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MARCO TEÓRICO

ANTECEDENTES DE CORRUPCIÒN ADMINISTRATIVA EN MÈXICO


Antecedentes
A partir de septiembre de 2004 se han realizado cambios significativos dirigidos a
transparentar la gestión pública panameña, abarcando áreas fundamentales de la
Administración Pública, tales como: gobierno electrónico, compras gubernamentales
y calidad de servicio, con la finalidad de fortalecer la institucionalidad del sector
público, promover la cultura ética y de rendición de cuentas, buenas prácticas y
acceso a la información pública
A continuación, se enuncian algunas de las acciones más relevantes que se destacan
en el esfuerzo interinstitucional para mejorar la gestión pública y garantizar la
transparencia en la actividad estatal y combatir la corrupción.

A. TRANSPARENCIA, FISCALIZACIÓN Y FORTALECIMIENTO


INSTITUCIONAL

● Derogación del Decreto Ejecutivo No. 124 de 21 de mayo de 2002, por el cual
se reglamenta la Ley No. 6 de Transparencia de 22 de enero de 2002, en
septiembre de 2004, que restringía la aplicación de algunos artículos
contenidos en la ley de Transparencia y limitaba su efectividad respecto al
acceso a información sobre la gestión pública.

● Aprobación de la Ley No. 15 de 10 de mayo de 2005, que adopta la


Convención de las Naciones Unidas Contra la Corrupción, aprobaba en Nueva
York el 31 de octubre de 2003.

● Incorporación en las Normas Generales de Administración Presupuestaria


vigencia 2006 (Artículo No. 168 de la Ley No. 38 de 24 de noviembre de 2005,
por la cual se dicta el Presupuesto General del Estado para la vigencia fiscal
de 2006), el Principio de Transparencia que establece que la información del
Presupuesto de Ingresos (total de los ingresos corrientes y de capital,
incluyendo los de gestión institucional) debe hacerse del conocimiento
público a través de los medios de acceso masivo.
● Sistema para el Control de Obras del Estado (COBE), implementado por la
Contraloría General de la República a partir de febrero de 2006 y creado para
fortalecer la función de fiscalización de la Contraloría. Es una herramienta
tecnológica constituida como una fuente única de registro, que coadyuvará a
las entidades públicas en el proceso de seguimiento de las contrataciones a
través de Internet, obtener información sobre los proyectos, contratos y
licitaciones públicas para la ejecución física de los proyectos, incluye también
lo relativo a al registro y control de las fianzas de cumplimiento de obras, entre
otras cosas.

● Aprobación de la Resolución No. 002 de 21 de julio de 2006, que establece el


pago a servidores públicos por transferencia electrónica de fondos, como
medio de pago de salario, más confiable, seguro y eficaz, en la Dirección
General de Tesorería del Ministerio de Economía y Finanzas.
La corrupción desde siempre ha acompañado a la política, a los actos de gobierno, al
mercado y la vida social. De allí que no sea extraño que se conozca la práctica de la
corrupción como una de las actividades más antiguas del mundo. Pero en este
mundo cada vez más globalizado, en el que personas, empresas, instituciones
nacionales e internacionales o Estados interactúan con una creciente asiduidad,
velocidad y en relaciones cada vez más asimétricas, se crean ocasiones
extraordinarias para los comportamientos parasitarios u oportunistas como nunca
antes se había producido.8 La corrupción se ha transformado actualmente en un
tema común en los círculos internacionales.. Pero, el mundo ha decidido que este
problema PI manera que es necesario enfrentarlo. No cabe duda, ha llegado a ser tan
amenazante que resulta urgente hacer algo al respecto.9 La corrupción no es un
fenómeno nuevo. La corrupción ha sido un problema potencial. Evidentemente, no
todos los sistemas políticos dan la misma importancia a este asunto. Sin embargo,
allí donde una sociedad estableció por cuestión de principios una división entre
política y mercado, donde los intereses públicos y privados se distinguieron unos de
otros y donde la sociedad hizo retroceder los límites del patrimonialismo, el
clientelismo y el nepotismo, la corrupción es considerada como patológica. La
corrupción es una Capítulo I La corrupción: un marco de referencia para su estudio
44 Primera parte. Aproximación al fenómeno de la corrupción manera de “aceitar las
ruedas” de un sistema atascado. La corrupción trae consigo la destrucción de
cualquier sociedad, ya sea dictatorial [ democráticos.10 La corrupción entonces, se
ha transformado en un fenómeno global con ámbitos uniformes y transfronterizos,
propios del mundo contemporáneo.11 La corrupción se ha convertido, desde las
últimas décadas del siglo XX, en una pandemia en los ámbitos de gobierno. en su
gobierno y malestar en la población.12 Paulatinamente, en la comunidad
internacional se va consolidando la idea de que la corrupción es un grave problema
no sólo para los países afectados en mayor medida por ella, sino también para la
economía de mercado es detener su expansión global y combatirla en sus diferentes
frentes.13 - ~V a eventual sanción. Segundo, el tema es muy sensible de abordar ya
que afecta la credibilidad, honra y prestigio de personas e instituciones; activos
intangibles de gran valor. Tercero, muchas veces las situaciones de corrupción están,
por su mismo carácter, escondidas, protegidas y a la sombra; por personas o
instituciones con poder económico o político. Cuarto, no hay un consenso sobre las
soluciones aceptadas
Durante la etapa del "milagro mexicano", el crecimiento económico y el desarrollo de
nuestro país permitieron que la población en general se beneficiara de la bonanza
económica, lo cual impidió ver los errores de los burócratas y funcionarios; pero
también se otorgó a los funcionarios un poder inusual sobre los documentos, sellos,
formatos y papelería oficial, que controlaron en usufructo de las oficinas
gubernamentales. Empero, transformar la cultura de los mexicanos es una tarea
titánica que el autor de este libro describe de manera detallada.
La corrupción adquiere distintos matices: abuso de poder, tráfico de influencias,
compadrazgo, amiguismo, soborno, cohecho, mal uso de los conocimientos, fraude,
aceptación de obsequios a cambio de favores, entre otros que forman parte de lo que
denomina corrupción administrativa, que se distingue de la corrupción política
porque la primera afecta principalmente a los burócratas que forman parte de la
administración pública.
La corrupción administrativa en México es un referente obligado para todos los
funcionarios que deseen comprender y actuar contra este flagelo, porque las
campañas sociales, espots radiofónicos y anuncios contra la corrupción no han
tenido el efecto deseado. Lo que requieren los programas contra la corrupción es
disminuir los incentivos, aminorar la proclividad a usar la corrupción para evitar una
fila, obtener un descuento o ganar tiempo en los burocráticos procesos. Parte de la
corrupción está en el compadrazgo y el favoritismo.
En la tercera parte, correspondiente al siglo XX, se considera las distintas políticas
instrumentadas por el gobierno para combatir la corrupción posrevolucionaria: José
López Portillo (1976-1982), Miguel de la Madrid (1982-1988), Carlos Salinas (1988-
1994), Ernesto Zedillo (1994-2000), Vicente Fox (2000-2006) y Felipe Calderón (2006-
2012). Todas las políticas buscaron controlar el ejercicio del poder; sin embargo,
hubo muchos casos documentados sobre el abuso del poder y la riqueza inexplicable
de algunos funcionarios como el ex director de la policía durante el sexenio de José
López Portillo, El Negro Durazo, que fue cobijado por el poder.
El documento de investigación arroja interesantes conclusiones: durante el virreinato
se permitió la corrupción abierta a los españoles, así como durante las etapas
siguientes. En un esquema de simulación acaso, las políticas públicas fracasaron por
el desinterés de los ciudadanos y la omisión de las autoridades para otorgar
certidumbre a las leyes. Con la consolidación del partido dominante -primero con el
PNR en 1929, PRM en 1938, y luego con el PRI en 1946-, se estableció un esquema de
control y prebendas para todos. Este modelo se rompió con la alternancia en 2000,
que suponía un cambio que no llegó: la corrupción continuó y las medidas para
atacarla terminaron siendo igualmente tardías.
Acontecimientos como el "toallagate", protagonizado por Vicente Fox, en ocasión de
una suntuosa compra de toallas a un precio altísimo por la Presidencia de la
República, permitió entender que la corrupción no solo está en el desvío de fondos,
sino también en el uso y abuso del presupuesto, mediante la asignación de altos
salarios y la ejecución de compras suntuosas a cargo del erario público; e incluso en
el pago de intermediarios políticos para establecer empresas, como recientemente se
dio a conocer sobre la cadena de tiendas Walmart, que debió pagar sobornos para
establecerse en varias ciudades de México.
Sobre todo esto, el autor afirma: "El régimen político, los partidos políticos y los
políticos tienen un doble discurso: atacan la corrupción de forma reiterada, pero
cuando se convierten en altos funcionarios gubernamentales ejercen el privilegio del
cargo que ostentan" (Sánchez, 2012: 515). Por tanto, el fenómeno de la corrupción, la
falta de ética y las conductas de aprovechamiento e interés persisten de manera
directa e indirecta, formal e informal en la sociedad mexicana. Las políticas de
prevención deberán atacar el origen, las prácticas culturales, y privilegiar la denuncia,
no solo decretar leyes y nuevos programas, porque, como se relata, la lucha contra la
corrupción lleva muchos años, muchas leyes y muchos programas.
Más de tres siglos tiene la corrupción en México, mediante distintas modalidades,
formas y grados. Pero, como sostiene Cartier-Bresson (1997), las prácticas corruptas
no suelen darse de forma ocasional y no organizada; por el contrario, obedecen a
esquemas de acción interiorizados dentro de las organizaciones. Las prácticas tienen
tan profundo arraigo que se "institucionalizan", con su consabida dificultad para
transformarse. Las redes de corrupción se estructuran movilizando recursos, interés
financiero, familiar, partidista y de grupo. En el libro se concluye que solo la
prevención, la cultura ética y la práctica de valores en el servicio público permitirán
transformar la corrupción institucionalizada que se vive; aún más, garantizar el
ejercicio de las leyes podrá evitar la avaricia, la codicia y el anhelo de poder.
Finalmente, dentro de la cultura mexicana, las prácticas sociales deben cambiar para
dar paso a la legalidad so pena de quedar en el estancamiento por la corrupción que
daña y corroe a la administración pública, los negocios y la convivencia en general.

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BASES TEÓRICAS
‘mecánico’ se rompe (Rodríguez, 2007).

La corrupción forma parte de cualquier sociedad organizada y opera a través de


estructuras jerárquicas con poder (Müller, 2012); los estudios consideran que
interactúan la política, la economía y la sociedad, sin dar mucho mérito a lo que la
ciencia de la psicología puede aportar para su estudio, tratamiento o prevención,
ya que si se hace una revisión de literatura exhaustiva, es escasa la información
que de la psicología emana sobre este tema. Sin embargo, según se amplíen y
agranden las dimensiones o perspectivas del significado de ‘corrupción’, se
determinarán sus límites como objeto de estudio (Estévez, 2005).

La psicología sí ha contribuido de manera importante en su comprensión, por


ejemplo, el Banco Mundial mandó realizar un experimento sobre las actitudes y
conductas éticas de personas a partir de una doble muestra con un grupo de
personas seleccionadas en México y Suiza. Se dejaban caer una billetera en una
tienda departamental de forma intencionalmente ‘descuidada’, de manera que otra
persona la recogiera creyendo no ser observada. El experimento se repitió
muchas veces y sus resultados mostraron que en Suiza, en promedio nueve de
cada diez personas buscaron devolver la billetera a quien la dejaba caer; en
México el promedio de personas que realizaban esta conducta fue de tres
(Rodríguez, 2007). Inconvenientemente, México es considerado como un país en
donde la corrupción es alta en comparación a otros países de primer mundo
(Transparencia Mexicana, 2013). Pero el comportamiento humano es resultado de
los condicionamientos del pasado y de los que predominan en el presente; esta
es una premisa de la psicología social, desde la cual se considera que la mayoría
de las conductas de las personas en sus respectivas comunidades, tienen un
origen cultural (Rodríguez, 2007). Asimismo, según Rokeach (1979), Schwartz
(1992) y Puig (1995) la cultura transmite valores; los valores son considerados
como principios o guías, para que las personas elijan qué hacer y justifiquen sus
acciones, evalúen a otras personas y situaciones que aparenten ser más o menos
benéficos a su integridad (en Martinez, Ruíz, & Mendoza, 2013). Oyserman,
Kemmelmeir y Coon (2002, en Izquierdo & Alonso, 2010), conciben a la cultura
como un conjunto de valores contenidos en determinadas áreas, siendo algunas
de ellas aparentemente universales; pero cuando una persona se sitúa en alguna
de esas áreas, actúa conforme a un patrón cultural; son resultado de cambios y
transformaciones en el curso de la historia, se crean con un significado especial y
se modifican o desaparecen de acuerdo a la época.

Desde la filosofía humanista, un valor es lo que hace que un hombre y una mujer
‘sean lo que son’, porque ‘al dejar de ser’, no serían humanos o perderían parte de
su humanidad, por ello buscan una excelencia o una perfección. Desde una
noción socioeducativa, los valores son considerados pautas que orientan la
conducta humana hacia la transformación social y al desarrollo personal, son
guías que determinan orientación a la conducta, la vida de cada individuo y de
cada grupo social (Sandoval, 2007). En México, se realizó un estudio con una
muestra de 500 personas sobre los siguientes valores: honradez, sinceridad,
precaución, amabilidad, ahorro, trabajo, solidaridad, cariño, inteligencia,
romanticismo, valentía, ser fiestero, entrón y apasionado. Las 14 variables se
concentraban en dos preguntas de opción múltiple: ‘¿Cómo son los mexicanos?’
y ‘¿Cómo soy yo?’. Como opción de respuesta únicamente se rechazaban o se
afirmaban las 14 variables que reflejaban los valores. Los resultados indicaron
que no se encontraron valores compartidos por el conjunto de una población
general, lo cual muestra que los valores evaluados son específicos de cada
subgrupo y no son universales en México (Figueroa, Figueroa, Figueroa, &
Hernández, 2012).

Los estudios de administración general, conciben a las personas como factor


determinante de la eficacia de todos los demás factores de una organización; son
las personas quienes los operan; por lo tanto, la actitud y colaboración del
personal condiciona los resultados que se obtendrán en todas las áreas de una
organización, tales como la producción de servicios o bienes, las finanzas,
ventas, compras, y la propia administración de la organización (Reyes, 1977).
Paralelo a lo anterior, el desempleo es un problema social que aqueja a una
proporción alta de personas en México; se asocia con otros problemas sociales
como el deterioro del capital humano, la pobreza, detrimento de la salud física y
mental, aumento de las actividades informales, además de violencia y
“Delincuencia” (Aparicio, 2006); por ende la corrupción está relacionada al
desempleo. Actualmente, a la corrupción se asocian consecuencias tales como
daños de tipo material o económico, que son las principales características
auditables en la gestión pública; sin embargo, también genera cambios
psicosociales como angustia, deterioro de la autoestima, sentimientos de
desconfianza e inseguridad, actitudes de cinismo cuando se violan los derechos
de las personas, desánimo e ira, además de disminuir las probabilidades de
desarrollo humano y organizacional (Rodríguez, 2007).

Hans Kelsen (1995) afirmó que la conducta humana se regula gracias al “Estado
de Derecho”, adquirido a partir de un conjunto de normas para la vida en
sociedad. La sociedad que se establece permanentemente en un territorio y se
organiza jurídicamente se denomina “Estado”; y para que éste alcance el
bienestar social, se establece un “Gobierno”, como instrumento jurídico para
ejercer el poder. Según el autor, la mayoría de los expertos en la materia,
consideran que este concepto cubre los elementos necesarios para alcanzar el
bienestar social (en Jiménez, 2005). El Estado de Derecho en México, lo establece
la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos [CPEUM] (Congreso de
la Unión, 1917), y en su artículo 113 responsabiliza al Gobierno de crear las leyes
de responsabilidades administrativas de los servidores públicos, con la finalidad
de salvaguardar la legalidad, honradez, lealtad, imparcialidad, y eficiencia del
servicio que ofrezcan, así como para establecer las sanciones por sus actividades
u omisiones. En este documento no se define a la corrupción, solo se habla de la
competencia del gobierno en México para combatirla al salvaguardar el estado de
derecho.

De manera más específica, la Ley Federal de Responsabilidades Administrativas


de los Servidores Públicos [LFRASP] (Congreso de la Unión, 2002), establece las
obligaciones genéricas aplicables a toda persona que trabaje en la
Administración Pública en el ámbito “federal” [APF], de las cuales su esencia
fundamental se encuentra en el artículo 8. Pero nuevamente en este documento
no se habla de corrupción, sin embargo, hipotéticamente se supondría que
cuando una persona del servicio público en la APF no acate el artículo 8 de esta
Ley, estaría corrompiendo su deber legal y administrativo (pero además su
sentido humano). La CPEUM (1917, Congreso de la Unión) y la LFRASP,
pretenden garantizar el Estado de Derecho al salvaguardar los derechos humanos
de la población mexicana; organizar el acceso a los mismos; establecer las
obligaciones de la ciudadanía, además de establecer los mecanismos de control
del comportamiento de población, para que a toda persona que viva en México le
sean respetados sus derechos. Sin embargo, estos documentos, no han podido
controlar las acciones de la población para evitar la violación de los derechos que
pretenden salvaguardar, dado que su marco de trabajo es jurídico-administrativo,
y no se dirige a las condiciones culturales de la corrupción. Sin embargo de ellas
derivan directrices genéricas de las cuales pueden surgir una infinidad de
mecanismos pragmáticos para controlar la conducta; pero lo más difícil es
ejecutarlos y hacer cumplir sus pretensiones. La Constitución y sus Leyes, son
las que se encargan de permitir o inhibir ‘lo que se debe y lo que no se debe
hacer’; pero no establecen ‘cómo hacer lo que se debe hacer y lo que no se debe
hacer’. La psicología estudia ‘cómo se hacen y cómo se inhiben las conductas’
pero no establece cuáles son los comportamientos que ‘se deben hacer o los que
no se deben hacer’. Pero, la corrupción requiere para su estudio y prevención de
un enfoque multidisciplinario, que a juicio del autor de este trabajo, debería incluir
en mayor medida los aportes tecnológicos de la psicología y otras disciplinas
(como las ciencias de la comunicación y medios, la informática, la economía, la
administración, el derecho, la filosofía, etc.), ya que se complementarían unas a
otras.

Para que una persona se corrompa, primero necesita encontrar a otra y después
deben negociar una alianza. Pero en la cultura de la corrupción, ¿cómo y dónde
se localiza a la persona adecuada, tanto para corromper como para evitarlo?
Además, la persona ‘asociada’, debe tener algunas características (Boehm & Graf
Lambsdorff, 2009): 1) Debe estar en capacidad de proporcionar un beneficio.
Aunque existen casos en los cuales las personas actúan como si tuvieran los
medios para proporcionar un beneficio, y en realidad no los tengan. 2) La persona
asociada, necesita tener la voluntad de beneficiar a la persona que solicita el
beneficio; para lo cual esta última suele ser muy sutil para expresar su solicitud,
ya que ser muy directo le expondría peligrosamente a ser denunciado (a). 3) La
persona corruptora debe tener experiencia, habilidad y suficiente tacto o
sensibilidad para realizar sus acciones sin ser descubierta.

Referencias

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