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Como sabemos, la cuestión planteada por mi título cobró un nuevo impulso en los últimos
diez años del siglo XX. Los Derechos del Hombre o Derechos Humanos acababan de ser
Soviética y Europa del Este – rejuvenecimiento que había sido aún más significativo (justo)
como el “formalismo” de esos derechos había sido uno de los primeros objetivos a criticar
por el joven Marx, de tal forma que el colapso del Imperio Soviético bien podía parecer su
debería igualarse con el mercado global de una economía liberal. Como es bien sabido, las
cosas no sucedieron exactamente de esa manera. En los años siguientes, el nuevo panorama
territorio de nuevas figuras de lo Inhumano. Y los Derechos del Hombre resultaron ser los
tierra, amenazadas por la masacre étnica. Aparecieron más y más como los derechos de las
víctimas, los derechos de aquellos que fueron incapaces de promulgar cualquier derecho o
1
Originalmente en The South Atlantic Quarterly 103:2/3, Spring/Summer 2004. Copyright © 2004 by Duke
University Press.
Translated to spanish by x. Kuro
About the translation, this work is licensed under a Creative Commons Attribution-ShareAlike 4.0
International License.
incluso de reclamar en su nombre, así que eventualmente fueron sostenidos por otros, al
Por lo tanto, surge una nueva sospecha: Que hay detrás de este extraño desplazamiento del
enunciación de estos derechos? Es obviamente imposible revivir la crítica Marxista. Pero otra
forma de sospecha podría ser revivida: aquella de que el “hombre” de los Derechos del
Hombre fuera una mera abstracción porque los únicos derechos reales fueran los derechos de
Esta polémica declaración fue primero realizada por Edmund Burke en contra de la
Revolución Francesa2. Y fue revivida en un modo significativo por Hannah Arendt. En Los
Derechos del Hombre”. En este, Arendt equipara la condición “abstracta” de los “Derechos
del Hombre” con la situación concreta de las poblaciones de refugiados que circularon por
toda Europa después de la Primera Guerra Mundial. Estas poblaciones habían sido
despojadas de sus derechos por el único hecho de fueran únicamente “hombres”, y carecer
Arendt encontró el “cuerpo” donde ajustaba el carácter abstracto de los derechos y enuncio
esa paradoja de la siguiente manera: los Derechos del Hombre son los derechos de aquellos
que solo son seres humanos, sin otra propiedad más que la propiedad de ser humano. Puesto
2
Edmund Burke, Reflections on the Revolution in France, ed. J. G. A. Pocock (Indianapolis: Hacket, 1987).
en otro sentido, hay derechos de aquellos que no tienen derechos, el mero escarnio del
derecho3.
Esta ecuación era posible por la visión que tenía Arendt de la esfera política como una esfera
específica, separada del ámbito de la necesidad. Una vida abstracta significa “vida privada”.
“Vida individual”, vida entrampada en su propia “idiotez”, tan opuesta a la vida de la acción,
el discurso y la apariencia públicas. Esta crítica de derechos abstractos era en realidad una
había sido dilapidada desde su inicio por la “lastima” de los revolucionarios por los pobres,
por la confusión entre las dos libertades: libertad política, opuesta a la dominación, y libertad
social, opuesta a la necesidad. A sus ojos, los Derechos del Hombre no eran un ideal
fantástico de ilusos revolucionarios, tal como lo apunta Burke. Estos fueron los paradójicos
más de cincuenta años, parece hecho a la medida, cincuenta años después, calzando a las
debemos poner especial atención a aquello que hace que ajuste a esta visión. Esto es la
pasaje del capítulo acerca de las perplejidades de los Derechos del Hombre, ella escribe lo
siguiente acerca de los que carecen de derechos: "Su plegaria no es que no sean semejantes
ante la ley, sino que la ley no existe para ellos; no que sean oprimidos, sino que nadie busca
oprimirlos”4.
3
Hannah Arendt, The Origins of Totalitarianism (New York: Harcourt Brace, 1951), 297–98.
4
Arendt, Origins of Totalitarianism, 293.
despectivo. Como si esta gente fuera culpable de no ser capaz de ser oprimida, ni siquiera
digna de ser oprimida. Creo debemos estar conscientes de que lo que está en juego en el
declarar una situación y estatus que podría estar “más allá de la opresión”, más allá de
Arendt entre los ámbitos de la política y la vida privada --- lo que ella menciona en el mismo
capítulo como “el obscuro fondo de lo meramente dado”5 . Así mantiene una posición de
acuerdo a sus propias estructuras políticas. Paradójicamente esta posición provee un marco
para la descripción y una línea para la argumentación que luego demuestra ser muy efectiva
que ya no es política, una esfera de sacralidad antropológica situada más allá del alcance del
disenso político. Este vuelco de la declaración de una estructura política hacia una
aproximación des-politizada es, a mi parecer, una de las características más significativas del
lo Inhumano, y los crimines en contra de la humanidad. Giro que es claramente ilustrado por
substituciones que la equiparan, primero, con la teoría del biopoder de Foucault, y en seguida,
con la teoría del estado de excepción de Carl Schmitt. En un primer paso, su argumento se
basa en la oposición que hace Arendt a dos vidas, una oposición predicada de la distinción
5
Ibid., 297.
6
Giorgio Agamben, Homo Sacer (Stanford: Stanford University Press, 1998).
entre dos términos en griego: zoe, que significa “una vida fisiológica al descubierto”, y bios,
que significa “forma de vida”, y notablemente el bios politikos: “la vida de las grandes
acciones y nobles palabras”. Para ella, los Derechos del Hombre y la democracia moderna
reducción de bios a ser pura zoe. Agamben equipara esta crítica con la polémica de Foucault
acerca de la sexualidad eran en realidad efectos de una maquinaria de poder alentando a las
personas a hablar sobre el sexo. Efectos de una nueva forma de poder que no es más el viejo
poder soberano que tiene el control de la Vida y Muerte sobre los sujetos, sino un poder de
control positivo sobre la vida biológica. De acuerdo a Foucault, incluso la limpieza étnica y
el Holocausto son parte de un programa biopolítico “positivo” más que un resurgimiento del
A través de la conceptualización biopolítica, que, para Arendt, era una falla de la democracia
cómplice de la democracia, vista como la preocupación en masa sobre la vida individual, con
tecnologías de poder con un dominio sostenido sobre la vida biológica tal cual.
Desde este punto, Agamben toma la cuestión un paso adelante. Mientras Foucault oponía un
biopoder moderno a una vieja soberanía, Agamben los empalma al equiparar la de idea de
“control sobre la vida” de Foucault con el estado de excepción de Carl Schmitt8. Este último
7
Foucault, The History of Sexuality, Volume 1: An Introduction [The Will to Know], trans. Robert Hurley
(New York: Pantheon, 1978) and Society Must Be Defended, trans. David Macey (New York: Picador, 2003).
8
Carl Schmitt, Politische Theologie (Berlin: Duncker and Humblot, 1922).
soberano es el poder que decide sobre un estado de excepción donde la legalidad normal ha
sido suspendida. Esto significa en última instancia que la ley depende de un poder de decisión
que está en sí fuera de la ley. Lo que esta correlacionado con la excepcionalidad de un poder
En este modo, no hay más oposición entre poder soberano y biopoder. Poder soberano es lo
mismo que biopoder. Tampoco hay ninguna oposición entre poder absoluto del estado y los
Derechos del Hombre. Los derechos del hombre hacen que la vida natural aparezca como la
fuente y portadora de estos derechos. Hacen que el nacer aparezca como principio de
o natividad- con nacionalidad, esto es, con la figura del ciudadano. El flujo de refugiados en
el siglo veinte podría haber dividido la identidad y hacer de la desnudez de una vida al
descubierto, desprovista del velo de la nacionalidad, como el secreto de los Derechos del
Hombre. Los programas de limpieza étnica y exterminación podrían entonces aparecer como
Esto significa que el secreto de la democracia –el secreto del poder moderno- puede ahora
ser mostrado en primer plano. Ahora el poder del estado tiene un quehacer concreto con la
vida al descubierto. Esta no es solo la vida del sujeto que podría ser reprimido. Tampoco es
la vida del enemigo al que se tendría que matar. Es, Agamben dice, una vida “sagrada” – una
vida tomada dentro del estado de excepción, una vida “más allá de la opresión”9. Es una vida
9
Agamben, Homo Sacer.
entre vida y muerte que puede ser identificable con aquella que tiene el condenado, o la de
experimentación científica sobre una vida “indigna de ser vivida”, esta es, la anormalidad,
expuesta10. Por tanto las leyes nazis que suspendían los artículos constitucionales que
Hombre –esto es, el estado de una vida expuesta, vida indiferenciada, correlato de biopoder.
El campo puede ser puesto como el “nomos” de modernidad, y subsumir bajo y la misma
noción los campos de refugiados, las zonas donde las autoridades nacionales ubican a los
De este modo, la correlación entre un poder soberano y la vida expuesta toma lugar donde
los conflictos políticos pueden ser localizados. El campo es el espacio de una “absoluta
imposibilidad de decidir entre hecho y ley, regla y aplicación, excepción y regla” 11. En este
espacio, el ejecutor y la víctima, el cuerpo Alemán y el cuerpo Judío, aparecen como dos
partes de un mismo cuerpo “biopolítico”. Cualquier tipo de clamor por derechos o cualquier
lucha por promulgarlos queda presa desde el primer momento de la polaridad de una vida
10
Ibid.
11
Ibid.
Dicha polaridad aparecer como una suerte de destino ontológico: cada uno de nosotros podría
totalitarismo languidece, y toda práctica política prueba estar presa de la trampa biopolítica.
muy lejos de la visión de Arendt sobre la acción política. Sin embargo, quiero suponer que
política de contaminarse de una vida particular, social, apolítica. Este intento desaloja el
escenario político barriendo a sus siempre ambiguos actores. Como resultado, la excepción
política es finalmente incorporada al poder estatal, haciendo frente a la vida expuesta -- una
oposición cuyo avance se vuelve complemento. Esta voluntad por preservar el campo de la
política pura solo logra desvanecerla en la mera relación del poder del Estado y la vida
individual. Así la política es igualada al poder, un poder que se toma cada vez más como un
destino histórico-ontológico abrumador del cual sólo es probable que nos salve un Dios.
Si queremos salir de esta trampa ontológica, tenemos que reiniciar la cuestión de los
encuentra sujeta a políticas. Esto significa ubicar la cuestión de que es la política sobre una
base diferente. Para hacer esto, demos un vistazo más de cerca al argumento de Arendt acerca
de los derechos del hombre y el Ciudadano, argumento que Agamben básicamente apoya.
Ella hace de ellos un dilema que puede ser puesto de la siguiente manera: o bien los derechos
de los ciudadanos son los derechos de los hombre -pero los Derechos del Hombre son los
derechos de la persona despolitizada; son los derechos de los que no tienen derechos, lo que
equivale a la nada –o los Derechos del Hombre son los derechos de los ciudadanos, los
derechos vinculados al hecho de ser un ciudadano de tal o cual Estado constitucional. Esto
significa que son los derechos de los que tienen los derechos, lo que equivale a una
tautología12.
O bien los derechos de aquellos que no tienen derechos o los derechos de los que tienen
derechos. O bien un vacío o una tautología, y, en ambos casos, un truco engañoso, tal es la
cerrazón que construye. Esto solo funciona al costo de poner del lado la tercera suposición
que escaparía al dilema. Esta la he de expresar de la siguiente manera: los Derechos del
Hombre son los derechos de aquellos que no tienen los derechos que tienen y tienen los
Intentemos hacer sentido de este enunciado – o desarrollar la ecuación. Está claro que la
ecuación no puede ser resuelta con el mero identificar de una x incógnita. Los Derechos del
Hombre no son los derechos de un solo sujeto que al mismo tiempo seria el portador de los
mismos y que solo podría usar aquellos que él o ella posean. Si este fuera el caso, ciertamente,
sería fácil demostrar, como Arendt lo hace, que dicho sujeto no existe. Pero la relación del
sujeto con sus derechos es un poco más complicada y enredada. Está promulgada a través de
subjetivación, que conecta el intervalo entre las dos formas de existencia de estos derechos.
Dos formas de existencia. Primero, son derechos escritos. Son inscripciones de la comunidad
como esta sea libre e igual. Como tal, estos no son únicamente los predicados de un ser no
existente. Incluso si situaciones reales de falta de derechos puedan darles lugar, estos no son
un ideal abstracto, situado aparte de lo dado de la situación. Lo que es dado no solo es una
12
Arendt, Origins of Totalitarianism, 294.
Segundo, los Derechos del Hombre son los derechos de aquellos que hacen algo de dicha
inscripción, que deciden no únicamente “usar” sus derechos, pero también construir una serie
No solo es cuestión de confirmar si la realidad valida o niega los derechos. El punto es acerca
Hombre y ciudadano son sujetos políticos. Sujetos políticos no son conjuntos definitivos.
Son nombres excedentes, que pueden definir una cuestión o una disputa (litigio) acerca de
pertenecientes a sujetos definidos. Los predicados políticos son predicados abiertos: están
qué casos.
La Declaración de Derechos dicta que todos los hombres han nacido libres y semejantes.
respondes, como Arendt lo hace, que es la esfera de la ciudadanía, la esfera de la vida política,
precisamente, donde trazar la línea que separa una vida de la otra? La política se encarga de
dicho límite. Es la actividad la que replantea la cuestión. Este punto fue claramente hecho
famosa declaración de que si las mujeres tenían el derecho de ir al cadalso, también lo tenían
de ir a la asamblea.
El punto era precisamente que mujeres que habían nacido semejantes no eran ciudadanas
semejantes. Ellas no podían ni votar o ser elegidas. La razón para esta prescripción era, como
siempre, que ellas no podían encajar en la pureza de la vida política. Ellas supuestamente
pertenecían a lo privado, la vida doméstica. Y el bien común de la comunidad tenía que
vida expuesta de la vida política no podía estar tan claramente delimitado. Existía al menos
un punto donde la “vida expuesta” probaba ser “política”: donde las mujeres eran
expuesta” a manos de un juicio público basado en razones políticas, esto significaba que su
vida expuesta –su vida condenada a muerte- era política. Si, bajo la guillotina, eran iguales,
por así decirlo, “a los hombres”, tenían derecho sobre el entero de la igualdad, incluida la
participación en la vida política. Por supuesto que esta deducción no podía ser aprobada –
mucho menos escuchada- por los legisladores. Sin embargo, podía ser promulgada en el
de intereses, opiniones, o valores; es una división puesta en el “sentido común”: una disputa
acerca de lo dado, en el marco dentro del cual se establece algo como dado. Las mujeres
podían hacer una demostración en dos aspectos. Demostrar que habían sido privadas de los
través de su acción pública, que tenían derechos que la constitución les negaba, bien pudiendo
adoptar dichos derechos. Así podrían actuar como sujetos de los Derechos del Hombre en el
sentido preciso que he mencionado. Ellas actuaron como sujetos que no tenían los derechos
que tenían y tenían los derechos que ellas no tenían. Esto es lo que llamo disenso: poner dos
poner en escena dicho disenso. Puesto así, el hombre no es un término vacío opuesto a los
derechos reales del ciudadano. Tiene un contenido positivo que libera de cualquier diferencia
entre aquellos que “viven” en tal o cual esfera de la existencia, entre aquellos no calificados
para la vida política. La misma diferencia entre hombre y ciudadano no es un signo de
disyunción que prueba que los derechos son vacíos o una mera tautología. Es la apertura para
prueba o verificación. De esta manera los temas políticos construyen sus casos de
Ellos no solo confrontan la inscripción del derecho en situaciones donde se niegue; ellos
reúnen un mundo donde esos derechos son válidos y un mundo donde no lo son. Enlazan
relaciones de inclusión y exclusión. El nombre común para los términos que escenifican
del Homo Sacer, Agamben enfatiza eso que llama la “constante ambigüedad” del pueblo que
En el tercer libro de Las Leyes, Platón lista todas las calificaciones que son o dicen ser fuentes
de legitima autoridad14. Tales son los poderes de los amos sobre los esclavos, los viejos sobre
los jóvenes, los letrados sobre los ignorantes, etc. Pero, al final de la lista, hay una anomalía,
un “calificativo” para el poder que él irónicamente llama la elección de Dios, queriendo decir
por mera oportunidad: el poder ganado por sorteo, a nombre de la democracia. Este es el
poder de aquellos que no tienen ninguna calificación específica para mandar, exceptuando el
13
Agamben, Homo Sacer.
14
Plato, Laws, trans. Trevor J. Saunders (Middlesex: Penguin, 1970), bk. 3, 137–39.
político tal cual - tiene que ser identificada con la totalidad realizada por aquellos que no
que no tienen parte. Esto no significa la población de los pobres, significa una parte
suplementaria, una parte vacía que separa la comunidad política de la suma de las partes de
una población.
El argumento de Agamben está en línea con la oposición clásica entre la ilusión de soberanía
y su contenido real. Como resultado, pierde la lógica de una subjetivación política. Los
sujetos políticos son sujetos excedentes. Ellos dan cuenta de lo no contado como un
suplemento. Política que no separa una esfera de la vida política específica de las otras
esferas. Separa a toda la comunidad de sí misma. Opone dos razones que la dictaminan. Se
puede contar a la comunidad como la suma de sus partes – de sus grupos y de las
calificaciones que cada uno de ellos posea. He de llamar a este tipo de conteo una política.
Puedes contar un suplemento a la suma, una parte de aquello que no tiene parte, que separa
Los derechos del hombre son los derechos de la demostración, del pueblo, concebidos como
la calificación paradójica de este suplemento. Este proceso desaparece cuando asignas esos
derechos a un mismo sujeto. No hay hombre en los Derechos del Hombre, pero no hay
necesidad del mismo. La fuerza de estos derechos reside en el movimiento de vaivén entre la
es el porque los sujetos en la constitución Soviética podían hacer referencia a los Derechos
del Hombre contra las leyes que negaban su efectividad. Esto hoy explica también porque
puede ser invocados por los ciudadanos de estados regidos por leyes religiosas o la mera
transito de nuestros países o las poblaciones en los campos de refugiados. Estos derechos son
suyos cuando pueden hacer algo con ellos para construir el desacuerdo en contra de una
negación de derechos a la que se vean sujetos. Y siempre hay gente entre ellos que lo haga.
Cuestión de solo pre-suponer que los derechos pertenecen a sujetos definitivos o permanentes
de los cuales se dice, como Arendt lo hizo, que los únicos derechos reales son aquellos
provistos a los ciudadanos de una nación por pertenecer a una nación, y garantizados por la
protección de su estado. La conclusión es de hecho un círculo vicioso. Para hacer esto, desde
luego, uno tiene que negar la realidad de las luchas que se salen del marco de un estado
nacional constituido y asumir la situación del ser humano “tal cual” que desprovisto de
conclusión es de hecho un círculo vicioso. Solo reafirma la división entre aquellos que son
Pero la identificación del sujeto de los Derechos del Hombre con el sujeto desprovisto de
politización. Este proceso es lo que es conocido con el nombre de consenso. Esto significa
mucho más que la razonable idea y practica de solucionar conflictos políticos vía formas de
negociación y acuerdo, y por permitir que cada quien obtenga la mejor parte compatible a los
intereses de los otros. También significa un intento por liberarse de lo político al expulsar a
los sujetos excedentes y remplazarlos con interlocutores reales, grupos sociales, grupos de
espacios al desacuerdo al conectar los intervalos y llenar todos los posibles vacíos entre la
lo común de la comunidad es reducido a la distribución la ganancia que cada parte del cuerpo
social pueda obtener. En esta lógica, leyes positivas y derechos tienen que adherirse a una
y hecho. La ley tiene que volverse idéntica a la vida natural de la sociedad. Para ponerlo en
a su ethos – siendo esto la morada y el modo de vida de un grupo. Como una consecuencia,
el espacio político, que se había formado en el vacío entre la abstracta falta de literalidad de
los derechos y la polémica acerca de su verificación, se resuelve más y más a cada día.
Ultimadamente, esos derechos en realidad aparecen vacíos. Parecen ser inútiles. Y cuando
no sirven, se hace lo mismo que las personas caritativas hacen con sus ropas viejas. Se les
dan a los pobres. Esos derechos que parecen ser inútiles en su lugar son enviados fuera, junto
con medicina y ropas, a personas desprovistas de medicina ropa y derechos. Es en este modo,
como resultado de un proceso, que los Derechos del Hombre se volvieron los derechos de
aquellos que no tienen ningún derechos, los derechos de seres humanos expuestos a represión
derechos de aquellos que no pueden decretarlos, las víctimas de la absoluta negación del
derecho. Por todo esto, no están vacíos. Términos y lugares políticos nunca se vuelven un
mero vacío. Este es llenado por algo o alguien más. Los Derechos del Hombre no se vuelven
nulos por volverse los derechos de aquellos que no pueden actualizarlos, Si ellos no son “sus”
“Los Derechos del Otro” es el título de un ensayo escrito por Jean-François Lyotard,
originalmente un artículo auspiciado por las Oxford Lectures on the Rights of Man,
organizado en 1993 por Amnistía Internacional15. El tema de los derechos del otro tiene que
ser entendido tiene que ser entendido como una respuesta a la cuestión, Que significan los
por repensar los derechos primero repensándolos Erróneamente. Este enfoque tomo la
palabra después del colapso del Imperio Soviético y los decepcionantes resultados de lo que
se suponía era el último paso hacia la democracia universal. En el contexto de nuevos brotes
de odio racial o religioso, ya no era posible asignar crímenes contra la humanidad a ideologías
repensados: de ellos se decía que más que ser los efectos específicos de ideologías perversas
de un estado legitimo o sin ley, pero que aparecía como un mal absoluto, un impensable e
irredimible mal.
de represión y crueldad, o las situaciones de angustia que llamamos “inhumanas”, son las
15
Jean-François Lyotard, ‘‘The Other’s Rights,’’ in On Human Rights, ed. S. Shute and S. Hurley (New York:
Basic Books, 1994). This essay was originally presented as a paper within the auspices of the Oxford Lectures
on the Rights of Man, organized in 1993 by Amnesty International.
consecuencias de nuestra traición en contra de otro Inhumano, al que podríamos llamar un
“buen” Inhumano. Este es la otredad tal cual. Es esa parte en nosotros sobre la cual no
tenemos ningún control. Puede ser el nacimiento e infancia. Puede ser el Inconsciente. O la
Ley. O Dios. Lo Inhumano es la otredad irreducible, la parte de lo Indómito, que niega una
Tal sueño de la absoluta libertad debía haber sido el sueño de la Ilustración y de una
perfecta comunicación y trasparencia. Pero solo el Holocausto Nazi podría haber revelado y
logrado el corazón de dicho sueño: exterminar a aquellos cuya única misión era soportar la
dependencia sobre lo Indómito. Los derechos que están sujetos a ser una respuesta a la
“humanitaria” falta de derechos son los del Otro, los derechos del Inhumano. Por ejemplo,
en el punto de vista de Lyotard, el derecho a hablar debe ser identificado con el deber de
“anunciar algo nuevo”17. Pero lo “nuevo” que tiene que ser anunciado no es más que el poder
obediencia a los derechos del Otro deja de lado la heterogeneidad del disenso político para
beneficiar una heterogeneidad más radical. Como en Agamben, esto significa expandir el
error, sustituyéndolo por un procesar el error político como si este fuera una suerte de destino
16
Lyotard, ‘‘The Other’s Rights,’’ 136.
17
Ibid.
ontológico que solo permite “resistencia”. Esta no es una manifestación de libertad. Al
contrario, significa fidelidad a la ley de la Otredad, que deja fuera cualquier sueño de
“emancipación humana”. Este es el modo filosófico de entender los derechos del Otro. Pero
ahí hay un modo menos sofisticado y trivial de entenderlos: si aquellos que sufren la represión
inhumana son incapaces de promulgar los Derechos Humanos como su último recurso,
entonces alguien más hereda dichos derechos para hacerlos valer en su lugar. Esto es lo que
ser descrito como una especie de “devolver al remitente”: los derechos en desuso que tienen
que ser enviados a los faltos de derecho son enviados de regreso a los que enviaban. Pero
este ir y venir no es una transacción nula, Da un nuevo uso a los derechos en “desuso” – uno
nuevo que logra en el escenario mundial lo que por consenso logra en escala nacional: borrar
el límite entre ley y hecho, ley y anarquía. Los derechos humanos que son enviados de regreso
son ahora los de una victima absoluta. Víctima de un mal absoluto. Por lo tanto los derechos
que vuelven al emisor –que ahora es el vengador- de manera similar al poder de una justicia
La expresión “justicia infinita” fue rechazada por el gobierno de los EEUU unos días después
de haberla puesto en marcha como un término inapropiado. Pero yo pienso que era uno muy
apropiado. Una justicia infinita no es solo una que rechaza los principios de una Ley
justicia que borra toda distinción que era usada para definir el campo de la justica en general:
distinción entre ley y hecho, castigo legal y reprimenda privada, justicia, política y guerra.
Todas estas distinciones eran reducidas a ser un mero conflicto ético entre Bien y Mal. La
Ética está presente en nuestras agendas. Algunas personas la ven como un retorno a un
Tomo una visión muy distinta de este nuevo dominio de la ética. Para mi significa el borrar
toda distinción legal y el cierre de todo intervalo político de disenso. Ambos desaparecen en
teoría de los “derechos del otro”, convierte este resultado en un destino antropológico u
Pienso que debemos de dejar a un lado el destino ontológico si queremos entender quién es
el sujeto de los Derechos del Hombre y repensar las políticas de hoy, incluso de la falta de
las mismas.