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la escolástica y la tercera sección de este segundo libro —«i las demás circunstancias no varían— productos del

de El capital las dilucida de manera definitiva. Su teoría «Jamo valor y, asimismo, plusvalor o ganancia de igual
de la renta le pertenece en exclusividad, y puede seguir magnitud. Pero si emplean cantidades desiguales de trabajo
dormitando hasta que vea la luz el manuscrito de Marx vivo no pueden producir plusvalor o — como dicen los
que la critica. Por último, sus propuestas tendientes a la rteardianos— ganancia de magnitud igual. Ahora bien, en
emancipación de la vieja propiedad prusiana de la tierra ia realidad sucede lo contrario. Capitales iguales, en efecto,
con respecto a la opresión del capital son, una vez más, Independientemente de que empleen mucho o poco trabajo
cabalmente utópicas, a saber, eluden la única cuestión Vivo producen, término medio, ganancias iguales en perío-
práctica atinente al caso: ¿cómo el júnquer rural de la dOS iguales. Se presenta aquí, por ende, una contradicción
vieja Prusia puede, un año sí y el otro también, percibir 00n la ley del valor, una contradicción ya advertida por
por ejemplo 20.000 marcos, gastar 30.000, digamos, y sin Ricardo y que su escuela también fue incapaz de resolver.
embargo no contraer deudas? Tampoco Rodbertus pudo menos de percibir esa contra­
La escuela ricardiana zozobró, alrededor de 1830, en dicción; en vez de resolverla, la convirtió en uno de los
el escollo del plusvalor. Lo que ella no pudo resolver siguió B ntos de partida de su utopía (Zur Erkenntniss.. ., p. 131).
siendo insoluble, y ahora más que nunca, para su sucesora, arx ya había resuelto esa contradicción en el manuscrito
la economía vulgar. Los dos puntos que echaron a pique Contribución a la crítica . . .; la solución, conforme al plan
la escuela de Ricardo fueron los siguientes: d t E l capital, aparece en el libro ni. Pasarán algunos me-
Primero. El trabajo es la medida del valor. Ahora bien, Mf antes de la publicación del mismo. Los economistas,
en el intercambio con el capital el trabajo vivo tiene un pues, que pretenden descubrir en Rodbertus la fuente se­
valor menor que el trabajo objetivado por el que se inter­ creta de Marx y un precursor que lo supera, tienen aquí
cambia. El salario, el valor de determinada cantidad de It oportunidad de mostrar cuál puede ser la contribución
trabajo vivo, siempre es menor que el valor del producto ' de la economía de Rodbertus. Si demuestran cómo, no sólo
generado por esa misma cantidad de trabajo vivo, o que lin infringir la ley del valor, sino, por el contrario, sobre
el producto en que dicha cantidad se representa. Así plan­ la base de la misma, puede y debe formarse una tasa
teado, el problema es insoluble, efectivamente. Marx lo media igual de la ganancia, entonces podremos continuar
planteó correctamente y, de tal suerte, dio con la solución. la discusión con ellos. Mientras tanto, que tengan la ama­
No es el trabajo lo que tiene un valor. Como actividad bilidad de apresurarse. Las brillantes investigaciones de
creadora de valor el trabajo está tan lejos de tener un eite libro II y sus resultados, completamente nuevos, en
valor particular como la gravitación lo está de tener un dominios casi inexplorados hasta el presente, anticipan
peso particular, el calor una temperatura particular, la apenas el contenido del libro ni; éste desarrolla las con­
electricidad una intensidad particular de corriente. No es clusiones finales de la exposición, hecha por Marx, acerca
el trabajo lo que se compra y vende como mercancía, sino del proceso social de reproducción sobre una base capita­
la fuerza de trabajo. No bien ésta se convierte en mercan­ lista. Cuando aparezca ese libro m, se hablará muy poco
cía, su valor se regula según el trabajo que se haya corpo­ de un economista llamado Rodbertus.
rificado en ella — en cuanto producto social— ; en otras Los libros segundo y tercero de El capital debían ser
palabras, su valor es igual al trabajo socialmente necesario dedicados,3 como Marx solía decirme, a su mujer.
para la producción y reproducción de ella misma. La com­
pra y venta de la fuerza de trabajo sobre la base de este Londres, el día del cumpleaños de Marx, 5 de mayo de 1885.
valor suyo no contradice, ni mucho menos, la ley econó­ F r ie d r ic h E n g e l s
mica del valor.
Segundo. Conforme a la ley ricardiana del valor, dos
capitales que emplean la misma cantidad de trabajo vivo
* En la 1? edición: “Este segundo libro de El capital debía
y lo pagan de igual manera, producen en períodos iguales ler dedicado”. ..

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