chavinoide

Período Inicial Cahuacucho Gualaño Cahuacucho Moxeke Cahuacucho


(2100-1000 a.C.) Cahuacucho Gualaño Gualaño
Estilo Haldas
Estilo Pampa de las
Llamas

Periodo Precerámico Huaynuná Huaynuná Huaynuná


(antes de 2100 a.C.) Tortugas Tortugas Tortugas
Mongoncillo

Tabla 1. Cronologías del valle de Casma.

Patazca apareció por primera vez en sitios del Periodo Inicial (Sechín Alto), pero
las formas tardías y más parecidas a la cerámica Casma Inciso abundan en asenta-
mientos del Horizonte Temprano (1000 a.C.-0), como Pampa Rosario y San Diego.
Las decoraciones de esta cerámica muestran lineas incisas, una pintura blanca y por
primera vez improntas en forma de un círculo con puntos en el medio (Carlevato
1979:11; Pozorski y Pozorski 1987:Figura 37).

A partir del Periodo Intermedio Temprano (0-650 d.C.) el estilo Patazca fue
reemplazado por la cerámica del estilo Casma Modelado. Este nuevo tipo parece ser
un producto de la presencia de grupos foráneos en el valle de Casma. En un primer
momento se encuentra junto con objetos moches en sitios como Pacae, Cerro Mon-
gón, Nivin, Huaraspampa y Olivera. La presencia moche durante el periodo Nivin
(Wilson 1995) está restringida a pocos sitios habitacionales, varios cementerios
y tumbas intrusivas en sitios tempranos, como Pampa de las Llamas y San Diego
(Pozorski y Pozorski 1996). Los ceramios del estilo Casma Modelado muestran en
su fase temprana animales con rasgos antropomorfos y personajes con tocados ela-
borados, los cuales recuerdan a elementos de la iconografía moche (Tabio 1977:66;
Wagner 1977:96). Durante la fase final del Horizonte Medio el estilo Casma Mode-
lado presenta nuevos motivos, como personajes con báculos ceremoniales y atri-
butos de maíz (Carrión Cachot 1959), los cuales fueron relacionados con una in-
fluencia tiahuanacoide (Collier 1962; Tabio 1977). La presencia de grupos serranos
Estrategias de subsistencia en la periferia sur del imperio Chimú... 407

(¿Huari?) se manifiesta también en los ceramios de los estilos Santa (Collier 1962)
y/o Huaylas Yunga (Tello 1956), los cuales están decorados con representaciones de
felinos estilizados y una pintura polícroma.

A fines del Horizonte Medio apareció por primera vez la cerámica del estilo Casma
Inciso, la cuál perduró hasta la época Colonial Temprana. Las decoraciones del estilo
Casma Inciso incluyen una pintura blanca, líneas incisas, aplicaciones y círculos im-
presos que llevan un punto en el medio (Daggett 1983, Koschmieder 2004:188-204),
las cuales recuerdan a la cerámica del estilo Patazca del Horizonte Temprano.

Durante el Periodo Intermedio Tardío ocurrió la invasión chimú. Wilson (1995:203-


207) subdividió este periodo en dos fases: El periodo Casma (900-1100 d.C.) y el perio-
do Manchán (1100-1532 d.C.), pero su clasificación no corresponde a la situación
encontrada en el valle de Casma. Su periodo Casma empieza a fines del Horizonte
Medio y termina en 1100 d.C., a pesar de que la “cultura arqueológica Casma” per-
duró hasta la llegada de los españoles en el siglo dieciséis. Por otro lado, su periodo
Manchán, supuestamente el momento de la ocupación chimú e inca, empieza en
1100 d.C., pero los chimús recién llegaron durante el siglo catorce a la zona de
Casma (Mackey y Klymyshyn 1990; Moore y Mackey 2008).

La fase pre-Chimú debe abarcar el tiempo entre el 1000 y 1350 d.C., durante la
cuál el sitio El Purgatorio, construido en una época más temprana, funcionó como
centro urbano de la “cultura Casma” (Vogel y Vilcherrez 2007). Fue el único centro
monumental casma, puesto que la mayoría de los asentamientos en el valle mues-
tran construcciones simples de quincha. La cerámica fue rústica y sirvió a la vez
para fines domésticos y funerarios. Sitios con la típica cerámica del estilo Casma
Inciso se ubican entre los valles de Supe (Hudtwalcker 1996) y Virú (Collier 1955).
La gran cantidad de asentamientos casmas en la costa norcentral motivó a Wilson
(1995:205) a clasificar el fenómeno como “un estado”, mientras otros autores hablan
de “una cultura Casma” (Fung y Pimentel 1973:77-78; Vogel y Vilcherrez 2007:21).

La segunda fase del Periodo Intermedio Tardío (1300-1470 d.C.) puede relacio-
narse con la llegada de los chimús (Koschmieder 2004; Mackey y Klymyshyn 1981,
1990; Moore 1981, 1985; Moore y Mackey 2008). Varios asentamientos casmas se
ubican en las cercanías de los nuevos sitios, como en las zonas de Manchán y Puerto
Pobre, posiblemente a causa de un traslado forzoso de la población hacia los cen-
tros administrativos chimús (Koschmieder 2004). La mayoría de los sitios chimús
fueron construidos cerca del borde de las zonas de cultivo en la parte baja y media
del valle (Figura 1), lo que deja suponer que sirvieron para controlar la producción
agrícola y para facilitar el acceso a las zonas con recursos naturales como el mar,
408 Klaus Koschmieder

Figura 1. Patrón de asentamiento y campos de cultivo durante la hegemonía chimú, valle de Casma.

las lomas y los alrededores del río Casma. La presencia chimú continuó durante
el Horizonte Tardío (1470-1532 d.C.), mientras la influencia inca ha sido míni-
ma (Koschmieder 2004; Mackey y Klymyshyn 1990; Wilson 1995). Muchos sitios,
establecidos durante el Periodo Intermedio Tardío, continuaban ocupados hasta
la llegada de los españoles. Parece interesante el surgimiento de un nuevo estilo
Chimú-Casma en la cerámica y en los textiles, producto del encuentro de las dos
poblaciones prehispánicas.

El sitio arqueológico Puerto Pobre

El sitio arqueológico Puerto Pobre fue descrito por primera vez por los arqueó-
logos Tello (1956:295-296) y Thompson (1961:274-276). Presentaron mapas esque-
máticos y una descripción general de la estructura principal de adobe. Tello (1956:295)
recogió cerámica “utilitaria negra semejante a la del tipo Chimú”, pero afirmó que el
sitio “pertenece claramente al periodo de los Incas”. Para Thompson (1961:274-276)
la estructura de adobe ha sido un “palacio” y/o “pequeña ciudad”. Realizó tres pozos
de sondeo, pero a pesar de que las excavaciones no proporcionaban cerámica inca
ni colonial, aseguró que se trataba de una construcción inca-colonial. Investigacio-
Estrategias de subsistencia en la periferia sur del imperio Chimú... 409

Figura 2. Mapa del centro administrativo chimú, Sector 2, Puerto Pobre.


410 Klaus Koschmieder

Figura 3. Ubicación de los dos sectores de Puerto Pobre, valle de Casma.


Estrategias de subsistencia en la periferia sur del imperio Chimú... 411

Figura 4. Mapa del asentamiento Casma, Sector 1, Puerto Pobre.


412 Klaus Koschmieder

nes posteriores describen a Puerto Pobre como un centro administrativo chimú


de cuarto rango (Mackey y Klymyshyn 1990:201; Figura 2) o como un centro de
segundo rango durante el periodo Manchán (Wilson 1995:226, Figura 14).

Durante el año 1992 el autor del presente artículo elaboró un mapa topográfico
de la estructura principal de adobe (Figura 2) y recogió objetos diagnósticos de la
superficie (Koschmieder 1993). Identificó el sitio como un centro administrativo
“clásico” chimú, el cuál muestra evidencias de una reutilización durante las épocas
inca y española.

En 1995 y 1996 se realizaron excavaciones sistemáticas dentro de la estructura


principal de adobe (Sector 2) y en una zona a unos 350 metros hacia el noreste del
lugar, donde se ubica una zona con construcciones de quincha (Sector 1), las cuales
pertenecían a un asentamiento de la “cultura arqueológica Casma” (Figura 3).

Puerto Pobre

El sitio arqueológico Puerto Pobre se ubica a unos ocho kilométros hacia el no-
roeste de la ciudad de Casma y a un kilométro de la orilla del mar (distrito de Co-
mandante Noel, provincia de Casma, región de Ancash). Sus coordenadas UTM
son N 8955850 y O 789000 (Figura 1). El sitio se levanta sobre un relieve árido, en
una zona de transición entre los campos de cultivo y un paisaje desértico, donde
resalta la presencia de médanos parcialmente cubiertos con algarrobos. Consta de
dos zonas con evidencias arqueológicas (Figura 3), las cuales se distinguen por sus
rasgos arquitectónicos y el material asociado.

El asentamiento Casma (Sector 1)

En el Sector 1 se ubican las bases de numerosas chozas de quincha y los restos


de pequeñas estructuras de adobe de un asentamiento de la “cultura arqueológica”
Casma (Figura 4). Este sitio está directamente asociado con el centro administra-
tivo Chimú (Sector 2), el cuál se encuentra a unos 350 metros hacia el suroeste
(Figura 3). La superficie del asentamiento Casma cubre un área de aproximada-
mente 35000 m², pero solamente en la parte media se han podido definir patios,
corredores y los contornos de algunas estructuras de quincha. Las chozas tienen una
planta rectangular y cubren un área de 3,0 por 2,5 m hasta 5,0 por 3,9 m, mientras
los corredores muestran un largo de 10 a 20 m y un ancho de 1,2 a 1,4 m (Figura 4).
Las paredes presentan un ancho de 10 a 14 cm y una altura actual de hasta 40 cm.
Constan de cañas colocadas en forma vertical y horizontal, amarradas con soguillas
de fibra vegetal. En algunas ocasiones se observaron postes de cañas colocados
Estrategias de subsistencia en la periferia sur del imperio Chimú... 413

a una distancia de 50 cm cada uno, los cuales tenían la función de reforzar la cons-
trucción de la pared, la cuál fue cubierta con un enlucido de barro. Debajo de
algunos de los postes se hallaron ofrendas depositadas, como mazorcas de maíz
y cuyes, envueltos en hojas de pacae (Inga feuillei). Dentro de las estructuras se
han podido identificar hasta cinco fases de ocupación y/o remodelación, carac-
terizadas por la superposición de los apisonados de barro y la construcción de
nuevas paredes.

En el interior de las chozas se encontraron hoyos para depositar los desechos


orgánicos, pequeños depósitos para el almacenamiento de ciertos productos (sal,
vainas de algarrobo, frijol de gentil) y dos tipos de fogones.

En la cercanía de los fogones simples de forma redonda u ovoidal se ubicaron


algunas ollas (Figura 5), recipientes de mate y pequeños depósitos, algunos con una
base de barro o de cañas atadas. Los fogones simples sirvieron para diversas activi-
dades de cocina, mientras el segundo tipo estaba exclusivamente relacionado con la
preparación de chicha. Están compuestos por dos filas paralelas de 2 a 4 adobes cada
una. Tiene un largo de 100 a 150 cm y un ancho de 35 a 80 cm. El espacio entre las
filas de adobe parece estar diseñado para sostener vasijas de grandes dimensiones.

Figura 5. Fogón y olla (Unidad 5 - Sector 1), Puerto Pobre.


414 Klaus Koschmieder

Figura 6. Cuyero (Unidad 12 – Sector 1), Puerto Pobre.

Figura 7. Cuy momificado (Unidad 8 – Sector 1), Puerto Pobre.


Estrategias de subsistencia en la periferia sur del imperio Chimú... 415

Figura 8. Depósitos de adobe (Unidad 10 – Sector 1), Puerto Pobre.

Por otro lado, este tipo de fogón está asociado con tinajas, maíz chancado, residuos
de chicha (afrecho) y depósitos de algarrobo.

Dentro del asentamiento se ubicaron varias estructuras de adobe, las cuales fue-
ron levantadas sobre la arena estéril. Hay tres tipos que sirvieron como cuyeros,
depósitos y estructuras funerarias. Los cuyeros presentan una forma irregular y cu-
bren un área de hasta 2 m² (Figura 6). No muestran accesos y tampoco pisos de
barro. Las paredes, con una altura de 50 a 80 centímetros fueron construidas con
adobes y ocasionalmente con piedras. No muestran un enlucido. Los recintos sir-
vieron como cuyeros, ya que en sus bases se hallaron capas con excrementos de
estos animales y varios cuyes desecados (Figura 7).

Los tres depósitos excavados tienen una forma cuadrangular y cubren una su-
perficie de aproximadamente 1,5 por 1,5 m (Figura 8). Carecen de acceso a nivel,
pero al contrario de los cuyeros muestran un piso de barro compacto y un enlucido
fino en sus paredes interiores. Por la cantidad de adobes caidos se calcula que los
recintos no han tenido una altura mayor de 1,0 a 1,2 metros. Por sus dimensiones
reducidas de área y altura, y por la presencia de varios ceramios fragmentados e in-
completos, además de recipientes de mate, se considera que se trataba de depósitos.
416 Klaus Koschmieder

Una última estructura de adobe se identificó en el extremo norte del asenta-


miento. Tiene forma en “U” y un acceso en la parte noroccidental. Los muros del
recinto, casi desaparecidos por la destrucción masiva despúes del abandono del si-
tio, fueron levantados con adobes rectangulares. La estructura, la cuál muestra los
restos de un piso, tiene un largo de 7,8 m y un ancho de 1,5 m. Sirvió como lugar
de entierro, posiblemente para personas de alto rango de la “cultura arqueológica
Casma”, ya que en sus alrededores se recuperaron los restos óseos de seis individuos
(envueltos en textiles), valvas de Spondylus princeps y una gran cantidad de cuentas
de collar. Por otro lado, el cementerio para la gente común se ubica a unos 350 me-
tros hacia el noreste, cerca de la actual carretera (Figura 3).

La estructura principal de adobe o centro administrativo chimú (Sector 2)

El Sector 2 se ubica en la parte sur de la zona arqueológica de Puerto Pobre


y comprende el área del complejo principal y sus alrededores, donde se observaron
restos de estructuras de quincha (Figura 2). El complejo principal es una construc-
ción de planta casi cuadrangular que presenta en su interior grandes patios, recintos
menores y corredores. Cubre un área de más de un hectárea (106 por 104 m) y está
orientado hacia el nor-noreste. Su interior fue protegido por un muro perimétrico
de más de tres metros de altura, el cuál muestra un solo acceso en el lado norte.
La entrada con pilastras, que tiene un ancho de 1,2 m, ha sido cubierta con largos
dinteles de madera. Presenta un umbral el cuál se eleva unos 25 centímetros sobre
el nivel del piso interior.

Los vanos de acceso de los grandes patios tienen entradas similares que se ca-
racterizan por ser anchas. En un caso se han localizado pequeños nichos dentro de
los grandes bloques de las pilastras. Algunos patios muestran plataformas y rampas
(Koschmieder y Vega-Centeno 1996:Figura 18). Mientras una rampa de grandes di-
mensiones conduce de norte a sur hacia una plataforma central, en cada plataforma
lateral pueden observarse tres rampas de tamaño reducido. Las plataformas, cada
una con un ancho de 4,6 m, muestran evidencias de una remodelación (pisos su-
perpuestos) y postes en la superficie. Por debajo de las plataformas se ha localizado
una construcción más antigua en forma de una banqueta con talud, la cual tiene un
ancho de hasta 2 metros. Es probable que los patios grandes hayan servido como
lugares para reuniones o ceremonias públicas.

Algunos de los recintos menores también presentan plataformas, rampas y ni-


chos. Se ubican delante de otros ambientes, posiblemente audiencias y/o residencias
de la élite (Figura 9). Las cuatro audiencias identificadas en Puerto Pobre muestran
una forma en “U” cerrada con accesos en el muro oeste o norte. Originalmente
Estrategias de subsistencia en la periferia sur del imperio Chimú... 417

llevaban nichos en sus paredes interiores, de las cuales quedan solamente algunas
bases. En todos los casos los ambientes importantes se ubican al final de un sistema
de corredores y accesos construidos en forma laberíntica. Algunos se ubican en la
parte sureste del complejo. Posiblemente controlaban el acceso hacia dos recintos
que muestran pequeñas plataformas funerarias, accesibles mediante unas rampas.
En los pozos de huaqueo se recuperaron los restos óseos de cuatro entierros, mantos
decorados, ceramios escultóricos fragmentados, cuentas de collar y otros objetos
(Koschmieder 2004:Figuras 61 y 62).

Actividades de cocina se registraron en un sólo ambiente en el extremo este del


complejo. En un primer momento este recinto sirvió como “cocina” ya que se regis-
traron dos fogones y ollas asociadas (Koschmieder y Vega-Centeno 1996:Figura 20).
Posteriormente el ambiente fue clausurado con un muro de tapia y el interior fue
cubierto con un piso de barro que muestra algunas concavidades enlucidas que sir-
vieron para colocar grandes vasijas. Parece que el recinto funcionó como depósito
para almacenar tinajas y recipientes de mate, las cuales sirvieron para la elabora-
ción y el consumo de chicha, bebida importante especialmente durante las reu-
niones públicas.

Figura 9. Recintos con plataformas, rampas y nichos en la parte media del complejo de adobe
(Unidad 1 - Sector 2), Puerto Pobre.
418 Klaus Koschmieder

Al sur y norte de la estructura principal se ubican los restos de algunas chozas


de quincha, posiblemente las viviendas de algunos de los usuarios del complejo
administrativo-ceremonial. Al igual como en el asentamiento casma, se localizaron
dos tipos de fogones, cuyeros y depósitos entre las estructuras de quincha, pero en
este caso la cerámica chimú predominó con un 95 por ciento. El abastecimiento
de aguas funciónó mediante un reservorio de agua artificial (wachaque), el cuál se
ubica a unos 120 m hacia el oeste del complejo principal (Figura 3). Tiene un largo
de 150 m, un ancho de 10 a 15 m y una profundidad máxima de 6 m.

Por sus rasgos arquitectónicos y los objetos asociados, el complejo principal fue
reconocido como un sitio administrativo “clásico” de los chimús (Koschmieder 1993,
2004, 2006; Koschmieder y Vega-Centeno 1996). Según la clasificación de Mackey
(1987) debe ser el centro de tercer rango más grande (e importante) en los valles
de la costa norte. Al igual que otros centros administrativos rurales muestra una
orientación hacia el norte, un solo acceso en el muro perimétrico norte, patios am-
plios y recintos menores, los cuales sirvieron como depósitos, residencias (¿para la
élite?) y/o como lugares para fines administrativos y ceremoniales. Las pequeñas
plataformas funerarias, por primera vez documentadas en un sitio de menor rango,
demuestran que después de la segunda fase expansiva algunos de los sitios chimús
perdieron su carácter exclusivamente administrativo.

La cerámica inventariada de Puerto Pobre

La cerámica recuperada en Puerto Pobre pertenece a los estilos Casma (Inciso),


Chimú, Chimú-Casma e Inca Provincial. Las formas más recurrentes son ollas,
tinajas, cántaros, cuencos, platos, jarras, botellas de asa estribo (Chimú), figu-
rinas (Chimú – Figura 10), aríbalos (Inca Provincial), vasijas tripode (Casma)
y los denominados trompitos o sonajeros casmas, con base cónica y asa canasta
(Figura 11).

Las decoraciones más corrientes del componente Casma incluyen incisiones, apli-
caciones, círculos impresos y una pintura blanca sobre un fondo rojo (Collier 1962;
Daggett 1983; Koschmieder 2004). Además destacan asas trenzadas y el “pájaro
Casma”, modelado en la superficie de las ollas o encima de las asas (Figura 11).
Los ceramios casmas fueron modelados a mano y no se ha registrado una forma
especial para fines funerarios. Usualmente se encuentran ollas y trompitos en los
contextos funerarios casmas.

La cerámica chimú muestra decoraciones de campos con “piel de ganso” entre


diseños geométricos, combinados con motivos como espirales o seres zoomorfos.
Estrategias de subsistencia en la periferia sur del imperio Chimú... 419

Figura 10. Figurina chimú (Unidad 8 – Sector 1), Puerto Pobre.

Adicionalmente aparecen fragmentos con una decoración paleteada, típica para la


costa norte. La mayoría de los ceramios chimús fueron elaborados utilizando mol-
des y un 80 por ciento muestra un color negro-gris.

La cerámica de estilo Chimú-Casma aparece durante los últimos momentos de


la ocupación de Puerto Pobre. Básicamente se trata de formas chimús con una deco-
ración casma, en su gran mayoría aplicaciones, las cuales incluyen tiras y serpientes
estilizadas, el “almendrado” (Bastiand 1985:22-23) y el “pájaro Casma”, combinado
con la técnica de “piel de ganso” (Figura 12).

La cerámica de estilo Inca Provincial (Chimú-Inca o Casma-Inca) no llega a 1


por ciento en ambos sectores de Puerto Pobre. Se han identificado pequeños aríba-
los y cuencos que muestran una pintura negra sobre roja en la superficie (Kosch-
mieder 2004:217-220). La presencia de la cerámica del estilo Inca Provincial en la
periferia del asentamiento Casma y en algunos estratos intermedios y superiores de
las unidades de excavación, al igual que los tres fechados de radiocarbono disponi-
bles (Beta Analytic 114062-114064; muestras de carbón y madera – 320-440 ± a.P.
[2 sigma]), comprueban una ocupación bastante tardía para Puerto Pobre, pero la
presencia inca debe haber sido débil.
420 Klaus Koschmieder

La cerámica y otros objetos diagnósticos sirvieron para identificar las zonas resi-
denciales de las dos poblaciones prehispánicas (casma/chimú) de Puerto Pobre y en
especial para definir los diferentes contextos arqueológicos (casma, chimú-casma
y chimú). Los contextos casmas comprenden los estratos inferiores del asentamien-
to Casma (Sector 1), donde predomina la cerámica casma con una cuota encima del
60 por ciento. En el caso de la Unidad 3 los niveles 3 a 8 pertenecen a los contextos
casmas (Figura 13), mientras cerca de la superficie (niveles 1 a 2) abunda la cerámi-
ca chimú. Los objetos chimús siempre están presentes en el asentamiento Casma,
pero predominan solamente durante las últimas fases de ocupación (= contextos

Figura 11. Trompito casma (Unidad 8 – Sector 1), Puerto Pobre.


Estrategias de subsistencia en la periferia sur del imperio Chimú... 421

Figura 12. Cerámica chimú-casma (Piel de ganso combinado con el «Pájaro Casma»), Puerto Pobre.

Figura 13. Distribución de la cerámica chimú y casma según los niveles de excavación en las unidades
3 (Sector 1 - arriba) y 8 (Sector 2 - abajo), Puerto Pobre, valle de Casma.
422 Klaus Koschmieder

chimú-casma), posiblemente a causa de la hegemonía consolidada de los nuevos


soberanos. Los desechos orgánicos fueron separados y analizados según su perte-
nencia a contextos casmas (estratos inferiores) o chimú-casma (estratos superiores).
Los restos orgánicos, recuperados en los contextos casmas, deben reflejar las prefe-
rencias alimenticias de la población autóctona (Casma), mientras el análisis de los
desechos orgánicos, encontrados cerca de la superficie, deben revelar posibles cam-
bios en las estrategias de subsistencia durante la última fase de ocupación del sitio.
Por otro lado, el régimen alimenticio de los chimús fue estudiado de los contextos
arqueológicos encontrados en el complejo de adobe y sus alrededores (Sector 2),
donde siempre predomina la cerámica chimú con una cuota que fluctua entre 70
y 90 por ciento (Figura 13).

A continuación se comparan las preferencias alimenticias de las dos poblacio-


nes prehispánicas (Casma/Chimú) de Puerto Pobre. Después se presentan los datos
para la ocupación tardía del asentamiento Casma, los cuales demuestran cambios
decisivos hacia una adaptación a las preferencias alimenticias de los chimús.

Parece necesario anticipar algunas consideraciones respecto a los métodos de


cuantificación y el análisis en general, ya que los desechos orgánicos encontrados
en sitios arqueológicos nunca pueden ser equivalentes a los productos alimenticios
consumidos.

Estudios de subsistencia. Algunas consideraciones sobre los métodos


y problemas en la cuantificación del material orgánico

En los sitios arqueológicos de la costa del Perú los desechos orgánicos se con-
servan muy bien. Esta situación se debe a la extrema aridez y la falta de organis-
mos para poder iniciar los procesos de descomposición (Cohen 1972-1974). Sin
embargo, los macrorestos encontrados en sitios como Puerto Pobre no reflejan el
total del régimen alimenticio de las poblaciones prehispánicas. Muchos procesos
naturales y artificiales alteraron el estado de conservación de los desechos orgánicos
durante y después de la ocupación de los sitios prehistóricos. Los restos orgánicos
están expuestos a procesos bióticos y abióticos, los cuales dañan o destruyen las par-
tes blandas de los crustáceos, moluscos, peces, restos óseos y vegetales. Entre otros
podemos mencionar fenómenos naturales (erosión, El Niño) y/o una destrucción
mecánica a causa de alguna intervención humana.

Semillas arrojadas durante la ocupación del sitio fueron consumidas por las aves
y según cálculos recientes se recuperan solamente hasta un 5 por ciento de los restos
óseos de mamíferos en sitios arqueológicos (Lyon 1970; Sommer 1991; Walters 1985),
Estrategias de subsistencia en la periferia sur del imperio Chimú... 423

visto que la gran mayoría fueron alterados y consumidos por perros y roedores.
También hay que tener en cuenta que los antiguos pobladores no transportaron
grandes mamíferos marinos (lobos del mar) o silvestres hacia sus asentamientos,
sino los descuartizaron y sacrificaron a una cierta distancia de las zonas residencia-
les. Es de suponer que hayan repartido la carne entre varias familias u otras unida-
des domésticas para anticiparse al rápido proceso de descomposición. Este pro-
cedimiento puede causar problemas en el análisis, ya que los restos óseos de un
solo individuo pueden encontrarse en diferentes contextos arqueológicos (Reitz
y Wing 1999:272-273).

Algunos desechos orgánicos fueron utilizados como combustible (mazorcas de


maíz), pasto (restos vegetales en general) y abono (pescados) o sirvieron para ela-
borar herramientas (restos óseos) u otros artefactos (moluscos), así que no están
disponibles para un estudio de subsistencia. Hay que distinguir también entre ani-
males y plantas que sirvieron para fines alimenticios y los que fueron utilizados para
otros propósitos. En Puerto Pobre algunos cuyes se encontraron como ofrendas de-
bajo de las paredes de quincha, mientras varios perros acompañaron a sus amos en
una estructura funeraria. Los esqueletos se encuentran en forma completa, mien-
tras muchos huesos de los animales sacrificados con fines alimenticios muestran
huellas de cortes, evidencias de un proceso de carnicería.

Para realizar un estudio de subsistencia es indispensable excavar en área


y analizar solamente el contenido de contextos o elementos primarios como fo-
gones, depósitos o basurales (Renfrew y Bahn 1996). Analizar el contenido de
rellenos dudosos o un volumen reducido de pequeños pozos de prueba puede al-
terar la información científica. Cuanto más grande el volumen de una excavación
tanto más grande la cantidad de las especies identificadas. Para que no se pierdan
pequeñas semillas (ají) o vértebras (peces) y por lo tanto para evitar la sobrerepre-
sentación de algunas especies, es indispensable utilizar zarandas tupidas durante
el trabajo de recolección.

Siempre hay que tener en cuenta que no se analizan los alimentos consumidos,
sino solamente los desechos orgánicos arrojados o perdidos. Especialmente en el
análisis de los restos vegetales las interpretaciones pueden resultar erróneas ya que
existen productos que se consumen por completo (tubérculos o tomates silvestres),
mientras otras especies producen una gran cantidad de otros elementos (por ejem-
plo, semillas) y por lo tanto están sobrerepresentados ante otras plantas alimenti-
cias. En este sentido en los sitios arqueológicos el maíz siempre excede a los dife-
rentes tubérculos. Algo similar sucede con las frutas. La guanábana, la cuál abunda
en sitios del Periodo Intermedio Tardío (Chimú) produce una mayor cantidad de
424 Klaus Koschmieder

semillas que otras especies, como por ejemplo la lúcuma, la cuál deja solamente dos
a cinco semillas. Se puede constatar que es prácticamente imposible realizar una
cuantificación total de los restos vegetales, y que las estadísticas efectuadas para
otras clases de restos orgánicos (restos óseos, moluscos, crustáceos, peces) también
resultan problemáticas.

Nombre Común Nombre de Especie Casma (S 1) Chimú-Casma (S 1) Chimú (S 2)


127 contextos primarios 100 contextos primarios 37 contextos primarios

Maíz Zea mays Frecuencia muy alta Frecuencia muy alta Frecuencia muy alta

Camote Ipomoea batatas Frecuencia baja Frecuencia muy baja Frecuencia muy baja

Yuca Manihot esculenta - Frecuencia muy baja Frecuencia muy baja

Achira Canna edulis - Frecuencia muy baja -

Pallar de Gentil Canavalia sp. Frecuencia muy alta Frecuencia muy alta Frecuencia alta

Pallar Phaesolus lunatus Frecuencia baja Frecuencia baja Frecuencia alta

Frijol Phaesolus vulgaris Frecuencia muy baja Frecuencia baja Frecuencia baja

Ñuña Phaesolus polyanthus Frecuencia muy baja Frecuencia muy baja Frecuencia muy baja

Mate Lagenaria siceraria Frecuencia alta Frecuencia muy alta Frecuencia muy alta

Zapallo Cucurbita máxima Frecuencia baja Frecuencia alta Frecuencia alta

Loche Cucurbita moschata Frecuencia muy baja Frecuencia baja Frecuencia alta

Jaboncillo Luffa sp. Frecuencia muy baja - -

Guanabana Annona muricata Frecuencia muy alta Frecuencia muy alta Frecuencia muy alta

Pacae Inga feuillei Frecuencia alta Frecuencia alta Frecuencia alta

Palta (Avocado) Persea americana Frecuencia alta Frecuencia alta Frecuencia baja

Lúcuma Pouteria lucuma Frecuencia baja Frecuencia muy baja -

Ciruela de Fraile Bunchosia armeniaca Frecuencia baja Frecuencia muy baja -

Maní Arachis hypogaea - Frecuencia muy baja Frecuencia muy baja

Ají (Chili) Capsicum sp. Frecuencia muy baja Frecuencia muy baja Frecuencia alta

Palillo de Árbol Campomanesia lineatifolia Frecuencia muy baja Frecuencia muy baja Frecuencia muy baja

Algodón Gossypium barbadense Frecuencia muy alta Frecuencia muy alta Frecuencia muy alta

Huayruro Ormosia sp. - - Frecuencia muy baja

Ishpingo Nectandra sp. - Frecuencia muy baja Frecuencia muy baja

Algarrobo Prosopsis sp. Frecuencia muy alta Frecuencia muy alta Frecuencia muy alta

Faique (Espino) Acacia macracantha Frecuencia muy baja Frecuencia baja Frecuencia baja

Tara (Taya) Caesalpina tinctoria Frecuencia muy baja Frecuencia muy baja -

Tabla 2. Registro semi-cuantitativo de los restos botánicos en contextos casmas, chimús-casmas


y chimús (Puerto Pobre, valle de Casma).
Estrategias de subsistencia en la periferia sur del imperio Chimú... 425

A pesar de todo, los intentos de una cuantificación de los restos orgánicos son
importantes para poder comparar la intensidad del uso de los animales y plantas
durante la ocupación de los sitios arqueológicos (Reitz y Wing 1999:143-145). Para
el análisis del material vegetal de Puerto Pobre se utilizó solamente un registro se-
micuantitativo para poder reconocer si una especie se ubica en un contexto con una
frecuencia muy alta, alta, baja, muy baja o si está ausente (Tabla 2). Otro método
es averiguar en cuántos de los contextos arqueológicos analizados aparece cada es-
pecie (Hastorf 1993:166). Para la cuántificación de los restos animales utilizamos
tres diferentes indicadores de abundancia taxonómica: NISP (Number of identified
specimens), MNI (Minimum number of individuals) y la biomasa de los animales.
El NISP describe la cantidad de los huesos (y dientes) identificados (Davis 1987;
Lyman 1994; Mengoni 1988), mientras con el MNI se determina el número de in-
dividuos identificados en un contexto arqueológico (Casteel 1977; Grayson 1973,
1984; Klein y Cruz-Uribe 1984). Para los mamíferos una sola cuántificación según
el MNI no parece muy conveniente, ya que los animales grandes (lobo del mar)
proporcionan mucho más carne que por ejemplo un cuy. La carne de un mamí-
fero asciende a un 50-70 por ciento de su biomasa (= peso total), dependiendo de
la edad, sexo y el tamaño del individuo (Reitz y Wing 1999:221-222; White 1953).
Para la cuántificación de los restos de los mamíferos y aves identificados en Puerto
Pobre utilizamos el MNI y la biomasa, para los peces y cangrejos el MNI, y para los
moluscos el MNI y el peso de sus valvas o placas calcáreas, ya que no disponemos
de datos sobre la biomasa de cada especie.

La alimentación de los pobladores de Puerto Pobre (Casma/Chimú)

Los resultados del estudio de subsistencia demuestran que durante la ocupación


temprana de Puerto Pobre hubo diferencias marcadas en el régimen alimenticio de
los pobladores autóctonos del valle de Casma y de los invasores (Chimú).

Mamiferos

Contextos casmas

Ocho especies de mamíferos fueron identificadas en Puerto Pobre (Figura 14),


pero solamente cuatro se localizaron en el asentamiento Casma (Sector 1). Con
respecto al número de individuos predominan los cuyes (Cavia porcellus) con un
34,78 por ciento de los mamíferos identificados (Koschmieder 2004:Figura 81),
pero por sus tamaños reducidos proporcionaban solamente un 0,39 por ciento de
la cantidad de carne calculada. Este resultado coincide con los datos de Manchán,
donde la cuota tampoco llega a 1 por ciento (Altamirano 1983:73). Como los perros
426 Klaus Koschmieder

masticaron y consumieron los huesos de los pequeños animales, este resultado no


refleja la verdadera importancia de los cuyes en la economía de los pobladores de
Puerto Pobre. La poca cantidad de cuyes contrasta también con el gran número de
cuyeros encontrados en el sitio (Figura 6). Los cuyes tenían múltiples funciones en
las sociedades prehispánicas (Koschmieder 2004: 271-280; Rofes 1998). Algunos
ejemplares de Puerto Pobre, en parte momificados (Figura 7), fueron depositados
como ofrendas debajo de las estructuras de quincha. Los perros (Canis familiaris)
no tenían mucha importancia en el abastecimiento de las carnes en el asentamiento
Casma, pero durante la ocupación temprana proporcionaron un 4,87 por ciento de
la carne de mamíferos. Algunos de sus huesos muestran huellas de corte, evidencias
de los procesos de descuartizamiento. Más que nada, los perros acompañaron
a sus amos en la caza de animales silvestres (venados) y otras actividades. Tres de los
perros identificados no sirvieron para fines alimenticios, ya que fueron recuperados
(envueltos en textiles) en una estructura funeraria como parte del ajuar funerario de
seis entierros humanos. No se ha podido identificar las razas de los perros de Puerto
Pobre, pero Altamirano (1983:66) menciona los restos de perros sin pelo (viringo
o lampiño – Canis familiaris sechurae) y perros lanudos (lanudo - Canis familiaris ingae)
para el centro administrativo Manchán. Especialmente la carne de los perros sin pelo
fue consumida por las poblaciones prehispánicas (Acosta 1940:398-399 [1590]).

Las llamas y los lobos marinos proveían casi toda la carne de mamíferos (95,64
por ciento) consumida por los pobladores del asentamiento Casma (Figura 14).
Desde las épocas precerámicas las llamas estaban presentes en los valles de la cos-
ta norte (Bonavía 1996), donde sirvieron como animales de carga y proveedores
de lana, carne, piel y otros productos. Además fueron sacrificadas durante ciertas
ceremonias y acompañaron a los difuntos en las tumbas. Desde mucho antes de la
llegada de los chimús, jugaron un rol importante en el abastecimiento del valle de
Casma con proteinas (Pozorski y Pozorski 1987), pero según el MNI (26,09 por
ciento) y la biomasa (40,55 por ciento) se ubican solamente en el segundo lugar de
los mamíferos que proveían carne para la población Casma de Puerto Pobre. Los
camélidos sirvieron también para la producción de textiles, pero la cuota (3,52 por
ciento) es baja en relación con las prendas de algodón (Fernández 1996). Otros ob-
jetos manufacturados de los desechos orgánicos de camélidos fueron herramientas
elaboradas de los huesos largos, y sandalias de cuero. Los lobos del mar (Otaria
byronia) proporcionaban más de la mitad de la carne de mamíferos (54,19 por cien-
to - Figura 14). Posiblemente fueron sacrificados en las playas, ya que faltan ciertos
huesos (craneales) en la colección de Puerto Pobre. Los lobos marinos no solamente
sirvieron para el consumo humano, sino también para obtener sus colmillos y pieles,
su grasa (Cobo 1956:I:295 [1653]) y sus piedras bezoares, las cuales fueron utiliza-
das para fines medicinales y mágicos (Rostworowski 1981:113).
Estrategias de subsistencia en la periferia sur del imperio Chimú... 427


 Figura 14. Mamíferos identificados en contextos casmas, chimús-casmas y chimús, Puerto Pobre,
.
valle de Casma (según la biomasa de los individuos identificados).

Contextos chimús

En el centro administrativo Chimú y sus alrededores (Sector 2) la situación se pre-



 senta al revés. Los camélidos ocuparon el primer lugar con un 56,91 por ciento en el
abastecimiento de carnes, seguido por los lobos marinos con un 41,93 por ciento
(Figura 14). La gran mayoría de los huesos de camélidos pertenecían a las llamas,
pero en base a la osteometría (Kent 1982) se han podido identificar dos alpacas (Lama
pacos) y posibles híbridos en la zona residencial Chimú (Vásquez y Rosales 1996). Al
parecer el control sobre las alpacas para fines alimenticios y para la producción tex-
til estuvo en manos de los chimús. Según los cronistas la carne de alpacas fue más
apreciada que la de llamas (Garcilaso 1959:147-148 [1617]). Es interesante también
el hecho de que un 70 por ciento de los huesos de las llamas en el sitio Chimú per-
tenecían a animales con una edad menor de tres años, una cuota mucho más alta
que en el asentamiento Casma (Vásquez y Rosales 1996). Parece que la carne de los
animales jóvenes fue separada para el consumo de los chimús, ya que es más tierna
y “muy agradable hasta los primeros años, después adquiere el sabor de la clase de
yerbas con que se alimenta” (Mejía Xesspe 1931:19).

En los contextos chimús aparecen más especies de mamíferos que en el asenta-


miento Casma, pero la contribución al abastecimiento de carnes de alpacas (Lama
pacos), venados de cola blanca (Odocoileus virginianus), vizcachas (Lagidium
peruvianum) y zorros (Lycalopex sechurae) ha sido mínima, al igual que la de los
cuyes y perros (Figura 14). La presencia de restos óseos de venados y vizcachas en
la zona residencial chimú deja suponer que solamente los chimús aprovecharon los
recursos naturales de las lomas costeñas, los cuales al parecer no fueron explotados
por la gente autóctona de Casma.
428 Klaus Koschmieder

Podemos resumir que entre los mamíferos solamente los camélidos y lobos ma-
rinos jugaron un rol importante en el abastecimiento de carnes en Puerto Pobre. Los
“casmeños” se dedicaron sobre todo a la caza de lobos marinos, mientras que los chi-
mús le dieron más importancia a los animales domesticados y en especial a la cría de
las llamas. Por otro lado, el uso de otros animales domesticados (cuyes y perros) para
fines alimenticios fue más común en el asentamiento Casma. La presencia de una
mayor cantidad de especies en el sitio Chimú deja suponer que los nuevos soberanos
controlaban la explotación y el consumo de ciertos recursos naturales.

Aves

En Puerto Pobre se identificaron los restos de 108 aves las cuales pertenecen
a un mínimo de nueve especies. La conservación de los restos de aves ha sido exce-
lente. Se recuperaron algunos ejemplares momificados con su plumaje completo
y algunos huevos de aves marinas (Koschmieder 2004:Foto 43). Las especies que
abundan en la colección son las aves marinas que producen el guano. Los gua-
nayes (Phalacrocorax sp.) y pelícanos (Pelecanus thagus) proporcionaban casi toda
la biomasa aviar con una cuota encima del 95 por ciento. En todos los contextos
predomina el consumo de la carne de pelícanos, pero el porcentaje es mayor en
los contextos chimús (71 por ciento) que en los contextos casmas (58 por ciento),
mientras el consumo de la carne de guanayes fue más común en el asentamiento
Casma (40 por ciento), comparado con el complejo Chimú (23 por ciento). El pe-
lícano fue muy popular entre los chimús (Paz 1998:4), ya que ha sido retratado con
frecuencia en la arquitectura y en los objetos de la cultura material. En Puerto Pobre
se encontraron varios esqueletos completos en estructuras con rampas y platafor-
mas del complejo principal de adobe, lo que deja suponer que sirvieron como una
especie de mascotas o animales sagrados. En algunos textiles chimús se observan
pelícanos, los cuales son llevados encima de unas andas (Rowe 1984:115-117), un
privilegio que correspondía solamente a los soberanos chimús. Es probable que los
guanayes fueran consumidos con más frecuencia por la gente de las clases bajas,
ya que según Cobo (1956:I:317 [1653]) “no es de ninguna estima”. Otras especies
marinas de menor importancia fueron los zarcillos (Larosterna inca) y dos especies
de gaviotas (Larus pipixcan y Larus modestus). Restos de aves del campo como las
palomas (Zenaida asiática y Zenaida auriculata) fueron recuperados en el asen-
tamiento Casma, mientras los restos de algunos patos (Anas sp.) se hallaron en el
complejo principal Chimú. Según Guamán Poma (1980:306 [1615]) la carne de los
patos fue uno de los alimentos preferidos de las élites prehispánicas. Las especies
que viven y anidan en la tierra firme no jugaron un rol importante en la alimenta-
ción con carne, pero demuestran que las dos poblaciones de Puerto Pobre explota-
ban diferentes ecosistemas.
Estrategias de subsistencia en la periferia sur del imperio Chimú... 429

Peces

Las 35 especies de peces identificadas en Puerto Pobre pertenecen a 26 fami-


lias. La gran mayoría de estas especies viven en el mar, dos en el río y una en las
humedales o aguas mixohalinas. La conservación de los restos ictiológicos ha sido
excelente. Hasta las cabezas separadas, las cuales sirvieron como un abono natural,
y los cuerpos desecados de las anchovetas (Engraulis ringens) y sardinas (Sardinops
sagax sagax) se hallaron encima de los pisos de las estructuras de quincha y en los
basurales del sitio.

Según el número mínimo de individuos (MNI), las anchovetas y sardinas pre-


dominan en los contextos arqueológicos con un 50 a 65 por ciento de los peces
identificados, pero se observaron algunas diferencias en el consumo de las pobla-
ciones casma y chimú. Durante la ocupación temprana del asentamiento Casma
sus pobladores consumían más sardinas (36 por ciento), mientras la cuota para
las anchovetas (27 por ciento) y los peces de la familia Sciaenidae (14 por ciento) es
más baja. Por otro lado los chimús consumían principalmente la carne de anchove-
tas (56 por ciento) (Koschmieder 2004:Figura 88). No hay una explicación satisfac-
toria para este comportamiento diferente, ya que antes de la explotación industrial
los cardúmenes de ambas especies se hallaron frecuentemente cerca de las playas,
donde fueron capturadas con redes. Es muy probable que las anchovetas fueran
seleccionadas para el consumo de los chimús. Según el cronista Cobo (1956:I:299
[1653]) “se tiene por pescado regalado y de muy bién sabor”.

La mayoría de las especies identificadas en Puerto Pobre fueron capturadas des-


de la orilla con anzuelos y redes simples. La cuota es más alta para el asentamiento
Casma (99,05 por ciento) comparado con el resultado obtenido para el comple-
jo Chimú (93,13 por ciento), mientras los peces de alta mar aparecen en menor
cantidad (0,95 por ciento) que en el sitio Chimú (4,48 por ciento). Especies como
los bonitos (Sarda chiliensis chiliensis), sierras (Scomberomorus sierra), cojinovas
(Seriolella violacea) y merluzas (Merluccius gayi peruanus) solamente pueden ser
capturadas utilizando embarcaciones y redes especiales. Es muy probable que los
chimús hayan introducido nuevas técnicas para la pesca en alta mar.

Restos de peces de agua dulce (MNI = 0,90 por ciento) y salobre (MNI = 1,49
por ciento) se encontraron solamente en el complejo Chimú. Los monengues (Dor-
mitator latrifans) viven cerca de Puerto Pobre en las humedales de la “Acequia La
Monenga”, la cuál se llena con aguas mixohalinas durante los meses del verano. Las
dos especies de agua dulce (Lebiasina bimaculata y Aequidens rivulatus) viven en los
rios de la costa norte (Sifuentes 1992) y probablemente fueron capturadas en el río
430 Klaus Koschmieder

Casma. La presencia de peces de agua dulce y salobre y la mayor cantidad de peces


de alta mar en los contextos chimús demuestra una vez más que los nuevos sobe-
ranos consumían y/o explotaban una mayor variedad de recursos naturales que los
“casmeños”. En total se identificaron 32 especies de peces en los contextos chimús,
mientras que para la ocupación temprana del asentamiento Casma se registraron
solamente 22 especies (Koschmieder 2004:Figura 88).

Crustáceos

La cuantificación (según MNI) de los crustáceos resultó difícil, ya que muchos


de los ejemplares recogidos se encontraron fragmentados.

Doce especies fueron registradas durante el trabajo de gabinete, de las cuales


cinco viven en biotopos rocosos y cuatro en las playas arenosas. Otras tres especies
son dulceacuícolas. En los dos sectores de Puerto Pobre predominan los cangrejos
de las playas arenosas (Casma – 57,38 por ciento; Chimú – 61,19 por ciento), sobre
todo los muy muy (Emerita analoga y Blepharipoda occidentalis), los cuales sirven
para el consumo humano y como carnada para la pesca. Otros cangrejos identifica-
dos, que viven enterrados en las playas arenosas, son los cangrejos de arena (Hepatus
chiliensis), los cangrejos planos (Arenaeus sp.) y los carreteros (Ocypode gaudichaudii).
Crustáceos del litoral rocoso se encuentran en mayor cantidad en el asentamien-
to Casma, donde alcanzan una cuota de 42,86 por ciento. Pertenecen a las especies
Platyxanthus orbignyi (cangrejo violáceo), Grapsus grapsus (cangrejo de rocas),
Cancer polydon (cangrejo peludo) y Petrolisthes sp. (cangrejito). La cuota para el complejo
Chimú es más baja (17,91 por ciento) y los cangrejitos están ausentes en la colección.

Las tres especies dulceacuícolas se registraron exclusivamente en contextos


chimús, lo que refuerza la impresión que solamente los chimús explotaban y con-
sumían los recursos de los ríos y de las lagunas. Se identificaron dos especies
de camarón de río (Chryphiops caementarius y Macrobrachium sp.) y un cangre-
jo de río (Hypollobocera sp.). En el complejo Chimú el porcentaje de las especies
dulceacuícolas (20,90 por ciento) supera la cuota para los crustáceos de las playas
rocosas (Koschmieder 2004:Figura 92). Para capturar los camarones de río los anti-
guos pobladores de la costa utilizaron una especie de nasa, la cuál llamaban yxanga
(Guamán Poma 1980:1028 [1615]).

Moluscos

Se han identificado 57 especies de moluscos para el sitio de Puerto Pobre, de


las cuales cuatro especies corresponden a la clase Polyplacophora (chitones), 33
Estrategias de subsistencia en la periferia sur del imperio Chimú... 431

a gasterópodos marinos (caracoles), 14 a pelecypodos marinos (bivalvos) y 4 a gaste-


rópodos terrestres y/o dulceacuícolas (Koschmieder 2004:Figura 93), pero no todas
las especies sirvieron para fines alimenticios.

Los bivalvos marinos proporcionaban la mayor cantidad de carne para los po-
bladores de Puerto Pobre (aproximadamente 70-90 por ciento), pero se reconocían
diferencias marcadas en el consumo por parte de las dos poblaciones prehispáni-
cas (Casma/Chimú). Durante las primeras fases de ocupación los pobladores del
asentamiento Casma (Sector 1) consumían sobre todo la carne de dos especies
de la familia Mytilidae, las cuales viven en el litoral rocoso. Según el MNI y el peso
de las valvas predominan los choritos negros (Perumytilus purpuratus – 47-59 por
ciento), seguidos por los choritos playeros (Semimytilus algosus – 20-27 por ciento),
mientras las otras especies de este biotopo, como el choro común (Aulacomya ater),
tenían menos importancia, ya que al parecer por su mayor cantidad de carne fue-
ron reservadas para el consumo de los chimús. Los bivalvos de las playas arenosas,
como las palabritas o señoritas (Donax obesulus) proporcionaban menos carne para
la población Casma (9-11 por ciento), puesto que obviamente preferían el consumo
de las especies de la familia Mytilidae. Raspaban los moluscos de las rocas en vez


Figura 15. Correlación entre la cerámica y los moluscos encontrados en la Unidad 3 (Sector 1),
Puerto Pobre, valle de Casma.


432 Klaus Koschmieder

de desenterrar las especies de las playas arenosas. Es curioso que en los diferentes
contextos arqueológicos del asentamiento Casma (Sector 1) el porcentaje para los
Perumytilus purpuratus se correlaciona con el de la cerámica casma encontrada,
mientras el porcentaje para los Donax obesulus se correlaciona con el de la cerámica
chimú (Figura 15). Este resultado obviamente implica que hubo diferentes prefe-
rencias alimenticias. Esta suposición ha sido confirmada por los resultados en el
complejo Chimú (Sector 2), donde los Donax predominan en todos los contextos
arqueológicos (36-44 por ciento de la colección). Normalmente el porcentaje para
los Donax en asentamientos chimús alcanza una cuota encima del 70 por ciento
(Pozorski 1976; Sachún y Vasallo 1987; Vásquez et al. 1987, 1991), pero hay que
destacar que las cifras bajas de Puerto Pobre se deben a la mayor presencia de
playas rocosas en la zona de Casma y consecuentemente a una disponibilidad
limitada de estos bivalvos.

Los chitones de la especie Acanthopleura echinata (barbón) asi como los gas-
terópodos marinos y terrestres jugaron un rol más importante en la alimentación
de los chimús (10-30 por ciento de los moluscos) que en la de la población Casma
(3-10 por ciento). Entre los gasterópodos marinos destaca la presencia de las gran-
des especies Concholepas concholepas (chanque) y Thais chocolata (caracol común).
Estos moluscos de la familia Muricidae ofrecen una mayor cantidad de carne con
un alto porcentaje de proteinas y calorías (Hinostroza et al. 1979), lo que deja supo-
ner que fueron separados para el consumo de la élite chimú. Muchos ejemplares se
encontraron en las estructuras importantes del complejo principal (Sector 2). Inte-
resante también el resultado de un análisis minucioso de las valvas de los moluscos
de Puerto Pobre. El promedio del peso de las valvas y por consiguiente también de
la cantidad de la carne fue mayor en los contextos chimús que en el asentamiento
Casma (Koschmieder 2004:544), lo que indica que hubo una pre-selección en favor
del grupo dominante.

Caracoles terrestres de la especie Scutalus proteus se encontraron casi exclusi-


vamente en el complejo Chimú, pero con solo un 0,72 por ciento de la muestra no
tenían mucha importancia en la alimentación de los chimús. Los datos demuestran
nuevamente que solo los chimús explotaban o consumían los recursos de las lomas
(caracoles terrestres, venados y vizcachas).

Restos vegetales

En Puerto Pobre se identificaron más de 30 especies vegetales, las cuales sirvie-


ron para la alimentación de sus pobladores y otros fines domésticos (por ejemplo
algodón para la producción de los textiles). Como una cuantificación total de los
Estrategias de subsistencia en la periferia sur del imperio Chimú... 433

restos vegetales es imposible, se elaboraron dos tablas que muestran la frecuen-


cia o abundancia de los restos de cada especie en los contextos casmas, chimús-
casmas y chimús (Tabla 2) y la cantidad (el porcentaje) de los contextos donde
aparece cada especie (Koschmieder 2004:Figura 102). Según los datos obtenidos
predominan el maíz (81-90 por ciento), la guanábana (81-90 por ciento), el mate
(68-82 por ciento), el algodón (67-75 por ciento) y el algarrobo (45-80 por cien-
to) en la colección de Puerto Pobre. Estas plantas cultivadas, así como el pallar
de gentil, el zapallo, el pacae (guaba) y la palta, aparecen con una frecuencia alta
hasta muy alta en los diferentes contextos arqueológicos (Tabla 2).

El alimento básico fue el maíz (Zea mays), pero hay que tener en cuenta que los
tubérculos están infra-representados ya que son consumidos completamente, así
que no podemos medir su importancia en la alimentación. Obviamente el camote
(Ipomoea batatas) tuvo más importanica en los contextos casmas (que en el comple-
jo Chimú) visto que se registró una mayor cantidad de sus rizomas en las estructu-
ras de quincha. Por otro lado, la yuca (Manihot esculenta) fue encontrada solamente
en el complejo Chimú, donde se hallaron también artefactos para rallar el tubérculo
(piedras pómez, ralladores de cerámica).

La gran cantidad de restos vegetales del maíz, especialmente en el asenta-


miento Chimú, perteneció a diez diferentes protorazas, las cuales sirvieron
para la producción de la chicha (Mochero, Alazan) y la preparación de cho-
clos (Chullpi, Pardo, Huachano), popcorn (Pagaladroga, Confite Puntiagudo)
y kcancha (Huayleño, Paro, Chullpi). Algunas mazorcas de maíz sirvieron como
ofrendas debajo de las paredes de quincha en el asentamiento Casma. En un
caso se identificaron dos mazorcas de protorazas costeñas para la producción
de la chicha (Mochero, Alazan) y dos otras de protorazas serranas (Huayleño
y Chullpi – Figura 16) para la producción de la kcancha. En el complejo Chimú
se depositaron grandes tinajas debajo de los muros, plataformas y banquetas,
posiblemente con el mismo propósito de dejar ofrendas antes de iniciar la cons-
trucción. La bebida más importante para los pobladores de Puerto Pobre fue la
chicha (de maíz), la cuál fue endulzada con algarrobina y las pulpas de guaná-
banas, lúcumas y guayabas. Sus semillas se encontraron en el afrecho de la be-
bida. La producción tuvo lugar en las pequeñas unidades domésticas (familias),
ya que casi todas las estructuras de quincha estaban asociadas con fogones (de
adobes), donde se registraron frecuentemente tinajas, vainas de algarrobo, la
jora y el afrecho. Es de suponer que las unidades domésticas se alternaron en la
producción de la chicha para asegurar que la bebida esté presente siempre y po-
der consumir grandes cantidades en forma colectiva, un procedimiento típico
hasta el dia de hoy (Moore 1989:688).
434 Klaus Koschmieder

Figura 16. Dos mazorcas de maíz de proto-razas serranas (Huayleño - izquierda;


Chullpi - derecha), Puerto Pobre.

Entre las frutas consumidas en Puerto Pobre predominan las guanábanas


(Annona muricata). Las más de once mil semillas recuperadas durante las excava-
ciones corresponden a una biomasa mínima de una tonelada. Por su mayor cantidad
de semillas (20-50 por fruta) están sobrerepresentadas frente a otras especies, pero
obviamente jugaron el rol más importante en el abastecimiento con vitaminas para
las dos poblaciones (Casma/Chimú) de Puerto Pobre. Según Pozorski y Pozorski
(1997) las guanábanas recién aparecieron durante el Periodo Intermedio Tardío en
los asentamientos de la costa norte y abundan en sitios chimús.

En el asentamiento Casma se consumieron las frutas de seis especies (guaná-


banas, paltas, pacaes, guayabas, lúcumas y ciruelas del fraile), mientras en los con-
textos chimús faltan las lúcumas y las ciruelas. Especialmente la ausencia de las
lúcumas sorprende ya que durante el Periodo Intermedio Tardío fueron las frutas
más importantes en el valle de Moche (Pozorski 1976). Parece que el consumo de
las frutas en general fue más popular entre la población Casma de Puerto Pobre,
mientras en el complejo Chimú solamente las guanábanas y pacaes se encontraron
con una frecuencia alta.
Estrategias de subsistencia en la periferia sur del imperio Chimú... 435

Solamente entre las diferentes especies de frijoles y pallares intentamos una


comparación (según cantidad y peso), ya que se tratan de productos vegetales muy
similares (Figura 17). En este caso se observaron las diferencias más significativas
en el consumo de los productos vegetales. Mientras en el asentamiento Casma el pa-
llar de gentil (Canavalia sp.) predomina con un 80 por ciento de la colección, en el
complejo Chimú abunda el pallar (común) (Phaesolus lunatus) con un 64 por ciento
de las leguminosas identificadas. El frijol (común) (Phaesolus vulgaris) en Puerto Pobre
aparece en menor cantidad, pero con una frecuencia más alta en el asentamiento
Chimú (Casma = 3,5 por ciento; Chimú = 19,8 por ciento). Es muy probable que los
resultados indiquen diferentes preferencias alimenticias, ya que el valor nutritivo
de las dos especies es muy similar. Las poblaciones casmas consumían el pallar de
gentil desde el Formativo (Pozorski y Pozorski 1987), pero recién durante las épo-
cas tardías se convirtió en uno de los alimentos básicos de los “casmeños”. Por otro
lado los chimús cultivaban y consumían tradicionalmente el pallar (común), el cuál
fue muy popular desde el tiempo de los mochicas tal como lo demuestran muchas
escenas de su iconografía. Los pallares de Puerto Pobre pertenecen a diferentes va-
riedades y/o fenotipos que se diferencian por sus tamaños, formas y colores. Los
ejemplares más grandes de las dos especies se encontraron en el complejo Chimú
(Canavalia sp. – S 1 [Casma] – 1,10-1,20 gr, S 2 [Chimú] – 1,27-1,47 gr; Phaesolus
lunatus – S 1 [Casma] – 0,85-0,88 gr, S 2 [Chimú] – 0,89-0,95 gr), lo que deja supo-
ner que hubo una preselección en favor de la población chimú.

Algunas plantas alimenticias “de lujo” como el maní (Arachis hypogaea) se en-
contraron exclusivamente en el complejo Chimú. Su presencia indica el estatus es-

pecial de sus consumidores, ya que según Garcilaso (1985:II:174 [1617]) “esta fruta

Figura 17. Semillas de frijoles y pallares identificadas en contextos casmas, chimús-casmas y chimús
(según cantidad y peso), Puerto Pobre, valle de Casma.
436 Klaus Koschmieder

y el inchic son de la gente regalada y no para la gente común y pobre...”. El hallazgo


de algunas semillas de huayruros (Ormosia sp.) e ishpingos (Nectandra sp.) en los
grandes patios del centro Chimú demuestra que sirvieron para ciertas ceremonias
públicas dentro del complejo administrativo-religioso chimú.

Cambios en las estrategias de subsistencia en el asentamiento casma:


la ocupación tardía

En los contextos tardíos del asentamiento Casma (Sector 1), donde predomina la
cerámica chimú (= contextos chimús-casmas), se registraron cambios en la compo-
sición de los restos orgánicos encontrados. Estos cambios probablemente se deben
a la consolidación del poder por parte del grupo dominante chimú, la cuál tuvo
consecuencias en todas las esferas vitales de la población Casma.

Mamíferos

Durante las fases tardías el consumo de carne de camélidos predominó entre la


población Casma. Las llamas (y alpacas) proporcionaban un 49,91 por ciento de la
biomasa total de los mamíferos, mientras la cuota para los lobos marinos retrocedió
a un 45,75 por ciento (Figura 14). Los cambios no parecen muy significativos, pero
demuestran que el régimen alimenticio de la población Casma se adaptó al de los
chimús. Por otro lado los perros y cuyes ya no tenían mucha importancia en la dieta
y su cuota durante la ocupación tardía se asemeja a la del complejo Chimú.

Aves

El análisis de los restos óseos de las aves (marinas) reveló las mismas tendencias
observadas para la clase de los mamíferos. El consumo de la carne de los pelíca-
nos aumentó (63,85 por ciento), mientras los guanayes perdieron su importancia
como proveedores de carne aviar (35,91 por ciento). Nuevamente observamos una
tendencia hacia la adopción del régimen alimenticio chimú. Además aparecen por
primera vez restos óseos de gallaretas (Fulica sp.) en los contextos tardíos del asen-
tamiento Casma, un indicio de una explotación incipiente de lagunas y ríos.

Peces

No se observaron cambios significativos en el consumo de la carne de peces. Se-


gún el MNI las sardinas (30,84 por ciento), las anchovetas (19,82 por ciento) y los
peces de la familia Sciaenidae (16,74 por ciento) continuaban como las especies más
populares para los “casmeños” (Koschmieder 2004:Figura 88), mientras la cuota para
Estrategias de subsistencia en la periferia sur del imperio Chimú... 437

las especies de alta mar sube un poco, especialmente para las merluzas (Merluccius
gayi peruanus), lo que podría significar que la pesca con embarcaciones tuvo más
importancia durante las últimas fases de ocupación. Por primera vez aparecen tam-
bién algunos monengues (Dormitator latrifans) en la colección, un indicio para la
explotación de los recursos de las lagunas de agua salobre.

Crustáceos

A causa de problemas en la conservación, recuperación y cuantificación de res-


tos de crustáceos, carecemos de datos precisos para la ocupación tardía del asenta-
miento Casma. Durante el pasado muchos de los exoesqueletos que se ubicaron en
las capas superiores fueron aplastados, debido a que frecuentemente pasan personas
con sus rebaños de cabras y ovejas por el lugar. No obstante se identificaron por pri-
mera vez los restos de un cangrejito (Petrolisthes sp.) y un cangrejo de río del género
Hypollobocera, lo que refuerza la impresión que la población Casma recién durante
las fases tardías aprovechó los recursos naturales de los ríos y de las lagunas.

Moluscos

Los cambios más significativos se observaron en la composición de los restos mal-


acológicos. Durante las fases tardías predominaban los bivalvos de las playas arenosas,
y en especial los Donax peruvianus, los cuales alcanzan una cuota de entre 57 y 71 por
ciento en el asentamiento Casma (MNI/peso), mientras las dos especies más repre-
sentativas del litoral rocoso (Perumytilus purpuratus y Semimytilus algosus) alcanzan
apenas un porcentaje de 23 a 26 por ciento (Koschmieder 2004:Figura 93). Curio-
samente estos cambios correlacionan con las modificaciones en el inventario de la
cerámica encontrada en los diferentes contextos arqueológicos del asentamiento
Casma y del complejo Chimú. El porcentaje de la cerámica Casma coincide con la
cuota para los moluscos de la familia Mytilidae, mientras el porcentaje de la cerámi-
ca Chimú correlaciona con la cuota para los Donax (Figura 15). Los resultados de
Puerto Pobre demuestran que hubo diferentes preferencias alimenticias durante las
fases tempranas, mientras durante la ocupación tardía los “casmeños” se adaptaron
al régimen alimenticio chimú.

Restos vegetales

Para la ocupación tardía del asentamiento Casma no se observaron cambios


significativos en el uso de las plantas alimenticias, pero obviamente el cultivo y el
consumo del maíz ganaron en importancia. Una mayor cantidad de sus desechos
orgánicos en los contextos chimús-casmas (capas superiores) demuestra que los
438 Klaus Koschmieder

pobladores de Puerto Pobre intensificaban la producción del maíz. Hasta las zonas
cercanas a las playas con terrenos salitrosos y un mal drenaje (Acequia La Monenga)
fueron utilizadas para el cultivo del maíz (Moore 1988; Pozorski et al. 1983;
Zak 1984). Por otro lado, la presencia de restos de tubérculos (camote, yuca, achira)
fue aún menor que durante las fases tempranas del asentamiento Casma. En el con-
sumo de otros productos vegetales no se detectaron cambios esenciales, pero al
parecer las especies de la familia Cucurbitacea (zapallo, loche) jugaron un rol más
importante durante la ocupación tardía del sitio. Al igual que el maíz las cucúrbitas
pueden ser almacenadas durante un prolongado lapso de tiempo, algo ideal en
periodos de crisis.

Discusión

Los resultados de Puerto Pobre demuestran que durante la ocupación temprana


hubo diferencias marcadas en las estrategias de subsistencia de las poblaciones Casma
y Chimú. El abastecimiento de carnes de la población Casma se basó sobre todo
en la explotación de los recursos marinos, especialmente en la caza de lobos del
mar y en la recolección de moluscos y cangrejos del litoral rocoso. Por otro lado los
chimús tenían la costumbre de consumir los productos de las playas arenosas, en es-
pecial la carne de los bivalvos de la especie Donax obesulus. Sin embargo un mayor
porcentaje de las proteinas fueron proporcionados por los camélidos, los cuales por
sus múltiples usos jugaron un rol muy importante en la economía chimú. El maíz
(Zea mays) y la guanábana (Annona muricata) fueron las plantas más importantes
para todos los pobladores de Puerto Pobre, pero se comprobó que los tubérculos
jugaron un papel secundario como alimentos básicos en el asentamiento Casma,
mientras que entre los chimús nunca llegaron a ser muy populares.

Solamente los chimús explotaban y consumían los productos naturales de las


lomas, ríos y lagunas, lo que deja suponer que durante la ocupación temprana el
acceso hacia estos ecosistemas estuvo reservado para la población chimú.

Los productos más voluminosos y nutritivos se identificaron en el complejo chi-


mú, indicios para una preselección en favor de los chimús. Este procedimiento fue
reconocido en base al estudio de los pallares y algunas especies de moluscos.

Durante las últimas fases de ocupación cambiaron las formas de subsistencia de


la población local de Puerto Pobre, la cuál se adaptó a las costumbres alimenticias
del grupo dominante chimú. Estos cambios se manifiestan especialmente en el con-
sumo de la carne, ya que finalmente predominan los restos óseos de las llamas y los
productos de las playas arenosas. Especialmente la cuota para los Donax subió hasta

 Estrategias de subsistencia en la periferia sur del imperio Chimú... 439

Figura 18. Recursos de agua dulce en contextos casmas, chimús-casmas y chimús (según MNI),

 Puerto Pobre, valle de Casma.

un 70 por ciento de todos los moluscos recuperados (Koschmieder 2004:Figuras 93


y 96 b). Los resultados demuestran que los “casmeños” cambiaron sus estrategias de
subsistencia. En vez de recolectar moluscos en las rocas empezaron a desenterrar
los bivalvos y cangrejos de las playas arenosas. Además, dedicaron más tiempo
a la explotación de camélidos en vez de cazar animales silvestres (lobos del mar).
Al parecer se produjo también una intensificación del cultivo del maíz, mientras los
tubérculos jugaron un rol menos importante en la economía de la población local.
Durante la ocupación tardía aparecieron por primera vez algunos recursos de las
lomas así como los restos de cangrejos, aves y peces de agua dulce y/o salobre en el
asentamiento Casma (Figura 18). Estos hallazgos indican que el acceso hacia ciertas
eco-zonas ya no estuvo limitado a la población chimú.

Los cambios, constatados para la ocupación final del asentamiento Casma, po-
drían ser relacionados con las fuertes relaciones de dependencia entre las pobla-
ciones Casma y Chimú y por ende con la nueva situación sociopolítica en el valle
de Casma. Probablemente la adopción de nuevas estrategias de subsistencia fue el
resultado de medidas coercitivas, pero también de la consolidación de las relaciones
sociales (la convivencia permanente en el valle de Casma) y un proceso inicial de
aculturación, entre otros manifestándose en la presencia de objetos (cerámica, tex-
tiles) del nuevo estilo Chimú-Casma.

Es de suponer que la población Casma haya tenido la obligación de trabajar


y producir para los nuevos soberanos. En este sentido tenían que explotar recursos
antes rechazados o ignorados por ellos, como por ejemplo las especies de las playas
arenosas. La explotación contínua de estos recursos en favor de los chimús podría
haber conducido a un cambio hacia un consumo propio de estos productos. Tam-
bién es probable que la población Casma haya aprovechado las nuevas tecnologías
introducidas

 por los chimús para facilitar la explotación de los recursos natura-
les. Estrategias más efectivas incluían también la explotación de camélidos, la cuál
440 Klaus Koschmieder

reemplazó la caza de los lobos del mar. La expansión máxima de los campos de
cultivo hacia las zonas desérticas y de mal drenaje (campos elevados – Moore 1988;
Pozorski et al. 1983; Zak 1984) y la intensificación de la producción del maíz, pro-
bablemente impulsadas por los chimús, fueron aprovechadas también por los po-
bladores del asentamiento Casma. El consumo de maíz aumentó, mientras los dife-
rentes tubérculos disminuyeron su importancia.

Las investigaciones sobre el régimen alimenticio en los valles de Moche (Pozorski


1976), Jequetepeque (Cutright 2009; Gumerman 1991) y Casma (Koschmieder 2004)
comprueban que el rango social determinó las estrategias de subsistencia y las cos-
tumbres de consumo de los diferentes grupos o clases socioeconómicas en el esta-
do Chimú. Las élites controlaban la explotación de los productos “manipulados”
(camélidos, maíz) y el acceso hacia los recursos naturales (por ejemplo, las lomas
y las zonas de agua dulce), mientras que los grupos subordinados trataban de com-
pensar los déficits con una explotación masiva de los recursos marinos y la caza de
mamíferos silvestres. En general, las clases bajas aprovechaban las mismas plantas
alimenticias que las clases dominantes, y en especial el maíz, pero obviamente con-
sumían más tubérculos, frutas y productos de plantas silvestres, mientras el acceso
a las plantas alimenticias “de lujo”, como el ají y el maní, fue restringido para el
consumo de las élites.

Los resultados de las investigaciones en los diferentes valles de la costa norte de-
muestran que las diferencias entre varios grupos socio-económicos y/o étnicos no
solamente se reflejan en la arquitectura, las formas de enterramiento o en los objetos
de la cultura material, sino también en las formas de subsistencia.

Agradecimientos

El autor del presente artículo agradece al Instituto Nacional de Cultura por haber
aprobado el “Proyecto Arqueológico Puerto Pobre” (Resolución Directoral Nacional
No. 321-95). En los trabajos de campo ayudaron varios arqueólogos y estudiantes de
arqueología de la Pontificia Universidad Católica del Perú (Rafael Vega-Centeno,
Ricardo Garcia Malpartida, Giancarlo Marcone Flores) y de la Universidad Nacio-
nal de Trujillo (Jeisen Navarro Vega, Cesar Cornelio Lecca). A todos ellos mi sin-
cero agradecimiento, al igual que a los colaboradores de Casma, los amigos Julio
Isidro Salinas, César Isidro Durand y Pedro Francia Estrada. El material arqueo-
lógico fue analizado por John Verano (óseo humano), Víctor Vásquez S. y Teresa
Rosales T. (material orgánico), y Arabel Fernández López (textiles). La cerámica fue
dibujada por Felix Farro Buitrón (Museo Max Uhle, Sechín). A todos ellos agradez-
co por su colaboración.
Estrategias de subsistencia en la periferia sur del imperio Chimú... 441

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