Professional Documents
Culture Documents
Marco Metodológico
- Método hermenéutico-dialectico
La hermenéutica se define como la teoría y la práctica de la interpretación, y tiene
un largo desarrollo histórico. La teoría hermenéutica empieza a tomar forma en las
discusiones medievales de las interpretaciones bíblicas, principalmente las
realizadas por los padres de la iglesia. Como disciplina moderna de la interpretación
de textos, la hermenéutica se formaliza en los siglos XVIII y XIX; al final de este
último, el filósofo Wilhelm Dithey propone la hermenéutica textual como una
metodología de las ciencias sociales. En el siglo XX, esta teoría sufre
transformaciones en su campo y en su metodología y se convierte en la base de un
enfoque filosófico para el análisis de la comprensión y la conducta humana con fines
de organización, Gallagher (1999) organiza las teorías hermenéuticas en cuatro
corrientes (citado en Alvarez-gayou, 2003 pp.80-84):
- Hermenéutica conservadora
- Hermenéutica dialógica.
Se consideran enfoques de la hermenéutica dialógica los que se adhieren a los
principios y reglas siguientes:
° El concepto de la verdad en el texto no necesariamente muestra correspondencia
entre la comprensión del intérprete y las intenciones del autor, o entre aquella y la
comprensión del auditorio original.
° La verdad del texto se concibe como una introspección reveladora. La verdad se
encuentra en la lectura, más que en el texto.
° La investigación cuidadosa del contexto en el que se generó el texto ayuda a la
comprensión del mismo, pero no define la interpretación total. Resulta igualmente
importante lograr que el texto hable en la situación actual del intérprete.
° Existen muchas interpretaciones erróneas de un texto, pero también existe más
de una interpretación correcta. La interpretación no es totalmente subjetiva. El texto
impone límites a la forma en que lo comprendemos.
° La investigación histórica y lingüística ayuda al intérprete a evitar sus propios
sesgos, pero no los elimina y nunca podrán eliminarse.
° En relación con los significados del texto, según los asume la hermenéutica
conservadora, se considera que el significado siempre está condicionado y nunca
puede obtenerse totalmente.
° El círculo hermenéutico significa que el intérprete proyecta un significado en el
texto y a su vez, el texto lo confirma o lo rechaza. El texto puede representar un
horizonte cultural e histórico, que se resiste a los presupuestos del intérprete.
° Las interpretaciones exitosas implican una fusión de horizontes, como lo llama
Hans-George Gadamer. Algunos sesgos son productivos, otros no. La productividad
de una buena interpretación sólo puede lograrse en la situación hermenéutica
misma.
° La hermenéutica dialógica, por tanto, es primordialmente descriptiva.
° Los diferentes puntos de vista en un texto no siempre constituyen sujetos proclives
a resolverse y, en cambio, pueden constituirse en la base de diferentes
interpretaciones aceptables.
° El texto siempre rebasa a su autor.
Que no necesariamente debe haber correspondencia con lo que entiende el
intérprete, y lo que realmente quiere decir el autor.
- Hermenéutica crítica.
- Hermenéutica radical.
- Fenomenología
Según ibìd., pp. 85-88, la fenomenología es una corriente filosófica originada por
Edmund Husserl a mediados de 1890, se caracteriza por centrarse en la experiencia
personal, en vez de abordar el estudio de los hechos desde perspectivas grupales
o interacciónales. La fenomenología descansa en cuatro conceptos clave:
1 La temporalidad (el tiempo vivido)
2 La espacialidad (el espacio vivido)
3 La corporalidad (el cuerpo vivido)
4 La relacionalidad o la comunalidad (la relación humana vivida).
Considera que los seres humanos están vinculados con su mundo y pone énfasis
en su experiencia vivida, la cual aparece en el contexto de las relaciones con
objetos, personas, sucesos y situaciones.
Existen dos premisas en la fenomenología (Morse y Richards, 2002). La primera se
refiere a que las percepciones de la persona evidencian para ella la existencia del
mundo, no como lo piensa, sino como lo vive; así, el mundo vivido, la experiencia
vivida, constituyen elementos cruciales de la fenomenología. La segunda señala
que la existencia humana es significativa e interesante, en el sentido de que siempre
estamos conscientes de algo, por lo que la existencia implica que las personas están
en su mundo y sólo pueden ser comprendidas dentro de sus propios contextos. De
esta forma, los comportamientos humanos se contextualizan por las relaciones con
los objetos, con las personas, con los sucesos y con las situaciones.
John Cresswell (1998) (citado por Álvarez-Gayou, p.86) considera que los
investigadores realizan análisis fenomenológicos si su trabajo cumple las siguientes
características generales:
° Buscan la esencia, la estructura invariable del significado de la experiencia.
° Enfatizan la intencionalidad de la conciencia, es decir, que las experiencias
contienen la apariencia externa y la interna, la cuales se basan en la memoria, la
imagen y el significado.
° Realizan el análisis fenomenológico de los datos mediante una metodología
reductiva, con auxilio del análisis de discursos y de temas específicos, y con la
búsqueda de significados posibles.
° Apartan su propia experiencia, en la más pura tradición de la investigación
naturalista.
° Confían en la intuición, en la imaginación y en las estructuras universales para
aprehender la experiencia.
° Suspenden cualquier juicio respecto a lo que es real o no lo es.
° Comprenden las perspectivas filosóficas detrás de la teoría, especialmente el
concepto de cómo una persona experimenta un fenómeno.
° Elaboran preguntas de investigación tendientes a explorar el significado que las
personas confieren a las experiencias vividas cotidianamente.
° Obtienen información de quienes han experimentado el fenómeno que estudian,
generalmente por medio de entrevistas.
La fenomenología, como muchas otras teorías, se ha desarrollado y modificado
después de su fundación. Así, poco después de su creación, Martin Heidegger,
alumno y crítico de Husserl, plantea la fenomenología hermenéutica, con la cual
busca describir los fenómenos ocultos y, en particular, sus significados. La meta de
la fenomenología hermenéutica, en contraposición a la fenomenología eidética de
Husserl, consiste en descubrir los significados no manifiestos, analizarlos y
describirlos (M. Zichi y A. Omery, 1994). Si bien la hermenéutica originalmente pone
en relieve la lectura y la interpretación de textos, Heidegger expande esta noción a
la auto interpretación de la existencia humana como tal (Sokolowsky, 2000). En la
actualidad, existen corrientes de la fenomenología especifica en su aplicación en
determinados campos, sociología, psicología, pedagogía, etc. Con raíces en la
fenomenología hermenéutica, surge la fenomenología reflexiva-trascendental
(referida a la psicología), la fenomenología dialógica, la fenomenología empírica, la
fenomenología existencial y la fenomenología social. (Ibíd. P 87)
Desde el paradigma fenomenológico, las preguntas de quien investiga siempre se
dirigen hacia una comprensión del significado que la experiencia vivida tiene para
la persona. Especialmente importante resulta que el investigador llegue con el
participante sin ideas preconcebidas y abierto a recibir cuanto éste exprese.
El análisis de los datos consiste en un proceso de lectura, reflexión, escritura y
reescritura, lo que permite al investigador transformar la experiencia vivida en una
expresión textual.
La persona que investiga selecciona palabras o frases que describen
particularidades de la experiencia estudiada. Puede agrupar las que tienen relación
o semejanza entre sí y formar grupos que revelen la subjetividad de las personas
investigadas.
El estudio fenomenológico termina con una mejor comprensión del investigador y
del lector sobre la esencia y la estructura invariable de la experiencia, reconociendo
que existe un significado unificador en ésta (Cresswell, 1998), ello implica que todas
las experiencias tienen una estructura básica subyacente. Cuando el lector del
estudio lo termina, debe tener la sensación de que ha entendido lo que para otra
persona significa vivir una situación determinada.
Según Martínez (1989, pp. 259- 264), el método biográfico o de historia de vida está
adquiriendo en la actualidad una importancia significativa en todo el campo de las
ciencias sociales.
Si bien tuvo auge durante los años treinta, posteriormente decayó, dada la
preponderancia que tomaron los métodos cuantitativos. Estos, revestidos del
prestigio que les atribuyó la orientación objetivista, acabaron por copiar, con una
pretendida cientificidad de dirección única, todo el campo de la investigación social.
De ese modo, medir, numerar y cuantificar llegó a ser el único criterio de objetividad
científica.
La principal consecuencia de este último enfoque ha sido la pérdida del sujeto como
foco de atención y su reducción al elemento de un todo, átomo de una estructura.
Lo ideográfico se ha perdido en lo nomotético. Si consideramos que los fenómenos
sociales en su esencia son cualitativos, será fácil comprender que los métodos
cuantitativos han elaborado una realidad concretamente inexistente. Con ellos, las
ciencias sociales se han empobrecido hasta tal punto que Ferrarotti ha podido
hablar de “cuantofrenia”.
Los métodos cuantitativos sirven para numerar, medir, cuantificar, era el único
método que se utilizaba para el estudio de un gran número de personas, nomotética,
lo cual tuvo que cambiarse por lo ideográfico, para estudiar a un solo individuo,
desde lo general a lo individual.
La antropología es la disciplina que se valió del método biográfico, desde un
principio, en sus investigaciones de campo. Los antropólogos han sido los primeros
en darles un estatus científico.
Dollard (1935) en (Martínez, p.260). Definió con claridad, para la psicología, a la
historia de vida como un instrumento técnico para superar las reflexiones
especulativas. En cierto modo, Dollard resume una actitud predominante; servirse
de los documentos biográficos en vista de una objetividad y generalidad que se sitúa
más allá del sujeto y del individuo. La nueva orientación, en cambio, toma al sujeto
y al individuo como el centro mismo del conocimiento y a la historia de vida no como
técnica, sino como el método adecuado para llegar a ellos. El sujeto es lo que se ha
de conocer, pues es el único hombre que existe en la realidad concreta, y es en su
historia donde se le puede captar con toda su dinámica. Además, el sujeto lleva en
sí toda la realidad social vivida. En él se concreta cada grupo social a que ha
pertenecido y toda la cultura en la que ha transcurrido su existencia. Al conocer al
sujeto, se conoce el grupo y la cultura tal como se dan en concreto, de manera
subjetiva, vivida. El sometimiento del sujeto a lo social no es una preocupación
exclusiva de Durkheim o de Freud, sino que en realidad está inserto en toda la teoría
y la praxis de la sociología, desde Comte (1952) hasta nuestros días.
Ello está claro como planteamiento epistemológico fundante, común a ambas
orientaciones sociológicas, capitalista o marxista. En la una, por el procedimiento
metodológico básico de llegar a lo singular sólo a partir de la multitud, esto es, de
llegar a lo ideográfico desde lo nomotético, o, dicho de otro modo, utilizando lo
idiográfico solamente como paso para arribar a lo nomotético. El uno sometido al
número, el otro, por el olvido del sujeto en busca de la estructura o disolviendo el
sujeto, que se nadifica, en la única realidad- estructura.
La variedad múltiple de teorías, métodos, interpretaciones, conceptos, categorías
de todo el universo semántico, que fracciona la superficie del discurso sociológico,
se revela ficticio cuando descubrimos este cemento uniforme que, colándose en los
intersticios de la dispersión, la compacta y la homogeneiza.
¿Qué plantea en cambio, el actual movimiento metodológico?
Para Ferrarotti, es una “apuesta epistemológica” (1981, en Martínez, p.261).
Inherente al método mismo, según esto, la historia de vida no es solamente un
método de investigación en el campo social, sino una manera propia de conocer lo
social, un enfoque epistemológico, no solo distinto, sino “otro”. A partir de estos
planteamientos se entiende la frase de Ferrarotti. El método biográfico pretende
atribuir a la subjetividad un valor de conocimiento. Todos los estudios biográficos
que no han llevado “al corazón del método, los materiales primarios y su subjetividad
explosiva” están situados en el campo de la ciencia histórica, en el otro
epistemológico y, por lo mismo, han pasado por ella.
“Mediante la historia de un solo sujeto se logra obtener un conocimiento adecuado,
con toda la fuerza de la subjetividad, de la realidad cotidiana de grupos y fenómenos
sociales que, abordados a través de los métodos cuantitativos, revelarían sólo
algunas facetas esquemáticas e impersonales” (Ibíd., p264).
El método Historia de vida, es el más acertado para llevar a cabo un estudio, en
donde por medio del análisis cualitativo podemos ubicar la realidad social de un
individuo. En la historia de vida, los procedimientos metodológicos básicos hacen
sus estudios de lo general a lo singular, el estudio de un solo individuo nos dará el
conocimiento adecuado de su fenomenología.