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empresarial es “despertar admiración por servir arte sano con amor y alegría a precios
razonables”. Su primer restaurante abrió sus puertas el 13 de abril de 1980 en la ciudad de
Bogotá en un pequeño local ubicado en la Calle 85 con Carrera11. En ese momento era una
pequeña crepería de estilo rústico francés (el cual aún conserva), con una barra de madera y
ambiente joven e informal.
Esta empresa fue fundada por Beatriz Fernández y Eduardo Macía, quienes en la actualidad
son esposos. Se conocieron en el Colegio de Estudios Superiores de Administración (CESA),
donde siendo estudiantes de sexto semestre, empiezan a elaborar la tesis de grado en la que
presentan el proyecto del restaurante.
Para el año 1986, el padre de Beatriz le dijo: “Hija ya no pueden parar, tienen un
compromiso muy grande, con el de arriba, segundo con la gente: ¡Hay que ayudar a la
gente!”, después de eso era inevitable iniciar un camino hacia la construcción de una marca
fundamentada en la ley del amor.
Es por esto que en los programas y políticas especiales para los trabajadores o
colaboradores, como los dueños de la empresa prefieren llamarlos, es donde la Gobernanza
de la organización juega un papel importante
El buen gobierno depende de la capacidad de los directivos de tener en cuenta a sus stakeholders en la
toma de decisiones. Aquí es donde se Refleja claramente si los directivos tienen lineamientos basados en
sus Grupos de interés, y así mismo si cumplen sus metas de gestión de la Responsabilidad social
(Benavides E, Bobadilla V & Lugo J, 2012, p. 34).
Al comunicarse cada mañana con todos los empleados a través de Avantel, Beatriz
Fernández les envía un mensaje de aliento y compromiso lo cual motiva a sus colaboradores
y reafirma la relación laboral, además ellos utilizan una manera poco convencional de
evaluar las estrategias, objetivos y metas de RSE: almorzando en la cocina junto a sus
colaboradores y dialogando libremente. De esta manera ellos pueden dar a conocer sus
problemas, dificultades y agradecimientos con las políticas, estos son espacios que les brinda
la posibilidad de comunicarse directamente con los dueños de la empresa y genera una
retroalimentación de abajo hacia arriba en la estructura organizacional.
También cuentan con un sistema de incentivos especiales, ya que a diferencia de otras
empresas estos no están ligados al número de ventas del establecimiento, en lugar de esto,
las sucursales compiten por la calidad del servicio que prestan en cada local y además en el
buen trato con los empleados, abonando puntos al conteo final que se hace para otorgar los
incentivos.
En las prácticas laborales, las personas después de un año de antigüedad reciben acceso a
medicina prepagada y préstamos sin interés por parte de la empresa para la compra de
vivienda. Los empleados cuentan con representantes ante los comités de convivencia, los
cuales son escogidos por ellos.
Para la selección de los proveedores, Crepes & Waffles tiende a visitar las instalaciones para
verificar que en estas empresas el trato a los trabajadores sea parecido o mejor al que su
organización. Frente a la protección del medio ambiente, usan iniciativas sencillas pero de
alto impacto como invitar a las personas a tomar sus helados en cono de galleta.
“Crepes & Waffles es un ejemplo vivo de que sí se puede humanizar y Espiritualizar la forma de
hacer empresa” (Fernández, 2012)
Mantener a los empleados contentos es una estrategia que le ha funcionado a Fernández y
Macía. Aunque prefieren reservarse las cifras de ventas y crecimiento económico, los
reconocimientos recibidos en 30 años de trayectoria empresarial hablan por sí solos: en
2002, la cámara Colombo-Americana entrego la Orden al Mérito y Progreso; y en 2007,
fueron la empresa del sector gastronómico que más rentabilidad registro al alcanzar
utilidades netas por más de $5.400 millones según datos de la Superintendencia de
Sociedades. (ecobusiness, 2010)