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El estado Chimú amplió sus zonas de influencia durante varias fases de expansión. Su presencia se manifiesta
en los centros de control o administrativos, construidos en los diferentes valles de la costa norte y norcentral. El
presente estudio analiza los cambios en las estrategias de subsistencia en el valle de Casma durante la hegemo-
nía del imperio Chimú (entre el 1350 y 1500 d.C.). Para la ocupación inicial del sitio arqueológico Puerto Pobre
se observaron diferencias marcadas en el régimen alimenticio. Mientras la dieta de la población autóctona
dependió en gran parte de la explotación de los recursos silvestres, las preferencias de los chimús mostraron
una demanda hacia los productos manipulados, como el maíz y la carne de camélidos. Los cambios hacia una
alimentación uniforme, identificados para la ocupación tardía de Puerto Pobre, probablemente se deben a la
convivencia persistente de los dos grupos prehispánicos y a un proceso inicial de aculturación.
The Chimú state expanded its area of influence over several phases. Their presence is manifested in the
control or administrative centers, built in the valleys of the north and north-central coast. This study
analyzes the changes in subsistence strategies in the Casma Valley during the hegemony of the Chimú
Empire (ca. 1350-1500 A.D.). For the initial occupation of the Puerto Pobre archaeological site, several
marked differences in diet were observed. While the diet of the old-established Casma people had been
dependent mainly on the exploitation of wild resources, the preferences of the Chimú show a demand
for manipulated products, such as corn and the meat of camelids. Changes in diet identified for the late
occupation of Puerto Pobre, are probably due to the persistent coexistence of the two pre-Hispanic groups
and an initial process of acculturation.
Los estudios sobre las formas de subsistencia durante los tiempos prehistóricos
deben ser considerados como investigaciones interdisciplinarias (Mignon 1993).
Klaus Koschmieder ■ Arqueobios, Centro de Investigaciones Arqueobiológicas y Paleoecológicas
Andinas, Universidad Nacional de Trujillo; correo-e: rockydog@web.de
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esta índole fue realizado por S. Pozorski (1976) en el valle de Moche. El objetivo
principal ha sido documentar y reconstruir los cambios diacrónicos que sucedieron
en los sistemas de subsistencia entre el Precerámico Tardío y el Horizonte Tardío
(2500 a.C.-1530 d.C.). La investigadora reconoció de qué forma cambiaron las pre-
ferencias alimenticias y las estrategias de subsistencia en el transcurso de los perio-
dos prehispánicos. Durante las épocas tempranas los productos marinos jugaron el
rol más importante en la economía de los pobladores del valle de Moche, mientras
a partir del Periodo Intermedio Temprano (200 a.C.-600 d.C.) los animales domes-
ticados y las plantas cultivadas fueron de mayor relevancia. Pozorski se enteró que
durante la hegemonía chimú (1000-1470 d.C.) existían diferencias entre las formas
de subsistencia de los grandes centros (Chan Chan) y de los asentamientos rurales,
las cuales podrían explicarse con las relaciones de dependencia.
El imperio Chimú (o Chimor) fue uno de los estados prehispánicos más gran-
des del Perú (Moore y Mackey 2008). Hasta fines del Periodo Intermedio Tardío
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(1000-1470 d.C.) controló todos los valles costeños entre la zona de Tumbes y la
costa central.
La expansión chimú
Chimor amplió sus zonas de influencia hacia el norte y sur durante varias fases
de expansión. La percepción inicial del tiempo en que se dió esta migración, ob-
tenida inicialmente de las fuentes históricas (Rowe 1948), ha sido sustancialmen-
te modificada por las evidencias arqueológicas (Moore y Mackey 2008; Moseley
y Cordy-Collins 1990). Durante la primera fase expansiva (1100-1200 d.C.) la re-
gión entre los valles de Chao y Jequetepeque fue ocupada, mientras la segunda
etapa (1300-1400 d.C.) abarcó todo el área entre Paramonga en el sur y Tumbes en
el extremo norte del Perú (Conrad 1990; Kolata 1990; Mackey y Klymyshyn 1990;
Richardson et al. 1990; Topic 1990). Nuevos datos presentados por Moore
y Mackey (2008:789) indican tres fases de expansión, todas realizadas durante el si-
glo catorce. Algunos investigadores postulan que la primera fase expansiva fue rea-
lizada en forma violenta, mientras que las otras campañas fueron caracterizadas por
la diplomacia y alianzas con algunos de los grupos autóctonos (Moseley 1990;
Topic 1990), pero las pruebas históricas y arqueológicas son insuficientes. El do-
minio de los chimús se limitó a los valles de la costa, posiblemente debido a las
condiciones ambientales favorables y a la gran biodiversidad, especialmente en lo
que se refiere a la disponibilidad de productos marinos.
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Las causas y factores que originaron el proceso de migración no están del todo
aclaradas. Varios investigadores han llamado la atención acerca de la coincidencia
de las fechas de inicio de las fases expansivas con probables eventos ENSO (El Niño
Southern Oscillation). Se ha propuesto que la expansión chimú vino a ser una res-
puesta a los desequilibrios en el abastecimiento de Chan Chan debido a las lluvias
torrenciales y la subsiguiente destrucción de campos de cultivo y canales de irriga-
ción (Moseley y Deeds 1982; Nials et al. 1979a, 1979b; Ortloff 1988; Pozorski 1987;
Wells 1987, 1988). Probablemente a causa de la escasez de víveres y una presión
demográfica en la zona urbana de Chan Chan, varias poblaciones migraron para
colonizar otros valles de la costa.
Según Conrad (1981) hay que buscar las causas de las campañas de expansión
chimús en su sistema de herencia, considerado un principio universal entre las po-
blaciones prehispánicas. Según este principio, cuando el hijo o el hermano mayor
de un rey fallecido era elegido como nuevo soberano, este tenía la obligación de
construir su propio palacio y acumular riquezas, mientras los otros herederos ad-
ministraban los bienes de su antecesor y se preocupaban de mantener el antiguo
palacio y su mausoleo. Dadas las circunstancias, parece que la única solución para
mantener su status era adquirir nuevas tierras, mano de obra y bienes de lujo a tra-
vés de una política de expansión extensa y exitosa.
El valle de Casma se encuantra entre las zonas mejor investigadas por los arqueó-
logos en el Perú. La mayoría de los trabajos de excavación se llevaron a cabo en sitios
de épocas muy tempranas (Pozorski y Pozorski 1987; Samaniego et al. 1985) o tardías
(Koschmieder 2004; Mackey y Klymyshyn 1981, 1990; Moore 1981, 1985), mientras
los periodos intermedios fueron investigados solamente mediante trabajos de pros-
pección (Tello 1956; Thompson 1961; Wilson 1995). Una nueva cronología de la
prehistoria del valle fue establecida en base a los datos disponibles y nuevas eviden-
cias arqueológicas (Tabla 1). Para el presente trabajo parece importante reflexionar
cómo y cuando se originó la “cultura arqueológica Casma” y en que momento suce-
dió la invasión chimú.
La cerámica del estilo Patazca parece ser el precursor de la cerámica del estilo
Casma Inciso, popular durante los periodos tardíos en el valle de Casma. El estilo
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Cronología Tello 1956 Collier 1962 Tabio 1977 Fung/Williams 1977 Wilson 1995 Koschmieder 2004
Horizonte Medio Horizonte Medio Casma Inciso Tricolor Geométrico Huari Casma Casma Inciso
(650-1000 d.C.) (Paramonga Tricolor Casma Modelado Estilo Casma Choloque Casma Modelado
y Huaylas Yunga Santa Santa Santa
o Santa) Casma Modelado Casma-Pachacamac
Tiahuanaco-
Costeño
Patazca apareció por primera vez en sitios del Periodo Inicial (Sechín Alto), pero
las formas tardías y más parecidas a la cerámica Casma Inciso abundan en asenta-
mientos del Horizonte Temprano (1000 a.C.-0), como Pampa Rosario y San Diego.
Las decoraciones de esta cerámica muestran lineas incisas, una pintura blanca y por
primera vez improntas en forma de un círculo con puntos en el medio (Carlevato
1979:11; Pozorski y Pozorski 1987:Figura 37).
A partir del Periodo Intermedio Temprano (0-650 d.C.) el estilo Patazca fue
reemplazado por la cerámica del estilo Casma Modelado. Este nuevo tipo parece ser
un producto de la presencia de grupos foráneos en el valle de Casma. En un primer
momento se encuentra junto con objetos moches en sitios como Pacae, Cerro Mon-
gón, Nivin, Huaraspampa y Olivera. La presencia moche durante el periodo Nivin
(Wilson 1995) está restringida a pocos sitios habitacionales, varios cementerios
y tumbas intrusivas en sitios tempranos, como Pampa de las Llamas y San Diego
(Pozorski y Pozorski 1996). Los ceramios del estilo Casma Modelado muestran en
su fase temprana animales con rasgos antropomorfos y personajes con tocados ela-
borados, los cuales recuerdan a elementos de la iconografía moche (Tabio 1977:66;
Wagner 1977:96). Durante la fase final del Horizonte Medio el estilo Casma Mode-
lado presenta nuevos motivos, como personajes con báculos ceremoniales y atri-
butos de maíz (Carrión Cachot 1959), los cuales fueron relacionados con una in-
fluencia tiahuanacoide (Collier 1962; Tabio 1977). La presencia de grupos serranos
Estrategias de subsistencia en la periferia sur del imperio Chimú... 407
(¿Huari?) se manifiesta también en los ceramios de los estilos Santa (Collier 1962)
y/o Huaylas Yunga (Tello 1956), los cuales están decorados con representaciones de
felinos estilizados y una pintura polícroma.
A fines del Horizonte Medio apareció por primera vez la cerámica del estilo Casma
Inciso, la cuál perduró hasta la época Colonial Temprana. Las decoraciones del estilo
Casma Inciso incluyen una pintura blanca, líneas incisas, aplicaciones y círculos im-
presos que llevan un punto en el medio (Daggett 1983, Koschmieder 2004:188-204),
las cuales recuerdan a la cerámica del estilo Patazca del Horizonte Temprano.
La fase pre-Chimú debe abarcar el tiempo entre el 1000 y 1350 d.C., durante la
cuál el sitio El Purgatorio, construido en una época más temprana, funcionó como
centro urbano de la “cultura Casma” (Vogel y Vilcherrez 2007). Fue el único centro
monumental casma, puesto que la mayoría de los asentamientos en el valle mues-
tran construcciones simples de quincha. La cerámica fue rústica y sirvió a la vez
para fines domésticos y funerarios. Sitios con la típica cerámica del estilo Casma
Inciso se ubican entre los valles de Supe (Hudtwalcker 1996) y Virú (Collier 1955).
La gran cantidad de asentamientos casmas en la costa norcentral motivó a Wilson
(1995:205) a clasificar el fenómeno como “un estado”, mientras otros autores hablan
de “una cultura Casma” (Fung y Pimentel 1973:77-78; Vogel y Vilcherrez 2007:21).
La segunda fase del Periodo Intermedio Tardío (1300-1470 d.C.) puede relacio-
narse con la llegada de los chimús (Koschmieder 2004; Mackey y Klymyshyn 1981,
1990; Moore 1981, 1985; Moore y Mackey 2008). Varios asentamientos casmas se
ubican en las cercanías de los nuevos sitios, como en las zonas de Manchán y Puerto
Pobre, posiblemente a causa de un traslado forzoso de la población hacia los cen-
tros administrativos chimús (Koschmieder 2004). La mayoría de los sitios chimús
fueron construidos cerca del borde de las zonas de cultivo en la parte baja y media
del valle (Figura 1), lo que deja suponer que sirvieron para controlar la producción
agrícola y para facilitar el acceso a las zonas con recursos naturales como el mar,
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Figura 1. Patrón de asentamiento y campos de cultivo durante la hegemonía chimú, valle de Casma.
las lomas y los alrededores del río Casma. La presencia chimú continuó durante
el Horizonte Tardío (1470-1532 d.C.), mientras la influencia inca ha sido míni-
ma (Koschmieder 2004; Mackey y Klymyshyn 1990; Wilson 1995). Muchos sitios,
establecidos durante el Periodo Intermedio Tardío, continuaban ocupados hasta
la llegada de los españoles. Parece interesante el surgimiento de un nuevo estilo
Chimú-Casma en la cerámica y en los textiles, producto del encuentro de las dos
poblaciones prehispánicas.
El sitio arqueológico Puerto Pobre fue descrito por primera vez por los arqueó-
logos Tello (1956:295-296) y Thompson (1961:274-276). Presentaron mapas esque-
máticos y una descripción general de la estructura principal de adobe. Tello (1956:295)
recogió cerámica “utilitaria negra semejante a la del tipo Chimú”, pero afirmó que el
sitio “pertenece claramente al periodo de los Incas”. Para Thompson (1961:274-276)
la estructura de adobe ha sido un “palacio” y/o “pequeña ciudad”. Realizó tres pozos
de sondeo, pero a pesar de que las excavaciones no proporcionaban cerámica inca
ni colonial, aseguró que se trataba de una construcción inca-colonial. Investigacio-
Estrategias de subsistencia en la periferia sur del imperio Chimú... 409
Durante el año 1992 el autor del presente artículo elaboró un mapa topográfico
de la estructura principal de adobe (Figura 2) y recogió objetos diagnósticos de la
superficie (Koschmieder 1993). Identificó el sitio como un centro administrativo
“clásico” chimú, el cuál muestra evidencias de una reutilización durante las épocas
inca y española.
Puerto Pobre
El sitio arqueológico Puerto Pobre se ubica a unos ocho kilométros hacia el no-
roeste de la ciudad de Casma y a un kilométro de la orilla del mar (distrito de Co-
mandante Noel, provincia de Casma, región de Ancash). Sus coordenadas UTM
son N 8955850 y O 789000 (Figura 1). El sitio se levanta sobre un relieve árido, en
una zona de transición entre los campos de cultivo y un paisaje desértico, donde
resalta la presencia de médanos parcialmente cubiertos con algarrobos. Consta de
dos zonas con evidencias arqueológicas (Figura 3), las cuales se distinguen por sus
rasgos arquitectónicos y el material asociado.
a una distancia de 50 cm cada uno, los cuales tenían la función de reforzar la cons-
trucción de la pared, la cuál fue cubierta con un enlucido de barro. Debajo de
algunos de los postes se hallaron ofrendas depositadas, como mazorcas de maíz
y cuyes, envueltos en hojas de pacae (Inga feuillei). Dentro de las estructuras se
han podido identificar hasta cinco fases de ocupación y/o remodelación, carac-
terizadas por la superposición de los apisonados de barro y la construcción de
nuevas paredes.
Por otro lado, este tipo de fogón está asociado con tinajas, maíz chancado, residuos
de chicha (afrecho) y depósitos de algarrobo.
Dentro del asentamiento se ubicaron varias estructuras de adobe, las cuales fue-
ron levantadas sobre la arena estéril. Hay tres tipos que sirvieron como cuyeros,
depósitos y estructuras funerarias. Los cuyeros presentan una forma irregular y cu-
bren un área de hasta 2 m² (Figura 6). No muestran accesos y tampoco pisos de
barro. Las paredes, con una altura de 50 a 80 centímetros fueron construidas con
adobes y ocasionalmente con piedras. No muestran un enlucido. Los recintos sir-
vieron como cuyeros, ya que en sus bases se hallaron capas con excrementos de
estos animales y varios cuyes desecados (Figura 7).
Los tres depósitos excavados tienen una forma cuadrangular y cubren una su-
perficie de aproximadamente 1,5 por 1,5 m (Figura 8). Carecen de acceso a nivel,
pero al contrario de los cuyeros muestran un piso de barro compacto y un enlucido
fino en sus paredes interiores. Por la cantidad de adobes caidos se calcula que los
recintos no han tenido una altura mayor de 1,0 a 1,2 metros. Por sus dimensiones
reducidas de área y altura, y por la presencia de varios ceramios fragmentados e in-
completos, además de recipientes de mate, se considera que se trataba de depósitos.
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Los vanos de acceso de los grandes patios tienen entradas similares que se ca-
racterizan por ser anchas. En un caso se han localizado pequeños nichos dentro de
los grandes bloques de las pilastras. Algunos patios muestran plataformas y rampas
(Koschmieder y Vega-Centeno 1996:Figura 18). Mientras una rampa de grandes di-
mensiones conduce de norte a sur hacia una plataforma central, en cada plataforma
lateral pueden observarse tres rampas de tamaño reducido. Las plataformas, cada
una con un ancho de 4,6 m, muestran evidencias de una remodelación (pisos su-
perpuestos) y postes en la superficie. Por debajo de las plataformas se ha localizado
una construcción más antigua en forma de una banqueta con talud, la cual tiene un
ancho de hasta 2 metros. Es probable que los patios grandes hayan servido como
lugares para reuniones o ceremonias públicas.
llevaban nichos en sus paredes interiores, de las cuales quedan solamente algunas
bases. En todos los casos los ambientes importantes se ubican al final de un sistema
de corredores y accesos construidos en forma laberíntica. Algunos se ubican en la
parte sureste del complejo. Posiblemente controlaban el acceso hacia dos recintos
que muestran pequeñas plataformas funerarias, accesibles mediante unas rampas.
En los pozos de huaqueo se recuperaron los restos óseos de cuatro entierros, mantos
decorados, ceramios escultóricos fragmentados, cuentas de collar y otros objetos
(Koschmieder 2004:Figuras 61 y 62).
Figura 9. Recintos con plataformas, rampas y nichos en la parte media del complejo de adobe
(Unidad 1 - Sector 2), Puerto Pobre.
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Por sus rasgos arquitectónicos y los objetos asociados, el complejo principal fue
reconocido como un sitio administrativo “clásico” de los chimús (Koschmieder 1993,
2004, 2006; Koschmieder y Vega-Centeno 1996). Según la clasificación de Mackey
(1987) debe ser el centro de tercer rango más grande (e importante) en los valles
de la costa norte. Al igual que otros centros administrativos rurales muestra una
orientación hacia el norte, un solo acceso en el muro perimétrico norte, patios am-
plios y recintos menores, los cuales sirvieron como depósitos, residencias (¿para la
élite?) y/o como lugares para fines administrativos y ceremoniales. Las pequeñas
plataformas funerarias, por primera vez documentadas en un sitio de menor rango,
demuestran que después de la segunda fase expansiva algunos de los sitios chimús
perdieron su carácter exclusivamente administrativo.
Las decoraciones más corrientes del componente Casma incluyen incisiones, apli-
caciones, círculos impresos y una pintura blanca sobre un fondo rojo (Collier 1962;
Daggett 1983; Koschmieder 2004). Además destacan asas trenzadas y el “pájaro
Casma”, modelado en la superficie de las ollas o encima de las asas (Figura 11).
Los ceramios casmas fueron modelados a mano y no se ha registrado una forma
especial para fines funerarios. Usualmente se encuentran ollas y trompitos en los
contextos funerarios casmas.
La cerámica y otros objetos diagnósticos sirvieron para identificar las zonas resi-
denciales de las dos poblaciones prehispánicas (casma/chimú) de Puerto Pobre y en
especial para definir los diferentes contextos arqueológicos (casma, chimú-casma
y chimú). Los contextos casmas comprenden los estratos inferiores del asentamien-
to Casma (Sector 1), donde predomina la cerámica casma con una cuota encima del
60 por ciento. En el caso de la Unidad 3 los niveles 3 a 8 pertenecen a los contextos
casmas (Figura 13), mientras cerca de la superficie (niveles 1 a 2) abunda la cerámi-
ca chimú. Los objetos chimús siempre están presentes en el asentamiento Casma,
pero predominan solamente durante las últimas fases de ocupación (= contextos
Figura 12. Cerámica chimú-casma (Piel de ganso combinado con el «Pájaro Casma»), Puerto Pobre.
Figura 13. Distribución de la cerámica chimú y casma según los niveles de excavación en las unidades
3 (Sector 1 - arriba) y 8 (Sector 2 - abajo), Puerto Pobre, valle de Casma.
422 Klaus Koschmieder
En los sitios arqueológicos de la costa del Perú los desechos orgánicos se con-
servan muy bien. Esta situación se debe a la extrema aridez y la falta de organis-
mos para poder iniciar los procesos de descomposición (Cohen 1972-1974). Sin
embargo, los macrorestos encontrados en sitios como Puerto Pobre no reflejan el
total del régimen alimenticio de las poblaciones prehispánicas. Muchos procesos
naturales y artificiales alteraron el estado de conservación de los desechos orgánicos
durante y después de la ocupación de los sitios prehistóricos. Los restos orgánicos
están expuestos a procesos bióticos y abióticos, los cuales dañan o destruyen las par-
tes blandas de los crustáceos, moluscos, peces, restos óseos y vegetales. Entre otros
podemos mencionar fenómenos naturales (erosión, El Niño) y/o una destrucción
mecánica a causa de alguna intervención humana.
Semillas arrojadas durante la ocupación del sitio fueron consumidas por las aves
y según cálculos recientes se recuperan solamente hasta un 5 por ciento de los restos
óseos de mamíferos en sitios arqueológicos (Lyon 1970; Sommer 1991; Walters 1985),
Estrategias de subsistencia en la periferia sur del imperio Chimú... 423
visto que la gran mayoría fueron alterados y consumidos por perros y roedores.
También hay que tener en cuenta que los antiguos pobladores no transportaron
grandes mamíferos marinos (lobos del mar) o silvestres hacia sus asentamientos,
sino los descuartizaron y sacrificaron a una cierta distancia de las zonas residencia-
les. Es de suponer que hayan repartido la carne entre varias familias u otras unida-
des domésticas para anticiparse al rápido proceso de descomposición. Este pro-
cedimiento puede causar problemas en el análisis, ya que los restos óseos de un
solo individuo pueden encontrarse en diferentes contextos arqueológicos (Reitz
y Wing 1999:272-273).
Siempre hay que tener en cuenta que no se analizan los alimentos consumidos,
sino solamente los desechos orgánicos arrojados o perdidos. Especialmente en el
análisis de los restos vegetales las interpretaciones pueden resultar erróneas ya que
existen productos que se consumen por completo (tubérculos o tomates silvestres),
mientras otras especies producen una gran cantidad de otros elementos (por ejem-
plo, semillas) y por lo tanto están sobrerepresentados ante otras plantas alimenti-
cias. En este sentido en los sitios arqueológicos el maíz siempre excede a los dife-
rentes tubérculos. Algo similar sucede con las frutas. La guanábana, la cuál abunda
en sitios del Periodo Intermedio Tardío (Chimú) produce una mayor cantidad de
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semillas que otras especies, como por ejemplo la lúcuma, la cuál deja solamente dos
a cinco semillas. Se puede constatar que es prácticamente imposible realizar una
cuantificación total de los restos vegetales, y que las estadísticas efectuadas para
otras clases de restos orgánicos (restos óseos, moluscos, crustáceos, peces) también
resultan problemáticas.
Maíz Zea mays Frecuencia muy alta Frecuencia muy alta Frecuencia muy alta
Camote Ipomoea batatas Frecuencia baja Frecuencia muy baja Frecuencia muy baja
Pallar de Gentil Canavalia sp. Frecuencia muy alta Frecuencia muy alta Frecuencia alta
Frijol Phaesolus vulgaris Frecuencia muy baja Frecuencia baja Frecuencia baja
Ñuña Phaesolus polyanthus Frecuencia muy baja Frecuencia muy baja Frecuencia muy baja
Mate Lagenaria siceraria Frecuencia alta Frecuencia muy alta Frecuencia muy alta
Loche Cucurbita moschata Frecuencia muy baja Frecuencia baja Frecuencia alta
Guanabana Annona muricata Frecuencia muy alta Frecuencia muy alta Frecuencia muy alta
Palta (Avocado) Persea americana Frecuencia alta Frecuencia alta Frecuencia baja
Ají (Chili) Capsicum sp. Frecuencia muy baja Frecuencia muy baja Frecuencia alta
Palillo de Árbol Campomanesia lineatifolia Frecuencia muy baja Frecuencia muy baja Frecuencia muy baja
Algodón Gossypium barbadense Frecuencia muy alta Frecuencia muy alta Frecuencia muy alta
Algarrobo Prosopsis sp. Frecuencia muy alta Frecuencia muy alta Frecuencia muy alta
Faique (Espino) Acacia macracantha Frecuencia muy baja Frecuencia baja Frecuencia baja
Tara (Taya) Caesalpina tinctoria Frecuencia muy baja Frecuencia muy baja -
A pesar de todo, los intentos de una cuantificación de los restos orgánicos son
importantes para poder comparar la intensidad del uso de los animales y plantas
durante la ocupación de los sitios arqueológicos (Reitz y Wing 1999:143-145). Para
el análisis del material vegetal de Puerto Pobre se utilizó solamente un registro se-
micuantitativo para poder reconocer si una especie se ubica en un contexto con una
frecuencia muy alta, alta, baja, muy baja o si está ausente (Tabla 2). Otro método
es averiguar en cuántos de los contextos arqueológicos analizados aparece cada es-
pecie (Hastorf 1993:166). Para la cuántificación de los restos animales utilizamos
tres diferentes indicadores de abundancia taxonómica: NISP (Number of identified
specimens), MNI (Minimum number of individuals) y la biomasa de los animales.
El NISP describe la cantidad de los huesos (y dientes) identificados (Davis 1987;
Lyman 1994; Mengoni 1988), mientras con el MNI se determina el número de in-
dividuos identificados en un contexto arqueológico (Casteel 1977; Grayson 1973,
1984; Klein y Cruz-Uribe 1984). Para los mamíferos una sola cuántificación según
el MNI no parece muy conveniente, ya que los animales grandes (lobo del mar)
proporcionan mucho más carne que por ejemplo un cuy. La carne de un mamí-
fero asciende a un 50-70 por ciento de su biomasa (= peso total), dependiendo de
la edad, sexo y el tamaño del individuo (Reitz y Wing 1999:221-222; White 1953).
Para la cuántificación de los restos de los mamíferos y aves identificados en Puerto
Pobre utilizamos el MNI y la biomasa, para los peces y cangrejos el MNI, y para los
moluscos el MNI y el peso de sus valvas o placas calcáreas, ya que no disponemos
de datos sobre la biomasa de cada especie.
Mamiferos
Contextos casmas
Las llamas y los lobos marinos proveían casi toda la carne de mamíferos (95,64
por ciento) consumida por los pobladores del asentamiento Casma (Figura 14).
Desde las épocas precerámicas las llamas estaban presentes en los valles de la cos-
ta norte (Bonavía 1996), donde sirvieron como animales de carga y proveedores
de lana, carne, piel y otros productos. Además fueron sacrificadas durante ciertas
ceremonias y acompañaron a los difuntos en las tumbas. Desde mucho antes de la
llegada de los chimús, jugaron un rol importante en el abastecimiento del valle de
Casma con proteinas (Pozorski y Pozorski 1987), pero según el MNI (26,09 por
ciento) y la biomasa (40,55 por ciento) se ubican solamente en el segundo lugar de
los mamíferos que proveían carne para la población Casma de Puerto Pobre. Los
camélidos sirvieron también para la producción de textiles, pero la cuota (3,52 por
ciento) es baja en relación con las prendas de algodón (Fernández 1996). Otros ob-
jetos manufacturados de los desechos orgánicos de camélidos fueron herramientas
elaboradas de los huesos largos, y sandalias de cuero. Los lobos del mar (Otaria
byronia) proporcionaban más de la mitad de la carne de mamíferos (54,19 por cien-
to - Figura 14). Posiblemente fueron sacrificados en las playas, ya que faltan ciertos
huesos (craneales) en la colección de Puerto Pobre. Los lobos marinos no solamente
sirvieron para el consumo humano, sino también para obtener sus colmillos y pieles,
su grasa (Cobo 1956:I:295 [1653]) y sus piedras bezoares, las cuales fueron utiliza-
das para fines medicinales y mágicos (Rostworowski 1981:113).
Estrategias de subsistencia en la periferia sur del imperio Chimú... 427
Figura 14. Mamíferos identificados en contextos casmas, chimús-casmas y chimús, Puerto Pobre,
.
valle de Casma (según la biomasa de los individuos identificados).
Contextos chimús
Podemos resumir que entre los mamíferos solamente los camélidos y lobos ma-
rinos jugaron un rol importante en el abastecimiento de carnes en Puerto Pobre. Los
“casmeños” se dedicaron sobre todo a la caza de lobos marinos, mientras que los chi-
mús le dieron más importancia a los animales domesticados y en especial a la cría de
las llamas. Por otro lado, el uso de otros animales domesticados (cuyes y perros) para
fines alimenticios fue más común en el asentamiento Casma. La presencia de una
mayor cantidad de especies en el sitio Chimú deja suponer que los nuevos soberanos
controlaban la explotación y el consumo de ciertos recursos naturales.
Aves
En Puerto Pobre se identificaron los restos de 108 aves las cuales pertenecen
a un mínimo de nueve especies. La conservación de los restos de aves ha sido exce-
lente. Se recuperaron algunos ejemplares momificados con su plumaje completo
y algunos huevos de aves marinas (Koschmieder 2004:Foto 43). Las especies que
abundan en la colección son las aves marinas que producen el guano. Los gua-
nayes (Phalacrocorax sp.) y pelícanos (Pelecanus thagus) proporcionaban casi toda
la biomasa aviar con una cuota encima del 95 por ciento. En todos los contextos
predomina el consumo de la carne de pelícanos, pero el porcentaje es mayor en
los contextos chimús (71 por ciento) que en los contextos casmas (58 por ciento),
mientras el consumo de la carne de guanayes fue más común en el asentamiento
Casma (40 por ciento), comparado con el complejo Chimú (23 por ciento). El pe-
lícano fue muy popular entre los chimús (Paz 1998:4), ya que ha sido retratado con
frecuencia en la arquitectura y en los objetos de la cultura material. En Puerto Pobre
se encontraron varios esqueletos completos en estructuras con rampas y platafor-
mas del complejo principal de adobe, lo que deja suponer que sirvieron como una
especie de mascotas o animales sagrados. En algunos textiles chimús se observan
pelícanos, los cuales son llevados encima de unas andas (Rowe 1984:115-117), un
privilegio que correspondía solamente a los soberanos chimús. Es probable que los
guanayes fueran consumidos con más frecuencia por la gente de las clases bajas,
ya que según Cobo (1956:I:317 [1653]) “no es de ninguna estima”. Otras especies
marinas de menor importancia fueron los zarcillos (Larosterna inca) y dos especies
de gaviotas (Larus pipixcan y Larus modestus). Restos de aves del campo como las
palomas (Zenaida asiática y Zenaida auriculata) fueron recuperados en el asen-
tamiento Casma, mientras los restos de algunos patos (Anas sp.) se hallaron en el
complejo principal Chimú. Según Guamán Poma (1980:306 [1615]) la carne de los
patos fue uno de los alimentos preferidos de las élites prehispánicas. Las especies
que viven y anidan en la tierra firme no jugaron un rol importante en la alimenta-
ción con carne, pero demuestran que las dos poblaciones de Puerto Pobre explota-
ban diferentes ecosistemas.
Estrategias de subsistencia en la periferia sur del imperio Chimú... 429
Peces
Restos de peces de agua dulce (MNI = 0,90 por ciento) y salobre (MNI = 1,49
por ciento) se encontraron solamente en el complejo Chimú. Los monengues (Dor-
mitator latrifans) viven cerca de Puerto Pobre en las humedales de la “Acequia La
Monenga”, la cuál se llena con aguas mixohalinas durante los meses del verano. Las
dos especies de agua dulce (Lebiasina bimaculata y Aequidens rivulatus) viven en los
rios de la costa norte (Sifuentes 1992) y probablemente fueron capturadas en el río
430 Klaus Koschmieder
Crustáceos
Moluscos
Los bivalvos marinos proporcionaban la mayor cantidad de carne para los po-
bladores de Puerto Pobre (aproximadamente 70-90 por ciento), pero se reconocían
diferencias marcadas en el consumo por parte de las dos poblaciones prehispáni-
cas (Casma/Chimú). Durante las primeras fases de ocupación los pobladores del
asentamiento Casma (Sector 1) consumían sobre todo la carne de dos especies
de la familia Mytilidae, las cuales viven en el litoral rocoso. Según el MNI y el peso
de las valvas predominan los choritos negros (Perumytilus purpuratus – 47-59 por
ciento), seguidos por los choritos playeros (Semimytilus algosus – 20-27 por ciento),
mientras las otras especies de este biotopo, como el choro común (Aulacomya ater),
tenían menos importancia, ya que al parecer por su mayor cantidad de carne fue-
ron reservadas para el consumo de los chimús. Los bivalvos de las playas arenosas,
como las palabritas o señoritas (Donax obesulus) proporcionaban menos carne para
la población Casma (9-11 por ciento), puesto que obviamente preferían el consumo
de las especies de la familia Mytilidae. Raspaban los moluscos de las rocas en vez
Figura 15. Correlación entre la cerámica y los moluscos encontrados en la Unidad 3 (Sector 1),
Puerto Pobre, valle de Casma.
432 Klaus Koschmieder
de desenterrar las especies de las playas arenosas. Es curioso que en los diferentes
contextos arqueológicos del asentamiento Casma (Sector 1) el porcentaje para los
Perumytilus purpuratus se correlaciona con el de la cerámica casma encontrada,
mientras el porcentaje para los Donax obesulus se correlaciona con el de la cerámica
chimú (Figura 15). Este resultado obviamente implica que hubo diferentes prefe-
rencias alimenticias. Esta suposición ha sido confirmada por los resultados en el
complejo Chimú (Sector 2), donde los Donax predominan en todos los contextos
arqueológicos (36-44 por ciento de la colección). Normalmente el porcentaje para
los Donax en asentamientos chimús alcanza una cuota encima del 70 por ciento
(Pozorski 1976; Sachún y Vasallo 1987; Vásquez et al. 1987, 1991), pero hay que
destacar que las cifras bajas de Puerto Pobre se deben a la mayor presencia de
playas rocosas en la zona de Casma y consecuentemente a una disponibilidad
limitada de estos bivalvos.
Los chitones de la especie Acanthopleura echinata (barbón) asi como los gas-
terópodos marinos y terrestres jugaron un rol más importante en la alimentación
de los chimús (10-30 por ciento de los moluscos) que en la de la población Casma
(3-10 por ciento). Entre los gasterópodos marinos destaca la presencia de las gran-
des especies Concholepas concholepas (chanque) y Thais chocolata (caracol común).
Estos moluscos de la familia Muricidae ofrecen una mayor cantidad de carne con
un alto porcentaje de proteinas y calorías (Hinostroza et al. 1979), lo que deja supo-
ner que fueron separados para el consumo de la élite chimú. Muchos ejemplares se
encontraron en las estructuras importantes del complejo principal (Sector 2). Inte-
resante también el resultado de un análisis minucioso de las valvas de los moluscos
de Puerto Pobre. El promedio del peso de las valvas y por consiguiente también de
la cantidad de la carne fue mayor en los contextos chimús que en el asentamiento
Casma (Koschmieder 2004:544), lo que indica que hubo una pre-selección en favor
del grupo dominante.
Restos vegetales
El alimento básico fue el maíz (Zea mays), pero hay que tener en cuenta que los
tubérculos están infra-representados ya que son consumidos completamente, así
que no podemos medir su importancia en la alimentación. Obviamente el camote
(Ipomoea batatas) tuvo más importanica en los contextos casmas (que en el comple-
jo Chimú) visto que se registró una mayor cantidad de sus rizomas en las estructu-
ras de quincha. Por otro lado, la yuca (Manihot esculenta) fue encontrada solamente
en el complejo Chimú, donde se hallaron también artefactos para rallar el tubérculo
(piedras pómez, ralladores de cerámica).
Algunas plantas alimenticias “de lujo” como el maní (Arachis hypogaea) se en-
contraron exclusivamente en el complejo Chimú. Su presencia indica el estatus es-
pecial de sus consumidores, ya que según Garcilaso (1985:II:174 [1617]) “esta fruta
Figura 17. Semillas de frijoles y pallares identificadas en contextos casmas, chimús-casmas y chimús
(según cantidad y peso), Puerto Pobre, valle de Casma.
436 Klaus Koschmieder
En los contextos tardíos del asentamiento Casma (Sector 1), donde predomina la
cerámica chimú (= contextos chimús-casmas), se registraron cambios en la compo-
sición de los restos orgánicos encontrados. Estos cambios probablemente se deben
a la consolidación del poder por parte del grupo dominante chimú, la cuál tuvo
consecuencias en todas las esferas vitales de la población Casma.
Mamíferos
Aves
El análisis de los restos óseos de las aves (marinas) reveló las mismas tendencias
observadas para la clase de los mamíferos. El consumo de la carne de los pelíca-
nos aumentó (63,85 por ciento), mientras los guanayes perdieron su importancia
como proveedores de carne aviar (35,91 por ciento). Nuevamente observamos una
tendencia hacia la adopción del régimen alimenticio chimú. Además aparecen por
primera vez restos óseos de gallaretas (Fulica sp.) en los contextos tardíos del asen-
tamiento Casma, un indicio de una explotación incipiente de lagunas y ríos.
Peces
las especies de alta mar sube un poco, especialmente para las merluzas (Merluccius
gayi peruanus), lo que podría significar que la pesca con embarcaciones tuvo más
importancia durante las últimas fases de ocupación. Por primera vez aparecen tam-
bién algunos monengues (Dormitator latrifans) en la colección, un indicio para la
explotación de los recursos de las lagunas de agua salobre.
Crustáceos
Moluscos
Restos vegetales
pobladores de Puerto Pobre intensificaban la producción del maíz. Hasta las zonas
cercanas a las playas con terrenos salitrosos y un mal drenaje (Acequia La Monenga)
fueron utilizadas para el cultivo del maíz (Moore 1988; Pozorski et al. 1983;
Zak 1984). Por otro lado, la presencia de restos de tubérculos (camote, yuca, achira)
fue aún menor que durante las fases tempranas del asentamiento Casma. En el con-
sumo de otros productos vegetales no se detectaron cambios esenciales, pero al
parecer las especies de la familia Cucurbitacea (zapallo, loche) jugaron un rol más
importante durante la ocupación tardía del sitio. Al igual que el maíz las cucúrbitas
pueden ser almacenadas durante un prolongado lapso de tiempo, algo ideal en
periodos de crisis.
Discusión
Figura 18. Recursos de agua dulce en contextos casmas, chimús-casmas y chimús (según MNI),
Puerto Pobre, valle de Casma.
Los cambios, constatados para la ocupación final del asentamiento Casma, po-
drían ser relacionados con las fuertes relaciones de dependencia entre las pobla-
ciones Casma y Chimú y por ende con la nueva situación sociopolítica en el valle
de Casma. Probablemente la adopción de nuevas estrategias de subsistencia fue el
resultado de medidas coercitivas, pero también de la consolidación de las relaciones
sociales (la convivencia permanente en el valle de Casma) y un proceso inicial de
aculturación, entre otros manifestándose en la presencia de objetos (cerámica, tex-
tiles) del nuevo estilo Chimú-Casma.
reemplazó la caza de los lobos del mar. La expansión máxima de los campos de
cultivo hacia las zonas desérticas y de mal drenaje (campos elevados – Moore 1988;
Pozorski et al. 1983; Zak 1984) y la intensificación de la producción del maíz, pro-
bablemente impulsadas por los chimús, fueron aprovechadas también por los po-
bladores del asentamiento Casma. El consumo de maíz aumentó, mientras los dife-
rentes tubérculos disminuyeron su importancia.
Los resultados de las investigaciones en los diferentes valles de la costa norte de-
muestran que las diferencias entre varios grupos socio-económicos y/o étnicos no
solamente se reflejan en la arquitectura, las formas de enterramiento o en los objetos
de la cultura material, sino también en las formas de subsistencia.
Agradecimientos
El autor del presente artículo agradece al Instituto Nacional de Cultura por haber
aprobado el “Proyecto Arqueológico Puerto Pobre” (Resolución Directoral Nacional
No. 321-95). En los trabajos de campo ayudaron varios arqueólogos y estudiantes de
arqueología de la Pontificia Universidad Católica del Perú (Rafael Vega-Centeno,
Ricardo Garcia Malpartida, Giancarlo Marcone Flores) y de la Universidad Nacio-
nal de Trujillo (Jeisen Navarro Vega, Cesar Cornelio Lecca). A todos ellos mi sin-
cero agradecimiento, al igual que a los colaboradores de Casma, los amigos Julio
Isidro Salinas, César Isidro Durand y Pedro Francia Estrada. El material arqueo-
lógico fue analizado por John Verano (óseo humano), Víctor Vásquez S. y Teresa
Rosales T. (material orgánico), y Arabel Fernández López (textiles). La cerámica fue
dibujada por Felix Farro Buitrón (Museo Max Uhle, Sechín). A todos ellos agradez-
co por su colaboración.
Estrategias de subsistencia en la periferia sur del imperio Chimú... 441
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