You are on page 1of 41
BOLETIN DE LA SOCIEDAD GEOLOGICA DEL PERU TOMO 60 Lima 1973 te. | ANATOMIN DE UN BATOLITO Traduccién por el Dr. Luis Aguirre CONTENIDO 1. Pralogo 2. Marco estructural regional 3. Marco en términos de tectonica de placas 4. Un batolito miltiple y compuesto (A) Unidades y superunidades (B) Un batolito segmentado (C) Una large historia de emplazamiento episédico Note edit.’ El presente trabajo es le traduccién al castellano de la conferencia presidencial de aniversario dada en 1977 por el Pr. WS. Pitcher en la Sociedad Geologica de Londres y que fuere publicada originalmente en ingiés en el J. of the Geological Society, vol; 135, part 2, p.157-182, en 1878. Dado su caracter muy sintético y su interés evidente pare los gedlagas peruanos, el comité editor ha decidido inciuir este articulo en el primer volumen de las Actas del tV Congreso Peruano de Geologis, WS. PITCHER (D) Tiempos pare la intrusién y el enfriamiento {E) Efectos térmicos de corta duracion Control estructural de! emplazamiento (A) Forma de los plutones y el contro! estructural de sus contactos (B) El fineamiento pluténico (C) Mecanismos de instrusién La composiciéin del batolito (A) El gabro precursor (i) Cémulosy no-comulos (ii) El papel de la hornblenda: la fuente de le fase volétil (iii) Emplazamiento del gabro (B\ALos granitoides: Un batolito de diorita cuarcifera-tonalita (i) Las dioritas y tonalitas (ii) Los granitos de tos plutones cripticamente bandeados, los plutones recti- lineos y los complejos anulares (iii) Los granitos con grandes feldespatos (iv) Un ordenamiento en el espacio y el tiempo (v) Los enjambres de diques asociados: diques synplutonicos. (vi) Elcontenido xenolitice (vii) Un proceso de diferenciacién calcalcaling simple 7. Comentarios acerca del segmento de Arequipa: super-unidades y metalogénesis. 8. La interfase pluténico-voicénica: los complejas anulares centrados 3. Un modelo general RESUMEN: Ei Batolito de la Costa del Peri,’ de edad mesozoica-cenozoica, es una in: trusién miltiple de gabro, tonalita y granito que ocupe el nicleo de la Cordillera Occi. dental por una longitud de 1600 km. Su estructura y composicién se describen en el con- texto de una zona intracraténica Andina en ta cual los movimientos verticales fueron do- minantes. El emplazamiento fué controlado por fracturas de subsidencia a todas las es- caias y los magmas fueron canalizados hacia niveles altos de la corteza a lo largo de un mega-lineamiento Unico para finalmente intruir en la forma de centenares de plutones separados. Se discute a continuacién oi problema del espacio, de la construccién (episo: dice 0 continua) de este enorme cuerpo durante 70 Ma, de la medida en la cual los mag mas de fas ecumulaciones volednicas asociadas fueron expulsados a la superficie por in- termedio de los complejos anulares subvolcénicos, y de fa naturaleze fisice de los magmas. Las rocas del batolito pueden asignarse a distintas unidades pluténicas agrupadas en se. Cuencias consanguineas y que forman super-unidades. Los afloramientos de estas a lo lar- go del batolito revelan una segmentacién composicional que puede carrespander con una segmentacién estructural y metalogenética de los Andes como un todo. Ademés, las super-unidades representan ritmos de generacién y diferenciacion magnética perfecta- mente definidos en el tiempo, uno a continuacién del otro, con creciente acidez y decre: ciente volumen. La forma en fa cual se origind cada producto de fusién separado, parti- cularmente el papel de “iniciador’ desempefiado por los gabros, es discutido a la luz problematic (“uncomfortable”) de subduccién por debajo de de un modelo mas bie luna corteza continental en proceso de engrosamiento progresivo. 14 a 1) he ANATOMIA DE UN BATOLITO PROLOGO Durante los Gitimos 200 Ma el ascenso de enormes volamenes de magma a lo largo Ge los mérgenes actives de placas en el Pacifico suroriental ha constituido un fendmeno tan complejo y duradero que el requiere una investigacién global. Esta investigacién abar = la generacion y proveniencia de los magmas, ia forma en que estos ascendieron a la ‘orteza, cémo ellos fueron guiados por estructuras previamente existentes 0 produjeror nuevas estructuras, como ellos reemplazaron ef material cortical y en qué intervalos de tiempo fueron generados e intruidos. Particuiarmente interesante es fa relacion espacial y temporal entre las rocas plutonicas y volcénicas pues los granitoides de los Andes centra les han,intruido sus volcdnicos cogenéticos y han formado las raices de “arcos”” volcan £08 cofMtinentales de tipo marginal (ef. Hamilton & Myers 1967, Hamilton 1968, Dickinson 1970) Los grandes batolitos de la Cordillere Occidental del Perd (Pitcher 1974) proporcio nan excelentes ejemplos de esta fase plutdnica del magmatismo circum-Pacifico WMleso zoico-Cenozoico. La diseccién profunda, consecuencia de un rapido levantamienio recien te (Myers 1976), y la aridez del clima conspiran para producir desiertos rocosos y altas sierres nevadas donde las rocas se presentan desprovistas de cubierta. De este modo es Posible obtener una visién tridimensionat objetiva de las dos enormes intrusiones que Constituyen el nicleo de la cadena Andina, los Batolitos de-ta Coste (100-36Ma) y de la Cordillera Blanca (13-5 Ma) (Fig. 1). Esta Conferencia se concentra en et primero de ellos, juntando ios resultados de una década de estudio por investigadores principalmente pro. veniontes de la Universidad de Liverpool’ del Instituto de Ciencias Geoldgicas. Los dete. lies se contienen en un “Memoir” (Pitcher in Cobbing et al en prensa), en comunicaciones mas cortas (Stewart in Garcia 1968, Cobbing y Pitcher 19722, Cobbing 1973, Cabbing et al. 1972, Knox, 1974, Myers 1975 y, en prensa, Bussell et al. 1976, Pitcher y Bussell 1977) y trabajos anteriores (v. 9, Bearth 1938, Jenks y Harris 1953, Boit 1957, 1964) Es importante tener una idea de le escala de estos fendmenos. El Batolite de le ¢ ta propiamente tal tiene un largo de 1600 km. y un ancho de hasta 65 km. en tanto que lineas de plutones aislados extienden este lineamiento pluténico en Chile y Ecuador has ta una distancia de aproximadamente 2400 km. (Fig. 1). Este lineamiento es paralelo @ la actual fosa oceénica y es en gran manera independiente de le geologie ce superf Hie La estructura y el carécter petroldgico general de los contenares de nlutones que Constituyen este batolito miltiple no experimentan cambio a través de estas grandes Gistancies y pareciera que los magmas en todas partes ascendieron a, y se sotidificaron en el mismo nivel subvolcénico de a corteza. Més alin, a pesar de que la diseccién muestia tas rocas pluténicas sobre distancias verticales hasta de 4000 m, ningin cambio abvio cionada con el nivel de diseccién ha sido detectado sea en el tipo de magi, sea en las reacciones con las rocas de caja 0 en el modo de emplazamienta WS. PITCHER on [EE stone moans | oceans re-Orsncan Fig. 1 El marco geologico de os Batolitos del Mesozoico- Cenozoico en los Andes del Pert (segin Cobbing 1976). ‘Al norte de Lima el afloramiento del Batolito de la Cordi- liera Blanca aparece al este del Batolito de la Costa. MARCO ESTRUCTURAL REGIONAL En los Andes Centrales las cuencas sedimentarias y los “‘arcos” plutono-volcénicos asociados de edad Mesozoica-Cenozoica, fueron construidas sobre corteza continental (Cobbing y Pitcher 1972b,|Audebaud et al. 1973, Cobbing 1976). El cinturén movil An- dino fué esenciaimente un fendmeno epicrustal (cf. Clark et al. 1976), el modelo estruc: tural siendo e! resultado del rejuvenecimiento de antiguas fracturas en el basamento crista lino (cf. Gansser 1973), Como una prueba de ello las rocas antiguas del craton Guayano-Brasilero aparecen en el flanco Pacifico de los Andes (Cobbing et al. 1977a) y atin dentro de islotes fallados en la Cordillera Occidental del sur del Perit (Stewart in Garcia 1968) donde estas rocas an- tiguas estén atrapadas en el propio Batolito de la Costa. Ellas consisten en gneises siici- cos, que registran un metamorfismo de la facies granulita de alrededor de 1900 Ma de edad (Cobbing et al. 1977a, Ries 1977*), cubiertos por un grupo supracostral de meta- grauvacas y anfibolitas e intruidos por granites de edad paleozoica inferior. Gran parte de Nota’ edit.— hay que sefalar también el trabajo posterior de B. Dalmayrac et. al., 1977, Two billon- year oranulites in the late Precambrian metamorphic basement along the southern Peru vian Coast, Sionce, 198, p. 49-5. ANATOMIA DE UN BATOLITO le gruesa corteza continental debajo de los Andes Peruanos cuyo espesor es de 50-70 km (James 19712) debe consistir de tal basamento cristalino (Megard 1968, Cobbing y Pitcher 1972b) a través del cual ascendieron los magmas del Batolito de la Costa. £Une se pregun: ‘a hasta qué punto participaron las rocas de le corteza en la génesis de estos magmas? Desde el Devénico (newell| et al. 1963), el craton jugd un papel tecténico pura mente pasivo y el medio depositacional ha sido uno caracterizado por cuences epeiricas, en-craténicas, elongadas en un rumbo andino establecida mucho antes dei Mesozoico (Wilson 1963,-Myers 1975b, Cobbing, 1976). Cinturones de subsidencia en forma de ban: das estaban separados de horsts emergentes por fallas de subsidencia paralelas al antiguo margen gBntinental. Estas ltimas son estructuras empinadas que se estiman como la ex: presién superficial de fallas profundas en el antiguo hasamento. Como resultado del mo: vimiento independiente de los bloques de falle estas cuoncas paraletas muestran diferentes historias estratigréficas y facies sedimentarias contrastantes. Periodos frecuentes de sole vantamiento determinaron que nunce se acumularan en ellas grandes espesores de sedi mentos (cf. Clark et al. 1976) aunque los espesores de estratos dentro de ciertos pisos, e.. el Albiano, son excepcionales y sefiaan velocidades de depositacién muy altas. Los cambios répidos de facies constituyen la regle en las zonas marginales de estas cuencas limitadas por fallas. De\especial relevancia para el presente estudio es el notorio contraste de facies en el Cretécito Medio de la Cordillera Occidental del Pert septentrio: nal (Wilson 1963, Myers 1974, Cobbing 1976) entre le secuencia de 7000 m. de espesor semejante aun flysch constituida por rocas volcdnicas y lavas en almohadilla depositadas en un eugeosinclinal occidental y la secuencia bien diferenciada, de 5000 m. de espesor, constituida por sedimentos clésticos depositada en un miogeosinclinal oriental. Como se muestra en la Fig. 1 el batolito estdlen su mayor parte emplazado en rocas de la primera de estes facies representeda por el Grupo Casma, el volumen mayor de rocas intrusivas siendo coincidente con los afloramientos de la cuenca eugeosinclinal. Sin embargo, las rocas batoliticas continuan hacia el norte y sur del afloramiento actual y més alla de los limites originales de la cuenca sedimentarie manteniendo el mismo alineamiento pero pre- sentando un volumen més reducido. Puesto que el batolito no esta restringido a la cuenca pareceria que el control mds importante es de naturaleza estructural (Pitcher & Bussell 1977) y que, donde tanto el batolito come la cuenca rellena desarrollaron su volumen maxima, fué el factor estructural comin el que favorecié separadamente el volcanismo, le sedimentacién y el plutonismo (Cobbing 1976). El hecho que nunca se edificara un gran espesor geosinclinal en ninguna de les cuencas andinas (cf. Clark et al. 1976) parece desmentir [a simple hipétesis que atribu ye la generacion de magma en profundidad a gradientes geotérmicas crecientes debido a la gran acumulacién de sedimentos, En realidad une de les conclusiones del presente trabajo @s que por més de 70 Ma los magmas que constituyeron el batolito uniformemente subte ron aproximadamente al mismo nivel superficial en la corteza: la cubierta nunca fue grue sa, El hecho que la cubierta de los compiejas granitoides mayores permanecié delga rante largos periodos de tiempo puede deberse al hecho que, al igual que los domos de se " ee —<“=—_ WS. PITCHER ellos representan un elemento positiva continuo en la estructura cortical (cf. Bot 1956, Pitcher y Berger 1972, p. 357). Tal punto de vista es apoyada por el hecho que fa historia de emplazamiento del Batolito de la Costa comprende al menos un period de levanta mmionto y erosion (Fig, 2). El tltimo y més silicico de los magmas intruy6 2 través de una peniplanicie paleocen hasta el interior de une pila suprayacente de rocas volcénicas ter! enas de edad terciaria inferior, conocida colectivamente como grupo Calipuy. *Procene ‘A eee eae are mo $9 Ue myers Ee ae ge “eelthaah ae Eee: uence mam 8 Fenner alceoowre oq — See Pe $$ (coral g e as 2 Wo deans peeved 3 ‘Sama Rosal & od Te = Treo 5 me owe [SO BY Scam enn Cane (Orn Fas) 3 crsiateous Se Coca) paamene amet want $e a OO ‘tance tom coast in in Const natin AAA) ‘ating ant weit phase with intensiy of folding scnematealy shown 1 Dasentermity Fig. 2 Relaciones temporales entre plutonismo, voleanismo e historia tectnica en le Cordillera Occidental de la parte norte del Peri central. El padrén estructural dominante de los Andes Centrales es uno de pliegues concén ‘ricos con planes axiales verticales, a menudo desprovistos de clivage penetrativo, y de fallas empinadas y frecuentemente invertidas. Esta es una situacién en acuerdo con un régimen tectonico de levantamiontos verticales. La esttechez de los pliegues depende te la competencia total de las rocas como de la proximidad a cinturones axiales ineales de naturaleza restringida y con deformacién mucho més intensa (Audebaud et al. 1873, Myers 1974). Estos cinturones pueden haber resultado de un movimiento postumo en fallas de subsidencia que se proyectan desde el basamento. También consonante con el ambiente epicostral es la comin conservacion de texturas originales y de fabricas sedi- tentarias en rocas clisticas y piroclésticas. Los efectos del metamorfismo de carga se detectan solo. al microscopio en le forma de varios tipos de zeolites acompafiadas de prehnita y pumpellyita (Offler et al. manus. sin publicar) 18 ANATOMIA DE UN BATOLITO El acortamiento de la corteza no ha sido importante (para una discusion ver Mégard 1967, Rutland 1971, Audebaud et al. 1973, Cobbing 1976, Clark et al. 1976) y la eviden cia general en favor de una tectonica de desplazamientos verticales es tan fuerte que pare- ce improbable que un acortamiento suficiente para explicar la duplicacién del espesor cortical pueda haber tenido lugar durante los dltimos 100 Ma. Tal engrosamiento proare: siva esta indicado por la historia de solevantamiento episddico (e.g. Petersen 1958, Mor timer 1973) el cual elev6 el basamento en més de 10 km desde el. Cretacico Superior (Cobbing et al. en prensa). Dado que el engrosamiento fué contempordneo con la intru- sién de los magmas del Batolito de fa Costa serd importante discutir su causa, studios regionales muestran que desde el Triésico la historia Andina de Peri y de Chile septentrional he estado caracterizada por diversos episodios cada uno de los cuales comprende une interaccién de solevantamiento, erosion y volcanism, Hubo ademés tun cambio general en condiciones: la primitiva erosién marina, la sedimentacién y el vol- canismo submarino dieron paso, al final del Cretacico, a una peneplanizacién subaérea y a un volcanismo terrestre. Clark et af. (1976) sostienen que los eventos plutonicas son una parte esencial de estosritmos y segin Aguirre et a. (1974), la fase principal de intrusién de los granitoides tiende a seguir a una fase compresiva de corta duracién estableciéndose fas siguientes relaciones: Ausencia de Intrusién pluténica compresion y (posible extensin) volcanismo dcido Compresién de corta duracién Ausencia de volcanismo intermedio compresién peneplanizacién (posible extensién) solevantamiento El diagrama de eventos geol6gicos de la Fig. 2 puede ajustarse tentativamente en tal esquema, proporcionando asi un marco de referencia para una discusién general del em: plazamiento y construccién del Batolito de la Costa EL MARCO DEL BATOLITO EN TERMINOS DE TECTONICA DE PLACAS. Este no es el lugar para discutir Ia aplicacién del modelo de tecténica de placas a los Andes Centrales pero es importante hacer notar la ausencia de rocas metamérficas de alta presibn, de sutures acompatiadas de ofiolites, de extendidos cinturones de sub-escu rrimiento y de depésitos de acrecién de fosas ocednicas (Cobbing y Pitcher 1972b}. Un arco voleénico puede haber existide pero nunca estuvo separado del margen continental por una cuencé ocednica marginal en expansion activa ubicada detras del arco como ha sido sugerido en el caso de los Andes del sur de Chile (Dalziel et al. 1975), 19 WS. PITCHER Sin embargo, una zona sismica de Benioff existe actualmente por debajo de los ‘Andes Centrales y la evidencia de volcanismo andesitice desde el Permo-Tridsico apoye fu existencia en el pasado. Adn més, existié una migracién del arco pluténico-volcénico hacia el este con el tiempo en Chile septentrional (Farrar 1970, McNutt et al. 1975, Clark et al. 1973, 1976), migracién que puede ser identificads en el Peru (Fig. 2 y Stewart et al 1974, James 1971b), aunque con la importante reserva que se detuvo en un linea miento por 70 Ma, Existe también un aumento hacia el este en la razén K0/SiO, en las Tocas igneas del sur del Peri (James 1973). Todas estas evidencias apoyan ef modelo de subduccion dé dames (1971b) e implican un consumo continuo de la placa ocednice de Nazca, dg.la cual unos 5000 km se supone han sido escurridos por debajo de Sudamérica desde elCretacico (Larson y Pitman 1972). Pese al punto de viste que les fallas empinadas pueden relacionarse con una zona de subduccién de poca inctinacion tal modelo de corteza continental sobreescurrente parece inconsistente con la presencia de movimientos verticales oscilatorios en una placa conti rental generalmente pasiva que sufri6 solamente breves y epis6dicos interiudios de com- presion. CEra la placa de las Américas simplemente demasiado gruese y rigida para respon: der (James op. cit, Silitoe 1974, 1976) y de qué otra modo podemos explicar el sustan- cial engrosamiento?. Claramente’ Gansser (1973, p. 34) tenia razbn al recamendar precat én al usar los Andes como modelo para las discusiones tedricas acerca de la interacci6n de corteza continental y ocednica y yo coincida con Ellenberger (1976) en su insistencia on sefalar que les tesis actuales sobre tecténica de places no proporcionan un modelo causal epropiado para la epeirogénesis Dos puntos especificos son importantes a este respecto y para futuras distusiones, El primero es que la presente zona de Benioff varia en inciinacién a lo fargo de tos Andes (Stauder 1875, Mégard y Phillip 1976, Barazengi e Isacks 1976) en correspondencia con tina segmentacion estructural y metalagénica (Sillitoe 1976) y deberiamos esperar que clio se viera retlejado en el carécter de las rocas igneas. El segundo es que existe ev dencia de una fuente occidental para los sedimentos clésicos en el Paleozoico superior (Isaacson 1978) y tal véz aun en el Mesozoico (Wilson 1963, Webb 1976) lo que sugiere que la corteza continental se extendia antes mucho mas al oeste. Cuénto més al oeste ¥ @ qué clase de mecanismo debemos apelar para explicar su desparicion son materias hipo ‘aticas (cf, Miller 1970, Helwig 1973) pero la posibilidad existe de que corteza continen- tal haya sido erosionada tectonicamente y arrastrada por debajo de los Andes. Tal subduc cién estructural podria pertectamente explicar no sélo el engrosamiento de ie corteza sino que ademés pronorcionaria una fuente para los magmas intermedios y silicicns. Sin om argo es correcto sefialar que James (197 1b, 1973) argumenta en favor de la posiciOn es totiea do le zone de Benioff en base 2 un cambio progresivo dnico de la razon Ky0/SiOp independientemente de la edad, en tanto que Brown (1977) considera el engrosamiento ‘como una simple consecuencia de tanta subduccién y refusién parcial experimentade por la corteza ocednica, 20 c Casma plutonic o i ie | Hache} WS. PITCHER Fig.3 Mapa geoloaico esque- mético mostrando la forme de la mayor parte del segmento Lima del Batolito de a Costa y la distribucion de las super tunidades mayores. ——————————————————— ANATOMIA DE UN BATOLITO mediante relaciones de intersecci6n entre las intrusiones constituyentes. Existen, por orden de edad decreciente, tres super-unidades tempranas que son las siguientes: (1) la mas antigua, formada por les unidades de Patap (gabro), Pacho (diorite-tonalita), Santa Rose (diorite cuarcifere-tonalita-granodioritamonzogranito) y la unidad separada de Humaya; (2) un trio de superunidades granitoideas esencialmente contemparaneas que son La Mina (tonalita-granodiorita), San Jeranimo {monzogranito-sienogranito) y Puscao {granodiorita-monzogranito); (3) la mas joven, que os fe superunidad de Sayan-Pativilea {monzogranito con grandes feldespatos). Para mayores detalles, véase Cobbing y Pitcher 1972a, Myers 19752, Pitcher in Cobbing et al., en prense. Es particularmente importante sefi@far que un enjambre de diques bésicos 2 intermedios se encuentra asociado espacial y temporaimente con cada super-unidad Estas super-unidades estén representades en forma variade pero comunmente dos, algunas veces tres, forman el grueso de los afloramientos en una seccién cualquiere a tra: vés del batolito. Globalmente, el area de afloramiento de las super-unidades, particular- mente su extension @ lo largo del eje del batolito, decrece con la edad decreciente de le super-unidad (Fig. 3). E. 8 28 gE 2 gz Super-unite Ma SEs Late-stage grants of Tf Ktlame ——Fratiica ye grate Pusca0 Graoaorte S| / grant |e awe i= Le Mina Main dyke phase ante. Hur (it) anes ] Fig, Cronologia relative y radiomé: ou weer | Santa Rose twica de las super-unidades del segmento | ee Tima del Batolto de a Cost. Deer’ . naciones radiométricas segiin Wilson | - (1975), a ieee Las fechas inican el sentido de a evo | j I ee ee eae ea tive de tas superunidades La Mindy ! ae San Jerénimo exté en dada 405 Upnes Avan voicanicasties 2 WS. PITCHER, Cada super-unicad envuelve un ritmo de basico a dcido (Pitcher 1974) y la cronolo: gia relativa establecida mas arriba muestra que el Batolito de le Costa esté constituido por rocas que muestran un cierto niimero de tales secuencias ritmices (Fig. 4) tal como ha si do encontrado en la Sierra Nevada (Bateman y Dodge 1970). A través de estos ritmos, en el Peri, el elemento silicico se hace progresivamente mas importante con el tiempo en tal forma que se constituye un ritmo global mayor el cual, comenzando con puras rocas basicas, los gabros, evolucioné a través de granitoides crecientemente acidices hasta los granitos con grandes feldespatos. (8) UN€ATOLITO SeEGMeNTADO El reconocimiento de super-unidades conduce directamente @ establecer que asocie- ciones especificas de ellas caracterizan diferentes segmentos de! Batolito de le Costa (Cobbing et al. 1977b). Existen tres de estos segmentos (Fig. 5) los que se denominan: Arequipa (900 km. de fongitud con cuatro super-unidades), Lima (400 km, con siete super-unidades) y Trujillo (200 km. con un némero ain desconocido de super-unidades).. Fig.§ El Batolito de la Costa mostrando sus tres seg Mentos que son los de Trujillo (en blanco), Lima (lineas) y Arequipa (punteado}. Los plutones aisladas que conti nuan el lineamiento ploténico estén representadas en negro 4 ANATOMIA DE UN BATOLITO Tal segmentacién plutonica se correlaciona aproximadamente con la segmentacion estructural, las asaciaciones de super-unidades cambian a vavés de ciertos lineamientas estructurales fundamentales de tipo trans-Andino. Una posible explicacion de esta es su: gerida por el hecho que entre los segmentos de Lima y Arequipa existe, al presente, une marcada diferencia en inclinacién de la placa de Nazca (Barazangi & Isacks 1976), lo sufi Ciente como para indicar la existencia de una cufia astenosférica entre la corteza y la zona de subduccidp mas inclinada del sur del Peri. Si tal diferencia en la configuracion de la corteza y e! manto superior hubiese existi do durante el Cretécico y el Terciario ella podria explicar el contraste en las asociaciones pluténicas y en la mineralizacion (cf. Carr et al. 1973, Sillitoe 1974) (C) UNA LARGA HISTORIA DE EMPLAZAMIENTO EPISODICO Mientras ts edad relative de emplazamiento de los plutones de este batolito maltiple puede establecerse facilmente en el terreno, la determinacién de ta edad real por métodos sadiométricos se complica, particularmente en el caso del método K-Ar, debido a efectos de recalentamiento y puede complicarse atin més, especialmente en los Andes, por el en- friamiento regional resultante de un solevantamiento répido. Sin embargo, los recalenta- mientos y los enfriamientos por solevantamiento deberian ser detectables por discordan- cia de acuerdo a los modelos de Krummenacher et al. (1975). Un estudio detallado tleva- do a cabo por Wilson (1975) y basado en una prospeccién regional por Stewart et al. (1874) ha proporcionado un marco cronoldgico (Fig. 4}sobre el cual se basa este estudio del emplazamiento batolitico. Dentro del segmento Lima del Batolito de la Costa la edad més antigua registrada es 102 Ma; es le de un piutén granitico mas joven que los gabros (para los detalles ver Stewart et al, op cit.) los cuales, a su vez, inmediatamente postdatan el plegamiento de es- tratos fosiliferos de edad Albiana (c. 105 Ma). De esto se desprende que le sedimentacion, el metamorfisma de carga, el plegamiento y el inicio del emplazamiento batolitico se sucedieron en un tiempo muy corto como es 2 menudo el caso en los Andes. En resumen el trabajo de Wilson proporcione buena evidencia para demostrar que ‘os plutones del segmento Lima fueron reunidos en un lineamiento pluténico dnico, a lo largo de un periodo de 70 Ma con eventos-radiométricos a ¢93,73,62 y 34 Ma que se relacionan con las fases principales de intrusién. Muchos rasgos interesantes y hasta per- turbadores son revelados, sin embargo, por un andlisis de detalle. Uno de estos rasgos es el reconocimiento de un posible diacronismo entre unidades dentro de la misma super: unidad, cuando uno sigue estas unidades a lo largo de un segmento, io que implica dife- rentes tiempos de Negata a la corteza superior de “hornadas”” de magma generado en pro- fundidad en un momento particular En lo que respecta a ta posibilidad de una episodicidad real en el plutonismo cordi Hlerano, tal como ha sido establecida para otros batolitos circumpacificos (cf. Kistler 25 CC WS. PITCHER et al. 1971, Lanphere & Read 1973), el rango de resultados obtenidos por Wilson en in trusiones individuales en sélo un perfil hace que esta posibilidad sea puramente especula- tiva en el caso del Perii (ver Stewart ot al., op. cit.). Incluso si, como parece probable, epi sodios separadas de actividad plutonica pueden ser establecidas en un segmento, ellos pueden no representar episodios regionaies. En realidad seria notable si tal episodicidad se mantuviera @ través de toda la extension del Batolito de la Costa y de sus tres segmen- tos separados. (D) TIEMPO REQUERIDO PARA LA INTRUSION Y EL ENFRIAMIENTO. Si es dificil verificar te episodicidad es ain més dificil estimar los tiempos corres: pondientes #f relleno de un “cauldron"* y a su posterior enfriamiento, En una discusién anterior (Pitcher 1975), Hegué a la conclusion que se necesitaban varios millones de afios para el enfriamiento y ta cristalizacion. Faltan los datos pertinentes, pero en el caso del Peris podrian obtenerse respuestas utilizando todos los métodos radiométricos, incluyen do las dataciones por huellas de fisién, en una investigacién detallada sobre plutones selec- cionados. Los resultados de Wilson (op. cit.) indican, aunque, tentativamente, las escalas de tiempo que podrian eventualmente ser establecidas. Como un ejemplo dentro del ambito de un solo complejo pluténico, el de Huaura, un pluton tonalitico del tipo Santa Rosa con zonacién grosera es cortado por un enjambre de diques que al parecer constituye un evento nico (Cobbing y Pitcher 1972a) y cuyos miembros reaccionan synplut6nicamen- te con una variante leucocratica de este plutén. Un plut6n del tipo La Mina intruye las rocas de Santa Rosa y corta a la mayoria de los diques, aunque unos pocos diques cruzen los contactos para luego desaparecer al interior del nucleo de este pluton més tardio. En el terreno estos eventos son facilmente interpretables como consecutivos y sobrepuestos, fas edades radiométricas pertinentes son 90 Na. para las partes mas antiguas del plutén més temprano, 72 Me para los diques y 65 Ma para el pluton mas tardio. ¢Es posible que festos eventos hayan sido tan duraderos para que una simple super-unidad demore 18 Ma en construirse y un plutén individual 7 Ma en cristalizarse? Por otra parte los dates de Wilson indican un estrecho agrupamiento de las edades de las intrusiones silicicas de los complejo anulares jovenes; 1os extremos estin separados por solo 5 Ma y, dentro de la precisién del método, parece que las calderas volcdnicas que epresentan este episodio de actividad volcanica silicica fueron de retativa corta vida Me imagino que cada uno de los pulsos separados de los granites de las etapas pos- tumas tlena el “cauldron” en forma relativamente répida. Los magmas, proximos a la cristalizacion y aislados en la corteza, dispondrian de poco calor para gastar en la recris- talizacidn de las rocas huéspedes. Por otra parte el desarrollo (“filling”) de un gran plu tan tonalitico resultante de pulsos y oleadas miltiples, podria tener la misma longevidad Not, edit. Cauldron es un termino usado para las estructuras de subsidencis volcdnica, pres cindiendo de fa forma 0 tamaio, protundidad de erosion 0 coneccién con la superficie, Glossary ‘of geology, American geological Institute, 1974, p. 112 ANATOMIA DE UN BATOLITO gue su cristalizacién, Esto plantes el probleme que los muy largos periodos de tiempo involucrades parecen inconsistentes con e! poco desarrollo de las aureolas, fa infima reac _cidn entre pulsos de magma, y la abtencién de un rango razonable de edades por el mé- todo K-Ar. Sin embergo, esto podria tal véz tener algo que ver con el hecho que todo et sistema era relativamente seco e inhib(a por fo tanto lo transferencia de color, ies reaccio- nes metamérficas y larecristalizacién (cf. Fyfe y Brown, 1972, p. 275) (E) EFECTOS TERMICOS DE CORTA DURACION En alguna medida los efectos de contacto estén relacionados con el tamafio de le intrusi6g!y con la basicidad del magma. Sin embargo, aun tomando en cuenta la natura leza refractaria de las litologfas voicénices, es evidente, como se hizo notar antes, que los efectos térmicos son restringidos y que el metasomatismo se encuentra casi enteramente ausente. Los detalles se dan en otro lugar (Bearth 1938, Atherton & Brenchley 1972, Myers 19752, y Pitcher in Cobbing et al. en prensa) con la observacién comiin que estas rocas de contacto de grano fino muestran s6io una alteracién en manchas donde las nue- vas asociaciones térmicas contienen un gran nimero de pequefios cristales de les nuevas fases minerles. El conjunto de estas observationes, a las cuales se afiade la presencia de anisotropismo, de maciado y de cavidades de crecimiento tabulares en los cristales de gra rate, todo esto sugiere que la aureola fué calentada tan rapidamente y estuvo por tan cor- to tiempo a su temperatura maxima que las rocas tuvieron poco tiempo para alcanzar el equilibrio. Las conclusiones de: Atherton y Brenchley (op. cit.) con respecto a las coridiciones P-T durante el metamorfismo son muy semejantesa las de Kerrick (1970) al estudiar un ejemplo semejante de metamorfismo de contacto en la Sierra Nevada. Basadas en la natu- raleza de ciertas asociaciones calco-silicatadas, temperaturas del orden de 550-6000C 2 1-2 Kb de presiGn fueron deducides, les que concuerdan con un espesor estimado de 4-8 km. para el techo del batolito en un momento cualquiera. Es esta otra indicacién de emplazamiento superficial y pienso que tenemos que aceptar las indicaciones de la corta duracidn del calentamiento, la cual no esté obviamente en consonancia con la naturaleza duradera de los procesos plutdnicos que los resultados de Wilson sugieren (Wilson 1975). CONTROL ESTRUCTURAL DEL EMPLAZAMIENTO. (A) FORMA DE LOS PLUTONES Y CONTROL ESTRUCTURAL DE SUS CON: TACTOS. Las unidades y super-unidades petrogréficas del batolito se disponen en muchas in- ‘rusiones separadas. Entre aquellas de escala mapeable, que son principalmente plutones productos de un solo pulso magmatico, existen alrededor de 230 unicamente en el seg- mento Lima y es probable que el total para el batolito completo exceda 800. 2 WS. PITCHER Hasta donde es posible definir un pulso Gnico en el terreno, en base @ una homoge neidad general y a la ausencia de contactos internos, el area de afloramiento promedio pa- ra los verdaderos granites es del orden de 70 km2 (correspondiente a un didmetro del pluton de 9.4 km.). Los plutones tonaliticos zonados ocupan areas mucho mayores, cien- tos de kilometros cuadrados, pero aun estos han sido construidos por pulsos de magma individuales, tal vez una 0 dos veces mayores en volumen que los de composicion gre- nitica. Las medidas referentes 2 los granitos son del mismo orden que las encontradas por Gast et.al. (1971, 1975) para plutones de Baja California y de le Sierra Nevada y se aproximan a un tamafio de plutén standard mencionado por Fyfe (1971, 1973). Proba- blemente este tamafio refleje el éree maxima de techo de le roca huésped que puede per manecer gin sostén por encima de un magma granitico. Suponiendo que los granitos, que son relativamente més ricos en agua que las tonalitas, deben ser menos viscosos que estas filtimas, se podria esperar que sus magmas sostengan un érea menor de material del techo. wsw ENE finan t ca ® Faem Humor Prusoc Gramorite RM Petar Gaviro- ite saree FE] sein ss croretoite Jenny Gooe ] [EG son meme] [sata oes tate Cosma Gree [rea}rvnno |B EEF pacto auatzckate-aite [7 -coeeosroke Fig, 6 Perils esquematicos a través del Batolito de la Costa. Arrbs: a lo largo del fanco norte del valle de Fortaleca, Abajo: a lo largo del flanco sur del valle de Huaura; el primero segin Myers (19752), el iltimo sept Bussell etal. (1976). PS: superficie de erosion actual ANATOMIA DE UN BATOLITO Las intrusiones tempranas, principalmente de gabro y tonalita, tienen la forma de grandes plutones en forma de lentes que se extienden en fila a lo largo del lineamiento ba- (olitico y estén penetrados por grupos de plutones mas pequefios y diques anulares los cuales son mas equidimensionales (Fig. 3). Con pocas excepciones los plutones individua ies tienen paredes inclinadas y techos planos (Myers 1975, Child 1976), a menudo y por largas distancias de modo que la forma general es rectangular o graseramente poliganal El codo del techo a la pared se produce en cortas distancias y la forma més comin de los plutones es ta de una caja rectangular o de una campana de vidrio de cubierte plana (Fig. 6). Tales plutones pueden pasar hacia arriba o hacia abajo a diques anulares poligo: nales de paredes verticales. Todos estos rasgos, incluyendo plutones rectangulares, se en- cuegtran en “cauldrons” de alto nivel de emplazamiento en muchas regiones (v. g. Queensland, Hills 1959, Branch 1967) En el Peri las perturbaciones mecénicas de le estructure externa o la interaccion ‘ouimica con la roca huésped son muy paco frecuentes. Las contactos son tajantes y los plutones seccionan le corteza de una manera tan obvia que el emplazamiento puede ha- berse efectuado solamente mediante fa separacién y el sepultamiento de bloques de le corteza —una conclusién alcanzada hace ya mucho tiempo por Reginald Daly (1912) en su clésico estudio de batolitos semejantes a lo largo del paraielo 49°N en Estados Unidos. Muchos contacts de plutones, ain aquellos internos, estén cartados a cuchillo & incluso desprovistos de efectos de contacto tales como cambios en el tamaiio dei grano 0 desarrollo de pegmatitas. Su forma estuvo controlada por estructuras pre-existentes, ta les come fallas y junturas (Knox 1974, Child 1976, Bussell 1976) y el”stoping’* a lo fargo de un padrén de fracture tan regular ha dado como resultado contactos rectilineas @ in- Gentados y plutones de forme poligonal, un rasgo comin de fos plutones de alto nivel de emplazamiento (ct. Pitcher 1952, Branch op. cit.) El sistema de fracturas en la envoltura del Batolito de la Costa tiene una geometria muy simple relacionada con el eje de este Giltimo. Establecido con anterioridad al emple- zamiento, este sistema mantuvo una orientacién constante a lo largo de la vida del bato. lito, siendo reactivado continuamente y redesarrollado en las intrusiones sucesivas (Bussell op. eit,). En cuanto @ la evidencie de que adn los contactos internos 2 los plutones estén controlados de este modo pareciera que las fracturas del tipo junturas (con igual orienta cién) se desarrollaron muy pronto despues del congelamiento en plutones de todas as edades. La literatura existente apoya ampliamente la idea de una iniciacién temprana de tales fracturas (v. g. Firman 1958, Pitcher y Berger 1972) y los fendmenos de diques synpluténicos apoyan fuertemente este punto de vista. Este control estructural se extiende a los diques (Myers en prensa), el enjambre re gional se orienta a lo fargo del eje del batolito posiblemente como resultado del hecho que Not. edit.— Stoping es un término originado para un praceso de emplazamiento maumético © intrusign por desprendimiento 0 inundacion de pedazos do la roca encajante ~ Glossary of geology -, American geological Int. 1974 29 pe WS. PITCHER este sea perpendicular a la direccién del esfuerzo principal menor durante tos periodios de tensién cuando el magma se movid hacia arriba. Controles locales,a saber la orientacion regional que se curva en la zona de un compiejo centrado y concentraciones locales de diques ya sea rodeando o dispuestas radialmente alrededor de plutones individuales, es tan de acuerdo con los modelos de trayectoria de esfuerzos derivados tedricamente por Océ (1957) y Roberts (1870) en base 2 un grado variable de interaccién entre campos de ‘esfuerzo locales y regionales. El cuadro general corresponde a un régimen de fracturacién fragil de accion regio- nal establecido por mucho tiempo y operando a un nivel alto de la cortesa, Este fégimen tsté relacBrato en forma tan simple con la orientacién regional de los lieges y con el je del batolito que se ajusta a un modelo estructural simple de compresion perpendicu lar @ los Andes en interaccién con un combamiento debido tanto al ascenso de magma como a la consecuente expansin termal. (8) EL LINEAMIENTO PLUTONICO La clara delimitacién espacial de tos magmas de! segmento Lima dentro de un solo bloque de falla, junto con le presencia de zonas de deformacion axiales angostas contem- poréneas con el evento pluténico, el predominio de contactos lineales de orientacién an- dina y ta posibilidad que la ubicacién simétrica y el espaciamiento regular de los comple jos anulares reflejen la concentracidn del magma en ta interseccién de fallas perpendicu lares a los Andes y oblicuas, todo indica un control estructural fundamental que ha sido ya discutido en cierto detalle (Pitcher 1972, Pitcher & Bussell 1977) La expresién Gttima de ello es ta naturaleze del lineamiento pluténico mismo el que es continuo por mas de 2400 km. No solo atraviesa sin desviarse los contactos entre los segmentos corticales {p. 19) sino que sus plutones se extienden tan lejos fuere de la actual cubierta mesozoica que se emplazan en el mismo besamento antiguo (Fig. 1). Hemos visto como las fallas mayores de subsidencia controlaron continuamente le sedi- mentacién y la estructura en los Andes durante largos periodos, aiin antes de! emplaza miento batolitico, de modo que no es sorprendente encontrar que en el Peri septentrio: nal, y por algunos cientos de kilometros, el limite oriental del batolito coincide con el cambio marcado de facies sedimentarias dentro de las rocas huéspedes del Cretacico medio. Creo que este lineamiento pluténico resulté del hecho que los magmas utilizaron tales fallas resurgentes mayores a la manera de conductos, y la forma en que estos mag: mas han sido continuamente alimentados @ lo largo de una linea por més de 70 Ma sugie re estructuras penetrativas particularmente profundas con las fallas pasando hacia abajo a cinturonss de cizallamiento dctil (cf. Watterson 1975) (C) MECANISMOS DE INTRUSION Existen impresionantes ejemplos de “stoping” (Cobbing & Pitcher 19722, Knox 1974, Pitcher in Cobbing et al., en prensa). Grandes apdfisis que emanan de los techos 30 ANATOMIA DE UN BATOLITO ¥ flancos de los plutones pueden verse congelados en proceso de atrapar grandes reba hades de las paredes y techos. Placas rotas de techos fragmentados ("spalled-off") “Ilo Nieron” hacia abajo (Cobbing y Pitcher 1972a, pl. Hl), Existen “pisos” de tales xenoli tos en muchos de los plutones de tipo Puscao. Sin embargo, considerando el batolito co- mo un todo, tales ejemplos son relativamente raros y existen muchos plutenes con zones de contacto limpias, libres de xenolitos, que crean una fuerte impresién que el “piecemeal stoping’”* fué slo un proceso subordinado. Por otfa parte fay suficientes ejemplos de plutones con techo para confirmar fe forma de “campana de vidrio” (“bell-jar") para le mayoria de ellos, y el hundimiento de bloques gentrales es directamente observabie en los complejos anulares de Huaura y For~ taleza, donde es del orden de 2000 m. y 1500 m. respectivamente. Particularmente nota- bie es la clara evidencia que este padron general se aplica a lo largo de todo el batolito y @ plutones de todas las edades. E! hundimiento de “cauldrons” es el proceso claramente do minante y es oportuno hacer notar que Roberts {1970) en su tratamiento tedrico de fa in- trusion de magma en rocas quebradizas predijo que las fracturas de tension necesarias para el aisiamiento de los blogues centrales se producirian solamente @ niveles muy altos en la corteza. Las rocas plutonicas emplazadas pasivamente carecen de fébricas intensas co table esperar y de hecho muchos de los granitos tardios son estructuralmente i Sin embargo, hey algunes excepciones en las cuales ciertos plutones tonalitic nos presentan envolturas esquistosas y foliaciones marginales con xenolitos; ambas caracteristicas pueden atribuirse a deformaciOn durante el emplazat uno de estos casos, e! pluton Cauthay Grande en el complejo pluténico de Cas Bussoll (1975) ha presentado un modelo de expansi6n in situ, a lo largo de ut deformacién, de una burbuja de magma que empujé lateralmente fas racas ty exactamente en le misma forma que la descrita por Nelson & Silvester (1971) para el ton de Birch Creek en California. En el Peri la angosta zona de deformacién que contiene la burbuja pluténica de Cauthay Grande esta caracterizada por esquistos blastomiloniticos que contienen sili anita, Tales zonas son comunes en asociacién con el batolito (Bussell op. cit., Myers en prensa) y representan zonas de cizallamiento diictl incluso 9 niveles tan altos de le cor teza. Me gusta referirme a ellas como “falls calientes” y es posible que estemos viendo aqui, en la inyeccién de magma a presién a to largo de tales zonas, un atisbo del tipo de estructura que podria esperarse encontrar asociada con plutones a mayores profundidaces en los Andes. Otro mecanismo mediante el cual se cred espacio para el emplazamiento de magma os ol de iarrastre en corrientes de gases, como ha sido postulado por Myers (19752) Existen muchos buenos ejemplos de brechas intrusivas especialmente en asociacion con diques anulares Kp. 48) y en algunas zones de contacto hay una asociacién tan estrechs = Wot, edit. es un emplazamignto magmatico en el cual solamente blagues aislados de la rocas del techo son esimilados - Glossary of geology, American geological Inst. 1974 n WS. PITCHER de fractures, microbrechas y microgranitos faminares altamente xenoliticos y xenocrista Jinos las eapas Baranda (Myers 1975a)— que parece muy probable que corrientes de gas, al penetrar las brechas de falla, arrastraron los fragmentos, provocando su abrasion, des gaste y mezcle caética. Sistemas fluidizados tales como estos estan asociados probable mente con un proceso de perforacién gaseosa y podria ser que los conductos por los cua- les subieran los magmas hayan sido ensanchados y abiertos por medio de este mecanismo.. Magmas cargados de gases podrian abrirse camino con facilidad a lo largo de grietas abier tas en lg roca huésped por esfuerzos inducidos térmicamente, facilitando asi el ‘stoping’ En realidad Myers proporciona una descripcidn gréfica del bloque central de roces més antiguas dentro de un “cauldron” hundigndose en un contorno de magma fluidizado “co: mogén arenas movedizas” y siendo corroido por el flujo del sistema fluidizado alrededor de él (op. cit. p. 1218). Tal modelo bien podria aplicarse a ciertos plutones del tipo Puscao pero no es,en mi opinion, el mecanismo general Finalmente, existe la posibilidad que una parte del espacio sea creada por apertura © por levantamiento de la corteza en una escala regional. Sin embargo, el mapeo de los restas del techo, que @ veces forman como un puente continuo a través del eje del bato- lito, prueba de manera concluyente que no han tenido lugar las aperturas horizontales. No es tan facil aceptar o rechazar el combamiento pero creo que domos de una gran am- plitud se produjeron encima de cada complejo plutonico (Fig. 9, p. 49 Fig. 6, abajo, P. 28) debido al ascenso de magma, una posibilidad indicada por Taylor quien identifi- 6 un combamiento local alrededor de! componente norte del complejo anular de Huau- ta. Tal combamiento probablemente haya sido compensado por la eosin en superficie (Pitcher 1972) y haya conducido al colapso de los techos sobre los plutones ascendentes. LA COMPOSICION DEL BATOLITO Considerado en su conjunto es obvio (Tabla 1) que, al igual que otros batolitos Circum-pacificos, el Batolito de la Costa esta lejos de ser granitico en composici6n, siendo fas rocas predominantes los gabros, las tonalitas y las granodioritas. Sise toman en cuenta las areas de gabro intersectadas y removidas por intrusiones posteriores, fa proporcién del primero aumenta significativamente, conduciendo a la importante conclusion que los magmas gabroicos, precursores inmediatos de los granitoides, tuvieron un volumen con- siderable, enfatizando de este modo la importancia de las rocas méficas en la evolucion de los batolitos como fuera sefialado hace ya largo tiempo por Benson (1927). Faltan da- tos geofisicas pero yo esperaria que una anomalia positiva importante se encuentre a lo largo del eje de! Batolito de la Costa, representando un aumento progresivo en la propor- cidn de rocas bésicas con la profundidad (cf. Batolito de Sierra Nevada, Bateman y Eaton 1967, Oliver 1977). Existe tal contraste entre los gabros y los granitoides, no siendo el menor el mostra do por sus tendencias ("trend") geoquimicos contrastantes (p. 45), que puede esperarse que hayan tenido diferentes origenes y que hayan jugado diferentes papeles en la cons- tructién del batolito 32 ANATOMIA DE UN BATOLITO Tabla 1. Las proporciones relatives de las tinos de voce (%/o area) en el Batolito de ls Costa Gabro Tonalite Granodiorite Monzograni Syenogranite Sur de! Pert, Arvavipa (Wonks & Harris 1953), 70 58.0 34.0 40 Peri Centra’, Sayan (copbing & Pitcher 1972a), 158 579 26 08 (nits 1976) 16 463-200 202 20 (Ay’ EL GABRO PRECURSOR (i) Cammutos y no-cirmulos. Existen cuerpos de gabro de todas las escalas, desde filones mantos y “plugs” has- ta plutones considerables de cientos de km2 de drea. Sus afloramientos primitivos pue den ser con frecuencia reconstruidos y ello demuestra que los cuerpos mayores eran elon: gados y los més pequefias alineados; también que en su conjunto formaban un cinturon de intrusiones bésicas colocado exactamente sobre le linea del batolito granitoide del cual eran los precursores. El importante plutén de gabro de Huaral, 60 x 30 km, proporciona un ejemplo diel rango de tipas de roca y de les procesos petrogensticos involucrades. Los estudios detallados de Regan (1976) muestran que una serie de eventos sucesivos pero superpues- tas ocurren, Primera se registra una cristalizacion de tipo cimulo @ partir de un magma, probablemente a profundidad; iuego, durante e inmediatamente después de la intrusion de fa resultante pasta de cristales a su nivel actual, dicha pasta se recristaliza mientras es ta aus caliente y deforméndose, y finalmente viene ia anfibolitizacién, esociade con bre chamiento explosivo péstumo y penetracion por volatiles enriquecidos en agua. Las asociaciones minerates primitivas, dominadas por plagioclasa y piroxeno, exhinen textu ras igneas simples, un orden de cristalizacién predecible, un crecimiento adcumulus” del plagioclasa y un crecimiento intercémulos** de le hornblenda. Existen buenos ejemplos de laminacion ignea, bandeamiento ritmice primario y estructuras orbiculares cres muladas*** (Myers en prensa, Kobe 1973), todo ello es evidencie de una cristalizacian de | tipo cémulo en cémaras magmaticas, de un magma toleitico alte en alimins. Sin embaryo, estas texturas han sido extensamente modificedas por una detorme: cién contempordnes que ha producido asociaciones mineratogicas y texturas cristalo | biésticas afines a las de las auténtices granulitas de piroxeno, inciuyendo Ie produecidn \ Ge alineamientos minerales con S>L*, y un bandeamiento deformativo que resulta, del «Not. edtit.— Es ef continuo crecimiento de une acumulacién de cristales de la misma compos cién del materiat con tal de que los cristales no esten zonados. Intercdmulo es el espacio entre los cistates de un etimuto. Crescumuladas es una roce pluténica formada por acumulacion de cristales y excibiendo texture vescumulada - Glossary of geology - A.G.L.- 1974 3 iis | Belasco 0 ovo z eee Ace meee WS. PITCHER rellena de primitivas zonas de cizallamionto por liquidos residuales intercumulus (of rene SB, Lipmann 1963, Becger 1971). Zonas de deformacion particule iat inten: ae estén representadas por blastomilonitas especialmente en ta zona Mirai 1 de contacto E) hecho que un re-equilibrio tan global pueda tener lugar sin retrogradacion dentro de A eecion piroxeno-plapiocasa sugier Ia mantencion de condiciones de temperatura telativamente alta y de Pro baja ain hasta la etapa de emplazamiento de los magmas al nivel actual. Cambios particularmente extencos posteriormente ala consolidacion estan Tepes Fados por una amplia anfibolitizacion en el estado solido, Esto % concomitante con una rae eracion, la cual en etapas avenzatas determina que las itologies ori sean totalmente convertidas en una meladiarite heterogénes que presenta We rmultiplicidad ve relationes de desequilibrio. Estrechamente asociada con este proceso Se encuentra la acidn entretejida producida por un leuco-granito, 10 que implica que ue el brech- vriento el que permitis la penetracion de los importantes volimenes de volatiles respon. Tables del _metasomatismo global. Tales rasgos, en particular el progres reomplazo de piroxeno hasta formar hornblenda poikilbléstica, som comunes ot los gabros con te emda en todo el batolita y son, a decir verdad, caracteristicos de las sorter orrvaes appiniticas* en el mundo entero (cf Pitcher y Berger 1972, Bowes & Wrigh 1960, Joplin 1959) No todos los gabros representan cimulos y fraccionamientos asociados. Mucha inrusiones menores y_pulsos individuales en los plutones mayores presentan tortor” rracteristicas de una cristalizacion cotéctica simple en una etapa. Lo que es caracterit tico dela secuencia como un todo es la ubicua presencia de hornblenda (i) El papet de ta hornblenda: fa fuente de la fase volétil. Li presencia de hornblenda en tos gabros cordilleranas es un rasgo tan comin qt merece une mencibn especial. (Regan op. cit, Mullan & Bussell 1977). La hornbieny puede aparecer en todas las etapas en fa evolucion de los gabros del Batolito de la Cos postena’ es decir ocasionalmente muy temprano en el tiempo como una fase de cimul verve gnmente como una fase intercimuld tarda, abundentemente como un produc spesse autometasomatismo de etapa tardie, una secuencia que puede haber resultado s plemente del aumento de Pjy, g durante fo cristalizacion. Existen, sin embargo, algin indicio que el metasomatism resulta de Ie introduc’ de aque de fuentes externas, Ast, seqin Regan (op. eit) el hallazgo de que ta anfibol vacidn post-daté o la deformacin que se registra en el gabro de Hucral sugiere st raion evento tardio, post consolidacional, y por lo tanto es poco probable que se dt a agua concentrada por el proceso normal de cristalizacion. TUL HIN voeaseppinitcas: os un grupo de roeaspluénicas de color oscure rcs n Nor war des como carts syenita, monzonites,y diaritas en ls cuales ie horntjande octts © tengosfenocristales prisméticos y tambien como granos fios en ta mesa rocose. ANATOMIA DE UN BATOLITO A primera vista fuentes obvias de teles voldtiles son las tonalitas que siguieron cercanamente @ ia intrusion de los gabros, pero estas eran probablemente subsaturadas en agua y, més ain, no existe una relacién temporal o espacial simple de la anfibotiti zacién y los contactos |tonalite-gabro. Posiblemente la fuente se encuentra en las rocas, huéspedes, los gabros absorbiendo agua durante su emplazemiento final dentro de las rocas volcénicas de la cubierta. (iii) Emplazamiento de! yabro. En casi todas las numerosas ocurrencias de gabro asociado con el Batolito de la Costa, gn cierto grado de defarmacion a temperaturas elevadas es evidente, particu larmenfe en las zones de contacto. Esta generaimente precede @ la anfibolitizacion de los cuerpos mayores. Ello es consistente con el hallazgo que el periodo de intrusion de tales rocas basicas trasland en el tiempo al evento compresivo det Cretécico medio (p. 25) y sugiere que elias pueden haber sido emplazadas por inyeccion de magma a pre sién, Mientras muchas intrusiones de gabro son claramente post-tecténicas - incluso hay “plugs” discordantes y trazas de plutones de techo plano y paredes escarpadas - existen ejemplos de filones manto plegados y de plutones deformados como el de Huaral. Toman- do en cuenta los efectos metamérficos relativamente modestos de las gabros, yo suge- riria que mientras algunos, posiblemente los no-ciimulos, fueron intruidos como magmas relativamente méviles, otros, posiblemente los cimulos, eran pastas esencialmente solidas cuando se emplazaron, deslizindose hasta un completo reposo mediante movimientos intergranulares que se hicieron progresivamente més concentrados a lo largo de zonas de dislocacion discretas a inedida que los plutones se enfriaban. {B) LOS GRANITOIDES: UN BATOLITO DE DIORITA CUARCIFERA-TONALITA. Los componentes granitoides del segmento Lima del Batolito de la Costa, com- prenden, en orden de edad decrecionte, dos super-unidades predominantemente tone- liticas, un grupo de tres super-unidades graniticas de menor distribucion y ciertos granitos disperses caracterizados por grandes feldespatos. Estas estén asociadas en los cuatro. grandes complejos plutdnicos de Chancay, Huaura, Fortaleza y Casma (Fig. 3) (i) Las dioritas y tonalitas. Aunque las intrusiones separadas de diorita cuarcifera forman un elemento pequefio aunque esencial en la construccion de estos complejos, tales racas constituyen més generalmente las fases marginales de los grandes piutones de tonalita-granodiorita De estos altimos, Ios mas bésicos en general son aquellos de la super-unidad Paccho, cuyo principal afloramiento ocupa la parte oriental de! complejo plutonica de Huaura La veriacion dentro de este super-unidad es de una diorite cuarcifere @ una tonalita mafica y en estas rocas el piroxeno siempre acompaiia a la hornblenda y a la biotita 35

You might also like