You are on page 1of 3

Por Carlos Rodríguez Álvarez, 1º de CCPP Tarde

Comentario crítico de ¿Qué es la


globlalización? Falacias del
globalismo, respuestas a la
globalización de Ulrich Beck.

Según el título de la obra podemos llegar a considerar que Beck concreta y


sintetiza de modo sencillo todo y cuanto quiere exponer sobre la globalización y
los temas que le conciernen, que busca dar respuestas simples y sencillas.
Bajo mi punto de vista, la lectura de esta obra es densa, extensa y
minuiciosamente detallada, lo cual enriquece considerablemente su lectura.

Ya con la intención de sumergirnos en la temática del libro en sí, creo que si


bien es cierto que el contenido general es denso, las definiciones básicas son
sencillas, lo que facilita la lectura venidera. Comprendemos perfectamente
desde un principio el significado de globalización –procesos en virtud de los
cuales los estados nacionales soberanos se entremezclan e imbrican mediante
actores transnacionales y sus respectivas probabilidades de poder,
orientaciones, identidades y entramados varios-, globalismo –ideología del
dominio del mercado mundial, también conocida como la ideología del
neoliberalismo-, y globalidad –expone que no hay ningún grupo o país que
pueda vivir al margen de los demás-.

Me llama mucho la atención el término ‘subpolítica’, el cual fue desarrollado por


el propio sociólogo alemán. Beck entiende la subpolítica como el conjunto de
oportunidades de acción y de poder suplementarias más allá del sistema
político. Como digo, me llama mucho la atención que a este significado o
definición tan interesente en el mundo de la ciencia política no le fuera acuñado
antes un significante y que fuera Beck el primero en hacerlo. Pienso que el
término subpolítica refleja perfectamente el significado de esta idea.

Beck afirma algo con lo que estoy realmente de acuerdo y que desde algunos
sectores de la derecha económica se niega, y es que globalización significa
politización en cuanto que la globalidad permite a los empresarios reconquistar
y volver a disponer del poder negociador del capitalismo democráticamente
organizado.

Sus afirmaciones en cuanto a las nuevas vías de consecución de riqueza por


parte de los empresarios –capitalismo sin trabajo (fagocitación de la
competencia local) + capitalismo sin impuestos- me causaron una gran
impresión, así como su afirmación de ‘según el mercado global hay que buscar
no-A para obtener A’, poniendo de ejemplo que, todo el que fomenta el
crecimiento económico acaba generando desempleo, o todo el que rebaja
drásticamente sus impuestos para tener más beneficios acaba generando
también desempleo.

En cuanto al apartado de lógicas, dimensiones y consecuencias de la


globalización Beck expone 4 posturas distintos sobre esta temática que
pertenecen a Wallerstein, Rosenau, Gilpin y Held, los cuales defienden
posturas antagónicas entre sí.

Yo, personalmente, pienso que la posición de Wallerstein es la más sensata, ya


que hace alusión al carácter desigual del capitalismo, y afirma que el
capitalismo es global en sí mismo. Trata sobre la apropiación del plustrabajo
por parte del empresario así como la existencia de crisis periódicas que obligan
a una posterior reestructuración que conlleva a su vez a una agudización de la
división del poder y de la propia desigualdad. De este modo, se eleva el índice
de contradicciones del sistema mundial, lo que podría llevar a un colapso del
mismo. También considero interesante la idea de Held, en la cual afirma que la
soberanía de los estados se encuentra dividida y maniatada.

Me ha impactado la idea de África no como un continente, sino como un


concepto, como una idea que junto con su escenificación puede ser
transportada a cualquier lugar del planeta. He de decir que cuando leí el título
de este subcapítulo quedé impresionado, pero después de haberlo leído pienso
que Beck tiene buena parte de razón.

Me atrae mucho la idea de ‘sociedad del riesgo’ que expone Beck, y creo que
es un perfecto de modo de observar nuestra realidad y la del mundo que nos
rodea con gafas de pensamiento crítico. Entender que hay un poder dominante
que es el del capital, y que este poder repercute en todas las facetas y ámbitos
de nuestra sociedad.

No podemos tratar de comentar el libro sin nombrar el término ‘glocalización’,


mediante el cual el sociólogo alemán intenta mostrar que ‘lo local debe
entenderse como un aspecto de lo global’.

Me ha llamado sumamente la atención la teoría de Appadurai sobre ‘poder


imaginar vidas posibles’, es decir, que la imaginación adquiere un poder único
en al vida de los hombres. Numerosas personas en numerosas partes del
mundo sueñan con adquirir la mayor amplitud de vida posible, como si ya la
hubiesen vivido. Las gafas con las que las personas ven y valoran sus vidas
están hechas desde el prima de la vida posible que ofrece la televisión.

Beck afirma que la era global llevará al fin del estado nacional, el cual
conllevará al fin de la democracia y de la política en sí, por lo que propone la
existencia de una tercera vía en la que se reformule y reforme el espacio
político internacional posibilitando una arquitectura completa de la soberanía y
de la identidad.

Considero como el propio autor que las consecuencias de la globalización son


irreversibles (la pobreza global, los daños y atentados ecológicos, los conflictos
transculturales o los avances en tecnología no podrán ser revertidos), pero es
necesario, invirtiendo en educación y formación (libre, no bajo la influencia de
la hegemonía del capital) construir un contrapoder para recuperar la soberanía
y la preponderancia de los derechos sociales y públicos sobre los privados.

También es muy interesante su idea de combatir a la globalización mediante la


cooperación internacional, creando instituciones supranacionales que
respondan ante la hegemonía neoliberal. Una de estas instituciones
supranacionales es la propia Unión Europea. Considero que la postura de las
fuerzas progresistas y demócratas europeas no debe ser la del abandono de
las instituciones europeas, sino que se debe trabajar para recuperar esas
instituciones y ponerlas al servicio de la mayoría, y no de la minoría como
ocurre hoy en día.

Cabe nombrar en este comentario el TTIP, y cómo la globalización y la


globalidad llegan a su punto más álgido, al mismo tiempo que la seguridad y los
derechos sociales de los ciudadanos decae hasta límites insospechados.

Ante una actualidad marcada por la paulatina pérdida de derechos sociales, por
la pauperización de la calidad de vida y por el decaimiento del estado de
bienestar, pienso que nosotros, los ciudadanos, debemos de tomar conciencia
de la situación y actuar con el fin de que las instituciones se vean pobladas de
verdaderos representantes de la mayoría, que luchen por y para ella, y no a
favor de una élite financiera minoritaria.

Por un mundo donde todos seamos socialmente semejantes,

humanamente diferentes

y totalmente libres.

Carlos Rodríguez Álvarez, 21 de diciembre de 2016.

You might also like