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El derecho a la educación y la educación en la responsabilidad.

Las sociedades contemporáneas que pretenden ser democráticas, abiertas y


plurales se caracterizan por su interés permanente de cimentar en sus
ciudadanos y ciudadanas valores que tiendan cada día a fortalecer y a
consolidar el funcionamiento democrático de sus instituciones. Su propósito
claro y definido, consiste en elevar los niveles de satisfacción personal y
colectivo de su ciudadanía, contribuyendo así a la dignificación progresiva de
los mismos, incrementando a la vez, sus niveles de felicidad y, por tanto, de
vida buena.

Desde esta perspectiva, las constituciones estatales de esas sociedades están


inspiradas, inequívocamente, en la carta universal de los derechos humanos,
como una forma de garantizar a sus ciudadanos, unos derechos individuales
que les permitan tener acceso a una vida digna en un estado de bienestar
satisfactorio. En este sentido, la carta de los derechos humanos enfatiza el
derecho y protección de la vida personal, las garantías de las libertades
individuales, la igualdad de los ciudadanos y ciudadanas en dignidad, y ante la
ley y la justicia, el acceso de los individuos a derechos sociales y económicos,
su participación en los procesos políticos, la protección del Estado a los
ciudadanos cuya condición natural o adquirida les impida competir en igualdad
de condiciones con los demás. Todos estos derechos que los diferentes
estados de las sociedades abiertas y plurales deben garantizar a sus
ciudadanos, se inscriben dentro de un orden social internacional a fin de
mantener la eficacia y el goce de los mismos.

Toda persona tiene dignidad y no precio, es capaz de autonomía o gobierno


por sí misma y es inmoral tratarla como una cosa que tiene precio o usarla para
un fin distinto a ella misma. La autonomía se consigue cuando se tiene
pensamientos propios aquellos de os que se puede dar cuenta y no
pensamientos impuestos, cuando se toman decisiones que le afectan a uno
según los proyectos de su vida personal.

La responsabilidad consiste en una primera aproximación en la asunción de la


propia autonomía, en la aceptación de que soy capaz de alcanzar
pensamientos que puedo justificar, y de tomar decisiones de las que puedo dar
cuenta a los demás y a mí mismo. Tal percepción se ha ido extendiendo en
estos tiempos de globalización económica, política y cultural; parece como si
las leyes del mercado, de la política o de la cultura marcaran al futuro un
inevitable sentido o dirección. Tales fuerzas, económicas, políticas y culturales
sin lugar a dudas influyen en nuestras vidas, y en las de nuestras
comunidades, responden a intereses de individuos o grupos.

No hay un futuro con sentido predeterminado; nosotros somos, mediante


nuestras acciones, quienes quiénes tenemos la posibilidad de confiarle a tal
futuro un sentido y significado concreto. Los hechos de la economía, la política
o la cultura no tienen sentido al margen de las personas que los producen,
somos los humanos quienes introducimos sentido a estos hechos. De modo
semejante, las instituciones sociales como el Estado, no son racionales
necesariamente, pero podemos decidirnos a luchar por hacerlas racionales. A
responsabilidad consiste en echarnos la vida en la espalda y decidir qué
camino tomamos y a donde nos dirigimos, no sabremos si tenemos éxito en el
camino emprendido, ya que cualquier decisión puede ser errónea, pero al
menos nuestro comportamiento estará a la altura de la dignidad humana.

Defendemos que de nuestras acciones se derivan efectos o consecuencias


positivas o negativas para nosotros y para los demás, Los beneficios o
perjuicios a los otros confieren una dimensión ética a la responsabilidad, La
dignidad de cualquier persona clama por el reconocimiento de sus derechos y
por la satisfacción de sus necesidades.

A ética de la responsabilidad no obliga a la acción, que es a única facultad que


tenemos para producir los cambios sociales necesarios, formando colectivos o
participando en instituciones para que nuestras decisiones tengan posibilidades
de éxito. No podemos confundir los valores y actitudes en la educación de la
ciudadanía con los valores morales, mucha gente no tiene claro que os valores
centrales que articulan nuestra Constitución y la Declaración de los Derechos
Humanos son valores morales entre los que está la responsabilidad.

Hay que educar a nuestros estudiantes para que ejerzan una ciudadanía
responsable, La infancia y a juventud son periodos transitorios, aunque
hermosos y valiosos, hacia a edad adulta se ha exaltado lo infantil, cayendo en
el infantilismo. La persona aquejada de infantilismo se niega a ver las cosas
como son y a distinguir lo que se sabe de lo que se cree, confunde sus deseos
con la realidad, es incapaz de abstraerse del presente y de asumir las
consecuencias de sus propios actos. La mayoría de edad en sentido jurídico es
la edad legal a partir de la cual una persona es plenamente responsable de sus
actos, en sentido moral, es la decisión persona de ejercer la responsabilidad
de pensar y decidir por uno mismo.

El adulto es capaz de pensar por sí mismo, lo que equivale a afirmar que


ignoramos lo que pensará, es capaz de ser responsable, ignoramos cuál será
su elección y si será la buena. La educación es el proceso por el que se
encamina a la edad adulta; la tentación de los educadores es fabricar adultos
de los que se sepa con seguridad que pensarán y querrán.

La responsabilidad está ligada a los temas de educación para la ciudadanía


como participación y democracia. Actualmente se considera que una persona
es responsable cuando tiene el compromiso con el servicio voluntario, la
disposición de defender un medio ambiente sano y los derechos humanos, el
coraje para plantear los propios puntos de vista en la defensa de o que se
considera justo y manifiesta interés por el bien de la comunidad. La persona
responsable medita y calcula los efectos que sus acciones tienen sobre los
otros, sobre ella misma y sobre su naturaleza, asume que el futuro de la
comunidad y el personal depende de lo que hace y acepta las consecuencias
imprevistas y desafortunadas de sus errores.

La responsabilidad puede ser enseñada y aprendida, mientras que los valores


de la responsabilidad y la dignidad humana tendrían que ocupar a primacía en
las tareas formativas del profesorado.

Al momento de hacer conciencia de que la responsabilidad no es solo algo que


se enseña, sino un valor que debe ser prendido y sobre todo practicado, pues
muchas veces la falta de responsabilizas es lo que afecta el rumbo de la vida, y
no solo de la propia, sino también de las personas que están a nuestro
alrededor pues muchas veces no pensamos en las consecuencias que pueden
traer nuestras decisiones erróneas, y si lo sabemos, preferimos ser negligentes
con tal de satisfacer nuestros deseos más que nuestras necesidades u
obligaciones.

Coincido con que la adultez es la etapa en donde somos conscientes y


responsables de las decisiones propias, pero considero que es la niñez y a
adolescencia las etapas en las que la educación tiene que ser más completa en
cuestión de valores principalmente, pues a una persona adulta es difícil hacerla
cambiar de forma de pensar en caso de que esta forma sea errónea, pero as
mentes frescas son más fáciles de moldear de acuerdo al futuro que queramos
tener, y ese debe ser el principal interés de los profesores, pues ellos son
mentores en el actuar y pensar de las personas que están en formación, sin
embargo hay profesores que solo se preocupan por tener más clases, crear
antigüedad a fin de recibir mayores beneficios, hay personas que son
excelentes profesionales, pero personas decepcionantes, engreídos por el nivel
de conocimiento, que creen que por tener títulos pueden tratar a los alumnos
como ignorantes o incapaces, que en vez de animar, solo contribuyen a que
nos estanquemos en pensamientos negativos, que apoyan a aquellos alumnos
que les alimentan el ego con comentarios o acciones que incluso pueden
derivar de la hipocresía. Ciertamente también es obligación del alumno
esmerarse y esforzarse por cumplir el objetivo de su educación, pero de ello
depende no solo la voluntad y el interés, sino también el apoyo y el
reconocimiento, el reconocimiento mas no la idolatría, ayuda de los familiares
también, pues muchas veces los mismos padres de empeñan en que sus hijos
tengan una educación que les permita permanecer a sistema, objetivo que
ahora ya no tiene mucho sentido pues los valores se pierden, la honestidad, la
ética, y si no hablo de forma general, lo hago en base a o que hoy se vive en
México.

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