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Departamento de Psicología
Adolescentes:
Asignatura:
Estudiante:
Docente Académico:
Maribel Vega
Lusmenia Garrido
No obstante, cabe preguntarse ¿Existe algún elemento del entorno que dificulte el
desarrollo de un potencial positivo en los adolescentes? ¿Por qué existen adolescentes que
perpetúan conductas ilícitas y se involucran en situaciones de riesgo constantemente?. Bajo
estas premisas, es relevante señalar que las carreras delictivas se conciben como una
conexión con las diversas etapas vitales por las que pasa el individuo, especialmente durante
los periodos de su infancia, adolescencia y juventud (Redondo y Pueyo, 2007, pág. 148), es
decir, los adolescentes y en general el ser humano es influenciado por diversos elementos a
nivel biológico, psicológico y social que van a determinar la forma en que proyectará su vida,
pudiéndose analizar a la base la importancia de las percepciones vinculares que los
adolescentes mantienen de dichos estímulos.
Desde esta perspectiva, el desarrollo cerebral del adolescente se ve influenciado por las
experiencias vivenciadas desde su niñez, siendo el cerebro el cual permite la elección de
respuestas adecuadas frente a las dificultades, influyendo considerablemente en el desarrollo
de conductas mas adaptivas, evidenciándose aquí una base importante en el apego que se
genera, dependiendo de cada caso y de las nuevas experiencias, un adolescente con
dificultades en su apego puede lograr tener una vida constructiva o continuar con problemas
conductuales, es decir, si en la adolescencia encuentran apoyo o recursos resilientes, como
personas que les brinden vínculos de calidad, puede mejorar su forma de relacionarse”
(Barudy, J. & Dantagnan, M., 2005).
Entonces, ¿es posible que un adolescente logre generar un funcionamiento mas adaptativo,
disminuyendo y erradicando las conductas delictivas? Si el profesional se posiciona desde
una mirada de la salud mental por sobre la enfermedad, es posible generar cambios,
considerando entonces, que la salud mental
Autores como Sánchez (2012), destacan la importancia en este punto, señalando que las
relaciones de los adolescentes con conductas infractoras cobran relevancia y legitimidad en
la flexibilidad o coerción que se ejerza, es decir, si existe un estilo de apego adecuado en el
que los adolescentes logren reconocer un espacio de contención y principalmente
comprensión, se puede establecer empatía desde donde se lograra resaltar emociones
positivas que permiten un lazo seguro y permanente.
Cabe señalar entonces, que “los modos de ser-hacer-sentir que éstos jóvenes tienen
en relación al mundo, a sí mismos y a los otros, están sostenidos por una tejido
relacional que gira en torno a la devaluación, la desigualdad y la dependencia,
aspectos relacionados con inseguridades vinculares que dejan a éstos adolescentes
con precarios recursos para enfrentar las demandas de su nuevo momento evolutivo”
(Zapata, 2015 p. 215)
La relevancia de comprender esta temática, tiene relación con que en el quehacer
profesional se pueden propiciar espacios de aprendizaje de nuevos estilos relacionales que
sean saludables y funcionales aportando en la integración y la posibilidad de generar
relaciones sanas durante su vida que aporten a un mejor bienestar y saluda mental en los
adolescentes.
Referencias
Barudy, J. & Dantagnan, M. (2005). Los Buenos tratos a la Infancia. parentalidad, apego y
resiliencia. Barcelona: Gedisa.
Di Rico, E., Paternain, N., Portillo, N., & Galarza, A. (2016). Análisis de la relación entre
factores interpersonales y riesgo suicida en adolescentes de la ciudad de Necochea.
Perspectivas en Psicología, 13(2), 95-106.
Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (2016). Informe sobre Desarrollo
Humano. Recuperado de
http://hdr.undp.org/sites/default/files/HDR2016_SP_Overview_Web.pdf