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1986. Campeonato de Fútbol en partidos el que se espera con más verdad.

verdad. “Rey del Mundo, Diego demás Maradona en Nápoles si para la


México. El equipo argentino avanza con ansiedad es el que enfrenta la Argentina Inmortal”, rezará un título de un diario gente es tan patrono de la ciudad como
éxito hacia la final. Diego Armando con Inglaterra, que la había vencido argentino después de la victoria. Aun San Genaro? ¿Cómo si todo es
Maradona, el capitán del Seleccionado hace 4 años en la dolorosa guerra de sus mismos rivales lo aceptan: devoción?...Muchos aficionados se
deja al mundo con la boca abierta ante las Malvinas. El primer gol frente al “Vencidos por el hombre mágico”, ataron con cadenas a las verjas en
la habilidad y la inteligencia de su juego. equipo inglés, Diego lo ejecuta con la afirma la primera plana del Dayle Mail. plena calle para que no los desalojaran
A medida que los rivales quedan en el mano, “la mano de Dios” dirá el Después de la victoria final contra los del lugar donde pasaría Diego.
camino, la fe de los hinchas crece y la futbolista irónicamente. Al decirlo no alemanes, el ídolo vuelve a Nápoles, Maradona se había convertido en un
figura del jugador adquiere la dimensión imaginaba que, a los ojos de sus donde lo espera la consagración mito.
de un héroe sagrado. De todos los seguidores, no estaba lejos de la definitiva: ¿Cómo va a vivir como los
Epopeya de Edipo de Tebas de Les Luthiers
De Edipo de Tebas Sabiendo tal cosa, Edipo salvose Y sin darse cuenta Al ver a una esfinge
Haciendo memoria Su padre el rey Layo Y a Layo matolo, Casado él está Planteando un dilema,
Os cuento la historia Veloz como un rayo Peleándolo él solo Con quien saben ya Huid del problema
Con penas y glorias, Le dijo a un lacayo, Al cielo enviolo, Su propia mamá, Cambiando de tema,
De Edipo de Tebas. Sabiendo tal cosa. Edipo salvose. Y sin darse cuenta. Al ver a una esfinge.
Le dijo el oráculo, Te irás con mi hijo Semanas mas tarde, De sus propios hijos Madres amantes,
Edipo tu vida No quiero que crezca A Tebas avanza Hay larga secuela Tomad precauciones
Se pone movida Haz tu que perezca Resolver alcanza Y aunque esto le duela Por las efusiones
Serás parricida, Como te parezca, Cierta adivinanza, Yocasta es abuela, De hijos varones,
Le dijo el oráculo. Te irás con mi hijo. Semanas mas tarde. De sus propios hijos. Madres amantes.
Seguía diciendo Cumplida la orden, La Esfinge de Tebas, Edipo al saberlo Por no repetir
Si bien yo detesto El muy desdichado Al ser derrotada, En una entrevista La historia nefasta
Hablarte de esto, Con los pies atados Se ofusca, se enfada Con su analista De Edipo y Yocasta
Se viene, se viene un incesto, Quedose, quedose colgado, Y se hace, y se hace pomada, Se quita, se quita la vista, Lo dicho, lo dicho ya basta,
Seguía diciendo. Cumplida la orden. La Esfinge de Tebas. Edipo al saberlo. Por no repetir.
Penelope - J. MANUEL SERRAT)
Penélope, que un caminante paro una tarde plomiza de abril Penélope, deja ya de tejer sueños en tu
con su bolso de piel marrón, su reloj cuando se fue su amante. uno tras otro los ve pasar mente.
y sus zapatos de tacón una tarde de primavera. Y se marchitó mira sus caras Mírame, estoy aquí, regrese.
y su vestido de domingo Adiós amor mío en tu huerto hasta la ultima flor, les oye hablar, Le sonrió
Penélope, no me llores volveré no hay un sauce en la calle para ella son muñecos con los ojos llenitos de ayer
se sienta en un banco en el antes que de los sauces caigan mayor Dicen en el pueblo no era así su cara ni su piel:
anden las hojas. para Penélope que el caminante volvió tú no eres quien yo espero.
y espera a que llegue el primer Piensa en mí Penélope, y la encontró en su banco de Y se quedo
tren volveré, por ti tristes a fuerza de esperar pino verde con su bolso de piel marrón
meneando el abanico Pobre infeliz, sus ojos parecen brillar La llamo, Penélope y sus zapatitos de tacón
Dicen en el pueblo se paró su reloj infantil sí un tren silva a lo lejos. mi amante fiel, mi paz sentada en la estación
.
La casa de Asterión de Jorge Luis Borges Y la reina dio a luz un hijo que se llamó Asterión Apolodoro, Biblioteca, III,I
Sé que me acusan de soberbia, y tal de las Hachas, otros juntaban prefiero es el de otro Asterión. Finjo estrellas y el Sol y la enorme casa,
vez de misantropía, y tal vez de piedras. Alguno, creo, se ocultó bajo que viene a visitarme y que yo le pero ya no me acuerdo.
locura. Tales acusaciones (que yo el mar. No en vano fue una reina mi muestro la casa. Con grandes Cada nueve años entran en la casa
castigaré a su debido tiempo) son madre; no puedo confundirme con el reverencias le digo: Ahora volvemos nueve hombres para que yo los libere
irrisorias. Es verdad que no salgo de vulgo, aunque mi modestia lo quiera. a la encrucijada anterior o Ahora de todo mal. Oigo sus pasos o su voz
mi casa, pero también es verdad que El hecho es que soy único. No me desembocamos en otro patio o Bien en el fondo de las galerías de piedra
sus puertas (cuyo número es infinito * interesa lo que un hombre pueda decía yo que te gustaría la canaleta o y corro alegremente a buscarlos. La
están abiertas día y noche a los trasmitir a otros hombres; como el Ahora verás una cisterna que se llenó ceremonia dura pocos minutos. Uno
hombres y también a los animales. filósofo, pienso que nada es de arena o Ya veras cómo el sótano tras otro caen sin que yo me
Que entre el que quiera. No hallará comunicable por el arte de la se bifurca. A veces me equivoco y ensangriente las manos. Donde
pompas mujeriles aquí ni el bizarro escritura. Las enojosas y triviales nos reímos buenamente los dos. cayeron, quedan, y los cadáveres
aparato de los palacios, pero sí la minucias no tienen cabida en mi No sólo he imaginado esos juegos; ayudan a distinguir una galería de las
quietud y la soledad. Asimismo espíritu, que está capacitado para lo también he meditado sobre la casa. otras. Ignoro quiénes son, pero sé
hallará una casa como no hay otra en grande; jamás he retenido la Todas las partes de la casa están que uno de ellos profetizó, en la hora
la faz de la Tierra. (Mienten los que diferencia entre una letra y otra. muchas veces, cualquier lugar es otro de su muerte, que, alguna vez
declaran que en Egipto hay una Cierta impaciencia generosa no ha lugar. No hay un aljibe, un patio, un llegaría mi redentor. Desde entonces
parecida.) Hasta mis detractores consentido que yo aprendiera a leer. abrevadero, un pesebre; son catorce no me duele la soledad, porque sé
admiten que no hay un solo mueble A veces lo deploro porque las noches (son infinitos) los pesebres, que vive mi redentor y al fin se
en la casa. Otra especie ridícula es y los días son largos. abrevaderos, patios, aljibes. La casa levantará sobre el polvo. Si mi oído
que yo, Asterión, soy un prisionero. Claro que no me faltan distracciones. es del tamaño del mundo; mejor alcanzara todos los rumores del
¿Repetiré que no hay una puerta Semejante al carnero que va a dicho, es el mundo. Sin embargo, a mundo, yo percibiría sus pasos.
cerrada, añadiré que no hay una embestir, corro por las galerías de fuerza de fatigar patios con un aljibe y Ojalá me lleve a un lugar con
cerradura? Por lo demás, algún piedra hasta rodar al suelo, mareado. polvorientas galerías de piedra gris menos galerías y menos puertas.
atardecer he pisado la calle; si antes Me agazapo a la sombra de un aljibe he alcanzado la calle y he visto el ¿Cómo será mi redentor?, me
de la noche volví, lo hice por el temor o a la vuelta de un corredor y juego a templo de las Hachas y el mar. Eso pregunto. ¿Será un toro o un
que me infundieron las caras de la que me buscan. Hay azoteas desde no lo entendí hasta que una visión de hombre? ¿Será tal vez un toro con
plebe, caras descoloridas y las que me dejo caer, hasta la noche me reveló que también son cara de hombre? ¿O será como yo?
aplanadas, como la mano abierta. Ya ensangrentarme. A cualquier hora catorce (son infinitos) los mares y los El Sol de la mañana reverberó en la
se había puesto el Sol, pero el puedo jugar a estar dormido, con los templos. Todo está muchas veces,
espada de bronce. Ya no quedaba
desvalido llanto de un niño y las ojos cerrados y la respiración catorce veces, pero dos cosas hay en
ni un vestigio de sangre.
toscas plegarias de la grey dijeron poderosa. (A veces me duermo el mundo que parecen estar una sola
que me habían reconocido. La gente realmente, a veces ha cambiado el vez: arriba, el intrincado Sol;. abajo, -¿Lo creerás, Ariadna? -dijo Teseo-.
oraba, huía, se prosternaba; unos se color del día cuando he abierto los Asterión. Quizá yo he creado las El minotauro apenas se defendió.
encaramaban al estilóbato del templo ojos). Pero de tantos juegos el que

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