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Escenarios Actuales, año 17, mayo, Nº 1, 2012 p 46-54

Centro de Estudios e Investigaciones Militares


Santiago de Chile
ISSN 0717-6805

Visiones

“Capacidades estratégicas”: Un concepto clave


GDD Javier Urbina Paredes1

Recientemente, ha sido aprobado en la Cámara de Diputados, en primer trámite


constitucional, el proyecto de ley que establece un nuevo mecanismo de financiamiento
de las capacidades estratégicas de la Defensa Nacional. El trámite legislativo de esta
iniciativa ha provocado un interesante y necesario debate nacional sobre los
mecanismos de financiamiento de las Fuerzas Armadas, considerando aspectos como
los presupuestos plurianuales, fondo de contingencia, piso al monto de la asignación de
recursos, entre otros aspectos.
No obstante lo anteriormente señalado, muy poco se ha dicho o debatido sobre los
efectos de lo que substantivamente significa el nuevo proyecto, que consiste en que el
objeto que se pretende financiar a partir de la vigencia de la nueva ley son las
“capacidades estratégicas”.
El concepto de “capacidades estratégicas” o “capacidades operacionales” no es nuevo,
pero ha cobrado especial valor en el marco de los últimos procesos de modernización y
transformación de las Fuerzas Armadas, especialmente em el Ejército.
En consecuencia con lo anterior, el término “capacidad estratégica” se refiere, en el
plano general, a los recursos y las aptitudes que tiene una institución para desempeñar
una determinada tarea y/o cometido. En este sentido, las capacidades son el producto de
la fuerza militar. Expresado de otro modo, las Fuerzas Armadas desarrollan capacidades
disponibles para ser ocupadas en un campo de batalla, conforme a una planificación
operacional determinada.
Por consiguiente, las capacidades están relacionadas, en un sentido integral, con la
tecnología o el equipamento de la fuerza, con su organización y su doctrina de empleo.
La tecnología o el equipamiento, alude entonces, a los sistemas de armas, de modo que
estos produzcan el efecto deseado en el campo de batalla.
Por esta razón, el concepto de capacidades estratégicas o capacidades operacionales, o
capacidades conjuntas, –que es como se les denomina con frecuencia– resulta en la
actualidad un concepto clave. Ella es determinante en los procesos de adquisición de
material de guerra, ya que lo que se está financiando no es solo el armamento específico
que se adquiere con su tecnología, sino que la posibilidad de mantener o adquirir una
determinada capacidad estratégica, necesaria para la Defensa Nacional. Por
consiguiente, las capacidades estratégicas contribuyen a determinar la medida exacta de
lo que se debe financiar.
El Libro de la Defensa Nacional de Chile en su versión 2010, ya considera este
concepto cuando se refiere a la política militar del país, estableciendo que ella redunda
en el nivel de alistamiento y equipamiento de las Fuerzas Armadas, buscando la
homogeneidad del equipamiento y el desarrollo de reservas humanas y materiales. Por
1 Oficial de Estado Mayor del Ejército de Chile. Magíster en Ciencia Política de la Pontificia Universidad Católica de
Chile. Actualmente se desempeña como vicepresidente del Consejo Académico Consultivo de Estudios e Investigaciones Militares
del Ejército. jurbinap@gmail.com.
lo tanto, se hace cargo de las capacidades de las FAs, en consecuencia, de los criterios
de asignación presupuestaria y de los nichos de desarrollo para la industria de la
defensa.
A este nivel, el eje del problema a resolver es el de la elección de los sistemas de fuerzas
de combate necesarias para llenar el vacío entre las capacidades existentes y las
capacidades que se necesitan a fin de materializar la estratégia de seguridad del país.2
Respecto a las capacidades conjuntas, el Libro de la Defensa Nacional establece que el
espacio de batalla supone la existencia de capacidades conjuntas en las instituciones
armadas, sin que esto obste a la disponibilidad de capacidades propias de cada
institución para responder a exigencias específicas. El desarrollo de capacidades
conjuntas debe ser funcional a la conducción estratégica, considerando que la modalidad
de empleo conjunto de la fuerza es permanente y global. En general, para el desarrollo
de capacidades, las instituciones militares tienen em cuenta la naturaleza de su función,
las características de sus medios y el escenario físico donde deban emplearse.3
En la actualidad, se entiende que las FAs pueden ser empleadas en diversos planos o
ámbitos, como por ejemplo em operaciones internacionales; en la disuasión o guerra
convencional; en situaciones de catástrofes; y, últimamente, surgen posibilidades de
empleo en funciones propias de la seguridad internacional y nacional. Para ser
empleadas en cada uno de estos planos, las FAs deben disponer de capacidades
concretas, en algunos casos estas capacidades podrán servir a todos los planos o
ámbitos, en otros serán específicas para uno de ellos.
Lo significativo de abordar y analizar el concepto de “capacidades estratégicas”, es que
con ello se puede estabelecer un criterio de evaluación concreto a la hora de financiar
una determinada inversión en defensa. Derivado de lo anterior, se puede orientar con
mayor eficacia la participación de los poderes Legislativo y Ejecutivo en las discusiones
parlamentarias, lo que se traduce finalmente en un perfeccionamiento democrático del
Estado y en mecanismos de rendición de cuentas. Por lo tanto, mediante estos procesos,
es posible distinguir la responsabilidad política de la militar. Junto con ello, el desarrollo
de capacidades estratégicas, hace mucho más inteligible las previsiones estratégicas de
la fuerza militar.
Para ilustrar lo hasta aquí señalado, se presenta el siguiente ejemplo: si el Estado de
Chile decide, por imperativos económicos, no financiar a las FAs o reducir los recursos
financieros destinados a ellas, lo que se estaría resolviendo es eliminar algunas
capacidades ya logradas, o de lo contrario optar por no adquirir otras nuevas, lo que
necessariamente otorga un carácter político-estratégico a esta decisión. El concepto
entonces, hace mucho más visible los efectos del financiamiento de las FAs.
Esto originará necesariamente un nuevo rol del Congreso, distinto del Ejecutivo. Los
gobiernos y sus políticas, como es natural, podrán orientarse a lo que les corresponde en
sus períodos de cuatro años, quedando por consiguiente, la visión de Estado y
compromiso de largo plazo, radicados también en esta instancia parlamentaria,
asegurándose así de forma adecuada, el financiamiento de las capacidades estratégicas.
Pensar en términos de capacidades estratégicas puede considerarse prácticamente un
cambio de paradigma. Esto, debido a que conllevará una serie de cambios en la
planificación de la seguridad al más alto nivel, tanto en la política de defensa y militar,
como en la planificación de desarrollo de las instituciones de las FAs. Tendrá también
efectos como hemos mencionado, en la transparencia y rendición de cuentas de los

2 Ministerio de Defensa Nacional. Libro de la Defensa Nacional de Chile 2010. Ministerio de Defensa Nacional. 2010, p.
169.

3 Ibídem, p. 177.
procesos de adquisiciones que se efectúen en el sector defensa; facilitará una mejor
integración de los roles que en estos procesos corresponden a las instituciones de las Fas
y al propio Ministerio de defensa; y sobre todo originará un mayor compromiso de todo
orden, en la conducción superior de la defensa, tanto del Ejecutivo, como del
Legislativo.
Además de lo anteriormente enunciado, este cambio de paradigma resulta aún más
significativo toda vez que la Estrategia Nacional de Seguridad y Defensa, actualmente
en elaboración, supone dimensionar el escenario que enfrentará el país a un plazo de 12
años, en función del cual deberá determinar cuáles serán las capacidades estratégicas de
la Defensa Nacional. Por consiguiente, la Estrategia Nacional de Seguridad y Defensa,
el nuevo mecanismo de financiamiento y la incorporación del concepto de capacidades
estratégicas, suponen asumir um enfoque moderno y actualizado para implementar la
estructura de la Defensa Nacional, en el marco de una política de Estado claramente
establecida acorde a los objetivos nacionales.

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