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COMUNICADO DE PRENSA

Después de 16 años, histórica condena por tortura sexual contra militares en México
San José – Ciudad de México, 18 de junio del 2018.- El 1° de junio del 2018, la jueza Iliana Fabricia Contreras
Perales del Juzgado Séptimo de Distrito en el Estado de Guerrero emitió una sentencia condenatoria contra los militares
Nemesio Sierra García y Armando Pérez Abarca, por los delitos de violación y de tortura, derivados de los hechos
ocurridos en 2002 contra Valentina Rosendo Cantú. Esta sentencia emerge tras 16 años de lucha de Valentina para que
su voz fuera escuchada y valorada en un tribunal civil.

En dicha resolución, el Juzgado impuso a los imputados una pena de 19 años, cinco meses y un día de prisión,
condenándolos además al pago de la reparación del daño a favor de Valentina Rosendo Cantú. En la sentencia se tiene
por probado que los militares cometieron tortura sexual contra Valentina, quien en ese entonces era menor de edad.
Para ello, el Juzgado reconoce el testimonio de la víctima como elemento probatorio fundamental, y señala que los
delitos de esta naturaleza ocurren sin que haya posibilidad de acceder a testigos.

La resolución también se refiere a la tortura sexual como un acto de discriminación agravada e interseccional. Al
respecto, en la sentencia se toma en cuenta “la desigualdad estructural en la que se encontraba al ser indígena, lo que la
hizo susceptible de abuso y violación a sus derechos, que sumada a la circunstancia de ser mujer menor edad, también
evidenció una asimetría de poder, pues sus agresores fueron militares con los cargos de cabo y soldado de infantería,
respectivamente, ante una particular mujer indígena y menor de edad, mostrando una clara ventaja en la preparación y la
instrumentación al portar armas de fuego”.

“Los militares, al ostentarse como un grupo armado, actúan como si no hubiera leyes que los obliguen a respetar los
derechos de las personas. Por el hecho de que Valentina, una menor de edad, se viera obligada a lavar su ropa en un
arroyo, para los militares fue una oportunidad para mancillarla y causarle un grave daño que ha trastocado su proyecto
de vida como mujer, como esposa y como madre. Se infligió un daño a su dignidad, a la honra familiar y a la misma
comunidad porque los elementos castrenses usaron su fuerza para causar terror y romper el tejido comunitario”, afirmó
Abel Barrera, director del Centro de Derechos Humanos de la Montaña “Tlachinollan”.

La investigación por los hechos se inició ante la justicia militar en México, en donde la denuncia interpuesta no prosperó.
Por ello, luego de un largo proceso ante el sistema interamericano, el 31 de agosto del 2010, la Corte Interamericana de
Derechos Humanos (Corte IDH) emitió una sentencia contra del Estado mexicano.

Este órgano ordenó a México 16 medidas de reparación, dentro de las cuales se señaló investigar los hechos en el fuero
civil y proceder a identificar, juzgar y sancionar a las personas responsables, para así garantizar el acceso a la justicia de
Valentina Rosendo Cantú.

Gracias a esta y otras sentencias dictadas por la Corte IDH, en el 2014 México modificó parcialmente el Código de
Justicia Militar, estableciéndose que las violaciones de derechos humanos cometidas por militares contra personas
civiles se investigarían en tribunales civiles. Pese al avance, la reforma sigue siendo insuficiente.

“Esta es la primera vez que México cumple con su obligación de investigar, juzgar y sancionar, a militares responsables
de violaciones de derechos humanos a raíz de una sentencia del tribunal interamericano. Por ello, esta sentencia es un
hito y una prueba de que la impunidad se puede romper a pesar de no existir voluntad, porque Valentina persistió, las
organizaciones continuaron acompañándola y hubo una jueza independiente”, destacó Marcia Aguiluz, directora del
Centro por la Justicia y el Derecho Internacional para Centroamérica y México (CEJIL).

“Se me llena de emoción el corazón porque soy una mujer indígena que habla Me’phaa y ganó mi palabra, ganó la
verdad, porque desde el principio el gobierno no me creyó y ahora triunfó mi búsqueda de justicia; siento que hay una
esperanza. Por todo este camino que he pasado quiero agradecer a mis abogados y a todas las demás organizaciones
que me han acompañado porque si ellos no me hubieran creído ni apoyado, no hubiera llegado hasta aquí”, expresó
Valentina Rosendo Cantú acerca de la sentencia.

CEJIL, Tlachinollan y el Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez, acompañaron a Valentina durante el
proceso ante los órganos interamericanos. Para las organizaciones, este caso emblemático demuestra las graves
consecuencias que genera la participación de las Fuerzas Armadas en labores de seguridad ciudadana y debe ser una
llamada más de atención para que el Estado cambie su política de seguridad pública.
Contacto de prensa: Tlachinollan Centro de Derechos Humanos de la Montaña Cel. (+52 1) 951 253 6082 Cel. (+52 1) 757 106
6095 | Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez Cel. (+52 1) 5585312218 | Centro por la Justicia y el Derecho
Internacional (CEJIL) Cel. (+506) 8606 9878

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